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Historias del Dominio

En Familia

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25/08/2019, 08:35
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

La imagen de Arlo sosteniendo el bebé fue justo lo que Carellyn necesitaba para que algo se revolviese en su interior. Se detuvo un instante al verlo, bombardeada su imaginación por la fantasía de que fuese a su propio hijo y no al de su tía al que sostenía. Pestañeó al escuchar la voz de Lady Rhonda y continuó su entrada en la estancia como si nada hubiera pasado, pero esa imagen se había pegado a sus retinas. 

Sin duda la conversación entre sus tíos era cómica. Cómica y reveladora, pues cualquier protesta de Ser Baelor quedaba apagada tras la apabullante personalidad de su esposa. Era imposible no sonreír y las mejillas de Carellyn se apretaron al intentarlo.

Tened cuidado si vais al jardín —le recomendó, esforzándose por hablar con seriedad—. Creo que Lord Martyn está allí durmiendo y podríais tropezar con él.

Se dejó llevar hacia los cojines y se sentó disimulando enseguida el breve gesto de dolor que torció sus labios por un instante. Ahí alternó su mirada entre los dos, feliz de encontrarse con ellos. 

Le divirtió el enredo con las fechas que estaba haciéndole Lady Rhonda e internamente lo agradeció, fijándose bien en cómo lo hacía. Si fuese por ella se quedaría en Antigua para siempre, o eso pensaba en aquel momento. Sin embargo, cuando su tía propuso cambiar de tema lo que agradeció fue que ella estuviese pendiente de Arlo, pues sintió que sus mejillas palidecían un poco más y tuvo que hacer gala de todo lo que había aprendido bajo la sombra de Lady Bethany para mantener la sonrisa en sus labios. Sus ojos se clavaron en su hermano a la espera de su respuesta, pero al escucharla supo sin lugar a dudas que a Lady Rhonda no le iba a servir de nada. 

Cuando la pregunta le pasó a ella, sonrió un poquito más. 

Oh, pues es bonita, sí —convino, antes de empezar a destilar veneno envuelto en un tono dulce como la miel—. Y menos mal, porque esa es la única gracia que tiene la pobre. La verdad, creo que será un bonito adorno el día que contraiga matrimonio, no quiero ni imaginar si además de todo hubiese sido poco agraciada... —Se encogió de hombros, fingiendo cierta lástima por la joven—. Más que estirada es que es muy sosa, la pobre. Lo más divertido que hace en su vida es estudiar libros sobre heráldica y esa es su idea de una tarde apasionante. Su pelo es bonito, pero es muy maniática y no soporta que nadie se lo toque. 

Hizo una pausa, como buscando algo más que comentar en su mente y al encontrarlo se echó un poco hacia su tía, para compartir un cotilleo.

—Pero, aún sosa como es y todo, hay un hombre que ha pedido su mano. Bueno, o está en trámites de pedirla, no estoy segura —contó la primicia, alzando un poquito las cejas—. Ser Tyros Dragnos. Está muy a su nivel, claro. Pasó por aquí antes de partir hacia el frente y tuvieron oportunidad de intimar un tanto. Ella está verdaderamente ilusionada con él y, la verdad, hacen buena pareja. Tan rectos los dos, tan estirados, tan sosos... Aquí, en Riverside, todo el mundo espera que Lord Everam anuncie su compromiso en cuanto regresen de la guerra —declaró, sacudiendo la cabeza. 

Parpadeó con inocencia y se encogió de hombros.

—Pero hablemos mejor de algo interesante, ¿no os parece? —propuso, dejando claro el poco interés que la primogénita de los Stronghorse podía tener—. ¿Por qué no nos cuentas cómo es Ser Jorah? —le lanzó un cabo a su hermano—. Parece un hombre muy decidido, ¿no es así? Y... ¡Oh, tía Rhonda! ¿Te gustó el halcón de Lord Willas? No me permitió llevarlo fuera de su jaula, pero fue emocionante traerlo igualmente. Dijo que era un ejemplar magnífico, deben apreciarte mucho.

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25/08/2019, 13:23
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C

Tía Rhonda escuchaba a su sobrina encantada de la vida. Tanto que mientras hablaba, la dio un beso en la mejilla sin venir a cuento ni decir nada. Se llevó los dedos a la boca para disimular una risilla tonta cuando describió a la mayor de las hermanas, y miró a Arlo. Éste asentía y negaba a la vez en un movimiento sutil y errático mientras mordisqueaba su labio inferiror y entrecerraba los ojos ligeramente sin desviar la vista de Carellyn. Y al contrario que su tía Rhonda, no se alarmó cuando su hermana dijo de pasada que habían intimado. Aquello paralizó a su tía que se llevó la mano al pecho . De hecho, pareció no haber escuchado nada más de boca de su sobrina a partir de aquella palabra.

¡Pero Carellyn!...¿Tú estás segura de eso?. Eso...eso...¡No puede ser!— Preguntó alarmada. Su hermano tomó la mano de su tía para tranquilizarla.

Ser Arlo Rowan

Nada, tía Rhonda. Tranquiiila. Que se refiere a que charlaron a solas o pasearon. Seguro. Dudo mucho que Lord Everan permitiese algo como lo que estás imaginando bajo su techo, antes de que su hija contraiga matrimonio. Y Ser Tyros no deja de ser un amigo de su familia y su vasallo.—

Su tía lo miró y asintió como si aquello le pareciese lógico.

Ten en cuenta que Lord Everan, debe ser un hombre tolerante, al igual que Lyn, pues tampoco ha tenido mayor reparo, supongo que más acostumbrado por su cercanía a esos monos, en que un rehén dorniense, rastreros como son por naturaleza y que además huelen mal, entable tan buena amistad con tu sobrina. Pero dudo mucho que haya permitido algún tipo de contacto "íntimo", que es el que tu has interpretado de boca de Lyn, ya sea de su hija o de nuestra querida Carellyn, con un hombre— 

Tía Rhonda asentía como si las palabras de su sobrino la tranquilizasen. Arlo desvió la mirada hacia su hermana y pudo sentir que no eran flechas lo que le clavaba, sino virotes de gigantescos escorpiones que podrían derribar a un dragón en vuelo.

Porque claro Lyn... ¿Tú no habrás tenido ningún tipo de contacto "íntimo" con ese dorniense, ¿verdad?... No me malinterpretes, pero como hablas tan bien de él y lo defiendes tanto...y tú aquí sintiéndote tan sola...¿no? —

Carellyn pudo notar durante un instante, como las miradas de ambos estaban posadas en ella, tras la pregunta de su hermano, el cual la dedicó una media sonrisa.

 

 

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25/08/2019, 15:25
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Carellyn asistió con cierta frustración a cómo sus intentos por cambiar de tema parecían volverse contra ella con virulencia. Primero frunció levemente el ceño ante la alarma de su tía, que dos días antes le había asegurado que la virginidad de una joven no le importaba ni siquiera al que sería su futuro marido. Pero entendía que aquello había sido una conversación entre mujeres y Lady Rhonda debía estar fingiendo ahora ese escándalo para guardar las apariencias delante de un hombre, por mucho que fuese su sobrino, así que decidió no decir nada sobre ello. Porque la alternativa es que fuese la suya, por ser bastarda, la que no tuviese importancia, y prefería no pensar que se trataba de eso.

Sin embargo, ver cómo Arlo aprovechaba para atacarla sin motivo alguno, ignorando por completo el cabo que le había ofrecido para desviar la atención de ellos dos y lo que compartían, la sorprendió y decepcionó a partes iguales. Le devolvió la mirada, aunque ella había perdido la sonrisa y sus ojos estaban llenos de una profunda decepción hacia él. 

—Pues claro que no —respondió con frialdad, envarando la espalda. Y no necesitó fingir que estaba indignada u ofendida, pues sentía ambas cosas de verdad, así como incredulidad—. Y lo cierto, Arlo, es que me hiere profundamente que pienses así de mí. Nunca pensé que tú, precisamente tú, insinuarías algo así. 

Miró a su tía entonces y negó con la cabeza.

Me refería a que habían podido pasear a solas, charlar y conocerse mejor, tía Rhonda. No conozco los detalles sobre su paseo o hasta dónde llegarían a intimar. 

Pero no tardó en volver a mirar a Arlo, con el ceño fruncido con molestia.

Si mi virtud está en entredicho puedes pedirle al maestre que la compruebe, hermano —le ofreció, manteniendo una mirada helada sobre él—. Pero no hace ni dos días que ya le dije a la tía Rhonda que la estoy reservando para mi futuro esposo, tal y como se espera de mí. Si vas a seguir insultándome —agregó, escogiendo las palabras— y dudando de mi honor tal vez sea mejor idea que deshaga mis arcones y mañana partáis sin mí.

Carellyn nunca había jugado a las cartas y desconocía los términos de las apuestas en las tabernas, pero alguien con mayor conocimiento de ese argot diría sin duda que acababa de lanzarle un órdago al chico, uno con visos de terminar muy mal entre los dos. 

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25/08/2019, 16:16
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

La tía Rhonda se sorprendió de la dignidad y orgullo que mostró su sobrina. Tuvo que tomarla del rostro con suavidad para dirigir su mirada hacia ella.

—Carellyn, cariño. Que es tu hermano y se preocupa por ti. —Dijo dándola un besito en la mejilla. —Ahora estás en familia y hablamos de cosas...Anda no diga tonterías, cómo no vas a venirte tú, mi vida.— La dio un abrazo cariñoso frotando su espalda un instante con afecto antes de retirarse y mirar a Arlo.

—Arlo, díselo tú...— 

Ser Arlo Rowan

Claro que sí, Lyn...— Aseguró inclinando un poco el cuerpo hacia delante, hacia ella, manteniendo el gesto sobrio y tranquilo. —Sí eres aún como te recuerdo, no perderías tu virtud con un dorniense. Lo harías con quien tenga la enorme suerte de desposarte, o en su defecto, con alguien que te quisiese muchísimo, pero que muchísimo...Más que a su vida incluso.— Explicó sin entrar en la amenaza de su hermana.

—Sólo digo que hay formas de "intimar" que no implican entregar la virtud. A eso me refería hermana. Y tampoco te juzgaría por ello, ya eres una mujer. Sólo podría decirte, de ser así, que me decepcionas. No por el "hecho", sino por el "quién". Y como hermano tuyo que soy y futuro señor de Sotodeoro, tendría que pedirte que nunca jamás volviese a suceder, ni mantuvieses contacto alguno con dicho "personajillo".— Escupió la última palabra.

Tía Rhonda que había estado escuchando más mirando a Carellyn preocupada por su reacción que a Arlo mientras hablaba, se giró despacio, asombrada, gratamente satisfecha. —Vaaaya con Arlo...Pues tenía razón tu padre y te has convertido en todo un hombre y un buen futuro lord..— 

Arlo dedicó una breve sonrisa a su tía.

Lyn, ahora nos tienes a nosotros. A tía Rhonda, a mí, al tío Baelor...a tu familia. Así que prométeme que ese dorniense queda bien lejos de nosotros...de nosotros, tu famila.— Aclaró mirando de reojo un sólo pestañeo a su tía con un ligero tic de temor, como si se hubiese dejado llevar.  —Y deja de decir tonterías de que no vendrás. Aunque tenga que llevarte a rastras, tú vienes con nosotros, con los que de verdad te quieren.— Sonrió entonces.

—¿Ves cariño?. Si sólo quiere lo mejor para ti. Como yo, como todos...— Dijo su tía sin perder la dulzura.

 

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25/08/2019, 18:27
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

La postura de Carellyn siguió igual de rígida mientras su mirada continuó taladrando a su hermano, pero cuando su tía hizo que la mirase y besó su mejilla, la tensión en sus hombros se ablandó un poco y tomó su mano para apretarla con suavidad. 

Sin embargo, cuando Arlo intervino de nuevo, la misma decepción regresó a sus ojos. Contenida y digna como estaba, tan sólo enarcó una ceja como respuesta a sus exigencias. 

—El día que conozcáis a lord Aldern os daréis cuenta de lo mal que lo habéis estado juzgando —declaró, zanjando por su parte con esas palabras un tema en el que no pensaba ahondar más, al menos con Lady Rhonda delante. 

Tomó aire. Notaba los intentos de su tía por apaciguarla, tanto como los intentos de Arlo por continuar peleando. Y ambos deseos se enzarzaban en su interior haciéndola oscilar. El dolor en su vientre no ayudaba, al contrario, aguijoneaba su paciencia incitándola a seguir. Se forzó a relajar un poco más su postura, pero la sonrisa ya no regresó a sus labios.

Bueno, entonces, ya que estamos en familia hablando de cosas... ¿qué toca ahora? ¿Arlo nos hará una lista de todas las mozas con las que ha retozado? Dime, hermano, ¿ya tienes algún bastardo por ahí? Como futuro señor de Sotodeoro supongo que seguirás la tradición —comentó, con un sarcasmo hiriente, con el que se hizo daño también a sí misma—. ¿O mi intimidad es la única que debe ser expuesta sobre la mesa? 

Se había pasado, lo sabía. Aunque no tanto por ellos, sino por ella misma. Sus propias palabras dejaron un nudo amargo en su garganta y se arrepintió de pronunciarlas en el mismo instante en que salieron de su boca. ¿Qué le pasaba? Siempre había sido capaz de mostrarse calmada, incluso cuando Lady Bethany la insultaba a la cara. Pero desde hacía unos días todo su mundo estaba patas arriba y sus emociones no paraban de subir y bajar. Sus dedos se alzaron hacia su cuello y la ausencia de la cadena que siempre había sido su fortaleza se le antojó estrangulante. Pestañeó, apartando la mirada hacia un punto indefinido del aire, y su voz resultó monótona cuando agregó algo más.

—O también podríamos hablar de cosas normales y agradables —señaló, encogiéndose de hombros—. Como del halcón nuevo de la tía Rhonda. O de lo adorable que es el hijo de Lord Martyn.

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25/08/2019, 19:11
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Tiá Rhonda se llevó la mano al pecho con la boca entre abierta.

—Carellyn...cariño. Cómo puedes decir eso. Tu padre y tu madre se que...— Interrumpió la frase mirando de reojo a Arlo consciente de que estaba presente y que podría afectarle. Aunque ya casi había terminado de decirla y seguramente igual que ella, Arlo había captado el mensaje completo.

Pero Arlo se mantuvo frío como un tempano de hielo. 

Ser Arlo Rowan

No hermana. El día que lo conozca, le partiré por la mitad y echaré sus tripas en un canasto para dárselas de comer a los cerdos.— Dijo con tono totalmente sobrio y tranquilo, como el que describe qué tal día hace. Y aquello sí que advirtió a Carellyn de que no era un arrebato, sino de que era muy capaz de hacerlo y probablemente lo haría. Y con aquello sí que pareció también zanjar él todo aquello.

Tía Rhonda se giró también al escuchar las palabras de Arlo sin perder el asombro con ambos.

Tranquila tía Rhonda. Está claro que tiene asuntos pendientes con padre y ya los hablará algún día con él. — trató de calmar. Luego volvió a dirigirse a Carellyn.

Tienes razón, hablemos de mí.— Convino manteniendo una serenidad a la que Carellyn no daba crédito.

La primera vez que estuve con una mujer tendría yo catorce días del nombre. Acababa de matar a un hombre. La primera vez que lo hacía.— Comenzó narrando. —Ser Jorah, sabía que de alguna forma eso te afecta, te cambia. Trató de animarme, de ayudarme. Pero yo seguía con el rostro de ese hombre en la cabeza. Aún recuerdo lo que me dijo como si lo tuviese delante: "Si ningún hombre puede hacerte olvidar, entonces es tarea para una mujer." Ya me advirtió que me fuese acostumbrando, pues muchas vidas más iba a arrebatar ya fuese con mis decisiones cuando fuese lord, o con la espada, siendo caballero.—  Se detuvo para estirar el brazo y alcanzar una copa en la que se sirvió un par de dedos de vino.

Así que Ser Jorah me llevó a una casa de citas, a un burdel, cercano a la villa. Y allí me desfloré, sí. Me hice un hombre, como diría Ser Jorah. — Reconoció. —Y reconozco que sirvió para evadirme, para asimilar lo que me esperaba a partir de ese momento. Como niño nunca hice daño a nadie, pero como hombre iba...y voy...a tener que quitar vidas. — Dio un par de sorbos.

—Luego ya...bueno. La verdad que la vida de caballero, es muy distinta a las novelas. Los días acampando a la intemperie con un frío que jamás hubiese creído que existiera, perseguir bandidos, hacer frente a las incursiones de las Islas de Hierro...— Se encogió de hombros. —Hasta matar se llega a hacer cotidiano y también calentarse en el burdel. — Alternó la mirada entre ambas.

Pero nunca he sentido nada especial por ninguna. No hubo nada más allá que me hiciese olvidar que estaba lejos de casa, o que no tenía a Daniel, a mi padre, a mi tía...— Sonrió a su tía con afecto— ...o a ti, Lyn, cerca.— 

Su tía le frotó el brazo emocionada, con afecto. 

Y agradecido estoy a Ser Jorah. Mirad, ni una cicatriz. Golpes, moratones, alguna rozadura pero nunca nada de gravedad. Siempre me mantuvo a salvo, me enseñó a luchar, a sobrevivir, y no a olvidar, pero sí a no pensar. No mucho al menos. —

Clavó entonces la mirada en su hermana.

¿Está así bien, Lyn, o necesitas saber más?— Preguntó sereno. 

 

 

 

 

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25/08/2019, 20:15
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

La amenaza de Arlo se deslizó por la espalda de Carellyn, sinuosa como una serpiente, fría, pegajosa, dejando una sensación incómoda a su paso y su piel erizada. Apretó las mandíbulas, manteniéndole la mirada mientras esa sensación iba congelando poco a poco su interior. Ni siquiera llegó a molestarle la condescendencia con que mencionó los «asuntos pendientes» que pudiera tener con su padre, pues aún estaba digiriendo lo anterior. 

Asistió después a su relato, con incredulidad al principio, con incomodidad y rabia después. En completo silencio y rígida como una estatua, lo observaba con un rostro ausente que había perdido toda expresión. 

Cuando terminó dirigiéndose a ella, pareció volver en sí. Sacudió la cabeza antes de responder.

—A decir verdad, ahora sé mucho más de lo que necesitaba o quería saber —manifestó—. Está claro que ninguno de los dos somos quienes recordábamos.

Se puso en pie y se alisó la falda, dirigiéndose después a Lady Rhonda.

—Lo lamento, tía Rhonda, pero no me siento muy bien hoy. Tengo el cuerpo un poco indispuesto y creo que será mejor que me acueste temprano. Gracias por este rato que hemos compartido, que paséis los dos una buena noche.

Les dedicó una breve inclinación y giró sobre sus talones para encaminarse hacia la puerta, digna y fría, perdidos por completo el buen humor y la ilusión con que había entrado un rato atrás.

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25/08/2019, 20:43
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Arlo asintió despacio cerrando brevemente los ojos, conviniendo y dando la razón a su hermana en aquello que había dicho de que ambos no eran las personas que recordaban. 

Pero cuando estaba cerca de la puerta, una voz con tremenda autoridad llegó a sus oídos.

—Ni se te ocurra salir por esa puerta, jovencita— Aquello quedó suspendido en el aire un instante. —Arlo, vete un momento. Quiero hablar con tu hermana a solas—

Una expresión de protesta apareció en el rostro de Arlo. 

Soy tu tía Arlo. Ni se te ocurra replicarme. Sal y déjame con tu hermana a solas... AHORA— 

Arlo se puso en pie y sobrepasó a Carellyn sin dedicarla si quiera una mirada, rígido como el acero. Abrió la puerta y abandono la habitación. 

Y tú vas a sentarte aquí y me vas a explicar que está pasando contigo y con tu hermano.— 

Carellyn había conocido a la madre, a la adolescente y a la amiga, pero ahora mismo estaba ante la verdadera Señora del Faro. Ante uno de los dos pilares que sustentaban la casa Rowan. Ante la mujer que partió sola de Sotodeoro a una casa ajena para contraer matrimonio con un casi total desconocido y que se había convertido también en un pilar de ésta a base de esfuerzo y de hacer tripas corazón.

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25/08/2019, 21:27
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Los pies de Carellyn se detuvieron en seco cuando la orden de su tía le llegó, aunque no se dio la vuelta para mirarla, no todavía. Había vislumbrado la puerta como el punto límite hasta el que tenía que aguantar su entereza y ahora que esa meta se distanciaba, necesitaba esos escasos segundos para coger fuerzas. 

Miró el perfil de Arlo cuando pasó por su lado, con los labios apretados. No se giró hasta que él no hubo salido y cerrado la puerta a su espalda. Entonces se volvió hacia Lady Rhonda y regresó a su lado con un paso lento al que le faltaba poco para arrastrar los pies. 

Se sentó, con la espalda derecha y ambas manos cruzadas sobre el regazo y se preparó para que le cayese otra bronca que no creía merecer, también por culpa de un chico. Con la nueva orden su mirada se fue hacia la puerta por la que acababa de salir Arlo y se encogió de hombros.

—Supongo que al crecer ha dejado de ser el hermano protector que recordaba para convertirse en una versión con pene de Dara —dijo, apretando los labios—. No sé qué le pasa. Antes me defendía. Ahora me insulta, pone en duda mi honor, amenaza de muerte al único amigo que he tenido en los últimos años y me da órdenes. 

La miró un momento y luego bajó la mirada al suelo. 

—Es cierto que no me siento bien, tía Rhonda. Anoche me llegó el sangrado lunar con mucha fuerza. ¿No podrías permitir que me retirase y hablar de esto mañana con más calma? —pidió, suavizando su tono—. Por favor.

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25/08/2019, 21:47
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

No.— Respondió con rotundidad. —Y no te olvides que yo soy mujer como tú, y llevo con el sangrado lunar más tiempo que tú. Y además hace unas semanas di a luz y aquí estoy para complacer a tu tío. Y si yo puedo hacer eso, tú que llevas mi sangre, puedes aguantar esta conversación. ¿De acuerdo?—  Aclaró primeramente.

Mira Carellyn...— Comenzó sin rodeos, sin dar vueltas al asunto. —...tu tía no es tonta, y sé que tú con ese chico dorniense has tenido algo más que amistad. Así que no juegues conmigo. Con otros, tú decisión es. Pero con tu tía no.— Asintió de forma interrogativa para saber si lo había entendido.

—Y sí, hija. Los hombres son muy tontos. Pero hay de dos tipos: Los más tontos y los menos tontos. Y tu hermano por lo que parece es del segundo tipo, y también se ha dado cuenta de que ese chico y tú, no habéis sido sólo amigos.— Relajó un poco el tono para ser más maestra que verdugo.—Algo le habrás dicho para que lo piense...— Sospechó.

Pero como zopenco que es, y celoso de la virtud y bienestar de su hermana, actúa como actúa. Como un hombre, con más virilidad que sesera. "¡Voy a partirlo por la mitad!".— Imitó con su voz de forma teatral. —Vete acostumbrando cielo. Los hombres son así de sentidos. Si tu padre se enterase, no creas que lo sería menos que Arlo. — Aseguró.

Pero tiene razón, mi vida. Olvídate de ese chico y hazlo YA. O le perderás a él y también a tu padre...—

Abrazó entonces a su sobrina.

Cariño...yo te quiero mucho. Y él también. Tu hermano te quiere con locura. Desde siempre, Carellyn. Pero hay cosas que no podemos cambiar. Son hombres mi vida. — Acarició el rostro de Carellyn con ternura.

Al final, harás lo que tu quieras, mi vida. Pero has de ser consciente de que es una decisión. Una decisión que tendrás que tomar tú y sólo tú: O ese chico, o tu familia. — 

 

 

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25/08/2019, 22:25
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

La esperanza ínfima de que su tía accediese a dejarla marchar se esfumó enseguida y Carellyn tan sólo apretó los labios y asintió con la cabeza, aceptándolo con resignación y preparándose para el chaparrón. 

Mantuvo la mirada en el suelo hasta que se dio cuenta de que su tía la estaba mirando, esperando algún asentimiento por su parte. Ella se encogió de hombros, con un gesto que parecía decir «¿para qué voy a decir nada si vas a pensar lo que quieras?»

Al final resultó ser menos reprimenda de lo que pensaba, pero la decepción que había germinado con los ataques de su hermano terminó por extenderse también a ese momento.

—Lo justificas —manifestó, bajando la mirada—. Sólo por ser un hombre ya puede decirme y hacerme lo que quiera. —Hizo una pausa, dolida, antes de fruncir el ceño y mirar a su tía—. Dices que tengo que elegir, pero ¿acaso he sido yo la que ha mencionado al dorniense en primer lugar? ¿Acaso he respondido a las provocaciones de Arlo? ¿No he tratado de cambiar de tema una y otra vez? Ni siquiera he protestado cuando lo ha insultado. Todo lo he dejado correr, pero se envenena él solo. —Negó con la cabeza—. Ni siquiera es justo que pretenda decirme con quién puedo hablar y con quién no. Llevo aquí sola tres años y de repente todo el mundo quiere decirme lo que tengo que hacer.

Se quedó callada un segundo, pero enseguida siguió hablando.

—Yo ya he decidido, sabes que ayer mismo escribí a lord Aldern pidiéndole que renunciase a su idea de pretender mi mano. Y no he vuelto a hablar con Arlo sobre él desde la noche en que llegó. —Sacudió la cabeza, frustrada por completo—. Pero ni siquiera eso parece ser suficiente para que mi hermano me trate con respeto. No, si no tiene su cabeza rodando a sus pies no se dará por satisfecho. ¿Es eso? Porque el hermano que yo añoraba no era un asesino y nunca jamás habría sido capaz de hablarme como lo acaba de hacer ese que ha salido por la puerta.

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25/08/2019, 22:56
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C

El rostro de su tía se iba encenciendo a medida que Carellyn  a medida que Carellyn hablaba. Al final tomó aire y lo soltó despacio en un ejercicio de autocontrol.

Carellyn, lo primero: o yo me he perdido algo, o no sé dónde ves la provocación de Arlo. Te ha preguntado como tu hermano que es y te has dignificado de una forma que ni entiendo. No entiendo a que viene esa reacción. Te ha preguntado en familia, entre nosotros, no delante de extraños.Ni mi marido estaba delante. Y tras tu respuesta él te ha contado todo. Eso somos los Rowan. Quizás tendría que haberte preguntado antes  si quieres ser parte de nuestra familia. Pero no lo pensé, pues no creí que hiciese falta preguntar nada.  —

Necesitó entonces otro aliento de aire.

Lo segundo, cielo: Ya te he dicho que al final será una decisión tuya. Pero las decisiones tienen consecuencias. Madura Carellyn. Te decimos lo que creemos mejor para ti. Haz lo que quieras, pero no pretendas arrastrar al resto de la familia en tu decisión, porque no va a ser así. Y no me vengas con lo de llevar tres años sola. Yo lo he estado más años que tú. — Dijo de nuevo sin medias tintas ni filtros.

No hace falta que me recuerdes lo de la carta. Me acuerdo perfectamente. Pero no me lo digas a mí. Díselo a él. Cuando termine con él...porque no pensarás que no hay también para él ¿verdad?...díselo.— Negó entonces con duda. —O haz lo que quieras, porque ya no sé si decirte nada.— Dijo manteniendo la mirada.

Pero sí te voy a decir algo, Carellyn y no te lo voy a repetir nunca más.— Anticipó con un tono mucho más severo.

JAMÁS vuelvas a decir delante mía que tu hermano es un asesino. JAMÁS. ¿Lo has entendido?. Tu hermano ha tenido que matar para convertirse en caballero, en hombre. Para saber lo que es la vida y luchar por su familia en un futuro. Tu hermano ha tenido que matar al niño que era para convertirse en el hombre que es y velar por esta familia. Así que que sea la última vez que dices eso.— Dijo muy enojada, indignada. —Y si sigues pensando así, o bien eres tú la que se ha convertido en una niña estúpida, creciendo junto a las hijas de Lord Everan y tu amigo el dorniense, o bien no eres una Rowan. Porque ser una Rowan es mucho más que llamarse Carellyn Rowan. Y aún no entiendo como eres incapaz de ver que tu hermano mataría por ti y por cualquiera de su familia.— Afirmó apretando los labios.

Ahora, si todavía así lo quieres, puedes retirarte e ir a deshacer tus arcones. Y cuando salgas dile a tu hermano que entre.— Se alisó el vestido y mantuvo su rictus, dispuesta recibir a Arlo y darle darle también un par de explicaciones.

 

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25/08/2019, 23:47
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Claro que Lady Rhonda no veía la provocación, pues su primera premisa ya estaba equivocada desde que creía que le había preguntado como hermano y no como amante. Pero aún con toda la ofuscación que tenía encima en ese instante, Carellyn sabía con un convencimiento absoluto que no debía decir ni una palabra sobre eso. 

El enfado la había hecho aguantar con estoicismo hasta ese momento, pero cuando su tía sacó a colación que tal vez no quería formar parte de su familia, la muchacha tuvo que apretar los labios para mantenerse lo más entera que pudo. La cosa fue empeorando a medida que Lady Rhonda iba hablando y para cuando terminó, el rostro de Carellyn había enrojecido y sus labios dibujaban una mueca. Sus ojos se habían humedecido un par de veces, pero había logrado contener las lágrimas por puro orgullo, sin más motivo que ese. 

Cuando le dio permiso para retirarse, se puso en pie y le hizo una inclinación antes de salir de allí, incapaz de pronunciar ni una palabra. Tampoco sentía que fuese a servir para nada, cuanto más hablaba, más la malentendían y más problemas tenía. El mundo entero parecía haberse vuelto en su contra y a esas alturas la chiquilla estaba convencida por completo de que nadie en el universo la comprendía. 

Al abrir la puerta buscó a su hermano con la mirada. 

—Dice que entres —le informó, con la voz ronca y pestañeando tan rápido para contener las lágrimas que lo veía borroso. 

Esperó hasta que él entró y apoyó la espalda en la madera de la puerta. Quería salir corriendo hacia su cuarto, pero necesitaba unos segundos para reponerse lo suficiente como para que su expresión no llamase la atención de cualquiera con el que se cruzase por el camino. Por nada del mundo quería encontrarse con el maestre o con Aquilegia y tener que dar explicaciones. Ni que alguno de los invitados la viese llorar. 

Pero tampoco quería estar allí cuando Arlo saliese. Así que con la cabeza apoyada en la puerta prestó atención para tratar de escuchar algo del interior. 

- Tiradas (1)
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26/08/2019, 00:17
Director

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Cuando la puerta se cerró tras ella, hubo un instante de silencio.

—Tía Rhonda...—

¿Tía Rhonda....? ¿pero cómo que tía Rhonda? ¿Tú has perdido la cabeza?—

No entiendo qué quieres decir.— Escuchó en tono confuso.

Cómo se te ocurre decir que vas a matar a su amigo, el mono ese. —

Tía Rhonda, tú sabes que es más que un amigo, ¿no?.—

— Y qué si lo es, ¿eh?. Y qué. Qué pasa porque se hayan revolcado unas cuantas veces.— Carellyn pudo notar que el tono de su tía se iba encendiendo cada vez más.

— Ella ha estado sola Arlo. SOLA. Y tú por pequeño, yo por estar lejos, por lo que sea, no estuvimos aquí con ella. Tú no sabes lo que es estar sola sin nadie y lo que tiene que haber sufrido  sintiéndose rechazada hasta por su propia familia.— Aquella última parte casi se le entrecorta. —Ella necesita nuestro cariño, no que la amences con matar al dorniense. A mí tampoco me hace gracia que sea su amiga o que retoce con él, NINGUNA. Pero tú no vas a tocarle un pelo por que haya estado con tu hermana.—

—¿Y la carta, maldita sea?. ¿Y la carta que envió ese maldito bufón intentando romper todo su futuro. Todo el futuro de la casa.?— Protestó muy airado.

Eso lo discutiremos en un futuro. Y si hay que tomar medidas se tomarán. Bien sabes que mis palabras no caen en saco roto. Pero se hará, como debe hacerse. No contigo en un arrebato de celo paternal. ¿Entendido?. Ahora necesita nuestro cariño. Ha estado muy sola y no va a volverlo a estar. Trata de entenderla zoquete.—

¡¡SÍ QUE LO SÉ. DEJA DE DECIR QUE NO LO SÉ PORQUE SÍ QUE LO SÉ!!— Gritó.—¡Se lo que es volver a casa y ver que ya no está por ser padre un cobarde!. ¡Sé lo que es sentir que vas a morir congelado con miedo a no volverla a ver nuca! ¡Sé lo que es dejar de ser tú mismo para sobrevivir y meterte en el lecho de una fulana porque aunque sea su pelo lago te recuerda a ella y porque no quieres volver a pensar en las tripas del hombre que acabas de matar!— Carellyn pudo notar la voz completamente rota de Arlo. —¡Pero nunca las he amado!. ¡Si ella me pidiese que las escupiese en al cara lo haría! ¡Y yo sólo la pido que deje de verlo que no esté más con él. Y ella lo defiende. SIEMPRE LO DEFIENDE! ¡ELLA ME HA TRAICIONADO, NO YO. YO NUNCA HE SENTIDO NADA POR OTRA. NUNCA!!. ¡¡PERO ELLA SÍ!!. ¡¡NO SOY YO EL TRAIDOR, NO LO SOY!!—

Se hizo un pequeño silencio.

Pero...Arlo. Qué estás diciendo. Qué te ocurre, mi vida.— Reconoció a su tía completamente preocupada.

¡Que la amo!. ¡¿Entiendes?!. Qué la amo mas que a mi...— Aquella frase se cortó con el sonido inconfundible de una sonora bofetada de las que cruzan la cara.

¡¡Cállate.!!...¡¡Cállate!!.— Dijo su tía con furia. —Si la amas cállate y no vuelvas a decir eso nunca, ¿Me comprendes?. Cállate u ordeno que te arranquen la lengua y te corten los dedos.— Carellyn pudo sentir la furia de su tía incluso a través de la puerta.

Ella va a casarse con el lord ese y tú con Lady Aquilegia. Y ni una palabra más.— Se hizo de nuevo un silencio. —¿Le has dicho algo a ella?—

Nos amamos...o nos amábamos al menos.— Y de nuevo escuchó el sonido de otra tremenda bofetada. 

Estáis locos los dos. ¡¡Locos!!.— 

Está bien...calma...ya está. Si es mi sobrina y es mi sangre, ve a buscarla que estará escuchando tras la puerta, igual que habrás hecho tú, si no ha salido ya corriendo. Si no está ordena que la traigan y tú vienes también. Y como no vengáis los dos, a rastras por los pelos os traigo. Vamos...¡Ve!—

Escuchó entonces unos pasos que debías ser de su hermano, acercarse a la puerta.

 

 

 

 

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26/08/2019, 01:28
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Al principio Carellyn sólo prestaba atención a medias a lo que oía, demasiado enredada en sus propios pensamientos de autocompasión. Se repetía que su hermano era un idiota, que había cambiado, que no iba a volver a hablarle nunca más en toda su vida... Y se maldecía a sí misma porque aún así sentía que su corazón latía cada vez que oía su voz. 

Empezó a escuchar más cuando su tía comenzó a defenderla, aunque con el asunto de la carta, la maldita carta una vez más, tuvo que coger aire y soltarlo, despacio. 

Sin embargo, fue cuando Arlo comenzó a gritar que la boca de Carellyn se fue abriendo por la sorpresa y las lágrimas se secaron en sus ojos, de tan abiertos que los tenía. No podía creerse que estuviese diciendo esas cosas en voz alta, que estuviese diciéndoselas a su tía. ¿Es que era idiota? 

Y entonces le soltó que la amaba y la pregunta se resolvió por sí sola. Sí. Era idiota, era la única explicación posible. Carellyn notó sus mejillas enfriarse de tan rápido que perdió su tez el color y tuvo que apoyar una mano en la puerta para sostenerse. Supo, con total certeza, que en ese momento todo había acabado. Cualquier posibilidad de que pudieran ser felices, de que mantuviesen su amor en secreto, se acababa de esfumar más rápido de lo que tardó el eco de la primera bofetada en desaparecer.

Se encogió al oírla y estaba tan aturdida que ni siquiera alcanzó a preguntarse de qué lord hablaban para ella, pues no podía pensar en nada más que en el desastre que su hermano acababa de provocar. Llegó la segunda bofetada y sus ojos se fueron hacia el final del pasillo, dudando si echar a correr. ¿Le pegaría a ella también? ¿Pero a dónde iba a ir? En su cuarto no tardarían en encontrarla y no había lugar en el castillo o fuera de él donde pudiera esconderse. No le daría tiempo siquiera de hacer que le ensillasen un caballo antes de que la encontraran y ella no tenía ni idea de cómo se hacía. No. No había escapatoria.

Le temblaban las manos y los labios cuando Lady Rhonda le ordenó que la fuese a buscar, estaba aterrada. Pero enderezó su espalda y se giró hacia la puerta, decidida a afrontar su destino con entereza. Abrió la puerta antes de que lo hiciese Arlo y al encontrarlo de frente sólo le musitó dos palabras.

—Eres idiota. 

Avanzó hasta quedar a un par de pasos de su tía y alzó la barbilla para mirarla. La antigua Carellyn, la que no era capaz de recordar el rostro de su madre, la que se callaba y sonreía ante cualquier ofensa, esa Carellyn habría bajado la mirada y permanecido callada, esperando a que fuese Lady Rhonda la que comenzase. Y aún en su interior estaba esa parte de sí, gritándole que mostrase sumisión si no quería llevarse ella también un par de bofetadas. Pero la mujer en la que se estaba convirtiendo a marchas forzadas mantuvo sus ojos en los de su tía y apretó los puños a ambos lados de su cuerpo.

—Pues ya lo sabes —espetó, con una rabia que ni siquiera sabía hacia quien dirigir—. ¿Qué va a pasar ahora?

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26/08/2019, 02:19
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Traidora.

Fue la única respuesta que obtuvo de él antes de cerrar la puerta y plantarse frente a su tía.

Rhonda observó con detenimiento los gestos desafiantes de Carellyn. Ese orgullo y barbilla levantada. No fue menor que el de su hermano. Permaneció unos segundos en silencio sin contestar, mientras introducía la mano en una jarra de agua para bajar la ligera inflamación de ésta tras abofetear a su sobrino. Negó con desconocimiento a la pregunta de Carellyn. 

No lo sé...— respondió como si la cosa no fuese con ella.

Decidme vosotros...

Se encogió de hombros y negó tranquila o aparentemente tranquila. — Venga, vamos. Tu tan adulto y hombre. Tú Carellyn tan mujer y tan hecha, tan vivida de todo...— 

Arlo miró de reojo confuso a Carellyn, como si no entendiese bien el juego de su tía. Confuso por el cambio de actitud repentino, probablemente porque aún podía sentir las palpitaciones de su mano en el rostro.

Venga decidme...¿qué queréis hacer?. ¿Qué deseáis.?— Miró esperando a que alguno respondiese.

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26/08/2019, 02:39
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

La actitud de Lady Rhonda la desconcertó. Pestañeó, con la misma confusión que parecía sentir Arlo, aunque ella evitaba mirarlo deliberadamente. Pero tras un instante, Carellyn entrecerró los ojos y respondió.

—Oh, vamos. ¿Vas a permitir con una sonrisa que gritemos al mundo que nos amamos, que nos casemos y vivamos felices y juntos para siempre? —Negó con la cabeza—. No pretendas hacernos creer que a nadie le importa lo que nosotros queramos —dijo, con una buena dosis de cinismo—.  Nunca ha importado y todos aquí lo sabemos. ¿Cuáles son las opciones entre las que de verdad podemos escoger? —preguntó, alzando las cejas—. ¿Azotarnos hasta que se nos quite la idea de la cabeza? ¿Enviarnos a cada uno a un extremo de Poniente? ¿Encerrarnos hasta que llegue el día de nuestros esponsales a los que acudiremos por la fuerza? Aunque, supongo que con encerrarme a mí sería suficiente.

Hizo una pausa y su mirada se volvió más intensa. 

—Me da igual lo que me hagas. Puedes encerrarme en la peor celda de tu castillo, venderme a un burdel o entregarme a los salvajes. Nada de eso va a cambiar lo que siento desde que era una niña. He aguantado cinco años sin verle y aún así he seguido amándolo con toda mi alma. Puedo aguantar lo que sea.

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26/08/2019, 02:55
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

La tía Rhonda sacó la mano del agua mientras miraba a Carellyn con total sobriedad, y comenzó a secarse la mano.  Dio un paso para dirigirse a Carellyn que era la primera que había hablado. Asintió sin perder la calma hasta que terminó de hablar, de soltarlo todo. Arlo hubo un momento en el que volvió a mirarla; cuando siguió manteniendo lo que sentía por él.

Noooo, Carellyn, noooo. Qué quieres, ¿salir y gritar vuestro amor al mundo entero?. Bueno, adelante.— Convino con ella. —¿Casaros?. Muy bien...vale. Aunque lo mismo tenéis que marcharos un poco lejos, porque aquí todos van a saber que sois hermanos y no creo que nadie os case.— Explicó con total calma. — ¿Vivir felices?. De acuerdo. Pero lo mismo os digo. Bien lejos de Poniente. Porque nadie os va a mirar a la cara por cometer incesto.— Dijo como si eso fuese un hecho, una verdad que nada tuviese que ver con ella. —Pero esto así, sin que nadie de nuestra familia diga nada, ¿eh?. Sin meternos a favor o en contra.—

Miró entonces a Arlo. 

—¿Tú también quieres eso, cielo?. Quieres decirle al mundo que os amáis, casaros donde os dejen, y marcharos a vivir felices a algún sitio?— Preguntó con igual tranquilidad.

Ser Arlo Rowan

Tía Rhonada...yooo...no creo que sea tan fácil. Amo a Carellyn, pero es difícil...—

Rhonda lo interrumpió un instante. —No estamos hablando de si es fácil o difícil, sino de lo que queréis. ¿Queréis eso?. Pues adelante. Tenéis mi bendición. Que seáis felices. Mandad una carta para contarnos como os va si tenéis ocasión. ¿No queréis eso?. Pues decidme otra cosa.— Miró de nuevo a Carellyn

Carellyn mi vida, tú que pareces un poco más despierta. O quizás es que tu hermano aún está atontado por los dos bofetones. ¿Eso quieres, mi vida?. ¿No quieres cambiar nada?. ¿Así entonces?. Lo que queráis cariños míos. Tenéis mi bendición para lo que queráis. —

 

 

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26/08/2019, 03:29
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C.

—Hermanastros —interrumpió Carellyn, corrigiendo a su tía, como si ese detalle pudiese realmente cambiar algo. 

Y luego la escuchó con cara de incredulidad, esperando que llegase el momento en que su discurso se diera la vuelta. Cuando volvió a dirigirse a ella, apretó los labios y negó con la cabeza.

—No me mires a mí. Mi opinión es la que menos importa aquí —señaló—. Yo soy la bastarda, la que ni siquiera pertenece a la familia. La que no tiene nada que perder. Da igual lo que yo quiera, porque todo eso no es lo que él quiere. —Respiró hondo y tragó saliva antes de seguir—. Arlo no quiere renunciar a su familia, ni a su Casa, ni a su castillo en Sotodeoro. Y yo lo apoyaré en lo que él quiera, porque aunque sea un imbécil lo amo de verdad. Así que... vamos, ni siquiera a él le importa lo que yo quiera —dijo, negando con la cabeza—. No finjas que a ti sí.

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26/08/2019, 03:45
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día del Guerrero. Mes del Padre. Año 289 A.C

Claro mi vida. Pero sólo una cosita, si me dejáis. Voy a deciros lo que yo creo que queréis. Los dos cuidado. No solo tú, cariño— Pidió dirigiéndose principalmente a Carellyn

Yo creo que lo que queréis es salir y gritar al mundo que os amáis. Y que el mundo se alegre por lo que siente el uno por el otro. Casaros, y que toda vuestra familia y amigos más queridos acudan a celebrar vuestra dicha. Y ya, como marido y mujer, compartir una vida juntos en Soto de oro, tener hijos, verlos crecer y ser felices y apoyaros el uno en el otro cuando vengan los momentos que son todo lo contrario...Más o menos algo así, ¿no?— preguntó aventurándose a no ir muy descaminada.

Pero cuando le digáis eso al mundo, todo el mundo o nueve de cada diez, que sepan que sois hermanos...hermanastros, me da igual, cielo, va a pensar que es asqueroso, porque es incesto. Para casaros deberá ser en la clandestinidad y probablemente con un septon que desconozca vuestro parentesco, o bien bajo una religión distinta que lo consienta. No acudirán vuestros amigos ni vuestra familia. Y lo de ser felices, pues depende. Si lográis prescindir de vivir como un noble y comenzar a vivir como el pueblo, lejos seguramente, donde no os puedan reconocer o acepten una relación así. Pues puede ser, que lleguéis a serlo. Dependerá también de cómo os vaya o cuánto echéis de menos vuestra anterior vida. O no...no lo sé. Porque así es el mundo, cielos míos. Y el mundo no va a cambiar para que vosotros seáis felices.—

Miró entonces a Arlo.

—Según Carellyn tú no quieres perder a tu familia, ni tu casa, ni tu castillo. Y ella te seguirá, porque a pesar de todo te ama. Muy bien...— Asintió conforme. —Ahora dime, Arlo. ¿Tú vas a poder soportar tenerla como amante, engendrando tus bastardos, apartada de tu familia que también es la suya.? ¿Vas a repetir la historia de tu padre y su madre?. ¿Vas a repetir la suya en tus propios hijos?—

Arlo la miró un instante y luego a Carellyn. Negó entonces.

Vamos a otro supuesto entonces...digamos que cada uno hace su vida. Os casáis con quién os corresponde según decida vuestro cabeza de familia y mantenéis vuestro amor en secreto.— Asintió esperando que ambos reconociesen eso como una posibilidad.

¿Alguno de los dos podría vivir sabiendo que el otro está haciendo su vida con una mujer u hombre.—Dijo mirando a Carellyn— Formando su propia familia, a seguramente una gran distancia. Viéndoos cada mucho tiempo...?.— Negó de nuevo. —Yo creo que no cariños míos. Tal vez un tiempo, pero toda una vida...No sé, no sé.—

—Y lo último que se me ocurre es que os olvidéis de esto, y hagáis vuestras vidas como si nada hubiese pasado y jamás volváis a estar juntos. ¿Podríais?. Pues eso dependerá de vosotros también.— 

Los miró entonces a ambos alternando la mirada. 

Esto es lo que hay. Ni más ni menos. Os consideráis adultos, ¿no?. Creéis que ya sois mayorcitos para decidir por vosotros mismos y que nadie debería deciros qué hacer con vuestra vida. Muy bien. Marchaos los dos. Pensad en lo que queréis hacer con vuestra vida y en las consecuencias de lo que decidáis. No en lo que desearíais, sino en lo que realmente será. Tomad una decisión y cuando la tengáis, comunicádmela. Tendréis mi bendición sea lo que sea que decidáis. — Señaló entonces la puerta a ambos.

Podéis marcharos...—