Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 0: Resonancia (Wes)

Cargando editor
13/11/2015, 17:34
Wes Brooklyn

Con una sonrisa de encontrar el tema realmente interesante observo el juego entre Phil y Zigzag. Son padre e hijo, pero se pelean como hermanos. Familia en todos los aspectos, supongo. Me pregunto como irían las cosas con Zigzag a cargo del orden. La verdad, no me extrañaría en absoluto que fuese perfecto para ese puesto. Así como Allen es un contrapunto para Rain, por ser menos harcore y tomarse las cosas de otra manera, estoy seguro de que Zigzag sería del mismo palo. De todos modos, Phil aún está fuerte para seguir siendo nuestro Sargento, y mientras de Rain dependa, eso seguirá así: le encanta tener un martillo tan pesado como mano derecha.

El modo en que se dan caña me arranca risas y me miro con Vane, con expresión de ya están estos otra vez. Soy un canalla por verlo con la birra que le he servido deseando que le pege un trago, un muy buen trago... Es un gran hermano, pero es muy bombero. 

Cuando Phil nos dice que estemos preparados y sin tonterías levanto las manos, enseñando las palmas y entrecerrando los ojos, como adormecido. - Como clavos. Como clavos derechos. - Dejo bien claro a mi oficial. Miro como se va y el último ataque de Zigzag me arranca una admiración. - Zasca. Un día te va a partir la boca. - Advierto a mi colega con una sonrisa. Hacía tiempo que no montábamos unos combates de boxeo. Quizás hubiese que volver a sacar el tema, pero ahora no. Phil para lo pequeño y gordo que está reparte unas buenas ostias y más que aguanta, así que ese tema, ahora, no. 

Aclaro mi garganta antes de responder a Zigzag. - Ahí le has dado. A recuperar. - Tiro el trapo con desdén a un lugar aleatorio: cuando lo necesite tocará buscarlo. Rodeo la barra hasta abandonar mi puesto y no miro en ningún momento a Vane  a Berverly, hasta que estoy a una cierta distancia, y entonces clavo mi mirada en la suya. Sonrío de medio lado, girando sutilmente mi rostro hacia el suyo. Estoy siendo provocador, y lo sé. Aunque solo soy un Prospect soy consciente de que siendo un casanova con nuestras putas ganas puntos. Puntos no oficiales, pero sí que son una diferencia en carisma y futuras bromas y leyendas que se cuentan de los miembros. Antes de retirar mi sonrisa de su trayectoria visual me froto la perilla perfilando su forma afilanda. Mi mirada depredadora se retira, ahora, camino al cuarto.

Al llegar a este me tiro en cama tal como estoy. Me quito las deportivas y sin taparme ni nada, estoy dispuesto a probar a dormir. Pongo la alarma para dentro de dos horas exactas, y justo otra para después de dos minutos. Tenemos que estar frescos, y así es como va a ser. 

Por supuesto he dejado la puerta abierta.

Notas de juego

Por mi saltamos hasta el encuentro con ZZ, a no ser que alguien venga a mi cuarto por sorpresa o.o

Cargando editor
13/11/2015, 22:08
Zigzag

En cuanto Zigzag se gira hacia ti después de aquella última pulla hacia Phil lo hace con una sonrisa, y tras tu comentario esta se convierte en el nacimiento de una breve carcajada.

- Y merecido lo tendré -comenta, aunque no parece valorar realmente la opción que de su padre le de una paliza. Un puñetazo, a lo sumo, como haría con cualquier otro hermano-. Pero habrá valido la pena. -añade luego, claramente satisfecho-.

Posteriormente, tras escuchar cómo aceptas su propuesta te hace un gesto con la cerveza, sellando aquel pacto, antes de acabársela de un trago y dejarla sobre la barra.

- Pues nos vemos en dos horas -confirma una vez más, dispuesto a darse la vuelta y caminar hacia su habitación. Sin embargo no llega a marcharse antes de poner una mano sobre la cabeza de Beverly y revolverle el pelo, dejándole un aspecto totalmente ridículo. Ya caminando hace un último gesto, despidiéndose, y dedica unas últimas palabras a Vane.

- Acuérdate de descansar algo.-señala-. Y de beber. Sobre todo, de beber -añade después, antes de desaparecer por el pasillo-.

Cargando editor
13/11/2015, 22:28
Beverly Holes

Puedes sentir mientras lo dejas todo y te alejas la mirada felina de Beverly sobre ti. Al llevar la vista atrás la ves aún sobre Vane, con el lóbulo de su oreja en la boca y sus pupilas clavadas en las tuyas. La mueca que había dedicado a Zigzag después de que él la despeinara ya se ha desvanecido, y en algún momento ha aprovechado para colocarse el pelo de la mejor manera posible. Viéndola ahora, con sus ojos en los tuyos, no sabrías decir si aquello es una especie de advertencia, un juego o simplemente la mejor forma que tiene de representar el papel que le han asignado, pero lo cierto es que no parece querer perderte de vista. Viéndola así casi parece probable que se cuele en tu habitación mientras descansas. Al menos, si Vane la rechaza pronto.

Finalmente abandonas el lugar, consciente de que mientras te alejas ella te sigue mirando. Atrás se queda Vane y la chica sobre sus piernas, mientras tu mente aún ignora qué pasó realmente anoche entre vosotros.

Cargando editor
13/11/2015, 22:51
Annabelle Hiver

Ya en tu habitación no tardas en ponerte cómodo. Es difícil - si no imposible - dejar fuera a John y ser sólo Wes cuando estás a solas en las dependencias del club. Mejor así, probablemente ni siquiera sea algo recomendable. Un minuto más tarde tu calzado descansa en el suelo y tú sobre la cama, y el cansancio empieza a ser tan pesado que amenaza con arrastrarte incluso antes de que pongas el despertador.

Es entonces cuando la ves. Se trata de la mujer de anteanoche y está de pie al lado de la cama. Es difícil imaginar cómo puede haber entrado sin llamar la atención de nadie, y peligroso pensar si estará allí por Wes o por John. Si es que realmente está allí. Tras lo sucedido durante la vigilancia, quién sabe. Lo que es innegable es que se encuentra a tu lado, mirándote directamente a los ojos con una expresión tranquila, y que se encuentra allí por ti. Una cálida y tierna sonrisa cuelga de sus labios, casi como la de una madre que observa a su hijo mientras este se convierte en un hombre. Lleva el mismo camisón, pero esta vez parece en calma. En paz.

Los segundos comienzan a pasar, y cuando más te mira más estás seguro de que tenéis algún tipo de conexión fuerte, real. De alguna forma que no puedes entender, parece comprenderte.

Cargando editor
17/11/2015, 20:57
Wes Brooklyn

La mirada de Beverly, siendo consciente de que ella quiere estar conmigo y no con Vane, no me dice nada salvo que aún siendo Prospect puedo tener más tirón que un tipo con todos los parches. Considero eso un punto para mi, ya que puede ser que inspire la confianza y lo que sea que tenga un verdadero Hell's Angel. Teniendo en cuenta que en poco tiempo se cumplirán los dos años, y con ello una votación sobre mi membresía... Me motiva, sí.

Tirarme en mi cuarto es lo mejor que me puede pasar en este momento, o al menos algo lo bastante bueno como para sentirme aliviado y suspirar. ¿Wes? ¿John? Creo que no podría discernir qué soy ahora, pero al menos estoy realmente cómodo y listo para descansar. 

No sé si me llego a dormir o qué sucede, pero volver a ver a esa mujer hacer que me sobresalte. Salta a la vista que no es una de nuestras zorras: es la mujer que vi en el puto encuentro. Me sobresalto y me levanto de la cama con la resolución de quien va a coger un arma para defenderse, pero en en vez de eso solo la señalo con el dedo y el rostro en una mueca entre seria y ansiosa. Tú... - Digo en bajo sin bajar el dedo acusador. Agito esa misma mano un par de veces, repitiendo mi acusación. - ¿Quién eres? - Pregunto con suavidad, relajando mi tono y postura actual. Es por su presencia, tan calmada y aparentemente fuera de lugar, aunque lo siento. Siento nuestra conexión, y eso es lo que más miedo me da. No es como la sombra, ella es... Todo lo contrario. Necesito saber quien es. ¿Qué hacías ahí? ¿Y ahora? - Pregunto ya lleno de dudas y no de sobresalto.

Cargando editor
18/11/2015, 03:33
Annabelle Hiver

Ella sonríe en silencio. Y con cada milímetro que se amplía esa curva en sus labios, más fuerte sientes esa conexión entre ambos. Sus ojos brillan. Brillan con ilusión y con esperanza. Y sin embargo no parece tener ninguna intención de responder a tus preguntas, ni siquiera se inmuta ante ellas. Tan sólo te contempla en silencio mientras sonríe. 

Puedes apreciar entonces el azul de su mirada, pálido y embargado de una enorme ternura. Los bucles de sus cabellos, libres ahora del sudor que los empapaba la otra noche. Su sonrisa se amplía y sus ojos capturan los tuyos, haciendo que algo vibre en tu pecho, como si una cuerda lo uniese al suyo y cualquier mínimo roce en ella pudiera reverberar en tu interior, acariciando incluso tu alma. 

Ella calla y sonríe. Hasta que pestañeas y cuando abres los ojos, ella ya no está allí. Tu habitación está vacía y sientes la ausencia de esa conexión, como si te hubieran arrancado un pedazo de tus entrañas. Ni siquiera la conoces, pero la echas de menos.

Cargando editor
18/11/2015, 03:58
Wes Cole

- No te hagas ilusiones -dice una voz que conoces bien. Demasiado bien, pues en cierta forma, es la tuya. Puedes sentir esa presencia oscura, reptando desde debajo de la cama, extendiendo sus tentáculos fríos y pegajosos por los rincones de la habitación hasta llegar a tu cerebro, anclándose en las paredes de tu cráneo con firmeza. 

- Padre tenía razón. Eres un puto mariquita -espeta entonces, como un susurro sibilino que llega al mismo tiempo de algún lugar en tu mente y de tu oreja, como si te estuviera contando un secreto-. Tenías a esa cría empapada y ni siquiera se te puso dura, puto marica -continúa, con ese tono despiadado y dañino-. ¿Crees que no se van a dar cuenta de que prefieres follarte el culito de tu amigo que a cualquiera de sus putas? Y cuando se den cuenta, te echarán. Por puto marica de mierda.

Cargando editor
20/11/2015, 17:12
Wes Brooklyn

El mero hecho de que ella esté aquí me relaja y abstrae del lugar en el que realmente estoy. Me olvido durante instantes de todo: la misión, la banda, John... Incluso podría llegar a permitirme ser Wes, es decir, yo mismo, con comodidad. Mis labios, en principio apretados, se transforman poco a poco en una sonrisa que imita a la suya: brilla con esperanza y algún tipo de felicidad. Descripciones precisas de todo esto se me escapan, y mi energía y nervio no sé en qué coño se convierten por culpa de esta especie de mujer. ¿Será la Virgen María? Pienso por un momento, pues no sé qué otra cosa podría ser.

Estoy a punto de bombardearla con más preguntas, pero es en ese preciso momento cuando vuelve a aparecer. Después de tanto, tantísimo tiempo en paz... Solo con las primeras palabras ya ha hecho suficiente como para que mi rostro se deforme en una mueca a punto de romper a llorar en mutismo. Sabe como hacerlo. Sabe como destruirme. 

Las palabras se me atragantan, sabiendo que todo lo que le puedo decir no son más que excusas. Todo son mentiras y excusas. Él tiene la verdad, la envenena y la introduce de algún modo en mi corazón. Niego. Llevo las manos a mi cabeza. Dejo escapar alguna lágrima. La forma de mis labios es realmente lastimera. Ahora mismo soy un amasijo que haría morirse de vergüenza a cualquier persona que me conociese. 

Solo soy Wes, el maricón de Wes. Me repito dentro de mi cabeza, sin fuerzas aún para replicar a mi propia sombra. No todo el mundo puede decir que le ha abandonado su sombra, y de cierta manera yo tampoco: la mía se ha convertido en mi espada de Damocles. 

- No... No es así... - Ni siquiera tengo la potencia para negarlo rotundamente. Siento que necesito explicárselo, razonar que no soy tan mierdas. - Yo ya no soy ese. Ahora... - Las palabras fluyen lentas y atragantadas, del mismo modo que las lágrimas humedecen mi cara, bigote y se acaban colando con mi boca, mezclándose con las lágrimas. - Ahora no, por favor... Solo déjame... - Sin decir nada más mis manos van hasta las sábanas de la cama, las cuales arranco y agito intentando espandar a esa presencia como si solo fuese humo. ¿Cómo me voy a echar a mi mismo?

Cargando editor
21/11/2015, 02:14
Wes Cole

Las palabras que esa presencia deja caer en tu cabeza son duras, pero parecen cargadas de una verdad tan profunda como dolorosa. Su silencio posterior es elocuente, dándote a entender que no cree ni una sola de las cosas que niegas. Y en el momento en que comienzas a agitar las sábanas, esperando mandar así lejos aquellos susurros, una carcajada resuena dentro de tu cabeza. Prácticamente puedes oírla rebotando en las paredes de la habitación, llegando desde todas partes y desde ninguna.

—Puto marica —dice, hablándote con un desprecio que sólo has visto en él—. Mírate, coño —ordena, dejándote un instante para que trates de hacerlo realmente—. Eres patético. Llorando como una niña sólo porque alguien te ha dicho la puta verdad. ¿Sabes qué diría tu padre? ¿Lo sabes? —pregunta de manera retórica— No eres capaz de ser un hombre ni aunque te vaya la vida en ello. Eres una auténtica vergüenza.

—Dime, John —continúa acto seguido, usando ese nombre con evidente sarcasmo—. ¿Qué vas a hacer cuando ellos se den cuenta? ¿Qué coño crees que dirá Zigzag cuando vea que se te pone dura con sólo mirarle? ¿Y su padre? ¿Y Rain? —te atosiga, y durante los segundos siguientes prácticamente puedes sentir cómo aquella presencia niega con la cabeza—. ¿Sabes lo que harás entonces? Llorar como la nenaza que eres, porque no sabes hacer otra cosa. —asegura sin darte un respiro— Eso, o disimular. ¿Cuándo ha sido la última vez que te comieron la polla sin que tuvieras que pensar en un tío para que te aguantara, Wes? ¿Cuándo ha sido la última vez que no has necesitado esas pastillas de mierda? Te lo voy a decir yo: nunca. Así de hombre eres.

— ¿Sabes por qué no puedo dejarte, Wes? Porque alguien tiene que decirte la puta verdad: que no vales una mierda.

Cargando editor
23/11/2015, 21:35
Wes Brooklyn

Si esa sombra habla yo solo puedo callar y escuchar. Algo en el modo en que me transmite ese contenido, crudo y cierto, hace que me quede parado del todo, sin opción a protestar. Salvo cuando me da la opción, para luego derribarme, claro. Hacía tanto, tantísimo tiempo que no lo veía... Me gustaría poder culpar a alguien que no fuese yo mismo, y sobre todo, tener razón al hacerlo. 

Al mencionar a mi padre siento un click de odio, respeto y temor a partes iguales, activando mis emociones y poniéndolas a flor de piel, más aún... Sigo llorando, más enmudecido que antes, eso sí. El llanto más triste es ese que no te deja ni descargar energías en sonidos incontrolables. Si me viese desde fuera me querría pegar un tiro por penoso, porque no miente, soy una desgracia. Mi padre sabía eso, aunque fuese un ser horrible. 

Duele casi tanto cuando menciona a mi nueva familia. Ellos no: por ellos no puedo pasar por esta desgracia. Rain es como un nuevo padre, Zigzag como el hermano que nunca tuve... Una familia que necesito ahora. Niego. Niego con fuerzas renovadas. Puede tener razón en cosas, pero no voy a ser tan decepcionante para ellos como quiere que sea. Quiero plantarle cara y echarlo. - No los voy a perder. - Digo seco y casi automático. Sé que si perdiese ahora esto que tengo preferiría estar muerto. Mataría a Wes por ser John, así que no pienso dejar que esa sombra me hunda ahora. Ladra lo que quieras. - Dejo caer en bajo, pasando el dorso de mi mano por los ojos, secando las lágrimas y aclarándome la vista. Una parte de mi tiene la tonta esperanza de perderlo de vista incluso con ese tonto gesto. 

No puedo aguantar un segundo más en esa habitación, escucharlo su voz dentro de mi cráneo otra vez podría romperme. Una mierda es lo que valgo, dice. Sé que no valgo más, y me flagelalé yo mismo con esa verdad todo el tiempo que camine sobre este mundo antes de ir al infierno. - ¿Por qué me sigues haciendo esto? ¿Dónde has estado todo este tiempo? - Le pregunto sin fuerzas, esperando desviar su rabia hacia respuestas.

Cargando editor
25/11/2015, 00:05
Wes Cole

Una carcajada fría sale del lugar donde escuchas esa voz, rebotando por las paredes de tu cráneo al mismo tiempo que por las de la habitación, creando una cacofonía dolorosa que te encoge las tripas.

—Que no los vas a perder... —repite tus palabras con evidente sorna— ¿Y cuando descubran quién eres en realidad? ¿Cuando descubran que llevas dos años traicionándolos, vendiéndolos a su peor enemigo? —Hace una pausa y puedes sentir su sonrisa afilándose en algún lugar de las sombras de tu mente. —¿Entonces tampoco los perderás? 

—Me pregunto qué irá antes —continúa tras un breve segundo—. Si descubrirán que eres un nenaza follaculos, o que eres un traidor de mierda. Sabes que no te perdonarán ninguna de las dos. Igual que Padre tampoco te lo perdonaría.

—¿Dónde estaba? Estaba aquí mismo, viendo cómo humillabas tu apellido siendo el puto mariquita que eres. ¿Te pusiste celoso antes, Wes? —continúa, con tono insidioso, pasando ahora a susurrar en tu otro oído— ¿Pero de quién? No de la puta, no. Fue de Vane, ¿verdad? Te gustaría haber sido tú el que se restregase contra su polla como buen marica asqueroso que eres...

Cargando editor
25/11/2015, 02:56
Beverly Holes

Todo el odio que contienes hacia ti mismo parece brotar en estos momentos por tus ojos, diluyéndose en esas lágrimas de rabia, de frustración, de dolor, de miedo a ser descubierto...

La voz sabe qué teclas pulsar para que te derrumbes y una vez más se ha salido con la suya. Parece dispuesta a continuar, a hundirte hasta que le supliques clemencia, pero algo la detiene en seco y tú tardas un instante en darte cuenta de que ha sido la puerta abriéndose.

Por ella ves aparecer la cara de la putilla, pero la sonrisa pícara con la que parecía esperar sorprenderte se congela en sus labios al verte de pie a medio vestir y llorando. Puedes imaginar tu rostro congestionado y la impresión que debe estar causándole ver a uno de los tipos duros del club derramando lágrimas a escondidas en su habitación.

Durante un instante titubea, el erotismo que flota a su alrededor se desvanece y sus ojos se tiñen de preocupación al contemplarte. Sabes que lo normal en cualquiera de las fulanas de la banda sería que se marchase a toda velocidad y fingiese que no había visto nada. Sin embargo, ella cambia el peso de una pierna a la otra y se queda.

—Yo... —comienza, sin saber hacia dónde mirar— Quería darte una... Una sorpresa, pero... —Busca entonces tu mirada y da un pequeño paso hacia el interior de la habitación. —Oye, ¿estás bien? —pregunta finalmente, buscando tus ojos con el ceño levemente fruncido.

Cargando editor
27/11/2015, 17:41
Wes Brooklyn

-No va a ser así... - Continúo llevando la contraria a esa sombra. No pienso admitir que voy a perderlos, y tampoco dar la razón a esa sombra. Paso un antebrazo ya húmedo de nuevo justo por delante de mis ojos, tratando de secarlos inútilmente. Todo el tiempo me recuerda el lío en el que estoy, tratando de quedarme con lo mejor del mundo de John y el mío propio: o sea, mi trabajo. Todo es incompatible por fundamento, y aún más cosas lo son al recordarme el maricón que soy. Bajo la cabeza, derrotado. 

Niego y niego en silencio ante cada uno de sus mordaces comentarios, casi ciertos todos... ¿Celoso de Beverly por Vane? No... Eso no es así, pero... Tampoco tan sencillo. Cada vez que me da una pausa abro la boca, pero no me atrevo a decir nada, dándole paso para que me siga fustigando con nuestra verdad. 

Me siento a punto de tocar el fondo de todo cuando la presencia de Beverly irrumpe y con ello la sombra se va. La mezcla de emociones es demasiado compleja: tranquilidad, vergüenza, humillación... Son un torrente de mierda fluyendo dentro de mi, y se intensifica cuando me mira a los ojos, extrañada de encontrarse a un Hell's Angel en una situación así, llorando en su cuarto. ¿Qué excusa sería tan buena que evitase hacerme quedar como una mierda de todo? 

Al acercarse hacia mi doy un paso hacia atrás y me siento en el borde de la cama, apoyando la frente en las palmas de mis manos y los codos en las piernas. Niego con decisión en esta misma pose. Mi vida es una consecuencia de negaciones... Y no dejaré de hacerlo. Respiro de manera que parezco más tranquilo. - Un mal sueño. Eso es todo. - Digo con una voz que refleja cansancio pero tiene un trasfondo determinado, completamente actuado. Ya sé qué excusa puedo dar si me llega a preguntar, pero eso solo se hace antes de que te pregunten: muchos años mintiendo ya. 

Ahora soy yo el que busca su mirada y sonrío con aparente debilidad, fingiendo alegrarme en cierto modo por su sorpresa. Doy palmaditas a la cama con mi mano derecha, invitándola a mi lado. 

Cargando editor
27/11/2015, 23:15
Beverly Holes

—Oh... Ya veo. —dice, todavía un poco titubeante, mientras termina de entrar en tu habitación y cierra la puerta tras de sí— Debería haber llamado. Perdona. 

Su caminar parece indeciso, a medio camino entre el andar normal de una adolescente y el contoneo seductor con el que se suele moverse, como si no estuviera del todo segura de qué se espera de ella en una situación así. De qué esperas tú de ella. Se sienta en la cama muy cerca de ti, doblando una pierna sobre ella para poder encararte y te mira con cierta curiosidad. 

—¿Tienes pesadillas? —pregunta entonces con tono comprensivo— Yo tuve un montón una temporada. Es una jodida mierda. —Sus ojos buscan los tuyos y una sonrisa empieza a brotar en sus labios muy lentamente, milímetro a milímetro, cuando parece que ha dado con la solución perfecta para tu estado de ánimo. 

 —Si quieres... —empieza, con un tono más grave y denso en la voz— Bueno, yo podría hacer que te olvidaras de esos malos sueños... —Lleva una mano sobre tu pierna y desliza despacio los dedos por tu muslo, apenas acariciándolo con las yemas. —Podría... Continuar donde lo dejamos anoche... —Se muerde el labio inferior y entrecierra los ojillos, dedicándote una de sus miradas felinas, más cómoda con su recuperada actitud seductora. Y no puedes evitar comprenderla entonces. Al fin y al cabo, tú también tienes una máscara constante. Tú también vives tus días interpretando un papel.

Cargando editor
01/12/2015, 20:55
Wes Brooklyn

La recibo a mi lado sin cambiar mi postura ni hablar desde que se sienta, prefiero dejar que hable ella para así yo poder continuar con mi mentira piadosa. Resto importancia a su disculpa con un simple encogimiento de hombros y ladeando la cabeza unos pocos grados. Cuando me pregunta sobre las pesadillas también respondo con esa clase de mutismo, torciendo los labios, como admitiendo que sí pero que es un tema en el que no quiero profundizar.

Me sorprende y a la vez no que ella haya tenido épocas de pesadillas. Estas chicas, por lo general, están tan perdidas como yo mismo, y por eso vienen a estos ambientes... Estamos todos perdidos, y este es como un pequeño recolector de gente dañada. No había pensado con anterioridad en algo como esto, pero así lo parece. 

En un principio creo que su nueva sonrisa, la que se forma lentamente, es producto de que está actuando con naturalidad y no vistiendo las galas de una de nuestras putillas. Eso mismo es lo que hace que me sienta un poco decepcionado cuando me trata de seducir y recuperar lo que haya ocurrido esta noche. Aprieto un poco los labios y giro el rostro unos grados en dirección contraria a ella. Sí, es verdad que estamos cómodos con nuestras máscaras y mentiras cubriéndonos, pero tras esa sombra... Quiero ser más Wes y más John, todo al mismo tiempo, por supuesto. Sin duda alguna lo peor de llevar esta doble vida es no poder tomarte un respiro nunca, pero en mis anteriores lágrimas y en sus ganas por estar conmigo está la solución para este instante.

Llevo mi mano a la suya y la aparto con delicadeza. - Ahora no puedo. - La corto sin cortarme un pelo. - No aún, tengo la cabeza hecha mierda. - Digo suspirando, y tras esto mis ojos de vuelven un poco más juguetones, así como mis labios sonrientes. Pero esta noche tendremos algo que celebrar. - Formulo en bajo esta promesa, falsa como Judas. ¿Qué voy a celebrar? ¿Mi traición a mis hermanos o mi traición al puto gobierno de los EEUU? ¿Traicionarme a mi mismo? A veces no me creo la levedad con la que hago las cosas. - Estás invitada a pasarte después, ¿de acuerdo? - Le pregunto de un modo algo inquisitivo, adoptando un tono más próximo al de mis hermanos con sus putas, pero tampoco tanto como para parecer autoritario.

Cargando editor
03/12/2015, 00:00
Wes Cole

Aquella parte de ti que se ha quedado callada con la llegada de la putilla observa en silencio cómo esta se disculpa. En el momento en que le das tu respuesta emite una risa rota, y sabes a ciencia cierta que se está riendo de ti. 

—Serás mentiroso te dice—. No es que tengas la cabeza hecha mierda: es que no se te levantaría ni con una grúa.—comenta antes de guardar silencio para escuchar tus últimas palabras—. Hacer promesas que no puedes cumplir está muy, muy feo, Wes. ¿O es que te vas a hinchar a viagras otra vez? Verás qué risa cuando se te pudra la polla de tanto tirar de pastillas. ¿Qué harás entonces? ¿Usar una de plástico? Serías tan hombre como ahora, ¿por qué no vas empezando? Hasta puedes usarla contigo mismo, si quieres.

Su susurro sibilino se desliza por tu nuca y de nuevo lo escuchas al mismo tiempo dentro de tu cabeza y en tu oído, como si te estuviera susurrando desde tu misma oreja.

—O mira... Cuando venga esta noche podéis hablar de las pesadillas. ¿Por qué no le dices que tienes una Licenciatura en Psicología, Wes? Sería la hostia. Luego podéis hablar de vuestros sentimientos, de los tíos que os molan y haceros trencitas. Eres un mierda, Wes: tú lo sabes, yo lo sé, y pronto hasta esta mojabragas se dará cuenta —asegura, y una risa escapa de su inexistente garganta cuando ella empieza a intentar seducirte.

Cargando editor
03/12/2015, 00:26
Beverly Holes

En el momento en que apartas el rostro primero y su mano después ella parece un poco decepcionada, aunque sólo dura un instante. En lugar de continuar por ese camino entrecierra los ojos, como si tus actos fueran algún tipo de juego o desafío. Sin embargo en cuanto comienzas a hablar zanjando aquel tema ella relaja su actitud, aunque no vuelve ni por asomo a su faceta anterior.

—Esta noche —repite con una media sonrisa ladeada y felina, mirándote con la cabeza inclinada hacia un lado—. Vas a aprender cómo celebramos las cosas por aquí —promete con voz grave y resonante. Acto seguido te dedica una sonrisa y extiende una mano hasta tu hombro con una familiaridad que antes de encontrarte llorando de esa manera no poseía.

—Voy a irme a casa y dormir algo —te dice mientras empieza a ponerse en pie—. Pero nos vemos luego —añade guiñándote un ojo y llevando la palma de una mano a tu rostro para acariciarlo antes de irse. Su tacto es cálido y suave, y mientras lo hace puedes ver en sus ojos una especie de promesa.

Cargando editor
11/12/2015, 16:00
Wes Brooklyn

Fingir que no escucho esa voz mientras mantengo la mirada y miento a la pelirroja es una maldita proeza. Cada una de sus palabras es como un puñetazo en el estómago, pues son tan ciertas como crueles. La sonrisa tranquila que le dedico a la chica es una máscara gruesa que no deja ver lo que hay detrás: una persona rota. 

Dentro de mi cabeza respondo a ese monstruo que me atormenta. Cállate. Pienso con tanta fuerza que siento que hasta en la mirada de la zorra hay un cambio: paranoias mías, supongo. No tienes ni puta idea de como van a salir las cosas. Al menos a base de viagras y así podré seguir disimulando. Solo pido más tiempo, no la solución perfecta. 

La promesa que me hace la pelirroja me hace gracia, dentro de lo que cabe, por la situación. Sonrío como si esa promesa de sexo duro me encantase, cuando realmente me supone un problema. Su mano en mi hombro, sin embargo, me sorprende y realmente la agradezco. Un poco de calidez, sincera o no, es genial. Mi sonrisa entonces se vuelve más familiar y natural. Me siento tentado a inclinar la cabeza y rozar el dorso de su mano con mi barba, buscando en su tacto más de lo que hay. Finalmente me contengo: no es la actitud propia de un ángel del infierno.

Cuando al fin parece que se va a ir y se levanta despidiéndose la despido con un guiño y una palmada en el culo. No digo ni una palabra hasta el final, siendo consciente de que no he abierto la boca desde su intervención: esa sombra me quita las alas. - Descansa, guapa. - Le digo u orderno, aún no tengo claro como se lo tomará y la acompaño a la puerta, cerrándola tras su marcha.

Ahora me vuelvo a encontrar solo ante el peligro. Exhalo y saco lo malo, llevándome las manos a la cabeza y posteriormente gruño impotente. Joder... - Me quejo en bajo. Busco a ese ser de tinieblas con la mirada, deseando dediarle una mirada de odio, aún sabiendo, tonto de mi, que eso se volverá en mi contra de un modo u otro. 

 

Notas de juego

* No sé si la sombra estará o no, pero en caso de no estar, Wes se irá un rato más a dormir sencillamente hasta que se acerque la hora de ir con zigzag. En caso de que esté la sombra no dudará en llorarle más u.u

Cargando editor
13/12/2015, 00:24
Beverly Holes

Si nota algo diferente en tu nueva sonrisa, Beverly no lo demuestra. Sin embargo cuando le das aquella palmada en el trasero no tarda en detener sus pasos, girándose durante un instante hacia ti con una sonrisa afilada y que pretende ser peligrosa, como si aquello hubiera sido una provocación. En el momento en que le ordenas descansar, además, estrecha el espacio que os separa y se pega contra ti, llevando con descaro una mano a la cintura de tu pantalón y agarrándola con los dedos.

—Para ti —susurra con voz grave mientras acerca su boca a la tuya. Sin embargo no llega a besarte. En lugar de eso te dedica una nueva sonrisa que es un anticipo de lo que espera darte unas horas más tarde y comienza a separarse de ti, apoyando durante un instante la mano libre en tu pecho. Acto seguido sale de la habitación sin mirar atrás, dejándote solo y, de haber sido cualquier otro, probablemente con la polla más dura que una piedra.

Cargando editor
13/12/2015, 00:30
Wes Cole

En los segundos que pasan antes de que la chica se marche puedes oír cómo esa parte de ti se ríe a carcajadas. Son tus propios pensamientos los que alimentan su risa, y cada intento por hacerla callar parece hacer que ría más y más fuerte.

—¿Que no sé cómo van a salir las cosas? pregunta de manera retóricaComo todas las veces que has tenido que demostrar que no eres un mierda: contigo fingiendo estar demasiado borracho, o emborrachándola a ella para que no se acuerde de nada, o lleno de mierdas químicas para compensar lo que te falta. Las putas pastillas no son más que parches para ser un poco menos nenaza. Como putos tapones en el culo. Joder, apuesto a que ella tiene más cojones que tú.

—¿Sabes lo que sería una solución? Volarte los huevos. Así podrías dejar de disimular y todos sabrían que te faltan las pelotas. ¿Por qué no lo haces, Wes? Sería lo mejor para todos. Hasta para la puta esta.