Partida Rol por web

No logras distinguir nada, al menos en varias millas no hay ningún grupo, pues lo verías con tu aguda vista en una llanura tan despejada.

—Con mi vista no veo ningún grupo de viajeros. Espero que sea porque no están sino creo que una de mis mayores habilidades estaría fallando. Por cierto, cuando dice grupo de viajeros no se referirá a aldeas enteras que emigran hacia el noreste justamente... ¿No? Porque durante el avance por las Montañas del Ocaso hacia aquí, encontramos centenas de ellos —explica el explorador, girándose de nuevo hacia el mago intentando examinar su oculta cara.— Disculpe la pregunta pero...¿Cómo desea ser llamado? Me sorprendió que me dijese que AQUÍ le llaman Aristeo —cuando dice aquí lo pronuncia de sobremanera, indicando el por qué de la pregunta. Cuando se hace el silencio, todavía en su mente resuena la palabra.

Naldar, aunque tuviese la cabeza llena de preguntas, sólo logra emitir esa, casi seguro la de menos importancia. Aunque estaba seguro que cuando llegasen los compañeros podrían enterarse de más cosas.
—¿Puedo ayudar en algo más?

Es lo que temía, deben estar muy lejos. Era el lugar pero no el momento... esto último lo dice para sí mismo, pensativo. Tras eso levanta la mirada ante tu primera pregunta, negando con la cabeza.
No, un grupo errante, solo ocho viajeros. Un gnomo, dos enanos...

Llamadme Aristeo, continúa, desechando su hilo de pensamientos con un movimiento de cabeza al menos mientras estemos aqui... dice, con tono divertido, sin duda leyendo el interés en tu rostro.

Y algo más podrás hacer, joven elfo, pues has confirmado lo que me temía. He fallado...

Kandalian estaba convencido de que la búsqueda daría sus frutos, algo en él le decía que aquel resplandor era Aristeo. Desde lo alto del risco observa la conversación entre Naldar y el misterioso mago... No se atreve a interrumpir. El tal Aristeo habla a veces en enigma, cosa que lo desconcierta.

Naldar le indica que avise al resto... Y eso se dispone a hacer.
Hace un gesto de inclinación de cabeza al mago y retrocede para mirar a sus compañeros...

Espero que Orphen sepa comportarse...

El gnomo aparece en el risco y mira a sus compañeros desde arriba. Le hace un gesto a ambos como diciéndoles que se dirijan hacia donde está el elfo y con calma y tranquilidad.

En su boca pueden leer una palabra clara:

Aristeo.

El paladin se ve sorprendido por el nuevo resplandor azul, aunque sabe que esta es la zona donde han visto los anteriores, no puede evitar que le pille desprevenido. Escucha comentarios y opiniones de todos los compañeros, pero presta ante todo atencion a lo que dice Kandalian, pues sabe que es el unico que ha visto el suceso en su totalidad. Decide hacer lo que le dice el gnomo y dirigirse hacia el lugar donde le indica este, siguiendo los pasos del elfo pero con un ritmo mas pausado.

De acuerdo Kandalian, voy para alla, pero tu baja de ahi deprisa y reunete con nosotros.

Finrod y Orphen rodean la roca hasta llegar al lugar donde espera Naldar, con la misma habilidad con la que subió Kandalian desciende por el lado opuesto hasta reunirse con los demás.

Ante los cuatro hay una figura alta con túnica azul que desprende una sutil aura azul, como si el resplandor que habeis visto estos días se hubiera concentrado en el cuerpo del extraño. Una larga barba blanca es lo único que puede verse bajo la capucha que cubre los rasgos, sin embargo la complexión de la figura es la de un humano. Apoya su peso en un bastón de madera sencillo y runas y marcas doradas adornan la túnica.

Los rasgos ocultos bajo la capucha se orientan hacia cada uno de los cuatro compañeros.

Supongo que eres Aristeo...dudo que me equivoque con esto...
Hace días que venimos en tu busqueda.
Ellos son Finrod Kandalian Naldar y yo Orphen.

Soy Aristeo, así es dice, dirigiendo la mirada un instante hacia Naldar
El elfo me ha contado vuestra búsqueda, sí. Saludos Kandalian el gnomo y caballeros Finrod y Orphen.Su voz al hablar es sorprendentemente agradable, fascinante.

...guerras hay, y rumores de guerra.
Son tiempos de sabiduría,
dicen los sabios y los casi sabios...
La voz suena lejana y unas palabras en algun desconocido idioma concluyen los versos.

Como decía al joven elfo, he fallado. Mi búsqueda no ha concluido y se me ha acabado el tiempo, por eso debo creer que nuestro encuentro ha sido dictado por la providencia.

Si nuestros destinos estarán entrelazados debereis saber lo que yo se, pero no puedo contestar todas vuestras preguntas. Al menos no por ahora.
Muchas cosas deben ser resueltas, por mi, y por vosotros. ¿Sereis capaces de finalizar la búsqueda que yo no he sabido concluir?

ya estamos haz esto haz lo otro....
por qué los magos sois así....
Orphen mira el mago... que búsqueda y con que objetivo.

Hay cosas que necesitais saber y otros destinos me reclaman. Nuestros caminos se volverán a cruzar más adelante y contestaré el resto de vuestras preguntas, al menos las que pueda.

El anciano mago asiente sin dejar de mirar a Orphen.

Un grupo de viajeros ha pasado por aqui, debía encontrarlos pero aunque acerté el lugar no el momento. Ese humilde grupo no tiene un poder especial pero carga con el destino de muchos sin siquiera saberlo, por casualidad dieron con unos pergaminos, un mapa, al que no han dado importancia, al menos la mayoría de ellos, no sabiendo descifrarlo. Esos pergaminos pueden proporcionar algo muy valioso, algo de lo que dependen muchas vidas.
Ese grupo ha cumplido ya con su parte en el destino, debeis recuperar esos pergaminos, pues sus portadores se dirigen inexorablemente hacia la oscuridad. Si el mapa se perdiera la batalla estaría perdida antes de empezar. Encontrad a ese grupo antes de que sea demasiado tarde.

Calculo que deben llevaros dos días de ventaja, son ocho. Un gnomo, dos enanos y un elfo entre ellos.

El anciano hace una pausa mientras la oculta mirada parece volver a pasear por los cuatro compañeros.

Finrod escucha atentamente las palabras que pronuncia Aristeo, hay algo en ellas que le obliga a poner los cinco sentidos en lo que esta diciendo el anciano. Ademas de que es agradable escucharlas, consiguen que el oyente sienta familiaridad instantanea con el mago, haciendo que lo que dice sea totalmente creible. Cuanto mas escucha al mago, el paladin cada vez siente mas necesidad de cumplir su voluntad. Cuando Aristeo hace la pausa, el humano solo tiene en mente el objetivo de partir en busca del grupo de 8 viajeros sin perder mas tiempo. Como si el anciano le hubiera mandado una orden imperiosa imposible de eludir.

¿Y sabe hacia donde se dirige el grupo?, dos dias es mucho tiempo en leguas, pero si sabemos su destino podriamos recortarles la distancia encontrando un atajo.

Temo que no, caballero. Mi información sobre ellos es muy difusa el tono en esta frase parece ser de pesar pero han mantenido siempre rumbo fijo hacia el norte o noreste por lo que sé.

Es poco más lo que puedo deciros acerca de ellos... solo sé que se encaminan al desastre, de que los encontreis a tiempo dependen muchos destinos.

—Antes al bordear el risco, al otro lado, encontré dos rastros diferentes. El primero de hace dos días, de un grupo de siete u ocho, éste debe ser el que nos ha comentado. El segundo es confuso, un par de huellas que aparecieron en el lugar por donde estaban las del otro grupo, en el mismo lugar de donde posiblemente procedían los resplandores que vi. ¿Estuvo ayer noche en ese lugar? —pregunta Naldar, aunque sin esperar respuesta, dispuesto a seguir con la breve información de la que dispone.— El primer rastro tiene dirección noreste y creo que podría ser seguido a menos que haya sido borrado a propósito más adelante. Pero seguir huellas es lento y podrían agrandar la ventaja.

El explorador, mientras habla, mira de vez en cuando al resto de compañeros ya que la explicación también es para ellos. El encuentro con Aristeo le había privado de poder explicarles el hallazgo.

Tras una breve pausa en la que el elfo mira el sol continúa:
—Como comprenderá no podemos seguir ciegamente las palabras de un misterioso mago, aunque pueda tener gran reputación. Ni de un mago ni de nadie. Cuesta confiar en estos tiempos en alguien recién conocido. ¿Qué más podría explicarnos?

Tienes razón, elfo, la confianza deberá ser reciproca y aunque muchos deberes me aguardan invertiré algo de mi tiempo esta palabra la pronuncia de forma distinta, como si tuviera un significado especial en resolver algunas de vuestras dudas, al menos sobre mi.

Apoya su peso sobre el bastón haciendo una pausa y cuando empieza a hablar nuevamente su tono resulta si cabe más hipnótico, recordandoos su voz más a las legendarias historias sobre fascinantes bardos que a todo lo que habeis escuchado sobre los embrujos arcanos de los magos.
Aristeo me llaman los mortales en este plano, aunque hace mucho tiempo que no lo habito, y durante mi vida he desarrollado un poder que, tal y como está escrito, debería volverme indiferente al destino de criaturas con vidas más cortas e intrascendentes. Así es como ha sido siempre y así debe ser.
Mi magia me ha permitido desarrollar una habilidad que, por lo que se, ni Los Dioses pueden ejercer sin peligros. Me preguntas, joven elfo, si anoche estuve aqui y no sería capaz de responderte pues he perdido la cuenta de días y siglos, tan sólo sé que he dedicado mucho esfuerzo a buscar al grupo del que os hablo a lo largo de este plano y del propio Tiempo. Finalmente di con su ubicación pero no he logrado precisar el momento apropiado y temo que cada vez que lo intento invierto demasiado de mi energía como para seguir buscando.
Alterar la realidad de esta forma conlleva una gran responsabilidad, por lo que debo guardarme de influir demasiado, sin embargo algunas reglas han sido rotas ya por lo que estoy dispuesto a arriesgarme a forzar otras hasta cierto punto.

Con un suspiro, la figura continúa.
Escudriñando he llegado a saber cosas, pues esa es mi verdadera labor, y esta es una de ellas, aunque no me ha permitido actuar a tiempo pues debeis saber que los cambios que sacuden este mundo entre otras cosas han hecho que el viaje o la comunicación lejana por medios mágicos sea imposible.
El anciano mago continúa
Me temo que hasta ahora no os he contado sino el principio pues si buscais luchar contra el Mal que se acerca vuestro camino será más duro de lo que imaginais, pero antes de continuar tomad esto.
Su mano eleva una bella gema, del tamaño de una nuez grande, de color intensamente negro. Debe tener un valor incalculable.
Es una señal de mi confianza en vosotros pues está escrito que el destino de los mortales debe estar en manos de mortales. Debeis protegerla con vuestra vida hasta nuestro siguiente encuentro, sin ella la lucha contra la oscuridad fracasará.
Al acabar de hablar, salis de la fascinación causada por su voz. Su mano tiene la piedra de color negro ante vosotros. El anciano conserva el halo de poder a su alrededor, sin embargo la gema no da ninguna impresión más que la de ser, precisamente, una piedra preciosa, aunque de un valor sin duda increible. Parece tan fria e inerte como cualquier otro objeto.

Más que la fascinación que causa el habla de Aristeo, el elfo queda embelesada por cada palabra sobre magia.

Naldar escucha atentamente al mago, no quiere perderse ningún detalle ya que cada cosa que explica le es nuevo. Antes del fortuito encuentro no sabía nada con exactitud, y al menos ahora alguien le estaba aclarando un poco las ideas.
—Esa batalla que dice...¿Quienes son los contendientes? Se oyen rumores pero nada claro. ¿Que tipo de criaturas son? ¿Se han organizado diverso tipos? Y las matanzas del este. Tenemos muchas dudas ummm... —cuando intenta decir el nombre del mago, el explorador queda pensativo, cavilando sobre la procedencia del sujeto que tenían delante, de si sería humano o no, de los poderes que albergaba aquel cuerpo. Cuando por fin, tras unos segundos, sale del ensimismamiento, continúa—. Muchas dudas que a lo mejor podría respondernos, Aristeo. Estoy seguro de que unos minutos para nosotros no supondrán la victoria del Mal

Cuando termina de hablar, se gira hacia el paladín y añade rápido:
Finrod, recuerda que tienes un misión, entregar la carta en Berfôska.

Tras el inciso mira de nuevo al mago, siempre pendiente del pequeño resplandor que emana de él, el aura de color azul.
—El caballero Finrod dio su palabra de terminar la misión que le encomendaron. Tenemos que hablar sobre que camino seguiremos, pero me gustaría preguntarle algo más —el montaraz hace una pausa, en la que traga saliva sonoramente, frunce el entrecejo y ladea la cabeza levemente antes de continuar—. ¿Cómo será nuestro próximo encuentro? Me parece que no hay ningún forma de comunicarnos y menos mágicamente según dice. A parte hay algo que debe saber, pues podría ser importante. Al Oeste, en el horizonte he podido ver con mis propios ojos unos relámpagos de fuego, un fenómeno comparable con su resplandor. ¿Qué podría decirnos sobre ellos? ¿Y acerca de la cortesía del grupo de aventureros que tiene el mapa? No creo que sea fácil que quieran darnos uno de sus tesoros.

Guerra... esto es tan sólo la antesala a una guerra. Pero estás en lo cierto, un ejército asola estas tierras y eso me lleva a la parte más oscura de mi relato...
En el próximo cambio de luna Asbrav será atacada por las mismas bestias que han arrasado la región. Tal vez pueda ser salvada y tal vez no, pero algo debeis saber más importante que las vidas de esa ciudad. Entre los atacantes habrá humanos, sabed que perezca la ciudad o no cada gota que derramen y cada vida que tomen estos crueles hombres acercará un poco más la oscuridad que se cierne ya sobre este mundo.
Si buscais al terrible ejército que ha hecho esas matanzas tendreis oportunidad, si llegais a tiempo, pero tened cuidado. Tan sólo una cosa puedo deciros para ayudaros en ese empeño si buscais emprenderlo, la noche antes al ataque dos caballeros montarán guardia al norte de la ciudad. Podreis contar con su ayuda y quizá podais también prestársela, pues cargan con una responsabilidad demasiado pesada para ellos.

Sus ojos brillan tenuemente bajo la capucha que los oculta casi por completo.
Pero no todas las noticias son tan desalentadoras. Esos resplandores igneos que habeis visto son un atisbo de esperanza, no sois los únicos en luchar contra esta oscuridad ni hay un sólo ejercito en esta zona. Allá donde veais esos relámpagos tened la certeza de que señalan una victoria del bien.

Tras un suspiro continúa hablando, con voz pausada, sosteniendo aún la gema entre sus dedos indice y pulgar.
Me temo que no podré volver a encontraros hasta dentro de bastantes días, según como contais el paso del tiempo aquí, pero cuando pueda podeis estar tranquilos, llevando esta gema no tendré problemas en localizaros.
Sobre el grupo al que debeis encontrar, no se nada de ellos, pero ciertamente no podeis permitiros el lujo de contar con su comprensión. Demasiadas vidas dependen de ello como para tener contemplaciones pero espero que pueda ser solucionado sin problemas.

Demasiadas cosas; la misión de Finrod, encontrar a un grupo esquivo de aventureros no se sabe dónde y para colmo intentar salvar una ciudad entera!!!

Kandalian recibe agobiado las palabras del mago. Por un momento duda de que el mago lo que pretenda realmente es intentar hechizarlos con su voz queda y armoniosa, no sería la primera vez... Tal vez por eso escucha desde otro plano, con cierta desconfianza y temor.

Poco a poco el tal Aristeo se gana la confianza del monje, que no puede más que sentir un gran peso de responsabilidad. Sin saber muy bien cómo, parece que parte de la victoria de una guerra que desconocen depende de ellos..

Un nuevo pensamiento acude a su mente, y lo lanza esperanzado en encontrar respuesta.

Y qué me dice de los dragones? Hemos encontrado un enorme dragón rojo muerto probablemente a garras de otro congénere. Pensábamos que eran criaturas mitológicas y ahora resulta que luchan entre sí... ¿Qué significa ese hallazgo?

No tengo noticias de que haya relación con la guerra. El responsable de lo que habeis visto es un ejemplar único, no pertenece a los malvados dragones cromáticos ni a los bondadosos metálicos, no tengo idea de cuál puede ser su motivación y si él o cualquier otro dragón desempeñará un papel en lo que se avecina nadie puede decir de qué forma o en qué bando.
Dice el anciano encapuchado mirando al gnomo.

una vez escuche que existen otro tipo de dragones...aparte de esos dos grupos.