Partida Rol por web

Reculo medio paso para dejar que los guerreros se enfrenten a la criatura y aprovecho para cambiar mi arco corto por una de las dagas que llevo en el cinturón. El monstruo parece algo torpe y lento, pero ha recibido heridas que matarían a varios humanos, así que no podemos descuidarnos. El golpe que ha recibido Norwind es buena prueba de ello.

En cuanto la criatura se gira de nuevo para encarar a mis compañeros, lanzo una nueva estocada con la espada, aprovechando todo el impulso de mi cuerpo en un salto hacia adelante. La hoja vuelve a lacerar el cuerpo del ser y, mientras la retiro, muevo la daga de lado a lado tratando de tajarle, aunque resulta un gesto más defensivo que otra cosa, porque la menor longitud de ese arma no me permite llegar a alcanzarle.

La furia del monstruo terminó por ser eclipsada por la ofensiva de los héroes. Aunque el brujo no logró atravesar su piel con el rayo místico, Mishima había dado un patadón en el pico que ya sacudió al cuervo de arriba a abajo. Un espadazo de Norwind rasgó la piel añadiendo otro reguero de sangre, Arden le atravesó desde atrás, abriendo un agujero en el pulmón derecho, para terminar todo cuando el fuerte Erik le hundió el espadón en el hombro. Incapaz de soportar todo ese castigo seguido, la criatura acabó en el suelo, cayendo boca abajo tras doblarse las rodillas en un gesto que casi pareció una rendición seguida por la inevitable muerte.

El pasillo seguía oscuro y nada parecía haber cambiado tras la victoria. La luz no iluminaba el fondo pero sí un camino a la derecha y otro a la izquierda.

Al mirar el cuerpo de la criatura, llevaba colocados tres brazaletes de cobre y un medallón de plata. La posesión de semejantes abalorios contrastaba con el comportamiento totalmente ido que había demostrado.

Una vez caida la criatura Mishima notó la gravedad de sus heridas. Terminada la pelea la adrenalina iba bajando y el dolor llegaba. Se apoyó en el bastón mientras se agarraba el costado donde tenía el zarpazo.

Buff. La cosa esta era dura de roer. Menos mal que ha acabado cayendo. No creo que hubiese podido aguantar otro golpe como el que recibí.

Por lo poco que se veía aún quedaba zona por investigar, pero era consciente de sus limitaciones actuales.

¿Continuamos o descansamos un poco? Me da un poco igual, pero no voy a poder estar en primera fila si hay combate.

- No creo que sea el trabajo más noble que hayamos tenido, pero al menos parece que hemos despejado el lugar y dado con la criatura que atemorizaba a Laria, aunque si he de ser sincero no creo que ella le diese mucho valor porque seguía usando normalmente el amacén. No sé cómo lo haría con ésto rondando por aquí.- La bestia había sido un duro oponente y habían cosas que no cuadraban.- Esos avalorios si que me escaman, ¿de dónde los habrá sacado? ¿O quién se los daría? Si los ha robado, ¿acaso era inteligente o simplemente actuaba como lo hacen las urracas? Y me temo que hemos de prepararnos para encontrar por aquí los cadáveres de los dueños.

- Yo no descansaría hasta comprobar que de verdad todo esto está despejado.- Respondió a Mishima.- Es más, exploraría el lugar porque parece bastante angosto.  Además, la mediana nos dijo que se utiliza como vía de escape o para hacer llegar mercancía, y a saber qué encontramos.

Cuando todo se hubo calmado, Norwind hizo balance de la actuación del grupo. Pese al acierto dejando fuera de combate al pájaro humanoide, no habían actuado de modo coordinado. Era algo que tendrían que hablar, empezar a conocerse y actuar como un solo individuo. Lo poco que había visto hasta ahora eran seres solitarios que actuaban mejor por su cuenta: Mishima, Vundav, Nikkha y Arden era como si hubieran estado toda su vida solos, sus actuaciones habían sido caóticas, y solo el guerrero gigante parecía adaptarse a las circunstancias. Sería una lástima que viendo el potencial de sus compañeros no aprovechasen su confianza en el grupo para sacar partido.

Les pediría comunicación más adelante, ahora debían ver qué más encontraban por aquí antes de hacer suyo el refugio. Incluso deberían empezar a hablar en firme sobre la idea de montar una resistencia consistente, haciendo balance de recursos con los que podrían contar, y empezar a ponerle las cosas difíciles a ese nuevo alcalde.

También recordó lo que habían dicho sobre sus secuaces... aliados demonios. Si este punto se confirmaba, en breve se iban a poner las cosas feas en esta ciudad.

- ¿Derecha o izquierda? Me es indiferente porque no tendremos más remedio que explorar los dos pero si os parece, ese lado se me antoja mejor para empezar.- Señaló a su diestra, mientras la luz de Vundav les iba descubriendo lo poco que veían por estos pasillos.

Sin decir una palabra Vundav se acercó por detrás de Mishima y le tocó, curando ligeramente al monje.

- No es mucho lo que puedo hacer, pero por poco que sea espero que te alivie.

Después sonrió a la muchacha que había formado la imagen.

- Me ha gustado tu conjuro, creo que yo también se hacerlo. A la próxima lo intentó yo a ver qué tal me sale.

Llegados a la encrucijada, dejó que Norwind (que hablaba demasiado para su gusto, aunque todo lo que decía tenía sentido) tomara la iniciativa. Se le veía tan perdido como él mismo. Vundav se limitó a encogerse de hombros, le daba igual el camino a tomar.

La batalla había terminado casi tan rápido como había comenzado. La criatura, que yacía muerta sobre un charco de su propia sangre, no había podido resistir el ataque combinado de todo el grupo. Y aún así había podido herir a Mishima de importancia. Erik no sabía qué demonios era esa cosa, pero lo que sí tenía claro era que, como se encontraran superados en número por una manada de criaturas como aquella, les iban a destrozar.

Al escuchar lo que Norwind estaba diciendo, el guerrero le miró para contestar:

 -Laria es pequeña y ligera, probablemente no hacía ni la mitad de ruido que nosotros a la hora de moverse por aquí. Eso unido al hecho de que no creo que se metiera demasiado por este pasillo, pueden haberle ayudado a evitar a esta cosa. En cuanto a comprobar si el sitio está despejado, coincido contigo. No podemos quedarnos tranquilos sin haberlo mirado todo.

Lo de las baratijas que llevaba la criatura... Quizás lo había robado o quizás se los habían dado. Quizás Laria, en un intento de convivir con esa cosa en lugar de limitarse a pasar desapercibida, había recurrido a emplear sus habilidades como comerciante. Que ser tabernero no implicaba ser comerciante necesariamente, pero visión de los negocios ya te daba. Vaya, que no resultaba descabellado en absoluto pensar que podría haber sobornado a la criatura con chucherías para que le dejara en paz. Si se acordaba más tarde, ya se lo preguntaría.

Ahora de momento lo importante era seguir avanzando hasta comprobar que el sitio estaba totalmente despejado.

 -Vundav, ¿puedes usar de nuevo el conjuro de la luz para que vaya delante de nosotros? La necesitaremos para ver qué se esconde más adelante.

Limpio la hoja de mi espada sobre la propia criatura y envaino mis armas antes de recuperar la flecha que dejé caer. Mientras lo hago, mis compañeros registran a la criatura, aparentemente tan ávidos de tesoros como de derrocar al alcalde. Como parece habitual, Norwind se pone a hablar y plantear posibilidades sobre el origen de lo que han encontrado.

Observo un momento nuestra posición, la salida al río subterráneo y los pasillos laterales.

- Laria dijo que al fondo había un almacén - digo señalando el camino que sigue recto - y a este lado una sala para dormir y unas letrinas. Esta criatura no parece acuática, así que habrá que ver por dónde ha llegado.

Personalemente yo registraría primero al almacén, dado que los otros pasadizos se alejan del río subterráneo, pero no merece la pena abrir un debate sobre ello, así que no le discuto eso al hombre de pelo blanco.

- La luz atraerá a cualquiera cosa que esté por aquí. Yo puedo ver en la oscuridad, - miro a mis compañeros humanos*, más limitados en ese aspecto - así que será mejor que me adelante para explorar y poder saber qué nos espera antes de que nos localice - comento mientras descuelgo nuevamente mi arco corto. - Me podéis seguir unos metros después para que la luz no me delate - añado.

Si nadie se opone, me adentro por el pasillo que ha indicado Norwind para explorar sin que el conjuro de luz del hechicero llame la atención.

Caminando por el pasillo, el grupo iba recurriendo a la luz conjurada por el aasimar, Vundav tenía un aspecto demasiado angelical* para resultar humano. Llegando a la encrucijada, parecían optar por el camino hacia la derecha, solo que éste vino a su encuentro.

El cuervo no estaba sólo y otra bestia apareció desde el agua, dejando un rastro húmedo tras él, un enorme cocodrilo iba directo hacia ellos, tratando de alcanzar una presa lo antes posible.

Sorprendidos, la mitad de ellos quedaron estupefactos y de la otra mitad sólo el monje parecía capaz de reaccionar a tiempo.

La escaramuza había sido corta y sangrienta, tanto que a la semielfa le había sorprendido la capacidad ofensiva de sus compañeros 

-Phew mejor no cabrearlos mucho- pensó mientras un escalofrío le recorrió la espalda.- Si alguna vez compartimos comida no seré yo quien se coma el trozo de la vergüenza- comentó para sí misma

El joven rubicundo le dedicó unas palabras de admiración por su conjuro y la joven Nikkha agradeció la oscuridad para que no se le notara el rubor. 

-Te he visto lanzar algunos trucos mágicos pero no se cuales son tus especialidades. Cuando salgamos de aquí tenemos que hablar de ellos- sonrió contenta por tener cosas en común con alguno de sus compañeros.

La joven bardo estaba pensando como referirse a aquel hombre que peleaba con un palo para ofrecerle algo de curación mágica cuando aquel reptil gigante saltó del agua y los amenazó. Sin perder tiempo en cortesías, Nikkha realizó sus símbolos y cánticos mágicos con decisión para enfocar su magia sanadora sobre Mishima. Sabía perfectamente que sus habilidades combativas serían mucho mas útiles que las suyas propias 

Vundav contestó a la que consideraba ya "colega" de alguna manera con una sonrisa. En su naturaleza no estaba (o no sabía muy bien) disimular sus sentimientos.

- Por supuesto, siempre podemos aprender uno del otro. - A fin de cuentas para eso había venido a la ciudad, para aprender.

En cuanto Arden le dijo que se adelantaría en la oscuridad le contestó.

- Veo sin problemas en la oscuridad, como los elfos - sonrió - así que te veo bien. Si tienes cualquier dificultad o ves algo haz un señal, la veo y se lo digo a lo demás. Mantendré la luz un poco por delante de nosotros pero sin llegar a iluminarte.

De todas formas, la aparición del cocodrilo sorprendió a la compañera que actuaba en vanguardía, Vundav pudo verlo y la advirtió del peligro.

- ¡ Cuidado, un cocodrilo !

¿Pero qué fauna tiene esta mediana aquí abajo? Esto no es natural en absoluto.

Se concentró y creó al lado del cocodrilo un sonido de un rugido intenso, imitando al del propio cocodrilo pero más intenso y amenazador esperando que el animal se preocupara más de protegerse de la nueva amenaza que de atacar a sus compañeros.

El fiero animal no lo dudó en absoluto, avalanzándose sobre los héroes mientras atrás Mishima se ponía alerta. El resto no pudo actuar y el cocodrilo fue en busca justo de los que semejaban más débiles, ignorando al fortachón del grupo. Clavó los colmillos en la pierna derecha de la elfa, quedando aferrada a ella. Con la cola, golpeó con saña a Norwind, demostrando así que era un animal de gran peligrosidad. El humano a punto estuvo de tener que dar un paso atrás por el impacto, pero aguantó la posición.

El ataque sorpresa le había permitido causar daños, aunque el animal ni por un momento podía pensar que esos humanos fueran a permanecer para dar batalla. Con una pierna ya atrapada, era cuestión de retirarse para disfrutar del banquete.

Vundav había querido plantar una imagen ilusoria frente al monstruo, encontrando con que para cuando iba a intentarlo ya era tarde. Y Mikkha, mostrando su lado más preocupado por los demás, se fijó en el monje y tras realizar gestos arcanos hizo que el agujero que tenía en la carne desapareciera del todo. Mishima volvía a estar intacto.

El enorme cocodrilo trataba de llevarse a Arden, no podía permitirlo. Clavó sus dos espadas sobre su escamosa piel.

La travesía por estos pasajes no iba a ser tan fácil como les habían dicho, y aú les quedaba investigar gran parte de las grutas.

La enorme criatura que surgió de repente hizo que el guerrero se planteara exactamente cómo de consciente era Laria de la clase de "alimañas" que infestaban su sótano. Y no era el único sorprendido, ya que el resto del grupo tampoco parecía haberse esperado la aparición del gigantesco reptil. Con un rápido movimiento había agarrado a Arden, trapándole la pierna entre sus mandíbulas.

Erik gritó un juramento en orco antes de abalanzarse sobre el cocodrilo, intentando clavarle el enorme espadón en el cuerpo. Ir a por la cabeza era un riesgo, ya que el golpe podía desviarse y herir a Arden por accidente. El cuerpo de la bestia era el punto más seguro: amplio para golpear sin miedo al fallo y lo bastante importante como para obligar al animal a parar y pensárselo dos veces antes de querer irse con Arden a su cubil.

Mishima estaba preocupado viendo como sus compañeros eran heridos cuando notó que el dolor en su costado desaparecía. Miró a la mujer y asintió con la cabeza agradecido.
Se adelantó rapidamente hasta acercarse al cocodrilo y golpeó con fuerza con su bastón en un costado, luego lanzó una patada lateral esperando que al menos el animal soltara a Arden.
 

Por un instante Vundav consideró crear algún tipo de distracción para que la bestia modificase su ataque, pero ésta era demasiado rápida y ya estaba atancando. Su estrategia sería inútil. 

No se lo pensó mucho, señaló a la bestia mientras un rayo de energia mágica brotaba de su dedo.

¡Joder, joder, joder! Eso me pasa por acercarme a un río sin comprobarlo antes, ¡idiota!

El arco se me escapó de las manos cuando algo empezó a arrastrarme hacia atrás. Durante un instante, sólo pude recriminarme mi actuación despreocupada, propia de un novato. Un momento después, el dolor en la pierna me hizo retorcerme mientras algo me arrastraba hacia atrás. Me giré para ver la enorme cabeza de un reptil tirando de mí hacia el agua.

El pánico estuvo a punto de bloquearme, pero en seguida ví como mis compañeros se lanzaban sobre el cocodrilo, descargando sus ataques para intentar acabar con él. Os debo una, chavales. Sus esfuerzos me hicieron recuperar mi sangre fría y conseguí desenvainar mis armas mientras me intentaba soltar. La única ventaja de tener a ese bicho agarrado a mi pierna es que no debía ser complicado golpearle desde mi posición.

Tomándome un momento para respirar a pesar de la situación, ataqué hacia abajo con mi espada, buscando el sitio donde debía estar el ojo del animal. El impacto debió dolerle, porque noté cómo aflojaba la presa y aproveché para apartar la pierna. Gritando de dolor al notar el desgarrón, lancé un tajo desesperado con la daga de la otra mano mientras me arrastraba detrás de mis compañeros para ponerme a resguardo, dejando un rastro de sangre tras mi pierna magullada.

La lluvia de golpes fue demasiado para el animal, que se vio cortado por multitud de partes de su cuerpo. Había destacado la rápida reacción de Arden, quien con su estoque atravesó uno de los ojos mientras lograba extraer la pierna de entre las fauces. Tras aquella demostración de eficacia, ya la criatura había muerto por lo que el cuerpo quedó acostado en el suelo, regándolo formando un pequeño charco que por la inclinación del suelo parecía desear retornar al agua.

Con el pasillo despejado era más fácil ver lo que había en aquella sala de la derecha. Un muelle de madera se extendía veinte pies en el agua, mientras que a otros veinte pies de distancia se levantaba la mitad superior de una estatua de una bella mujer élfica vistiendo de un modo atrevido: un corsé reduciendo aún más el ancho de su cintura, un busco prominente y largos guantes.

Con la excepción de Erik y Vundav, el resto reconoció que se trataba de una efigio dedicada a Calistria, diosa de la lujuria y la venganza.

Los compañeros eran muy eficaces con sus ataques. La propia Arden había conseguido librarse de la presa y matar a la bestia casi sin ayuda por parte de ellos.

Más adelante había una estatua bastante voluptuosa de alguna deidad que Vundav no reconocía. Observando las formas de la figura no pudo evitar un comentario. 

- ¿De verdad existen mujeres así o esto está bastante exagerado? - El comentario había sido hecho de forma bastante inocente. 

El cocodrilo había sido mucho menos duro que el otro engendro, lo cual era una suerte, ya que Arden había podido liberarse con rapidez del agarre del reptil. De haber reaccionado más lentamente, Arden habría acabado en el agua, donde el cocodrilo la habría despedazado con facilidad. Afortunadamente sólo le quedarían algunas cicatrices y una buena anécdota que contar tras aquel ataque.

El guerrero se acercó a la elfa y le tendió la mano, ofreciéndole su ayuda para caminar.

 -¿Te echo una mano o puedes tú sola?

Porque la herida de la pierna no tenía buen aspecto. Pero quizás Nikkha pudiera echarle una mano, como había hecho antes por Mishima.

 -Nikkha, ¿te queda algún truco curativo para la pierna de Arden?

Los demás habían seguido avanzando, hasta encontrar lo que parecía ser una estatua de una elfa pechugona y curvilínea. Claro, porque la elfa de verdad no tenía bastantes tetas como para ser interesante... En fin.