Partida Rol por web

El enano, al ver la hiena caida se aproximó a la carreta. Sabía que, a diferencia del resto, el podía ver en la oscuridad, conm lo cual si la otra hiena seguía cerca podría verla... y sino cubriría a Ugrum mientras buscara las huellas de los goblins

- Buen tiro, parece que no solo sabeis contar historias - fue su escueta felicitación antes de aproximarse a la carreta y mirar con cuidado a su alrededor.

Al ver los cadáveres sacudió la cabeza y comentó - Supongo que deberíamos enterrarlos, no me gustaría que cuando nos vayamos volvieran esos carroñeros. Ni siquiera los soldados merecen eso -

Bien... Níniel asintió con la cabeza cuando pasaba junto al gnomo en pos de intentar extraer su virote de la presa, pero se lamentó al observar que la misma dureza de la piel de la criatura que había impedido que penetrase con certeza, había hecho mella en el propio virote que ahora resultaba inservible. Hizo un gesto de contrariedad al levantarse y miró hacia donde se encontraban los soldados sin vida.

¿Enterrarlos? Sí... y después les rezamos una oración... por dejar morir de hambre a todos los humanos de la zona y matarlos si no les entregan la comida, niños incluidos... y por quemar en los postes del camino a todo aquel del que tienen dudas...puede que sigan órdenes... pero también existen los límites de la conciencia... Kerrin, entiendo vuestra postura al mencionar el hecho de enterrarlos, pero esos goblins tienen nuestras provisiones y nos llevan bastante delantera... es lamentable... pero ¿no estaríamos dándoles demasiada ventaja a la hora de comérselas?... Miró a sus compañeros, ya ha supuesto una contrariedad toparnos con las hienas... pero bueno, lo que decidáis... aunque si nos quedamos sin ellas, atravesar el cuenco de polvo sin comida, puede significar nuestra propia muerte.

La hiena abre sus fauces permitiendo que mi virote le atraviese el craneo limpiamente, una sonrisa sesgada de autosuficiencia me cruza el rostro ensombrecido por la poca luz de la luna. Adios apestoso...

Cuando Kerrin me felicita me limito a tocarme el ala del sombrero en un gesto hacia él, antes o despues caeria derribado asi que pense que era mucho mas util para el grupo que no hiriese a nadie no tenemos tiempo para jugar con ellos...una pena por su parte. Mientras hablo con él me acerco hasta el cadaver y agarro el virote ensangrentado y comienzo a estraerlo con cuidado. Algunos sesos salen despedidos por el aire pero finalmente el virote esta intacto en mi mano, apesta un poco por la sangre de la ciatura asi que lo limpio lo mejor que pueda en el pelaje de la hiena mientras observo al resto de mis compañeros.

Estar atentos la otra podria aparecer en cualquier logar.

Níniel estaba en lo cierto, no debían perder tiempo en aquel lugar, cada minutos que pasara era distancia que perdían respecto a los trasgos.- Tiene razón, siento mucho dejar esto así, mientras algunos revisan las huellas y el carromato quizás podamos apilar los cuerpos e incinerarlos, al menos así no serán comida para carroñeros, si os parece bien Kerrin.

Jaskier observó al rededor, y por donde había huido la hiena, no debían confiarse, podría haber otros carroñeros más peligrosos cerca. - Aseguremos la zona y demonos prisa, cuanto más tiempo pasemos parados más lejos estarán los trasgos.

- Si, no es una mala idea - comenta el clerigo mientra continúa observando con atención - Sería más rápido y Moradín podrá recibir a esas almas. Solo eran soldados que cumplían ordenes, nada justifica dejarlos a merced de los animales -

Tras caer al suelo la hiena tras el disparo de sir Croodin Do of the kiln-Ring Spinning (Crood a partir de ahora), se acerca al animal mientras intentar recuperar la munición -Tal vez lo mejor sería intentar tocar lo menos posible el carro y los cadáveres, si viene una patrulla en su busca mejor que no sepan que hemos estado aquí y que le echen la culpa a los trasgos, si creen que los de la aldea han estado aquí tomarán represalias, mejor aún sería que uno solo buscase el rastro y los demás seguirlo a cierta distancia para no dejar huellas-

Kerrin y Jaskier se dirigen a la zona donde está la carreta mientras Niniel y Sir Crooding intentan recuperar sus respectivos virotes. El gnomo con exíto vuelve a cargarlo en la ballesta, no así la elfa que mira la punta destrozada y ya inservible del suyo con resignación. Los materiales que llegan a los bosques para la forja de armas ya no son lo que eran en antaño. Mientras Úgrum y Ator escuchan las propuestas de Kerrin y Jaskier de apilar e incinerar los cadáveres. Ator discrepa al respecto y propone no tocar nada. Parece que el guerrero habla poco, pero cuando lo hace siempre tiene algo interesante que decir.

Agazapada entre los arbustos la otra hiena espera impaciente. Está claro que tiene hambre y seguramente si alguien se acerca por la zona que custodia, atacará sin dudar. El animal no puede veros, pero olisquea intentando percibir la cercanía de sus enemigos.

A veces la vista parece dirigida por algo superior al propio cerebro. Al acercarte a la carreta, pese a que la han dejado vacía, ves que algo se han debido dejar: bajo ella y junto a la rueda que soporta el resto del peso (recordemos que esta tumbada) hay una funda de piel de toro. En su interior dos varitas permanecen juntitas cual dos hermosos puros en su funda.

El enano seguia atento. En voz baja le contestó al guerrero - Ya verán los cadáveres de las hienas y supondrán que alguien vino después, no creo que culpen al pueblo. Es más, si quemamos los cadáveres y ven las huellas de trasgos se darán cuenta que alguien pasó después de los trasgos y esa, creo, es la mejor defensa que le podemos dar al pueblo -

Su ballesta sigue preparada y repentinamente se detiene y tras apuntar con cuidado dispara su virote - Cuidado! - levanta la voz, - Hay otra hiena... allí!... aunque le haya errado, entre los árboles, a la izquierda de la carreta -

Rápidamente el clérigo busca otro virote de su aljaba y comienza, trabajosamente, a recargar su arma.

Termino de recargar la ballesta y me limpio la mano lo mejor que puedo con la hierba intentando quitarme esa sangre maloliente de mis dedos. El resultado no es muy bueno, pero al menos ya esta seca y no me resbalan las manos. Mientras sopeso la idea del humano la cual me parece bastante acerada porque no nos quita tiempo Kerrin grita alertándonos de la otra hiena. Sabia que ese bichejo inmundo no podía andar muy lejos...

Me vuelvo hacia los arboles apuntando siempre con la ballesta por si apareciese el objetivo en mi campo de visión... ¡deberíamos reagruparnos!

Úgrum escucha el grito de Kerrin y mira hacia donde él estaba mirando, con el arco tensado, esforzando la vista para ver al enemigo. Mientras tanto, se acercaba a Kerrin.
Luego deja de tensar el arco.
¿Estás seguro? quizá era... No, no hay que dudar de la visión de un enano.
Y vuelve a tensarlo, volviendo a mirar hacia donde miraba Kerrin.

Aganchandose, el elfo sacó bajo el carro una funda echa de piel, pero en el instante en que se disponía a revisar el contenido escuchó las palabras de Kerrin, tenía razón, con la poca luz que había estaban en desventaja.

Jaskier se agazapó tras el carromato volcado para que la hiena que decían haber visto no le atacara mientras sacaba la linterna y la encendía.

Creo que deberíamos hacer caso a Ator... dijo mientras cargaba de nuevo la ballesta. Kerrin parecía muy seguro, pero ¿cómo arriesgarse a que los soldados que buscaran a aquellos otros, no tomasen represalias? La mejor forma de asegurarse era dejar las cosas lo más parecido a como estaban, ya que al fin y al cabo, aquello lo habían hecho trasgos y no ellos o aldeanos.

Y luego estaba lo del fuego, una cosa era encender una antorcha o una luz y otra quemar unos cadáveres, que se pudieran ver a distancia, pero bueno, no dijo más.

Entonces escuchó a Kerrin avisándoles del regreso de la hiena y el ruido del virote saliendo de su ballesta, de manera que se giró hacia donde les indicaba.