Partida Rol por web

Lo de liberar a los prisioneros era obvio que era lo que tenían que hacer. Lo de lanzarse a lo loco en cuanto los vieran ya no le parecía tan buena idea. A Mishima todo aquello le parecía raro. Demasiado público, demasiado llamativo. No hacía ni un día que había habido un altercado en la plaza con derramamiento de sangre, de sangre de los guardias sobretodo. El alcalde no iba a dejar todo aquello sin castigo, no si era tan malvado como parecía. Pero aún así, el coger a ciudadano al azar no cuadraba.

¿Estáis seguros de que todo esto no es una trampa para que la gente como nosotros no salga a la luz? Es decir, seguro que quiere capturar a los que le desafiaron antes. 

Yo echaría un buen vistazo a los alrededores. Seguro que hay más guardias entre la multitud, o escondidos en las cercanías. Sería mejor averigua por donde van a traer a los prisioneros e interceptarlos antes de que lleguen aquí.

- Sea o no una trampa, no podemos arriesgarnos a que los maten. Si sueltan esos perros dentro de las jaulas despedazarán a los prisioneros.

- Si atacamos sin un plan entonces morirán los prisioneros y luego nosotros. Necesitamos un plan.

Una vez más, me muestro de acuerdo con el monje, que parece tener una forma de hacer las cosas más similar a la mía que el bueno de Erik. Aunque todos estemos de acuerdo en que hay que liberar a los prisioneros antes de que los encierren con esos perros, un enfrentamiento directo a los guardias puede ser la forma más fácil de acabar nosotros en esas jaulas.

- Sí, lo mejor será dar una vuelta rápida a ver de qué nos podemos enterar. - Localización de los guardias, número de ellos y, si es posible, por dónde van a traer a los prisioneros para poder preparar una emboscada, si ese resulta ser el plan definitivo. - ¿Nos acercamos nosotros? - Le pregunto a Mishima, que parece estar acostumbrado a aproximaciones más sutiles y sigilosas que el resto.

Antes de separarnos, me giro hacia los magos (o cualquier practicante de magia, que no hago muchas distinciones en ese sentido). - ¿Alguno de vosotros va a poder hacer algo con esos perros? - Pregunto. A pesar de que a menudo me hago pasar por guardabosques para dar algún golpe la única forma que conozco de tratar con esos bichos es darles comida o flechas, según la situación, así que cualquier ayuda arcana en ese sentido nos vendrá bastante bien.

La idea de Arden lo convencía bastante, usar el sigilo era lo mejor que podrían hacer. Solo se guiaban por especulaciones y saber la verdad sobre esas jaulas les ayudaría a no dar un mal paso y poder actuar con eficacia.

No iban a dejar que torturasen a ningún compatriota, pero no podían actuar a lo loco.

La presencia de Vundav también le alegró, aunque fuera en esas circunstancias. Si su familia estaba envuelta en esta trama tratarían de asegurar su rescate. La guerra al parecer había empezado tras lo ocurrido en aquella plaza y comenzaba otra pequeña batalla... tras ésto tendrían que replantear su estrategia y pasar a la acción, no ser meros actores pasivos esperando acontecimientos.

Sigilo y sutileza... Sí, no cabía duda que serían elementos fundamentales a la hora de llevar aquella misión a buen término, pero ni por asomo eran la especialidad de Erik. No obstante, aún estaba lo bastante lúcido como para reconocer que era una buena idea.

 -Está bien, primero a observar y luego ya decidiremos si atacamos o no.

Él por su parte se intentaría esconder o, como mínimo, pasar lo más desapercibido que pudiera. Y no era una tarea fácil, porque entre lo grande que era y la fama que había ganado con la reyerta de la plaza... Pero esos pensamientos se interrumpieron cuando Arden mencionó el problema de los perros.

 -Si los chuchos no me rodean entre toda la manada, puedo destriparlos sin problema. O estrangularlos si no llevo armas y me enfrento a ellos uno a uno.

Mishima asintió a la pregunta de la elfa. No es que fuera su especialidad, pero no era malo en eso del sigilo. Por lo menos mejor que la mayoría de sus compañeros. O eso creía.

Sí, claro. Te acompaño.

En verdad esperaba encontrar a las personas encarceladas antes de que llegaran. El pillarlos por sorpresa les daría una gran ventaja. Y seguramente iban a necesitar todas las ventajas posibles.

- Aunque no lo parezca, en eso del sigilo y engañar soy bastante bueno. Si pudiéramos conseguir un uniforme sería genial para poder llegar hasta los prisioneros, luego con una buena distracción en otro lado podríamos intentar liberarlos.

Observaba a su alrededor, buscando una víctima. Un guardia que estuviera solo o como mucho en pareja.

El joven que venía acompañando a Vundav quedó sorprendido por la iniativa que aquellas personas demostraban.

- En efecto hace unas horas entraron en casa y se llevaron por la fuerza a mi padre, Vraris. Mi madre y mi hermana cargan con una gran angustia tras eso como pueden imaginar.

Miró a su amigo para después hacer una mueca de disgusto, pasó a observar la calle.

- Lo acusaron de haber colaborado con los Victocora*, por lo que sabemos hace tres días que se incendió su casa y no sé qué pensar. Si esos incendios los provocó la guardia, murieron muchas personas allí pero significa que tampoco habrían tenido piedad con nosotros, que nos habrían matado igual si hubieran querido.

Se dedicó a hablar, en realidad el joven parecía ordenar sus pensamientos.

- Mirad, yo sí puedo ayudar con magia pero no esta noche, necesitaría dormir para preparar un conjuro que pudiera dejar inconscientes a algunos.

Mientras Evram trataba de sacar conclusiones, los héroes ya estaban dando pasos para un enfrentamiento con los guardias. Estando en la plaza del ayuntamiento había un numeroso grupo de guerreros allí, eran cerca de ocho los que protegían la parte frontal y que tenían a la vista aquellas jaulas, pero por lo pronto no parecían traer a cautivos. Habían cuatro jaulas, dos vacías y dos conteniendo ya una pareja de canes. Vundav no podía ver a nadie en solitario porque cuando tenían que moverse lo hacían en parejas. Tampoco se desplazaban a menudo.

Mishima y Arden usaron la vegetación para ganar algunos metros, no servía para alcanzar a los hombres pero sí para escuchar que estaba cerca la hora de retirarse para aquél grupo, momento en el que serían sustituidos.

- No veo a los prisioneros. Si pudiéramos saber por dónde los traen podíamos intentar interceptarlos.

Vundav observaba la plaza, contando las posibles entradas y edificios del gobierno por dónde pudieran traerlos, intentando buscar la ruta más probable.

Las opciones que tenían en aquellos momentos no parecían ser muchas y más con la inminente llegada de los prisioneros. El día había sido bastante agotador y aun no habían podido descansar en condiciones. Unido a la poca antelación con la que les habían avisado de la posible ejecución y a que la valentía del alcohol comenzaba a remitir hacía que las esperanzas de Nikkha comenzaran a llenarse de agujeros. Sin embargo ya casi estaban en el fregado así que mientras alguno de sus compañeros comenzaban a desplegarse Nikkha analizaba mentalmente donde podía ser más útil.

-Aun no he podido recuperar mis energías mágicas así que puedo como mucho podré apoyar al grupo de emboscada o de combate frontal- Comentó a sus compañeros- Sin embargo se me ocurre que podría explorar los alrededores rápidamente para saber por donde vendrán los enemigos.

- Me parece buena idea la de explorar primero por la zona. Con vuestra discreción estoy seguro de que además nos comprometerá menos. Os esperaremos en aquel portal si queréis, y en caso de no estar allí en la taberna de Laria, aunque tened en cuenta que éso es que algo ha pasado y es preferible que NADIE vaya directamente allí, sino tratando de ocultar nuestro rastro lo máximo posible.

Señalo un edificio cercano cuya entrada era lo bastante amplia como para que todos permaneciesen ocultos sin poder ser detectados desde la plaza.

- ¿Os parece bien?

Aún no conocía del todo a sus compañeros y no sabía si pensarian igual.

- Perfecto. Intentaré obtener información de alguno de los guardias, creo que podré hacerlo sin problemas. Nos vemos en un rato.

Vundav se mezcló entre la multitud y desapareció.

Vundav caminó con el sigilo que pudo a través de la gente que se había reunido en la plaza, procurando no levantar muchas sospechas ni alboroto.

Llegó al punto que pudo para acercarse a una de las parejas que estaban de guardia y se dirigió a ellos con toda la confianza que pudo, como su fuera alguno de los muchos espías que seguro estaban dando vueltas por la plaza.

- Soldados, ¿qué nuevas hay? La gente se impacienta. ¿van a traer ya a los prisioneros?

Una vez roto el hielo, siguió hablando con voz autoritaria pero como un colega se dirigiera a otro. Señaló una cualquiera de las calles que daban a la plaza.

- No recuerdo si traerían a los prisioneros por esa calle, pero debería estar más protegida. ¿O era esta otra? ¡Joder! Me voy a llevar una bronca por no acordarme de las órdenes.

Esperó a ver si los soldados se lanzaban y le daban alguna pista.

Casi todos los héroes estaban de acuerdo en algo: había que descubrir por dónde iban a traerse a los prisioneros para tener la opción de interceptar a esos guardias en lo que podría ser un rescate relámpago. Quizá bastaría con esperar a que se produjera el cambio de guardia para saber más sobre la ruta habitual que seguían. Laria siendo sigilosa como era se movió junto a ellos.

- Desde la misma plaza podemos ver la calle por la que vienen, pero para abarcar más distancia nos podemos dividir siguiendo diferentes calles. No se van a fijar en nosotros si vamos de uno en uno.

Comentó aportando su visión del asunto, pareciéndole buena idea y un proceder astuto. El grupo pensaba del modo que ella creía les aportaría más beneficio, salvo Vundav. El joven se separó de ellos dirigiéndose directamente hacia los guardias lo que hizo que la mediana temiera por él. Lo mismo hizo Evram, que se quedó quieto en los jardines pendiente de su amigo en lugar de las personas que recién había conocido.

Acercándose hacia los guardias no tardó en cruzarse con dos de ellos que ante sus palabras miraron sorprendidos, cruzando las miradas entre ellos antes de que uno respondiera sin darle demasiada importancia.

- Chico, no viene nadie ahora. Los traen mañana a medio día para el escarmiento público. Ve a transmitirlo por ahí para que haya gente presente.

Le dijeron mas sin responder a la segunda pregunta, la cual no les terminaba de encajar y por suerte habían preferido no darle demasiadas vueltas al asunto.

Evram entretanto se había quedado atrás, observando a su amigo que tan presto se arriesgaba a mezclarse con aquellos rufianes.

 -Bien. Yo iré al portal con Norwind, a esperar noticias vuestras. Ya os imaginaréis que el sigilo no es precísamente lo mío.

Y con todo ya decidido, Erik siguió a Norwind hacia el portal. No es que fuera una persona que pudiera pasar desapercibida, al menos no tanto como el guerrero peliblanco, pero el lugar propuesto era bueno para ue incluso él pudiera ocultarse. Y entonces esperarían a las noticias de los exploradores allí o se marcharían a la posada, si es que no pasaba nada que necesitara de su inmediata atención.

La compañía del gigantón le agradaba. Ambos podrían solucionar cualquier problema si se presentaba. Ninguno de ellos pasaría por ser sigiloso, Erik era una mole de casi dos metros que muchos identificarían como el que gritó en la plaza provocando las primeras hostilidades, y él era alguien que no pasaba desapercibido fácilmente.

Si Arden y Mishima querían sigilo mejor que lo obtuvieran solos o les comprometerían. Seguro que tenían mil recursos para obtener esa información. Confiaba en ellos.

Vundav quizá estaba arriesgando demasiado, pero ya era demasiado tarde pues había partido a hablar con uno de los guardias. Su hermano en cambio parecía más comedido. Cualquier información obtenida podría utilizarse para trazar un plan.

- Nikkha, ¿vienes?- Tendió la mano a su amiga.

Esperarían ocultos hasta que el resto llegase. No podían hacer mucho más salvo vigilar desde fuera la plaza.

Vundav siguió frente a los miembros de la guardia, la actitud del desconocido les estaba extrañando pero por ahora no le perjudicaban sino que mantenían una desganada conversación.

Erik y Norwind permanecieron a la espera puesto que sus armaduras les impedían aprovechar la ventaja del sigilo o la sorpresa, lo hacían junto a Evram quien no perdía de vista a su amigo y esperaba que su acercamiento no terminara en una nueva detención.

Entretanto, los otros integrantes del grupo se dispersaron, evaluando las diferentes calles hasta que se produjo el cambio de guardia. Los cuatro reemplazos habían venido por una de las calles laterales, la suroeste, pero no podían determinar con precisión el motivo. Aquella dirección no se correspondía con la de la "casa de la verdad y la claridad", sita hacia el Sur y que era el emplazamiento en el que pensaban sería lógico estuviera cualquier detenido.