Partida Rol por web

Nikkha había escuchado las voces, escuchó las preguntas de sus compañeros así como sus suspicacias y decidió intentar sacar algo de información a la pareja allí encerrada. Ella tampoco se fiaba pero bueno que tirase la primera piedra quien no hubiera intentando mangar algo en algún momento de su vida. 

-¿Y en que dirección esta esa gruta por la que entrasteis al sótano de una posada?- preguntó la joven.- Os conviene responder la verdad, no estamos muy seguros de la veracidad de vuestras palabras y el plan de lanzar una bola de fuego contra la barricada va cogiendo fuerza.- Se arriesgó a decir con su mejor voz de póker. 

El enorme guerrero frunció el ceño al escuchar a las personas tras la barricada. Ciertamente no sonaba como el discurso más convincente de la década y todas las observaciones que sus compañeros estaban haciendo le parecían acertadas. Claro que, de haber comido la misteriosa comida que había enloquecido al hombre cuervo, probablemente no podrían mantener una conversación como aquella, ya que estarían consumidos por la "locura". Y sobre lo de sentir pena... Si no habían formado un vínculo especialmente estrecho, ¿por qué lamentar la muerte de una criatura que amenazaba tu vida?

No era que Erik justificara la actitud de los jóvenes, pero al menos podría concederles el beneficio de la duda. Después de todo, si arremetían con fuerza contra todo aquel que les resultara sospechoso, ¿en qué se diferenciaban del paranoico de Thrune?

 -Lo primero, quitemos esa barricada. Y luego los llevaremos ante Laria.

El guerrero hizo un gesto a sus compañeros. Al mínimo movimiento sospechoso, atacarían. Pero mientras tanto, había una barrera que desmontar. Con ayuda de Vundav, Erik empezó a retirar los trastos que bloqueaban el camino, despejando el acceso al túnel donde se encontraban ambos muchachos.

Erik no tardó en acercarse a la barrera ya pensando en apartar las mesas y muebles. Al otro lado esperaban aquellas dos personas encerradas por su propia mano. El hombre no tardó en responder a las palabras que les habían dirigido.

- ¿Qué es eso de que tenemos poco apego por Corby? Claro que le teníamos apego, lo encontramos cuando no medía siquiera un metro y lo tratamos de criar, pero...

Completó la frase la joven.

- Pensábamos que era un Tengu y no creo que fuera el caso, nunca llegó a hablar. Seguramente criábamos algún tipo de criatura salvaje. Quisimos entonces que nos ayudara en las exploraciones, que fuera un buen luchador dada su corpulencia. Nos llamáis saqueadores pero nosotros sólo entramos por el río a una gruta, no sabíamos que éste sitio era propiedad de nadie.

Iba explicando la muchacha, por sus voces rondaban los veintipocos años. Los fuertes brazos de Erik lograron apartar lo suficiente como para abrir un hueco, los dos se asomaron, por sus vestimentas negras con capucha estaba claro que eran dados al sigilo, casi con seguridad se trataban de bribones.

- Tenemos que hablar - decía el varón de nuevo - nosotros no hemos tocado nada de este lugar, por lo que todo se puede considerar un malentendido. Dejadnos ir y os lo pagaremos de algún modo, se me ocurre una cosa, dadnos un nombre y os buscaremos información sobre esa persona. ¿Os gusta la idea?

La chica entretanto ponía su mano en el brazo del joven tratando de que mantuviera la calma.

Un trato bastante raro, pensó el albino. Estaba intentando encajar la historia de los dos hermanos, sin terminar de entender cómo no habían sabido que el ser que criaban no era una criatura "inteligente".

Pero su ofrecimiento, aunque era de lo más raro, les podía servir de ayuda. Además no tenían nada que perder, ni siquiera estaban prestos a dar problemas en combate. Qué extrañas gentes se encuentra uno a veces.

- Si mis compañeros están de acuerdo, y es verdad lo que decís, ¿por qué no investigais los planes de ese nuevo alcalde, Thurne? Es seguro que después de lo de hoy querrá dar nuevos pasos para apaciguar el tumulto que sin duda se va a crear.

- Si alguno de los presentes tiene otro interés vamos a escucharlo.

Tras haber abierto una apertura en la barricada, Erik se echó un par de pasos para atrás, examinando a los dos muchachos. Tenían toda la pinta de ser rateros vulgares, asaltantes que habían acudido al almacén de Laria para ganarse el pan y que se habían encontrado con una situación que les superaba.

 -Este almacén no tiene aspecto de abandonado, cualquiera puede verlo. Así que dejad de tomarnos por imbéciles.

Erik Berglund había tratado con rateros más que suficientes durante su época como soldado. Y siempre mentían. Siempre.

  -Ahora, si tenéis algo que decir, hablad. Pero como os pillemos en una mentira, se acabaron las cortesías. ¿He sido lo bastante claro?

Habló con voz autoritaria, con un tono que no admitía reproche alguno. Dada su situación, el tiempo era valioso y lo último que quería era perderlo con excusas de ladronzuelos para evitar que les cayese un puro encima.

Sin decir nada, escuchaba la conversación desde mi posición, pero las últimas palabras d me hicieron abandonarla finalmente. Le hice un gesto a Mishima para que vigilase la retaguardia y, con cuidado, me acerqué al embarcadero. La verdad es que, tras el ataque del cocodrilo, hasta el momento no me había fijado si aquí hay alguna balsa o similar en la que esta gente haya podido llegar hasta aquí. Eché un rápido vistazo por el fondo, por si la bestia que me había herido hubiera podido también hundir la embarcación.

Pero no era eso lo único que buscaba. Los ladrones usan una jerga especial y un lenguaje de símbolos para identificar determinados lugares. Sin duda esta gente no ha descubierto este lugar por casualidad y siempre queda la opción de que el embarcadero haya sido marcado durante el tiempo que Laria lo ha tenido en desuso. En todo caso, en cuanto tenga un momento tendré que marcarlo yo misma como propiedad privada y en uso por uno de los nuestros, para que nadie venga aquí mientras nosotros lo utilizamos como base.

Después, me acerco a la barricada y saludo a los del otro lado.

- Alguien os diRía cómo llegar aquí, ¿no? El embarcaDEro No es fácil de encontrar... - Con la entonación, codifico mi nombre en las palabras. Pongo una mano en el hombro de Erik para tranquilizarle un momento. Mi método es más sencillo para detectar su mentira. - Puedo creer que sois chirreados y no unos buitres. Si estáis colgados podemos daros largueta si buhais lo que quiere el jorgolín. Si habéis venido de gatos, dejado lo pillado y contad en cherinola que este lugar ya está ocupado.

Mishima estaba escuchando atentamente las explicaciones de la pareja. Que no le acababan de convencer del todo, pero que ciertamente tampoco parecían peligrosos. Al menos para un grupo como el suyo.

Asintió a Arden cuando le hizo la seña y vigiló mientras la picara examinaba la zona detenidamente. Cuando volvió y habló con los dos jovenes frunció mucho el ceño, ya que no entendía apenas qué les estaba queriendo decir, mientras se rascaba la cabeza.

El comentario de Norwind sobre el alcalde no le pareció muy acertado que dijeramos, todavía no sabían si fiarse de ellos o no. Pero ya estaba hecho.

Como tampoco sabía qué más preguntar o hacer se quedó allí en silencio atento por si venía alguien, o algo, por otro lugar. No fueran a pillarles desprevenidos.

Ambos bribones se mantenían frente al grupo de héroes, no era fácil salir de allí si no lograban llegar a un acuerdo, las palabras de Erik les parecían violentas como no podía ser de otra cosa. Después atendieron a Arden y sus palabras "directas" en la jerga de los ladrones.

- Vaya, interesante... No hemos pillado nada, sólo explorábamos y bien, nos callaremos como nos dices, aunque de hecho nosotros vamos por libre.

Comentaba el varón observando con detenimiento a la elfa.

- Podemos vigilar al inquisidor, ¿es eso lo que queréis? durante un mes que me parece tiempo suficiente para saldar este pequeño malentendido. Después de eso podremos seguir nuestro camino, aunque viendo el tinglado que tenéis aquí... ¿seguro que no podríamos llegar a algún acuerdo más?

Preguntó con la clara intención de ver si podía ganar algo.

- Esa mujer de la que hablábais antes, la dueña, me gustaría hablar con ella como decíais al principio.

Dijo transmitiendo confianza, pensando que quizás las cosas no fueran tan mal. Entretanto la otra mujer se mantenía un poco al margen, paseando la mirada por los presentes evaluando las reacciones.

A Vundav no le gustó que Norwind aceptase el trato sin más. Además había parte de la conversación que no entendía en absoluto.

- No es con nosotros con quien tenéis que negociar ningún trato, sino con la dueña de este almacén.

El brujo estaba más preocupado por localizar la entrada que habían usado. Demasiados animales y extraños estaban por este almacén como para considerarlo algo seguro.

Por otra parte, la utilidad de esta gente sería algo muy bueno si iban a montar esa resistencia de la que hablaban sus compañeros, pero Vundav aún tenía muchas dudas como para meterse de lleno en ello y por ello, tras su escueto comentario, dejó al resto del grupo que hablasen.

Escucho al chico, haciendo chascar la lengua para expresar mi negativa.

- Tsk, tsk... - Continúo hablando dejando de lado la jerga de los ladrones para que todo el mundo pueda comprendernos. Es evidente que la han entendido aunque no me han transmitido sus nombres de la misma forma que yo a ellos el mío. Mal comienzo. Aunque no me preocupen especialmente las muestras de decoro, habría sido lo mínimo para saber que son gente de fiar. - De entrada no habéis dicho cómo llegasteis aquí, ni quién os envió. No hay ninguna barca en el muelle y este lugar no es precisamente accesible ni fácil de encontrar. Antes de sacaros de ahí, prefiero estar segura de que no sois enemigos. Si nos convence la respuesta, el pago de un mes de información me parece justo - digo, aún anticipándome a lo que puedan pensar los demás. - Después, lo que haya que hablar con la dueña será cosa entre vosotros, aunque ya os he dicho que este luga

Erik frunció el ceño aún más. Aquellos ladronzuelos de poca monta empezaban a agotar su escasa paciencia. ¿Encima de que les hacían el favor de no encadenarles y llevarles ante la justicia se ponían exigentes? Que sí, que la justicia de por allí era peor que golpearse el meñique con un yunque, pero aún así seguro que a aquellos ladrones les caería un buen puro si les entregaban a la guardia. Era bastante arriesgado por su parte, por no decir estúpido, el negociar de aquella manera.

 -¿No os parece suficiente trato que estéis aún libres y sanos?

Erik se acercó al muchacho y le miró directamente a la cara, con una expresión que habría hecho acobardarse a cualquier ladronzuelo de la calle. Con un claro tono de amenaza, peligroso y sin sutilezas, dijo:

 -Yo te propongo otro trato. Nos contáis absolutamente todo lo que queremos saber y mantenéis vuestros huesos intactos. Lo demás, ya se verá cuando empecéis a ser sinceros del todo.

El guerrero crujió sus nudillos en un gesto que pretendía reforzar sus palabras. Si conseguía meterles algo de miedo en el cuerpo quizás se mostraran más colaboradores y menos pidiones.

Por extraño que pareciera, había algo en las palabras de los hermanos que había convencido a Norwind. Además su ofrecimiento no era desdeñable, y ya tan solo resolver aportar información en un mes le agradó... no parecía algo que se decía para querer escapar, sino que se daba un plazo prudencial para obtener información relevante. Podían haber dicho simplemente que si sin dar más explicaciones.

Quizá se equivocase, pero la historia coincidía también con lo que les había dicho Laria de túneles y grutas que llevaban a algunos a usar estos subterráneos. Sin embargo, el no terminar de sentir pesar por su amigo cuervo aún le hacía estar reticente a ellos.

Valoró que Arden tuviera un as bajo la manga, ella sin duda conocía el lenguaje de la calle y los había puesto a prueba. Sin embargo el resto del grupo se seguía manteniendo hostil. Él ya había hecho su oferta, pero dejaría que fuera esta vez otro quien llevase la iniciativa.

Además, aún le interesaba ver qué ocultaba esa estatua, y la irrupción de los enmascarados había interrumpido su exploración. Estaba deseando que se tomara una decisión sobre ellos para seguir investigando.

La joven de cabello negro sonrió con incomodidad a las amenazas de Erik, ya su hermano había hablado pero no logró calmar lo suficiente, ella hizo un gesto con las manos con el que trató de apaciguarlos, que la conversación pudiera discurrir más lentamente.

- Ya les dijimos lo que sabemos, es sólo que los nervios nos están impidiendo entendernos. Nosotros no trabajamos para nadie, ambos somos hermanos y vamos por libre, recién habíamos llegado a Kintargo hace tres días para ver qué oportunidades encontrábamos ya que es una ciudad muy grande con muchos secretos por descubrir. Explorando la costa entramos en esta gruta anteayer y la seguimos a nado. Pensábamos que daría a algún lugar interesante y así fue, luego todo se torció y acabamos levantando la barricada para protegernos, porque Corby se volvió loco, hasta el punto de tratar de matarnos y fijaos que yo estoy herida en la pierna. Yo ya veía que era cada vez más irascible, pero...

Lanzó una mirada con la que increpó al que decía era su hermano, advirtiendo un instante después que no era momento para aquello. Se fijó en el joven rubio y sonrió agradablemente, aunque todavía cohartada por la presencia del fuerte guerrero.

- Nos gustaría hablar con ella. Estamos dispuestos a compensarla por los destrozos, creo que hablando nos podremos entender bien. Por cierto mi nombre es Aila.

Expuso siguiendo el mismo hilo, ya por parte de ellos parecía todo dicho.

- Nos quedaremos aquí sentados, ¿les parece? o les seguimos si lo creen conveniente. De verás que siento los problemas que haya dado Corby, más aún, me alegro de que lo pudieran vencer pues ahora se ve con claridad que no tenía salvación.

Vundav cruzó la mirada con la muchacha y le devolvió la sonrisa.

- Les creo. Es demasiado rebuscado como para no ser real. - Se acercó a Erik intentando calmarlo un poco - No tienen nada que hacer frente a nosotros, no es necesario amenazarlos más. En cuanto terminemos aquí que hablen y se disculpen con la mediana.

El brujo recorría con la mirada la estancia. Con tiempo, podría hacerse mucho aquí. El tener varias rutas y una salida al mar les podría proporcionar una vía de escape llegado el momento.

Eso para los que decidieran montar la resistencia.

- ¿Hay algo más por aquí que sea de interés? - miró a la muchacha a los ojos diréctamente.

La muchacha recibió un mensaje telepático directo.

Estoy dispuesto a creerte e intentar que mi amigo no os haga daño. Espero que hayas dicho la verdad. Si hay algo más que quieras decirlo, solo piénsalo mientras me miras y te "escucharé"

Te comprenderé si has mentido, solo dime quienes sois de verdad y lo que buscabais aquí. Intenta confiar y no tengas miedo de la mediana dueña de todo esto, es buena persona y seguro que no os hará ningún daño.

Me separo de la barricada y, de espaldas a los dos hermanos, secundo la opinión del joven brujo.

- Sí, creo que lo mejor es llevarles con ella. Su ofrecimiento es bueno, y sólo tenemos que asegurarnos de que no desvelan nuestra posición aquí, para lo cual sería buena idea no forzarles demasiado - le digo al temperamental guerrero. El cocodrilo que nos había atacado bien podía no haber estado cerca cuando ellos se acercaron nadando, aunque había pensado que este lugar se encontraba algo más lejos del acceso al exterior. - Por otro lado, seguramente no sea conveniente que salgan a la calle desde aquí, para que sólo sepan cómo llegar desde la costa, así que creo que puede ser mejor idea ir a buscar a la mediana en vez de llevarlos ante ella.

Hay algo que no termina de encajar, de todas formas. Aunque Laria no lo dijo explícitamente, había entendido que este sótano llevaba bastante tiempo cerrado, mientras que esta gente (y su amigo córvido) no puede llevar aquí más que unos pocos días, tres según Alia, aunque es raro que llevasen tantas provisiones en una incursión desde el mar. Además, no sabemos qué hizo enloquecer a ese Corby.

- También tenemos que investigar el resto de los túneles, pero mientras mantengamos vigilado el acceso al edificio y dejemos salir a nadie - ni a nada -, no debería haber problema.

- Está bien, yo mismo iré a buscar a Laria, aunque...- meditó un segundo,- no es conveniente que nos vean a ninguno. Quizá si Arden va a trabajar arriba es la única que debería dejarse ver.

- Si esperáis hablaréis con ella. Quedáos aquí hasta entonces.

Con cautela se acercó a sus compañeros para poder hablar con más privacidad. Entre susurros dijo,- No hay prisa en ir a por Laria, creo que lo que impera es despejar la zona y descubrir qué más nos podemos encontrar. Arden, si luego quieres ir a por ella te lo agradeceríamos todos. Primero descubramos dónde está esa comida capaz de alterar a una persona y qué más ocultan estos túneles.

Seguía queriendo ver de cerca esa estatua. No obstante se dirigió a los hermanos.- ¿Dónde comió Corby ese veneno?

Nikkha había quedado gratamente impresionada con la hábil actuación de Arden. La elfa no solo había apaciguado los ánimos sino que había llegado a un acuerdo claramente beneficioso para todos. La joven bardo no podía evitar mirar a su compañera con unos ojos ávidos de aprender aquel lenguaje de las calles. 

En cualquier caso la situación parecí controlada y mucho mas tranquila por lo que la joven soltó la empuñadura de su estoque y comenzó a revisar los alrededores del estaque con sumo cuidado de que no aparecieran más criaturas salvajes. 

Erik resopló y se alejó de los muchachos unos pasos. No le gustaban los rateros vulgares que hacían lo que querían a base de mentiras, pero si el resto del grupo estaba dispuesto a darles un voto de confianza, era perfectamente capaz de plegarse a la decisión de la mayoría. Claro, que esto no significaba que fuera a confiar en ellos de inmediato. Les daría una oportunidad y gracias, esperando que no resultaran ser como todos los otros ladronzuelos que había conocido y empapelado.

Cuando Norwind propuso aquel plan, el guerrero se limitó a asentir. Despejar la zona era lo primero que tenían que hacer antes de ir a por la mediana, no sólo para que pudiera viajar segura por allí, sino porque era lo que les había pedido. Y volver a tu empleadora sin haber cumplido su encargo era siempre el primer gran "no-no" de las normas del mercenario.