Partida Rol por web

Imaginaba que aquella noche el Revenant estaría a reventar ya que si normalmente tenía bastante gente, esa noche que estábamos todos en la calle, aquello estaría lleno. 

Damarko y yo entramos en el local y eché un vistazo a ver si había alguna mesa libre. 

- ¿Prefieres que busquemos una mesa o nos acercamos a la barra? - Estaba hablando un poco alto, pero sólo para hacerme escuchar por encima de la música. 

La verdad era que las últimas veces que había venido, lo había hecho sola, pero es que aún tenía en tareas pendientes lo de hacer un grupo de amigos para poder quedar a tomar una cerveza. Bastante lío tenía ya entre las prácticas y el buscar un sitio en el que poder vivir. 

Cuando Damarko entró tras Izzy se quedo un poco parado al ver como estaba preparado todo. No era lo mismo verlo desde fuera que estar allí dentro, el ambiente era diferente. La verdad que el garito estaba bien. Por un momento fantaseo con la idea de "darle a la maza" allí dentro y redecorarlo, pero eso no era de buen vecino.- Guau, pedazo de garito. Dijo tras una larga pausa por encima de la música.

-La barra esta bien. Dijo respondiendo la pregunta de la chica. En ese momento la agarró de la mano para detenerla y se acercó a su oído para que le oyera sin gritar demasiado. -No hables a Riley de mi local, por favor. No quiero tener problemas con ella. Al menos de momento. Tras decir lo ultimo se alejó con una sonrisa.

Damarko dijo que prefería la barra así que yo ya iba a comenzar a andar hacia allí cuando él me detuvo y se acercó para hablarme. 

- No tienes que preocuparte por eso. 

De todas maneras, tampoco creía que Riley fuera a tener mucho problema con ello, a fin de cuentas, estábamos en un país libre pero bueno, entendía las reticencias del hombre y no querer hacer malas migas con nadie antes de que pudieran conocerlo. 

Le hice un gesto con la cabeza para que me siguiera y pronto estuvimos en la barra. A lo que me acerqué a él para no tener que andar dando voces de nuevo. 

- ¿Qué te apetece tomar? ¿Otra birra o algo más fuerte? 

No sabía lo que acostumbraba a tomar, por eso preguntaba antes de pedir nada. 

The Revenant se fue llenando en minutos por un montón de gente, en cuanto el grupo que acompañaba a Riley fueron los primeros en entrar a pocos instantes fueron llegando más grupos de personas.
Riley y Alina iban hablando y sonriéndose confidencialmente mientras detrás de ellos les seguía Beth y Mark que aunque Beth era mucho más llamativa pero Mark tampoco se quedaba atrás aunque de una manera totalmente diferente. Justo después de la segunda pareja entraba Madi con un chico desconocido, bien parecido y que llamaba la atención por su altura y musculatura.
Un segundo grupo igual de animado entró al local, eran Robert, Connor y Natalie, los tres conversaban normalmente quitando el hecho de que los tres sonreían mientras conversaban tranquilamente.
Otra pareja apareció Izzy junto con Damarko seguidos de Günter en que este último en cambio llegaba solo.
Mucha otra gente se unió prácticamente de todas las edades pero sobretodo los clientes habituales del local fueron los que más prisa se dieron por ingresar y coger los mejores sitios.

El chico que acompañaba a Madi era bastante guapo, lo que significaba que podría ser demasiado narcisista asi que opté por mirarlo con asco y centrarme en sacarle conversación a Mark.

Le hice un gesto a Mark para sentarnos en la mesa más alejada posible ya que no quería que escucharan nuestra conversación - Madi ¿podrías traernos una botella del mejor vino que tengas? - Dije con una sonrisa de cortesía sin apartar la mirada a Mark.

Me reí ligeramente cuando aquellos dos hombres intentaban convencerme de que no eran de la pequeña parte contaminada de la sociedad, aunque ya me habían convencido desde el primer momento.- Gracias, sois muy amables. Me alegra que en este mundo siga gente luchando honestamente y más si se trata de un director y un policía.- la frase sonaba un poco extraña después de decirla pero no le di muchas vueltas y dejé que me llevaran hasta el famoso pub.

- Disculpad, me parecía extraño que dos hombres guapos anduvieran de noche y sin compañía por lo que supuse que eráis ese tipo de pareja.- sonreí, no me parecía daba vergüenza admitir en voz alta que aquellos dos hombres eran bien parecidos, los sitios que había visitado anteriormente me había encontrado con algún que otro ejemplar tan o más atractivos como ellos. No pensé demasiado en ello y continué hablando.- ...suelo sacar conclusiones antes de tiempo, parece ser que las viejas y ''no tan viejas'' costumbres no se quitan tan fácilmente.

En cuanto nos acercamos al local no pude mirar sorprendida que aunque se trataba de un ''bar de pueblo'' tenía todas las comodidades posibles, esperaba un local lleno de borrachos, apestando a humanidad y que el suelo estuviera pegajoso desde los últimos 3 siglos.- Vaya, esto es impresionante... Robert, Connor... muchas gracias por traerme de verdad, lo agradezco muchísimo. No me gustaría quitar mucho de vuestro tiempo pero si queréis os invito a una copa para agradeceros vuestra ayuda...- me giré hacia ellos y les guiñé un ojo cuando dije.- ...aunque a lo mejor debería estar agradecida por algo mas...- ''...por haber estado tan bien acompañada aunque sea por poco tiempo''.

Me senté en la silla antes, puse los codos sobre la mesa y dejé caer la cara en mis manos para expresar interés - Pareces más joven que yo ¿tienes edad para beber? - Dije en tono de burla pero sin maldad. Me acerqué a unos pocos centímetros de su cara, lo suficiente para que pudiera oler mi perfume, y con un solo dedo le aparté la capucha. Eché mi espalda hacia atrás para devolverle su espacio y con una sonrisa esperé su reacción.

Entré en el pub junto a Riley. Habíamos pasado buena parte del camino hablando entre susurros y riendo. Pasándonos la mano por la espalda, por los antebrazos y cogiéndonosla durante algunos tramos. Mientras ella y Madi abrían el local y lo preparaban para atender a los clientes, yo no le quitaba ojo de encima. Sin disimulo, asegurándome de que me viese cuando nuestras miradas pasaban cerca. Aquella noche esa mujer me estaba haciendo sentir una suerte de fiebre adolescente que casi había conseguido que me olvidase de lo que había pasado antes. 

La barra era mi lugar favorito en los pubs. Muchos la evitan. Deciden transitarla solo para conseguir lo que quieren, ya sea comida o bebida, para rápidamente volver a sus mesas. A mi me pasaba algo parecido, pero lo que yo quería no se conseguía tan rápidamente. Desde la barra ves a todos y todos te ven. De pie, apoyado en la barra un cuerpo luce diferente que sentado en una silla. Más esbelto, más llamativo. De pie junto a la barra los ojos tienen también un lugar privilegiado, como una torre de vigía de todo el local. Busqué un sitio en el que, aunque no pensasen en ello, las miradas de todos fuesen a encontrarme al dirigirse en busca de Madi o Riley.

Entre tanto me fijé en que Beth y Mark se iban a una de las mesas del fondo a hablar. No pude evitar pensar que debían traerse algo entre manos. Pero ¿hay alguien que no? Me tocaba centrarme en lo que yo me traía entre manos.

En cuando Riley tuvo un momento libre para acercarse, tiré suavemente de ella hacia mí, hasta dejar su cuerpo a pocos centímetros del mí. Suficientemente cerca para que las telas de nuestros vestidos se rozasen.  

-¿Que me recomiendas para empezar? - le pregunté a Riley mirándola a los ojos - ¿Algo fuerte? ¿algo con clase? No me hago responsable de lo que pueda hacer si me emborrachas - comenté con tono juguetón pasándome la punta de la lengua por el labio inferior. 

Beth pidió entonces una bebida para ambos a Madi, y luego nos sentamos en una mesa alejada del resto, lo cual me resultó interesante, al parecer teníamos cosas en común, entonces ella me miró con interés y al escuchar lo que comentó Beth burlona, quizá de forma juguetona o tal vez bromista, porque no detecté maldad en su voz, mientras se acercó a mi rostro y me quitó la capucha, aunque estabamos en una zona más oscura y alli no me molestaban las luces, sonrei.

-Haces preguntas muy directas-dije con una misteriosa sonrisa, también en su mismo tono burlón, pero con un matiz de interés en mi voz fria y suave,-creo que la otra vez pudiste verme beber, pues pedí un whisky a Madi, recuerdo tu mirada no me pasó desapercibida Beth, asi que como ves podría decirse que si.

Dije mirando a Beth con mis ojos frios pero magnéticos, los cuales eran azul pálido y reflejaban la frialdad de mi misterioso carácter.

Al volver a tenerla cerca volvió a sentir su olor. Ella preguntó que quería beber, pero el tardó en contestar para tenerla cerca el máximo tiempo posible y llenarse de su aroma que cada vez le resultaba mas agradable.

-Subamos el listo. Algo fuerte. Contestó finalmente.

Echo un vistazo a la gente que ya había dentro. Al otro lado de la barra una chica se comía con la mirada a una rubia que estaba sirviendo. No puedo evitar lanza el comentario mientras con la mirada le indicaba a Izzy a quien se refería. -Parece que en cualquier momento le salta al cuello. Apuntó.

- Me parece bien... - Dije pensando en que yo también prefería algo más fuerte que una cerveza, pero entonces me di cuenta de que no conocía sus gustos. Así que sin importarme estar cerca suyo de nuevo, volví a preguntar. - Prefieres unos chupitos... digamos de tequila, por ejemplo y una birra para no morirnos en el intento o prefieres algo más reposado como un bourbon quizás... 

Yo era capaz de beber cualquier cosa, así que dejaría que fuera él quien eligiera. 

Eso sí, cuando me dijo lo de la mujer y la de la barra me reí, sobre todo porque yo sabía quién era ella. 

Esta vez me acerqué más a su oído para no tener que hablar tan alto, pues no quería que me escucharan. 

- La de la barra es Riley, la dueña. - Le expliqué. 

No pude obviar sus ojos azules cautivadores, fijarme en ellos hizo apagar mi tono burlón, suspiré y adopté una postura más relajada en la silla - Envidio tus ojos... - dije sin apartar la mirada. No había duda de que en aquella mesa había dos seres hermosos, Mark con ojos como hielo y los míos cálidos como el color de las olivas doradas en el mediterráneo - Esa belleza tiene que doler a la luz del sol... - Pensé en voz alta perdiéndome en mis pensamientos, se sabía que para las personas con los ojos tan claros eran un fastidio las luces demasiado intensas, puede que esa fuera la razón del porqué llevaba la capucha puesta. Cuando volví a la realidad le busqué la mirada - Los quiero - dije con el rostro endurecido pero volviendo al tono juguetón.

A primera vista Mark parecía muy solitario, en cierta manera era algo que teníamos en común. Antes de llegar Heaven Falls estaba rodeada de gente interesada o bien por mi belleza o por mi poder, por lo que sabía qué era sentirse sola. 

- Quise venir a Heaven Falls para cambiar de aires, llevo dos días y me encuentro con una muerta, un asesino y un gilipollas que se cree youtuber ¿Puedo tener mejor suerte? - Le comenté con tono sarcástico y divertido - Se ve que no eres de aquí ¿Qué te trae por este pueblo? 

Günther entró en The Revenant fumándose un cigarrillo con total tranquilidad. No creía que en ese local tuvieran ninguna norma anti-fumadores, aunque tampoco es como si al sueco le importase.

De un rápido vistazo, divisó a un tipo rubio y raro con capucha al que creía haber visto antes en el centro del pueblo y que destacaba como un pingüino en un garaje. La chica que acompañaba al rarito también destacaba a primera vista, si bien era por otros motivos. Aunque los ojos del sueco se dirigieron hacia la joven pelirroja que había llamado antes su atención y que ahora caminaba en compañía de los dos hombres mayores que se habían buscado con rapidez tras el vídeo que se había reproducido durante el discurso del alcalde. Aquellos dos tipos ocultaban algo y no eran especialmente discretos, y si Günther lo había notado en su breve paso por el pueblo, podía intuir que quienes les conocieran también lo habrían percibido.

Los pasos de Günther le llevaron hasta la barra, tomando asiento en uno de los taburetes y apoyando el cuerpo ligeramente hacia delante. Sus dedos largos como las patas de una araña tamborilearon sobre la madera de la barra.

-¡Camarera! -se dirigió a quien consideró que era la que se encargaba de servir. Como recién llegado a Heaven Falls, no conocía los nombres de nadie por allí-. Una cerveza. Negra alemana, si puede ser -pidió, soltando una bocanada de humo con la siguiente calada de su cigarrillo.

La escuché hablar y sonrei, Beth parecía más relajada ahora-trato de ocultarme de las luces, como ya habrás notado-dije con mi voz suave y fria, manteniendo después aquella sonrisa y luego acercándome a ella, mientras la miraba con intensidad fria y fascinante ella había endurecido su expresión pero detecté un matiz juguetón en su voz, -dime ¿siempre obtienes lo que quieres?-dije serio ahora pero con tono juguetón también, luego esbocé una sonrisa leve fria y fascinante.

Después escuché los motivos por los cuales ella vino a Heaven Falls, luego Beth me preguntó mis razones para haber venido a aquel pueblo.

-Necesitaba un cambio de aires-dije mientras me retiraba un poco, como ella antes había hecho, respondiendo a mis motivos para ir hacia Heaven Falls-asi que aqui estoy, yo también oi ciertos rumores de un asesinato misterioso y luego aquel video misterioso..., parecía como si guardaran cierta relación-dije pensativo.

Mis ojos seguian fijos en los suyos, frios como el hielo pero magnéticos.

Izzy volvió a cercarse y cada vez que lo hacía le costaba mas dejarla ir. Muy sutilmente la acompañó para prolongar su cercanía cuanto pudiera. -Si, unos chupitos entrarían bien. Respondió

Damarko no quitaba ojo a su acompañante, pero no podía evitar mirar la clientela de aquel bar, que con suerte algún día podría ser la suya. Entonces la chica se acerco de nuevo, esta vez mas cerca. Le encantaban los lugares con ruido. No se podía mantener una conversación, pero tenían otras ventajas

Esa es... Pensó ante las palabras que le llegaban a su oído. Tratando de disimular, aunque no era su especialidad, echó un buen vistazo a Riley. -¿Crees que se tome mal un poco de competencia?  Preguntó antes de dejar que Izzy se alejara. -¿La conoces bien? Continuó.

Robert entornó un poco los ojos ante aquella última frase de Nat, porque sí que sonaba extraña, pero acabó por encoger los hombros y reírse por lo bajo, finalmente caminando hacia el afamado Revenant.

— ¿Guapos? —preguntó, con gracia en la voz, palmeando el hombro de Connor—. Guapos —repitió, aunque con seguridad, soltando una pequeña carcajada—. No sé el buen Connor, pero yo estoy soltero —dijo tranquilo—, o casado con el trabajo, mejor dicho —aclaró, aunque en realidad era lo mismo—. No te preocupes por lo de las conclusiones, aquí todos sabemos aguantar ciertas cosas —replicó, risueño.

El Revenant, sin duda, era impresionante. Riley sin duda le había metido mimo al lugar, y ahoar era prácticamente una de las más grandes atracciones del pueblo.

— Está bastante bien, sí. Su dueña Riley suele atender la barra, por si quieres conocerla. La verdad es que le puso mucho esfuerzo y se nota en el resultado, es uno de los mejores lugares, sino el mejor, del pueblo —comentó casualmente—. No tienes nada que agradecer, siempre se hace lo que se puede por alguien recién llegado, en especial alguien que la ha pasado mal nada más llegar —dijo en referencia a su incidente con el autobús—. De hecho, si necesitas algo no dudes en buscarme en el instuto. Te daría mi número pero creo que tu teléfono murió, ¿no? —intentó recordar—. Ya llegaremos a eso, y me encantaría aceptar esa copa —respondió, esbozando una sonrisa brevemente, aunque después frunció el ceño—, pero tengo una reunión importante —no habló por Connor—. ¿Te la tomo en cuenta para la próxima vez, quizás? —fue su momento de guiñarle el ojo a la pelirroja.

Robert entró al Revenant con cara de circunstancia, acompañado de Connor y Natalie, aunque se despidió de esta última con tranquilidad, no tardando en acercarse al chico desconocido y a Madi, que todavía estaba con él. Pronto se enfrascó en una conversación con el hombre.

— Shane —lo "saludó" escuetamente—. Imagino que ya te habrás enterado del pequeño desmadre en el festival —miró a Madi brevemente—, ¿crees que podríamos hablar al respecto?