Partida Rol por web

Erik frunció el ceño al escuchar las acusaciones que aquella mujer lanzó contra él. Pero no por la bronca en sí, sino porque no le gustaba nada lo que estaba oyendo. Porque mentiría si dijera que no había previsto el lío que se podía montar si se ponía farruco en la plaza, pero de ahí a que los matones de Thrune se pusieran a saquear como si fueran bandidos invadiendo una ciudad... Eso no lo había tenido tan en cuenta. Y aunque no le gustaba sentirse responsable de ese tipo de cosas, especialmente cuando se trataba de agresiones sexuales, no valía la pena llorar por la leche derramada. Eso y que además, el acto no se había llegado a consumar, afortunadamente, lo que dejaba al guerrero un poco más tranquilo.

 -No, no me paré a pensar en todas las consecuencias que mis actos pudieran tener. Pero si no hubiera sido por mí, Thrune habría enviado a sus matones a machacar a la población por cualquier otro motivo. ¿Crees que una escoria semejante necesita motivos para pisotear a los que cree que están por debajo de él?

Erik se dio la vuelta y fue hacia la trampilla para ayudar en lo que pudiera a sus compañeros.

 -Si culparme de lo sucedido te hace sentirte mejor, adelante. Pero lo que necesitamos ahora es concentrarnos en reunir fuerzas para aplastar a Barzillai Thrune. Después de eso ya podrás recriminarme lo que te de la gana.

Dicho eso, el guerrero se acercó hacia la trampilla abierta y, habiendo escuchado las palabras de Norwind, dijo:

 -¿Habéis visto a alguien ahí abajo?

Miro a Laria y asiento. Parece que hemos llegado en un momento complicado y seguro que hay otros mejores para discutir la forma de proceder la primera vez que nos vimos. El humano de pelo blanco pide silencio, y cuando estaba a punto de bordear al hombretón del mandoble, me contesta al fin.

- Eso nunca lo sabremos, ¿no? - digo encogiéndome de hombros cuando afirma que los guardias habrían cargado independientemente de sus acciones. Una vez más todos los presentes muestan una tremenda decisión de acabar con el nuevo alcalde. "Como si realmente pudieran encontrar algún otro que sea mejor para la gente", me digo una vez más, sintiéndome algo fuera de lugar. Niego con la cabeza respondiendo al hombre. - No, no te voy a recriminar nada. Tú sabrás lo que haces, no soy tu conciencia - le digo, temiendo en el fondo el fanatismo de gente como él, que parece tan dispuesto a pisotear a cualquier en su afán por destruir a Thrune como el propio alcalde.

El albino y otro tipo con un bastón se deslizan por la trampilla incluso antes de que llegue hasta ellos. El sonido de una música desvía mi atención de la trampilla y, preguntándome por qué narices alguien se pone a tocar una lira cuando sus compañeros han pedido silencio, levanto mi cabeza para encontrarme con el rostro de una atractiva semielfa. "Un bardo, sin duda" pienso incapaz de dejar de mirarla, entendiendo un poco tarde el por qué de la música.

Un resplandor en el hueco de la trampilla devuelve mi atención hacia ella. "Más magia", me digo observando al no menos atractivo humano que seguramente ha conjurado la luz. "Demasiada para mi gusto". Casi instintivamente, descuelgo el arco corto que llevo a la espalda y miro de nuevo a Laria, buscando un gesto de aprobación antes de deslizarme por la trampilla con los dos humanos.

La mujer se encogió de hombros, siendo mediana bien sabía la impetuosidad de la gente grande, sonrió a Arden cuando el gigantón se giró, ella no perdería el buen humor, ya no sólo por ser una halfling sino por su expertía tratando con los clientes tantos años.

Parte del grupo había aprovechado para deslizarse hacia abajo, sin desear inmiscuirse en la conversación protagonizada por dos de ellos. La trampilla daba a un sótano, una gran rata se deslizó al poco introduciéndose en un hueco entre las piedras. El suelo mostraba abundantes restos de excrementos acumulados durante décadas, produciendo un olor acre repulsivo. En la oscuridad, de nuevo podía verse en la pared un porción desplazada. Había una piedra allí que se había movido, no siendo el lugar elegido el roedor para su huída. La luz emitida por el joven brujo permitía ver algo detrás, la esquina de lo que debía ser un cofre.

- ¿Vieron algo?

Preguntó oportunamente Rexus acompañando la pregunta de Erik. Él permanecía arriba y no hizo gesto de aventurarse, un instante después se escuchaba una carcajada de Laria.

- Esto es lo más raro que has hecho en tu vida, ¿eh amigo?

Se escuchó una palmada en la espalda del noble, la mediana había elevado la mano para alcanzarle todo lo alto que pudo.

- Tu madre debió a traerte a más sitios como éste y sobre todo, más tiempo a mi taberna.

El noble había quedado asombrado por la actitud de la mujer y finalmente quiso responderle.

- A veces he viajado y he podido leer, pero en tus largos caminos siempre me ha sido imposible.

Le dijo jugando con el nombre de su posada.

- Pues te espera un buen camino largo ahora, Rexus.

La mediana le sonrió con cariño.

- Y tengo una nueva trabajadora, una elfa que me va a ayudar a encandilar a los viajeros. Creo que tendrá muchas historias llamativas que contar a los visitantes.

Miró a Arden y le guiñó un ojo.

El olor del sotano aquel no era agradable, aunque no era el peor que había olido. Suponia. No obstante no tenía much sentido quedarse allí admirando los efluvios del lugar. Era mejor continuar y ver hasta donde les llevaba aquel camino.

Bufff. Después de estos e impone un buen baño. Espero que eso no lo hayan prohibido todavía en la ciudad.

Sin más se acercó a la piedra desplaza con la intención de continuar el camino.

Si eres tan amable de continuar con la luz te lo agradecería.

Le dijo a Vundav, ya que era el que portaba luz y quien permitía que él pudiese ver.

El noble y la mediana se llevaban bien, o al menos eso parecía. Eso era bueno y significaba que las dos personas que habían llegado eran aliadas o refuerzos ante lo que pudieran encontrar. Aunque se mantenía atento a cualquier cosa que pudiera pasar, Vundav empezaba a relajarse un poco ante el grupo en el que estaba.

Desde el principio se había mostrado muy callado y reservado. No estaba acostumbrado a hacer cosas en equipo y le costaba relacionarse con la gente. Tenía que ir dejando de lado esa actitud e intentar ser más positivo.

Aunque iba a la retaguardia ante el requerimiento de Mishima avanzó hasta su posición iluminándole el camino y situándose justo detrás de él.

- Por supuesto, - comentó sacando por fin una pequeña sonrisa - voy detrás de ti. Solo recuerda apartarte un poco para dejarme ángulo de disparo si las cosas se ponen feas. - El segundo comentario era para dejar bien claro que aunque mantenía su arma enfundada estaba preparado para responder inmediatamente ante cualquier dificultad.

Al final la situación estaba empezando a interesarle y ya no estaba deseando que acabase todo para volver cuanto antes a sus estudios, quería saber más acerca de lo que estaba pasando.

Mientras la conversación seguía arriba, - Norwind había escuchado parte y decidió intervenir más adelante, al fin y al cabo eran conciudadanos suyos los que estaban sufriendo las consecuencias de lo ocurrido en la plaza,- bajaron y vieron el rastro inequívoco de que alguien estaba moviéndose por allí, una piedra desplazada a modo de acceso secreto.

Mishima tanteaba el posible resorte, y él colaboraba mientras Vundav los iluminaba con su magia. Más tarde le preguntaría por el truco, lo había visto hacer a menudo pero estas cosas le fascinaban, de hecho el color banco-plateado de su pelo se debía a experiementos con las artes arcanas.

Pero ahora primaba el encontrar a quien huía de ellos. Si estaba allí era muy posible que supiese algo de los Cuervos, e incluso si no era el caso, al menos les podría informar sobre este lugar de retiro ya que parecía moverse por él con destreza. En todo caso, aunque les fuera inútil lo que consiguieran, era la única pista que podían seguir.

Erik se había quedado mirando el túnel desde arriba, sin atreverse a bajar. No por miedo, sino porque siendo tan grande como era él, el riesgo de quedarse atascado en el acceso o, como mínimo, de tener una bajada muy dificultosa era bastante alto. Aparte, cuando no tenía libertad para mover los brazos, se ponía increíblemente nervioso.

 -Dad una voz si necesitáis refuerzos.

Porque él sólo se metería por allí si era estrictamente necesario. Y teniendo en cuenta que las cosas parecían tranquilas allí abajo, probablemente pudiera quedarse en el granero. Que no tenía que ser una pérdida de tiempo, ahora que lo pensaba.

El guerrero fue hacia Laria para hacerle un par de preguntas.

 -¿Has estado antes ene ste lugar? ¿Te suena que estuviera habitado por criaturas razonablemente inteligentes y con aspecto de rata?

Laria observó al corpulento guerrero, el más recio que había llegado a conocer. La mediana se fijó en él, entrecerrando los ojos para luego negar.

- No, este sitio no lo conocemos, venía en las notas de Rexus. Pero no había nada escrito sobre criaturas, solo pensábamos que podría haber vagabundos alojados pero no ha sido el caso.

El noble también parecía desconocer más sobre el tema, solo que Laria, muy activa, había echado a andar bajando por las escaleras.

- Y qué vieron allí abajo, ¿algo sobre esos rebeldes?

Se asomó para echar una ojeada. Mishima era quien había tomado la delantera, apartando una piedra cuyo tamaño no era suficiente como para permitir el paso de ninguno de ellos y no parecía haber propósito de hacerlo. Tras la piedra lo que podían ver era un cofrecillo de madera vieja, unos 40 cm de largo, esperando allí desde hacía años. Un candado lo mantenía cerrado.

Laria sobrepasó a Erik llegando hasta los que se encontraban abajo, Rexus entretanto se había asomado desde la parte superior de las escaleras.

- Qué será lo que guarda, lleva aquí mucho tiempo sin que nadie le pueda dar uso.

 -Sea lo que sea que halléis allí abajo, subidlo para que podamos examinarlo con calma entre todos.

Porque por las voces que le estaban llegando, parecía que algo habían conseguido encontrar en el tunel. Ahora, el qué podía ser, eso ya se le escapaba al guerrero.

Mientras el grupo que staba en el interior del tunel decidía si subían el objeto o no, Erik empezó a darle vueltas a la cabeza. Todo lo que Laria sabía de aquel lugar era lo que había leído en las notas de Rexus, que no era mucho al parecer. Y teniendo en cuenta que el noble tampoco parecía saber nada sobre ciraturas ratiformes en la zona, pues mucho no iban a poder averiguar sobre aquella criatura hasta que no la atrapasen. En fin, mala suerte, ya les iría mejor en otra empresa. Como por ejemplo, la de recuperar lo que fuera que había allí abajo escondido.

 -Rexus, ¿tú tienes alguna idea de lo que puede haber allí abajo guardado?

Porque de los que estaban allí, el noble era sin duda el que más sabía del lugar. Así que si alguien tenía una pista sobre el hallazgo de sus compañeros, ese era Rexus.

Algo le decía que las huellas que Erik encontró arriba eran la clave de todo esto. Quizá esa "rata", que bien podía ser un ser metamorfoseado mediante la magia, les había conducido ahí. Las huellas encontradas parecían recientes y el agujero por el que parecía haberse escapado dejando esa otra piedra al descubierto hacía encajar las piezas.

¿Pero de quién o qué se trataba?

- Investiguemos un poco por aquí y subamos este cofre a la luz para ver qué contiene. Nikkha, ¿sabrías abrir la cerradura? - La mujer ya había demostrado su pericia anteriormente.

Acercándose a la otra trampilla dijo en sururros, - pequeña criatura, te agradecemos la ayuda prestada. Puedes confiar en nosotros si quieres, aunque supongo que si no lo hicieras no nos habrías mostrado tu secreto. Gracias en nombre de la ciudad.

Tanto el extraño ser como el cuchillo eran dos misterios que más tarde le gustaría resolver, pero el contenido del cofre era lo que ahora llamaba su atención.

Vundav, que estaba situado tras Mishima iluminándolo, observó con curiosidad el viejo cofre.

- Lo mejor será hacer lo que dice Norwind y abrir la caja arriba. Mejor aún, que la estudie nuestra experta y considere si hay alguna trampa y si la puede abrir sin peligro.

Tras su comentario esperó a que Mishima tomara la caja mientras mantenía la luz por encima.

También escuchó con aprobación las palabras de Norwind. Sea cual sea la criatura no les había atacado, al contrario, les había guiado a ese pequeño cofre. Unas palabras amables y una invitación a que confiase en ellos estaba muy bien.

Su curiosidad hacía que le costase contenerse de abrir el cofre.

Nikkha miraba al noble y a la mediana con cariño mientras ambos intercambiaban aquellos comentarios. Era bonito ver como la amistad no entendía de clases sociales ni de tiempo ni de razas. Eran como ver crecer una flor en el callejón oscuro que era Kintargo en estos días. Aquellos sentimientos tan hermosos bien merecerían una balada y esperaba ser lo suficientemente buena de poder plasmarlos algún día en una de sus composiciones. 

Sin embargo no tenía tiempo de ponerse a ello en esos momentos, pues su presencia había sido requerida por el equipo que había bajado. Por el olor que subía de esa trampilla, Nikkha hubiera preferido no bajar. Pero claro, no quería dejar a sus compañeros en la estacada y si esa caja tenía trampas lo mejor sería no moverla sin revisarla previamente. Sin embargo, la joven semielfa era una mujer de recursos y con rapidez extrajo un pañuelo bordado y vertió un par de gotas de perfume sobre él antes de atárselo en la cara. Una vez solucionado el problema, la joven bardo bajó por la trampilla hasta la caja en cuestión. Se acuclilló frente a ella mientras desplegaba sus herramientas y se dispuso a revisar el contenedor.

Tras un escueto examen, el cofre y el recoveco en el que se encontraba no parecían representar una amenaza. No era tampoco pesado en exceso, dado el tamaño aunque una nueva pista llegaba hasta ellos sólo al moverlo, pues se escuchaba el rodar de pequeños objetos esféricos dentro. Intrigados no tardaron en subidos donde la luz ayudara a resolver el misterio y manos a la obra, no era difícil abrirlo: la cerradura, con forma de cuervo, se accionaba con facilidad usando el anillo, si es que apretándolo antes de lograba empujar tres salientes que en su interior alojaba.

En cuanto el contenedor se abrió, una gran colección de papeles apareció ante sus ojos. Se presentó entonces el verdadero desafío: la escritura en todos esos pergaminos era un auténtico sinsentido, las palabras no se podían reconocer. Bajo todos esos papeles, numerosas perlas esperaban en el fondo, con algo de libertad para rodar.

Rexus tomó el primero de los documentos, atento a cada detalle.

- Que me aspen, esto es algún tipo de encriptación. Me pregunto si podría sacar algo en claro pero eso sí, llevaría tiempo.

Miró hacia los demás, viendo que había allí una ardua tarea. En cuando a las palabras de Norwind, nada respondió a sus intentos de comunicarse.

Siempre le habían fascinado los enigmas que presentaba la escritura, y éste parecía que iba a poner a prueba su ingenio. Además contaban con la ayuda de Vundav, que parecía erudito en el campo.

Ojeó las letras que se plegaban sobre las hojas, debía haber algo que se les escapaba. ¿Y si quizá hubieran de usar las perlas? Al fin y al cabo se encontraba todo junto en el mismo cofre.

Cogiendo una de ellas la pasó sobre el texto. Lo hizo también con todas juntas, dejándolas deslizarse sobre el papel.

Al parecer no había nada más abajo, que no es que un cofre lleno de papeles codificado y unas cuantas perlas fuesen moco de pago, pero no había nadie. O mejor dicho, no habían logrado encontrar a nadie. Porque quedaba claro que alguien les había guíado hasta allí.

Gracias.

Añadió Mishima a las palabras de Norwind. Pues al igual que él creía que tenían allí alguna especie de aliado.

Bueno. ¿Y ahora qué hacemos? Esos papeles parecen importantes, y el dinero siempre viene bien, pero lo que queríamos en un principio era una especie de base de operaciones. ¿Seguimos con la idea de quedarnos aquí o buscamos otro sitio?

Al ver que no había ningún peligro inminente devolvía la flecha al carcaj y guardé de nuevo el arco en su funda. Acostumbrada a la oscuridad, observé con atención lo que hacían mis nuevos compañeros. La mujer bardo bajó por la trampilla y casi me sorprendió ver cómo sacaba unas herramientas no muy diferentes a las que llevo en mi bolsa. Sin dejar mostrar mi sonrisa, me fijé en cómo las utilizaba para desentrañar el mecanismo de la caja.

"Muy hábil. Me pregunto quién la habrá enseñado a utilizarlas", me digo, más interesada en ella que en el contenido del pequeño cofre.

Al fin, sacaron unos papeles en los que todos parecían muy interesados. Manteniéndome algo separada, pues a penas acabo de llegar y no conozco a esta gente, no pude ver el contenido de los mismos. Mucho más interesante eran las perlas que estaban debajo, que a penas podía tasar sin acercarme a verlas. Pese al interés, seguí escuchando y al fin el monje me dió una idea de lo que estaban haciendo aquí que completaba lo poco que me había contado Laria antes de llegar.

"¿Dónde te estás metiendo, Arden?", me pregunto una vez más.

Vundav estaba más interesado en los papeles que en las perlas. Perlas habían muchas y en muchos sitios, papeles antiguos habían muchos menos.

Tomó los papeles como si se fueran a deshacer en cualquier momento e intentó leerlos. Tendría que ser una clave muy simple para poder descifrarla de un vistazo, pero nada se perdía por intentarlo. Además, contaba con que quien dejó todo esto escondido esperaba que alguien fuera capaz de descifrarlo.

Necesitaba una clave y la buscaba con ahínco entre los papeles, pero no era más que un estudiante que había empezado su investigación.

Sus compañeros subieron con lo que habían encontrado. Un pequeño cofre que al parecer se abría con el anillo de sello que habían encontrado antes. Demasiado conveniente, ¿no? Encontrar el anillo y luego el cofre... Igual era una trampa dejada por quien fuera que estaba por allí o quizás una señal o incluso una prueba, destinada a comprobar si eran dignos de ser aliados en la resistencia contra Thrune.

Fuera como fuese, la cuestión era que el cofre estaba abierto, revelando unos cuantos papeles con escritura encriptada y unas cuantas perlas. Y todos parecían coincidir en que lo más importante eran los papeles.

 -¿Hay alguna biblioteca en esta ciudad? Algún tomo tiene que haber dónde podamos encontrar traducción para estos papeles.

Y eso era todo lo que el guerrero podía aportar. Los asuntos intelectuales nunca habían sido lo suyo.

La mediana no podía ver desde su altura los papeles, así que miraba hacia arriba con resignación. Unos papeles encriptados en lo que era una base secreta de esos cuervos plateados de los que Rexus le habló y en efecto, habían dado con algo que guardaba relación.

- ¿Quedaros aquí? Si este sitio es un desastre.

Habiéndolo visitado sólo podía decirse que sí, que el lugar estaba hecho una porquería y el establo era inestable, por no hablar de los extraños sucesos a los que ella no había asistido siquiera. Siguió hablando.

- Yo tengo un buen sitio, mucho mejor. Solo que bueno, cuando intento bajar escucho unos sonidos que no me gustan nada.

Alzó una ceja, esperando que comprendieran que había un riesgo allí.

- Hay mucho más espacio, eso seguro. Yo lo he usado a menudo hasta que me ha pasado ésto. Creo que algo se me ha colado y no sería de extrañar, en fin, tiene una salida que da a una gruta subterránea y el agua conduce al mar.

Fue explicando, aumentando la velocidad de las palabras al sentir un cierto orgullo por disponer de un lugar como aquél.

Entretanto, Vundav había tomado los papeles para revisarlos. Todo estaba encriptado según aquél método, a simple vista desconocido. Entre los papeles, sólo había uno escrito en lenguaje común y era un antiguo pedido de patatas en el que se detallaba la cantidad solicitada y la fecha de entrega.

El intento de Norwind no parecía producir ningún efecto, mientras que a las palabras de Erik, el noble no tardó en responder.

- Sí que hay biblioteca, ese lenguaje además debe seguir algún patrón y quizás se pueda dar con él.

Por primera vez se dirigió a Laria, no es que la hubiera ignorado pues había estado escuchando toda la conversación sino que su interés se había enfocado en perseguir a la aparente criatura que los estaba esquivando, si es que había alguna.

- ¿Ruidos extraños, dices? - Sería interesante escuchar sobre aquello. De pronto se dio cuenta de algo. - Perdona, me llamo Norwind, creo que he estado en tu local varias veces, y te conocía de vista, claro que nunca hemos coincidido o hablado. Es un placer si estás a favor de desterrar a esos Thrune de la ciudad cuanto antes.

- Si tuviéramos un lugar de reunión, o donde escondernos, nos sería de gran ayuda... ¿pero sabes el riesgo que corres si nos descubrieran? - Había dado por hecho que todos tenían el mismo interés que él, o que esto daría lugar a una conspiración, aunque fuera legítima, contra el actual gobierno. Pero sus palabras no iban solo por la mediana, esperaba que el resto fuera consciente del paso que estaban dando... o que lo meditasen antes de seguir y volvieran tranquilos a casa.

- Respecto a lo que dijísteis antes de lo ocurrido en la plaza, ¿acaso creéis que no ha sido así desde que llegaron? Nada tiene que ver lo del guerrero - miró a Erik-, llevan tiempo haciendo lo que quieren en esta ciudad... prostitutas, vagabundos... todos han probado ya sus normas o las hojas de sus dagas. Precisamente hoy es la primera vez que han tenido resistencia abierta. Solo ligeros murmullos los habían molestado. Esa chica, y muchas más van a perder mucho si no cesamos esto ya. Y el tiempo corre en nuestra contra.

- Laria, ¿acaso crees que tu negocio está a salvo? Solo si les obedeces y dejas que se aprovechen a su antojo conservarás parte de lo que tienes. Aunque ya te digo que estar en el lado contrario y ser descubierto es una muerte segura.

- Creo que Kintargo ya no necesita medias tintas, ha llegado la hora de mostrar los colmillos.