Partida Rol por web

Historias del Dominio

Viviendo en el pasado

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26/09/2019, 21:07
Carellyn Flores

Habitación de Carellyn. Tercer día de la Madre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Carellyn se encogió de hombros a la pregunta sobre la nieve. 

Supongo que verla alguna vez en la vida no estaría mal. Pero verla todos los días para siempre... Eso no me gustaría demasiado.

Luego, la joven sonrió con orgullo por los logros de su hermano y asintió con la cabeza cuando Helaena declaró que era una gran noticia, pues sin duda a ella también se lo parecía. Sin embargo, su expresión se tiñó de vergüenza cuando le recordó lo que había dicho años atrás sobre el mentor de Ser Arlo. 

—Pues ahora me parece más feo que un oso —declaró alzando un poquito la barbilla, aunque desde aquella conversación hasta el momento actual no había vuelto a ver a Ser Jorah—. Seguro que a estas alturas tiene tanto pelo y tan frondoso que ya ni se le ve la cara. —Con esa imagen su dignidad se diluyó y se rió ella misma al imaginar al norteño enteramente cubierto de pelo—. Le regalé una daga con la funda labrada —explicó entonces—. A mí me parecía bonita, tiene unas filigranas muy detalladas. Pero Arlo en eso ni se fijó. Me dijo que lo que le gustaba era que el filo estaba afilado dos veces o algo así —Negó con la cabeza, como si los hombres no tuvieran remedio—. Dijo que eso se nota por unas líneas en la hoja.

Se encogió de hombros, señalando con ese gesto que ella no tenía ni idea de esas cosas ni tampoco le importaba llegar a tenerla, y luego continuó hablando sobre su viaje a Antigua.

No me lo han dicho. Al menos tres o cuatro semanas, creo yo, para que valga la pena el viaje. Aún no hemos hablado de los detalles.

Pero, al final, el tema interesante era el de la taberna y el extraño juego que habían llevado a cabo Lord Willas y su amiga. Así que en cuanto continuó con el relato, escuchó con mirada atenta.

Abrió la boca sorprendida con lo que la tabernera había osado decirle al joven. Suponía que se trataba de la misma chica de la que lord Terrence las había advertido y así además de aquello se le sumaba que era una grosera. Y no pudo evitar reír al escuchar cómo habían cambiado las tornas cuando habían vuelto a entrar y lo que Lord Willas le había dicho. 

A lo mejor esperaba que lo invitaras tú a él —bromeó, divertida al imaginar la situación—. Pero entonces supongo que Lord Willas demostró su punto como pretendía. Debe ser duro vivir cada día la incertidumbre de no saber si la gente se acerca a él por su posición o por él mismo. —Asintió, con cierta compasión hacia el joven—. Siendo así, puedo comprender que haya terminado por sentir esa desconfianza. Y has jugado muy bien tu postura ganando su amistad.

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27/09/2019, 13:35
Helaena Stronghorse

Habitación de Carellyn. Tercer día de la Madre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Tras disfrutar con el enrojecimiento de Carellyn, Helaena la miró con incredulidad cuando declaró su opinión actual sobre Ser Jorah.

—¡Pero qué dices! Si los hombres mayores no cambian tanto, seguro que sigue igual que como lo conociste. Bueno, un poco sí cambian. Si antes tenía poco pelo en la cabeza, ahora tendrá menos —Puso una mueca de disgusto. Los hombres calvos o medio calvos no le atraían demasiado.

A la joven se le dilataron las pupilas al escuchar el regalo que Carellyn le había hecho a su hermano. Le habría gustado verla antes de que se la entregara. Y sonrió tras la desesperación de la doncella por el detalle en el que se había fijado Ser Arlo.

—Bueno, es que es importante que esté bien afilada, si no ¿de qué sirve una daga? –preguntó Helaena de forma retórica, como si fuera de pura lógica—. Ojalá supiera yo distinguir esas cosas, tu hermano tiene que ser un experto… —dijo con cierta envidia—. Aunque entiendo lo que dices. Hay armas espectaculares no solo por los hombres que hayan matado, sino por lo bonitas que está hechas, por los detalles en la empuñadura, por la forma de la guarda o por su funda. ¿Dónde la conseguiste, por cierto? —Desde luego no hacía a la doncella con un baúl lleno de armas listas para convertirse en obsequios a amigos y familiares.

¿Y Arlo no te ha invitado a visitarlo alguna vez? Hace muchísimo que no os veis y parecía muy contento de verte le preguntó finalmente, tras asentir a la respuesta que le dio Carellyn sobre el tiempo que permanecería con los Hightower.

Cuando Carellyn reía escuchando su historia, Helaena reía también; si se asombraba, Helaena continuaba hablando también con asombro en su voz. Se veía contagiada por su espectadora.

Helaena asintió a la deducción de la doncella. Efectivamente, Willas había demostrado que tenía razón.

—¡Pero a mí no me pasa eso! Me pasa justo lo contrario, que los hombres me quieren cuando no soy nadie y, cuando sí soy alguien, me tienen miedo —protestó, como si realmente tuviera pensado conquistar a uno de esos parroquianos siendo ella misma y todos sus intentos se vieran frustrados—. Esta amistad nos viene bien a ambos. Solo espero que él pueda influir en su familia para que ellos me cojan también cariño. Pero ¿has visto a Lady Tyrell? Va a ser complicado —añadió con un resplido.

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27/09/2019, 14:25
Carellyn Flores

Habitación de Carellyn. Tercer día de la Madre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Pues imagínate. Todo el cuerpo cubierto de pelo y la cabeza calva —señaló con exageración, alzando las cejas. En realidad no creía que el caballero se hubiese quedado calvo, ni que le hubiese crecido tanto pelo como para ocultar su cuerpo. Sonrió con una pizca de travesura al alcanzar la conclusión a la que quería llegar desde el inicio—. ¿Ves como debe ser muy poco atractivo a estas alturas?

A Carellyn el asunto del afilado de la daga no le suscitaba mayor interés, pero sí que asintió cuando Helaena habló de lo bonitas que eran algunas armas. 

Además de para cortar cosas las armas también se pueden usar de adorno —aseguró, como si esa utilidad fuese comparable a la primera—. No es lo mismo ver a alguien que lleva en la cintura una empuñadura labrada maravillosamente, que alguien que lleva una espada oxidada sin adorno alguno, por muy bien afilada que esté. La daga se la compré a Várgul, claro —respondió como si fuese evidente, teniendo un herrero en el castillo no había motivo alguno para buscar un arma en otro lugar—, cuando me hizo la diadema —se refería a un adorno que llevaba en el pelo en algunas ocasiones y que había sido obra del hombre. 

Se quedó pensativa un instante y dio con la solución ideal para cumplir el deseo de Helaena. 

—En la cena cuando lo felicites, puedes pedirle a Arlo que te enseñe eso de las líneas del filo. Seguro que te lo explica encantado. A mí me lo explicó, pero no me quedó tan claro como para enseñártelo yo —lo reconoció sin vergüenza. Al fin y al cabo, ¿para qué quería una dama saber algo así? Salvo Helaena, claro, pero ella era un caso aparte.

Sin embargo, el siguiente tema sí que pareció tocar algún punto delicado. Por un momento pareció, por la expresión de la doncella, que iba a sumirse en su mutismo habitual cuando se hablaba de su familia. Suspiró, como si estuviese decidiendo si hablar o no. Y cuando al fin decidió responder, lo hizo escogiendo las palabras. 

—Supongo que aunque hubiera querido hasta ahora no tenía dónde invitarme —dijo, encogiéndose de hombros—. Lleva unos cinco años siendo escudero de Ser Jorah y viviendo con él. En la isla del Oso, creo. Ahora que ya ha sido nombrado caballero supongo que se quedará en Sotodeoro, pero yo no puedo ir allí con frecuencia. Es... complicado —reconoció, sin querer entrar en muchos detalles—, y más si no está mi padre en el castillo, como ahora. Aunque me gustaría ir pronto. Hace más de un año que no veo a Daniel y él es mi hermano favorito. —Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa al mencionarlo.

Dejó aquel tema atrás para reír con Helaena y su conclusión sobre la taberna. 

—Eso es, sin duda, porque ese hombre sabe lo que le haría tu padre si llega a ponerte un dedo encima —aseguró, asintiendo convencida con la cabeza—. Como mínimo acabaría en el calabozo, o en el Muro. O sin manos —enumeró, abriendo los ojos—. En cambio, Lord Willas es un hombre, puede hacer lo que quiera con la tabernera o con cualquier otra mujer sin que su honor se vea en entredicho.

No lo decía como una protesta, ni juzgando el hecho. Ni siquiera parecía que Carellyn viese injusticia alguna en ello, sino que simplemente constataba una realidad del mundo que conocía.

La mención a Lady Tyrell la dejó de nuevo pensativa. 

—Parece un poco estirada, ¿verdad? —valoró, dándose un par de toquecitos con el dedo en la mejilla—. Pero ella era prima de tu madre, ¿no? Tal vez podrías usar eso para acercarte a ella y ganarte su aprecio. Durante el tiempo que pases en Aguasfrías podrías tratar de averiguar qué cosas le gustan o le interesan y así cuando vayas de visita a Altojardín tendrás de qué hablar con ella. ¿Y de Lord Tyrell sabes algo? —preguntó al fin—. ¿Lo has visto alguna vez?

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27/09/2019, 20:44
Helaena Stronghorse

Habitación de Carellyn. Tercer día de la Madre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Helaena negó con la cabeza, conteniendo la risa, ante la exageración de su amiga sobre el pobre Ser Jorah. Si el caballero, en lugar de no organizar una celebración, hubiera cometido un crimen real, no podía imaginar lo que saldría por la boca de Carellyn.

Luego resultó que el misterio de la daga no era tan misterioso. Por un momento Helaena había imaginado alguna historia más romántica.

No sé, podría haber sido un recuerdo que te hubieras traído de tu casa al venir a Riverside; o un regalo de algún pretendiente que no signifique nada para ti y del que quisieras deshacerte; o a lo mejor nos la has robado a nosotros —enumeró la joven, sonriente, y guiñándole un ojo tras la última. Luego aceptó la sugerencia de Carellyn de preguntarle a Arlo por la daga—. Lo haré, entonces. Y después te daré también mi opinión sobre la funda.

Al ver el rostro de la doncella tras preguntarle por una posible visita a su hermano, Helaena deseó no haberse metido en lo que no le incumbía. Sabía de hace tiempo que su amiga era reacia a hablar de su familia y se entristecía cuando se lo recordaban. Pero había pensado, al ver el cambio sufrido en ella y la buena relación que parecía tener ahora con todos, que podría hablar con más libertad. Claramente se había equivocado.

Perdona, Carellyn, no quería angustiarte justo antes de tu gran viaje —se disculpó, tomándole ambas manos—. Pero no seas tan pesimista, ¿de acuerdo? Ten presente que tu tía, a quien apenas conocías, te ha invitado a pasar una temporada con ella. Tu hermano Arlo ha pedido expresamente, nada más llegar a Riverside, hablar contigo. Y, por lo que me cuentas, tu hermano Daniel te tiene también mucho cariño —Se preguntó si sería solamente un problema con su hermana, pero no quiso preguntar, por si volvía a meter la pata. Simplemente animó a su amiga. O lo intentó—. Así que no des por hecho que será complicado, ¿vale? Poco a poco las cosas cambiarán, estoy convencida.

Helaena se encogió de hombros tras la reflexión de la doncella sobre las diferencias entre hombres y mujeres, en relación con lo sucedido en la taberna.

Ya, pero es injusto, ¿no crees? —dijo, con el ceño fruncido—. Si yo me hubiera ido con ese hombre y se corriera la voz… Ya puede Padre rogar y rogar, que no me encontraría esposo nunca. Pero yo también debería poder pasármelo bien con un hombre cualquiera que me atraiga —Sonaba a cuando era pequeña y argumentaba que ella también debería poder aprender a usar cualquier arma que quisiera. ¿El resultado? El mismo en ambos casos. Ella, por ser mujer, tenía unas obligaciones distintas a los hombres muy difíciles de burlar. Así que no quedaba más remedio que resignarse y aceptar lo inmutable.

Helaena asintió, aunque con cierta duda, a la sugerencia de Carellyn respecto a Lady Tyrell.

Sí, podría hablar con ella de Madre, pero, como dices, parece una estirada. Aunque lo entiendo, si yo acabo siendo la Señora de Altojardín, seguro que también me vuelvo como ella en unos años —añadió con tono de broma. Respondió la última pregunta de Carellyn negando con la cabeza—. No que yo recuerde, al menos. No sé si cuando era muy pequeña… Imagino que será también todo un señor, como su mujer. Aunque estaría bien que se pareciera más a Willas, así tendría un aliado fácil.

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30/09/2019, 23:44
Carellyn Flores

Habitación de Carellyn. Tercer día de la Madre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Carellyn se rió por lo bajo cuando Helaena le adjudicó la daga al regalo de un pretendiente ignorado. Aunque tenía cierto sentido, claro está, pues un caballero que le regalase un arma a una dama sin duda no recibiría mucha atención por su parte, al menos con una dama normal como ella. Luego la miró indignada por la sugerencia de que podría haberla robado, pero no llegó a protestar pues el guiño de su amiga dejaba claro que había sido una broma. Y asintió a lo de la funda, que le parecía mucho más interesante que el filo de la daga. 

Al tratar de consolarla la muchacha se quedó callada algunos segundos, como si de nuevo estuviese dudando si decir algo o no hacerlo. Pero al fin hizo un esfuerzo y decidió responder. 

Será complicado mientras Lady Bethany siga siendo Señora de Sotodeoro —explicó, frunciendo los labios en una leve mueca al mencionar a su madrastra—. Pero que no pueda ir a menudo no quiere decir que nadie en mi familia me tenga afecto. Mi padre, Arlo, Daniel... ellos me quieren. Y creo que Lady Rhonda me aprecia también.

Con esa aclaración apretó las manos de su amiga y suspiró al dejar el tema definitivamente, como si hubiese tenido suficiente de eso para una larga temporada. 

Con la queja de Helaena sobre la injusticia sus labios esbozaron una pequeña sonrisa. Un tiempo atrás se habría escandalizado sin lugar a dudas al escucharla. De hecho, la benjamina de los Stronghorse la había escandalizado muchas veces con esa pasión con la que alegaba que deberían permitirle hacer las mismas cosas que a los hombres. Pero a esas alturas de sus vidas ya había comprendido que Helaena era una fuerza de la naturaleza, que podía contenerse, pero no domesticarse. En los últimos tiempos parecía más tranquila, pero quien creyese que se había vuelto dócil seguro se equivocaría.

Oh, pero no es lo mismo porque nosotras somos las que tenemos los hijos —explicó, como si aquello fuese evidente—. Ningún lord querría pensar que los hijos que le da su mujer podrían ser de otro. Y menos de un campesino cualquiera. Somos las responsables de traer a los herederos al mundo —dijo, como si de algún modo eso fuese un honor—. Es un papel importante en el matrimonio y es por eso que no tenemos tampoco las mismas obligaciones.

No esperaba convencer lo más mínimo a Helaena con sus palabras. Seguro que eran cosas que ya habría oído miles de veces sin que su espíritu rebelde se amilanase ante ellas. 

Ojalá te cases con un hombre que te permita aprender a usar una espada y ser tú misma. Al que llegues a amar tanto que no sientas el deseo de divertirte con ningún otro —le deseó, consciente de que pocos así debía haber en el Dominio. Sus ojos brillaron cuando agregó algo más—. Y si ese hombre es Lord Willas, mejor que mejor.

Una sonrisa apretó sus mejillas por un instante y luego se centró en los padres del joven.

—Es una pena que no haya venido también Lord Tyrell —valoró—, porque así podríamos hacernos una idea de cómo es y cómo podrás impresionarlo. Pero como sea, seguro que si haces un buen trabajo en Aguasfrías le resultarás, como mínimo, interesante. Una mujer tan joven gobernando un territorio con éxito tiene que llamar su atención por fuerza.

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02/10/2019, 23:51
Helaena Stronghorse

Habitación de Carellyn. Tercer día de la Madre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Oh, cierto —dijo, sin saber muy bien qué más añadir tras la mención de Lady Bethany.* Lo mejor era… nada. Carellyn siempre había sido muy celosa de su pasado y su familia, lo cual era lógico siendo una bastarda. Aunque Aquilegia y Helaena la querían tal y como era, comprendía perfectamente que Lady Rowan no quisiera ver al fruto de la lujuria de su esposo por su casa; y comprendía igualmente la tristeza de Carellyn por esa circunstancia familia en absoluto agradable. Al fin y al cabo, no era su culpa.

Así que simplemente le dedicó una cálida sonrisa y un gesto afirmativo cuando su amiga mencionó a todos aquellos que sí le tenían aprecio, antes de cambiar por completo de tema.

A Helaena le pareció curiosa la explicación de Carellyn sobre las diferentes responsabilidades de hombres y mujeres. Según ella, era lógico que un lord pudiera sentirse de esa forma si pensara que su mujer tenía hijos con otro; pero ¿no se le ocurría que, entonces Lady Bethany estaba en lo cierto al pensar de esa forma? No dijo nada, obviamente, pues habían decidido de forma tácita dejar ese tema atrás y no quería herir los sentimientos de su amiga.

Simplemente sonrió con cariño a su amiga, mientras esta seguía hablando sobre el futuro que deseaba para ella. Hasta que Carellyn dijo una frase que la hizo abrir la boca de sorpresa.

¡Carellyn! El deseo de divertirme es mientras no estoy casada —respondió, casi con ofensa ante tal sugerencia—. Obviamente cuando tenga esposo le seré fiel. Y él a mí, o se arrepentirá. Incluso aunque Willas sea el peor amante del mundo, no querría acabar con ese matrimonio por un devaneo —le aseguró. Había cosas mucho más importantes que una noche de pasión.

Y por supuesto que ser madre es un papel importantísimo —coincidió con su amiga—. Pero, como te he dicho, no pienso dar dudas sobre la paternidad de mis hijos. Además, yo no hablo de tener bastardos con un cualquiera, para eso está el té de luna —dijo con total naturalidad.

Con respecto a Lord Tyrell y a la opinión que puede formarse de ella en un futuro, Helaena se encogió de hombros.

Todo depende de si lo hago bien o mal —respondió y luego añadió, con una sonrisa pícara:— Aunque, si lo hago mal, será en parte culpa de Willas, porque le estaré pidiendo asistencia. Así que si me considera una mala gobernante, siempre puedo decir que su hijo no se queda atrás.

Notas de juego

*Te juro que pensaba que esa mujer estaba muerta, no sé por qué. Yo tenía idea de que el problema lo tenía con la hermana, que no había ninguna Lady que la mirara mal. XD

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03/10/2019, 00:10
Carellyn Flores

Habitación de Carellyn. Tercer día de la Madre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Las mejillas de Carellyn se encendieron con la indignación de Helaena y aún más cuando habló sobre cómo solucionar fácilmente el asunto de los bastardos. 

Discúlpame, por favor —dijo entonces, con aire contrito—. No quería sugerir que pudieras ser infiel cuando te desposes, estoy segura de que no harías algo así. Ya sea Lord Willas tu esposo o cualquier otro. Sólo divagaba en voz alta. 

Dejó el tema ahí, con cierto bochorno por el malentendido que había provocado, y se puso las palmas de las manos en las mejillas que le ardían. 

Después sonrió en respuesta a la picardía de Helaena, pero negó con la cabeza, como si la posibilidad que planteaba no le pareciese siquiera una opción a considerar. 

Seguro que lo harás bien —valoró, sobre el gobierno de Aguasfrías—. Si Ser Dwain pudo hacerlo, tú también podrás. Si tienes dudas con algo siempre puedes consultar al maestre Paul. Y además, si Lord Willas es tan inteligente como se dice seguramente su ayuda será de utilidad. 

Notas de juego

La confusión encaja muy bien porque Care no hablaba nunca de su familia y seguramente sea la primera vez que menciona a su madrastra, así que queda bien que Hel no lo tenga muy claro :). 

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03/10/2019, 16:29
Helaena Stronghorse

Habitación de Carellyn. Tercer día de la Madre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Helaena le dio un codazo amistoso a Carellyn, acompañado de una sonrisa.

No pasa nada —le aseguró—. No me ofende que tú lo insinúes, en realidad. Simplemente me alarma la idea de que, si tú lo piensas, otros también puedan pensarlo. Y, entonces, nadie querrá mi mano —Ni siquiera Willas, que podía ser muy natural y abierto, pero había un límite, cosas por las que un matrimonio no debía pasar—. Al fin y al cabo, yo tampoco querría la de alguien que supiera que me iba a ser infiel. Antes puede hacer lo que quiera, pero ¿una vez casados? Ni hablar.

A Helaena se le escapó una carcajada cuando escuchó la comparación con Ser Dwain, como si el caballero fuera tan poco hábil como gobernante que el hecho de que Aguasfrías se mantuviera en pie era un milagro. Y realmente había sido torpe en ciertos asuntos, como nombrando a su heredero, lo cual hacía de la situación casi una tragicomedia.

Supongo… —respondió, aún sonriendo con malicia al pensar en Ser Dwain—. Aunque Aguasfrías está bajo constantes ataques, es lógico que Ser Dwain destaque tanto en ese contexto. Yo me imagino que ahí será más útil un conocimiento táctico que el que yo tengo —reflexionó. También se necesitaría ser buen administrador, pero muy probablemente la ciudad tuviera otros problemas más urgentes. Quién sabría… Cuando Carellyn le sugirió hablar con Paul, Helaena no tardó en negar con la cabeza—. Oh, no, no, no. No quiero preguntar al maestre. Ni a Aquilegia. ¿Qué pensarían de mí? Que no sé hacer las cosas por mí misma —respondió, frunciendo el ceño—. Y entonces se lo contarán a Padre y él no volverá a confiarme nada. Prefiero hablar solo con Willas. Así tengo una excusa, además, para escribirle.

El motivo por el cuál prefería quedar como ignorante ante el hombre que deseaba desposar (y al que tendría que impresionar) y no ante su familia era un misterio.

Notas de juego

La confusión encajaría mejor si los Rowan no fueran una de las familias más importantes del dominio y, por tanto, Helaena debería saber quién está vivo y quién no. XDD

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04/10/2019, 00:25
Carellyn Flores

Habitación de Carellyn. Tercer día de la Madre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Oh, pero no creo que nadie piense algo así de ti —protestó Carellyn, antes de darse cuenta de lo siguiente que había dicho Helaena. Se quedó callada un instante y frunció un poquito el ceño—. De todos modos, le debemos fidelidad a nuestro esposo aún antes del matrimonio, aunque no sepamos todavía quién será. Es por esto que tenemos que reservar nuestra virtud para él, ¿no crees? Es lo que se espera de nosotras —aseguró, convencida—, el modo también de honrar a nuestras familias.

No terminó de entender qué era lo que había provocado la risa de Helaena al hablar de Aguasfrías y la miró con curiosidad. A decir verdad ella nunca había prestado más atención que la justa al asunto de ese territorio que, después de todo, no era de su familia y nunca había visitado. Así que, aunque había escuchado alguna vez hablar de algún ataque, no era consciente de que fuese algo constante y continuado. 

¿Esos ataques son los que mencionó Ser Dwain hace unos días? ¿Los que había enviado su hermano disfrazados? —preguntó, queriendo ponerse en situación. Sin embargo, había algo mucho más llamativo que esos detalles—. ¿Así que al fin vas a comandar tus propias tropas? —preguntó, con cierta admiración. Ella desde luego no querría hacer nunca algo así, pero no le costaba imaginar a Helaena haciéndolo—. No sé si Ser Dwain tiene mucho conocimiento táctico —dijo, con cierta duda al respecto—, pero tú sabes de esas cosas. Puede que en ese sentido lo que más te cueste sea hacer que tus hombres te respeten siendo una mujer... —Se quedó pensativa un momento y luego lanzó una sugerencia—. Para eso deberías ganarte enseguida a sus capitanes. Si ellos tienen claro que sabes lo que haces te costará menos conseguir su respeto y con ellos el de las tropas.

Se le escapaba el motivo por el que la joven no querría pedir ayuda al maestre Paul, aunque comprendía por qué no quería hacerlo con su hermana. Sin embargo, encontró enseguida en las palabras de Helaena una razón que le agradaba más: el propio Lord Willas. Sonrió para sí y aunque no dijo lo que le pasaba por la mente, estaba claro por el modo en que la miraba que en ella se estaban formando imágenes románticas de los dos.

Notas de juego

Bueno, tú no te preocupes si te suspenden. Vamos a septiembre juntas XD.

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04/10/2019, 20:05
Helaena Stronghorse

Habitación de Carellyn. Tercer día de la Madre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Helaena frunció los labios levemente cuando escuchó a Carellyn, nada convencida con su idea de que las mujeres debían mantener su virtud, pero los hombres no.

¿No ves poco lógico eso, Carellyn? Al fin y al cabo, ellos no preservan nada —le contestó, con la tranquilidad de un maestro que intenta que su pupilo entienda algo importante—. Willas se habrá mostrado muy digno ante mí diciéndome que ha rechazado a muchísimas mujeres, pero estoy segura de que a alguna sí la aceptó... temporalmente. ¿Significa eso que esa mujer es menos válida? ¿O que él lo sea? —negó con la cabeza como respuesta a ambas preguntas. Luego presentó otro ejemplo—. Tal vez esa mujer no lo hizo por simple lujuria. ¿Y si pensaba que Willas se iba a casar con él y se metió en su cama convencida que no sería una deshonra, pues él ya era suyo? Willas o cualquier otro, me refiero. ¿Por un error se va a destruir su futuro? Terminó su intervención con un suspiro que mostraba cierto cansancio.

Miró a Carellyn con extrañeza y medio sonriendo cuando preguntó por el hermano de Ser Dwain. Se notaba que no le interesaban mucho los temas bélicos.

No. En realidad, no sé muy bien las circunstancias de ese ataque. Me refería a Ser Gerold Dayne —Por cómo mencionó su nombre, no parecía que le tuviera ningún afecto; aunque tampoco hablaba con furia. Al fin y al cabo, de un enemigo no esperas otra acción.

Abrió mucho los ojos tras la siguiente pregunta de la doncella. Le gustaba sentir la admiración de Carellyn mientras hablaba y deseaba que algún día fuera una admiración bien fundamentada; pero, en ese momento, no le quedaba más remedio que corregir la idea de comandante que se había formado de ella.

Oh, no, no creo. Probablemente solamente tenga que dar mi visto bueno a las decisiones que tomen otros. Yo no tengo conocimientos suficientes para comandar a las tropas, no sabría ni por dónde empezar. He leído algo sobre el tema y he observado a Padre... pero nada más —Una pequeña mueca de amargura apareció en su rostro, que desapareció dos segundos después y fue sustituida por una expresión de ansia y entusiasmo—. Pero sí me gustaría aprovechar esa situación para aprender, por fin. Creo que lo mejor será elegir a alguien apto para que se encargue de esa tarea, en lugar de fingir que soy experta y luego cometer errores en un momento crucial.

Le resultó curiosa aquella mirada de Carellyn, que Helaena interpretó a su modo.

Si me sigues imaginando con armadura, espada y subida a caballo, quítatelo de la cabeza. Mucho tienen que cambiar las cosas...

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05/10/2019, 02:10
Carellyn Flores

Habitación de Carellyn. Tercer día de la Madre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Pero es que ellos tienen otras obligaciones distintas —respondió, con un encogimiento de hombros que parecía decir que el mundo era como era y no iba a girarse del revés—. Ellos deben protegernos, a nosotras y a nuestros hijos. Deben hacer lo necesario para que podamos engendrar a sus herederos y luego cuidar de su familia. Dependemos de ellos, pero el futuro de sus apellidos depende de nosotras. Las dos partes son necesarias, pero distintas —explicó antes de fruncir un poco la naricilla—. Y estoy segura de que Lord Willas no engañaría a una joven dama para llevársela al lecho con promesas que no iba a cumplir. No me parece que sea ese su carácter. Antes lo imagino explicándole la situación para que supiese bien a qué atenerse. —Entonces hizo un gesto con la mano hacia Helaena—. ¿Ves? Y por eso que dices es importante preservar la virtud hasta que haya tenido lugar el casamiento. Así no hay forma de que te engañen. 

Hizo una pausa breve y agregó algo más.

—Sin duda sería más justo que el honor de los hombres también dependiese de su virtud. —Eso sí se lo concedía, aunque era consciente de que era un pensamiento poco realista—. Y si se espera de nosotras que les guardemos fidelidad aún sin conocerlos, ellos deberían hacer lo propio. Pero, al parecer, los hombres son bravucones y les gusta alardear de su virilidad —Sólo había que recordar a los norteños que les habían visitado unas noches atrás—. Junta eso a que ellos no tienen a los bebés y a que son ellos los que hacen las normas. Y ahí tienes la explicación a por qué el mundo es como es.

Tras esas perlas de sabiduría femenina, seguramente inspiradas por lo que había escuchado hablar a las criadas del castillo, escuchó la explicación de Helaena y asintió con la cabeza. 

—Ah, claro, Ser Gerold —dijo, con un tono que delataba que no sabía mucho del tema—. ¿Y si él ataca vuestras tierras por qué no atacáis vosotros las suyas? 

En realidad tampoco sabía si ya lo hacían, así que tampoco insistió mucho más. En cambio escuchó con más atención sobre lo que su amiga iba a hacer en Aguasfrías y tras una leve decepción por lo primero, no tardó en compartir su entusiasmo.

—Claro que sí. Siendo un territorio que sufre esos ataques seguro podrás aprender aunque no seas tú la que decida las estrategias... al menos al principio. Y no es necesario que lleves armadura y vayas a caballo —aclaró, sonriente—. Un comandante no tiene por qué entrar en combate. Puede tomar sus decisiones desde un pabellón o incluso desde el castillo. Luego otros se encargan de transmitir sus órdenes y ejecutarlas. Tú estarías siempre a salvo, incluso aunque sí que fueses a tomar el mando de las tropas.

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07/10/2019, 23:15
Helaena Stronghorse

Habitación de Carellyn. Tercer día de la Madre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Helaena suspiró. Obviamente Carellyn tenía razón, era importante preservar la virtud antes de llegar al matrimonio. La virtud no aumentaba el valor de una mujer, pero la falta de ella sí lo rebajaba hasta lo más mínimo. Pero la doncella no tenía razón porque aquella fuera un argumento lógico y sensato, sino porque era así como funcionaba el mundo, gustara o no. Frunció el gesto con este pensamiento e hizo un único comentario, al respecto del heredero de los Tyrell.

No, yo también estoy segura de que Willas no es así. Era un simple ejemplo. Pero no dudes de que más de un hombre ha engañado a mujeres con esa promesa —reflexionó.

Carellyn tenía explicaciones para todo, al parecer, hasta para el comportamiento masculino. Y, en cierto modo, deseaba pensar como ella; todo sería mucho más fácil, no le molestarían cosas que nunca podría cambian. Si ella hubiera sido como su amiga y su hermana, ahora no tendría tantas preocupaciones.

Supongo, entonces, que mejor que no salga a la luz mi visita a la taberna ni mi coqueteo con aquel hombre, no sea que eso me reste posibilidades en un futuro —comentó con ironía.

Tras la pregunta de Carellyn sobre Ser Gerold Dayne, Helaena se encogió de hombros mostrando su duda.

Probablemente por no generar problemas mayores. Creo que Ser Gerold actúa solo, no en nombre de su familia —Realmente hablaba sin saber mucho. No estaba del todo enterada sobre el tema—. Aunque se está arriesgando mucho, porque Padre puede perder la paciencia en cualquier momento. Un ataque que se les vaya de las manos… y Aldern pagará por ello —sentenció. Las mujeres estaban obligadas a mantener su virtud y las familias de los rehenes de guerra, a comportarse.

Sí, eso espero en realidad —respondió a la idea que tenía Carellyn sobre su papel en Aguasfrías—. No tengo prisa por entrar en combate ni creo que lo haga nunca. Pero ¿dar órdenes? Eso lo estoy deseando —concluyó, con media sonrisa.

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10/10/2019, 02:37
Carellyn Flores

Habitación de Carellyn. Tercer día de la Madre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Carellyn asintió con cierta gravedad a la reflexión de Helaena. Seguramente ella tenía razón y debía haber hombres capaces de poner en práctica una triquiñuela como esa. Pero con lo siguiente que dijo, negó despacio con la cabeza. 

Estabas con lord Willas, no creo que tengas nada que temer. Podría ser muy distinto si hubieras estado sola, pero nadie se atrevería a dudar de tu honor en su compañía. 

Escuchó después sobre el asunto de los ataques de Ser Gerold y terminó frunciendo la nariz.

—Pues qué irresponsable por parte de Ser Gerold. O a lo mejor es que no le importa lo más mínimo lo que le pase a Aldern —sentenció, encogiéndose de hombros—. Pero he oído que Ser Gerold es sumamente apuesto —agregó, cambiando de tercio. De conflictos bélicos no sabía mucho, pero los cotilleos ya eran otra cosa—. No como Jaime Lannister, claro, pero sí debe ser el hombre más atractivo de todo Dorne. No los conozco, pero creo que si los Dayne fuesen inteligentes tratarían de casarlo contigo. Así no os atacaría más por su cuenta y se arreglarían las hostilidades entre vuestras casas. Aunque dudo mucho que tu padre aceptase algo así, claro. Por guapo que sea, debe ser un salvaje sin modales.

Le devolvió la media sonrisa cuando mencionó las ganas que tenía de empezar a dar órdenes. No le costaba ni un poquito imaginarla haciéndolo y le agradaba el entusiasmo con que abordaba esa nueva etapa de su vida.

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12/10/2019, 01:17
Helaena Stronghorse

Habitación de Carellyn. Tercer día de la Madre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Había sido un día extraño. Helaena tendría que haber estado mucho más triste por la situación familiar, pero justo en ese momento no podía evitar sentirse ilusionada. Ya tendría tiempo a la mañana siguiente de sufrir, cuando se celebrara el funeral. Ese había sido un día estupendo y nadie se lo podría quitar.

Se estaba haciendo ya tarde y Helaena se había levantado de la cama y estaba a punto de despedirse de Carellyn. Hasta que…

Pero ¿qué dices? ¿Ser Gerold, conmigo? —preguntó, ojiplática, volviéndose a sentar—. No, no, espero que a nadie se le ocurra esa idea —dijo, alterada de repente, casi con temor a que pudiera hacerse real—. ¿Me imaginas casada con un hombre que no para de atacarnos y que ha jurado matar a Ser Dwain? Qué horror, no podría confiar en él nunca. Y me da igual lo atractivo que sea, él no es Lord de nada, ese matrimonio no me traería ningún beneficio —aseguró, con cierta vanidad—. Padre lo rechazaría al instante.

Suspiró, sin saber muy bien qué más contar. Tenía que descansar, estaba agotada y necesitaba todas las fuerzas posibles para sobrellevar lo que vendría al amanecer. Se volvió a levantar.

— Me voy ya a mi cuarto. Luna me estará esperando. A Willas le encantó conocerla —le contó sonriente, tras caer en la cuenta de que se le había olvidado ese detalle—. La llevé al principio conmigo, pero cuando vinimos al castillo para recoger los disfraces antes de bajar el pueblo, la dejé de vuelta en la habitación —explicó. Probablemente estaría dormida, había estado jugando un buen rato en el agua y persiguiendo pájaros.

Nos vemos mañana —dijo, antes de abrir la puerta.

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12/10/2019, 02:19
Carellyn Flores

Habitación de Carellyn. Tercer día de la Madre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Carellyn asintió cuando Helaena afirmó que su padre rechazaría a Ser Gerold, pues así lo pensaba ella también. No creía que aquello fuese a suceder ni en cien años, aunque veía los beneficios que ese matrimonio aportaría a los Dayne. 

Si se me ha ocurrido a mí, puede que a ellos también —valoró, para después negar con la cabeza—. Pero no tienes de qué preocuparte. Estoy segura de que Lord Everam lo rechazaría —convino con lo que había dicho ella.

Se levantó con ella cuando se despidió para acompañarla a la puerta. 

Saluda a Luna de mi parte —pidió, sonriendo al recordar a la enorme gatasombra—. Hasta mañana, que descanses.

Tras despedirse esperó hasta que Helaena se marchó para continuar preparando el equipaje.

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19/10/2019, 15:32
Aldern Dayne

2º día del Guerrero, mes de la Vieja, Año 288.

Habían pasado un par de semanas desde la última partida de sitrang que había jugado con Helaena, y que a Aldern le había hecho pensar sobre ciertas cosas. Lo que sí tenía claro era que, viéndola últimamente, necesitaba relajarse. De modo que cuando la citó para la siguiente partida se aseguró de que en la sala hubiera, además del tablero, una botella de vino y un par de vasos.

—Me han hablado de una nueva modalidad de sitrang —dijo, sin molestarse en resultar convincente. Entonces empezó a servir uno de los vasos, y al acabar de hacerlo la miró antes de formar una media sonrisa antes de comenzar con el otro—. Se juega con normalidad, pero cada vez que uno pierde una pieza, debe beber.

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19/10/2019, 23:14
Helaena Stronghorse

2º día del Guerrero, mes de la Vieja, Año 288.

Helaena estaba bastante centrada últimamente en sus estudios. Había comenzado a apreciar las lecciones de su maestre y a buscar información aparte en la biblioteca para aumentar su saber, consciente, no obstante, de que nunca alcanzaría a Aquilegia. Claro que, por grande que fuera su voluntad de aprender, seguía siendo relativamente fácil persuadirla para una partida de sitrang. O, al menos, para una partida regular de sitrang.

Si la proposición de Aldern le pareció ofensiva e inapropiada o emocionante y entretenida, no lo mostró al principio. Más bien se mantuvo indiferente mientras lo escuchaba, como si tuviera la misma idea a diario. Se quedó callada unos segundos. Entonces miró al tablero y a los vasos, luego a Aldern. Y arqueó una ceja, con incredulidad, mostrando por primera vez una emoción.

A ver si me he enterado bien. Quieres embriagar a la hija pequeña del Lord… prácticamente delante del Lord. Verdaderamente sois valientes los dornienses —dijo, mientras se sentaba frente a él—. O temerarios —añadió, esta vez quitando parte de la seriedad en su rostro con una sonrisa—. No pienso beber más de lo que bebo durante una comida normal, te lo advierto.

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20/10/2019, 00:01
Aldern Dayne

2º día del Guerrero, mes de la Vieja, Año 288.

Las palabras de Helaena, pronunciadas de esa manera, daban la impresión de que la idea no era tan buena como parecía en inicio. Sin embargo, aquello no iba a ser suficiente para que Aldern pensase en echarse atrás. Podían bromear entre ellos, pero estaba seguro de que Helaena no le diría a su padre o a cualquier otro que esas fueran sus intenciones.

—No, no, te equivocas —le dijo entonces, colocando la tabla que impediría a cada uno ver la colocación de las piezas del otro antes de comenzar, ya que ella parecía haber aceptado—. Quiero poner a prueba la destreza en el sitrang de su hija tras años de entrenamiento, previniéndola por si alguien en el futuro la reta a una partida así.

Tras esas palabras comenzó a colocar sus piezas, aunque se detuvo un momento para mirar a Helaena.

—Yo no pienso ni probar una gota —aseguró.

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20/10/2019, 00:39
Helaena Stronghorse

2º día del Guerrero, mes de la Vieja, Año 288. 

Empezó a colocar sus piezas de forma mecánica, pues una vez colocado el tablero y la tabla separadora, le era imposible no continuar con el siguiente paso. Demasiados años siguiendo aquel ritual. Aun así, tomó el vaso y lo alejó de ella, mirando a Aldern mientras lo hacía. 

— Entiendo, claro... —respondió tras la explicación del joven—. ¿Y qué tendría que hacer si alguien me reta a una partida así? Porque yo creo que tal persona debería ser duramente castigada. ¿Flagelación, quizá? —sugirió, mientras reflexionaba con rostro serio—. O algo peor. Es bastante probable que esa persona, sobre todo si se trata de un hombre, quisiera aprovecharse de mí. O sacarme información. Así que... una falta como esa podría tomarse como traición a su Señor y castigarse incluso con la muerte —Acabó su pequeño discurso con una segunda sonrisa. 

Había acabado de colocar sus piezas, cuando decidió recolocarlas todas de nuevo. No tenía ninguna intención de acabar ebria, ni aunque perdiera estrepitosamente; pero estaba segura de que Aldern, que había propuesto tal juego, no tendría ningún reparo en beber tanto como fuera necesario, así que sería un bonito entretenimiento verlo. 

— Cuando quieras, levanta. Y, ya de paso, explícame cómo se te ha ocurrido tal idea. Pensé que esta era una actividad que limitabas a la taberna. Y no hablo del sitrang, por supuesto.

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20/10/2019, 00:49
Aldern Dayne

2º día del Guerrero, mes de la Vieja, Año 288. 

Cuando Aldern empezó a colocar sus piezas, no tuvo que pensárselo demasiado para saber cómo hacerlo: de la forma más ofensiva posible. No le importaba ganar o perder la partida, pero en el proceso debía llevarse tantas piezas de ella como pudiera. Y si eran las suficientes, ganar ya no sería un problema.

Mientras tanto iba escuchando las palabras de Helaena. La miró con una media sonrisa antes de contestar.

—Eso es lo que vamos a medir hoy —le dijo—. Si deberías jugar, y aprovechar su melopea para llevarle al calabozo, o negarte directamente y avisar a la guardia. —Entonces alzó una mano, como si se declarase inocente—. Por suerte esto es una simulación, sólo para ver cómo va la cosa. Un maestro de esgrima no podría ser condenado por hacerle un corte al príncipe, ¿no?

Tras decir eso levantó la madera, desvelando su parte del tablero.

—Limitar beber a la taberna sería como limitar la belleza a Dorne —le dijo siguiéndole el juego—. En realidad me apetecía jugar, y hace poco me regalaron esta botella. Y como limitar a las damas disfrutar del buen vino es un crimen del que los dornienses siempre seremos inocentes, pensé que era una buena combinación. Pero si preguntan, diré que fue idea tuya.

Hizo entonces un gesto hacia el tablero.

—Venga, puedes empezar.