Partida Rol por web

En realidad los críos que están en la sala común han visto la señal lanzada por Fiore. En realidad casi todos los alumnos de Ravenclaw están en la Sala Común observando por la ventana como los profesores protegen el colegio y han sido lo bastante listos para saber que no es seguro salir de allí y vagabundear por los pasillos si algo pasa. 

Cuando Scarlet les está contando lo que está pasando, entra Madelain en la Sala Común que parece haber corrido bastante para llegar.

Los alumnos, más alarmados que antes y miran a las chicas unos cursos mayores que ellos. ¿Dónde están los prefectos de la casa? ¿Les habrá pasado algo? Son muchas las dudas de los chicos que allí se reúnen.

La Torre Gryffindor es un caos total. Los alumnos se arremolinan en las ventanas y gritan sobre la señal lanzada por Fiore y saben que algo malo, para el régimen, ha pasado porque saben que esa señal solo puede significar que alguien ha plantado cara. Alguno de los alumnos mayores, de tercero, tratan de calmar a los de primero y segundo, pero muchos, haciendo honor a lo que son, van a buscar sus varitas para defenderse. Además, han visto profesores en los terrenos que están lanzando hechizos protectores... aunque lo que más les ha llamado la atención es el ejército de armaduras mágicas que están ocupando los patios y el camino principal.

-¡Alguien le habrá dado su merecido a Fiore! - grita una chica de segundo que tiene unas marcas rojas en el dorso de la mano.

-¡Seguro! - corean otros.

Parece que los Gryffindor están dispuestos a apoyar el ataque a Fiore, al fin y al cabo, son los Leones, los valientes. Alex, nada más entrar recuerda que no es necesario recoger la varita de Lissy, pero quizá las varitas de otras chicas de cursos superiores para que puedan entrar en batalla.

No hace falta despertar a nadie pues la sala común parece un hervidero. Si no ha salido ningún alumno a los pasillos ha sido porque Katie les ha dicho que ni lo intentasen cuando se los ha encontrado por la zona de la cocina. Sus compañeros de casa están asomados a las pequeñas ventanas de la sala común, observando lo que está pasando.

Lyli, su compañera de equipo, se acerca corriendo a ellos. No ha ido al baile porque es de 3º y no la ha invitado nadie o no ha querido ir y se ha quedado ahí aunque haya tenido algún pretendiente.

-¿Qué está sucediendo? Hemos visto la marca en el cielo. Katie nos ha dicho que nos quedásemos aquí, pero realmente quiero ver que está sucediendo.

Lyli no parece la típica chica que podría estar pensando en una revolución, nunca se ha quejado ni ha mostrado interés por nada del mundo muggle, no saben mucho de ella, pero si está en Hufflepuff es que su familia es tratada con muy poco respeto, como meros sirvientes.

En realidad, todos los Hufflepuff son tratados como la escoria de la sociedad, igual o incluso peor que a los sangre sucia o los muggles.

La situación no parece muy controlada en el Gran Comedor. Los alumnos despiertos, miembros de la Orden, no hacen más que pensar individualmente y tampoco parecen dispuestos a hacer mucho caso al Profesor Deans. Todos van de un lado para otro en lugar de repartir tareas o decidir que hacer. 

Por suerte para Spencer, los alumnos comienzan a despertar justo cuando consiguen atar y esconder a los 5 profesores durmientes en una de las salas adyacentes al Gran Comedor* y nadie ve quien está atado. Pero ese no es el problema: entre los que están despertando a la gente, los que se quejan de tener la cara visible y los que proponen atar a los alumnos allí presentes, todo se va de madre.

-¿Qué está pasando? - pregunta una chica, recién despertada por André. Es la capitana del equipo de Quidditch de Hufflepuff, de 7º curso.

La chica se pone en pie mientras mira a los de su alrededor y se da cuenta que muchos de los presentes están dormidos. Pone los brazos en jarra pensando que ha sido la broma de algún alumno de primero o segundo, o incluso de algún curso superior con fama de ser bastante bromista. André le cuenta lo que ha sucedido, a grandes rasgos y saca la varita.

-Despierta a Jason y a los demás.

Se gira para mirar al Profesor que parece un poco desesperado porque nadie le hace caso. No parece que haya nadie organizando nada en ese lugar.

-Bien chicos, os falta un poco de disciplina. A Slytherin ni os atreváis a despertarlos, están muy bien dormiditos. Los que no estén haciendo nada aquí, que vayan afuera a ayudar con las barreras de protección. Creo que todos coincidimos en que Hogwarts no debe caer de nuevo, y si lo hace, dará igual quien nos vea. Todos los alumnos estarán condenados.

Se acerca a Ashton.

-Tú, conmigo - se gira hacia Alana -, y tú también. Fuera necesitan más ayuda de la que crees y siendo una listilla de Slytherin sabrás hacer buenos conjuros protectores.

El tiempo se les echa encima a todos. Han pasado a penas 10 minutos desde el momento en el que Fiore lanzase la señal, pero para ellos es como si hubiese pasado una eternidad y los ataque estén a punto de llegar. El silencio es el típico que precede antes de una tempestad, la calma que llena los corazones del desasosiego de lo que saben que será inminente, la certeza de que es posible que esa sea su última noche en la Tierra.

La cúpula de hechizos protectores se cierra sobre el castillo, confinándolo pero es posible que no sea suficiente para parar más allá de los primero minutos de la batalla. Deben darse prisa, deben llevar a los niños a un lugar seguro. Quizá sea muy tarde si tardan más.

Vaya parece que no hace falta despertar a nadie.- Dice en cuanto entran a la sala común.- Nora, los que han ido al baile necesitan sus varitas.- Ponerse a buscar por los cuartos varita por varita, baúl por baúl era una perdida enorme de tiempo; pero había quien sabía donde tenían los hufflepuff todas sus posesiones desde un calcetín desparejado hasta una escoba mágica y Henri sabía que la pelirroja habría hablado con ellos en más de una ocasión y que aunque seguro que su relación no sería muy fluida no se negarían a ayudarla en un momento como este.- Habla con los elfos que limpian nuestros cuartos, ellos sabrán donde están guardadas, y pídeles que se las lleven al gran comedor urgentemente.- No había tiempo que perder, pero antes de que Nora saliera de la sala Henri le guiñó un ojo en señal de afecto y complicidad.

Henri miró por la ventana y vio la marca tenebrosa, esa horrible calavera con una serpiente verde saliendo de su boca parecía que le devolvía la mirada, la última vez que la había visto fue la noche en que secuestraron a Hugo.

Se giró y comprobó que tenía los ojos de todos los presentes clavados en él. Todos allí le conocían, aunque a Henri no le gustaba destacar, lo cierto era que su posición como miembro del equipo de quidditch le proporcionaba bastante popularidad en aquella casa, pues el equipo estaba entre las pocas cosas de las que podían orgullecerse los hufflepuff en el colegio.

Los... ¡Los días en los que esa marca en el cielo nos llenaba de miedo y preocupación han terminado!- Comienza titubeando.- ¡Todo el mundo mágico se está alzando contra el señor oscuro y Hogwarts no va ha ser menos!- O por lo menos eso esperaba Henri, pues sabía que si eran los únicos rebeldes, Voldemor los aplastaría como una hormiga sin ni siquiera sudar.

¡Su reinado de terror acabará esta noche! Los profesores guais del colegio nos están convocando a todos en el gran comedor para unirnos en la lucha.- Henri se paseaba arriba y abajo cada vez más seguro de si mismo-

¡No habrá más niños robados! ¡No habrá más humillaciones solo porque nuestros padres no sean magos de cuarta o quinta generación! ¡Esta noche....- Miro a los ojos de los asistentes a aquella improvisada reunión.-

¡Esta noche les demostraremos a todos esos que llevan años humillándonos solo por ser de esta casa lo equivocados que estaban!

¡Esta noche les demostraremos que no hace falta ser un sangre límpia para ser un buen mago o una buena bruja!

¡Esta es la noche en la que todos dejarán de mirarnos por encima del hombro porque les habremos demostrado de lo que somos capaces!

¡Esta noche nos ganaremos de una vez por todas el respeto del resto de la comunidad mágica!

¿ESTÁIS CONMIGO?

Con los animos ya caldedados y los fuegos de la rebelión corriendo por la casa Hufflepuff Henri comenzó a dar ordenes.- ¡Que todo el mundo coja su varita y se dirija al gran comedor! ¡Vamos! No hay tiempo que perder. ¡Allí hay conjuros protectores que mantendrán a salvo a los más pequeños y a quienes se queden a cuidarlos!- Para Henri no había deshonor en tener miedo a participar en la rebelión y quedarse seguro en el gran comedor, pero esas palabras no saldrían de su boca, por lo menos esa noche.- ¡El resto defenderemos el castillo de los hombres del señor oscuro y les enseñaremos a esos magos oscuros de lo que somos capaces los hufflepuff!

Intento hacerme escuchar al llegar, pero hay demasiada excitación, por lo que  decido emplear mi varita y soltar un gran y sonoro trueno.

-¿Os calláis ya? Bien, tengo algo que contaros. El principio del fin del régimen comienza ahora. Hemos dado el primer paso y tomado Hogwarts. Casi todos los que fuero nal baile están dormidos o despertando en el gran comedor. Sé que puedo confiar en vosotros y que lucharéis de nuestro lado. Todos sabéis lo que ocurrirá si perdemos, pero ¡Somos Gryffindor! No nos asustaremos, plantaremos cara.- alzo el puño y los miro a todos antes de seguir hablando. -Fiore logró mandar una señal...dentro de poco contraatacarán Necesitamos toda la ayuda posible. Subid a vuestras habitaciones, y a las de los que no estén aquí, y coged todas las varitas que veáis si su dueño se la ha dejado aquí. Debemos llevarselas al comedor.

Siento cierta urgencia.

-¡Vamos, no podemos perder tiempo! Si queréis id ya al Gran Comedor, pero al menos una chica que me ayude con las habitaciones de las chicas.

Predico con el ejemplo y subo a los cuartos de los chicos más mayores, que estarán la mayoría en el baile y desde allí comprobaré todas las habitaciones.

Estos leones tontos...

-Tu verás -dijo por toda respuesta al alegato de Christine, y decidió ponerse manos a la obra. Entendía que los Gryffindor tenían valor por encima de sentido común, pero si ella quería que ejecutaran o torturaran a sus padres apenas le vieran, era cosa suya.

Sacó la varita de un pliegue debajo del vestido y con un movimiento y un susurro cambió, de momento, a algo mas cómodo para vestir compuesto de camisa blanca, pantalón y zapatos sencillos para moverse libremente.

-Tengo una noción de como hacerlo -dijo con falsa humildad, alzando las cejas, tras lo cual lsiguió a Tina.

Lissy había visto como mucho de los alumnos que estaban con ellos decidían cambiarse de ropa o salir a hacer algo fuera como recoger sus varitas que en el caso de la señorita Richards había tenido la precaución de llevar con ella entre unos pliegues de su vestido. 

Dada la delicada situación en la que se encontraban y lo mucho que desconocía los planes de su propia Orden, decidió quedarse a despertar a cuantos pudieran, de manera que ante la recomendación de la capitana del equipo de Quidditch de Huffelpuff, se apresuró a ayudar a André a terminar de despertar a los demás sin importarle su propio atuendo, habían perdido mucho tiempo y esperaba que no les pesara cuando todo lo que tuviese que ocurrir ocurriese.

Ashton no duda un instante cuando Tina se pone a hablar. Aunque era un poco raro que la chica se acabase de despertar y ya hubiera tomado el mando, no puedes formar parte de un equipo sin confiar en los otros miembros, y al ser ella la capitana había aprendido a seguir sus instrucciones sin decir palabra.

- Te sigo. - dice mientras abandona la sala tras las dos chicas.

Aquello comenzaba en ese mismo instante. Solo necesitaba estar preparada. De lo contrario, caería como una más, sin haber hecho nada de provecho por aquello.
Desconocía su destino, pero sabía lo que podía intentar que fuese.

Toma su varita y sigue a sus compañeros para reafirmarse en el campo de batalla, si es que se daba y lo alcanzaba.

Todos tenemos miedo a morir. En eso somos iguales, pero podemos vencer el miedo.

Cuando Madelain llegó a la sala común de Ravenclaw, Scarlet estaba contando a todos lo que sucedía y cual era el plan, solo que ella no sabía que el plan había cambiado.

_Las cosas han cambiado, Scarlet. Debemos llevar a todos al comedor, a todos los alumnos de todas las casas para poder protegerlos allí.

Madelain fue a tomar su varita y a ponerse zapatillas en lugar de sus tacos.** Una vez hecho eso, se dirigió a todos los chicos.

_Bueno, ¿están listos? En marcha, hay mucho que hacer. Abajo nos esperan los profesores.

Madelain entró en la Sala Común de repente, justo después de que Scarlet terminase con su aviso a los alumnos de Ravenclaw. Le tendió su varita* y esperó a que subiese para cambiarse de calzado, tal y como había hecho Scarlet hacía unos minutos. Asimiló las palabras de Madelaine y, mientras la chica bajaba, decidió hacer un nuevo aviso a los jóvenes que se encontraban allí, seguramente mirándolas con una expresión extraña, sin saber qué ocurría.

-Bien... te-tenemos que ir al Gran Comedor... por favor... po-poneos todos en fila y seguidnos a Madelaine y a mí...-dijo, elevando el tono de voz lo suficiente como para que la escuchasen. 

Cuando Madelaine bajó, asintió a sus palabras y se colocó al principio de la fila. 

-Po-ponte tú detrás y así vigilamos que no se e-estravíe ninguno.-le pidió a su compañera de casa antes de salir. 

Al volver del cuarto en el que habíamos dejado a los profesores, me encuentro con que todo el mundo ha realizado una desbandada, a lo lejos una alumna de algún año más se lleva a Alana y Ashton con ella. Parece que van al frente.

- Aaaaah, ¡No!, ¡Eso si que no!. No pienso quedarme al cuidado de mocosos, ¡Voy con vosotros!

Dejando a Lissy y a una Katie con tendencias psicópatas detrás, salgo corriendo con la capa de gala y todos los vuelos, siguiendo la estela de la peliazul.

Los alumnos del Gran Comedor se van despertando, todos menos los Slytherin que más bien supondrían un peligro para la integridad de todos los despiertos. En ese momento llegan los alumnos de Ravenclaw y los de Gryffindor más o menos mezclados pues sus salas comunes están en el mismo piso y se han mezclado en las escaleras. Una vez en el hall del castillo, también se unen los alumnos de Hufflepuff. 

El profesor Deans les hace gestos con la mano para que entren rápidamente al Gran Comedor. Una vez todos acomodados, hace un gesto para hacer desaparecer las copas de las mesas y que nadie quede dormido por la poción y  en su lugar aparecen vasos con zumo de calabaza y agua.

Mira con atención a todos.

-Estimados alumnos, hoy es un día que hará historia. No dudo que vuestros compañeros os hayan contado lo que ha pasado, pero os lo explicaré yo mismo. Hace 150 años, un alumno de Hogwarts se alzó contra todo el mundo mágico, sembrando el terror y la oscuridad. Un mago con una habilidad y una inteligencia que le hicieron ganar el título del mago oscuro más grande de todos los tiempos.

Se detiene un instante para que los alumnos allí reunidos, grandes y pequeños, entiendan lo que está diciendo. No es más que otra clase de historia, pero de historia real... la historia que ha sido oculta durante 100 años para adoctrinar a las nuevas generaciones.

-Cuarenta años de terror sembraron las vidas de magos y muggles. Cuarenta años de oscuridad donde una familia honrada podía acabar muerta sin motivo alguno... pero no todo estaba perdido. Hubo gente que luchó, que puso en peligro su vida para dar a las futuras generaciones un mundo mejor. Y lo consiguieron... pagando un precio muy alto. Hizo falta la magia más antigua del mundo para detener la sombra que se extendía en nuestro mundo: el sacrificio más puro, por amor.

Observa las reacciones de todos los alumnos. Los más pequeños escuchan como si fuese un cuento, los mayores atienen mejor a sus palabras, demasiado reales para ser una mentira.

-Conseguimos un periodo de tranquilidad. Y luego la sombra volvió, más poderosa, llena de rencor. Tanto rencor que consiguió vencer por los azares del destino. Harry Potter, el único marcado por la profecía para vencer, sucumbió en el último combate. Y hoy estamos aquí, creyendo que éste es un mundo justo, pero muchos han conocido el horror -dice señalando a algún alumno que ha perdido a alguien de su familia-, la esclavitud - dice señalando a los alumnos cuyos padres son tratados como meros sirvientes -, el desprecio por la mezcla de sangre. Y es hoy cuando el mundo se ha alzado. Por eso, queridos alumnos, digo que hoy haremos historia. Nadie desde hace 100 años se ha levantado y ha luchado por la libertad. Los alumnos de primero y segundo permanecerán aquí. A los alumnos de tercero les recomiendo lo mismo. Aquellos alumnos de otros cursos que quieran, pueden unirse a los profesores y a los otros alumnos que están ocupando puestos defensivos.

Los alumnos de primero y segundo no rechistan, aceptan el quedarse en el salón, aunque Martha, la hermana de Alex y miembro de la Orden, seguramente esté trazando algún plan para unirse a la batalla. De tercero solo una cuarta parte se levanta para acercarse a la puerta del Gran Comedor... los otros o se quedan por no creer las palabras del profesor o por no estar capacitados.

En los otros cursos hay muchos que llaman traidores a aquellos que se alzan contra el Señor Tenebroso, pero muchos otros empuñan sus varitas dispuestos a prestar sus habilidades en esa lucha, cansados de sufrir las burlas y el desprecio de aquellos que se creen superiores.

-Una vez cerradas las puertas, nadie podrá entrar o salir. En estos momentos, es el lugar más seguro.

Hace un gesto para que los alumnos salgan al hall.

Henri llegó al comedor rodeado de dispuestos y excitados compañeros dispuestos a luchar por la libertad. El amarillo y el negro lucía entre las ropas de todos ellos como si quisieran mostrar con orgullo a la casa a la que pertenecían. Incluso Henri llevaba una bufanda, que le acababa de regalar una pequeña niña de primero, con los colores de Helga Hufflepuf anudada al cuello.

Una vez allí, el profesor Deans comienza una improvisada y aburrida clase de historia de magia que Henri aguanta como buenamente puede sin bostezar. Una vez terminada las inspiradoras palabras del profesor Henri salió del gran comedor dispuesto a la lucha.

¿Dónde nos esperan profesor Deans?- le preguntó el chico mientras buscaba a Nora entre los alumnos que salían del comedor.

Cuando el profesor Dean la señaló, como a tantos otros alumnos cuyas familias habían sido víctimas del régimen, Madelain sintió una mezcla de rabia y tristeza que casi consegue hacerla quebrar, pero ella apretó los dientes y contuvo las lágrimas (al menos la mayoría) que amenazaban con salir disparadas de sus lagrimales.

Para algunos, el discurso posiblemente habría sido aburrido, pero para ella había sido estimulante, reconfortante y esperanzador. Arriesgaría lo que fuera con tal de hacer caer al malvado y de esa manera recuperar a su familia. ¿Era posible que una profesía fuera falsa? Mejor era ponerla a prueba y no comenzar a cuestionarlo en voz alta y que alguno se echara atrás.

Las ideas iban y venían por su mente, y de pronto se le ocurrió algo cuando vio a algunos alumnos ausentes.

_¿Dónde están los que faltan? ¿Se ha puesto a los centauros al tanto de la situación? Quizás acepten luchar junto a nosotros.

Lissy a pesar de trabajo extra de tener que despertar a medio Hogwarts practicamente ella sola, ya que la mayoría había decidio irse de parranda o a saber que... consiguió seguir tan bien puesta como al principio del baile, con su precioso vestido rojo impoluto y sin despeinarse, e incluso aprobechó un breve respiro para acicalarse un poco y darse un repaso a los labios... era parte de su naturaleza, aunque estuviera en mitad de un cataclismo ella seguiría siendo ella...

Entonces cuando el profesor de historia habló se aseguró de esvucharlo al lado de André el chico tan guapo que la había acompañado en el baile y que hasta había sido lo suficientemente caballero para ayudarle con los bellos durmientes, si salían de esa le gustaría volver a bailar con él, pensó mirándolo durante unos segundos para desviar la mirada rápidamente hacia el profesor y concentrarse en lo importante, estaban inmersos en una guerra y la causa era más que buena.

Ahora era cua do empezaban a cuadrar las cosas, su familia no había sido torturada, ni jamás fue víctima del régimen, pero si que habíaa tenido amios, muy buenos amigos que había desaparecido o sufrido una desgracia tras otra, ahora podía entender las miradas de terror que muchas de sus amistades experimentaban cuando veían a su padre... lucharía por ellos y porque era era lo que su corazón le pedía a gritos.

Con decisión sacó su varita del bolsillo interior de su vestgido y se dirigió con presteza hacia la batalla.

Una vez repartidas las varitas que he recuperado de los dormitorios, es hora de decidir: seguridad en el Gran Comedor o hacer algo de provecho. No hay duda para mí. Y sé que tampoco para mi hermana, estoy seguro.

Pero claro...encuentrala ahora...ya debe haberse escapado.

Debí haberla atado antes. Al no hacerlo, lo que debo intentar es que no haya peligro...defender el castillo. Mientras no aparezca él en persona podremos con lo que nos echen.

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