Partida Rol por web

El paladin queda maravillado con la destreza que muestra Kandalian trepando por la escarpada pared, descubre que no le resulta ningun esfuerzo al gnomo alcanzar la cumbre.

¡Vaya!, ¿seguro que no es un gnomo araña?

Cuando ya ha alcanzado la cornisa le pregunta con curiosidad que es lo que puede ver el monje desde alli.

¿Que puedes ver desde esa altura?, Oh trepador unico y escalador habilidoso, dinos que captan tus ojos, aunque no sean faisanes.

Orphen se le escapa una risita que intenta ahogar con un posado serio.

Kandalian otea en todas direcciones. Un gesto de decepción aparece en su cara.

Nada, básicamente nada!

Veo al norte a Naldar, al oeste un bosque cercano, al sur el camino por el que hemos venido y al este montañas.

Ni rastro de nadie ni nada fuera de lo común, a no ser que Naldar haya descubierto algo. Se entretiene leyendo algo en el suelo! Vamos, subid!

El gnomo está confundido. La búsqueda está siendo ardua e infructuosa de momento.

leyendo algo? o son runas o es que tiene un libro? en todo caso sabe leer supongo no? dice sonriente

Naldar examina atento el suelo algo separado de los demás, Orphen y Finrod hablan con el gnomo, que ya está en la cima.

De repente un conocido resplandor azul rompe la quietud interrumpiendo las conversaciones y reflexiones. No podeis ver la fuente del fogonazo, quizá al otro lado de los riscos, no muy lejos pero el brillo azulado ilumina los alrededores durante un segundo.

Giras la cabeza rápidamente, desde donde estás has sido el único que ha podido ver el foco de la luz. En el lado opuesto del risco sobre el que estás subido, en el lado sur, a tan solo unos metros del roque el resplandor azul se concentra poco a poco en una figura humanoide totalmente azul, la luz retrocede rápidamente mientras observas sorprendido. Un humano, aparentemente, con una túnica azul y con sus rasgos cubiertos por una capucha del mismo color queda al descubierto unas décimas de segundo después de que el fogonazo haya desaparecido.

Habéis visto eso! creo que venia del otro lado del risco, pero es raro...quizás si vamos ahí, el próximo nos parecerá que sale de aquí, y solo querrá decir que es todo el risco.

Por San Culthbert! Asombroso!

Desde su posición elevada, el gnomo ha sido testigo privilegiado del fenómeno. Magia sin duda, y poderosa!!!

Aunque la raza de Kandalian es curiosa por naturaleza esto le hace retroceder. A pesar de que la luz no parece hostil en principio, se nota el poder del fenómeno... Dice a sus compañeros:

La luz ha dado paso a un humano con túnica del mismo color!!! En el lado sur, al lado del roque! Tened cuidado!

Aristeo? EL monje se mueve hacia el sur para estudiar más de cerca al humano salido del resplandor azul...

Desde la cima debajo de ti puedes ver con detalle la escena. El humano empezaba a difuminarse tras desaparecer el brillo. Sin embargo tu voz resuena entre los riscos y los rasgos ocultos tras la capucha miran en tu dirección, una barba blanca se puede vislumbrar y la figura vuelve a materializarse totalmente aparentemente observándote.

Naldar se incorpora y deja de analizar las huellas encontradas. No sólo por el fenómeno sino porque cada segundo que pasaba le confundían más.
—Éstas no tienen mucho sentido —se dice echando una última ojeada antes de mirar al guerrero y al paladín.

Sin pensárselo dos veces empieza a correr hacia donde había dejado su mochila.
—¿Os importaría ayudar a bajar a Kandalian? No quiero que suframos una nueva baja, aunque sus habilidades sean sorprendentes. Hemos malgastado demasiado tiempo yendo de un lado a otro como para que esta sea su última aparición por estos lares —dice el elfo mientras se acomoda sus bártulos y sin apenas respiro empieza a bordear el risco.— ¡Me adelantaré para tenerle localizado!

El explorador corre tan rápido como sus piernas le permiten, dejando de lado el sigilo y la cautela, al menos en este tramo. Al llegar a la zona del resplandor el sigilo será primordial. El mago que efectúa el resplandor no se sabe si es bueno o maligno.
—¡Vamos! No te vayas, ya llego...

El elfo llega al otro lado del risco, lugar donde permanece estática la figura de ropajes azules, mirando a Kandalian sobre la cima de la roca.
El extraño es, al menos en apariencia, humano, probablemente de avanzada edad aunque sus rasgos quedan ocultos por la capucha que cae sobre su rostro mostrando solo parte de una barba totalmente blanca, es alto y en sus manos lleva un bastón de madera muy sencillo. La larga túnica azul oscuro que viste tiene algunos trazos, y tal vez runas, de color dorado.

Aunque el resplandor azul duró tan solo un instante al observar atentamente se diría, en cierta forma, que más bien se ha concentrado en la figura que Naldar tiene ante él, permaneciendo como una sutil aura a su alrededor.

La mirada del personaje pasa de Kandalian a Naldar, que se asoma cautelosamente por el extremo este del risco.

Si sois bandidos y esto es una emboscada, es la peor que he visto jamás.
Dice con una voz sorprendentemente armoniosa y agradable para un humano mientras su mirada vuelve al sorprendido gnomo.

Enserio que empieza a ponerme de los nervios otra frase así y no respondo.

KANDALIAN SALTA QUE YO TE COJO.

Naldar tenía la intención de coger el arco como precaución, pero las palabras del mago le hicieron desechar la opción. Adelantó sus manos, a la altura del pecho, de manera que fuesen visible, con las palmas en dirección al hombre de azul.
—Espere...espere un momento. En realidad le veníamos buscando con buenas intenciones. Buscando la fuente de los resplandores —empieza a decir el elfo, mientras su avance es inexorable aunque lento. Los pasos con cortos con intención de no alarmar al mago y no tener que hablar con él casi gritando.— Somos aventureros y viajamos por una buena causa. Estuvimos buscando a Aristeo...

El explorador calla un instante para comprobar la reacción del hombre ante su última palabra, el nombre de Aristeo. Deja transcurrir tres prudenciales segundos y traga saliva sonoramente antes de continuar.
—Pero no le encontramos, buscábamos información, algo que sólo un sabio conocería. Luego imaginamos que la fuente de estos resplandores, que para nosotros eran desconocidos, debería de ser poderosa, un gran mago o un grupo tal vez.

De nuevo deja transcurrir unos segundos en silencio para mirar a Kandalian, indicándole de esta manera que le deje hablar a él, ya que se siente inspirado.
—Estoy seguro que un gnomo con esas cualidades y un explorador como yo podríamos hacer una mejor emboscada si quisiésemos, incluso no habríamos dejado a los otros dos compañeros en el campamento, seguro que lo sabe y por lo tanto dejará de lado la idea de que somos bandidos. Mi nombre es Naldar... y vos sois.

En el dificil equilibrio la pureza se destruye,
pero en la voluptuosa penumbra yace la verdad...
Al hablar su voz resulta conmovedoramente bella, permanece unos instantes callado.
Qué afortunado destino si dos busquedas convergieran aqui, pero si yo soy quien buscais, no puedo decir lo mismo de vosotros aunque durante un momento albergué la esperanza.

Aristeo me llaman, al menos aqui.

Sus manos agarran con fuerza su bastón, descargando un poco más su peso sobre este mientras sus ojos resplandecen por primera vez en la penumbra bajo su capucha.

Escuchad la canción de los sabios,
descendiendo del cielo cual lluvia de lágrimas
pues aunque más largo que el vuestro, joven elfo, mi viaje ha sido menos provechoso y empiezo a pensar que el destino os haya cruzado conmigo por una razón.

—Entonces hagamos caso al destino y conversemos —responde el elfo mirando a Aristeo, mientras sus labios dibujan una sonrisa.

—¡Kandalian, avisa al resto y venid! —exclama el explorador llevando su mirada al monje, situado en lo alto del risco.

Naldar no podía creérselo. ¡Habían encontrado a Aristeo! Una búsqueda que habían casi desechado se había visto resuelta, junto con la fuente de los resplandores.
—Dos en uno.

Aunque el montaraz tuviese muchas preguntas y quisiese conocer al gran mago había algo que le había dejado anonadado. Aquel destello parecía que hubiese dado paso a Aristeo.
—¿Se ha teletransportado? Co...¿Como lo ha hecho? Arkaeron tenía razón, debe ser un poderoso mago—pensaba, algo confuso al recordar a sus compañeros y a la vez alegrarse por el fortuito encuentro.

—Tengo muchas dudas pero no me gustaría empezar con mal pie. ¿Puedo ayudarle en algo? —se apresura a preguntar Naldar, para no incluir en la oferta al resto del grupo, al menos en un principio.

A decir verdad puedes, hay cosas que un joven elfo siempre hará mejor que un viejo mago. Escudriña el horizonte en dirección noreste: ¿no verás señal acaso de un grupo de viajeros?
La cabeza cubierta por la capucha se ladea y un brillo vuelve a aparecer en sus momentaneamente visibles ojos.

El explorador queda perplejo ante la petición de Aristeo. No entiende como un poderoso mago como él no puede saber lo que sucede a unas millas de distancia. Aunque todo pensamiento queda a un segundo plano. Naldar lleva su mano derecha hacia la frente, a modo de visera, para que la luz no le ciegue. Luego gira en torno a si hasta ubicarse hacia el noreste y achina los ojos.

—¿Viajeros? ¿Grupo de viajeros? —piensa mientras poco a poco empieza a ver todo con más nitidez en la lejanía.