Partida Rol por web

El enano, manteniendo su ballesta preparada se movió hacia un costado, manteniendo a las hienas en su mira, pero sin acercarse demasiado. El las podía ver sin problemas, probablemente mejor que ellas a el, así que lo ideal era separarse un poco de sus compañeros para poder rodearlas cuando los animales atacaran.

Miro a su alrededor: si estaban montando todo aquello por dos hienas, no quería ni imaginarse lo que les esperaba con los trasgos, desde luego ella no pensaba echarle la culpa a Úgrum por el disparo, se había impacientado y era algo que le estaba pasando incluso a ella.

Se paró a pensar en aquellos animales, necesitaban o bien que se fueran, o bien matarlas para poder intentar descubrir por dónde se habían marchado los trasgos con las provisiones, para observar la zona con detenimiento y tranquilidad, quizás en ese sentido era mejor eliminarlas, puesto que así no podrían acecharles después, ya que aún poniéndose en el caso de que estuvieran ya saciadas y de que igual ni se molestaran en ello, esto último era imposible de prever.

¡Maldición! perdona Kerrin, olvidé que somos los únicos que ven en la oscuridad.-luego se gira hacia sus compañeros-No volverá a repetirse. En serio. Por lo menos no se preocuparon por el disparo, o no se dieron cuenta.
Suerte que solo son un par de hienas muertas de hambre.

El enano saca otra flecha y se queda esperando a que todos estén en posición.

Estaba evaluando la situación lo mejor que podía entre aquella media negrura cuando el sonido del arco le saco de sus pensamientos, vale pequeño es hora de que nos movamos.

Miré hacia los dos lados del camino, no distinguía mucho pero por lo que podía intuir sabia que Niniel y Jaskier estaban posicionados con sus armas de disparo a la derecha del camino así que seria bueno posicionarse en el otro lado.

Una vez que todos estubieron colocados, Ator se colocó en mitad del camino y comenzó a saltar moviendo la espada y el escudo por encima de su cabeza, ante semejante espectaculo a las hienas le quedaban tres opciones, o salían huyendo espantadas, o atacaban al gerrero, o simplemente se echaban a reir directamente, que es lo que seguramente estarían haciendo alguno de sus compañeros en este momento. Tal vez Ator no era un genio de los planes pero este daba todas las posibilidades.

El ruido metálico producido voluntariamente por el espasmódico Ator, que se esforzaba al máximo porque la escandalera asustara o atrajese a las hienas, tuvo al fin sus frutos o al menos en parte. Una de las hienas corrió asustada hacia la vegetación cercana, mientras la otra, molesta porque lo que fuera no le dejaba cenar tranquila, avanzó unos pasos en dirección de donde provenía el sonido, gruñendo y enseñando sus afilados dientes de los que se desprendían trozos de intestino. La hiena es muy rápida y corre en la dirección de nuestros aventureros olisqueando. Se detiene porque desde esa posición ve a Úgrum y quizás perciba a Kerrin. La hiena gruñe aún con más fuerza intentando intimidar; es bien seguro que la hiena cree que nuestros héroes vienen a quitarle su comida.

A Jaskier le parecía haber oido algo, quizás el movimiento de alguna de las hienas, el plan del humano parecía funcionar, tratando de no hacer demasiado ruido se aproximo hacia Ugrum para observar mejor el camino. Al acercarse vislumbró la silueta de uno de los animales, de modo que sin pensarlo demasiado disparó hacia la hiena.

La flecha de Jaskier, si bien alcanzó al animal, no le produjo más que un simple rasguño al pasar por su costado. Un surco de sangre se dibujó entre el pelo de la hiena y la flecha siguió su curso en un apagado silvido.

Después de escuchar los movimientos del humano, Níniel sonrió entre las sombras, pero justo entonces percibió la mayor cercanía del animal, así como el desplazamiento del otro elfo que se aproximaba para buscar la forma de atacarle.

Bien, ahora... se adelanto en horizontal buscando un ángulo de tiro y cuando logró entrever la figura de la hiena y sus movimientos inquietos, disparó. El virotazo fue certero, pero no pareció claverse con propiedad en la dura piel de aquella criatura que seguía gruñendo, defendiendo su festín.

Los disparos no tan efectivos de los elfos lo único que hicieron es "encabronar" más al carroñero que afiló su hocico más aún e inclinó sus patatas delanteras hacia adelante dispuesta a saltar para atacar en cualquier momento.

Parecia que el espectaculo dantesco del humano revestido como una hojalata no pretendia provocarme una muerte por falta de oxigeno al reirme sino espantar a una de las hienas y acercar a la otra, por fin la silueta de esa criatura se hacia visible a mis ojos acostumbrados a una pequeña fuente de luz, escuche como comenzaba la fiesta de las saetas, pero la criatura solo parecia mas enfurecida por momentos asi que frunci el ceño y apreté el gatillo con decisión esperando que por lo menos se clavase en su dura piel como si de una diana se tratase.

Pese a la dificultad de disparar con precisión en la oscuridad de la noche y sólo con la leve luz que ofrecía la luna semioculta por los nubarrones, la visión en la penumbra del gnomo fue suficiente para apuntar entre las fauces de la hiena que se disponía a atacarle; justo en ese momento, el virote se le introdujo dentro de la garganta atravesandole el craneo por la parte de atras. La muerte fue instantánea y tan sólo se oyó un lastimero grito del carroñero.

La carreta permanecía volcada y al parecer ninguna provisión quedaba en ella; un tronco cortaba el camino. Estaba clara la estrategía que habían usado los góblins. Parecía mentira que los soldados que ahora yacían muertos en el suelo hubieran caído en una trampa tan antigua como evidente. Había cuatro cuerpos en el suelo y dos estaban a medio comer. Nuestros personajes debían descubrir los rastros para saber la dirección que tomaron los trasgos.