Partida Rol por web

Historias de Horror I.

CC: 4- De Visita por Ravengro.

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18/09/2017, 20:37
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

ANTES DE LA MEDIA NOCHE.

RAVENGRO, TABERNA DEL DEMONIO REIDOR.

Aunque Gruñido no puede distinguir todos los detalles desde el interior de la iluminada taberna, sabe que algo malo está pasando fuera. Sin duda hay vidas en peligro aunque no puede decir que los aldeanos le den demasiada pena.

Intentar quemar a Gruñido de pequeño, si tener problemas ¡ellos arreglar!

La idea parece clara en su cabeza, pero algo se remueve en su interior. Sabía que ellos no le ayudarían a él, pero al ver a Velkan salir fuera seguido del Amo, el semiorco saca su machete manteniéndolo bajo su capote, en orden de proteger a ambos hombres, muy queridos para él por motivos bien distintos.

Su primer impulso era quedarse al lado del amo Konrad, pero luego ve como su hermano avanza impulsivamente haciendo pedazos a una de las horribles criaturas que revolotean en busca de sangre. Finalmente se decide a ayudar, no tanto por los aldeanos de Ravengro como porque su hermano pueda estar en peligro.

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18/09/2017, 20:49
(CC) Konrad Mykephoros.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

ANTES DE LA MEDIA NOCHE.

RAVENGRO, TABERNA DEL DEMONIO REIDOR.

Al final la velada había sido arruinada por un enjambre de enormes bichos que se cebaban con los pobres aldeanos de Ravengro. Si no hubiera sido algo tan grave, le hubiera dicho a Gruñido que aprovechara la distracción para ir entablar una conversación con el otro semiorco. Sin embargo, sin Gheorghe allí, con Sascha al cuidado del su alter ego, sólo le quedaba Gruñido como guardaespaldas. Con respecto a los valientes y curtidos exploradores que habían capturado al semiorco las cartas ya quedaban al descubierto sobre la mesa. Como había pensado, no eran más que fanfarrones. 

La sola visión de los insectoides y de la sangre le hacían palpitar las sienes.

Pum, pum.

Nada de lo que preocuparse aún. Quizá si mataban a alguna de esas bestias lograran espantarlas y pudieran seguir con lo suyo. En el exterior el manto oscuro de la noche lo cubría todo, así que no se veía muy bien. Konrad se quedó junto a Kendra para ofrecerle su protección. En el camino había cargado un virote en su ballesta y probó suerte con una de las estirges que daba cuenta de la sangre de un aldeano como si del mejor vino de Ustalav se tratase.

- ¡Tks! - Empezaba a estar terriblemente irritado. Gruñido se alejaba de él, sin lugar a dudas para proteger a su "hermano" recién recuperado. Si Sascha hubiera estado allí no habría pasado tal cosa. Pero no estaba. Ahora Konrad estaba solo.

Ojalá estuviera solo. - Como para disimular sus miedos se dirigió a Kendra, de paso justificando su mala puntería. - Sólo quería asustarlos.

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18/09/2017, 21:12
(CC) Velkan Matacambiantes.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

ANTES DE LA MEDIA NOCHE.

RAVENGRO, TABERNA DEL DEMONIO REIDOR.

Salió con velocidad de la taberna al escuchar el ruido, pues aquello podía avecinar peligro y era en esa zona donde él se sentía cómodo. Nada más cruzar el umbral de la puerta hacia el exterior escudo en mano, pudo comprobar que los aldeanos estaban siendo atacados por aquellos seres que en mitad de la oscuridad de la noche, no era capaz de identificar. No le gustaban por lo general los aldeanos de Ravengro, pero estaba casi seguro de que aquellos bichos era todavía menos de su agrado. Sacó su hacha con calma mientras estudiaba a los enemigos para entender como combatían y así ser capaz de causarles más daño.

No tardó mucho en comprender y entender el patrón de las alas que repetían y como podía golpearles por eso se lanzó a la carrera a por el primer enemigo que observó. Movió su hacha hacia delante y trazó un perfecto arco que sirvió para partir en dos el cuerpo del primero de aquellos engendros con una perfección y limpieza digna del mejor cirujano. Fue tan perfecto y elegante su golpe, que el mismo Velkan se sorprendió de haberlo dado con tal precisión en mitad de una oscura.

No se detuvo para regalarse en halagos y realizó un giro con su hacha para hendir el aire y prepararse para ir a por el siguiente enemigo, todavía quedaban muchos por allí que debían ser abatidos.

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21/09/2017, 14:06
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.
DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.
ANTES DE LA MEDIA NOCHE.
RAVENGRO, TABERNA DEL DEMONIO REIDOR.

Unos pasos medidos ante la amenaza de las voraces criaturas que se adherían a los cuerpos ávidamente, llevan a Gruñido a las cercanías de Velkan. Ha hecho saltar un arco de sangre de uno de los bichos con su hacha en un bien medido golpe. Bien por él.

El semiorco mira nervioso al amo Konrad, temiendo que use ese artefacto que lanza afilados pedazos de madera con tanta fuerza. Los seres están pegados a los aldeanos y un error podría hacer que alcanzara a alguno de ellos. Y el Amo nunca ha tenido mucha puntería con esa cosa. Por otra parte era mejor que no se acercaran a él, ya que la escena sería susceptible de empeorar.

Incluso el Doctor Vandel echa una mano arrancando a una de esas criaturas de un asustado aldeano. Si todos colaboraban sería posible que no hubiera más que algún herido leve que lamentar. No es que a Gruñido le importaran los aldeanos, pero la situación podía volverse contra el Amo y eso no sería bueno para nadie.

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25/09/2017, 18:12
(CC) Konrad Mykephoros.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

ANTES DE LA MEDIA NOCHE.

RAVENGRO, TABERNA DEL DEMONIO REIDOR.

Una vez se hubo asegurado de que Kendra estaba bien y lejos de peligro, Konrad comenzó a acercarse a los insectoides, no sin precauciones. Ballesta cargada y movimientos lentos para no llamar la atención. Esa fue la estrategia del noble para realizar la aproximación, sin olvidar ir cerca de Janos que, no sólo llevaba una antorcha encendida, sino que cargaba con la misión de su hermano Gheorghe y, por lo tanto, debía protegerlo a él, al primogénito de los Mykephoros. Cuando llegó al meollo todo el pescado estaba repartido. Por supuesto el hacha de Velkan estaba pringada del viscoso y repugnante interior de los bichos.¡Menudo era el salvaje!

- Janos, será mejor que eches un vistazo a los que han sufrido las picaduras de esas cosas.- Comenzó a tomar las riendas como se esperaba de alguien de su posición.- ¿Gruñidoooo?- Llamó en medio de la penumbra de la noche para que acudiera su lacayo. - Ayúdame a traer a los pobres desdichados para que Janos pueda atenderlos. ¿Nos ayudas, Velkan?-  Cuantas más manos mejor puesto que él no pretendía manchárselas mucho. Así el noble se puso a arrastrar cuerpos pero no tardó mucho en dejar el duro trabajo a otros más cualificados. Dirigió unas palabras más a los "hermanos" del clan de la Gorra Roja para después volver con los demás.

Lo que sí que había sido una sorpresa era la actuación del Doctor Querio. - Creo que ha debido beber demasiado esta noche, Doctor, pero me quito el sombrero ante su actuación. - Dijo no sin cierta sorna al imaginarse al viejo envalentonado por el efecto del alcohol al que, según el mismo le había confesado en su carroza, no estaba muy acostumbrado. - ¿Qué bichos son estos?¿Los conoce?- Konrad tomó a uno de los insectoides caídos y los agarró con precaución de sus alas, no sin antes comprobar que estaba bien muerto.- ¡Puaj! Es asqueroso...- Con un movimiento del brazo lo lanzó hacia lso aldeanos para que pudieran verlo como él lo veía.

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25/09/2017, 18:27
(CC) Konrad Mykephoros.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

ANTES DE LA MEDIA NOCHE.

RAVENGRO, TABERNA DEL DEMONIO REIDOR.

Mientras Konrad "ayudaba" a llevar los cuerpos inconscientes de los aldeanos hacia Janos, se acercó a Velkan y Gruñido con la intención de comentarles algo sin la indiscreta presencia oídos extraños.

- Si queréis ir a ver a ese mestizo prisionero no veo mejor momento. Ayudadme con los cuerpos y yo luego mantendré a la gente distraída. Podríais abandonarnos con la excusa de ver si queda alguno más de estos bichos por los alrededores.

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26/09/2017, 13:19
(CC) Velkan Matacambiantes.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

ANTES DE LA MEDIA NOCHE.

RAVENGRO, TABERNA DEL DEMONIO REIDOR.

Pese al ruido y al griterío que habían causado las estirges no resultaron ser enemigos demasiado peligrosos y su hacha se abrió paso entre ellos como cuchillo por la mantequilla. El último de los bichos que quedaba vivo estaba muy lejos y Gruñido corría tras él por lo que se despreocupó de perseguirlo.

Se limpió con su mano derecha los pequeños resto de sangre que tenía por su cara y con cuidado limpió su hacha para luego guardarla al igual que su escudo. El peligro había acabado y ahora tenían que preocuparse de los heridos y supervivientes. No es que aquellos aldeanos preocuparan demasiado a Velkan, pero parecía no quedar más remedio que hacerlo. Sin matarse, ni poner demasiado esfuerzo comenzó a ayudar a los heridos y los trasladó hacia el interior de la taberna. El ataque en mitad del pueblo era algo extraño y peligroso, los bichos como aquellos no solían adentrarse en una población para atacar así. Solían temer o tener cuidado con los humanos y eso le extrañaba.

Gruñido y el Doctor, que había resultado sorprendentemente útil en el combate, volvían tras acabar con el último enemigo que les quedaba.

¿Es normal que ataquen un poblado así? ¿Por qué?

Las preguntas iban dirigidas al doctor que parecía conocer bastante el procedimiento de aquellas bestias y aunque él creía tener posibles respuestas para ambas, prefirió consultar al presunto experto.

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26/09/2017, 18:49
(CC) Doctor Querio Vandel.

Hubo en el aire dos tipos de impulsos... Algunos huían o se mantenían alejados; otros, por contra, se lanzaron hacia las estirges para ayudar. Gente como Velkan, arremetieron contra los monstruos más cercanos. En el caos, el Doctor Vandel evaluó el campo de batalla e identificó un problema. Un cuello de botella entre dos edificios que podría retrasar el avance. Una solución lineal haría que los más alejados probablemente muriesen.

Era el momento de que brillase el pensamiento lateral, era el momento de tomar por la tangente. Un rodeo bastaría para prestar ayuda allí dónde era más necesaria. Querio se escabulló por la orilla del río, y torció de nuevo a la acción un par de casas más allá. Allí estaba el primer enemigo, ocupado en otros temas. Avanzando con cuidado, el Doctor Vandel logró aproximarse sin ser visto, tomándolo por sorpresa. De un golpe de bastón, libró a uno de los aldeanos de la bestia que le extraía sangre.

Había llegado a la plaza, antes que Velkan, antes que Konrad. Salió del callejón, en un nuevo ataque por sorpresa, golpeando a otra estirge que estaba más pendiente de la comida que de las amenazas.

Por aquel entonces ya solo quedaba una estirge, en la otra punta de la plaza. Ya no había posibilidades de acercarse sin ser vistos. Ya no era el momento del sigilo y la sorpresa. Querio corrió tras el último enemigo.

¡Cuidado! ¡Si se va, pondrá huevos, y esto volverá a pasar!

Gruñido acabó con la última estirge, y el Doctor Vandel ya se pudo relajar... Bueno, no. Aún quedaban un montón de heridos.

¡Llevadlos a la posada!-indicó a los aldeanos que estaban allí ayudando a sus vecinos-¡Les han quitado mucha sangre! ¡Necesitan agua y alimento! ¡Nada de alcohol, porque deshidrata! ¡Fruta desmenuzada! ¡Agua con azúcar!

Decía lo primero que se le venía por la cabeza, pero en aquella situación de crisis cualquier estupidez parecía tener sentido. Se aproximó a Konrad.

No confundas mi paso a la acción con una borrachera, Konrad. Soy un hombre de paz. Solo actúo si la situación lo requiere. Bueno... Puede que haya bebido algo de más, sí.

El Doctor colocó su mano tapando nariz y boca, para olerse el aliento. Después señaló con la punta del bastón a uno de los chupópteros muertos.

Se llaman estirges... A pesar de su aspecto, están más emparentadas con los lobos o las comadrejas que con los insectos. Hay que tener cuidado, porque son criaturas de pantano. Las aguas estancadas son foco de enfermedades. Aunque los hayamos salvado de las estirges, necesitaremos vigilar a las víctimas de este ataque por si enferman...

Disculpa, yo también vuelvo a la posada, a cuidar de esta gente.

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26/09/2017, 19:27
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

ANTES DE LA MEDIA NOCHE.

RAVENGRO, TABERNA DEL DEMONIO REIDOR.

A pesar de su implacable avance armado con el funerario machete, Gruñido lo hacía lentamente, atento a lo que le rodeaba y así poder reaccionar si un peligro amenazaba al Amo. Si bien también vigilaba la espalda de Velkan mientras éste blandía con letal acierto su hacha, gran parte de su atención estaba en Konrad. Si él era amenazado un peligro peor podía caer sobre Ravengro, y el semiorco no deseaba eso para nadie.

Era por eso que continuamente Velkan y el Doctor Vandel (menudos bastonazos pegaba el viejo) se adelantaban a sus avances acabando con las criaturas a diestro y siniestro, cosa que Gruñido aplaudía interiormente. Sólo cuando el último de ellos parecía querer huir desaforado, se atrevió el cochero a imprimir una rápida carrera a sus piernas que acabó con un tajo certero de su machete con la última de las asquerosas criaturas. Las palabras del Doctor aún resonaban en sus oídos. ¡Si se va, pondrá huevos, y esto volverá a pasar!

Por suerte no había sido así, y todas las estirges estaban muertas y bien muertas. Inclinó la cabeza al cercano Doctor en señal de mudo reconocimiento a sus esfuerzos, indicando así mismo que aquello había acabado.

En su mente el cochero sentía una extraña conexión con las bestias, pero no había percibido apenas nada en estas criaturas más que un sediento murmullo que parecía un zumbido que sólo hablaba de saciar su sed de sangre. Sin duda eran monstruos mágicos de alguna clase que poco tenían que ver con el mundo natural que Gruñido apenas comenzaba a entender.

Luego llegaron las órdenes del amo Konrad, y enfundando el machete Gruñido se aprestó a cargar los cuerpos de los heridos hacia la cercana taberna en orden de que pudieran ser atendidos. Con sus gruesos y simiescos brazos el cochero cargaba a los aldeanos de dos en dos como si de niños se trataran así que el trabajo pronto estuvo hecho.

Pero el ínterin fue abordado por el Amo el cual le dio ciertas ideas acerca de cómo actuar a continuación. Gruñido asintió y tras dejar al último aldeano en la posada salió al exterior haciéndole una seña a su hermano Velkan.

– ¡Velkan! Mejor asegurar no más voladores chupasangre por aquí. ¿Venir a mirar?

Una vez fuera del radio de luz de la posada Gruñido aprovecha la oscuridad para asir una de las repelentes criaturas y ocultarla bajo su capote en orden de contar con una buena excusa si alguien les encontraba haciendo lo que no debían. Tras eso y esperando que Velkan le siguiera, se dirigió a la zona trasera del edificio donde supuestamente el mestizo semiorco se encontraba.

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27/09/2017, 01:01
(CC) Janos Dimitriev Mykerinos.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

ANTES DE LA MEDIA NOCHE.

RAVENGRO, TABERNA DEL DEMONIO REIDOR.

El panorama al exterior de la taberna no es lo que uno espera, y desea, ver en una calmada noche de copas y música. Unas asquerosas criaturas aladas atacan a los aldeanos, drenando su sangre como si se tratase de infernales zancudos gigantes. No dudo un momento y saco mi escudo mientras le ruego a Sarenrae para que me oriente en esta batalla.

 - "Diosa del sol, orienta mis manos para no errar."

Entonces noto que no tengo suficiente luz para luchar cómodamente, por lo que guardo mi escudo mientras saco mi cimitarra, buscando con la mirada una antorcha encendida que portar. Avisto una cercana y la retiro de su soporte para llevarla en mi mano izquierda, brindándome a mí y a mis compañeros la luz necesaria para asestar los golpes que acabarán con estas amenazas.

Avanzo todo lo rápido que puedo hacia los enemigos, pero mis compañeros les derrotan con facilidad, terminando el combate antes de que pueda realmente participar en él.

Sin pensarlo dos veces, guardo mi cimitarra y comienzo a atender a los heridos, tal como indica Konrad. Escucho también las palabras del Doctor Vandel acerca de las criaturas y lo que hacen:

"Pérdida de sangre y posible infección."

Con ello en la mente, reviso su estado e intento suministrarle los primeros cuidados para estabilizarles, para que ninguno sufra un paro cardíaco ni una baja muy grande de tensión. Agradezco cuando me ayudan a llevar a los heridos al interior, para poder tratarlos de mejor manera.

"A ver si con el esto el pueblo nos aprecia un poco más..."

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27/09/2017, 21:29
Ustalav.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

DESDE LA MEDIA NOCHE HASTA BIEN ENTRADA LA MADRUGADA.

RAVENGRO, PLAZA DEL PUEBLO.

Se viven momentos muy angustiosos y llenos de confusión en la plaza del pueblo de Ravengro. Unas criaturas aladas (estirges) atacan a los aldeanos, incapacitando a varios y chupándoles la sangre.

Ante la cobardía de los supuestos cazadores de monstruos que capturaron a un semiorco hace poco, y la parálisis de las fuerzas del orden local, son los antiguos amigos del Profesor Lorrimor quienes se hacen cargo. Velkan destroza a tres de las alimañanas, demostrando una notable ferocidad marcial; el Doctor Vandel abate a dos a bastonazos, mostrando que tal vez no sea del todo el frágil anciano que aparenta ser; y Gruñido abate a la última criatura cuando ya estaba en plena fuga.

Tras la lucha y el enorme caos que se produce como consecuencia de la misma, el noble Konrad Myjephoros, y no los Concejales o el Sheriff, es quien se ocupa de que los heridos sean recogidos y atendidos.

El Escudero Janos y el Doctor Vandel son quienes se ocupan de la atención médica propiamente dicha. Se salvan cinco vidas, mientras que un sexto aldeano está muy grave y es posible que no llegue a recuperarse, aunque finalmente es trasladado a su casa por su familia, cuando Janos constata que no puede hacer mucho más por él, excepto tal vez rezar.

Konrad habla con unos y con otros, tranquilizando a mucha gente, pero también sembrando sútilmente la discordia en contra de los tres cobardes cazadores de monstruos. Hablando con el Concejal Muricar, averigua además que uno de los cinco mayores criminales de la historia de la prisión abandonada de Harrowstone era un flautista capaz de convocar y controlar con su música a seres como las estirges, para que atacaran y mataran a sus víctimas. Esto lo comenta el Concejal de pasada como anécdota durante la noche, sin establecer una posible conexión con los hechos de esta noche.

Mientras, Velkan y Gruñido se acercan a la oficina del Sheriff, aprovechando que sus ayudantes han salido y la semiorca se encuentra sola en su celda. Mientras Velkan vigila, Gruñido logra intercambiar, aunque con dificultad, algunas frases en orco con la prisionera.

Unas horas más tarde, los cinco regresan junto con Kendra Lorrimor a la casa de ésta. Allí se encuentran a Buscador de la Verdad consciente, sentado en el sofá en el comedor de la casa, pero un tanto aturdido aún tras haber dormido profundamente durante horas. Está sediento y un tanto confuso. Sascha al parecer ha salido y en la cocina faltan algunos enseres.

Notas de juego

// Salen de escena: Doctor Vandel, Gruñido, Janos, Konrad, Velkan, Kendra Lorrimor. - Siguen en: Casa Lorrimor.

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13/10/2017, 14:28
CC: Ravengro: Sheriff Benjan Caeller.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PLAZA DEL PUEBLO.

La plaza apenas podía contener más gente, parecía que se había reunido allí toda la población de Ravengro, lo cual tampoco era algo extraño pues era un pueblo tranquilo y apenas pasaba nada, o al menos así era hasta la muerte del Profesor Lorrimor. Frente a la cárcel habían dispuesto una pequeña tarima y en ella pudieron ver encadenada a Grurcha la semiorca. Al menos de lejos nadie podría distinguir si era macho u hembra, pero estaba claro que su tamaño era menor que el de Gruñido y se encontraba más famélica, desaliñada y sucia, en ese estado no daba demasiado miedo. Los tres cazadores bajaban de la tarima mientras Grurcha hacía unos sonidos guturales que si pretendían asustar a alguien estaban consiguiendo otro efecto. La llegada de nuestros protagonistas coincidió con unos gritos de apoyo por parte del público hacia los cazadores que acababan de exponer sus alegatos acusatorios y el Sheriff hacía gestos con la mano para que la gente se callara y poder tomar la palabra.

-¡Ciudadanos de Ravengro! ¡Calma por favor! -Esperó a que la multitud se calmara un poco antes de continuar.- Hemos oído los alegatos de estos hombres. La criatura es peligrosa y está claro que sirve a los orcos, si la liberamos los traerá hacia aquí y nuestro pueblo será arrasado. Por otro lado el pueblo no puede permitirse un encarcelamiento de larga temporada hasta que pasen por aquí las autoridades superiores. Así que en vista de los hechos propongo su ejecución inmediata, ya sea bien en la horca o en una hoguera, el método lo decidirán los señores Concejales.

Sin más que añadir cedió la palabra a estos para que dieran el veredicto final.

Notas de juego

// Entran en escena: Buscador de la Verdad (Gabriel Alarico), Doctor Querio Vandel, Gruñido, Janos Dimitriev Mykerinos y Velkan Matacambiantes. - Vienen de la escena: Casa de Kendra Lorrimor.

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13/10/2017, 14:34
CC: Ravengro: Concejal Gharen Muricar.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PLAZA DEL PUEBLO.

Los concejales intercambiaron algunas palabras y finalmente fue Gharen Muricar quien tomó la palabra en representación de todos.

-¡Ya habéis escuchado los testimonios de los cazadores y la recomendación de nuestro Sheriff! ¿Alguien tiene algún testimonio adicional o quiere añadir algo? De no ser así tomaremos una decisión de manera inmediata.

Hubo murmullos y expectación generalizada, aunque no parecía que nadie fuera a añadir nada más a lo que se había dicho, más bien todos esperaban el desenlace del juicio. Mientras el grupo avanzaba por la plaza los habitantes se apartaban, todavía no habían cuajado de todo bien en el pueblo a pesar de lo acontecido la noche anterior con la estirges. Además la presencia de otro semiorco allí hacía que algunos estuvieran suspicaces.

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13/10/2017, 19:46
[RIP] (CC) Buscador de la Verdad (Gabriel Alarico).

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PLAZA DEL PUEBLO.

Al final había resultado ser un grupo bastante más nutrido de lo que Buscador había imaginado en un principio. Al doctor y al detective se habían sumado el semiorco y Janos, a petición de Konrad ambos, y más tarde Velkan y Kendra con sus propias razones.

Al primero, Gruñido, Konrad lo había mandado con la excusa de que compartiera sus hallazgos aun a sabiendas de que allí un orco defendiendo a una orca valía poco menos que una mierda. La gente escucharía su testimonio porque no tenía más remedio pero se taparían la nariz para no tener que olerlo.

Al segundo, Janos, lo había mandado el noble aduciendo la preocupación por su hermano. El detective podía llegar a creérselo, aunque no sabía muy bien por qué le hubiera parecido mucho más verosímil el que la preocupación no fuera tanto por el familiar sino por algo que este podía haberse llevado con él en el momento de su desaparición, algo que consideraba de su propiedad, como ese anillo que tan pronto había estado en quitar a Réquiem para ponérselo en un dedo.

Velkan los acompañaba no tanto porque quisiera o considerara necesaria su pequeña excursión sino porque las paredes y la inacción lo desesperaban. O al menos esa era la impresión de Buscador.

Kendra había ido para hacer la compra, pero tan solo después de la insistencia de Konrad para que lo hiciera, insistencia que obviamente probaba que su interés para su marcha eran otro muy distinto a que la anfitriona cumpliera sus tareas como ama de casa o la salud de la propia Sascha. Más aún teniendo en cuenta que también había mandado a Janos fuera, aquel en el que todos parecían confiar para tratar aflicciones y heridas.

Pero poco importaban las razones de unos y otros: habían llegado al juicio bastante más tarde de lo esperado.

- Haré todo lo que esté en mi mano para ayudarla, Gruñido- dijo bajando la voz y apoyando la mano en el hombro del semiorco.- Pero necesito saber algo, y rápido: ¿los cazadores que dieron con ella, son del pueblo? ¿Son paisanos de todas estas gentes? 

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13/10/2017, 21:06
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PLAZA DEL PUEBLO.

Un alicaído Gruñido caminaba arrastrando los pies mientras recordaba como el amo Konrad se había evadido de hacer lo correcto esta vez. No parecía importarle después de años de alcohol y fumar sustancias nocivas, más destino que el suyo propio y el verse arropado por su cohorte en su propia crapulencia. Esta vez se había alejado del conflicto en ciernes, dejando a Gruñido la imposible tarea de bregar con los furiosos aldeanos. Era como si le hubiera quitado la capucha cuando estaba atado a aquel poste en aquella noche tan lejana en el tiempo para que convenciera a los aldeanos que no lo quemaran vivo: Algo inútil.

Las voces de los emperifollados hombres de alta cuna, así como la del malhadado y complaciente para con su público sheriff llegaron a sus oídos con las palabras de quienes ya habían emitido su juicio. Todo seguiría hacia adelante, y si el destino había de verse cambiado por sus capacidades de comunicación, bien podrían haberle pedido que tallara un velero allí mismo. Las posibilidades de éxito eran las mismas.

Entonces el señor Alarico palmeó su hombro, y a pesar de que sus palabras parecían bienintencionadas, no podía esperar un milagro de un hombre al que no veía desde hace una década. Pero si quería saber cosas, por los dioses que se las diría.

- Grrwww... Esos cazadores ser unos tuercebotas. Ser furtivos, no vivir aquí. Quizás conocer alguna joven que engañar para llevar al catre con mentiras, como lo que contar sobre cómo atrapar Grurcha. Pero no ser del pueblo si es lo que querer saber. -

Gruñido mira furiosamente a la enfervorecida multitud, recordando el calor del fuego en su piel que sintió tantos años atrás. Estaba planteándose ciertas acciones y sólo el devenir de los siguientes acontecimientos determinarían cómo acabaría esa mañana. Puede que el Amo perdiera su cochero ese día.

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13/10/2017, 22:28
(CC) Velkan Matacambiantes.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PLAZA DEL PUEBLO.

Velkan iba cerrando la marcha del grupo, caminaba en último lugar algo distraído y con la vista en el suelo. Aquello no era lo que él quería, deseaba ir a la prisión de Piedra Alzada y cumplir su deuda con el profesor Lorrimor. No llegaba a entender todavía como funcionaban los viajes y la niebla amarilla y eso le preocupaba enormemente. Temía ser transportado al otro lugar y no poder volver a cumplir su promesa, fallando de este modo a su difunto amigo. Ese pensamiento estaba de forma constante en su cabeza y no era capaz de liberarse de él desde su vuelta.

Casi sin darse cuenta estaba en la plaza de Ravengro junto al resto, sus entrenados sentidos perdían utilidad en un lugar tan cargado de gente y de ruido ese era uno de los motivos para que no le gustara la civilización. Los pueblerinos estaban apilados deseando ver un poco de sangre y volcar todas sus frustraciones y odios sobre la semiorca. Pudo distinguir con claridad a los cazadores que se pavoneaban de haber cazado a su presa y los evaluó con ojos de profesional. No tenía la menor duda de que podría abrirlos a los tres sin ningún problema, pero aquella no era su batalla. No dudaba de la historia de la mujer, pero él no mataba a hombres así porque sí, no era un asesino.

Desde su posición no alcanzó a escuchar la conversación que Gruñido y Alarico mantenían y dada la situación prefirió concentrarse en Kendra y mantenerla vigilada para evitar que en medio de todo aquel barullo la joven pudiera resultar dañada.

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15/10/2017, 12:16
(CC) Doctor Querio Vandel.

El Doctor Querio había decidido permanecer al margen de la situación jurídica de la semiorca. Sin embargo, su curiosidad seguía activa. Así que cuando el Concejal Gharen Muricar dió la vez para que cualquiera pudiese hablar, el Doctor levantó la mano.

¡Yo! Yo quisiera hacer una pregunta. El Sheriff mencionó que "el pueblo no puede permitirse un encarcelamiento de larga temporada". ¿A qué se refería? ¿No se lo puede permitir económicamente? Echando cuentas... un preso a pan y agua puede consumir media barra de pan al día. Una barra de pan puede costar 2 piezas de cobre. Un mes de encierro puede costar tres piezas de plata a las arcas públicas. ¿Ravengro no se puede permitir tres piezas de plata al mes?

Podía haber añadido la puntilla, preguntando si el pueblo de Ravengro estaba en bancarrota, o insinuando que sus políticos se habían llevado el dinero. Pero a Querio no le motivaba inducir una revuelta, sino aclarar sus dudas.

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15/10/2017, 13:03
CC: Ravengro: Aldeanos.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PLAZA DEL PUEBLO.

A la pregunta del Doctor Vandel, que insinuaba que en Revengro eran unos pobretones, siguió un tenso silencio. A algunos no les había hecho gracia la intervención de aquel grupo de extranjeros metomentodo y los ánimos lejos de aplacarse se iban encendiendo. Una voz entre la muchedumbre respondió al Doctor.

-¡Pues págalas tú, listo!

Un coro de risas comenzó a escucharse en la plaza mientras se reían de Vandel y sus amigos. Ningún extranjero iba a decirles como debían hacer las cosas allí, quizás la intervención con las estirges la noche anterior les había librado de una reacción peor, pero el grupo no era visto con buenos ojos de todas formas.

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15/10/2017, 13:05
CC: Ravengro: Concejal Gharen Muricar.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PLAZA DEL PUEBLO.

El Concejal Gharen Muricar tampoco parecía muy satisfecho con la situación, la pregunta no había aportado nada al juicio y tan solo les estaba haciendo perder el tiempo. Quería acabar con aquel asunto lo antes posible, al igual que todos sus compañeros.

-Bien. Si nadie puede aportar ningún otro testimonio procederemos a dar nuestro veredicto.

El Concejal se volvió dispuesto a parlamentar con sus compañeros, aunque en vista de lo escuchado no había mucho que discutir. Era evidente que el tiempo de la semiorca era cada vez más escaso.

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15/10/2017, 19:16
[RIP] (CC) Buscador de la Verdad (Gabriel Alarico).

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, 6 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PLAZA DEL PUEBLO.

Apenas pudo evitar poner los ojos en blanco al escuchar al doctor. Al hablar el hombre había demostrado el mismo tacto que con el asunto del lobo. Pero nada se ganaba regodeándose en las meteduras de pata y aún tenían una oportunidad por remota que esta fuera.

- Deseadme suerte.- Nada más decir aquello lamentó haberlo hecho, porque si al final salía bien podían achacar el éxito a la suerte y no a su dotes de convicción frente a un público no demasiado receptivo.

Buscador dio un paso al frente.

- Concejales. Sheriff- saludó a las autoridades antes de alzar la voz para dirigirse al resto del pueblo.-¡Habitantes de Ravengro! Soy Gabriel Alarico. No creo que nadie aquí me conozca, y como tal no espero que mis palabras valga más que las de un simple forastero, pero tampoco espero que valgan menos que la de uno de ustedes, porque el valor de lo que diga no depende de quién soy o de dónde vengo. Apelaré a la razón y a la lógica, a la que nadie es ajeno, evitando siempre que me sea posible recurrir al miedo y a las pasiones. Porque miedo y pasiones han vendido y venderán siempre más que la pura lógica. Si quisiera basar mi discurso en el miedo no tendría más que decir que si realmente pertenece a una tribu orca, esta podría estar buscándola ahora mismo. Seguirían su rastro hasta aquí y quién sabe qué harían al saber que ha sido ejecutada. Pero no lo haré. Ese no es mi argumento.

Aunque siguió el discurso completamente serio, el detective sonreía para sus adentros. Ya había sembrado la semilla del miedo paraante aquellos que inevitablemente perderían el hilo de lo que iba a decir a mitad del discurso. Así pues había reservado para los tontos el miedo, para los listos la lógica y para los que carecían de criterio lo que dijera el grupo más grande de los dos primeros, que normalmente era el del miedo.

- Por favor, respondan a esta pregunta: ¿Por qué está ella aquí sola? Tómense su tiempo. ¿Por qué no hay ningún orco más? De haberlos, ¿no hubieran traído más prisioneros los que la capturaron? ¿No hubieran traído sus cabezas de haberlos matado? Después de todo a qué cazador no le gusta un trofeo, más cuando puede llevar aparejada una recompensa- Guardó silencio.- Así pues planteo una vez más la pregunta: ¿Por qué está ella aquí sola? La respuesta es sencilla: porque cuando la capturaron estaba sola. No había nadie más, solo ella. Eso hace que nos tengamos que plantear otra pregunta: ¿qué hacía ella allí sola? ¿Por qué no había ningún orco más? ¿Por qué los que la capturaron no se toparon con nadie además de ella? Algunos dirán que es porque es una exploradora, pero los que lo digan saben también que los exploradores no trabajan nunca solos, igual que los cazadores que dieron con ella no cazaban solos. Por tanto, ¿qué hacía ella allí sola?- repitió.- La respuesta una vez más es sencilla porque es la única posible: no pertenece a ningún grupo orco, no pertenece a ninguna tribu. Allí donde la capturaron estaba tan sola como lo está aquí. ¿Por qué? La desconfianza nos lleva inevitablemente a formular esa pregunta. ¿Porque quién viaja solo en estos tiempos? Y otra vez la respuesta no puede ser otra diferente a esta: aquel que no puede permitirse viajar acompañado.- Una vez más guardó silencio, en esta ocasión intentando ordenar sus pensamiento antes de pegar el salto.- Es una fugitiva que huye precisamente de aquellos a los que decís que pertenece. Es una esclava que huye del yugo de aquellos para los que la acusáis de trabajar. Estaba sola porque no tenía a nadie más que a sí misma, nada más que la libertad que tan cara puede valerle. Sé que esto último es un salto muy grande, afirmar con rotundidad que la semiorca aquí encadenada es una fugitiva de los orcos, pero es lo que ella os habría dicho de haber preguntado. Es lo que ella dijo ayer cuando se la preguntó. Y una vez observado los hechos, su situación, las circunstancias de su captura, ¿no resulta más lógico pensar que es una fugitiva que huye de los orcos antes que una aliada de ellos?

Observó los rostros de los presentes esperando percibir en ellos si estaba teniendo éxito.

- Nos hallamos pues ante lo que en principio parecería una disyuntiva. Pero he aquí que las soluciones no son dos. No se decide entre la vida y la muerte, porque si bien la muerte es una única opción, existen muchas opciones de vida. Creo que las circunstancias de su captura y su situación ofrecen suficientes dudas sobre su culpabilidad, dudas que no hacen sino aumentar si se toma en cuenta el testimonio de la orca. Un testimonio que se ajusta bastante más a los hechos que la creencia ilógica de que por ser orca tiene que trabajar para los orcos. Así pues, ¿qué razón queda para acabar con su vida? Si es enemiga de los orcos, ¿no es más valiosa como aliada? Y si aun con todo no podéis confiar en ella aunque sea inocente, ¿por qué no escoltarla lo más lejos posible del pueblo y dejarla marchar?