Partida Rol por web

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO (DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR), MES DESCONOCIDO.

MEDIA MAÑANA.

EN LA CAPILLA.

Gheorghe, mientras acudía a la llamada de la sacerdotisa, también reparó en el cuerpo de aquel pobre loco. Finalmente, sus pasos le habían conducido a ser víctima del pánico. No podía culpar a los guardias, dada la situación, pero precisamente por eso había que imponer el orden siempre, y no dejarse llevar por el miedo o la violencia. En cierto modo, era lo que temía que ocurriera en Ravengro en su ausencia. Que, sin una voz que llamara a la calma y la templanza, todos optaran por tomar las vías rápidas con los agitadores de aquel pueblo, en lugar de intentar restaurar la paz. 

Guardó silencio mientras sus compañeros hablaban con Winter, aún dando vueltas a aquel asunto, y sin pensar que fuera importante precisar que él sí recordaba su vida, al menos de momento. Probablemente la mención a los "intercambios" no haría más que poner aún más nerviosos a los presentes, y bastante alterados estaban ya. Al menos, obtuvieron algunas respuestas. Y juraría, por algunos de los nombres, que estaban en Ustalav, o cerca. Es decir, Ravengro estaba también en aquel lugar, no habían cambiado de realidad. Simplemente estaban en otro sitio... Y lo que sea que los cambiaba, les hacía viajar por el espacio y parecía que el tiempo. Asintió ante las palabras de Anciano Sabio, pues realmente parecía el único curso lógico de acción.

-Tiene razón. Es necesario conocer lo mejor que podamos el edificio, para poder buscar una salida para todos los presentes. Parece evidente que el mal ha tomado todo el complejo, y la mayoría de los que pueden ser salvados, si no todos, están en este lugar ya. Tenemos que sacar a la gente de aquí.

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INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO (DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR), MES DESCONOCIDO.

MEDIA MAÑANA.

EN LA CAPILLA.

Alexei devolvió la silenciosa afirmación con un ligero movimiento de cabeza, captando las palabras que había dicho la señorita Winter Klazcka. El poeta dedicó su atención a ella, meditando las palabras que iba diciendo y toda la información que les estaban ofreciendo.

<< No hay manera de salir >> desvió la mirada hacia el suelo en un gesto de debilidad, pero volvió alzar la vista para ver aquella mirada heterocromatica << Briarstone… >> Réquiem decidió indagar en su memoria, para ver si lograba recordar algo que lo relacionara con ese nombre, al igual que su localización en la isla rocosa en el río Danver, en Thrushmoor.

<< Piensa, piensa… tal vez haya algo que te suene. Catedral del Coro de la Doncella en Caliphas >>

El dramaturgo tenía muchas dudas, una de las primeras era el significado de un Acusador Real, se mantuvo callado mirando al resto de compañeros. Sus ojos terminaron por posarse en su hermano Gheorghe y continuó pensando << Memoriza hasta el último detalle, si alguien se intercambia tienes muchos números de que seas tú… >>.

Réquiem escuchó a Nigromante y Tormento, ambos tenían razón y que la localización fuera en una isla no ayudaba en nada. Las preguntas que hicieron fueron interesantes, decidió no preguntar nada por el momento para no atosigar tanto a la mujer que interrogaban de forma vivaz.

El poeta llevó sus manos a la perilla para acariciarla con suavidad en un gesto pensativo, seguía presente en la conversación meditando cada una de las respuestas y grabando en su memoria los detalles que explicaba la señorita Winter. 

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INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

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MEDIA MAÑANA.

EN LA CAPILLA.

Enterrador fue anotando mentalmente los nombres de los lugares, a pesar de que no le decían nada.

La isla-asilo Briarstone, en el río Danver, Thrushmoore. Sucesos anómalos y llamamiento de un Acusador Real, sea lo que sea eso, memorizó. Tal vez nosotros acudimos a dicho llamamiento, dedujo.

- Disculpe, Winter. ¿Sabría decirme si acudieron al llamamiento del Acusador otras personas o si este pidió ayuda a personalidades poderosas más allá de la Catedral de Caliphas? ¿Recuerda habernos visto antes de este día? ¿Tiene conocimiento de otras personas que pudieran haber venido a ayudar a la investigación? - preguntó tratando de atar cabos para tener, al menos, la respuesta al cómo o por qué habían terminado allá -. El capitán y los guardias de la barricada, ¿pertenecen a la seguridad del asilo o son asociados vuestros? - añadió a la batería de preguntas.

No pasó desapercibido las sugerencias de sus compañeros para salir de allí y asintió con la cabeza en conformidad.

- Si hay una manera de salir, la encontraremos. Y si no la hay, la crearemos - afirmó con convicción -. O moriremos en el intento. Quedándonos aquí eso último ya lo tenemos, es cuestión de tiempo. Vendría bien hablar con alguien que pueda llevar tiempo en este asilo y lo conozca con soltura - comentó desviando la mirada unos momentos hacia la enfermera Wynka que terminaba de vendar al muchacho mordido -. Tal vez pueda darnos información útil de diversas maneras de cómo acceder al embarcadero. Porque hay uno, ¿Me equivoco? - preguntó volviendo a mirar a la sacerdotisa, en consonancia con el comentario de Tormento al respecto.

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MEDIA MAÑANA.

EN LA CAPILLA.

Las preguntas de sus compañeros hacen que Nigromante guarde silencio. No quiere agobiar con demasiadas preguntas a Winter, y las que han hecho todos ellos son más que suficiente para poder ir avanzando. Así que el mago sencillamente asiente y espera la respuesta mientras trata de esquematizar las cosas que ya había averiguado. Probablemente estaban en el mismo plano de donde venían; sin duda tenían una importante relación con el profesor Lorrimor a quien habían acompañado en una expedición hace ya algunos años y con otras personas que habían estado también en esa expedición entre las que se encontraba Gheorghe; se encontraban en un asilo, el Asilo de Briarstone que al parecer se encontraba en el río Danver en Thrushmoor; habían sido torturados por un grupo de monstruos que por motivos desconocidos se habían apoderado del asilo; esos monstruos eran unos doppleganger y otros tenían poderes nigrománticos (como él mismo); esos monstruos, o tal vez otros seres, le habían robado la memoria...

Llevaban despiertos tan poco tiempo, y ya sabían unas cuantas cosas. Sí, esa sensación de espacio vacío iba llenándose. Poco a poco. Era complicado pero tenía la sensación que no era nuevo para él lo de llenar el espacio vacío de su mente. ¿Tal vez le había ocurrido esto alguna vez?

- Hombro Izquierdo- murmuró a su cuervo- ¿puedes dar algún dato más? Te necesitamos.

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EN LA CAPILLA.

Hombro Izquierdo se queda pensativo.

- "Hummm... Estoy pensando, estoy pensando... Hummm..." -

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EN LA CAPILLA.

El grupo se encuentra en un rincón aireado de la Capilla, junto a un pequeño fuego, disfrutando de un caldo que al parecer incluye cebolla y venado seco.

- "Estamos en el Asilo de Briarstone. Es un hospicio situado sobre una roca en el Río Danver. Un lugar conveniente para olvidarse de gente inconveniente.

No es una prisión, sino un sanatorio mental. Los Doctores que había aquí se esforzaban por tratar y aprender más acerca de las enfermedades que afectan a la mente. Briarstone no era una institución de renombre, pero estaba bastante alejada de las cámaras de tortura en que se convierten a menudo los asilos a los que envían a la gente común.

Yo soy Winter Klaczka, una hermana de la Catedral del Coro de la Dama en Caliphas. Mis asociados y yo estábamos ayudando a un Acusador Real a investigar sucesos extraños en Thrushmoor.

Haserton Lowls, el Conde de Versex, parece haber abandonado sus deberes como uno de los gobernantes de la nación de Ustalav. La Acusadora Omari tenía razones para pensar que el Conde tenía regularmente asuntos aquí en Briarstonee. Me envió junto con otros asociados para investigar el asilo mientras ella acudía a Thrushmoor.

Los Acusadores Reales han mantenido una larga y compicada relación con la catedral real, pero por lo general, cuando nos llaman, les asistimos lo mejor que podemos. En mi caso, creo que fui elegida para esta misión porque se determinó que mi experiencia como sanadora podría ser útil.

Me temo que no puedo ayudaros en cuanto a vuestras identidades o a por qué estáis aquí, ya que no lo sé. No seríais los primeros que han perdido sus recuerdos en este lugar. Si erais pacientes, entonces tiene que haber algún registro que explique por qué fuisteis ingresados en esta institución.

Creo que no podemos salir de aquí todavía. Es como si el mundo exterior se hubiera tornado en nuestra contra. No sé si es sólo la isla de Briarstone o el mundo entero, pero el hospicio está rodeado de algún vapor repulsivo. Peor aun, el clima más allá no es como nada que yo haya visto nunca antes. Se escuchan truenos como risas y cae lluvia como sangre. Por no hablar de las sombras que se mueven y aletean dentro de esos vapores, formas vagas que saben cuándo dormimos. Las cosas son terribles aquí, pero al menos podemos ver venir el peligro.

La Doctora Eliege Losandro estaba al cargo del asilo. La vi una sola vez y me pareció una administradora competente, pero entonces ocurrió la revuelta..." -

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EN LA CAPILLA.

Alexei clavó su mirada al rostro de Winter Klazcka, la líder de aquel grupo de supervivientes que se encontraban en el sanatorio mental. El poeta prestaba total atención a las palabras de la mujer, esta vez atendiendo a cada pedazo de información que les iba ofreciendo. Cuando la mujer terminó de hablar el rostro del dramaturgo era un libro abierto, lo primero que reflejaba era confusión.

Llevó una de sus manos para acariciar su perilla, los dedos se perdían en el vello facial en un claro gesto pensativo. La mayoría de ubicaciones que decía la mujer le sonaban de algo, como si en un lejano recuerdo las hubiera escuchado, pero en un mapa no le decían nada. Era la misma sensación que había tenido con el anillo de su hermano, sabía que se lo había robado a alguien de su familia pero no identificaba a dicha persona. Réquiem miró a cada uno de sus compañeros, quería ver sus expresiones para descifrar sus sentimientos y así hacerse una idea de cómo estaba el ánimo en el grupo. Al fin y al cabo, si el ánimo se desmorona todo el grupo caerá. No habían logrado descifrar nada de su pasado, pero la información del Conde de Vesex, llamada Haserton Lowls, fue bastante crucial para sacar algunas hipótesis que les acerquen a una conclusión.

<< Asilo de Briarstone es el sanatorio mental en el que estamos ubicados. Dicho sanatorio mental se encuentra en una isla rocosa en el río Danver, en Thrushmoor. Ella se llama Winter Klazcka, una hermana de la Ctedral del Coro de la Dama en Caliphas. El lugar en el que estamos ahora es la capilla del asilo. Por otro lado tenemos al Conde de Versex, nuestro supuesto hombre que nos había ofrecido o obligado hacer una misión… es la última pista que tiene el grupo del otro lado sobre nosotros y como bien ha dicho Winter el gobernante abandonó sus deberes. Incógnitas que nos podríamos plantear ¿Qué actividades tenía el Conde regularmente en Briarstone? La Acusadora Omari se encuentra en Thrushmoor… el otro grupo debería buscar pistas allí, para resolver más dudas. Y si ingresamos en el centro siendo pacientes… ¿Pero todos nosotros? En ese caso ¿Por qué acabamos en este lugar? Luego tenemos el problema de salir del Asilo, estoy seguro que ese vapor es la misma niebla amarillenta, pero… la lluvia como sangre, los truenos como risas y esas inquietantes sombras >>

El poeta alzó la mirada y empezó a hablar – Deberíamos de sincerarnos todos – en un gesto disimulado se aseguró de que solo ese grupo le escucharía – No sé cómo ni por qué, pero nosotros estamos vinculados con otro grupo en el exterior. Es un vínculo fuera de lo normal, nos ha sucedido a varios de nosotros – dice alzando la mano en un gesto natural, señalando a los presentes sin identificarlos, tampoco dice nombres – Hemos sido intercambiados por otras personas, una extraña niebla nos rodea y al desaparecer estamos en el lugar de otra persona. El grupo que se encuentra en el condado de Canterwall, Ustalav. Cerca del lago Lias. ¿Eso te puede proporcionar alguna idea? ¿Conoce usted al profesor Lorrimor? El profesor Lorrimor es el única "atadura" que tenemos entre un grupo y otro, nosotros no lo recordamos porque hemos perdido la memoria, pero ellos sí – allí se queda callado, ha movido ficha y allí espera a que la mujer reaccione a sus palabras. Al fin y al cabo allí dentro están perdidos, cooperan o todos morirán, Réquiem puso las cartas en juego. 

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MEDIA MAÑANA.

EN LA CAPILLA.

Tormento frunció el ceño ante aquella presunción de necesidad de sinceridad. Su posición era compleja y su realidad, ahora más completa por las declaraciones de aquella mujer, parecía cada vez más extraña. Estaban aislados del resto del mundo en una isla rodeada de vapores, vapores en los que pululaban sombras extrañas y que intuía peligrosas. Tanto como el ser que había poblado el último sueño antes de su despertar. Pero en medio de todo aquello quizá hubiera un pequeño resquicio de esperanza de cara a averiguar una porción de verdad más que necesaria.

-Hablas de registros. ¿Dónde se encontraban dichos registros? Porque en mi caso estaría dispuesto a aventurarme en su búsqueda y poder así dar respuesta a algunos de los enigmas que nos afectan. Nuestras identidades y la razón de nuestra presencia aquí. Veo todo esto como un enorme puzzle cuyas piezas debemos ir desentrañando. Quizá en posesión de la verdad sepamos cómo actuar y cómo hacer desaparecer todo este peligro. 

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MEDIA MAÑANA.

EN LA CAPILLA.

La mujer niega a Réquiem con la cabeza.

- "No, no conozco a ese profesor Lorrimor salvo por su prestigio académico. El nombre me suena pero nunca le he visto." - Dice sin dudarlo. Su tono parece completamente sincero. - "Creo que leí un libro de historia publicado por él hace algunos años..." - Matiza llevándose una mano al mentón mientras trata de recordar. - "Pero ahora mismo no recuerdo el título." -

- "Y sí, había un embarcadero en el que llegamos a esta isla, pero ignoro si sigue estando operativo... imagino que no. Aunque si hay un modo de llegar hasta él, quizá podamos utilizar alguno de los botes para ir sacando a la gente de aquí." - Añade. - "Pero llegar hasta ahí puede ser un problema. La única salida de este Ala Oeste del sanatorio está por ese pasillo." - Dice señalando con la mano un pasillo que va hacia el Este. - "Pero hace pocos días apareció una especie de ojo tremendamente inquietante... con una boca en el iris." - Explica en voz baja.

- "No queremos que los niños lo vean y se inquieten, así que no habléis muy alto, por favor." - Pide al grupo de recién llegados.

Podéis comprobar que la puerta que da al pasillo que Winter indica está tapada por una especie de cortina. - "Hemos tapado esa puerta por seguridad." - Advierte.

Luego respira hondo y se centra en Tormento. - "Los registros los guardaría seguramente bajo llave la Doctora Losandro en su despacho. Pero no tengo una certeza al respecto..." -

La mujer traga saliva y apoya una mano en el hombro de Réquiem.

- "Si lo que dices sobre ese... "vínculo" es cierto, debéis de andar con ojo. Si alguno de vosotros se intercambia por otra persona aquí dentro asustaréis al grupo de refugiados entero. Puedo intentar calmarlos, pero no sé si les podré controlar." - Explica de nuevo en voz muy baja. - "Desde los dopplegangers y con todo lo que ocurre, no podría culparles por temeros." - Parece sorprendida por la explicación de Réquiem, aunque no la juzga como mentira directamente. De hecho, parece creerle, aunque con algunas reservas.

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EN LA CAPILLA.

Haserton Lowls. Así que ese es su nombre, pensó Enterrador.

El hombre escuchó con detenimiento las explicaciones de Winter Clazcka, al igual que las diversas preguntas que sus compañeros le hacían, esperando que ellas incluyeran cuestiones que se preguntaba el propio vigilante.

- No creo que viniéramos como internos - afirmó Anselmo -. De lo contrario nuestras pertenencias y armas, sí, armas, no hubieran estado tan al alcance nuestra cuando nos liberamos. Me sorprendería que dejaran entrar a pacientes armados - hizo ver a los presentes -. Por eso creo que pudimos entrar como el grupo de investigadores que éramos al servicio del Conde de Versex. Ahora bien, tras los comentarios que me hiciera la Srta. Lorrimor y los que vos misma hacéis, Winter, sobre sus actos sospechosos, el Conde bien pudo habernos hecho venir para... deshacerse de nosotros - conjeturó.

- Una vez aquí pudimos ser capturados, desarmados y nuestros recuerdos borrados, de alguna manera - siguió divagando -. De todos modos tal y como vos decís, sacerdotisa Clazcka, en los registros de esa tal Doctora Losandro debería haber información de nuestra llegada - opinó con cierto convencimiento reafirmando el interés de Tormento -. Te acompaño, Tormento - afirmó con convencimiento.

El comentario de un gran orbe ocular con boca en su iris resultó realmente escalofriante.

- ¿Un ojo decís? - preguntó con cierta incredulidad recordando el que Buscador de la Verdad guardaba en su bolsillo -. ¿De qué proporciones?¿Significa algo para vos el nombre de Zandalus? - volvió a preguntar sin alzar la voz. Tal vez ella tuviera alguna respuesta al respecto.

Luego llegó la descripción del exterior con nieblas ácidas, lluvias sangrientas y sombras voladoras en las penumbras nocivas que hicieron enarcar una ceja de incredulidad y cierto asombro al embalsamador. ¿Qué demonios se estaba desatando allí fuera? ¿El infierno?

Ante la conversación de Requiem, Enterrador suspiró y terminó por asentir en silencio corroborando su versión.

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EN LA CAPILLA.

Nigromante estaba atento a cada una de las palabras de la sacerdotisa mientras daba buena cuenta del caldo que, tras varios días sin comer, sabía a gloria. Sí, sin duda, le gustaba el caldo, la cebolla y el venado. Quizás por estar degustando con auténtico placer la comida no fue el primero en hablar y pudo aprovechar de la sabiduría con la que sus compañeros iban desgranando posibilidades, intuiciones, e ideas.

- Lo entendemos... aunque desgraciadamente no podemos asegurar que no ocurran esos cambios. Me temo que no dependen de nosotros- dijo finalmente, dejando el tazón de sopa sobre el suelo y mirando a la mujer- Sin embargo lo cierto es que ese hecho hace que sea más urgente buscar un medio para salir de aquí. Si es que tal cosa es posible- hace una pausa mientras parece meditar y luego continúa- A la luz de vuestras explicaciones y de lo acontecido... debo revisar mis propias afirmaciones. Aunque no hay duda que este lugar pertenecía al plano material o físico, al mismo en el que se encuentran las personas con las que tenemos ese vínculo, ahora mismo no podemos tener la certeza de no estar en otro plano o subplano, lo que explicaría las distorsiones que estamos sufriendo. No es posible asegurarlo. Como tampoco es posible asegurar qué éramos y, desde luego, coincido con Anselmo Paddock y con Tormento sobre la conveniencia de encontrar datos sobre lo que somos. 

¿Tal vez por el pasillo cerrado se llega también al despacho de la doctora Losandro? ¿sería posible disponer de algún mapa sobre todo el lugar, aunque fuera aproximado? Y por cierto, gracias por la comida.

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EN LA CAPILLA.

Gheorghe siguió escuchando, mientras bebía educadamente el caldo que les habían entregado. De algún modo, algunas piezas encajaban, ahora al menos sabía donde estaban. Y sí, el maldito conde había tenido que ver en todo ello, estaba casi seguro. Y allí se encontraba, absorbiendo conocimiento y caldo como una esponja, y meditando sobre sus posibilidades, cuando Alexei decidió soltar aquella bomba. Gheorghe casi se atragantó por la sorpresa y la alarma, pues aquello era una auténtica imprudencia. Aquella gente estaba tensa como una cuerda de ballesta, y cualquier cosa podría hacer saltar un metafórico virote que, con suerte, acabaría con ellos expulsados de aquel reducto. Con menos suerte, muertos.

Sin embargo, Winter pareció ser relativamente comprensiva, y el paladín enarcó levemente una ceja, incrédulo por unos momentos. Aunque bien pensado, ¿por qué no iba a creer aquello? Estaban en un sanatorio que se había vuelto loco, plagado de monstruos, aislados por una niebla extraña, con tormentas de sangre... Y un ojo con boca cerca de allí. Una locura más no desentonaba tanto. Suspiró con resignación, antes de tomar parte de nuevo en la conversación.

-Ya que mi hermano ha decidido ser sincero, os lo confesaré. Yo vengo de Ravengro, he sido uno de esos "trasladados". A diferencia del resto, conservo todos mis recuerdos... Aunque, cuando pienso en el resto del grupo, la cosa cambia. Es... Complicado recordar cosas sobre ellos. Pero eso ahora mismo es secundario. Encontrar los papeles es una buena idea, pero eso no cambia nada a largo plazo. ¿Qué planes tiene para esta gente, Winter? ¿Cómo podemos ayudar?

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EN LA CAPILLA.

-Si no vinimos como internos, eso quiere decir que vinimos con una misión, con un objetivo, probablemente como un grupo cohesionado y bajo las órdenes o petición de alguien quizá también preocupado por lo que aquí estaba ocurriendo. Puede que bajo el mandato de ese Conde que mencionas y puede que con la intención de hacernos desaparecer. Y que llegamos tarde, con la rebelión ya iniciada y que fuimos hechos prisioneros, tan pronto pusimos un pie aquí -elucubró Tormento, subrayando las palabras de Enterrador-. Pero no deja de ser una hipótesis, con unas premisas no demostrables ahora mismo, y sería necesario descartar otras posibilidades, pues quizá fuimos introducidos en este sanatorio como pacientes con el fin de descubrir desde dentro lo que estaba ocurriendo, sin segundas intenciones ni siendo objeto de una conspiración. Y en ese caso, habrían registros acerca de nuestra llegada e ingreso. Puede ser que no figuren nuestras verdaderas identidades o puede que sí. En cualquier caso, merece la pena que investiguemos -aseveró con firmeza.

Bebió el último trago del caldo que él mismo había preparado, verdaderamente reconfortante, y escuchó las últimas declaraciones. Lo referido al ojo fue inquietante y no pudo dejar de pensar en el otro ojo hallado. La pregunta de Enterrador acerca de las dimensiones y tamaño de aquel apéndice le parecieron más que apropiadas y no dudaba de la existencia de un vínculo entre ambos órganos.

-¿Alguno de los presentes conserva el ojo o fue llevado a esa otra tierra? -preguntó no recordando exactamente el destino del mismo.

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EN LA CAPILLA.

Anciano Sabio se había centrado en aquel caldo que le habían pasado hacía unos instantes. Sin lugar a dudas necesitaba tomar algo caliente para ayudar a combatir su dolencia y no había nada mejor que aquello que le habían dado. Los vapores le ayudaron a despejar la nariz lo suficiente, como para poder respirar bastante mejor. Aunque su dolencia seguía en sus pulmones y su cuerpo continuase pidiendo descanso, el viejo sabía que no podía permitírselo... No al menos hasta que acabase aquella reunión, la cual parecía que se iba a largar bastante más de lo que pensó inicialmente.

Las respuestas por parte de la mujer se sucedían a las preguntas del grupo. El viejo se centró en la parte que quizás más le angustió en ese momento: no tener salida. Según la descripción dada por Winter de lo que se encontraba en las posibles salidas, le hizo pensar al anciano en magia. Pero miles de preguntas le asaltaron en ese momento, tantas, que tuvo que sacudir la cabeza para sacarlas todas de ella.

Entonces la mujer mencionó el ojo con boca y advirtió del problema de los intercambios que sufría el grupo. - Digamos que esos... saltos, - dijo refiriéndose a los cambios entre nuestro grupo y el otro, tratando así de no alterar a los demás. - escapan de nuestro control. - No añadió más, salvo algo de tos, pensando en la bruma que atrapaba los cuerpos y se los llevaba, preguntándose si sería de la misma naturaleza que los vapores que la sacerdotisa había mencionado anteriormente.

Observó con detenimiento a todos y cada uno de los presentes según hablaban y aportaban nuevos datos o ideas a su situación, reflexionando sobre ellos. Estaba claro que aquella bronquitis le había mermado demasiado y que incluso, le costaba seguir la conversación de todos ellos. O quizás solo fuese el cansancio al que se veía sometido. Asintió frente las hipótesis de Enterrador y Tormento sin decir palabra alguna al respecto, pero mostrando de aquella manera que estaba de acuerdo con ellos.

- Creo que lo llevaba Buscador de la Verdad cuando... inició su viaje. - Respondió el viejo a su guardaespaldas, tras lo que volvió a toser un poco y a sentirse algo más fatigado tras dejar la tos de lado.

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EN LA CAPILLA.

- Buscador - corroboró la respuesta de Anciano Sabio, asintiendo con la cabeza -. Tal vez el viaje le aporte más respuestas y vuelva con ellas a nosotros - indicó Enterrador.

Echó un vistazo al caldo y decidió probar algo de él. Había comido recientemente en casa de los Lorrimor, pero parecía seguir teniendo hambre. No recordaba el tiempo que habían estado cautivos, pero intuía que pudo ser largo y tal vez aquello explicara sus ganas de comer algo más.

Se agachó sobre la olla y vertió en un cuenco un poco de sopa. No era, ni mucho menos, la mejor que había probado pero tampoco era, ni mucho menos, la peor. No lo recordaba, pero su gusto y estómago parecían seguir manteniendo su memoria. Tan pronto la comió, saciando su hambre, el hombre se quedó mirando el cuenco vacío. Después miró a la olla. Finalmente recordó una necesidad y tomó la palabra.

- Winter, necesito algunos utensilios de cocina. Una pequeña tetera para infusiones, un tarro, un par de pequeñas botellas vacías, algunas cucharillas para revolver, especias... ¿Sería posible adquirir algo de eso en la despensa? - preguntó pidiendo permiso -. Antes pasé y vi buena parte de ello. También necesitaría pergaminos en blanco y algo con lo que escribir. Puede ser de gran utilidad para todos - afirmó con rotundidad.

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EN LA CAPILLA.

Réquiem escuchó la negativa de la líder del grupo ante la cuestión de si conocía al profesor Lorrimor, aunque la mujer había leído alguno de sus libros, pero era insuficiente. Alexei prestó atención a todas las palabras que decía Winter, meditó durante unos instantes los diferentes temas que preguntaron sus compañeros.

El poeta tenía demasiados frentes abiertos, no sabía por dónde empezar a cerrarlos. Llevó la yema de sus dedos índice y anular, de ambas manos, a las dos sienes para masajearlas.

- Mi opinión es que deberíamos de empezar por saber quiénes somos todos nosotros, tener una noción básica y descubrir porque estamos aquí. Después de saber eso, deberíamos de pensar cómo salir de este lugar. Para eso una especie de mapa o un plano de las instalaciones nos vendría bien para movernos… no tengo ganas de volver a salir allí fuera, pero si no hacemos algo moriremos de hambre o la propia locura nos consumirá –

<< Espero que en el otro lado estén haciendo algo… les necesitamos como la comida y bebida >>

De momento el pequeño de la familia Mykephoros se quedó en silencio, mirando un punto del suelo en un gesto pensativo, volvió a mirar a los presentes para escuchar lo que tenían que decir. Por el momento Réquiem no tenía nada más que decir, esperó a que Winter respondiera las preguntas de todos ellos. 

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EN LA CAPILLA.

- "¿Te resulta complicado recordar cosas sobre ellos?" - Pregunta Winter a Gheorghe frunciendo levemente el ceño. - "Es como una especie de maldición o embrujo..." - Comenta pensativa. - "Ignoro qué fuerza puede haberos hecho algo así, pero sin duda están en juego poderes elevados." -

La mujer parece estar pensando en algo cuando Enterrador le pregunta por todos los utensilios. Asiente.

- "Ve. ¿Ves a ése de allí? Es Denman. Pídele lo que necesites. Dile que vas de mi parte, te dará lo que pueda." - Concede finalmente.

Luego vuelve a centrarse en el grupo y mira a Enterrador, que es quien ha mencionado el nombre que ha hecho saltar los resortes de Winter.

- "Hay algo que no os he contado todavía. Ahora que lo mencionas sí me suena el nombre de Zandalus. Tiene que ver con la revuelta. No sé cómo se inició, es la verdad. Pero fue un paciente quien dirigió el motín. No fue como ningún otro del que haya oído hablar. Parecía más bien una especie de... movimiento religioso." - Comenta con cierto temor. - "La mayor parte de las salas de la parte norte están ahora en manos de pacientes con túnicas que se hacen llamar los Apóstoles de Oropimente. Los que hemos encontrado son devotos fanáticos de un paciente llamado Ulver Zandalus." -

Se encoge de hombros y mira a algunos de los otros refugiados. - "Yo nunca le he visto, pero algunos de los supervivientes trabajaban aquí antes de la revuelta. Cuentan que Zandalus era un hombre tranquilo que sufría de horribles pesadillas. Un poeta y un artista cuyo arte era perturbador, pero que siempre parecía pacífico. Aparentemente eso ha cambiado." -

Inspira hondo. - "Lo más raro de todo es que algunos de los pacientes y personal del asilo dicen que, en las noches antes de la revuelta, tuvieron pesadillas en las que aparecían las mismas cosas que ahora acechan en los pasillos. Esos monstruos... los dopplegangers." -

Parece levemente aliviada tras contarlo, pero en su rostro se adivina una gran preocupación. Aunque Winter procura disimularlo frente al resto de refugiados, con gran acierto.

- "No sé mucho sobre las pesadillas en el asilo, pero algunos de los otros supervivientes dicen que la niebla enfermiza que acecha en el exterior de estos muros está presente en sus sueños, y que ellos siguen esperando que se despeje y revele una melancólica ciudad despojada de habitantes, o un hombre vestido con harapos. Algunos de los que han caído dormidos fuera de la capilla también se han despertado gritando. No sé lo que todo esto significa, pero aquí en la capilla, la diosa vela por nuestros sueños. Cuando queráis descansar, os recomiendo que volváis a esta capilla... No durmaís fuera." - Dice a modo de advertencia.

- "Junto a la niebla ha habido terremotos a pequeña escala. No sé gran cosa sobre ellos, pero han causado muchos derrumbes en el asilo. Nadie parece saber qué puede haberlos causado." -

La mujer continúa con el semblante serio.

- "¿Planes?" - Pregunta repitiendo las palabras de Gheorghe mirando alrededor para asegurarse de que nadie más os escucha. - "Querría mantenerlos a todos con vida, y si es posible sacarlos de aquí. Nos estamos quedando sin víveres, no creo que aguantemos más de una semana. Pero salir ahí fuera ahora mismo sería un suicidio... y más con los niños." - Dice lanzando una breve mirada a los chicos. - "Tenemos que encontrar un camino al exterior que no pase a través de esa niebla..." - Añade antes de mirar a todo el grupo. - "Yo puedo mantenerlos juntos y con vida aquí, pero os imploro ayuda para encontrar un camino a la salvación. Si lo conseguís, una vez fuera puedo encargarme de que se os recompense adecuadamente." - Dice en un tono de ruego.

Una vez dicho todo eso, y casi sin esperar respuesta, Winter introduce la mano en uno de sus bolsillos y saca un trozo de pergamino mostrándooslo.

- “Esto es lo más parecido a un mapa que hemos podido elaborar entre los conocimientos de todos los presentes.” – Indica. – “Es vuestro.” – Extiende la mano y se lo cede a Gheorghe.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO (DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR), MES DESCONOCIDO.

MEDIA MAÑANA.

EN LA CAPILLA.

-Éso mismo pienso yo, alguna clase de poder superior ha intervenido, pero no sé cual ni por qué-dijo Gheorghe. Sin embargo, conforme las explicaciones y el asunto de ese interno se iban desvelando, el ceño del paladín se fue frunciendo. No podría asegurarlo, pero estaba razonablemente convencido de que lo que sea que estuvieran adorando era responsable no solo del aislamiento del lugar, si no también de sus recuerdos. Aunque claro, eso no explicaba por qué los allí presentes sí recordaban quienes eran, y solo sus compañeros sufrían algo así.

Aceptó el mapa cuando se lo tendió, y lo extendió sobre la superficie más cercana, indicando al resto que se acercaran.

-Debemos estudiar esto a fondo, e intentar encontrar un modo de sacar a esta gente de aquí. No veo ninguna clase de pozo, así que... ¿Quizás un sistema de alcantarillado?

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO (DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR), MES DESCONOCIDO.

MEDIA MAÑANA.

EN LA CAPILLA.

-Pesadillas, sí -dijo recordando aquella en la que despertó y que pudo equiparar a la relatada por la mujer-. En cuanto a sacarlos de aquí sin atravesar la niebla... Ni siquiera una red de alcantarillado serviría, pues entiendo que desembocaría en el río. Lo mejor sería poder acceder a las zonas de archivos. Quizá en ellos figure un mapa más detallado, uno de las estructuras de la edificación. No me sorprendería la existencia de un pasaje entre la isla y tierra firme por debajo del río. Una vía de escape ante una determinada eventualidad -afirmó-. Lo cual nos lleva a la necesidad de recorrer esos pasillos, eliminar a cuantos enemigos podamos y obtener información amén de quizá víveres y otros elementos. Sí o sí creo que estamos condenados a enfrentarnos a nuestras peores pesadillas.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO (DÍA SIGUIENTE AL DESPERTAR), MES DESCONOCIDO.

MEDIA MAÑANA.

EN LA CAPILLA.

El delicioso caldo comenzaba a hacer efecto al cuerpo del viejo, calentándole por dentro y aumentando el sueño del anciano a la par que le restaba esa sensación de hambre y permitiéndole respirar mejor. Mientras disfrutaba de esa explosión de sabores que jamás había probado antes, saboreando cada sorbo que tomaba, escuchaba las explicaciones de la mujer.

- Así pues, el pobre hombre que estaba atado nos decía que Zandalus nos veía. - Dijo serio, basándose en los posibles poderes de videncia que podría tener aquel hombre, pero sin descartar que esos ojos fuesen controlados por ese Zandalus. - Y las pesadillas no nos son desconocidas. A mí no me permitieron descansar ni centrarme... - Tosió levemente, tratando de evitar hacerlo. - ... precisamente ese hombre vestido con harapos, es quien me atormenta.

El viejo se acarició las barbas lentamente, pensando en ello y dándose cuenta del enorme vínculo que unían sus pesadillas con lo que ocurría en la niebla. Miró a Tormento. - Todo tiene relación, nada es casual...

- Sugiero que recuperemos fuerzas al igual que información. - Explicó mientras veía como le entregaba Winter un mapa a Gheorghe. - Una vez listos, comenzar a buscar la salida, quizás deberíamos ir por aquella puerta donde apareció el extraño ojo, manteniédonos en el interior del edificio y evitando por completo la niebla. - Hizo una pausa para recuperar algo de aliento y toser un poco.

- Según avancemos y aseguremos zonas, los ballesteros pueden comenzar a montar nuevas barricadas. Nos vendría bien tenerles en la retaguardia por si necesitamos retirarnos de una batalla. Pero queda claro que quedarnos parados solo nos traerá la muerte... a todos. - El viejo miró su cuenco y se entristeció al ver que estaba vacío. Hubiese pedido repetir, pero no era una posada y la comida no sobraba. Suspiró con pena, sabiendo que jamás volvería a comer algo tan delicioso como aquello.