Partida Rol por web

Historias del Dominio

En Familia

Cargando editor
30/08/2019, 14:49
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Sólo una fuerte determinación había logrado que Carellyn se levantase tan temprano esa mañana, antes de que el sol apuntase los primeros rayos. Y es que en cuanto se movió en la cama se dio cuenta de que tenía agujetas incluso en músculos que ni siquiera sabía que tenía. De no haber sido tan importante el motivo por el que quería madrugar tanto se habría quedado en la cama lamentándose por las punzadas de dolor, pero estaba decidida a invadir un huequecito de las cocinas y con esa idea en mente se puso en pie. 

Sus ojos revisaron bien todos los preparativos en su habitación por enésima vez. La noche anterior, una vez ella y Arlo habían tomado la decisión de no regresar a Riverside, había completado un poco más su equipaje, aunque se había asegurado de que a simple vista su dormitorio no pareciese vacío dejando allí los vestidos que menos le gustaban. También había escrito dos cartas, una muy breve, para Ser Dwain, y otra más larga para Aldern. 

Se vistió, haciendo muecas de dolor cada vez que tenía que estirarse lo más mínimo, y se cepilló el pelo hasta que adquirió cierto brillo. Se contempló en el espejo y sonrió. Estaba decidida a que aquel fuese un gran día. No era para menos, tal vez fuese el día de su boda. Y no se parecería en nada a lo que había soñado desde que era una niña. No tendría una capa con los colores de los Rowan que ponerse al acudir al altar, ni habría después un gran banquete sino un largo viaje a caballo. Ni siquiera creía que pudieran pasar juntos la noche de bodas si acampaban de camino. Pero tenía lo más importante. Lo único importante. A Arlo. 

Y con esa idea en mente abandonó la estancia para dirigirse a las cocinas. Allí preparó con sus propias manos los panecillos y su aroma la llenó de una sensación cálida y maternal. Podía sentir a su madre tras ella, guiándola en la preparación, y sabía que ella aprobaría cada una de las decisiones que su hija estaba tomando. Sabía que ella la animaría a seguir su corazón por encima de todo. 

Aún era temprano cuando llamó a la puerta de los aposentos de su tía con una bandeja en las manos. No sabía si Arlo ya habría llegado o se habría adelantado ella, pero pesaba demasiado para esperarlo fuera. Además de los panecillos había preparado un bote con miel fresca y otros tres con mermeladas de distintos sabores. Leche, vino dulce, frutas y algunas lonjas de carne ahumada. Había puesto también una pequeña jarrita con una de las flores más exóticas que habían nacido en el jardín. 

Esperó hasta que algún tipo de señal desde el interior le diese paso y entró, sosteniendo la puerta con el pie para poder meter la bandeja con todo. Sus ojos recorrieron el interior a toda velocidad, comprobando si su hermano ya había llegado, y buscando también a su tía.

Cargando editor
30/08/2019, 15:27
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

De nuevo una de las doncellas abrió la puerta de la habitación dejando entrar el aroma de aquellos panecillos. La mujer involuntariamente aspiró en aroma y sonrió a Carelyn en un gesto amable pero sincero. Cuando Carellyn entró, su tía se encontraba andando de un lado a otro con rostro serio. Hizo una señal con la cabeza para que ambas mujeres abandonaran la estancia, borrando cualquier tipo de sonrisa que pudieran tener, de un plumazo. Salieron de la habitación interrumpiendo inmediatamente lo que estuvieran haciendo sin hacer ni una pregunta y cerraron la puerta tras ellas.

Pasa Carellyn.— Echó de reojo un vistazo a los panecillos a los que se acercó con curiosidad, mirando de forma indiferente, hasta que tomó uno que soplo y cambió de manos. Lo probó y sus ojos se cerraron como si viajase a tiempos pasados.

Humnnnnn...los haces igual que tu madre.— Dijo con la boca llena. Terminó el panecillo a dos carrillos y miró a su sobrina con seriedad chupando cada uno de los dedos que lo habían sostenido.

Una forma sencilla pero poco sutil de tratar de ablandar a tu tía.— Dijo acercándose a ella. —Pero funciona...— Con la bandeja por medio incluso, se estiró y la besó en la mejilla. —Déjala ahí mismo.— Indicó. —¿Y tu hermano?...Disculpa...hermanastro.— Pregunto de inmediato.

 

Cargando editor
30/08/2019, 15:46
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Carellyn le devolvió la sonrisa a la doncella de su tía al cruzarse con ella en la puerta y le hizo un gesto de agradecimiento por sostenérsela. Sin embargo, esa sonrisa decayó en cuanto vio la expresión llena de seriedad de Lady Rhonda. Inevitablemente su espalda se tensó un poco cuando pasó al interior.

—Buenos días, tía Rhonda —saludó, dedicándole su mejor mirada de arrepentimiento. 

Mientras su tía probaba el panecillo, la contempló expectante por ver si reconocía su sabor. Ni siquiera sabía si su tía habría probado alguna vez los que preparaba su madre, pero si no era así, al menos los tendría como excusa para sacar ese tema. Pero esa duda se resolvió de inmediato y la sonrisa volvió, tentativa, a sus labios al escuchar que había funcionado. 

—Aprendí de ella cuando era pequeña —respondió, dejando la bandeja donde le indicaba—. Y hace poco estuve recordando la receta.

Estaba nerviosa y se dio cuenta de que en cuanto se había liberado de la bandeja ya no sabía qué hacer con las manos, así que se cogió una con la otra por delante del regazo y se encogió de hombros. 

No sé dónde está, pero supongo que no tardará en venir. —Hablaba con cuidado, diciendo sólo lo justo para no molestar más a su tía. Llevó su mirada hacia la puerta y se arrepintió por un instante de no haber ido a buscarlo primero, sólo porque la idea de subir las escaleras cargando con la bandeja y con las agujetas que tenía la había horrorizado—. ¿Quieres que vaya a buscarlo? —preguntó, solícita.

Cargando editor
30/08/2019, 16:02
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

No, tranquila. Seguro que dentro de poco se presenta aquí con pose de Rowan, orgulloso y altivo. No te preocupes.— Se acercó a la bandeja y tomó otro de los panecillos dándolo un mordisco. —Hummnnnn...pero idénticos, idénticos. Pareciese que los hubiese hecho ella en persona.— Se detuvo un instante mirando a Carellyn y aquella pose casi sumisa. — Puedes relajarte, cariño. Ahora ya sé que tienes la lengua igual de afilada que las uñas.— Terminó el panecillo y de nuevo se chupó los dedos. No había ni reparado en la miel ni en las mermeladas, como si untarlos fuese hasta un sacrilegio, una profanación del sabor.

Bueno ¿y qué habéis decidido tu hermanastro y tú?— Preguntó sin ningún rodeo más mientras se servía un poco de leche a la que sí que añadió miel.

Cargando editor
30/08/2019, 17:38
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Los ojos de Carellyn seguían a su tía mientras se movía por la estancia. En el fondo, aunque trataba de disimular se sentía orgullosa por el éxito de los panecillos y por dentro se estaba hinchando como un pavo al escuchar que eran idénticos a los de su madre. 

Bajó la mirada y sus mejillas se sonrojaron cuando hizo esa mención a la discusión del día anterior, pero ni se le ocurrió protestar o rechistar, no quería empeorarlo más. Trató de relajar un poco su postura soltando las manos, aunque no tuvo demasiado éxito porque al momento siguiente estaba enredando la tela del vestido entre los dedos en un gesto nervioso. 

Cuando Lady Rhonda decidió ir al grano, Carellyn se sintió en parte aliviada, pero también maldijo mentalmente a su hermano, que era capaz de estar mirándose al espejo desde hacía una hora en lugar de estar allí como debería. Tomó aire despacio por la nariz y se obligó a subir la mirada para encarar a su tía. 

Nos vamos de Poniente —respondió, esforzándose por hablar con un tono tranquilo y gentil—. Pasaremos unos días contigo, a no ser que prefieras retirarnos la invitación —aclaró—, y después nos marcharemos.

Estuvo a punto de añadir algo más sobre sus planes para esa misma mañana, pero en el último momento se detuvo a sí misma y se calló, al menos hasta ver la reacción de su tía a lo que ya había dicho. 

Cargando editor
30/08/2019, 18:21
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Anda...os vais de Poniente. Y seguro que ya tenéis pensado como vivir. Con el trabajo de tus lindas manos...con todas las destrezas de Arlo. Muy bien, muy bien.— Asintió y bebió un poco de leche.

¿Tú no comes nada cielo?—  Preguntó señalando a la bandeja.

Mejor no me digáis donde, no sea que me de la tentación de ir a buscaros, daros con un palo en la cabeza a cada uno y encerraros diez años hasta que se os pase la tontería.— Dijo aún con tono coloquial.

En ese momento sonó unos golpes en la puerta que enseguida se abrió un poco y la voz y media cabeza de Arlo asomaron por ella.

Ser Arlo Rowan

¿Tía Rhonda?—

Al ver que su tía y Carellyn ya estaban hablando, se dispuso a entrar, pero un gesto repetitivo de su tía indicaba que saliese, mientras bebía la leche.

—Ah, qué rica...— miró entonces a Arlo tras dejar el baso cerca de la bandeja. —No he dicho que pudieras pasar. Salte fuera y vuelve a llamar.—

Ser Arlo Rowan

Pero tía...— Protestó como si no hubiese un motivo de no entrar ante lo evidente.

Ah, ah, ah, ah...fuerafuera. Que hayáis perdido el juicio no es razón para que perdáis también los modales. Fuera y vuelve a llamar.—

Arlo frunció el ceño y cerró la puerta. Volvió a llamar.

Ser Arlo Rowan

Tía Rhonda, ¿das tu permiso?—

—¡Desde luego, cariño. Como si estuvieses en tu casa.!— Respondió con sorna.

Arlo entró aún con el gesto contrariado y cerró la puerta.

Buenos días sobrino, qué sorpresa.— Dijo como si en verdad fuese una sorpresa.

Bueno, ya me ha contado Carellyn sobre vuestra bien meditada decisión. —Dijo para ponerle en antecedentes.

Estaba a punto de contarme cómo os vais a ganar la vida para no acabar como esclavos o sirvientes por ahí fuera de Poniente. ¿No es así, Carellyn.?— Desvió  la mirada hacia ella.

—Bien, contadme, ¿qué tenéis pensado para sobrevivir?. ¿Qué es lo que vais a hacer?—

 

 

 

Cargando editor
30/08/2019, 18:58
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

—No... no tengo hambre —respondió, negando con la cabeza también, pues tenía tal nudo de nervios en el estómago que en ese instante creía que nunca iba a ser capaz de volver a probar bocado. 

La amenaza del encierro le dio aún más miedo por el tono en que era pronunciada. La tía Rhonda era capaz de asustar mucho levantando la voz, pero Carellyn estaba descubriendo que era mucho, muchísimo, peor cuando su tono era suave como la seda. Lo cierto fue que agradeció la interrupción de Arlo en ese preciso momento, pues así tuvo algunos segundos para pensar en lo que Lady Rhonda le había preguntado y que no había hablado aún con Arlo en serio. 

Le dedicó una mirada al joven, compartiendo en ella la angustia por la situación, pero sentía los ojos de su tía sobre ella y sabía que no podía permanecer simplemente callada y no responder, así que se lanzó. 

No se nos pasaría ni aunque nos encerrases cien —declaró, totalmente convencida de lo que decía—. Nos gustaría poder demostrarte que no es un capricho, que lo que sentimos es real. —Hizo una pausa y respondió a su pregunta como buenamente pudo—. Hemos pensado que tal vez podríamos ser actores ambulantesdijo, bajito, pues si sonaba la mitad de lo poco serio que a ella le parecía, ya estaba siendo suficiente. Tomó aire y siguió, improvisando cosas que creía que sonarían más sensatas—. Pero no es la única opción. Yo podría bordar telas o coser vestidos. O peinar a damas importantes. O cuidar de sus hijos. Quizá podría mejorar mis dibujos lo suficiente como para que alguien quisiera comprarlos. O puedo aprender a hacer velas. Y... Y Arlo... —Lo miró de nuevo, suplicando su ayuda con los ojos. 

Cargando editor
30/08/2019, 20:18
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Cuando Carellyn susurró aquello de "actores ambulantes", los ojos de tía Rhonda amenazaron con salirse de sus órbitas de un momento a otro. Asintió y negó a la vez mientras Carellyn relataba la lista de otras posibles opciones.. Cuando su sobrina suplicó la intervención de su hermanastro la misma mirada , con el mismo gesto se posó sobre él, con la espectativa de que todo aquello podía mejorar aún más con sus respuestas.

A pesar de que era evidente que de un momento a otro, Tía Rhonda iba a romper en una carcajada, Arlo no se achicó e incluso rozó con los dedos la mano de Carellyn como muestra de apoyo.

Ser Arlo Rowan

Yo podría prestar servicio de armas a algún señor  rico o comerciante, o incluso aprender a navegar y ...—

El discurso se vio interrumpido por una creciente convulsión en el cuerpo de tía Rhonda. Una risa sorda que comenzó a arrancar algunas lágrimas de sus ojos a la vez que se llevaba el puño a la boca y su rostro enrojecía como un tomate maduro.

Permaneció así unos segundos en los que Carellyn pudo admirar como Arlo guardaba la compostura con mucha dignidad. Poco a poco Tía Rhonda fue recuperando la compostura, aunque hubo un par de intentos fallidos en los que se tuvo que llevar la mano al estómago sin poder parar de reír. Pero finalmente logró serenarse y limpiar los ojos de las lágrimas que habían brotado.

—Ay....Ay que me da algo...ay. — Tomo entonces aire un par de veces.

—Qué maravilla hijos míos. No vais a tardar ni un año en estar de vuelta más finos que un junco de río. Vais a pasar más hambre que una vaca sin dientes.— De nuevo tuvo que reír.

Arlo no perdió ni por un momento ese gesto serio pero respetuoso, imperturbable. Y con calma tomó con cariño la mano de Carellyn y la miró a los ojos sin ningún pudor. La sonrió como si nada le pudiese afectar, hacer daño o hacer cambiar de opinión.  Dio entonces un paso al frente sin soltar su mano y miró a su tía. Esta fue perdiendo la risa como si la determinación de Arlo fuese una ola gigante y ella sólo un diminuto barco.

Tía Rhonda...— Comenzó posando la mano sobre el hombro de su tía con afecto. —Seguramente tengas razón...siempre la tienes.— Reconoció sin ningún tipo de sorna o ironía. —Pero la amo más que a mi vida. Y prefiero vivir un año y morir de hambre junto a ella, que vivir diez décadas en ostentosos castillos y rodeado de riquezas, sin tenerla a ella a mi lado.— Miró entonces a Carellyn mientras sus ojos se deshacían ante su visión. —Mírala Tía Rhonda...mírala bien. ¿Cómo quieres que no la ame, si cada vez que la veo me duele hasta el corazón?— 

En aquel momento, la ola acababa de engullir por completo al barquito. Tía Rhoda se llevó las manos a la cara mientras se le caían las lágrimas totalmente emocionada. Solo las retiró cuando su mano acarició el rostro de Arlo y el de Carellyn a la vez. Los miró compungida por la emoción y las palabras brutalmente sinceras de su sobrino. 

Así que es verdad...realmente os amáis.— Alternó la vista entre ambos con una emoción que la desbordaba. Una mezcla de dolor y tremendo cariño hacia ambos. Aunque sus ojos se posaron sobre Carellyn finalmente.

 

Cargando editor
30/08/2019, 21:03
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Carellyn le devolvió la sonrisa a su hermano cuando tomó la palabra, mirándolo con devoción, completamente convencida de que él sería capaz de hacer cualquier cosa que se propusiera. Y sus ideas le parecieron maravillosas, al menos hasta que la risa de su tía le interrumpió. 

La miró con una arruguita de preocupación en la frente. Su rostro enrojecía a toda velocidad hasta que adquirió el color de una cereza madura y su espalda se tensó un poco más, pero no la interrumpió. Cuando por fin les dijo algo, dejó ir el aire de sus pulmones por la nariz, desanimada por la respuesta. Tragó saliva, empezando ya a escoger las palabras en su mente, pero entonces Arlo tomó su mano y su corazón latió con la fuerza de su sonrisa. Cualquier posible duda se esfumó, cualquier temor o vacilación. Sus ojos lo contemplaron con dulzura mientras hablaba y se le escapó una lágrima por la emoción. 

Sólo dejó de mirarlo por un momento para mirar a su tía cuando le acarició el rostro. Asintió con la cabeza a sus palabras, incapaz de pronunciar ni una ella misma. Aunque notaba la mirada de Lady Rhonda sobre ella, en ese instante Carellyn no tenía ojos más que para Arlo. Dio un paso, recortando la distancia que los separaba, y lo abrazó con fuerza, buscando el cobijo de su pecho. 

—Desde siempre y para siempre —musitó, más para él que para ella, pero sin preocuparse porque pudiera escucharla. 

Tras algunos segundos desvió la mirada hacia su tía, manteniéndose cerca de él. 

—Sé que debemos parecerte unos niños con las cabezas llenas de pájaros, tía Rhonda —dijo, con tono gentil—. Pero te juro por los Siete que no me importa lo que tenga que hacer. Venderé mis vestidos y todo lo que tengo, trabajaré en una taberna. Aprenderé lo que sea necesario para que podamos salir adelante. —La Carellyn práctica era la que hablaba. Hizo una pausa y miró a su hermano con ojos llenos de amor antes de seguir hablando y volver a mirar a Lady Rhonda—.  No necesito nada más que a él. Voy a hablar con un septón que conozco y si acepta nos casaremos hoy mismo antes de partir. —No le pedía permiso, solamente la informaba de algo que iba a suceder—. Y, si acepta —repitió, lanzándose al río con algo que no había hablado con Arlo antes, pero que esperaba no le pareciese mal—, nos gustaría mucho que asistieras, tía Rhonda, aunque por supuesto lo entenderemos si no quieres hacerlo. 

Cargando editor
30/08/2019, 21:51
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Rhonda negaba con un río de lágrimas al ver como se abrazaba a Arlo, a todas las cosas que iba mencionando para conseguir adelante.

Pero qué dices mi amor...cómo vas a venderlo tú todo y tú Arlo, cómo vas a hacerte mercenario— Lloró con desconsuelo. Una vez más tuvo que limpiarse las lágrimas . —De eso nada, que para eso está vuestra tía— Continuó sollozando. —Yo me encargo de conseguiros un barco de confianza que os lleve a cualquier parte. No me digáis donde. Y de conseguiros también trescientos o cuatrocientos dragones de oro. No creo que nadie se de cuenta si lo cojo. Y si se dan, que se vayan a paseo. Me da igual. Mis sobrinos no van a mendigar a nadie...que..que...para eso tienen a su tía.—Sorbió por la nariz como si fuese una niña pequeña. Cuando Carellyn le propuso asistir a su boda, asintió emocionada más aún desbordando los ojos como un torrente.

Pues claro que sí, mi vida, claro que sí.— Tuvo que parar de hablar otra vez consumida por la emoción y la pena y la felicidad a la vez.

Creo que en el fondo siempre hemos sabido que os amabais. Lo vuestro era tan bonito...¿Recuerdas como te quería Arlo de pequeños?, como siempre te defendía. Cuántos tortazos no te has llevado por eso ¿verdad? y él siempre digno con lágrimas en los ojos...pero la cabeza bien alta— 

Arlo no pudo evitar tragar saliva y que sus ojos se desbordaran también al escuchar a su tía, a la cual asintió con cariño. 

Y cómo le consolabas tú luego apoyando tu cabecita en la suya, ¿verdad? ¿te acuerdas, cariño?— Preguntó a Carellyn, volviendo a sollozar. Se tapó el rostro y bajó la cabeza llorando sin parar, sin poder decir nada más, quieta frente a ellos, con el cuerpo tembloroso.

Cargando editor
30/08/2019, 22:30
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Al final las lágrimas de Lady Rhonda terminaron por contagiar a Carellyn y mientras la mujer decidía que los ayudaría empezaron a deslizarse por sus mejillas. Se pasó el brazo por los ojos intentando contenerlas, pero cuando su tía aseguró que asistiría a la boda si conseguían realizarla ya no pudo contenerse más y se le escapó un sollozo. 

Miró a Arlo recordando y podía verlo en su mente tal y como Lady Rhonda decía. Siempre su caballero andante, amenazando con su espada de madera a cualquier monstruo que se atreviese a meterse con ella. Incluso si ese monstruo era Dara o su propia madre. Apoyó la frente en él y besó su pecho para después soltarlo despacio. 

Dio un paso hacia su tía y la abrazó a ella muy fuerte. 

Claro que me acuerdo, tía Rhonda —decía con cariño, sin preocuparse ya por las lágrimas que corrían libremente por su rostro—. Era una niña pero entonces ya lo amaba. —Besó su mejilla repetidamente y luego sorbió por la nariz—. Gracias por entenderlo, por entendernos. 

Levantó la cabeza para mirar a Arlo y le hizo un gesto con el brazo para que se uniese al abrazo con ellas. 

Cargando editor
30/08/2019, 23:35
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Tía Rhonda abrazó a Carellyn casi como una forma de sujetarse. Arlo emocionado se acercó para envolver a ambas, hasta que ocurrió. 

Una fracción de segundo para que sus miradas se cruzaran. Otra para ver la rabia en sus ojos. Otra para sentir la bofetada y a la vez el inmediato arrepentimiento de su tía por haberlo hecho. La última para ver como sacaba fuerzas de dentro para entre lágrimas reprocharle todo lo que había provocado esa bofetada.

¡Nunca más te atrevas a decirme que no me importa lo que te pase!. ¡Ni a sugerir que no te quiero como si fueses mi  propia hija!...¡nunca!— Desvió la mirada llorosa hacia Arlo mientras su dedo tembloroso aún señalaba a Carellyn. —¡A los dos, como a mis hijos!. — Se abrazó de nuevo a Carellyn totalmente arrepentida. —Pero qué he hecho, cariño...te quiero mucho, lo siento.— Dijo entre besos repetidos, buscando luego su hombro para seguir llorando. 

Arlo finalmente abrazó a ambas.

Ser Arlo Rowan

—Ya está tía, ya está. Ya sabes que Carellyn lo dijo por la fogosidad del momento. Pero no lo siente así. Ya está tía, que al final se van a enterar todos de que estás llorando...tú la Tía Rhonda, la mujer más fuerte de todo Poniente.— Bromeó tratado de animarla.

Pues que se enteren...— dijo con un hilo de voz y su rostro aún pegado al pecho de Carellyn, como si le hablase al vestido —y se vayan a la mierda.— 

Aquello dejó salir de Arlo un abrupto de aire en forma de risa contenida. Tía Rhonda se rió tímidamente con el rostro aún pegado en el vestido — que les den a todos, un caballo, por donde sueltan lo que comen...— 

Arlo tuvo que taparse la boca para no romper a reír ante las barbaridades que podían salir por la boca de su tía.

 

 

Cargando editor
31/08/2019, 00:38
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Tal vez unos minutos atrás no la habría pillado por sorpresa. Pero en ese momento Carellyn no lo vio venir. Su cerebro aún estaba intentando interpretar el cambio en la mirada de su tía cuando su mano impactó en su mejilla. Pestañeó, aturdida, sin saber ni cómo reaccionar. Sus ojos, ya anegados en lágrimas, se empañaron más y se quedó muy quieta sin saber si responder a los reproches sería mejor o peor.

Por suerte Arlo acudió a su rescate reaccionando por ella y le dedicó una mirada agradecida. No soltó a su tía, pero llevó una mano a su mejilla para tocar con la punta de los dedos el lugar donde notaba el calor de la bofetada. Para cuando logró salir de su desconcierto por suerte Arlo ya había logrado relajar el ambiente. 

Lo siento mucho, tía —murmuró—. Ayer dije muchísimas tonterías que no pensaba. Siento haberte hecho daño.

Sorbió por la nariz y apoyó la mejilla en el hombro de Lady Rhonda. Así se quedó varios segundos, sin decir ni hacer nada más que disfrutar de su tumultuosa familia.

—He traído vino dulce, ¿no quieres un poco? —ofreció al fin, sabiendo que bien servía para recomponerse aunque a ella no le gustase—. No es dorniense —se apresuró a aclarar—, es del Rejo. 

Cargando editor
31/08/2019, 01:08
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

No gracias cariño.— Respondió mientras por fin dejaba el hombro de Carellyn y la cogía de la barbilla con afecto. —Pero acabemos con esos panecillos antes de que los huela tu tío y venga a por ellos— Logró por fin dibujar una sonrisa de nuevo en su rostro, pero tímida aún triste.

Comió en silencio durante un momento. Parecía ida, hasta que habló y quedó patente que había estado pensando.

Nadie debe saberlo. Pero nadie, es nadie.— Avisó— Esto va a suponer un duro golpe para la familia, pero intentemos ahorrarnos juicios y vergüenzas— Comenzó con uno de los objetivos.

Me encargaré de dejar a diez o veinte hombres muertos, asesinados, de camino a Riverside. Con ropas de nuestra casa. Que parezca un ataque. No os preocupéis. Los tomaré de la prisión de Antigua, de los condenados más recientes, sin marcas y sin síntomas de desnutrición. Lo mismo da que mueran a manos del verdugo, que con esto. Al menos servirá de algo su muerte.— Aunque hablaba con ellos, no los miraba. Miraba a algún punto perdido del suelo, mientras comía otro panecillo preparado por Carellyn.

Y unos pocos dragones de oro comprará el silencio de los carceleros y borrará las evidencias de los registros...sí.— Asintió para sí misma. En este punto comía el panecillo a pellizquitos.

A vosotros que se os ve noble os habrían cogido, llevado a un lugar más seguro. Robados, apaleados... y enterrados en cualquier bosque, colina. Cúantos cuerpos no habrá por ahí enterrados que nunca serán encontrados.—

Los miró entonces a ambos.

Lloraremos vuestra muerte, vuestra desaparición. Pero aún así, la familia podrá reponerse. Debéis dejarme algo de ropa vuestra, tal vez algo que siempre llevéis como un anillo o cadena. Por si hay aún incrédulos, crear tumbas falsas con cuerpos de vuestra edad de la que sólo queden los huesos, si fuese necesario acallar sus voces. Y las encontraríamos pasado unos años.—

Alternó las miradas entre ambos varias veces.

Eso significa que nunca podréis regresar o nos hundiréis a todos y nuestra casa desaparecerá, todos desconfiarán de ella. ¿Comprendéis la importancia de esto?— Esperó una muestra afirmativa.

Y recordad que nadie, nadie. Ni amigo ni familia, debe saberlo nunca. Nadie.

 

 

Cargando editor
31/08/2019, 01:58
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Carellyn siguió a su tía hacia la bandeja, aunque ella no cogió nada de comer. Aún sentía el estómago en un puño. Aunque sí que hizo un gesto a su hermano hacia los panecillos.

Prueba uno, Arlo —dijo—. Los he hecho yo misma. 

Pero en ese momento Lady Rhonda volvió a hablar y ya desde su primera frase Carellyn le prestó toda su atención pues no imaginaba cómo iban a guardar en secreto algo así. A medida que su tía fue desarrollando su plan la muchacha se fue sintiendo cada vez más abrumada. Sólo de imaginar a su padre y a Daniel recibiendo la noticia de la muerte de ambos sintió que se mareaba y tuvo que sentarse.

Sus dedos fueron por inercia a su cuello en busca del colgante que había llevado cada día durante tres años, hasta hacía tan poco, y su ausencia se le hizo tan pesada que buscó la mano de Arlo para tomar fuerzas de él. Tragó saliva mientras Lady Rhonda seguía hablando y para cuando terminó, Carellyn hizo un esfuerzo por respirar profundamente, pues sentía que le faltaba el aire. 

Me gustaría ver a Daniel una última vez —manifestó con un hilo de voz. De todas las cosas pendientes que iba a dejar atrás, esa era la única a la que no podía renunciar—. Aunque él no sepa que será la última. ¿Podríamos llevarlo a Antigua algunos días o pasar por Sotodeoro antes de marcharnos?

Sus ojos buscaron a su tía con esa petición, pero luego se fueron también hacia Arlo, queriendo ver en su rostro qué pensaba él de todo aquello. 

Cargando editor
31/08/2019, 02:31
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Arlo accedió a la petición de Carellyn y cogió uno. Tampoco parecía con muchas ganas de llevarse nada al estómago, pero lo probó seguramente por complacerla. Sin embargo cuando lo probó, sus ojos mostraron sorpresa, como si realmente estuviese rico. Pero contuvo la euforia pues el asunto era serio. Eso no evitó que se lo acabase en otros dos mordiscos, y sin perder de vista a su tía cogiese otro.

—Y qué excusa pondríamos para que volviéseis a Antigua desde allí y partir luego a Riverside. Yo sólo puedo ayudaros desde allí. Y esta oportunidad es inmejorable. ¿No?.— Preguntó a ambos.

Daniel es aún muy pequeño y si por un casual se le escapase que ha visto a Carellyn —sin duda daba por hecho que ella no se dejaría ver— Y luego intentamos hacer creer que ha desaparecido aquí...quedaría nada creíble, muy forzado.— Pensó tía Rhonda. —Y traerlo hasta aquí...ya llevaría mínimo tres semanas, contando que Lady Bethany lo dejase. Peor sería que lo hiciese y le acompañase. Sería todo mucho más difícil.— Negó como si no lo viese posible, pero no cerrándose en banda.

Cariños míos, tenéis que entender, que esta decisión vuestra os va a llevar a sacrificar muchas cosas. Y si de verdad os queréis, vais a tener que luchar por vuestro amor y también sufrirlo. —

 

Cargando editor
31/08/2019, 02:54
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Carellyn bajó la mirada al suelo. Comprendía los problemas que veía su tía, pero su corazón se resistía a no volver a ver al pequeño. Frente a los argumentos racionales que recibía, en su mente se imaginaba su carita y le dolía tanto que ni siquiera podía ver la lógica que le ponían delante.

Lo recordaba, tan pequeño en sus brazos, o envuelto en las cobijas de su cama mientras ella le contaba cuentos para que se durmiese, o cuando trataba de dibujarla sosteniendo el carboncillo con sus deditos. Casi podía oír su voz cantarina y dulce, incapaz de pronunciar su nombre completo. Y recordó la fuerza con que la había abrazado la última vez que lo había visto en su última visita a Sotodeoro. Hacía ya casi un año entero de eso y había crecido tanto. Quién sabía lo alto que podía estar ya. 

No protestó, no tenía modo o razonamiento alguno para hacerlo salvo simplemente afirmar otra vez que no quería irse sin verlo. Sus ojos volvieron a empañarse y un nudo atenazó su garganta. Su mirada se desvió a algún punto indefinido del aire y cuando quiso darse cuenta estaba llorando en silencio y desentendiéndose del resto de planes que hiciesen su tía y su hermano, pues directamente había dejado de escucharlos. 

Cargando editor
31/08/2019, 10:27
Ser Arlo Rowan

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Arlo asintió a las palabras de su tía consciente de lo que decía. Se percató de la ausencia de su hermana al instante y se limitó a pasar el dedo por su mejilla para apartar las lágrimas y que dejasen de gotear desde su rostro, en un gesto de afecto muy pequeño, pero a la vez muy grande.

—Tienes razón tía Rhonda. Pero para Carellyn es muy importante volver a verlo aunque sólo sea un rato.— La voz de su hermano sonó como con eco, lejana incluso.

Y no voy a negar que para mí también.— Reconoció. —Tampoco hay tanta prisa, tía. Podemos retrasar nuestra salida un par de semanas y durante el viaje pensar algo. Hacerlo de una forma más segura. — Dijo como intentando agrandar el horizonte. —También tú dispondrías de más tiempo para preparar las cosas, algo que por cierto, jamás podremos agradecerte lo suficiente.— Se inclinó entonces hacia ella y le dio un beso en la mejilla con ternura. 

Tía Rhonda...nosotros tendríamos mucho cuidado de no dar ningún indicio a Daniel de que nos vamos. Eso te lo prometo. Pero vamos a pensar algo más antes de darnos por vencidos, por favor.—

Rhonda Hightower

—¡Ya está!...¡Ya lo tengo!— Dijo de repente dando una palmada. Aquella reacción repentina hizo que Arlo diese un pequeño respingo. Tiá Rhonda miró a Carellyn y plantó la mano sobre su pierna agitándola un poco.

Carellyn cariño, atiende. Que parece que te has quedado boba.— Luego alternó la mirada entre ambos sonriente, como orgullosa de su idea. Y aunque sin duda estaba apenada por todo lo que estaba sucediendo, en el fondo parecía que sí que se alegraba por ellos si su amor era tan grande y verdadero. Y estaba comenzando a creer que así era.

Pero si yo os acompaño...— Dijo poniendo la mano en su pecho. —No sería tan raro que mi sobrino se preocupase de que su tía regresase bien a Antigua, ¿no?. Puedo también añadir, que no sería falso, que yo también quiero ver al resto de mis sobrinos, ya que he os he visto a vosotros y que me he empeñado en ir a Sotodeoro. Y que además Baelor y Arlo quieren pasar luego algunos días más en Antigua, para ver juntos cosas  de administración y gestión de propiedades...— Comenzaban a fluir las ideas en la mente de tía Rhonda. —De ahí también tu regreso, ¿no Arlo?. Lo de tu tío le digo yo que te vendrían bien unos consejos y él encantado. Manda hasta un cuervo si hace falta.—Asintió como eso no fuese ni problema.

Incluso si a Daniel se le escapase que Carellyn estuvo allí. ¿Y qué?. Venía conmigo porque vino conmigo a Antigua y yo me la he traído, qué va a decir o hacer la pobrecilla. Tu madre se pillaría un berrinche pero nada fuera de lo común. Más normal imposible. Se me está ocurriendo incluso llevarla al castillo a ver qué cara se le pone.— Sonrió con cierta maldad-

Arlo frunció el ceño disconforme con lo último. —Tíaaaaa....—

Rhonda Hightower

Ay sí, cielo. Tienes razón. Perdona mi vida.— Negó como si hubiese sufrido un "lapsus". —Pero bueno, algo así podría ser perfectamente creíble, ¿no?. Ya en el viaje repasamos todo bien para que no haya fallos, o si hemos pasado algo por alto. Pero yo creo que así podríamos hacerlo. Eso sí, ni una palabra a Daniel cariños mío. Eso sí que no puede cambiarse. —Dijo con cierta resignación y tristeza hacia ellos.

Bueno, qué. ¿Qué os parece?.— Miró entonces a Carellyn. —Cariño, ¿Estás aquí cono nosotros? ¿Te has enterado de algo?.

Cargando editor
31/08/2019, 11:55
Carellyn Flores

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Carellyn oía sus voces, pero no estaba escuchando realmente. Al menos hasta que su tía sacudió su pierna y atrajo su mirada con un pestañeo ausente. Aún así, tardó varios segundos en comenzar a escuchar la conversación y cuando lo hizo trató de incorporarse sobre la marcha. Se pasó una mano por las dos mejillas y se echó un poco hacia delante. 

—¿De verdad? ¿Podríamos? —preguntó—. Sísísísí, me he enterado de todo —aseguró a su tía, aunque en realidad lo único que había aprehendido su mente era que iba a poder ver a Daniel. Pero ya le contaría Arlo después los detalles que se hubiese podido perder, eso era lo único importante—. No puede saber nada, claro que no. Es demasiado pequeño para entenderlo y nadie debe saberlo. Nunca. Pero le voy a dar un abrazo que lo voy a descoyuntar entero. Y le llevaré un regalo, unos carboncillos nuevos. Tengo una caja muy buena y ahora que ya dibuja tan bien podrá sacarle partido.

Seguía triste, porque le dolía en el corazón saber que la siguiente vez que lo abrazase iba a ser la última para siempre, pero saber que al menos podría despedirse de él había puesto una sonrisa ilusionada en sus labios. Miró hacia la ventana, comprobando por el cielo la hora que debía ser, y se alisó la falda, aún sentada.

—Creo que debería ir a preparar algunas cosas que quiero llevarle al septón. —De repente le había surgido la necesidad de seguir tachando cosas de su lista y seguir manteniéndose en movimiento—. Y debería prepararme por si acepta... —Sus ojos se abrieron como platos con una nueva preocupación y miró a su tía—. ¿Y qué me pongo si acepta? ¿Así voy bien? —le preguntó, bajando la mirada con ojo crítico hacia el vestido oscuro que llevaba. Frunció la nariz, pues no le hacía una especial gracia casarse vestida de luto—. ¿No es demasiado oscuro? ¿Podría llevar un cinturón con los colores de la Casa al menos? ¿O sería demasiado? ¿Me dejo el pelo suelto?

Cargando editor
31/08/2019, 13:51
Rhonda Hightower

Torre de invitados. Tercer día de la Vieja. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Su tía y Arlo comenzaron a sonreír cuando Carellyn regresó a tierra firme de su viaje y a hacer planes atropellados, sobre carboncillos y regalos. Fue tía Rhonda quien la frenó, por el bien de su propia sobrina. 

Sí cariño, sí. A ver, vamos a hablar de ello durante el viaje. No puede haber ningún cabo suelto...Pero que me lleve el Desconocido si no estoy casi totalmente segura de que vamos a ver a tu hermano.— Dijo tomando sus manos y confirmando una buena noticia para su sobrina.

Pero la verborrea de Carellyn ya era inconcontrolable, imparable. Y todas aquellas preguntas sin pausa sobre su boda, volvieron a emocionar a su tía, pero de una forma muy distinta a otras veces. La dejó con la palabra en la boca y se dirigió a su joyero y a su arcón, regresando con algo perfectamente doblado de seda blanca marfil y unas joyas.

No cariño. Estás horrible así.— Sonrió enternecida. —Lo primero que vas a hacer es limpiarte esa cara, para que las próximas lágrimas que caigan por ella sean sólo de felicidad. — Ordenó pero en tono maternal. —Lo siguiente que vas a hacer es traerme el vestido más alegre y hermoso que tengas. Estamos en un funeral, pero nos vamos de boda. Y si no tienes no te preocupes, porque en mis arcones siempre es primavera, y tú y yo tenemos casi las mismas hechuras, aunque tu tía sea mucho más hermosa.— Bromeó, claramente pensando lo contrario. Mostró entonces aquella fina tela con el árbol de los Rowan bordado en hilo de oro. —Toma cariño, lleva esto con orgullo. Como tú prefieras, como un tocado, o una capa...— A continuación, le entregó un broche muy similar, casi idéntico al colgante que Carellyn había llevado hasta hace poco, antes de dárselo a Aldern al marchar a la guerra.

Esto puede servirte para sujetarte la capa o para prenderlo en el vestido.— Sorbió por la nariz, antes de continuar. Por último abrió la mano de su sobrina y dejó un fino anillo. Parecía de plata pero pronto se percató de que no lo era. Un elegante y fino aro con el motivo de un faro, con delicadas piedras brillante y un zafiro en el centro. —Y esto para que siempre recuerdes a tu tía y sepas que está con vosotros para ayudaros. Está hecho de un escaso y extraño metal que los alquimistas llaman platino. Mucho más valioso que el oro. Si algún día os vieseis en apuros, vendedlo. Debe costar unos quinientos dragones de oro. Y así, aunque no esté a vuestro lado, podré ayudaros una vez más. —

Miró entonces a Arlo. 

Para ti no tengo regalo, Arlo. Pero te llevas el más valioso que nadie podría hacerte— Dijo dijo llevando la mano de Carellyn hasta la de él para unirlas. —Bueno, eso y que no tengo nada para hombre...— Rió entonces con cariño alzando sus pies para dar un beso a su sobrino. —Venga...preparaos entonces.— Pero aún cayó en la cuenta de algo más y detuvo un instante a Carellyn comenzando a sacar dragones de oro de un perfectamente disimulado bolsillo. —Toma cariño. Con quince dragones de oro, creo que bastará. Por si se te acaban los argumentos con el septon o necesitas  afianzar su silencio.— Asintió. —Ahora sí, id y preparaos. Pero traedme las cosas a mí. Ya nos cambiaremos en algún sitio allí cerca, ¿de acuerdo?.—