Partida Rol por web

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL SOL, 9 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA.

Finalmente, la puerta en la que se habían entretenido cayó, revelando... Nada. Bueno, revelaba el exterior, otra posible salida, a juzgar por el repentino aumento de luz procedente del cielo abierto que se colaba por el marco, pero aparte de eso, nada útil. No creía que aquella pérdida de tiempo marcara ninguna diferencia, claro, pero aún así suponía hacer un derroche que no se podían permitir. 

Al menos, ya estaban listos para seguir. Con paso firme, empezó a descender, en dirección al sótano. 

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MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL SOL, 9 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

Ver la luz solar de nuevo sin duda fue un alivio, aunque también se coló una fuerte ráfaga de viento invernal.

El grupo descendió por las escaleras hasta la planta baja y desde allí, en la sala de entrenamiento, se descolgaron con cuerdas de nuevo hacia la opresiva oscuridad.

Allí, la sensación de maldad sobrenatural era prácticamente palpable, como si una mano gélida estrujara las entrañas de cada uno mientras una mente enferma y diabólica aguardaba para sumirlos en la locura y en el eterno sufrimiento de la no muerte.

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MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL SOL, 9 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

Finalmente todo el grupo decide ponerse en marcha. Al parecer, su búsqueda no ha resultado en nada pero me conformo con que nadie haya salido herido pues son muy pocas las capacidades curativas que me restan y no deseo gastarlas en algo que podría haber sido evitado.

Cuando nos reunimos, es hora de bajar las escaleras para llegar a la planta baja. Apenas llegamos ahí clamo nuevamente por el poder de Sarenrae para que me brinde la luz necesaria para continuar:

 - "¡Oh Sarenrae! ¡Ilumina nuestro camino una vez más! ¡Ahora y siempre!"

Toco la parte frontal de mi escudo para que se ilumine y podamos ver por donde avanzamos. Si comúnmente es peligroso moverse sin la luz apropiada, en este lugar es un suicidio. Cuando la luz de mi diosa alumbra a nuestro alrededor, recuerdo que deberíamos traer uno de los objetos malditos que creo saber como se utiliza y cuyo dueño aún no hemos enfrentado.

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DÍA DEL SOL, 9 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

Réquiem no ayudó a Gruñido para abrir la trampilla, solo se podía intentar uno por uno y la fuerza del hombre no se podía comparar con la del semiorco. Después la advertencia de Janos llegó a sus oídos, por lo que la insistencia en abrir la trampilla desapareció de inmediato.

Unos minutos más tarde ante los ojos de Alexei Mykephoros se abrió otra vía de escape gracias a las acciones de Sascha y Gruñido, lograron abrir la puerta que daba a una balconada, en el exterior de la prisión. Un miedo atroz se apoderó de Réquiem y su voz se alzó entre los presentes – “¡NO! ¡Es peligroso! ¡Teneis que cerrar la puerta! ¡La niebla amarilla entrará y nos matará a todos!” – fue más un acto reflejo que una acción pensada, al estar en esa prisión encerrado su mente le jugó una mala pasada pensando que seguía dentro del asilo, una mala jugada del temor y los terrores que padecía en el interior de su alma. Su corazón se había acelerado y el sudor recaía por su frente, fue unos segundos después al ver la luz del sol en el que se fijó que la niebla no estaba y había caído de nuevo de pies al suelo, no estaba en el asilo, estaba en otro lugar.

- “Lo… lo lamento…” – se disculpó ante sus compañeros.

Una vez abierto ese camino decidieron ir hacia el sótano, en ese punto se reunió el grupo de aventureros y el bardo escuchó la petición de Janos.

Finalmente, el poeta se negó a curar al lobo llamado Tarath, ya que se negaba a bajar y por su estado solo le quedaba un conjuro por lanzar, el dramaturgo prefirió guardarse ese conjuro para más adelante, para otra situación que fuera de más necesidad.

Una vez en el punto de descenso, Réquiem bajó por las cuerdas y sintió la oscuridad aterradora y tragó saliva, no sabía si era el  hombre andrajoso o otros peligros que acechaban en esas mazmorras. Gracias al poder de Janos la luz desveló lo que la oscuridad escondía, ahora si había algún enemigo lo verían venir. 

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DÍA DEL SOL, 9 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

Gheorghe miró con preocupación a Alexei cuando soltó aquellos gritos, sabiendo, probablemente mejor que parte de los presentes, a qué se refería exactamente. Al fin y al cabo, él había estado al otro lado. Se había mantenido firme y recto, por supuesto, pero había visto aberraciones y escuchado a los supervivientes. Probablemente la mente de su joven hermano aún no se había acostumbrado a que no se encontraba en aquel lugar, y rehuía el contacto con el exterior, probablemente con sensatez. 

Por eso, no dijo nada. Ya que, en el fondo, entendía. No podía reprocharle nada, y pocas palabras de ánimo efectivas podía dedicarle. Lo único que estaba en posición de hacer era continuar con aquella empresa, llevarla a buen puerto y quizás, entonces, pudieran ayudar a aquellos atrapados al otro lado. Con su resolución renovada, avanzó a paso firme hacia el sótano, y una vez en él, empezó a escrutar alrededor, murmurando por lo bajo una plegaria. 

No estuvieron en la planta superior mucho más. Aunque tratasen de retrasarlo, tarde o temprano deberían volver a las mazmorras de la prisión. Cuando Janos trató de desviarse para pedirle el libro maldito a Vesorianna, el Doctor trató de persuadirle.

El libro perteneció al Hombre Salpicadura-recordó-. Su verdadero nombre fue Hean Feramin, experto en antroponomástica.

Asintió, como si los demás entendiesen lo que el Doctor trataba de decirles. Luego dudó. ¿Sabrían ellos el significado de la palabra antroponomástica? Sí, claro que sí. Bueno, quizás Gruñido no.

La antroponomástica estudia el origen de los nombres propios, Gruñido. Según su ficha, cree en el poder de los nombres. Como prolegómeno a sus crímenes, escribía las letras una a una hasta completar el nombre de la víctima. Es el responsable de las pintadas, lo de la letra ele en la estatua del homenaje a los fallecidos en el incendio, y otros actos vandálicos en el pueblo.

Anoche, Kendra nos comentó que habían aparecido más letras-comentó a Janos y Gheorghe, que habían pasado la noche en Piedra Alzada y no pudieron hablar con ella-. Es por eso que supongo que el Hombre Salpicadura no está en estas ruinas ahora mismo, sino en el pueblo, y el libro no será necesario en las mazmorras... Creo.

Si tenéis que escribir el verdadero nombre del Hombre Salpicadura en su propio libro para tener poder sobre él, os deletreo el nombre para que os sea fácil de recordar... Hache de hagiografía, e de escolopendra, a de angiosperma, ene de nasofaríngeo. Después un espacio en blanco, y luego el apellido... Efe de fantasmagoría, e de escolopendra, erre de ranunculáceo, a de angiosperma, eme de munificencia, i de inveterado, ene de nasofaríngeo. Es una regla nemotécnica, al recordar palabras de uso común que empiezan por las letras del nombre que quieres memorizar. Así no tendréis dificultades si en algún momento nos enfrentamos al Hombre Salpicadura y las circunstancias obligan a escribir su otra identidad.

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DÍA DEL SOL, 9 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

Con el libro maldito en mi manos, siento que tenemos alguna posibilidad de vencer a ese espectro. No sé cual será la capacidad de esa manifestación, considerando que cada uno de los que nos hemos encontrado ha sido algo de naturaleza muy diferente.

"El enano manifestaba cráneos que atacaban, el Flautista paralizaba y maldecía además de comandar a esas criaturas chupasangre mientras que el Padre Charlatán te sumía en una elaborada ilusión. ¿De qué serán capaces los que quedan? No hay como saberlo."

Bajamos la cuerda y llegamos nuevamente a las mazmorras. El Doctor Vandel da su opinión, a la que respondo con calma y condescendencia:

 - "Muchas gracias por su exposición, Doctor, pero el modo que he concluido como el apropiado para utilizar este libro es simplemente romper sus páginas estando muy cercano al enemigo. No sé de su nombre original ni sé si será un conocimiento útil, así como todas las palabras de su mnemotecnia, pero necesitaré que alguien tenga el libro y se acerque lo suficiente para comenzar a romper sus páginas."

Me giro hacia Sascha, en quien confío para que lo haga pero la mujer está subiendo nuevamente hacia la parte superior retirándose:

 - "¿Sascha?"

Mi boca queda abierta pues no sé qué sucede y esto supone una decepción importante. Algunos le hablan, para hacerle cambiar de opinión pero la mujer no es alguien que tome sus decisiones a la ligera. Sabiendo que alguien tiene que hacerlo, me giro a Alexei y le tiendo el libro:

 - "Necesito que lo hagas. Yo creo poder afectar con mis golpes a los espectros restantes y llamaré su atención también, por lo que debes acercarte detrás de mí y romper sus páginas. No sé cual será el efecto maldito del objeto por lo que solo rompe las páginas de a una. Si sientes algo muy malo, un daño o algo así, solo deja el libro caer y confiemos en nuestras capacidades. ¿Puedes hacerlo?"

Si tuviese algún poder como los del Flautista o el Padre Charlatán, lo más probable es que yo sea suprimido y será él el único con capacidad de afectarle. Si eso falla, solo me queda esperar a poder seguir dañándole lo suficiente como para acabarlo. Ser el único con la capacidad de derrotar a estos incorpóreos es una gran responsabilidad.

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DÍA DEL SOL, 9 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

Gheorghe frunció el ceño ante la exposición del doctor Vandel, pero no dijo nada, pues sinceramente ignoraba el modo de usar aquellos objetos. Habían vencido ya a tres apariciones sin usarlos, y confiaba en que podrían continuar del mismo modo. Ignorando lo que pasaba en su retaguardia, y confiando en que el grupo le seguiría, continuó con su marcha hacia el sur. Uno de los caminos que no habían explorado, y quizás, el que contendría a uno de los espectros que debían derrotar. 

-Adelante y con cuidado-dijo con tono decidido.

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DÍA DEL SOL, 9 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

Una vez abajo miró a su alrededor, todo estaba oscuro pero gracias a la luz proyectada por sus compañeros algo de claridad se veía a su alrededor. Alexei escuchó la conversación entre el Doctor Querio Vandel y Janos Dimitriev Mykerinos, sobre el libro del Hombre Salpicadura.

<< El Hombre Salpciadura… el Hombre Andrajoso… ¿Tendrá alguna relación? Hean Feramin… >>

La mente de Réquiem empezó a indagar por sus escuetos recuerdos y sus conocimientos para ver si había algún tipo de relación.

<< Antroponomástica... >>

Se quedó algo sorprendido ante esa palabra, no sabía exactamente que podía ser y atendió a las palabras del sabio Doctor. Después de haberse centrado en todo lo que dijo, el poeta afirmó llegando a la conclusión de memorizar el nombre del Hombre Salpicadura.

<< Hean Feramin, Hean Feramin, Hean Feramin… >>

Una vez repetido y memorizado miró al guerrero de la fe, al escudero de su hermano Gheorghe Mykas. Janos se había girado tendiéndole uno de esos objetos malditos, era un libro. Alexei lo sujetó con cierto temor, mientras tragaba saliva ante el objeto que tenía en sus manos. Miró a Janos y afirmó a lo que le dijo – “De acuerdo… lo… lo… lo haré… “ – su voz titubeó un poco pero lo sujetó con  firmeza – “Me acercaré detrás de ti y romperé las páginas del libro… si veo algo raro que no puedo soportarlo, lo dejaré caer al suelo. Lo lograremos Janos “ – la verdad que el poeta no estaba muy convencido, pero iba a dar todo lo que pudiera para terminar con toda aquella pesadilla, al fin y al cabo él no tenía nada que perder ni siquiera los recuerdos olvidados en su memoria.  

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DÍA DEL SOL, 9 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

Gheorghe siguió avanzando hasta llegar a la encrucijada, que examinó con la determinación de quien sabe que está cerca de completar una tarea. En lo primero en lo que reparó, gracias a la luz de la linterna de Querio, fue en la inscripción sobre el pasillo, "El Nunca Jamás", pero lo que le hizo fruncir el ceño fue otra cosa. Desde luego ahí, en ese pasillo, acechaba algo. Algo terriblemente oscuro, probablemente el mayor mal que habitaba aquellas embrujadas rocas. 

-Estad atentos. Un gran mal mora ahí delante-dijo con tono serio, antes de embrazar mejor su espada y escudo y avanzar por el pasillo, esta vez más atento.

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DÍA DEL SOL, 9 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA.

Tras asomar brevemente la cabeza por la puerta derribada y respirar aire puro, Gruñido sigue a Sascha escaleras abajo. Había sido apenas un momento pero había sido suficiente para renovar sus fuerzas. Al bajar por la cuerda Sascha parece remisa a continuar y dejar atrás a Tharath. 

- Grwll... Sascha mejor venir. No haber enemigos arriba, sólo aquí abajo. El espíritu del Profesor Lorrimor clama para que continuemos adelante. - 

Parecía que el semiorco ganaba habilidad en el uso del lenguaje por momentos y algo de poder de convicción parecía, ya que la fogosa Sascha pareció decidirse a bajar tras sopesar sus palabras unos instantes.

Siguiendo a Gheorghe por la mazmorra, las palabras de Janos alcanzaron el oído de Querio. Una cosa era hacerse el sordo para escaquearse de los trabajos pesados, y otra muy distinta era ser inmune a las palabras dolorosas que, como puñales, se clavaban en sus entrañas más hondas.

Romper un libro... panda de bárbaros...-masculló.

El Doctor Vandel no tenía la menor idea de si eso serviría para derrotar al espíritu. Pero quizás sirviese para matar a Querio de un ataque al corazón, si algún día se volvía malvado y trataba de destruír a la humanidad para salvar la literatura universal de la hoguera. La otra manera de acabar con el Doctor Vandel era esperar a la muerte por vejez, que le llegaría antes de que le entrasen ganas suficientes de ser tan proactivo como para exterminar a sus congéneres por unos cuantos libros.

Echó un vistazo atrás. Gruñido se había quedado para esperar a Sascha, y el intercambio del libro entre Alexei y Janos, había dejado a todos ellos bastante retrasados. Gheorghe no sabía lo cerca que estaba de quedarse a oscuras y completamente solo: bastaría un ruido extraño en la lejanía de la mazmorra para que el poco valeroso Doctor Vandel pusiese pies en polvorosa.

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DÍA DEL SOL, 9 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA.

Alexei sintió un escalofrío que recorrió toda su espina dorsal, de arriba abajo y de abajo a arriba, sin ningún tipo de tregua la piel se le erizó y la respiración se le congeló durante unos segundos al sentir la corriente de energía que emanaba del libro maldito, no era una energía que le beneficiase, más bien lo contrario una sensación de incomodidad y locura se empezaba a adueñar de su propio pensamiento.

La curiosidad de Réquiem le obligó a mirar lo que tenía entre las manos, ese objeto maldito era el libro de Hean Feramin. Se podía apreciar el moho que había en la gruesa tapa que lo encuadernaba. Su interior era apenas visible y solo algunas páginas tenía texto escrito, pudo identificar varios conjuros pero su misión la tenía clara, debía destruir las páginas cerca del Hombre Salpicadura.

Sin demorarse mucho el joven dramaturgo se apresuró a seguir a Janos en su travesía por las mazmorras de aquella maldita prisión. Mientras avanzaba pudo ver algunas letras de un color rojo carmesí en las paredes. Alexei vislumbró la letra “R” en un rincón y luego la “E”, en ese instante el poeta empezó a curiosear las paredes buscando así las letras que formaban su nombre, el nombre que él conocía y que no era el verdadero.

- “Veo… veo mi nombre en sangre…” – titubeó, mirando algo sorprendido a Janos – “¿Tú los veías? ¿Qué significa esto?” –

Tragó saliva y mientras seguía al escudero de su hermano Gheorghe, volvía a mirar su alrededor algo aturdido. Escuchó la voz del paladín para que estuvieran atentos y luego a Gruñido comentar sobre Sascha, por último llegó a escuchar un murmullo del señor Querio Vandel, pero no llegó a comprenderlo.

<< Mi nombre en las paredes… mi nombre… >>

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DÍA DEL SOL, 9 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA.

Parca en palabras y reacia a depender de nadie, no había avisado de que iba a dar la vuelta un momento, y hasta el lobo me miró mal al verme subir de nuevo por la cuerda.

- No voy a dejarte así, por las buenas. - Parecía una madre negándose a abandonar a su retoño. - Quiero que me escuches atentamente: escóndete, y si sientes algún peligro, avisa, y huye si es necesario. Sal fuera del edificio, y fuera de los límites de la prisión si es necesario. Pero mantente a salvo. Te necesito vivo, ya lo sabes.

Las palabras parecieron más duras de lo que realmente eran, al querer mostrar interés, y no preocupación. Aquella bestia, por más que se pareciera a un lobo ajeno e inconsciente a los sentimientos humanos, realmente era una conexión con un dios al que mostrar debilidad podía ser un error muy lamentable.

Tras acariciar las orejas de Tharath como despedida mientras escuchaba a Gruñido pedirme que volviera a bajar, descendí por la cuerda de nuevo, en silencio, notando varios ojos clavados en mí.

- ¿Qué?

Una palabra corta pronunciada en un tono bastante cortante quiso dejar claro a todos que me retrasaría lo que yo considerase oportuno.

El lobo no les importa, pero bien necesitan y agradecen la magia que me brinda.

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DÍA DEL SOL, 9 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA.

Alexei recibe el libro y parece dispuesto a utilizarlo a pesar de sus reservas. No puedo juzgarlo pues el objeto está maldito y ambos sabemos que habrá algún efecto negativo para quien lo porte o utilice. Solo esperamos que no sea un efecto tan grave ni que deje secuelas. Solamente es importante tener la oportunidad de utilizarlo si nuestros poderes no son suficientes para derrotar a su dueño.

Pero el dramaturgo me hace una pregunta a la que respondo:

 - "No fui capaz de ver eso pero sí sentí toda clase de sensaciones opresivas y de cansancio, así como la idea de que alguien me miraba constantemente y se burlaba de mí. Si las vuelves a ver, intenta borrarlas. Por lo que dijo Vandel, tenía que ver con los crímenes del Hombre Salpicadura, aunque desconozco la relación exacta."

Equipo mi escudo y mi cimitarra, listo para continuar mis pasos detrás de Gheorghe, quien parece alejarse rápidamente y listo para continuar con la exploración del lugar, directamente a hacia el sur como decidimos.

Querio empezaba a entender la distribución de las mazmorras. Cuando visitaron el Dominio del Segador, y un rastrillo les frenó el paso, una de las dos dependencias disponía de un mecanismo para alzarlo. En Nunca Jamás se encontraron una situación similar: un rastrillo impidiendo el acceso al fondo del pasillo y una puerta a un lado.

Entonces, si mi teoría es correcta, y mis teorías siempre lo son...

Miró el pomo con respeto. No esperaba ninguna trampa en una puerta que en su tiempo tuvo uso cotidiano y actualmente un uso nulo. Podría haber un fantasma, o una rata gorda como un gato, en el interior de la habitación. O una de esas arañas que en los lugares abandonados, con el paso del tiempo, alcanzan tamaños descomunales. Reunió el valor suficiente para abrir la puerta. Allí no había ningún peligro, pero el mecanismo había vivido tiempos mejores.

No creo que podamos abrir el rastrillo con tanta facilidad como la última vez, Gheorghe. Voy a verificar el estado del rastrillo, tal vez Gruñido pueda levantarlo a pulso.

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PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA.

Réquiem escuchó un ruido detrás y se paró en seco con el libro en la mano, allí pudo ver a Sascha bajar por las cuerdas. Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios del pequeño de la familia Mykephoros.A las palabras de la bruja, Alexei no respondió, simplemente asintió con la cabeza y sin decir nada más se giró para atender  las palabras del escudero de su hermano.

- “Sensaciones opresivas y de cansancio… sí… puedo comprenderlo, es como si una atmósfera de angustia y temor te envolviera, como si el propio dolor te desgarrara por dentro. Pero el dolor te mantiene vivo, si sientes dolor significa que tu corazón sigue latiendo y por ese motivo puedes seguir luchando. El dolor es un síntoma que te permite prevenir a la muerte, seguir hacia delante… en el momento que no sientas dolor ni angustia, todo estará perdido, tu vida estará llegando a su fin. He de dar las gracias por sentir esa presión… por otro lado no veo a nadie que se burle de mí, no siento la presencia de nadie simplemente veo las letras de Réquiem en las paredes o esquinas… voy a intentar ignorarlas, aunque tal vez es un aviso hacia algo peor… pero pienso destruir cada una de las hojas del libro sin ningún tipo de reparo, las destrozaré si con eso consigo hacer daño a ese malnacido e hijo de puta del hombre salpicadura… ¡ACABARÉ CONTIGO!” – allí que los ojos se le inyectaban en sangre mirando a su alrededor con el libro bien agarrado, como si fuera su tesoro más preciado – “¡TERMINARÉ CONTIGO MALDITO CABRÓN! ¡¿DÓNDE ESTÁS?!” – los delirios y brotes seguían afectándole, pero era algo que ya venía de fábrica aquel día, era algo natural.

Se quedó a la espera junto a Janos, observando al Doctor y a la espera de que el buen hombre consiguiera abrirles paso para continuar.

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DÍA DEL SOL, 9 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA.

Las palabras de Alexei demuestran que está lleno de energías y preparado para enfrentar a los enemigos que tendremos que eliminar. Sonrío al escucharlo pues esa es una buena actitud para lo que de seguro tendremos que vivir. Sabemos que los espectros que quedan ahora deben ser los más peligrosos de todos y no sé si estamos a la altura para poder darles el justo castigo que merecen.

Pero lo importante es no perder la esperanza:

 - "¡Así me gusta, Alexei! ¡Hoy es el día del Sol y Sarenrae lo sabe! ¡Su luz nos guiará a la victoria y no hay nada que debamos temer pues conseguiremos vencer e imponernos ante cualquier mal que se atreva a desafiarnos!"

Encamino mis pasos hacia donde se fueron Gheorghe y el Doctor Vandel, donde los peligros nos aguardan y donde el Hombre Salpicadura debe estar listo para intentar asesinarnos con sus trucos sucios. Solo nos queda esperar ser dignos de alcanzar la victoria antes que la muerte nos reclame.

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PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA.

A pesar de penetrar en tan tenebroso lugar una chispa de regocijo prendió en Gruñido cuando Sascha decidió finalmente bajar para seguir explorando. Gruñido no entendía muy bien el asunto de los fantasma, sifones y maldiciones varias que estaba ocurriendo en aquel lugar. Nadie se había parado a explicarle nada, pero como era algo a lo que estaba acostumbrado avanzaba con la convicción de que un par de brazos fuertes suelen ser de utilidad en situaciones desafortunadas.

Bueno, quizás el Doctor Querio Vandel había intentado explicar algo, algo que llamó "la antroponomástica". Gruñido asintió varias veces brevemente a su extenso discurso, mientras sentía un latido en las sienes. No se atrevía en poner en su boca esa artera palabra, sólo de pensarla notaba su cabeza como melaza, pero agradeció internamente el gesto del Doctor. Le recordó al Profesor Lorrimor antes de que se diera cuenta de que debía dirigirse al semiorco en términos más sencillos. Mucho había avanzado el conocimiento del cochero desde entonces, pero aún no podía enfrascarse en una charla de iguales con un afamado catedrático.

Cuando avanzaban vio al Doctor Vandel observar un pesado rastrillo más al sur, y luego observó como el resto no detenían sus pasos en dirección oeste. Gruñido dudó unos instantes mientras dudaba, pero la visión de la espalda de Sascha que se alejaba fue suficiente para tomar la decisión de seguir hacia el oeste en pos de su hermana. No obstante una de sus móviles orejas quedó orientada en dirección sur siguiendo atentamente las evoluciones del Doctor.

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DÍA DEL SOL, 9 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA.

Alexei avanzaba sigilosamente por la mazmorra después de escuchar las palabras de ánimo del valeroso escudero Janos.

 Réquiem sujetaba el libro como si fuera su secreto más preciado y mientras sus compañeros avanzaban por la mazmorra, él, con pasos cautos y silenciosos iba haciendo su avance en una posición defensiva, mirando a su diestra y siniestra, delante y atrás sin ver ningún enemigo. Podía fijarse como sus compañeros avanzaban sin temor a ser descubiertos, él prefería ser precavido e ir poco a poco, el libro era suyo y no podía dejar que cayera en manos enemigas, si era invisible para el enemigo tenía mucho de ganado.

<< El libro es mío y de nadie más, con este objeto tengo el poder absoluto para poder terminar con ese espíritu. Lograré sobreponerme ante su maldición, ignoraré esas letras que dicen mi nombre… mi nombre, no, no es mi verdadero nombre, estoy salvado no saben quién soy y si me escondo no me verán venir, podré terminar con ese espíritu con el libro. Ya verás hombre salpicadura… terminaré contigo >>

Su mente no dejaba de hablar, estaba decidido de terminar con la vida de ese espectro, pero para ello tenía que ser cauteloso y no dejarse ver, ni siquiera por sus compañeros. Pudo ver como el Doctor avanzaba su posición quedándose algo retrasado, pero le daba igual, el seguía avanzando con su paso lento pero seguro.