Partida Rol por web

Con alivio, veo cómo el cocodrilo no se sigue moviendo mientras me arrastro lejos de él. Mi suspiro es casi audible mientras dejo a un lado mis espada y uso la daga para realizar un corte longitudinal en mi pantalón que me permita ver la herida. Afortunadamente, no tiene tan mala pinta como parecía en un primer momento.

El grandullón se acerca hacia mí, tendiéndome la mano. Parece que le juzgué demasiado rápido por su actuación en la plaza. Sonriendo a pesar del dolor, agarro su brazo y tiro ligeramente. De forma innecesaria, porque cuando hace fuerza para ayudarme casi me pone de pie él solo.

- Me vendrá bien una mano, gracias* - le digo. Miro a la barda, esperanzada, cuando Erik le pregunta si puede repetir ese conjuro. - Si no, seguramente necesite parar un momento para coser y vendar la herida antes de continuar - le digo a la semielfa mientras me apoyo en el brazo del guerrero.

Observo la estatua de Calistria un momento, dudando de si esto será una jugarreta suya en venganza por todos los robos que he realizado en los caminos. Pero la pregunta desaparece en seguida de mi mente, pues sé que no soy tan importante como para que ningún dios se preocupe lo más mínimo por mis acciones.

Descartando esos pensamientos inútiles, me fijo en el hechicero. Hasta el momento no me había fijado demasiado en él, pero ahora, sobre todo al comentar su visión en la oscuridad, intento mirar más allá de su cara bonita. El chico no es humano, sino un aasimar. Y, viendo su reacción al fijarse en la estatua, poco más que un adolescente. Tal vez en otras circunstancias le habría elegido como víctima para desplumarle después de pasar una noche con él, pero en estas circunstancias ambas cosas se tornan inviables.

Sujetándome en el brazo de Erik, me agacho para recoger mi estoque y lo envaino. Con cuidado, apoyo la pierna herida, manteniendo mi brazo sobre el suyo, sin estar muy convencida de si aguantará mi peso.

Los subterráneos estaban llenos de engendros, tenían que llevar cuidado porque era posible que en cualquier momento apareciera alguno más. Les esperaba una amplia discusión con Laria al subir.

- Bonita estatua.- Dijo al ver a la voluptuoa mujer esculpida en piedra que la mediana tenía allí.- Me pregunto si su objetivo es rendirle culto o si se trata de algo más.

De pronto se dió cuenta de que estaba herido. La primera bestia había sido abatida y solo había acabado con algunos rasguños, pero el lagarto le había asestado un buen mordisco. Sacando un ligero vendaje que llevaba en su bolsa de piel empezó a apretarse la zona para cortar la hemorragia.

- Si vamos a estar un tiempo por aquí será mejor que nos aseguremos de qué es ésto.- Levantándose se acercó a la figura de la diosa. Recorrió con sus dedos parte de la piedra tratando de encontrar alguna runa o inscripción, mientras observaba el resto del cuerpo. Luego tanteó el suelo por si veía huellas o señales de movimiento reciente.

- Por cierto, si ha venido uno pueden venir pronto más.- Dijo ya refiriéndose al cocodrilo que los había atacado. Parecía estar todo en calma, pero debían mantenerse en alerta después de lo visto.

Al ver que el cocodrilo caía abatido Mishima se giró por si venían más, pero al no haber más peligro inmediato se volvió a sus compañeros heridos. No eran muy agradables de ver, sobretodo las de la elfa, mucho peores que las que acababa de recibir él mismo hacía poco.

Desde luego éste sitio está lleno de bichos agresivos. No me extraña que lo abandonaran, como escondrijo es una mierda si te puede llegar a matar algo peor que lo que te está buscando por arriba.

La estatua de Calistria fue también una sorpresa.

No sé que es más preocupante. Si que en medio del agua haya una estatua así de grande, o el hecho de que sea de Calistria. Que no es que me queje de la estatua en sí, que está muy bien hecha, si no a lo que se dedica.

-¡Wow! menuda manta de palos que le acaba de caer al cocodrilo.- se sorprendió Nikkha para si misma mientras dejaba salir un silbido de asombro-  Y a todas estas... ¡¿que hace un bicho como ese aquí?!- desde luego que el sitio era amplio como para montar una base en condiciones pero habría que tener mucho cuidado con la fauna que rondaba el lugar.

Justo en ese momento la estatua captó la atención de la semielfa. A mitad de aquella masa de agua se erguía aquella imponente estatua de Calistria. La Diosa debía estar recibiendo millares de plegarias en la ciudad gracias a los actos del gobernador. Hasta ella, que se consideraba una persona pacífica, había clamado su nombre en los últimos meses. En cualquier caso, incluso si la escultura le parecía un arte estático y frío, aquella estatua tenía una belleza innegable que la dejó embelesada. No fue hasta que sus compañeros llamaron por su ayuda mágica que la joven no volvió a poner los pies en la tierra.

-Lo siento- se disculpó triste ante la petición de la elfa- Mis energías mágicas están agotadas, hasta dentro de unas horas temo que no podré hacer nada por ti

Vundav contestó inmediatamente después de Nikkha, aunque nadie le había pedido nada.

- Yo también he agotado mi energía mágica, ya no puedo curar, aunque mi curación es muy ligera. Solo puedo disparar ráfagas de energía. Creo que deberíamos bloquear la zona explorada para que no entren más enemigos y descansar y curarnos bien. Quizás retroceder e informar a la mediana.

Asiento mirando a la semielfa y, un momento después, al hechiceros. Desconozco los poderes mágicos que tiene cada uno, pero aún así les agradezco el comentario con el gesto de cabeza.

- En estas condiciones, yo no voy a ir de avanzada como había propuesto antes - digo, separándome de Erik para probar la pierna sin un punto de apoyo. - Puedo caminar, aunque preferiría descansar un rato para curar la herida. Si preferís seguir explorando, iré en el centro del grupo.

Miro a mis compañeros, esperando una decisión sobre parar o no. Siendo la única herida, tampoco quiero retrasar al grupo, aunque yendo en el centro del grupo no pueda sacar tanta ventaja de mi visión élfica, tampoco es un gran problema dado que no soy la única que puede ver en la oscuridad.

La voluptuosa elfa podía resultar atractiva o excesivamente llamativa según los ojos de cada uno. La presencia de tal estatua allí sería un misterio que quizás la mediana pudiera conocer, aunque Norwind hizo el intento de desentrañarlo aproximándo, para lo cual hubo de iniciar un nado que no se vio alterado por más peligros.

En tierra, seguía desangrándose el lagarto, hasta el punto de teñir de rojo dos metros de agua a partir de la orilla. Estando cansados, Arden prefirió hacer un alto en el camino, convenciendo al resto de la necesidad de detenerse para apoyarse, o bien sentarse, beber algo para poder remotar fuerzas tras dos imprevistos combates contra dos duras criaturas. Destacaba la mole con aspecto de cuervo, que bien pudo poner contra las cuerdas a más de uno.

Entre que recuperaban ese fuelle que ahora necesitaban, del fondo de la gruta se escuchaba algún que otro sonido y de hecho parecieron ser voces de más de una persona. Tan sólo asomándose para ver más allá, resultaba que una pila de mesas, sillas y barriles estaban bloqueando el paso y con claridad esa barrera la debía de haber erigido alguien.

Ante la falta de respuesta de la gente, retrocedo un poco por el corredor por el que hemos llegado y rebusco en mi kit de disfraces algo que pueda utilizar como venda. Sentada en el suelo, vierto un poco de agua de mi cantimplora sobre la herida y empiezo a vendarla con cuidado.

Con el paso de los minutos, los ruidos de la cueva se fueron normalizando y lo que parecía ruido de fondo ahora daba la impresión de ser unas voces.

- Ahí hay alguien - digo, aunque las miradas de mis compañeros me indican que ellos también lo han escuchado. - Tal vez deberíamos acercarnos primero a esa zona - le digo a Norwind, pues era el que propuso ir antes en la otra dirección.

Con esfuerzo, me levanto de nuevo y muevo la pierna con cuidado. La improvisada cura parece que va a aguantar y el dolor va remitiendo poco a poco. Al menos lo suficiente como para no retrasar al grupo mientras estemos aquí abajo.

Acercándose a la estatua comenzó a ver mejor los detalles. La figura que desde lejos parecía finamente tallada debía estar allí por algún motivo.

Llegó a su base y pudo explorar la superficie. Nada aparentemente tenía de especial, pero mientras trataba de descubrir algo más escuchó voces al otro lado de la gruta. Desde donde estaba, miró en esa dirección, descubriendo que había sido taponada con restos de mobiliario.

Qué extraño habitat tenía la mediana aquí.

Comenzaba a pensar que los habían utilizado para tratar de sanear una zona que había quedado fuera de control, y que la propietaria quería por fin recuperar. Ya hablarían con ella en la superficie.

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Volviendo con sus compañeros vio que se estaban preparando para ir a la trinchera, desde donde se habían escuchado los sonidos.

- Si, esas voces son preocupantes.- La propuesta de Arden parecía la más coherente. Debían ver de qué se trataba y dejar por fin todo listo para poder utilizar estas cavernas.- Vamos a ver.

Algo molesto por tener que ir mojado, confiaba en que sus habilidades con la espada no se viesen mermadas por la oscuridad y el agua. Aunque en peores condiciones se había encontrado.

Erik vigiló por un momento que Arden pudiera tenerse en pie por su cuenta y, en cuanto se aseguró de que la muchacha podía caminar por sí sola, la dejó moverse por su cuenta, pasando a centrarse en otros asuntos. Como la propuesta del descanso, por ejemplo.

 -Un descanso me parece buena idea. Así aprovecharemos para pensar nuestro siguiente paso.

Pero por mucho que el guerrero hubiera intentado pensar cuidadosamente en el próximo movimiento, unas extrañas voces provenientes de la ruta que tenían frente a ellos hizo que la decisión a tomar quedara bastante clara. Después de todo, si el camino de la izquierda tuviera algo de lo que preocuparse, ya habría dado señales de vida. Definitivamente la opción del camino frontal parecía la más lógica.

 -Vamos. Preparad las armas por lo que pueda pasar. Los que tengan visión en la oscuridad, que informen en cuanto vean algo raro.

Porque por muchos trucos de luz que tuvieran, la visión en la oscuridad seguía siendo más fiable dado el lugar en el que se encontraban. Y tener una ventaja visual en ese sitio era absolutamente fundamental.

El descanso había sentado muy bien a Vundav, el cual recuperó su energía mágica al completo.

- Sí, esas voces son preocupantes... si queréis puedo adelantarme un poco a ver qué veo. He recuperado mi energía mágica y puedo volver a invocar mi escudo y algún truco más. Dejo la luz con vosotros ya que yo no la necesito.

Con cuidado Vundav se acercó a la fuente del sonido, moviéndose de la forma más silenciosa posible. 

No podían descubrir nada nuevo con aquella barrera delante, ni Vundav tenía forma de evitarla. Era un conjunto de muebles pesados que sólo con fuerza bruta podían tirarse abajo. Entre ellos, entre las maderas apelotonadas, había algunas aperturas y conforme ellos se habían acercado dos pares de ojos ya habían podido verlos, parecían poseer pieles rosadas, las propias de seres humanos.

- Quién va, ¿sois los dueños de este lugar? Hemos quedado atrapados aquí.

Dijo la voz de un joven que debía de tener una edad aproximada a la de ellos.

- Hay una bestia peligrosa ahí fuera, una criatura cuervo humanoide, se volvió loca.

Acompañó otra voz aunque ahora perteneciente al sexo contrario.

- ¿No podéis salir de ahí por otro lado? ¿Quiénes sois?

Era rarísimo lo que estaba ocurriendo ahí abajo... el hombre cuervo, un cocodrilo, la estatua, aquellas personas atrapadas. Podría haber un dragón en cualquier lado, tal y como uban yendo las cosas.

No se fiaba aún de aquellos nuevos individuos pero se dirigió a Erik.- ¿Tratamos de mover ésto entre los dos?

Esperaba la respuesta de esa gente pero tendrían que hacer algo pronto para sacarlos si no parecían una amenaza.

Una barricada se interponía entre ellos y los dueños de aquellas voces. Parecía sólida, pero desde luego no inamovible. Aplicando la suficiente carga de poder muscular caería sin dificultad. Y no era el único que lo había pensado, ya que Norwind le propuso retirar la barricada entre los dos. Erik asintió a sus palabras, aunque aún no se fiaba del todo de la gente que se escondía tras la barrera.

 -Primero que nuestros amigos se presenten. Luego veremos si les ayudamos a quitar la barricada.

Acto seguido miró hacia la barrera y dicjo en voz alta:

 -La bestia cuervo está muerta, nosotros la matamos. Y también a un cocodrilo que intentó atacarnos. ¿Hay más criaturas peligrosas sueltas de las que tengamos que encargarnos?

Vundav asintió a Erik por su prudencia, podría ser una trampa. No era normal que la gente quedara así encerrada tras una barricada.

Llevó la luz más cerca de la barricada para que sus compañeros pudieran ver sin problemas.

- La bestia no está. ¿Cómo llegasteis ahí? ¿Quien sois? Antes de ayudaros tenemos que saber de vosotros.

Lo de que habían sido encerrados por una barricada era desde luego extraño, había sido muy prudente por parte de sus compañeros el pedir explicaciones.

No obstante Mishima se acercó a la "pared" por si podía ver mejor por algún otro hueco, o incluso algo que le indicase si se podía abrir hueco de alguna otra manera que no fuese mediante fuerza bruta.

Varios de mis compañeros se acercan al fondo del pasillo para hablar con las personas que, aparentemente están al otro lado de una barricada. Somos demasiados para juntarnos todos ahí y, desde luego, si hay que empezar a abrir camino, los brazos de Erik serán mucho más útiles que los míos. Por otro lado, al elevar el tono de voz para hacerse escuchar por los del otro lado, es posible que llamen la atención de cualquier otra criatura que siga en estos sótanos.

Por ese motivo, y con la emboscada del cocodrilo aún presente, decido quedarme unos metros más atrás, vigilando tanto el pasadizo lateral como las aguas del río subterráneo, aparentemente tranquilas ahora. Trato de ocultarme en algún recoveco del pasillo y centro mi atención en nuestra retaguardia.

Las dos personas del otro lado debieron de mirarse durante un instante ante de continuar.

- Nos llamamos Evan y Aila, somos hermanos. Esa criatura cuervo, venía con nosotros en realidad. Somos exploradores y creímos haber encontrado una gruta secreta donde poder hallar tesoros, el problema llegó cuando, bueno, cuando Corby encontró toda esa comida almacenada, no entendemos porqué se volvió loco, no es que fuera muy racional antes pues ni podía hablar, pero lo usual es que nos siguiera y dejó de hacerlo, se volvió violento obligándonos a retirarnos hasta aquí y tuvimos que levantar entonces esta barricada mi hermana y yo tras la que esperábamos para ver si se detenía su locura. Sé que todo suena un poco raro pero se le fue la cabeza, chillaba como ido del todo.

Explicó el joven, tomando a continuación la palabra la voz femenina.

- Nos apena que haya muerto, si es así nosotros podríamos salir ya. Y ustedes, ¿quiénes son si puedo preguntar? Si este lugar es suyo lamentamos la confusión. Y no, no sabemos de la existencia de más seres.

- No me fío de ellos.- Susurró en voz baja.- Vinieron con la bestia y ni siquiera muestran pena por ella. Posiblemente estén esperando a salir para atacar, ¿por qué debían confiar en nosotros si hemos matado a su amigo? Además, ¿quién nos dice que no hayan probado esa comida de la que hablan y que ha enloquecido al hombre pájaro?

Se adelantó a los hermanos.

- Bien, si vuestra historia es cierta, poco apego debéis tener por vuestro compañero, algo que no parece muy noble, pero os sacaremos de ahí. Cualquier cosa que hagáis pensadla antes, vosotros no pudísteis hacer nada contra él y a nosotros nos ha sido fácil reducirlo, así que estáis en desventaja.

Hizo un gesto a Erik para empezar a levantar la trinchera. Y en voz baja se dirigió al resto.- Estad preparados.

Estas grutas debían conectar con otras y de ahí el trasiego de criaturas. Ya les había avisado la mediana, pero eso haría difícil establecer un refugio seguro. Debían reforzar una de las salas, quizá algo más de terreno para no ser sorprendidos como había pasado ya, y así tener garantías de no ser atacados fácilmente.

No se le iba de la cabeza que era contra el nuevo alcalde Thrune contra el que se enfrentaban, y si daba con ellos, como intuía que podía ser fácil vista la red de espías de la que disponía, no tardaría en atacarlos para extinguir esta aún pequeña llama de rebelión que estaban planeando.

Vundav contestó también en voz baja.

- Deberíamos hacerlos prisioneros hasta que la mediana decida, tampoco me fío de ellos.

Y continuó en voz alta.

- Son saqueadores. Han entrado en una propiedad privada con ánimo de robar en ella. Arrojen sus armas al suelo y déjense capturar, la dueña de este almacén es la que decidirá si los entrega a las autoridades o les deja en libertad.

No pudo evitar poner mala cara pensando que esta pareja había abandonado a su compañero a su suerte.