Partida Rol por web

Green Arrow

El Gran Comedor

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11/01/2017, 02:00
Notario H. Laurie

Mañana del 31 de Diciembre de 1887

El notario Howard Laurie contemplaba los jardines nevados de Green Arrow desde uno de los grandes ventanales del Gran Comedor donde estaba dispuesta la mesa del desayuno. Aunque todos los terrenos estaban cubiertos por un manto de nieve no parecía que el tiempo fuera a impedir la llegada de los últimos convocados a la lectura del testamento. Había llegado bastante antes de la cita esperando que al ser el primero en llegar pudiera disponer de cierta autoridad sobre el lugar. Pero había fracasado en su intento. Uno de los muchos criados que atareados seguían las órdenes de organizar la llegada de veinte invitados le percató de su error: 

- El señor Charles Knight, su hija Eleanor y su yerno Molv llegaron al amanecer, señor. Y el señor Ebenezer Knight vino con ellos. 

Tenía sentido. Los Knight estaban marcando su territorio. Sabía que lo harían en el momento en que les envió junto a la invitación a la lectura del testamento, los árboles genealógico de John F. Knight y por tanto, la constatación de otra familia con derechos a aquella mansión con siglos de historia que se había convertido en toda una leyenda en el condado. Esta era la manera de hacer sentir a todos, él incluido, que ellos eran los anfitriones aunque llevaran décadas sin vivir en Green Arrow. 

Después, en el primer coche de la mañana había llegado su otra hija, Elizabeth y su marido Robert. Al parecen habían tenido que viajar desde Oxford, donde estaban atendiendo a alguna conferencia. Y recogieron allí a su primo Albert, el joven médico. En las cocheras se había producido el primer contacto con la otra familia. Y es que Malcolm Alistair y sus dos hijas, Rhona y Mary Jane, habían decidido acudir temprano a la cita. Parece ser que el primogénito de los Alistair había querido visitar Londres los días previos y acudir desde allí en vez de venir en el tren desde Glasgow como el resto de su estrafalaria familia. 

Vio entonces al mayordomo, Edward. Tom le había dicho que llevaba atendiendo la casa desde el principio así que suscitó su curiosidad. Lamentablemente sin un buen te en su estómago solo pudo hacer la más estúpida de todas las preguntas que había ido acumulando este tiempo: 

- ¿Por qué ese nombre? ¿Por qué Green Arrow y no un nombre más majestuoso para una mansión que ha sido construida sobre los cimientos de una antigua fortaleza medieval? 

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11/01/2017, 02:27
Mayordomo Edward

- Oh, Señor, nadie lo sabe realmente. Es un nombre peculiar, sin duda. Pero uno aprende a respetarlo cuando la asocia con estos inmensos jardines alrededor del lago, y estos impresionantes muros, ya lo creo, si me permite el orgullo. Por cierto, acaba de llegar otro coche de Londres. 

- ¿El resto de los Knight? 

- El Sargento Piers y su bella esposa Jeanne junto a su hijo Harold... y Conrad Alistair. Al parecer el muchacho estaba en Londres resolviendo algunos asuntos y prácticamente abordó el coche cuando se enteró que se dirigía hacia aquí. El Sargento Piers y su familia por seguro habrán tenido un viaje entretenido. 

- Bien... el choque es inevitable. ¿Y nos queda entonces Johan por parte de los Knight? Pero ha llegado ¿verdad? Me pareció vislumbrar a alguien en la escalera escribiendo de pie... 

- Sí, el señor Johan llegó a caballo, señor. Y Mrs Huxson ha ido en persona a recoger a todos los invitados de la estación. Mire ahí llegan el carruaje con el resto de los Alistair. 

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11/01/2017, 02:36
Ama de llaves Huxson

Mrs. Huxson no dijo nada durante la travesía y prefirió sentarse en el montante junto al cochero antes que cometer la torpeza de sentarse junto a los señores. No le importaba el frío pero sí perderse la cara que pondrían sus pasajeros cuando al doblar la colina contemplaran por vez primera Green Arrow así que con un suave gesto sobre el guante del cochero le instó a bajar el ritmo y curvó ligeramente la cabeza para ver si los Alistair sacaban la cabeza de las ventanillas al contemplar la mansión. 

Así fue: 

Dougal Alistair sacó su melena pelirroja y casi medio cuerpo para contemplar tal belleza solemne mientras su hermano Jesse exclamaba ruidosamente batiendo su sombrero al viento. 

Dentro, Murron, que estaba acostumbrado a conducir carruajes y a no ir en ellos estaba algo sobrepasado. Era como uno de los castillos escoceses.... pero como si hubieran pulido cada piedra para darla el esplendor de los tiempos modernos. 

Observó que ni la viuda Meghan ni su hijo Arthur se asomaron. La mujer parecía preocupada por el estado de salud tras el viaje desde Glasgow de aquel niño de edad indefinida. Pero sí pareció sonreír con dignidad cuando al llegar a la entrada, les abrió la puerta y todos pudieron entrar dentro. 

Comprobó que el cochero recibía su salario y antes de darse cuenta ya empezó a oír gritos en el interior de la casa. 

La reunión entre los Alistair y los Knight estaba a punto de empezar

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11/01/2017, 02:45
Director

Notas de juego

Pues os toca. Veréis como pronto comprendéis la dinámica. Dejaré una escena para que os podáis comunicar conmigo y hacerme preguntas pero ya no habrá off topic. 

Recordad que estamos en fase Knight y Alistair y hasta el jueves 12 estáis todos en el Gran Comedor. 

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11/01/2017, 08:40
Elizabeth Knight

A su llegada a Green Arrow, Elisabeth subió la enorme escalinata acompañada de su marido Robert y su primo Albert, siguiendo las indicaciones del viejo mayordomo Edward. Arriba podría encontrar a su padre Charles, su hermana Eleanor y a su cuñado Molv. Hacía tantos años que no pisaba aquella mansión…(suspiró). Sólo había ido varias veces acompañada de su abuela y de su padre, en las visitas familiares que de vez en cuando hacían para revisar que el legado de su abuelo, al que habían creído muerto mucho tiempo, seguía en buen estado…

Elisabeth empezó a recordar las carreras que había echado por aquellas enormes estancias y pasillos y las veces que había jugado al escondite aprovechando sus múltiples rincones… Siempre le había parecido un sitio misterioso y sorprendente. Recordaba cómo le gustaba ir a visitar ese lugar. Ocurría tan de vez en cuando, que se convertía en algo muy especial y mágico. De eso ya hacía mucho tiempo…

Subiendo la escalinata sumida en sus recuerdos fue cuando lo vio… Ahí estaba ese piano. Ahí fue la primera vez que muy de niña tocó una tecla y descubrió su majestuoso sonido. Tras ello pidió a sus padres desempolvar el piano que tenían arrinconado en el salón de su propia casa y que nadie se dignaba a tocar… Esa mansión había despertado una de sus mayores pasiones. Por eso y por los momentos que había pasado en las visitas a esa casa, y que ella recordaba muy felices, Green Arrow le despertaba un enorme cariño.

Al llegar al gran comedor vio por fin a su padre Charles, al que corrió a abrazar. Siempre había estado muy unida a él. Su hermana y ella eran las niñas de sus ojos, pero Elisabeth le tenía un especial cariño y admiración. Él fue quien impulsó las inquietudes de su hija por formarse como pianista y le procuró los mejores profesores. Él fue quien llegado el momento, y muy a su pesar convenció a su madre para permitirla viajar a San Petesburgo… Si por su madre hubiera sido, ella se hubiera formado para ser una “buena mujer de su hogar”…. Pero Elisabeth nunca quiso eso.

Después besó a su hermana Eleanor y le tendió la mano a su cuñado Molv, con quienes tenía buena relación, pero algo más puntual que con su padre, al que visitaba frecuentemente. Saludó también a Ebenezer con quien había tenido un trato más puntual, pero quien, probablemente, a falta de sus propios hijos y nietos, había tenido de vez en cuando con ella y con su hermana, algún detalle propio de “abuelo”. Siempre le había parecido un hombre peculiar… siempre con una apariencia seria.

Le dio mucha tranquilidad ver allí a la parte más cercana de su familia. Ellos habían tenido un viaje ajetreado tras la recogida de su primo Albert (a quien ella tenía simpatía, pese a ser un joven más bien retraído y serio, muy centrado en la medicina) y temió no llegar a tiempo. Las invitaciones enviadas por el Sr. Lauri en las que se avisaba de la existencia de una segunda rama de la familia, le había preocupado… Sabía que había mucho en juego y cómo suelen ser estas cosas cuando hay tanta riqueza de por medio… Preveía que iba a ser una jornada tensa….

Fue entonces cuando oyó voces procedentes de la entrada… Alguien más había llegado y no parecía muy tranquilo… Elisabeth se giró a mirar a su marido Robert y cogió su mano fuertemente, como intentando transmitirle “menos mal que estás aquí”. Entre ellos muchas veces no hacían falta las palabras. Desde que se conocieron, él no sólo había sido su enamorado, sino también su amigo, cómplice y su principal apoyo. Le daba una profunda tranquilidad su presencia. No parecía que el reparto de la herencia fuera a ser fácil, y probablemente tampoco muy amistoso.

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11/01/2017, 09:33
Murron Alistair

Murron no deseaba estar allí. Sólo había dos razones por las que lo hacía: apoyar a su familia, y no dejar que los Knight se quedaran con lo que les pertenecía. Era consciente de que la vela que formaba su existencia se había consumido en su mayor parte, y a estas alturas ya no le importaba heredar una fortuna. Su vida ya había pasado por incontables miserias, y una inesperada riqueza no iba a solucionarle nada. No obstante, que la otra familia de su padre se quedase con todo sería una puntilla que no estaba dispuesto a soportar.

Durante el trayecto en carruaje hasta Green Arrow Murron se movió de vez en cuando en su asiento, como buscando una posición cómoda, aunque no era tanto incomodidad como el hecho de sentirse raro en el que no era su lugar natural.

Se fijó en Arthur y le sonrió. Le recordaba a Conrad de pequeño, y se lamentó del tiempo perdido y lo mal padre que había sido.

-¿Cómo va el pequeño?-le preguntó a su cuñada Meghan-. Si necesitáis algo en lo que os pueda ayudar, tan sólo tienes que pedírmelo- dijo en voz baja, casi para que sus hermanos Dougal y Jesse, que estaban también allí, no se percataran.

Cuando llegaron, observó detenidamente la mansión y sus alrededores. Era, sin duda, majestuosa e imponente, como un reflejo de su padre. Vio a algunos miembros de los Knight en el exterior, e intentó encontrar con la mirada a algún miembro más de su familia, en especial a su hijo Conrad, que se dirigía hacia allí por su cuenta. No lo localizó. Sin embargo, después de cruzar la puerta, y ya encaminándose hacia en interior, escuchó algunos gritos. Si había jaleo, era muy probable que su hijo estuviese metido. 

Murron apretó el paso en dirección hacia las mismas.

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11/01/2017, 10:11
Conrad Alistair

 Conrad se bajó del carro y se introdujo en la mansión casi bailando.

 Es un palacio... jajajaja... es enorme ... un palacio... ¿todo esto va a ser mi herencia?

 Pronunció en voz alta sin tener en consideración los sentimientos de su primo Piers, su esposa la linda Jeanne y el hijo de ambos y, por lo tanto, sobrino de Conrad pese a tener prácticamente la misma edad, Harold. Debió ser ofensivo para ellos, pero Conrad estaba feliz y contento aquella mañana. 

 Cuando el mayordomo abrió las puertas se adentró en el Gran Comedor y tocó con descaro cada candelabro, cada visillo y cada silla labrada que había en la sala. Silbó como si estuviese en un rastrillo benéfico y acabase de divisar una ganga.

 Uau... todo esto debe valer cientos de libras... ¿que digo cientos? Seguro que darían hasta mil o dos mil libras por todo esto.

 No reparó demasiado en la llegada del resto de invitados a la lectura del testamento.

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11/01/2017, 11:26
Arthur Octavius Alistair

El niño tardó solo unos minutos en comprender que los bandazos y saltos con que el carruaje respondía a cada giro y bache del camino no le iban a permitir avanzar en su lectura, así que cerró las tapas de su nuevo libro y lo guardó con mucho cuidado, sujetándolo con fuerza con sus manitas pálidas y torpes, en un costado de su bolsa de viaje.

Levantó la cabeza hacia su madre frunciendo el ceño pero no dijo nada. Se sentía mareado y exhausto, de todas formas hubiera sido incapaz de leer ni comprender nada, pensó. Quería bajar del carruaje y sentía que su cuerpo gritaba pidiendo un descanso. Sin embargo solo recibía más vaivenes del carruaje lanzado a toda velocidad.

- Madre... - susurró cuando ya se acercaban al destino, pero al ver que aquellos parientes gritones y exaltados centraban en él su atención apretó los labios orgulloso y no quiso terminar su queja.

La casa era en verdad enorme y los otros lo celebraron con muchos aspavientos, tantoq ue Arthur creyó que saldrían volando por las ventanas. Pero el edificio era un lugar realmente bello, lleno de rincones que descubrir. Aunque cuando por fin bajó a tierra solo deseaba dormir, agotado. Una tos oscura le hizo arquearse sobre sí mismo y vomitó junto a la rueda trasera del carruaje, salpicando un poquito las punteras de sus zapatos. No eran unos zapatos muy nuevos y Arthur confió en que madre no se enojara por haberlos ensuciado.

Los hombres que les acompañaron en el carruaje tenían un aspecto extraño y peligroso, aunque uno de ellos les habló amablemente. Pero Arthur quería dejar de tenerlos sentados frente a él en cuanto pudiera, así que haciendo un esfuerzo habló con el tono más amable que pudo conseguir. 

- Ha sido un placer disfrutar de su compañía durante el viaje, caballeros - pensó que madre se alegraría, aunque aquellos parientes no fueran en absoluto caballeros, pero parecía algo nerviosa todo el viaje y muy pendiente de él y quería ver a madre contenta, porque este viaje era una buena oportunidad.

Arthur creyó que el saludo le había quedado aceptablemente bien, y a punto estuvo de sonreír con suavidad, aunque al inclinarse en una débil reverencia, su estómago la rematara con una nueva arcada que lo dejó sin aire y torció su gesto.

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11/01/2017, 12:13
Johan Knight

Cambiando de posición, a veces sentado y a ratos en pie, tomando nota de lo que ocurría a su ver, en la señorial escalera desde la que podía contemplar quienes llegaban, Johan anotaba sus impresiones.

Entre invitados animados por saber que iban a obtener, sintió celos con la llegada de los Alistair, mientras que el había acudido para que no dijeran nada malo de él, y aparentar interesado, aquellos bárbaros incluso parecían disfrutar con creces. Aquella casa que aparentaba intensificar sus dolores de cabeza, fue solo un revolucionario remedio en polvo cuando los gritos del que conocería en poco como Conrad le martilleara sin escrúpulos. No pudo evitar fijarse también en el mayor de ellos, tan desinteresado rostro, incluso más que el suyo propio.

"(...) Vieres he así, rostros interesantes, avria de contemplar la progresión de la velada, seer cuidadoso ya no esser opción, pues esperarnosía como dictaba el plan un cara a cara grupal, tal he aquí facerlo guste o no (...)"

Mientras acababa de escribir, se acercaba con calma al comedor llevando bajo su brazo un considerable portafolios, que depositaba con parsimonia sobre una mesita del comedor. Tintero bien tapado y envuelto un un bordado pañuelo de seda y su estilizada pluma sujeta por el propio bote, para evitar que volara con alguna ráfaga de viento. Colocó adecuadamente sus puñetas y resituó su pomposo pañuelo al cuello. No fuera que el frío le pasara factura.

Muchos rostros, la mayoría conocidos, y aun así los nervios le llevaban a acariciar su cano mechón de pelo.

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11/01/2017, 13:06
Ebenezer Knight

El anciano bajó del coche con la ayuda de su bastón sin dar siquiera las gracias a los que le habían traído. Eran sus sobrinos y por tanto su obligación traerle. Nunca se debe dar las gracias a alguien por cumplir con su obligación.

- Veo que ha preparado todo bien Edward. Me alegro. Tan formal como siempre. Aquí tiene algo por las molestias, puede compartirlo con el resto de sirvientes si así desea - sacó de su bolsillo un polvoriento monedero, del que extrajo una libra. - Si voy a tener que relacionarme con la familia y quiénes quieran que sean estos bastardos de los que nunca he oído necesitare algo de beber. Haga el favor de traerme un buen brandy. Estoy seguro que el libertino de mi hermano tendría alguno bueno por ahí.

Después de esto, se ajustó la levita negra, se colocó el sombrero, y se dirigió donde se encontraban los miembros de su familia. No les tendría mucho agrado, pero seguro que eran mejores que esa panda de pelirrojos del norte que solo habían venido a ver que podían sacar.

- Hay dos personas con las que siempre debeis ser generosos, tu barbero y el mayordomo. A uno le dejas poner una navaja en tu cuello, y al otro preparar tu comida. No te interesa que ninguno esté descontento contigo.

Dijo a nadie en concreto mientras se acercaba al grupo formado ir su familia.

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11/01/2017, 16:38
Charles Knight

Charles tomaba muy en serio el tema de la herencia. No era que le faltara dinero, de eso se había ocupado su padre primero, y él mismo luego. Contaba con un buen pasar, que se correspondía con alguien de su cuna. Sin embargo, el tema del legado era una cuestión completamente distinta.  Él era el único hijo vivo de su padre, y si bien respetaba las justas aspiraciones de su tío, consideraba casi ridículo todo el espectáculo que se había montado allí, cuando claramente no había discusión posible. Consideraba que aquella otra familia, los Alistair, tenían que ser unos caza fortunas para presentarse allí si un ápice de verguenza.

Había estado sumido en sus pensamientos durante el viaje, intercambiando sólo algunas palabras de cortesía con su tío y Eleanor. Su yerno, Molv, siempre le había parecido un hombre de bien, pero no tenían muchos temas en común sobre los que pudieran hablar. Charles creía que había un respeto mutuo entre ellos.

Cuando llegaron él mismo ayudó a bajar a su tío Ebenezer. Era lo que correspondía. Luego dio la mano a Eleanor, pero no a Molv, no quería insultar su hombría. Se quedó unos momentos admirando la fachada de la mansión. Muchos recuerdos cruzaron su mente. Momentos con su padre, sentados en aquellas mismas escalinatas que conducían a la puerta, algunos de ellos donde le contaba sobre su herencia, sobre la importancia del apellido que llevaba. Luego mas allá, en el césped, que se encontraba cortado como si el tiempo no hubiese pasado, su madre le había llevado una merienda en aquellos veranos en los que jugaba con Emma. 

Apenas entraron y entregó su galera y abrigo a los criados divisó la mesa donde recordaba a su padre hablando todo el tiempo con John Jr. Charles no podía esperar a hacerse mayor para participar de aquellas reuniones, de las que finalmente nunca fue miembro. Sin embargo habían sido buenos tiempos, no podía quejarse.

Admiraba un gigantesco retrato de su padre cuando llegó Elizabeth. Aquella niña...  -No, ya era una mujer- era todo dulzura. Era la única con la que Charles a veces se permitía ser demostrativo del cariño que profesaba a sus hijas. De Eleanor estaba muy orgulloso, y esperaba que ella lo supiera, pero con Elizabeth se permitía, por ejemplo, abrazos como el que le dio a su llegada. 

Recibió a Robert con un firme apretón de manos. No era un hombre como Molv, Charles lo percibía un poco mas... impredecible. Y eso no le agradaba. Pero mientras viera feliz a su hija no saldría ni una palabra de reprobación. Charles tenía muy claras sus prioridades. Luego hizo lo propio con Albert, con algo mas de afecto, dándole las dos manos. A Charles le gustaba la profesión que había elegido su sobrino, y lo trataba a él y a Piers con un poco mas de deferencia teniendo en cuenta la suerte de sus padres. 

Al que recibió con una sonrisa, además de su hija, fue a Harold. Charles veía potencial en el chico de Piers y Jeanne. Lo invitó a sentarse con él y llamó al mayordomo para que le trajera lo que quisiera de beber.

La llegada de los primeros Alistair contrajo su rostro en una mueca seria y fría, más no dudó en avanzar a paso firme para recibirlos con un firme apretón de manos. Ninguna bienvenida saldría de su boca, pero esperaba que fuera la la lectura del testamento y no él quien se encargara de poner las cosas en su lugar. 

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11/01/2017, 19:10
Eleanor Knight

Eleanor no estaba acostumbrada a viajar a deshora. Y quizás por eso su postura en el carruaje era algo menos rígida que de costumbre. Se encontraba algo cansada e inquieta y aunque, de vez en cuando, hacia un movimiento estirándose discretamente hacia un lado y otro, notaba el cuello dolorido.

Intentaba mantener la coherencia en la conversación que tenía con su padre pero le resultaba difícil pues su cabeza estaba puesta en Green Arrow y en todo lo que ahora estaba en juego.

Cuando llegaron, su padre le tendió la mano para bajar y ella se apoyó en él. Su marido salió después. Eleanor intentó observar la reacción de Molv al ver Green Arrow, sin que él lo supiese. Quería saber si sentía lo que ella, las posibilidades de un lugar como ese, lo que representaba en términos de estatus. Pero fue incapaz de descifrar a su marido. Ya hacía mucho tiempo que no podía. Quizás nunca pudo, en realidad.

Edward salió a recibirlos y su tio abuelo Ebenezer hizo lo a que a Eleanor se le antojaba uno de tantos gestos anacrónicos y sin sentido, que más que ganar el favor de los sirvientes, los humillaban. En su lugar, Eleanor miró alrededor con gesto evidente, que se notara que se fijaba en los detalles, y a continuación alabó al mayordomo

- Como siempre, Edward, su impecable trabajo sigue haciendo de éste, un lugar aún más magnífico. Enhorabuena -

Eleanor creía que había sólo 3 tipos de personas. Los que menos valoraba, aquellos que despreciaba abiertamente, eran los que se comportaban fuera de su clase o de manera inferior a como deberían. Luego estaban las personas como Edward, cumpliendo con lo que se espera de ellos. Y por último, quienes aspiraban a mejorar su nivel, siempre dentro de lo que las normas permitían.

Y no importaba si eran nobles, burgueses de alta cuna o la más baja de la doncella. Tan despreciable era una marquesa que se comportase como una ramera, como una criada desaliñada que no cumplía sus obligaciones. Todos tenemos nuestro lugar y nuestra única posibilidad es hacerlo incluso mejor de lo que se espera.

Por este motivo, Eleanor no odiaba a los Alistair como algunos otros Knight. En el fondo, no podía sino admirar aquella pastora o lo que fuera, que aspiró y consiguió más. Y todo de la manera que dicta la norma, con un matrimonio legal. Ella había conseguido para sus descendientes tantos derechos como a los Knight les había llevado generaciones obtener.

Pero una cosa era admirar a Eilidh Alistair y otra muy distinta hacerlo con sus herederos. En cuanto se bajaron de los carruajes dejaron claro en cual de las tres categorías estaban.

Eleanor observó con desprecio, desde el comedor, a aquel hombre joven, recién llegado, gritando a voces el dinero que se podía sacar de las cosas de la casa.

"Este lugar es para glorificarlo, para ayudar a ascender a quien lo posea" pensaba Eleanor mientras imaginaba elegantes bailes en el jardín y refinadas cenas con empresarios y nobles, que serían excelentes contactos para Molv en los negocios.

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11/01/2017, 20:10
Jesse Alistair

Que le anunciaran que su esquivo padre hubiera muerto dejando una gran fortuna y no solo eso, un castillo incluso, eso pareció animar a Jesse, ademas de enfurecerlo y pagarlo con las meretrices de la noche antes de coger el camino hacia su nuevo destino. Atrás dejo su fabrica en el chico que mas confiaba, alguien que pronto tendría su misma mirada de hombre piadoso. Que pensándolo bien, empezaba a ser peligroso en cierta manera, pero ya lidiaría con ello a su regreso, con su fortuna bajo el brazo, mientras tanto disfrutaría de todo aquello, así como las vistas que el carro le ofrecía según llegaban a la mansión.

-Por mi padre, ¡Que ese castillo si que es grande! -Con el cuerpo asomando del carro y sentado en el linde de la ventana, agarraba su sombrero mientras observaba atónito semejante monumento, convertido ahora en una mansión llena de gente por conocer. Al sentarse de nuevo en el carro, observo al niño enfermo y le dedico una picara sonrisa, pero no le dijo nada.

-¿Has visto hermano? De seguro que hoy cenaremos lo mejor y beberemos lo mas caro. -Codeo a su hermano Dougal, mientras el mayor hablaba con el niño. Al llegar el carro, fue Murron quien bajo primero y no dijo nada, Jesse entorno los ojos mirando su espalda pero lo olvido pronto al recordar al chico hablar.

-Lo tienes bien enseñado cuñada.
-Comento jocoso. -Igualmente muchacho, un placer para ambos. -Se quito el sombrero e inclino su cabeza ligeramente hacia le niño. -Pero no solo en el viaje estaremos juntos, ¿Verdad? Si necesitas algo recuerda el nombre de tu tío Jesse.-Le guiño un ojo a modo de complicidad y volvió a colocarse el sombrero con un leve golpe en la copa para ajustarlo antes de salir detrás de la madre y su hijo. -¿Cuñada, deberías dejar jugar mas la chico, se le ve temeroso del mundo. -Le susurro a Meghan, olvidando por un momento de quien fue hijo.

-¡Venga Dougal! Que no se diga que los Alistair tenemos miedo a la riqueza, Murron ya se ha adelantado y el resto seguro que estará allí también, tengo ganas de ver a Malcolm y a su prole. -Dicho lo cual salio del carro apoyando primero su bastón y retocando su estrafalaria barba con los gruesos dedos, pues temía haberse despeinado cuando asomo la cabeza. Camino erguido y decidido hasta las mismas puertas de la mansión, siempre con el bastón por delante, dejando que el marcara el paso de su llegada.

Escucho palabras aquí y allá, hasta que uno de los que supuso fuera de la otra descendencia de su padre, se acerco a saludarlos. Altanero, con mirada fría y ni un atisbo de amabilidad, pero caballeroso ante todo, así vio a Charles al acercarse, quien ofrecía su mano y Jesse con el bastón en su antebrazo y el sombrero en la mano de ese mismo brazo, le estrecho con su otra mano a aquel Knight, también sin decir una sola palabra, para seguir su camino hacia el gran salón poco después, esperando que allí hubiera una mesa llena de comida y bebida, un cómodo sillón y el resto de la familia Knight que no conocía.

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11/01/2017, 20:48
Robert Knight

Todo aquello era por ella. 

Con un gesto impasible dibujado en su rostro, subió las escalinatas de la gran mansión acompañando a su esposa y al primo de la misma. Y le acompañaba él, porque aquel sitio no sería su lugar en aquel momento si no fuera por Elizabeth. Por suerte, ni tropezó ni cayó subiendo escalones. Se quitó el sombrero respetuosamente, estrechó manos e intercambió saludos de la manera más adecuada posible (para él), con manos temblorosas y sin apretarlas demasiado entorno a las del remitente. Allí, entre tanto poder, Robert se sentía inseguro, extraño. Aquellos días serían como una gran enorme partida de ajedrez en la que él era un simple peón. Sospechaba que la mansión se convertiría en el escenario de una gran batalla campal. Pero aquello, eran solo suposiciones. 

Descansó su mirada unos segundos en el majestuoso piano, el cual parecía haber hecho enamorarse a su esposa de la música. Si así era, tenía mucho que agradecerle a aquel instrumento. 

-Me alegro de verlo, señor -le dijo a Charles de manera educada y sin saber muy bien que hacer después. 

Mientras que con la mano derecha tomaba la de su esposa, con la izquierda se acarició la barbilla pensativo. Recorriendo con su mirada a todos los que allí se encontraban. No eran muchos, pero no eran pocos. Con suma velocidad, como era costumbre en él, se evadió. Siempre había tenido la certeza de que no le hacía mucha gracia al padre de su esposa,  Charles. El ajedrecista y músico no era como los demás, por lo que la distinción marcaba un precio, y ese precio era aquella extraña relación entre ambos. 

-¿No te parece que todo esto está demasiado tenso?-le dijo a su mujer al oído mientras seguía observando. Si por él hubiese sido, se hubiera sentado al piano para amenizar aquella situación. Pero por supuesto, no iba a ser él el que destacase vulgarmente en un sitio como aquel. 

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11/01/2017, 21:42
Rhona Alistair

Los días pasados en Londres habían sido un buen momento para disfrutar de las oportunidades que ofrecía una gran ciudad como aquella y, lo mejor de todo, había servido para distraerse del tema que les había llevado a emprender aquel viaje.

Rhona había aprovechado al máximo esos días apartada de la rutina diaria, tomando notas mentales, y también escritas, de cantidad de detalles e ideas que le iban surgiendo a medida que paseaba por las calles de esa gran ciudad. Notas que le servirían para nuevos cuentos y relatos que esperaba poder ver, algún día, publicados y a la venta en uno de esos escaparates de las librerías que había visitado.

Pero ya habían dejado Londres atrás para enfrentarse a una situación que, desde el punto de vista de Rhona, resultaba la mar de desagradable. Conocía a su familia y, con toda sinceridad, la mayor parte de ella no le resultaba precisamente de su agrado. Pendencieros, maleducados, zafios, pocos eran los que se salvaban. No es que se sintiera superior a ellos pero un poco de educación y buenos modales no les hubiera venido mal. Su padre lo había conseguido, entonces ¿por qué ellos no?

Era muy temprano cuando la tan mentada Green Arrow apareció ante sus ojos. Era impresionante, eso no se podía negar, tanto que incluso consiguió cohibirla. Mientras se acercaba pensó en cómo sería la otra rama de la familia, imaginándoselos como personas acostumbradas al lujo y al buen vivir, convencidos de que los Alistair sólo eran escoria que habría que barrer para que no ensuciara el buen nombre del lugar.

Rhona sintió un estremecimiento ante ese pensamiento, sabiendo que la impresión que los Knight se llevarían de ellos no sería nada buena.

Pero quieran o no, también tenemos derecho a la herencia del abuelo.

Llevando siempre de la mano a su hermana Mary Jane, Rhona quedó tan impresionada del interior de la mansión como lo había estado con el exterior y miraba a todas partes asombrada ante la suntuosidad que se respiraba allí.

No eran los primeros en llegar y, por fin, pudo conocer a algunos de los miembros de la otra familia de su abuelo. Tal y como ella había pensado, la frialdad e indiferencia con que les miraron dejaba bien claro las rivalidades que, tarde o temprano, aparecerían. Al fin y al cabo todos eran perros de caza acechando la misma presa y Rhona estaba convencida que, llegado el momento, hasta los más refinados y exquisitos modales desaparecerían de golpe.

A pesar de sentirse fuera de lugar, no sólo por el lujo de aquel lugar o el claro desprecio en las caras de los Knight, sino también por su propia familia, en especial sus tíos y el impresentable de su primo Conrad, Rhona intentó mantener la compostura, haciendo gala de la buena educación recibida.

Saludó a todos los presentes en general con una leve inclinación, mientras intentaba no perder detalle de sus reacciones o de cualquier detalle que le llamara la atención, además de procurar que su hermana se mantuviera tranquila ante tanta gente.

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11/01/2017, 22:53
Mary Jane Alistair

Mary Jane mira ausente hacia delante sin fijar su mirada en nadie porque sus ojos están a miles de kilómetros de allí. 

Durante el trayecto han de limpiarle la boca porque un hilo molesto de baba, incómodo, que no corresponde con su rostro angelical y su cabello hecho de sortijas de fuego, se ha escapado mientras dormía. Cuando duerme al menos parece una niña normal. 

Mary Jane no se arropa cuando sale sobre la nieve y contempla Green Arrow. Antes de que su padre Malcolm eche una chaqueta sobre sus hombros siente un escalofrío. Sabe que no es el frío. Sabe que es la casa

Mary Jane, muda, camina hasta la casa. La única señal de vida la da su mano apretada fuerte a la de su hermana Rhona

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11/01/2017, 23:02
Dougal Alistair

Dougal releyó el telegrama tumbado en su cama de la buhardilla del Shoreditch tantas veces como le dio de sí el aceite del candil. 

Padre ha muerto….

La relación con su padre era lejos de cercana, sobre todo desde que se alejó de su familia para probar suerte con las pinturas en Londres hacía ya bastantes primaveras. Tampoco le costó demasiado alejarse del resto de su familia. La muerte de su madre fue el empujón que necesitaba para abandonar el norte buscando satisfacer sus aficiones y acercarse a ambientes más ilustrados. 

Lo justo para pagar la renta, comer, beber cuanto le apetecía y convidar a alguna londinense era lo que ganaba con sus cuadros de paisajes y retratos. Pintaba, exponía y vendía cada día a las orillas del Támesis. Su rutina, treinta minutos todas las mañanas desde su cuartucho cargando con todos los bártulos, treinta minutos todas las tardes cuando la luz impedía seguir. Los segundos treinta minutos se dividían en varios bloques de cinco debido a las paradas que hacía en las tabernas habituales, último resquicio de venta y diversión del día. 

Dougal recogió, algo embriagado, el telegrama de manos del frutero que ocupaba la lonja inferior del edificio. Sobresaltado, dejó pinturas caballete y lienzo con el retrato inacabado de una tal Isobel y subió rápido las escaleras para leerlo con el candil. Era su madre la que le venía a la mente y fue por ella por la que decidió acudir a la cita. De siempre sabía de la otra familia de su padre aunque no les conociera en persona. Siempre había creído que su padre John había hecho de menos a Eilidh frente a Margaret

Tus hijos y nietos recibirán lo que le corresponde madre - pensó quedándose dormido la noche que conoció por muerto a su padre. 

Durante el viaje y desde que se juntó con el resto de Alistair había mantenido únicamente charlas sin importancia por mantener la cordialidad. Pero por lo demás había intentado ignorar los desplantes de su hermano mayor Murron y no molestar demasiado con la mirada al pequeño Artur

Al bajar del carruaje y ver Green Arrow recordó esas palabras con las que quedó dormido el día que recibió el telegrama. 

-Por mi padre, ¡Que ese castillo si que es grande!

¿Es esto lo que nos corresponde? - miró divertido a su hermano Jesse quien se comportaba como si sonase una campana anunciando barra libre - Pues que así sea padre. 

Y salió del carruaje saludando a todo aquel que se encontró y no reconocía ni como Alistair ni como del servicio. 

- Mi nombre es Dougal Alistair, encantado. ¿Así que somos familia… no?

 

 

 

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11/01/2017, 23:30
Albert Knight

Albert estaba tranquilamente acostado en la cama de su casa cuando sus familiares vinieron por él. Este se vistió rápidamente para no hacerlos esperar demasiado tiempo.

Siempre muy callado y reservado, no era alguien que le gustase dialogar demasiado. Encontraba cierto placer en el silencio. Ciertamente no era de quienes precisarán cortar el silencio con cualquier palabrería solo para que no haya tensión en el ambiente.

Así que Robert y Elizabeth vinieron a recogerlo a su domicilio. Se subieron al carro, y Albert agradeció mucho a ellos el gesto. Albert no tenía ninguna movilidad todavía, así que le venía bien el aventón.

 

Al llegar a la casa, contempló la gran edificación a la cual estaba postrado. El Green arrow. Le causaba cierto regocijo ver semejante propiedad. Era una construcción muy envidiable.

Aun así, Albert no tenía realmente mucho interés en el asunto de la herencia. Solo quería recibir lo que estaba acordado para él, y largarse. Así de simple y sencillo. Albert tenía una fuerte convicción de que el mismo debía ganarse su propio dinero, y jamás contempló que algo le llegará de repente, del cielo – o del infierno, pensó -.

Así que allí estaba, simplemente por una formalidad. Ver que le correspondía, agradecer, e irse sin más.

 

Saludó a todos los familiares Knight que se acercaron a él. Según como les saludaban, este devolvía modos más fraternales y amistosos, y con otros, se mantenía de forma seria pero siempre gentil, con una sonrisa en los labios.

En la medida que llegaban los Allistar, este solo se limitaba a verlos. No les tenía recelo, odio, ni nada. Solo algunos que otros personajes llegaban a irritarles por su falta de respeto a los presentes.

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11/01/2017, 23:47
Conrad Alistair

 ¡Tio Jesse! gritó y abrió los brazos para recibir al hermano menor de su padre.

 Asi que el viejo cabrón ha venido

 No es que Conrad fuera un sobrino ejemplar. Ni siquiera un hombre familiar... nada más lejos. Sin embargo sentía una especial afinidad con su tío, especialmente por considerar que ambos eran "ovejas más oscuras" entre las "ovejas negras de la família"

 O quizá justo por eso eran las únicas "ovejas blancas" en un rebaño de "ovejas negras". Sin embargo, ¿a quien importaba? Se sentía bien con el viejo tio Jesse cuando no peleaban por dinero (o por mujeres) y hoy, con la alegría de ver el castillo que pronto poseerían, no deseaba reñir con nadie por motivos tan pequeños.

 A mis brazos, tio Jesse... claro que en parte, era la oportunidad de seguir esquivando a su padre, al que ya había divisado por el rabillo del ojo...

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12/01/2017, 00:02
Director

Notas de juego

Normalmente a medianoche se pasará a la siguiente fase y es cuando tendréis que indicar en público o en privado (dependiendo de si queréis hacer ostensible donde vais o no) cuál va a ser la siguiente localización. 

Pero siendo el primer día y la introducción voy a dejar un día entero más. 

Por mi parte, mañana a las 12:00 del mediodía haré la lectura del testamento y marcaré las localizaciones disponibles para que podáis elegir hasta las 12:00 de la noche.