Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 0: Resonancia (Devendra)

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07/11/2015, 04:10
Desconocido

El tipo pone los ojos en blanco ante tus palabras y añade una expresión despreocupada. - Nada de todo eso es asunto mío -dice, encogiéndose de hombros-. Eres tú el que tiene un problema y eres tú el que tendrá que solucionarlo. 

Con estas palabras se da la vuelta y empieza a caminar tranquilamente hacia su coche. Parece haber dado la conversación por concluida. No parece, sin embargo, importarle lo más mínimo darte la espalda, aunque la tensión en sus músculos te dice que no está tan relajado como podría decirse. Probablemente esté preparado por si decides actuar, quizá incluso te esté provocando para que lo hagas.

- Nos vemos mañana, Devendra Blablablaba -se despide mientras camina, sin mirarte-. Y si sabes lo que te conviene traerás el dinero. 

- Tiradas (1)
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09/11/2015, 18:46
Devendra Balabhadra

Al ver la postura del tipo, cómo estaba dispuesto para la pelea y cómo parecía querer tentarme para atacarle, decido no iniciar una pelea. Quizá tenga algún arma escondida o se tratase de alguien muy habilidoso, de otra manera no imaginaba como sería tan osado.

Con la mirada intento llegar a leer la matrícula de su coche, así si las cosas se ponen feas como poco tendré algo a que denunciar.

- No te traeré nada si no demuestras lo que dices - quiero dejar claro. - Vienes aquí, no te presentas, me extorsionas, me robas y todavía pretendes que te crea. No, no traeré nada a menos que me enseñes una prueba. Todo ello lo digo con mi tono más autoritario, tono probablemente no signifique nada para ese canalla, pero quiero demostrar lo decidido que esto.

Quizá me esté dejando llevar por el enfado, pero considero que mis palabras llevan razón. Este tío va de farol clarísimamente.

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10/11/2015, 14:42
Desconocido

El tipo ni siquiera se da la vuelta mientras hablas. En lugar de eso termina de caminar hacia su coche, donde puedes leer con claridad la matrícula: KA52M555. De ella puedes extraer dos cosas: la primera, que el vehículo es anterior a 2009, cuando las reglas de matriculación cambiaron en el país. Y la segunda, que procede de la región de Karnataka, situada en el Sur de la India.

Una vez llega a la puerta del conductor te lanza una nueva mirada. Por un momento niega con la cabeza con una sonrisa torcida, como si lo que estabas diciendo le resultase bastante divertido. - Puedes creerme, o no hacerlo. - Asegura, y acto seguido se encoge de hombros. - Si crees que puedes correr ese riesgo, adelante. Ya verás lo idiota que te sientes cuando estés en la cárcel por ahorrarte unas rupias. - Sentencia. Luego entra en el coche y enciende el motor. Desde tu posición puedes ver cómo baja la ventanilla antes de marcharte, dedicándote unas últimas palabras. - Es gracioso cómo cambian las cosas, ¿verdad? Si tras el dinero, no vas a la cárcel. Si no lo traes, allí no podrás usarlo. Sea como sea, eres quinientas mil rupias más pobre que hace una hora. - Comenta antes de hacer un gesto, como de despedida entre amigos, y poner el vehículo en marcha. - Nos vemos mañana, Devendra Blablablabla. No hagas ninguna tontería.

- Tiradas (1)
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12/11/2015, 18:57
Devendra Balabhadra

- ¡No te voy a traer nada! - insisto. - ¡Yo-yo no... yo no maté a nadie...! - vuelvo a decir con más fiereza, aunque esta queda ligeramente mermada tras tartamudear y dudar en cada una de sus palabras. - ¿Crees que me asustas? Voy a descubrir quien eres. - Esta vez soy yo el osado, pero es que no soy capaz de tolerar más la extorsión de aquel desconocido. 

El corazón se me agita con cada palabra que sale de aquel bravucón, la respiración se acelera y probablemente tenga gran parte de las venas del rostro bien marcadas. Y es que no recuerdo haber estado tan furioso y asustado como ahora en el último año, exceptuando el momento de la muerte de Yamir.

Dicho aquello y a menos que las cosas se tuerzan, me doy la vuelta para marcharme sin mirar hacia atrás. De vuelta al estudio, donde podría pedir algo de ayuda y auxilio sanitario. La enfermería de campaña sería el primer lugar que visitase, y después quería hablar con el ayudante del director.

¡No puede saber nada!, pienso. ¡Es un farol, no sé como se ha enterado pero no puede ser! ¡No puede tener ninguna prueba, es ridículo!

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13/11/2015, 21:02
Narrador

Tus palabras se pierden en el aire mientras aquel individuo abandona la explanada en la que está situado el set de rodaje. Puedes ver cómo el vehículo se pone en marcha, y aún a pesar de tener la ventanilla bajada y oírte con claridad ni siquiera te dedica una mirada más. Mientras te alejas puedes oír cómo el coche hace lo mismo, dejándote a solas y con mil cosas más en la cabeza de las que tenías antes de encontraros.

Cuando entras en el set de nuevo no tardas en pedir ayuda a uno de tus compañeros. Dado el tipo de acciones que soléis llevar a cabo contáis con un buen equipo de primeros auxilios, con todo lo necesario para tratar quemaduras, golpes, cortes, heridas... Ni siquiera es necesario que des demasiadas explicaciones: después de todo aún con vuestro entrenamiento es frecuente que alguno de vosotros se tuerza algo, y siempre viene bien que sean las manos de otro las que te venden.

A tu compañero apenas le lleva un par de minutos vendarte la muñeca, inmovilizándola. Basta con que la presione un poco para que sientas un latigazo de dolor viajando desde sus dedos hasta tu cabeza. El diagnóstico es claro: esguince. Con un poco de suerte mañana estarás en condiciones de trabajar sin molestias, pero sólo si tienes cuidado de no hacer ningún esfuerzo en lo que resta de día. Tu compañero también te ofrece un cabestrillo, pero te corresponde a ti decidir si lo aceptas o no.

Ya con la mano vendada abandonas el lugar, buscando a la ayudante del director. Siendo la hora que es lo más probable es que Gulshan se encuentre comiendo y ella supervisando el montaje de los escenarios que usarán esa tarde.

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13/11/2015, 21:43
Rania Qimat

El plató está siendo modificado justo en el momento en que entras, moviendo paneles con grúas para simular un museo. Posteriormente prepararán lo demás, pero lo primero es lo primero. Si aquello hubiera sido una gran producción estadounidense seguramente os habríais movido hasta algún museo conocido y lo habríais utilizado en vuestra película. Sin embargo el cine indio no se caracterizaba por su realismo, ¿y quién querría que fuera así? Gulshan no, desde luego.

La persona que desde un par de años atrás hace de su ayudante es, contra todo pronóstico, una mujer. La sociedad india es machista, y vuestro sector tanto como el que más. Pero Gulshan no podría afirmar ser un hombre moderno y multicultural sin tener ese tipo de detalles. Además, es cierto que ella hace bien su trabajo, supervisando hasta el más mínimo detalle de las partes que a su jefe más le aburren.

En el momento en que entras en la sala en construcción la ves apartada, observando cómo los trabajadores colocan todo y dándoles indicaciones. Por su tono parece que lleven ya varios intentos y nunca lo hagan como se debe. Suele suceder. Ella es perfeccionista, y en general los que trabajan montando no lo son tanto. Al ver que te diriges a ella emite un suspiro y se separa unos pasos del lugar que ocupaba, haciéndote un gesto con la cabeza.

- Ey, Devendra -te saluda, antes de llevar secarse el sudor de la frente con el dorso de la mano-. ¿Todo bien? -pregunta, echando un vistazo a tu muñeca vendada.

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16/11/2015, 18:33
Devendra Balabhadra

Nada más entro en el plató me fijo en quien hay en él, si hay alguien extraño que me estuviera vigilando. Probablemente no sería más que una paranoia, pero si ese tipo me había estado observando quizá tuviera a algún infiltrado aquí dentro. En todo caso, no quiero que se me note el nerviosismo que llevo encima, y antes de entablar conversación con Rania hago algunos ejercicios de relajación además tomarme una píldora. Respiro profundamente, agito un poco los brazos y giro el cuello algunas veces antes de acercarme a ella. 

¡Necesito tranquilidad! Lo que acaba de pasar es solo asunto mío, no quiero implicar a nadie más. Jamás hablaré sobre algo que tenga relación con Yamir y aquel fatídico día.

Es cuando me dejo llevar un poco y sonrío ampliamente tratando de aparentar normalidad. - Si, me duele un poco la muñeca... - comento despacio y dejando sin concluir la frase. - Pero mañana estaré bien, solo es un esguince pequeñito - explico tratando de zanjar todo lo que tuviera relación con aquello y sin perder la sonrisa. - ¡Bueno! - exclamó de nuevo mirando a su alrededor. - Parece que te va bien haciendo... Controlando a... ¿A que te dan ganas de prescindir de ellos y hacerlo todo tu misma? - preguntó con evidente sorna. Me sitúo a su lado y observo a los trabajadores montar. - Pero vaya - silvo un poco - Que te está quedando todo fenomenal, puedes estar orgullosa de tu trabajo, esto es francamente bueno - concluí asintiendo con sinceridad. - Hay quien diría que eres un artista...

- Por cierto... ¿Te has hecho algo en el pelo? - pregunto mirándola de repente con asombro. - Pareces distinta, ¿verdad? ¿A que si? - empiezo a asentir repetidamente tratando. - Oye y hablando de lo generosa y estupenda que eres, ¿habría forma de que me consiguiera el estudio un teléfono móvil? - levanto ambas manos en un gesto de súplica, una de ellas vendada. - ¡Por favor! Me han robado el mío...

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17/11/2015, 23:18
Rania Qimat

Desde el mismo momento en que habías entrado en el plató habías estado alerta, intentando darte cuenta de si alguien te mantenía vigilado. Y ni entonces pudiste localizar a nadie de camino al equipo de primeros auxilios, ni ahora das con alguien así mientras conversas con Rania. Aún puedes sentir esa benzodiacepina que ha atravesado tu garganta deshaciéndose en tu estómago, liberando en tu organismo todos los compuestos químicos necesarios para mantener la situación a raya.

Tus primeras palabras llegan a la ayudante del director mientras ella desvía la mirada, asegurándose una vez más de que están haciendo las cosas conforme ella ha pedido. Su ceño se frunce un instante, otorgándole una expresión entre graciosa y atractiva, aunque no tarda en desdibujarse cuando lleva sus ojos a ti de nuevo. - Eso está bien. - Asiente en respuesta al asunto de tu muñeca. Luego, cuando comienzas a hacer el payaso, ella parece distraerse un instante de su trabajo y formar una pequeña sonrisa. - En realidad, más que hacerlo yo, me gustaría que todo el equipo fuera más competente que un mono amaestrado. - Sentencia. Esa misma sonrisa no tarda en ensancharse un poco, cuando dices que es una artista.

- ¿Qué es lo que quieres, Devendra? - Te pregunta, hablándote con la franqueza de quien está acostumbrada a tus encantos, pero con el brillo en los ojos de alguien a quien aún así le hacen gracia. Y es al escuchar tu petición, con las manos en aquella postura, cuando de la garganta de la chica escapa una pequeña risa. - ¿Ese trasto? - Pregunta de manera retórica, sorprendida por tu noticia. Hay dos clases de personas en el equipo: los machacas que cobran un sueldo infrahumano, y los que podéis vivir de una forma más o menos cómoda con vuestros trabajos. De ese segundo grupo eres el único que no lleva años con un smartphone, aunque sea de imitación. - ¿Y por qué iba a darte el estudio un teléfono? - Enuncia después sin rodeos. - No lo necesitas para llamar, ni para que te localicemos fuera de horario. - Expone antes de emitir un suspiro mientras saca de su bolsillo el suyo.

- Toma, anda. Si es para alguna llamada importante usa el mío, y ahora me lo devuelves. - Te ofrece antes de volver a dirigir su mirada a los que están trabajando. Incluso tú puedes ver que en el escaso tiempo que te ha dedicado ya la han liado. - Llama para denunciarlo, y avisa a la compañía para que anulen la tarjeta rápido. Si no cuando te llegue la factura seguro que está llena de llamadas a América. - Te recomienda con voz resuelta.

- Tiradas (2)
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19/11/2015, 19:50
Devendra Balabhadra

Me sienta un poco mal que no me puedan dar ningún teléfono, pensaba que tendrían un almacén lleno de trastos que pudieran sacar cuando necesitasen. Veo que no es el caso, y si me equivoco es que no me quieren dar uno, una auténtica pena en cualquier caso. Ante la pregunta de la ayudante yo sonrío y me encojo de hombros, echando un poco de morro a la pregunta. - ¡Es que nunca se sabe a qué hora podríais necesitar una verdadera estrella! - exclamo simpático y medio burlón.

Tomo de buena gana su teléfono y agradezco el gesto. - Gracias, te lo robo un ratito entonces - comento cogiéndolo con la mano sana y empezando a marcar el teléfono de la compañía que he contratado.

Mientras van sonando los tonos y la locución automática voy hablando con la mujer. - Date un respiro, Rania - comento guiñando el ojo - Es verdad que haces un gran trabajo. A ver si algún día... -vaya, si que la lían - me corto a mi mismo y asiento ligeramente sorprendido haciendo un gesto de cabeza hacia el personal. Al responder una voz al otro lado me puse a explicarle el tema del robo, quería que bloquearan el imei del teléfono así como la tarjeta sim, y que me envíen un duplicado de la manera más urgente que puedan.

- Ya está denunciado y tramitado el bloqueo, tengo que hacer otra llamada importante pero no quiero abusar - le digo devolviéndoselo. - Buscaré alguna cabina, ¿qué te parece? Menos mal que me has avisado, ya no recordaba que podía bloquearlo.

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20/11/2015, 22:15
Rania Qimat

La atención de la mujer se aparta de ti al mismo tiempo que le señalas que los trabajadores la están liando. Da un par de pasos hacia el lugar donde montan el decorado y alza la voz, corrigiéndoles antes de que sea demasiado tarde.

Mientras tanto, una operadora te atiende al otro lado de la línea. Tras preguntarte tus datos hasta tres veces y ponerte en espera con una melodía infernal por lo menos cinco, te asegura que tu petición ya está tramitada y la tarjeta nueva te llegará a tu domicilio en una o dos semanas como máximo. También te piden que envíes una copia de la denuncia para registrar en su base de datos que ha sido un robo.

Cuando consigues colgar ya tienes la oreja caliente y ha pasado casi media hora. Rania continúa su trabajo, dirigiendo a los montadores y no te cuesta ver que la tienen realmente hasta las narices. Cuando le devuelves el teléfono, apenas te dedica una mirada de reojo y un breve asentimiento. 

- Claro, no te preocupes -dice, llevando de nuevo su mirada hacia la grúa que se está tambaleando en ese momento-. Cuídate esa muñeca y si te vas a coger la baja, avísanos con antelación para que podamos buscar a alguien.

Con esas palabras y un pequeño gesto de despedida con la mano, se dedica de nuevo a dar instrucciones, alzando la voz. Gulshan debe estar a punto de aparecer y para entonces aquello debe estar listo.

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23/11/2015, 18:51
Devendra Balabhadra

- ¡Claro, que te vaya bien! - me despido yo también volviendo la mirada y el paso por la misma dirección por la que había venido. Le había pedido a Rania aquello con la esperanza de que sobrase algún teléfono por viejo que fuera, me hubiera dado igual que fuese uno de los que utilizasen en los rodajes. Lamentablemente no ha colado.

Un tema menos, pienso volviendo a sentir una angustia creciente en mi estómago. 

Hoy es día de gimnasio, pero tal y como tengo la muñeca y lo que acaba de suceder prefiero descansar. Tengo mucho que hacer, no solo tengo que llamar a Alisha y Varian para explicarles lo sucedido, también está esto de ver nuevas alucinaciones. No me ha pasado nunca antes y empieza a preocuparme, pero todavía tengo que esperar hasta mañana para mi visita con el doctor Prakash.

En el camino de regreso a la moto suspiro y niego varias veces. ¿Cómo me ha podido pasar algo así? 

He de pasar por la tienda de teléfonos antes que nada, la nueva tarjeta SIM podría tardar días o semanas. Es demasiado tiempo, así que con esa idea me dispongo a marchar hacia el centro de la ciudad. Allí donde hayan tiendas y comercios. 

Más tarde tendría que acudir a comisaria a plantar una denuncia.

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25/11/2015, 00:02
Narrador

El tráfico es demencial a medida que te vas acercando al centro de la ciudad, lo sabes principalmente porque has escuchado innumerables insultos por parte de los turistas, poco acostumbrados a que un coche haga un cambio de cinco carriles sin poner el intermitente.

Sin embargo, para ti conducir por Mumbai es tan sencillo como respirar. Conoces el latido de la ciudad y te sientes cómodo formando parte de él, como una pequeña parte de un movimiento mayor. Imaginas que es algo parecido a lo que puede sucederle a los habitantes de Nueva York. Mumbai es a día de hoy una gran metrópoli, con trece millones de habitantes, lo más parecido a la Gran Manzana que hay en toda India. 

Hace ya veinte años que el gobierno indio cambió el nombre de Bombay por Mumbai, en un intento por acabar con los nombres del pasado inglés. Sin embargo, fue descubierta para occidente por los portugueses como un pequeño pueblo pesquero que creció de manera imparable hasta asfixiarse dentro de la lengua de tierra que ocupa entre la costa y el mar Arábigo. Es una ciudad que mantiene un curioso equilibrio entre su pasado reciente y su pasado remoto, conjugando ambos para conseguir contrastes de un gran colorido. 

Sin embargo, la capital de Maharashtra es la India más occidentalizada que se puede ver. Ha perdido muchos visitantes debido al terrorismo que ha golpeado la ciudad en las últimas décadas, y como es habitual en los países emergentes es una ciudad en que el desarrollo acelerado atropella a millones de personas hundidas en la miseria según crecen los barrios de ejecutivos y rascacielos interminables. En la ciudad hay todavía mucha pobreza y al mismo tiempo y en las mismas calles existe la nueva India, los rascacielos, la nueva clase rica y el lujo.

El centro de Mumbai, por el que circulas en estos momentos, está lleno de vieja arquitectura victoriana inglesa. Las anchas avenidas de trazado señorial bordeadas de árboles  y los edificios nobles de instituciones del Estado, de servicios públicos o particulares. Moverse por el centro es, en cierta forma, como pasear por una capital clásica de estilo europeo, con un claro sello victoriano, vocación imperial, opulenta, de estilo armónico y llena de vegetación. 

En aquel momento tienes que esquivar un autobús rojo de dos plantas, seña también del pasado inglés de la ciudad como los parques tan comunes, ocupados por indios jugando al criquet.

El conductor te pita cuando pasas por su lado, pero sabes que no hay acritud en ello. Es parte también de ese ritmo en el que se mueve también la muchedumbre que llena las calles. 

No tardas en encontrar un lugar para aparcar y te sientes agradecido de tener una moto y no un coche, con el que habría sido un infierno moverse por el centro de la ciudad. 

A tu alrededor puedes ver la zona más comercial, con todo tipo de tiendas para encontrar cualquier cosa que puedas necesitar. Y precisamente, cerca de donde has aparcado tienes varias tiendas de telefonía móvil: Airtel, Aircel -con la que tienes el contrato de tu antiguo móvil-, Bharat Sanchar Nigam Limited e Idea Cellular. 

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26/11/2015, 22:54
Devendra Balabhadra

En el trayecto hasta el centro le doy vueltas a todo esto que me sucede. A veces pensaba en qué era lo que se había roto en mi para que empezase a ver alucinaciones, y sobretodo si algún día me curaría y dejaría de ver a Yamir. Aun así en el tiempo que había pasado desde entonces ya me había hecho a la idea: pastillas todos los días durante el resto de mi vida. 

Los primeros días parecía un difícil reto si se pensaba a largo plazo, pero tal y como está la medicina en la actualidad seguro que no tendré problema. Seguro que muchísima otra gente se toma otros fármacos a diario y no ocurre nada.

Mentalidad positiva en los momentos más difíciles, esa es la filosofía que intento llevar. Aunque tal y como han sucedido las cosas hoy, no es fácil ser optimista. Sé que tengo que hacer a continuación, pero la duda y el miedo siguen ahí.

Es cuando aparco la moto que me quedo sobre ella unos minutos, descansando -y es que tengo las piernas destrozadas- no solo del trayecto o del ejercicio hecho esta mañana, también tratando de mantener el alma en paz. Hay muchas oraciones que murmuro casi a diario, algunas las había aprendido con mi abuelo. - ...He ahí el camino eterno, permanente e inalterable de la Vida... - susurró mirando a mi alrededor y debatiendo qué debía hacer. - ...Contemplando esta suma divina que nada excluye, donde todo comienza...

Es entonces y cuando termino que finamente me decido y entro en la misma compañía que tengo actualmente. Con un poco de suerte me darán puntos o descuento para mi siguiente terminal con una tarjeta prepago. Así al menos podría llamar mientras espero la mía de verdad.

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27/11/2015, 23:15
Narrador

En cuanto entras y ves la mirada que te dedica la jovencita que se encuentra tras el mostrador ya sabes que conseguirás lo que te propongas de ella. Con tu primera sonrisa, ella estira los labios, reflejando una gemela a la tuya y cuando te acercas, sus ojos ya están brillando.

Con un tono solícito te explica las ventajas y desventajas de cada modelo, se encarga de consultar tu saldo de puntos y busca el mejor teléfono que puedes conseguir con ellos. Tu primer smartphone, aunque sin tener tarifa de datos no crees que vaya a haber mucha diferencia con el que tenías. Probablemente la calidad del snake será mejor. 

La muchacha, que no debe tener más de veinte años, tiene dificultades evidentes para apartar su mirada de ti durante todo el rato que permaneces en el local y en alguna ocasión la descubres repasándote de arriba a abajo conteniendo la respiración.

Cuando sales de allí lo haces con un terminal nuevo, una tarjeta sim de prepago y el número de teléfono personal de la chica apuntado a mano en la factura. Por si tienes algún problema con el aparato, según ella. Aunque el brillo de sus ojos cuando abandonas la tienda no dice lo mismo.

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30/11/2015, 18:53
Devendra Balabhadra

Tener el número de la dependienta consigue sacarme una sonrisa, pero si he sido simpático es únicamente con la intención de conseguir un descuento para el teléfono. Si no fuera por que es la propia factura del terminal, probablemente lo tiraría a la basura sin demasiado miramientos.

Una vez tengo el aparato ya me siento algo más comunicado y menos solo, poder llamar a la policía es un alivio ahora que me están chantajeando. Curiosamente me chantajean supuestamente con dar el chivatazo a la policía, aunque empiezo a creer con toda seguridad que no es más que un farol. Sé lo que pasó, sé lo que vi, yo estuve allí - empiezo a pensar y así consiguiendo calmar las dudas, la medicina que me he tomado unos minutos antes también ayuda a ello.

Al salir me voy directo a la motocicleta y me siento sobre el asiento pero sin arrancarla. Es en ese momento en el que empiezo a marcar el teléfono de Alisha, necesito hablar con ella y con Varian -aunque no recuerdo el teléfono de este último-. Tienen que saberlo, no hay forma de que pueda callarme algo así y guardármelo yo solo. Además... Ya les involucré hace tiempo, no hacerlo ahora carecía de sentido. Seguro que podían ayudarme o al menos dar su opinión.

La caja del teléfono con el cargado la guardé en el box del asiento mientras llamaba.

Suponiendo que reciba la llamada la saludo con afecto antes de dar la mala noticia.

- Tiradas (1)
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02/12/2015, 02:11
Teléfono

El teléfono no llega a dar el tercer tono antes de que alguien lo descuelgue al otro lado. Puedes escuchar entonces la voz inconfundible de Alisha, dulce y cálida. Y al escucharla parece que todo lo que te rodea es menos terrible, como si pudieras afrontar cualquier dificultad, siempre que la tengas a tu lado.

—¿Diga? —pregunta extrañada, quizá por no reconocer el número. Sin embargo, en cuanto escucha tu voz, su tono cambia y se hace cercano, casi puedes imaginarla sonriendo al otro lado de la línea. —Devendra, mi sol, precisamente acabo de ver a tu madre hace un rato y hemos estado hablando del menú para la boda... Ella cree que deberíamos preparar Banana leaf thali, aunque no sé si a ti te gustará. —Hace entonces una pequeña pausa antes de preguntarte a ti. —¿Todo va bien? ¿Cuándo querrás que vaya a Mumbai para que empecemos en serio con los preparativos?

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03/12/2015, 19:19
Devendra Balabhadra

Como siempre escuchar a Alisha es como un cambio de aires y de ritmo, me inunda la tranquilidad al hablar con ella – pero no lo suficiente para olvidar el incidente de hace un rato -. Sentado en mi moto esbozo una sonrisa tierna y boba de enamorado cuando se refiere a mi como su sol.

- ¡Claro que me gusta! Banana leaf thali... – comento mientras pienso en qué tal sería el plato. Era ligero y desde luego era un plato típico de la india y humilde, a mi abuelo le habría encantado detalles como ese. También era barato, todo lo que fuera liberar carga a nuestros parientes era una buena elección. - Creo que es una buena idea, y está bastante rico – explico de nuevo, dándole la razón y así facilitando las cosas. Suspiro antes de ponerme momentaneamente melancólico. - A mi abuelo le habrías encantado, Alisha. Hasta el más mínimo detalle, estoy seguro.

Es cuando continúa preguntando que debo cortarla antes de que se complique más la cosa. - Amor, me ha pasado algo… Por favor, asegúrate de que nadie escucha… - comento lentamente y dándole tiempo a que busque una nueva posición si la necesita.

- Al salir de los estudios me estaba esperando un hombre… - explico en voz baja con todo el tono de gravedad que requiere la situación. - Dice que sabe lo que pasó, y que llamará a la policía si no le doy un dinero mañana...

Lamento muchísimo tener que decirle algo así en este preciso momento, cuando está planificando la boda, pero esto es demasiado importante para dejarla fuera de la ecuación.

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04/12/2015, 16:27
Teléfono

—Estoy segura por todo lo que contáis de él de que a mí también me habría encantado —responde con su voz suave y melodiosa—. Debió ser un gran hombre. Como tú. Sin duda debe sentirse orgulloso de su nieto en la nueva vida que el Samsara le ha dado.

Sin embargo, cuando te pones serio, ella también parece hacerlo. —Claro, dame un momento —dice antes de que empieces a escuchar algunos movimientos y una puerta cerrándose—. Ya. Ya estoy.

Guarda entonces silencio mientras escucha tu susurro y cuando habla su voz tiembla y su tono suena realmente preocupado. —Oh, Devendra. ¡Pero eso es terrible! —exclama ella también en un susurro—. ¿Y qué vas a hacer? ¿Cuánto dinero te pide?

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06/12/2015, 22:16
Devendra Balabhadra

No sé que responder a mi prometida, quisiera poder darle una solución y mostrar la confianza y seguridad que merece pero desgraciadamente no hay forma. ¿Que qué voy a hacer? No es sencillo, quiero creer que no sabe nada de nada y que ha hecho algunas investigaciones, ¿si no a santo de qué saca a relucir esto ahora? Si yo hubiera sido el desconocido y quisiera extorsionar - que era algo que nunca había querido hacer a nadie – lo habría hecho en el momento…

- Quinientas mil rupias – confieso sintiendo el peso de la economía. - No estoy convencido de que sepa nada, no… no sé como se ha enterado o supuesto algo así… Pero no tiene sentido que tenga pruebas… - explico lentamente y sabiendo que cada una de mis palabras podría afectar en gran medida a mi prometida.

- Si cedo ahora, habrá una próxima vez – explico volviendo a sentir algo más de confianza. - Alisha, no puedo tomar una decisión así sin nuestro consenso.

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11/12/2015, 03:12
Teléfono

En el mismo momento en que dices aquella cantidad puedes oír cómo respiración de Alisha se corta de improviso. Luego continúa escuchándote, pero es evidente que para ella aquella cifra permanece presente en su cabeza en todo el tiempo que pasas hablando.

—Y eso te hace único, Devendra—Escuchas cómo dice con respecto a tus últimas palabras, halagándote. Su voz es tan dulce como de costumbre, pero ahora suena con un trasfondo de preocupación al que no estás acostumbrado—. Pero yo no sé cómo son las cosas por allí, o qué te ha dicho exactamente. ¿Has intentado negociar, o pedirle más tiempo? A lo mejor sólo es una cifra que ha dicho por decir, y le vale mucho menos... —valora. Ni ella misma parece muy convencida, pero parece agarrarse a eso para no perder el optimismo—. ¿Y si le pides las pruebas a cambio del dinero? Así no podría volver a chantajearte despues—Propone.

—Ay, amor... Es todo tan peligroso en la ciudad... ¿Estás seguro de que quieres que vivamos allí cuando nos casemos? ¿No prefieres volver a casa?—Pregunta, hablando sin pensarlo como si Mumbai fuera aún algo totalmente ajeno y no lo viese como un hogar.