Partida Rol por web

Héroes y Profecías

La Última Batalla

Cargando editor
19/03/2012, 13:27
Director

Las palabras de Merlivert solían ser tan precisas como sus puñales, y los estúpidos gnols no eran unos rivales especialmente dignos. Las risas de hiena empezaron tímidamente, pero pronto se alzaron y ahogaron cualquier otro sonido: las protestas de su líder Yeenoghu y el perpetuo rumor del viento por igual. Las carcajadas descontroladas sonaban chillonas, insolentes, insultantes.

Y fue la propia risa de Daern, más que las órdenes del Príncipe Demonio, lo que acabó provocando otra vez el silencio. Los gnols comunes sabían captar la amenaza que representaba su indiferencia, pero esta vez fue Yeenoghu el más afectado.

Cargando editor
19/03/2012, 13:37
Yeenoghu

Será menos gracioso cuando estéis en la Messseta, puercos. El Amo podría dessspedazar a mil héroes con sus propias manos, pero ni siquiera vosotros podéis contra toda la fuerza del Pandemonium, asssí que Él no tendrá que perder tiempo.

Sus pequeños ojos rojos brillan con rabia. Las manos acabadas en garras tiemblan ligeramente, por rabia, miedo o ambas cosas.

Cargando editor
19/03/2012, 13:45
Bohemond

Somos nosotros los que no deberíamos perder el tiempo. Si llegamos demasiado tarde el sacrificio no habrá valido de nada...

Dice Bohemond en voz baja, hablando con los tres Héroes Antiguos supervivientes. Era evidente que el príncipe-hiena era lo bastante astuto como para intentar evitar una confrontación, pero si quería meterles miedo o convencerles con palabras estaba desperdiciando sus escasas dotes de persuasión.

Cargando editor
20/03/2012, 16:12
Merlivert el de los 9 Puñales

- Sabes una cosa, Yeenoghu... -dije, sonriendo con suavidad beátifica. Como una madre que mira a su bebe dar sus primeros pasitos en dirección a su padres. Los que me conocían sabían que aquella sonrisa era la más peligrosa de todas- ...Me paso toda la fuerza del Pandemonium por el arco del triúnfo...

Y diciendo esto, mis manos se movieron a la velocidad del rayo y una ráfaja de ocho cuchillas, ocho de mis pequeñas, salieron volando a la velocidad del rayo en dirección al infernar que estaba al mando, como un enjambre de furiosa y brillante destrucción.

Las afiladas lenguas de la muerte volaron, encontrando en su cuerpo aquellos puntos donde más daño podían causar en el sorprendido infernal, cuyos ojos casi saltaron de sus órbitas al sentir como el metal de mis pequeñas se introducía en esa masa carnosa y apestosa que podía definirse como carne. Si Yeennoghu no fuera un saco de mierda que había causado males y tormentos, hasta su expresión podía darme pena. Por suerte, no era así.

- ¿Qué? -dije encogiéndome de hombros mientras cazaba al vuelo a mis pequeñas, ante las miradas de mis compañeros- Ya ha dicho todo lo que era de interés y su cháchara era tan insulsa como cargante... Además, ante la duda, es un hijo de puta menos... En fin, ¡¿quien es el siguiente...?! -añadí, retador al resto de bastardos infernales, desaparecida la mirada beatífica por una mucho más feroz y salvaje. Una que marcaba el terreno entre una posible huida y una cierta destrucción.

Seguro que, por poco ingenio que tuvieran aquellas hienas antropomórficas, una idea muy clara de su futuro cercano se había abierto paso en sus cerebros como un cuchillo afilado atravesando mantequilla caliente...

Notas de juego

Le ataco con 8 de mis 9 puñales por sorpresa, buscando negar su bono de DES (si hace falta, hago una Finta para pillarle).

Si acierto, son el daño de cada puñal, +10d6 con cada puñalada de daño Furtivo. Asumo, quizás optimista, que le destrozo.

He preferido interpretar, considerando que le voy a hacer una pasada de daño y que este combate puede ser más interpretativo que ejecutivo (como contra los Vrocs), pero si hace falta tirar, avisa y lanzo dados (o hazlo tu a discreción) y edito cualquier cosa que haya escrito ;D

Cargando editor
26/03/2012, 00:13
Director

Dagas resplandecientes volaron de las manos de Merlivert hacia Yeenoghu. Los filos no se conformaban con líneas rectas hacia su destino; los lanzamientos daban cierto efecto a los cuchillos y muchos dibujaban curvas antes de clavarse. Varias dagas parecían después retornar a las manos de su amo pero daban un giro brusco que les devolvía hacia la víctima. Algunas de las armas del pícaro flotaban en el aire, danzando y girando solas. Otras cavaban en las heridas inflingidas, buscando órganos vitales como perros de presa.

Yeenoghu aulló de dolor, intentó atacar —o tal vez conjurar algo— pero se desplomó de rodillas. El Príncipe Demoniaco no murió inmediatamente, pero los puñales danzarines y malditos terminaron el trabajo sin que Merlivert tuviera que volver a tocar una empuñadura. Aún no se había movido un alma cuando Yeenoghu se convirtió en un cadáver retorcido y mutilado, pero inmediatamente después ninguna alimaña de las presentes se quedó estática. El ejército de gnols congregado, una multitud de proporciones ajenas al plano material, comenzó a huir en todas las direcciones. Los aullidos de terror de los gnols eran casi idénticos a sus risas dementes.

Cargando editor
26/03/2012, 00:31
Roerkas

Tienes un gran talento para las negociaciones.

Ironiza Roerkas. Su mirada inteligente dice que el acto del pícaro fue inesperado y cambió de alguna forma los planes del Mago Rojo. Con ojo analítico, el brujo examina a la horda unos segundos y sus viejos compañeros, que tan bien han llegado a conocerle, saben que el mago encontrará la manera de emplear a esa descerebrada masa en su beneficio.

Cuando sus palabras arcanas resuenan y sus manos hacen unos gestos, un huracán empieza a formarse.

 

Cargando editor
31/03/2012, 19:08
Director

...

Los héroes sacuden la tierra de sus ropas y miran el nuevo entorno: han llegado a la meseta y la cercanía de Erythnull ya puede sentirse.

El hechizo de Roerkas les había elevado por los aires. No solo a ellos, sino a todo ser viviente en varias millas. Decenas, cientos de miles de gnols les acompañaron en el vuelo. El destino no había sido otro que la enorme corriente de aire que desembocaba en la Meseta. Esa especie de río de grava y viento en el que confluían todos los aullidos del plano.

Tras eso, habían estado lloviendo gnols sobre la meseta durante largos minutos. Una distracción suficiente para el ejército de infernales que estaba apostado en este lugar. Ahora, por doquier había pequeñas batallas y escaramuzas entre los dos malignos pero no aliados ejércitos. Muchos demonios veían a los hombres-hiena como comida literalmente caída del cielo y desde luego los gnols no veían con buenos ojos esta percepción.

Para completar la charada, un conjuro de Bohemond les mantendría al margen del caos. Una ilusión que haría a infernales y gnols verlos como miembros de su propia especie. Mientras las hordas del Múltiple literalmente se devoraban entre sí, los Héroes solo tenían que andar una milla hasta la Ciudadela de la Matanza.

Cargando editor
07/04/2012, 10:24
Daern el Matadragones (by Akin)

Daern había estado a punto de provocar él mismo la estampida, aunque Melivert lo había hecho mejor, por lo que la huida de las hienas sólo le provocó una carcajada.

Eso ha estado bien compañero, avancemos pues, ya tengo ganas de morir. Al fin y al cabo mis días prestados deben llegar a su fin para que otros tomen mi lugar. Debo volver a ser el que era, un recuerdo. Pero al menos que sea un recuerdo glorioso. No temáis la muerte, no es gran cosa. Y si no hay nada que temer, lucharemos mejor.

Cargando editor
10/04/2012, 15:45
Merlivert el de los 9 Puñales

- Eso ha estado muy bien, mi querido Roerkas... -hice un gesto con la mano, como si me quitara un sombrero imaginario con un floreo. La lluvia de bestezuelas era algo tan divertido que no pude reprimir una carcajada por el efecto que debería causar en el ánimo del dueño de este plano. Y el magnífico conjuro de ilusión de mi amigo, que nos mantenía ocultos aunque a la vista, hizo que pareciera un infernal gruñendo a otro en un gesto obsceno, lo cual solo era otra muestra de la sutileza y maestría de mi compañero en tales artes.

Escuché a Daern dando ánimos. Ya éramos pocos, menos de los que habíamos entrado hacía aparentemente una eternidad, y la pérdida de amigos y hermanos podía hacer mella en algunos. Le di una palmada a mi enorme amigo tras sus sabias y reconfortantes palabras y la ilusión hizo que pareciera como si quisiera darle un zarpazo.

- Vamos pues... -aduje con la firmeza de la piedra, el hierro y la eternidad- ...Un dios nos espera...

Cargando editor
14/04/2012, 01:29
Director

El resto del camino hasta el corazón del plano no guardó más sorpresas, y antes de que pudieran darse cuenta se habían adentrado en la Ciudadela de la Matanza.

El hogar del Múltiple era en realidad una vasta extensión de ruinas. Ciudad, fortaleza, palacio... la Ciudadela podía ser todas esas cosas y ninguna. Parecía estar formada por todos los edificios alguna vez construidos, igualados por la acción destructora del plano mismo, convertidos en una casi homogénea montaña de escombros.

A la vista había columnas residuales; tan altas que en el pasado podrían haber sostenido el mismo cielo, pero todas rotas a distintas alturas y siempre con extremos afilados por el perpetuo viento. Su visión hacía pensar en los colmillos del plano.

Esqueletos de pequeñas torres o atalayas formaban un bosque hacia el oeste. En el noreste había colinas y montañas formadas por los tejados puntiaguados de edificios largo tiempo derrumbados. En esta parte del Pandemonium, el viento arrastraba una arenisca blanca arrancada de la piedra de las construcciones decrépitas. La dirección estaba más clara que el camino: los restos de altas murallas dibujaban un intrincado laberinto.

Cargando editor
14/04/2012, 01:50
Roerkas

Creo que podría dar con la ruta a través de estos despojos de plano dijo el mago pero empiezo a sentir que el tiempo juega en nuestra contra.

Miró hacia los otros tres, acabando su mirada en Daern.

Debemos ir al centro de la Ciudadela y el camino más corto es la línea recta...

Hizo una seña con su mano, como invitando al bárbaro a pasar a través de una puerta inexistente en el solido muro más cercano.

¿Qué dices de olvidarnos de la sutileza y redecorarle el cubil a nuestro anfitrión?

La mirada de Erythnull casi podía sentirse. Su atención y su odio. Era una sensación agradable para el Mago Rojo.

Cargando editor
15/04/2012, 13:13
Daern el Matadragones (by Akin)

Creo que la sutileza y la ocultación pasaron a la historia hace mucho, a tenor de los regalitos que nos ha ido dejando, diría que siempre ha sabido donde y como estábamos. Sí, yo iría en línea recta, no va a ser peor que cualquier ruta alternativa que podamos imaginar.

Cargando editor
24/04/2012, 23:51
Director

El Mago Rojo comienza a conjurar y Daern hace lo que mejor sabe: destrozar. La carga del bárbaro reduce a cascotes la arquitectura ya ruinosa, y a su paso no hay muralla, edificio u obstáculo que quede intacto... ni que le retrase en lo más mínimo. Cierto es que la magia de Roerkas le ayuda. Unos hechizos debilitan las estructuras y otros simplemente vuelan por los aires cualquier estorbo. Merlivert y Bohemond recorren un sendero de destrucción tan expedito que podría empezar a ser frecuentado por carros. Dibujando una línea recta hacia el centro de la meseta, pronto se encuentran en el mismísimo territorio de caza del Múltiple. La zona de plano yermo donde los suplicantes se inmolan, ofreciéndose para formar parte de la eterna matanza junto con los sacrificios y los vagabundos planarios con peor suerte.

El final del camino. Todos los vientos de Pandemonium conducen a este lugar y también la aventura de los Héroes Antiguos. Han empleado tantas energías en llegar hasta este lugar inalcanzable que a ninguno se le había ocurrido que pudieran no encontrarse de cabeza con Erythnull. ¿Se está divirtiendo, jugando al gato y al ratón? ¿O se estará escondiendo? Esta última opción, aun absurda como parece, es realmente evocadora: un dios huyendo de unos mortales, una deidad que les teme. Cualquier asomo de orgullo que pudiera causar esa idea — y jamás mortales habían tenido un motivo tan fuerte para esa sentimiento — se nublaba por el hecho indiscutible de que el destino para el plano material sería igual de oscuro si no había lucha. Lograr su objetivo evadiendo cualquier enfrentamiento parece el máximo exponente de la lógica divina: fría, infalible, desprovista de sentimientos mortales tan burdos como el orgullo, la vergüenza o trabas como el honor. Teóricamente un dios podía estar por encima de cualquier provocación, ser inmune a cualquier irracionalidad. Y sin embargo...

Cargando editor
25/04/2012, 09:34
Daern el Matadragones (by Akin)

Es una trampa. Está aquí, en algún lado... Tiene que estar por aquí... Vigilad vuestras espaldas.

Cargando editor
29/04/2012, 00:32
Bohemond

Bohemond de Shurlav había visitado todas las capas del Infierno y muchas del Abismo. Había sometido a su voluntad a Diablos de la Sima y comandado ejércitos de criaturas que habrían hecho enloquecer a la mayoría. Tal ver fuera el único mortal que manejaba algo parecido a magia divina desde el Silencio de los Dioses. En Berfôska se rumoreaba que Bohemond era la fuerza que equilibraba la Guerra de la Sangre, cambiando de un bando a otro para que ninguno prevaleciera. Se decía que era inmortal, que había existido siempre. Se susurraba que ciertos demonios le rendían tributo para evitar su castigo.

Muchos de los rumores eran exageraciones, pero muchos se quedaban cortos.

Tan cierto como su poder era el hecho de que Bohemond , comandante de los Caballeros de la Redención y superviviente de los Héroes de Berfôska estaba aterrado. Su cadena armada tintineaba al ritmo de sus manos, ante la mera idea de ser emboscados por un dios, como Daern sugería.

Cargando editor
03/05/2012, 20:35
Merlivert el de los 9 Puñales

- Pues si está aquí... ¡congratulémonos! -grité- ¡Así al menos sebremos seguro que algún dia, el el pasado, tuvo cojones, antes de que le castraran!

Mi sonrisa plena era la un maníaco. La de un loco que retaba a un Dios.

Pero para eso mismo estábamos allí.

El viento que ululaba a nuestro alrededor había dejado de ser sonido de gritos, y en mi cabeza era sustituido por suaves y alegres tonadas de taberna que en el pasado había compartido con seres queridos en tiempos mejores. Con Daern. Con Camus. Con Roerkas. Con mi hermano...

Sin ser muy racional, sin pensar demasiado si era algo adecuado o conveniente, mis labios empezaron a moverse suavemente entonando una canción. Poco a poco le fui dando fuerza a la canción, alzándome por encima del viento, ganando con aquellas simples canciones de tabernas que hasta los niños conocían, un autoconocimiento que me decía qué hacer.

Los dioses no era como los hombres. Aquello era irrefutable. Pero eso solo apoyaba aun más mi momento de iluminación repentina. Uno en el cual se me revelaba la verdadera naturaleza divina. Los dioses no eran hombres... porque eran niños. Eran niños caprichosos y todopoderosos. Mimados y autoindulgentes. Ególatras y megalomaníacos. Todos se tenían a si mismos en demasiada consideración. Y en este plano, en este momento, el peor de todos era el múltiple. Era el niño más gordo y fuerte del patio. Su poder sobre el resto era incontestable. Sin embargo, por fuerte que fuera su cuerpo, su ego era debil como el cristal. O al menos tan débil como para que una simple canción pudiera atravesar en él, hiriéndole más profundamente que en toda su vida. Con un arma tán básica y dolorosa que permanecería en su memoria y enborronaría cualquier victoria si no la vencía ahora.

El arma de los niños contra los niños.

Mi voz alcanzó un grado mayor y mis palabras se hicieron claras, arrastradas por el viento. Arrastrando una tonadilla universal e hiriente que viajaba entre los mundos. Entre las lenguas. Entre las mentes. Entre las razas. Entre la humanidad y la divinidad.

Sonreí y canté. Alto y claro. Con mi hermano al lado. Juntos.

- ¡Hay un Dios cagadoooooo,

que se ha ocultadoooooo,

que llora y berreaaaaaaa,

y por eso le culeaaaaaaan!

¡Que me ha escuchadooooo,

y no se ha presentadooooo!

¡Castrado es y no hoooombre!

¡Y Erythnul es su nooooombre!

No había ni sutileza ni ritmo ni métrica en aquella cancioncilla. Pero era una cancioncilla pegadiza y maliciosa. La repetí una y otra vez, maliciosamente, cada vez más divertido y más alto, incitando con mirada cómplice y significativa a que mis compañeros se me unieran.

Una cancioncilla poderosamente malévola y deliciosa, como un escupitajo en el ojo del que te apresa. Una cancioncilla imposible de olvidar. Una cancioncilla que el universo que estaba espectante escucharía y recordaría independientemente de lo que pasara. Una cancioncilla que quedaría gravada a fuego en el corazón de Erythnul y que, como el crío que era, recordaría toda su existencia. Y sabría que sería así. Y que aunque venciar y destruyera todo el multiverso, él se quedaría a solas con la verdad que suponía aquella cancioncilla tronándole por toda la eternidad en sus oídos.

Si nadie nos callaba seguiríamos. Y si alguien venía, moriríamos con aquella canción en los labios. Pero, la que podía llamarse la última canción del mundo, sonaría por todo lo alto apuñalando el ego de un dios.

Ese sería el legado que tendría si huía de nosotros ahora, aunque venciera despues.

No se me ocurría un arma mejor ni más afilada que la propia mezquindad de un Dios vuelta contra si mismo...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Si.

Estoy como una cabra. ¿Aun no lo sabíais?

Pero tiene sentido, e igual funciona mejor de lo esperado...

Dejo tirada de Engañar. Se supone que alejará el miedo de Bohemond por lo hilarante que supone, y que provocará al dios haciéndole aparecer furioso e indignado.

Cargando editor
02/08/2012, 00:51
Director

El viento aullaba, la tierra crujía bajo los pies como si estuviera a punto de explotar. La cancioncilla taladraba los nervios de cualquier persona cuerda por lo que significaba: un insulto flagrante y descarado hacia el dios que reina sobre este plano. Estaba claro que Merlivert estaba del todo loco, pero Roerkas y Daern tampoco debían de estar totalmente en sus cabales porque sonreían y hasta se unieron a la tonada.

La melodía se apagó cuando el viento comenzó a soplar tan fuerte que ahogó cualquier otro sonido. Era un viento que ningún mortal había experimentado nunca, pues ni siquiera el Pandemonium, plano del huracán eterno, había presenciado. De haber tenido una dirección, el viento habría arrastrado a los héroes como papel. Habría arrastrado a cualquier ser, cualquier edificio... quizá cualquier montaña. Pero no. El vendabal soplaba de arriba a abajo y viceversa, de todos los lados, con todos los ángulos. Sin mover una pulgada a sus víctimas las comprimía, asfixiaba. Con tiempo, hubiera destrozado la caja torácica, hundido los ojos...

Pero el dios al que habían enfadado no tenía tanta paciencia.

El tornado amainó y el castigo de la deidad cayó del cielo. Un puño negro de proporciones gigantescas hizo temblar la tierra al chocar contra el suelo sin hacer diana. Merlivert nunca había tenido ocasión de medir sus reflejos contra los de alguien de esa categoría, pero de momento la cuenta estaba a su favor. Si el puño fue un conjuro, o el brazo del propio Erythnull (o si las dos cosas eran lo mismo en lugar así), lo cierto es que volvió a ascender y se perdió antes de que el Dios de la Matanza en persona viniera a reclamar sangre.

Quizá fuera parte de su condición divina, efecto de los vientos cargados de arenisca o tuviera que ver con la velocidad cegadora a la que el Múltiple se movía, pero lo cierto es que era imposible describirlo. Podía parecer un ogro, un troll, un osgo... Cualquier humanoide monstruoso imaginado, una combinación de todos o algo totalmente distinto. Según el ángulo o el momento daba una impresión distinta, y seguramente los héroes no tendrían ocasión de intercambiar pareceres sobre el aspecto de su enemigo.

Su cuerpo de 8 pies de altura se plantó delante de Merlivert y golpeó con una imponente maza de cabeza de piedra. El ataque del puño, la aparición y consiguiente carga habían sido demasiado rápidas como para reaccionar, pero trabada la deidad en combate ya Roerkas pudo actuar. Una esfera de fuerza rodeaba a Merlivert cuando la maza descargó su peso sobre él. La magia misma tembló y todos los presentes jurarían que la esfera se clavó varias pulgadas en la tierra... pero el pícaro siguió intacto. Los golpes siguieron. La rabia enloquecida de la deidad era terrible de contemplar, pero también significaba que había tragado el anzuelo hasta el fondo.

- Tiradas (1)
Cargando editor
02/08/2012, 09:38
Daern el Matadragones (by Akin)

Daern cargó, al menos ahora tenía un enemigo al que golpear, aunque sus golpes apenas serían picaduras ante un dios. Ahora caminaba hacia la muerte segura, pero lo haría con honor, luchando.

Había pasado una eternidad de tiempo luchando y sufriendo en una tortura constante, y el responsable lo tenía delante ahora. Bueno, al menos le haría saber lo que era el dolor antes de morir. Al menos trataría de captar su atención para que su favorito allá en su plano natal no tuviese por un tiempo el apoyo de su Dios.

- Tiradas (4)

Notas de juego

Resultados de los ataques: 
- 70 y crítico.
- 49
- 47
- 50
Mordisco: fallo (1 natural)

Casi espero a que me digas su CA y si es inmune a críticos/miedo para describir los efectos según los resultados reales (y tirar el daño)

Cargando editor
02/08/2012, 18:55
Director

Notas de juego

Ahora mismo su CA es 67.

No es inmune a críticos, sí es inmune a miedo y a ataques furtivos.

La RD es 50 y se supera con armas +4 o superiores.

 

Daern: si no me equivoco, en furia tu martillo es +5 así que superas la RD. Con el mordisco, sin embargo, no.

Merlivert: tienes que esperar acción de Roerkas para actuar.

Para esta batalla: a efectos de magia, aptitudes y demás, es un día nuevo. También habéis regenerado todos los PG.

Cargando editor
02/08/2012, 19:13
Daern el Matadragones (by Akin)

Al menos le había conseguido golpear una vez. El, Daern el matadragones, había conseguido herir a un dios. Los bardos no cantarían la hazaña porque no había nadie que pudiese verlo la única manera de que se supiese es que alguno sobreviviese, cosa harto improbable.

Pero había herido a un dios, y lo había hecho con dureza, quizás el único modo de hacerlo.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Bueno, buenas y malas noticias: La mala es que mi mejor tirada de ataque es 70, así que contra CA 67 tengo un 15% de posibilidades de acertar con el primer golpe, con los siguientes ya sólo con 20 natural. Tengo un bendecir para darnos a todos un +1, pero no tiempo para pararme a lanzarlo ¿Donde está un bardo épico cuando se le necesita :D?

La buena es que siempre que consiga pegarle será crítico y tengo crítico x4 (tengo confirmación automática contra malignos).

He tirado dos veces el daño porque me había olvidado de ese pequeño detalle y tiré el daño como si fuese x2, así que he vuelto a tirarlo para sumar otro x2: 225 puntos de daño de los miles que tendrá.