Partida Rol por web

Kaazard ha terminado de recojer las cosas y también esta listo para volver al camino. Solo Orphen sigue acostado intentando disfrutar de los últimos minutos de descanso mientras a su alrededor se recoje los últimos restos del campamento. Casi todos los compañeros están listos ya y el camino espera.

Orphen ya cuando casi todo esta recogido se levanta, enrolla su saco lo mete todo en la mochila de manera mas o menos plegada y se estira la ropa en que ha dormido y se pone la armadura.
De mala gana termina de prepararse para tomar la marcha.
En la mano tiene la ración de comida del enano, esta claro que pretende andar mientras almuerza para aprovechar el ultimo minuto de sueño.
En los primeros minutos de andar Orphen parece mas un zombie que un humano y casi anda de forma autómata.
Esta claro que el tema de levantarse es un problema para el.
Por la cara que hace no tiene muy buen despertar, o por lo menos aun no ha abierto la boca.

Una vez más el grupo viaja a buen ritmo, el camino es llano y despejado. A lo lejos en el horizonte, al oeste, podeis ver cada vez más cercanas las altas montañas de los Picos de las Tormentas. El camino se vuelve poco a poco más ancho lo cual posiblemente sea señal de que os acercais a zona frecuentada.
Desde lo alto, el halcón Stirk os sigue, trazando grandes círculos en el cielo. La mañana va avanzando y el sol asciende poco a poco.
Sabiais que habias pasado noche a no mucha distancia de vuestro destino, por eso no os sorprende cuando, llegados a una bifurcación, leeis en un cartel de madera gastado: Suzail 4 millas, Marsémber 9 millas. Señalando vuestro camino y otro camino bastante más pequeño que sale perpendicular hacia el sur-este, respectivamente.
El camino que pisais solía ser una via de comunicación y comercio importante.

Kandalian por su caracter activo e inquieto va casi siempre en vanguardia del grupo, acompañando en lo posible al explorador, que se adelanta a veces a reconocer el terreno. Un muestra evidente de alegría aparece en su cara al ver el cartel.

Vaya! Ya no queda nada para llegar a destino. Nunca he estado en Suzail, y tampoco he estado nunca en Marsémber. ¿Podríamos visitar Marsémber algún día? Igual es un sitio interesante!!!

La hiperactividad de Kandalian es constante, y aunque mantiene la boca cerrada todo lo que puede, no puedo evitar moverse a gran velocidad y de un lado para otro...

El hechicero estaba sorprendido de la velocidad con la que avanzaba el grupo, al parecer la hiperactividad de Kandalian los arrastraba a todos a ir lo mas rápido posible.
Vaya solo 4 millas, ¿a que esperamos? debemos seguir, no me gustaría que nos pillara la lluvia

Tras caminar un poco más, al fin veis la ciudad. Suzail, posiblemente sea la ciudad más grande que habeis visto pues, si bien no se puede comparar con las enormes poblaciones de la Costa de la Espada, no en vano es la más grande de Cormyr.
Alcanzais a ver las altas murallas grises que van de este a oeste y detras, el extenso Lago Dralagón. El camino se dirije hacia una abertura que hay en la muralla flanqueada por dos torres, en donde, por ambos lados, las murallas hacen un ángulo adentrándose en la ciudad creando una forma de embudo que se cierra hasta llegar hasta las puertas. Una buena estructura defensiva.
Más adelante, muy cerca ya de la ciudad, un grupo se incorpora a vuestro camino viniendo del Este y entra por las puertas, seguramente comerciantes y viajeros que vienen de la ciudad vecina.
A medida que os acercais podeis ver que cuatro soldados guardan las puertas. Llevan armaduras relucientes y lucen, al igual que algunos estandartes en las torres, un emblema con un dragón púrpura rampante. Van armados con largas espadas envainadas y alabardas.

¿Qué trae a viajeros armados a Suzail? os pregunta uno de los guardias al entrar.

Haz una tirada de saber local.

Por un momento mira al grupo, intentando decidir cual es la mejor definición...
avanza unos pasos y mira hacia arriba donde se encuentra el guardia.

Somos un grupo de viajantes, solo venimos a pasar unos días aquí, descansar reproveernos de provisiones y quizás algo de trabajo.

después calla durante unos segundos de manera pensativa.

En esta época no ir armado en los caminos es inseguro e irresponsable.
Seria para todos un orgullo la abertura de las puertas para acceder a la ciudad.

En Suzail vive el Rey de Cormyr, Azoun, y está protegida por los caballeros del dragón púrpura. Una orden de caballeros honorable, antigua y poderosa.
Sin embargo a causa de la guerra al este el Rey no está en la ciudad y gran parte de los caballeros están en el frente. Actualmente en ausencia del Rey, la ciudad está regida por los altos mandos que quedan de la Orden del Dragon Púrpura, aunque originalmente eran varios miles, ahora mismo solo quedan unos cientos guardando la ciudad.
Vangerdahast es un mago poderoso que tradicionalmente también hace de consejero para la ciudad. En este momento es especialmente importante ser bienvenido por la Orden para cualquiera que quiera moverse en Suzail.
Pasada esta puerta (la mayor de las tres que tiene la ciudad) estareis en La Promenade, la calle principal de la ciudad, que dibuja un semicírculo separando la parte noble con castillos y mansiones de las familias influyentes de las calles del populacho. La posada más grande y frecuentada es Las Seis Candelas además del Albergue de La Puerta de Noche, que se halla al Este, fuera de las murallas.
Además del Palacio Real y la Ciudadela de los Dragones Púrpura son conocidos El Ojo del Dragon y Los Siete Soles, comercios de la zona.
La puerta Oriental (al este) hace un tiempo que está permanentemente cerrada ante lo peligroso que se están volviendo los caminos y la última puerta, la del Oeste, ultimamente cierra por las noches.

Pasad, caballeros, pues tras estas murallas aún está a salvo la gente de bien. Sed bienvenidos, y disfrutad de vuestra estancia.
Dice el guardia, visiblemente complacido por las caballerosas palabras.
Los cuatro soldados os dan paso tras las grandes puertas y os hallais en una ancha avenida bordeada por pequeñas casas. La calle está bastante llena de ciudadanos, trabajadores y gente que pasea, sobre todo nobles.

El mago permanece un instante reflexionando sobre la ciudad.
Bueno conozco bastante de esta ciudad, lei varios libros sobre ella, ahora estamos en la Promenade, es la calle principal de la ciudad, Creo que lo mejor para conseguir información sera ir a una posada, hay dos grandes Las Seis Candelas y el Albergue de La Puerta de Noche, este ultimo esta fuera de las murallas así que lo mejor sera ir a Las seis Candelas. Si preferís ir a comprar algo hay dos grandes zonas de comercio, creo que se llamaban el Ojo del Dragón y Los Siete Soles. ¿Que quereis hacer?
El nigromante se siente como un guía de un grupo perdido, pero no le queda mas remedio que esperar la respuesta de sus compañeros.

El paladin escucha atentamente las indicaciones del mago. Lo cierto es que sabe muy poco de esta ciudad y esta dispuesto a dejarse guiar por Arkaeron.
Bien, mago, de nuevo vuelvo a estar de acuerdo contigo en la direccion que debemos tomar. Parece que se esta volviendo una costumbre.
Eso si, yo no quiero ir a la posada solo para conseguir informacion. Un buen trago de cerveza no me sentaria mal.

Al mismo tiempo que dice esto ultimo le da un ligero golpe con el codo al mago.

El gnomo mira asombrado cada metro de Suzail. Observa con la boca abierta y un ligero Uoooooh! en sus labios. No escucha al mago en sus indicaciones. Sigue al grupo por inercia mirando almenas, casas, tabernas, gentes... Queda rezagado a ratos y se incorpora al deambular del grupo por la ciudad siempre mirando y curioseandolo todo.

Orphen sonríe después de que los dejen pasar, y no hagan mas preguntas...

Al entrar a la ciudad queda ligeramente impresionado por su tamaño, hacia mucho tiempo que no entraba en un núcleo urbano de mas de 40 casas...mal puestas...

Bien, esto se le llama estar bien informado, por mi podemos ir a esta taberna sin ningún problema.

Orphen sigue el grupo sin problemas, cuando esta a la altura del gnomo sabiendo su respuesta segura le dice...

Si quieres después podemos ir a ese mercado llamado Ojo del dragón con este nombre tiene que ser muy interesante.

El gnomo sale de su hipnotismo por la gran urbe al escuchar las palabras del humano. Se para y le mira con ojos encandilados y pupilas dilatadas.

Me encantaría ir a ese mercadillo. Me encantaría ir contigo! Seguro que lo pasaríamos genial. Nunca he estado en el mercadillo de Suzail. Nunca he estado en el mercadillo de Suzail con Orphen! Nunca he estado con Orphen en ningún mercadillo. Eso supone una experiencia nueva. Y las experiencias nuevas me gustan. Así que si, sí, sí. Vamos, vamos...

Kandalian da pequeños saltitos y corretea alrededor del humano. Su vocecilla se hacía más aguda a cada sílaba y las palabras se juntaban cada vez más...

Caminais por La Promenade, una ancha avenida y notais que a medida que avanzais la calle hace una ligera curva hacia la izquierda. A ese lado de la calle podeis ver, a lo lejos, un gran castillo que sobresale entre las casas cercanas, que visiblemente son más ricas que las que bordean La Promenade por el lado opuesto. Constantemente atraviesan la avenida calles más estrechas que transcurren perpendiculares en dirección NE-SO.
Os cruzais con mucha gente, algunos nobles a caballo. La mayor parte trabajadores y plebeyos.

No os cuesta trabajo encontrar el gran letrero de Las Seis Candelas, es un edificio grande de piedra aparentemente muy acojedor que destaca entre las viviendas de madera que lo rodean. La puerta está abierta y se ve entrar y salir gente con frecuencia.

Ya es mediodia, el sol está en lo más alto aunque no es fácil verlo pues el día se ha nublado. Probablemente el elfo tenga razón y empiece a llover a no mucho tardar.

Entrais en la posada y sentís la calidez que desprende la abarrotada sala.
Una gran sala de madera con techo alto os recibe, al fondo hay una puerta ancha que permanece abierta y parece comunicar con otra sala algo más pequeña. A la derecha está la barra donde un tabernero y dos mozas sirven a los clientes. Tras la barra una puerta que da a lo que seguramente será la cocina.
A la izquierda dos anchas escaleras llevan al piso superior y en la pared del fondo cerca de la puerta ancha otra escalera un poco más estrecha, baja. Esa misma pared está decorada por algunos cuadros y carteles.
Hay muchas mesas redondas y algunas sillas desperdigadas sin mesa. Alguna mesa sigue vacía pero en su mayoría están ocupadas. Grupos de ciudadanos, sobre todo plebeyos, toman cerveza y hablan. La barra está libre en su mayoría.
La entrada del grupo provoca algunas miradas, varias se detienen en el semiorco, pero pronto todos vuelven a estar charlando distraidamente.

Sientes el extraño impulso de desenvainar tu espada, sabes que podría ser malinterpretado y ocasionar problemas en una ciudad pacífica y organizada como esta, por eso te contienes.
Aunque te resulte absurda la idea y no tengas ningún motivo para plantearlo siquiera, jurarías que te ha venido la idea de clavar la espada en uno de esos plebeyos. No es para nada tu estilo y sabes que solo es una tontería pues eres totalmente dueño de tus propias acciones pero, como suele ocurrir en estas ocasiones, esforzarse en intentar desechar la idea solo hace que de vueltas y más vueltas en tu mente.
La sensación te confunde, necesitas hacer algo, distraerte de tan oscuros pensamientos.

vale mas que deje de dar vueltas sobre el tema....

Orphen se acerca a la barra, y en dirección a una de las mujeres... ( la que me guste mas físicamente :P)
Buenos días...quizás tu me puedes ayudar...quisieramos saber si disponéis de habitaciones...y cuales os quedan libres dice con una amplia sonrisa.
Como también si nos podríais servir algo para refrescarnos de nuestro largo viaje...viajar siempre tiene sus peligros y da sed. dice para que la camarera le pique el interés.