Partida Rol por web

Héroes y Profecías

La Última Batalla

Cargando editor
27/09/2011, 02:20
Daern el Matadragones (by Akin)

Daern se sintió preocupado aunque su rostro no lo mostraba. Sus piernas tenían fuerza de sobra para caminar incluso con su peso incrementado, pero con él iban gentes que, aunque más poderosas que él con la fuerza de su magia o la pericia de sus armas, carecían de la fuerza del Matadragones.

Puedo llevar todo vuestro equipo, si alguno se siente cansado. Y si llega a fatigarse no me importa llevarlo sobre mis hombros. No soy gran cosa en otros aspectos, pero por fortuna soy fuerte, muy fuerte. Como si queréis hacer un trineo, tiraré de él sin problemas. Lo importante es que este nuevo truco no os fatigue, no queremos llegar a nuestro destino con las fuerzas menguadas, nos harán falta todas...


No dijo nada más, no sabía muy bien que añadir. Los aullidos seguían ahí, pero de algún modo conseguía ignorarlos. Siempre presentes, pero de algún modo lejanos. Quizás a no mucho tardar cesasen para siempre, cuando el creador del plano terminase con una no-existencia. Matar a un Dios... menuda tarea se habían otorgado.

Daern rió, de nuevo, sin que los demás entendiesen muy bien el por qué.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Perdón, se me había pasado esta partida.

Cargando editor
29/09/2011, 21:16
Folcard

Folcard se clava las uñas en la palma de la mano mientras algo en su cabeza comienza a cambiar. El guerrero suda abundantemente, solo explicable en parte por la alta temperatura, y mira con ojos dementes a Bohemond cuando acusa:

La magia negra nos ha traído hasta aquí y acabará con nosotros. Cómo pretendemos triunfar cuando nada nos distingue de la escoria de este plano.

Desenfunda su cimitarra extraordinariamente afilada y apunta con ella hacia Bohemond, dirigiendo también una mirada hostil hacia Roerkas.

No daré un paso más sin deshacer nuestro primer error. Si Hagen no tiene agallas para admitirlo, yo le haré ver qué tienen estos nigromantes por dentro...

Sus dientes rechinan, todos sus músculos en tensión como si estuviera a punto de saltar sobre los acusados. Alguna parte de su locura o de su cordura, sin embargo, le mantiene por el momento estático.

- Tiradas (1)
Cargando editor
04/10/2011, 20:25
Merlivert el de los 9 Puñales

El lamento ahogado del viento vuela entre nosotros enviando mensajes oscuros de desesperanza. Lo noto a cada paso que damos, y sin embargo mi mente es tan escurridiza como mi cuerpo y no caígo en las trampas mentales que el señor de esta tierra maldita nos tiende. Pero eso no significa que no nos afecten.

Al parecer, uno de los caballeros que nos acompañan, Folcard, se siente de repente inclinado a comenzar un altercado con otro de los caballeros, uno que al parecer se ha redimido al unirse a nosotros. Tampoco es que Folcard mire con muy buenos ojos a Roerkas, pero no es algo inusual. A pesar de su increible inteligencia y encanto personal, no es lo más hermoso del mundo. Supongo que como yo mismo.

Oigo las amenazas veladas y no tan veladas a mis espaldas y de repente no puedo evitarlo. Me hecho a reir a carcajadas limpias y puras, como el restañar de una campana de plata. Cuando siento que recupero el aliento y veo que todos me miran extrañados mientras me limpio las lágrimas de los ojos, comienzo a andar hacia el esgrimista.

- Maese Folcard, ¿conoceis por ventura la fábula del águila y las gallinas...? -pregunto al caballero mientras avanzo con tono desenfadado, mis ojos clavados en los suyos, y mi sonrisa clara y luminosa asomando como un faro en la oscuridad cenicienta de mi cara- Vereis, antes de dirimir cualquier conflicto con maese Bohemond aquí presente, os pido que me escucheis. Después tomad en consideración el camino que querais... -entonces comienzo un relato sin apartar los ojos del testarudo caballero. Mientras hablo, mi tono va ganando peso y gravedad, como en un ária. La seguridad de mis palabras solo dicen que lo que hablo es tan cierto como que Folcard es un buen hombre. Y mis ojos se clavan en los del caballero como dos arpones en el lomo de una ballena. Como una cobra de danza ante un ratón que no sabe que ha sido hipnotizado...

"Un día un granjero que paseaba por la montaña se encontró entre las piedras un nido de águilas que había caído a consecuencia del viento. Al acercarse observó que en el interior del nido había dos polluelos, uno de los cuales había muerto debido al fuerte impacto y el otro se encontraba gravemente herido. El granjero se agachó y se llevó con sumo cuidado al polluelo herido.

Cuando llegó a la granja lo curó y empezó a alimentarlo y a cuidarlo hasta que se recuperó por completo. Una vez que el polluelo se recuperó y creció, decidió meterlo en el corral junto a las gallinas. Los años fueron pasando y aquella águila se acostumbró a vivir como una gallina. Comía lo mismo que comían las gallinas, se movía como las gallinas e incluso aprendió a emitir los mismos sonidos que emitían las gallinas.

En una ocasión pasó por allí un sabio el cual quedó asombrado al ver al águila conviviendo tranquilamente en el corral con las gallinas. El granjero le contó la historia de cómo la encontró, la curó y la crió entre las gallinas. El sabio le contestó que su naturaleza era volar y ser libre y que si se le daba la oportunidad al águila así ocurriría. En cambio, el granjero opinaba que como la única forma de vida que conocía el águila era estar en el corral, entonces no emprendería el vuelo y se marcharía. El sabio cogió al águila y se subió a la azotea de la granja y la soltó para que emprendiera el vuelo, pero esta no abrió las alas y cayó al suelo. Posteriormente, el sabio volvió a lanzar al águila esta vez desde una loma con el mismo resultado.

Ante esto, el sabio le propuso al granjero lanzar al águila desde lo alto de un acantilado, comprometiéndose a pagar al granjero una cantidad de dinero en el caso de que el águila finalmente no volara y muriera. Al principio el águila iba cayendo, pero al darse cuenta que caía fue abriendo y extendiendo sus alas. Poco a poco empezó a planear y a mover sus alas. El águila emprendió el vuelo y finalmente se perdió en el horizonte. Entonces el sabio, satisfecho le comentó al granjero que esa era la verdadera naturaleza del águila..."

Hago una pausa para dar tiempo a sus mentes, las de todos a asimilar lo dicho. Entoces, con el público esperando la moraleja, hago una tosecilla teatral y retomo la palabra.

- La sabia enseñanza que podemos extraer de esta historia, maese Folcard, es que muchas personas nacen, crecen y mueren sin llegar a conocer su verdadero potencial. Y aun más personas nacen, crecen y mueren sin llegar a conocer el verdadero potencial de otras personas... -hice una pausa en mi reflexión para que la idea que pretendía inculcar en el tozudo caballero penetrara con la debida fuerza- ...En este caso, vos sois el granjero maese Folcard, y no pensais que maese Bohemond sea otra cosa que una gallina... Sin embargo, teneis suerte, porque aquí estoy yo, que en este cuento que vivimos represento al sabio, y que se reconocer lo que puede hacer ese águila que vos pensais que es simplemente una gallina más... -hice de nuevo un pausa, alejándome unos pasos- Así pues... ¿Tendreís la arrogancia de pensar que un granjero es más sabio que yo, Melinvert, uno de los Héroes de la antiguedad, que han sobrevivido al infierno y a las eras y que van camino de cometer el mayor logro de todos los tiempo, que no es otro que el de vencer a un Dios? ¿Alzareis la mano contra ese destino nuestro que también es el tuyo...? -mis cejas se alzaron, aun con mi dura y avergonzante mirada de juez clavada en aquel ratón- Bajad ese arma y envainárosla, Folcard. Sois buen hombre, sin duda, pero avergonzais a vuestros antepasados con semejante escenita... No permitiré que los relatos de los bardos hablen de la debilidad de Folcard en tiempos venideros. Así que por favor, SERENAOS.

Y mis últimas palabras, a pesar de ser una amable petición, tenían la carga y la fuerza de toda mi voluntad...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Uso una mezcla de Diplomacia (relato), Engañar (como una interpretación que dramatiza y permite una mejor digestión de la lección) e Intimidar (para algo tenemos reputación ¿no?), para dar peso a mis palabras, tratando de lograr romper el efecto de desesperanza que debe haber operado el plano en el pobre Folcard.

Dejo una tirada y tu sumas lo que consideres adecuado, jefe ;D

PD: ¡Y perdon por la tardanza! :P

Cargando editor
11/10/2011, 22:28
Director

La espada de Folcard estaba dispuesta a derramar sangre. Bohemond apenas reaccionaba, mirando al dementado caballero del Cáliz con cierto desdén. Hagen, por su parte, quien hace rato ya que se ha quitado la armadura, ha llevado su mano derecha a la empuñadura de su espada, dispuesto a mediar con acero en cualquier disputa.

Entonces es cuando Merlivert habla, y durante un momento parece que sus palabras serán interrumpidas por una carga homicida del enloquecido Folcard, pero algo en lo que dice o en el cómo lo dice, hace que el resquicio de cordura se imponga en la mente del guerrero.

 

Cargando editor
11/10/2011, 22:57
Daern el Matadragones (by Akin)

Reacciona muchacho. Baja el arma, respira hondo, recuerda quien es tu enemigo y quien tu amigo. Tu enemigo es el que está alterando tu mente en este plano infernal, ése es quien te está atacando... 

Cargando editor
12/10/2011, 02:22
Folcard

Verdaderos odios avivaban la llama de la locura, y sin duda el caballero no habría caído presa de la locura tan pronto de no albergar tanto resentimiento y tantas dudas. La parte de racional que había en la hostilidad de Folcard se aplacó con algunos de los argumentos de Merlivert; la parte más demente de su rebeldía solo llegó a calmarse por virtud del tono de las palabras, pues cualquiera diría que la lengua del Héroe Antiguo era tan venenosa como la del hechicero más poderoso.

Aún sin envainar, relaja el brazo de su cimitarra a medida que el relato toma forma, y cuando, acabada la historia, Daern le habla, baja el arma, rendido a voluntades más fuertes que la suya.

Cargando editor
12/10/2011, 02:27
Director

Resuena un trueno, y el viento arrecia. Parece como si el alivio de la tensión entre los compañeros hubiera provocado nuevas tensiones en el plano mismo; como si a alguien no le hubiera gustado el desenlace no violento de la situación.

En el cielo flotan dos negras nubes retorcidas que parecen cargadas de odio en vez de agua. Giran, inmóviles, sobre su eje, como si un lento remolino las animara, y en sus cuerpos oscuros restallan relámpagos verdosos. Una presencia muy poderosa, casi física, acompaña a los viajeros, que se sienten observados. Todos lo entienden: esas nubes son Erythnull.

Otro relámpago se estrella contra el suelo, haciendo notar a la mayoría un cambio poco sutil en el paisaje: uno de los enormes riscos cercanos ha desaparecido.

Apenas tardan en descubrir el destino de la montaña perdida; se alza detrás de ellos, con su base separada en dos por una gran hendidura, como si fueran dos piernas, y un cúmulo de rasgos, que podrían recordar a una cara, en su cima. Con lentitud terrible, el enorme risco de forma vagamente humanoide levanta una de sus "piernas" con la clara intención de aplastar a los humanos.

- Tiradas (1)
Cargando editor
12/10/2011, 03:56
Director

Notas de juego

Actuad en el orden que prefiráis (vais a superar su -1 en iniciativa). Esta vez vamos a hacer todas las tiradas necesarias, y los turnos completos, intentando apañárnoslas sin tablero.

La montaña viviente está a 25 pies de vosotros.

Cargando editor
12/10/2011, 10:46
Daern el Matadragones (by Akin)

Quizás debiera haberse parado a pensar, pero la reacción de Daern fue instintiva: o atacaba primero, o quizás no pudiese acercarse a la montaña después. Estaba seguro que a aquella cosa le sería imposible no acertar sus golpes, era simplemente demasiado colosal para no acertar, así que trataría de hacerle daño, quizás de hacerle dudar, al menos de ganar unos segundos para que sus compañeros menos fuertes pudiesen eludir el primer ataque y utilizar sus propias armas para hacer daño a aquello.

El dios no tenía humor, el primer reto no parecía sencillo: vencer a una montaña.

El inhumano grito de Daern cuando cargó ocultó por completo los lamentos de aquel maldito plano.

- Tiradas (8)

Notas de juego

Si no pasa la tirada de voluntad (52) queda estremecida (si eso es posible)
Ataque 1: 1+52, fallo automático.
Ataque 2: 60
Ataque 3: 55
Ataque 4: 55. Confirmación crítico 43 (si el enemigo es maligno no cuenta, el crítico se confirma automáticamente)
Ataque mordisco: 53

Cargando editor
12/10/2011, 20:42
Folcard

Folcard disfruta de la oportunidad de encauzar su locura hacia un enemigo. Rugiendo una amenaza en idioma celestial, corre hacia el monstruo-montaña, dando un salto tan alto como la apabullante gravedad le permite para lograr clavar su cimitarra en la superficie de piedra que hace de pierna izquierda.

Aún arrastrando pedazos de su armadura, el caballero se mueve algo lento, pero su mente bulle con no menos rabia que la de Daern.

- Tiradas (2)
Cargando editor
23/10/2011, 21:34
Roerkas

Roerkas musita unas palabras arcanas en voz baja y alza sus manos. Un arco de energía mágica se forma entre sus puños, y pronto se extiende hacia arriba para empezar a formar un enorme escudo horizontal que cubra a los compañeros del pisotón del hombre-montaña.

Nada en el rostro del mago sugiere sorpresa ante el enemigo, temor o, a decir verdad, ninguna otra emoción. Si tiene alguna duda de la inminente victoria, no lo parece.

- Tiradas (1)
Cargando editor
25/10/2011, 17:39
Merlivert el de los 9 Puñales

¡Una montañá! ¡Una maldita montaña!

No pude evitarlo.

- ¡JAJAJAJA! -resonaron mis carcajadas por todo el valle invertido- ¿Eso es todo cuanto puedes lanzarnos...? ¡Pero que poca imaginación para un dios! ¿Y que será lo siguiente? ¿Palabrotas...?

En mis palabras volqué todo el desprecio posible, mientras avanzaba hacia aquella cosa con rostro tan frívolo como mi lengua. Al contrario que Daern, que se lanzaba en una carga poderosa, yo fui dando saltos de increible magnitudo, y comencé a trepar por la montaña, mientras mi lengua viperina seguía apuñalando a mi rival con un filo más afilado que el de mis dagas.

- ¿Como se puede ser tan estúpido? -proseguí, viperino- Bueno supongo que teniendo la cabeza en el culo y viceversa. ¡Perdón! Quiero decir, "y al revés". Un cretino como tu no debe saber el significado de la palabra viceversa. Supongo que a estas alturas estarás pensando "¡que ganas tengo de taparle la boca a esa mosca!". ¿Y sabes qué? Conociendo el hecho de que prefieres estar con hombres duros y que te sirvan sin rechistar... ¡Casi prefiero que me tapes la boca a que me tapes otra cosa! Si es que eres más alelado que hecho por encargo. Y como un buey estúpido que no sabe que se le acerca la muerte... ¡Tus matarifes han venido!

Aunque aquella cosa estubiera guiada por el mismo dios y o tubiera mente propia, mis palabras estaban destinadas a enfurecér a la criatura que hubiera detrás. De ahí mi tono ambíguo, el cual servía tanto un caso como el otro, pues despreciaba a ambos rivales. En todo caso, si lo lograba, aquel ser se golpearía a si mismo, engañado por mis tretas, lo que le enfurecería una más, entrando en una espiral de furia de la que mcuho le costaría salir para darse cuenta que nada progresaba.

- Tiradas (4)

Notas de juego

Creo que se entiende lo que hago ¿no?

Pirueteo a la defensiva saltando sobre él como una pulga sobre la espalda de un perro. Imposible de golpear y de dejar de ser una molestia para que se golpee a si mismo al intentar cazarme, y que mientras Daern y el resto no reciban ataques y puedan cascarle con ganas.

Dejo pruebas de Piruetas, Equilibrio, Saltar y Engañar (tanto para fintas en ataques posteriores, como para que cale mi mensaje).

Cargando editor
26/10/2011, 23:36
Hagen

Hagen se siente vulnerable sin su pesada armadura, que ahora carga Daern sin parecer percibirlo siquiera. Le costó renunciar a sus protecciones, pero con este viento vertical actuando como desalmada gravedad jamás podría moverse de cargar con tanto metal. No renunció a cargar él mismo su enorme escudo pavés, sin embargo, pero con la sorpresa del encuentro no ha sido capaz de embrazárselo.

El escudo de Hagen es más que una pieza de armería: porta el emblema de su orden y está decorado con pergaminos, tachonados en la madera, que contienen todos los votos y promesas hechos por su dueño, incluso los nombres de decenas de enemigos jurados. Tal vez no tuviera oportunidad de enfrentarse más que a un último oponente, y ese podía ser este hombre-montaña. Los que conocen a Hagen no se sorprenden al verle cargar en persona el pavés, aún cuando su brazo izquierdo apenas podría aguantar el peso más de unos segundos en estas condiciones. Sabiéndolo, el Caballero Protector combate dando mandobles con su espada, y cada golpe rechina como un martillo sobre yunque.

- Tiradas (2)
Cargando editor
27/10/2011, 01:43
Director

A su espalda, los combatientes oirían suaves rezos, si la ferocidad del combate y sus propios gritos de guerra no lo impidieran. Parthalan y Camus entonan un mismo salmo, sin duda tratando de enhebrar sus poderes divinos, menguados como están, en algún favor protector.

Mientras, Bohemond retrocede, sabiéndose en grave peligro y más un estorbo que una ayuda para los grandes héroes que le acompañan. El comandante de los Caballeros de la Redención ha renunciado, igual que sus compañeros, a la armadura, y su cadena armada es un pobre enemigo para la dura roca. Cualquiera familiar con la orden de los Redentores sabe que el maestre Bohemond posee un poder de difícil parangon en Faerun: se dice que puede doblegar la mente de un Archidiablo y controlar un campo de batalla entero de infernales menores... sin embargo, contra esa masa rocosa no hay voluntad que dominar.

Un enorme escudo hecho con fuerza termina de formarse ahí arriba, muy sobre las cabezas de los héroes, y el enorme pie rocoso parece dispuesto a comprobar su solidez pronto. Es difícil decir si los ataques de Folcard y Hagen causan algún daño real, pero sin duda a los dos caballeros no se les puede reprochar la cobardía. Mientras tanto, el enloquecido Daern, en forma híbrida de humano y oso, chasquea sus dientes en torno a la otra extremidad que podría llamarse pierna. No parece que la pared de granito pueda ser atravesada por colmillos de ningún ser vivo, pero eso solo anima a Daern a probar su martillo. Con la eficacia de un minero y al son de los repiques de su maza, la piedra es destrozada abriendo una amplia brecha que se hace más profunda con cada golpe...

Sin embargo la montaña viviente no parece sufrir el daño, y demuestra está más interesada en el diminuto enemigo que corretea y blasfema sin parar. Sea por un resquicio de inteligencia instintiva, o por los mandatos directos de la enfadada deidad que lo dirige, el ser muerde el anzuelo y parece perseguir a Merlivert con una obstinación casi infantil. Mientras el humano hace cabriolas y corretea, el pie olvida al grupo de humanos agrupados en torno a su otra pierna y baja, en cambio, hacia Merlivert. Como un enorme derrumbe, incontables toneladas de roca se desploman hacia el suelo, y casi a la vez otro apéndice superior - una especie de brazo - golpea también hacia abajo, convirtiendo a la criatura en un colosal cuadrúpedo por un momento. El masivo desprendimiento podría haber arrasado un pueblo entero, pero no ha acertado con el escurridizo humano. Solo los de ojo más rápido han percibido que el enorme escudo de fuerza ha tenido algo que ver, desviando los golpes, aunque sin duda la velocidad de reflejos de Merlivert lo ha hecho casi todo. Sin detenerse por un momento, Nueve Puñales ya ha dado un salto para comenzar a trepar por la pared rocosa para cuando la criatura alza su enorme segundo brazo, convirtiéndose durante unos momentos en la cumbre más alta nunca vista por los héroes.

- Tiradas (1)
Cargando editor
27/10/2011, 02:19
Director

Notas de juego

Nuevo turno.Siguiendo el orden anterior:

Daern, Folcard, Roerkas, Merlivert, Hagen, Bohemond, Camus, Parthalan, monstruo-montaña.

Cargando editor
27/10/2011, 21:51
Daern el Matadragones (by Akin)

Daern no ceja, su furia continúa siendo terrible, golpeando constantemente aquel apéndice de la montaña viviente. Quizás si consigue romper una pierna, aquel ser caiga y pueda continuar su trabajo de cantero sobre la cabeza.

La gravedad que hace qeu su martillo pese más para subirlo, también hace que descienda más pesado.

- Tiradas (7)

Notas de juego

Error, en el mordisco no hay crítico, confusión mía.

Ataque 1: +50: 66

Ataque mordisco y 3: +45: 63, 47

Ataque 4: +40: 47

Ataque 5: +35 : 51

Cargando editor
29/10/2011, 02:57
Folcard

Folcard se balancea de un lado a otro en una tormenta de espadas que araña la piedra y levanta algunos guijarros. En pleno uso de sus facultades, el Gran Maestre del Cáliz estaría echando de menos una espada adamantina, pero tanto su equipamiento como sus habilidades están centrados en un único enemigo: infernales. No cabe duda de que tendrá oportunidad de combatirlos, pero antes su mente tiene que volver del lejano lugar donde mora. Por el momento, el hombre que una vez fue conocido por Folcard Aiden es poco más que unas cuchillas en movimiento y rabia ciega.

- Tiradas (5)
Cargando editor
29/10/2011, 03:08
Roerkas

El antiguo Mago Rojo ríe sonoramente. El escudo conjurado sobre sus cabezas es protección suficiente, incluso para un enemigo tan formidable. Si la lengua del mordaz Merlivert sigue escupiendo puyas contra el anfitrión lo más probable es que lo siguiente sea el cielo mismo cayéndoles encima... claro que todo esto no es más que la consecuencia de desafiar a un dios en su propio hogar, al fin y al cabo.

Por el momento, Roerkas decide no gastar más de su energía en aquella avalancha humanoide. Pronto Daern estaría sacando las rocosas tripas con nada más sofisticado que un martillo; ¿qué necesidad había de usar poderes arcanos?

Escupe algo que esté a nuestro nivel, bastardo de mil caras.

Cargando editor
02/11/2011, 14:44
Merlivert el de los 9 Puñales

La montaña viviente parecía tan enloquecida y enrabietada como el mismo Folcard, aunque si bien el ente petreo trataba inutilmente de darme caza, el caballero del caliz hacia progresos leves, pero progresos, en la superficie de nuestro enemigo. No se le podía restar mérito a aquel alarde de valor, si bien su efectividad quedara disminuida por la eficacia de los golpes del bueno de Daern. Desde luego no había comparación, pero el entusiasmo del caballero no le restaba mérito. No en mi mundo. No en mi realidad. No en mi destino, en el que precisamente íbamos a enfrentar a un dios en su propio terreno. Nuestro enemigo era duro y fuerte, pero no invulnerable. El ego siempre era una armadura con grietas por las que podía penetrar el frío y afilado filo de un insulto bien colocado. Si lograba mantener fija su atención en mi persona, entonces Folcard podría seguir haciendo méritos para sentirse orgulloso de si mismo. Con un ágil movimiento, clavé una de mis dagas adamantina en lo alto del ser, buscando lograr tanto el daño que hacía como la molestia que suponía. Apreté con fuerza la daga contra la grieta de la piel del petro ser, dejándola atrapada allí, como una molesta espina clavada en el lugar donde estaría la nuca. Si bien no tenía forma diferenciada ni cabeza, sus extremidades más gruesas eran por lógica las piernas, las que por fuerza soportaban el peso general del ser. Luego seguí moviéndome con fuerza y agilidad.

- ¡Parece que la mosca no deja de molestar, ¿verdad?! -grité a mi enemigo, sin parar de moverme ni de azuzar a la mente que lo manejaba- ¡Deja de golpearte! ¡¿No ves que te vas a hacer daño?! ¡¿Pero a que cerebro estúpido se le ocurre tratar de aplastar una mosca con un mazo?! ¡Supongo que a uno disminuído! ¡Supongo que uno cuyo dueño no ha sabido en su vida hacer a derechas ni siquiera algo tan simple como limpiarse el culo! ¡Aunque claro, ¿que se puede esperar de un enemigo cabeza de piedra que no tiene ni cerebro ni culo, o que quizás los tiene combinados...?! ¡Llegados a este punto me asalta una duda bichejo...! -mis saltos y piruetas por la anatomía de mi enemigo me habían llevado al suelo de nuevo, a su espalda, donde me puse con los brazos en jarras y las piernas abiertas, mirando hacia la montaña, con actitud insolente y desafiante- ¡¿Que pesa más en tu anatomía?! ¡¿El plomo de tu culo o la mierda de tu cerebro?! -dejé un momento mis palabras y mi mirada en el aíre, desafiando arrogantemente a la montaña mientras se posicionaba para aplastarme contra el suelo con una de sus extremidades. Si no había cabreado a la montaña de cuatro extremidades y a cualquier titiritero que la manejaba desde las sombras, entonces es que no me llamaba Merlivert. Pero aun faltaba el golpe de gracia.- ¡¿Sabes que?! ¡Creo que tu inoperancia han conseguido ablandar mi corazón...! ¡¿Quien lo iba a decir?! ¡Me das lástima! -mi tono se volvió burlonamente lastimero, casi dramático en su histrionismo- ¡Creo que prefiero morir aplastado a seguir viendo lo penoso, inútil, y oligofrénico que eres...! ¡Vamos! ¡Acaba de una vez con mi sufrimiento...!

Y me quedé bajo la sombra de la montaña, con los brazos en alto y el rostro inundado por el éxtasis, esperando a que el pétreo apéndice descargara su golpe.

- Tiradas (7)
Cargando editor
03/11/2011, 02:50
Hagen

La espada resplandeciente de Hagen crea chispas como acero chocando contra pedernal cada vez que el poderoso filo atraviesa la roca. En comparación con los contundentes golpes de Daern, que convierten la piedra en gravilla, los ataques del comandante Hagen solo arañan la superficie terrosa. Sin embargo, muchas de las muescas en la pierna creadas por el arma del General de Berfôska son profundas, y en el interior de esas heridas puede verse un brillo rojizo como de magma.

- Tiradas (2)