Partida Rol por web

Lila.... ahora que mas da... pero estaba enamorado de Wyatt, mi corazón del klan vibra por el y por alguien mas... pero jamas me dijo que era malo.. me siento traicionado

-¿Francis y porque no has muerto como aquella buena mujer por el amor que dices procesar?-Alzo la cabeza un tanto dudoso.

-O claor señorita, dejeme hacer memoria y dire los nombres completos... creo que eran... ella; Maybelle Canary, el Coronel Loisiana y... James E. Riley.-Contesto lo mas modesto que pudo.

-Y por lo que ha dicho Rojo, supongo que entre ellos tres fue la señorita el culpable de que muchos de nosotros ahora estemos aquí.-Estar muerto era molesto, la sensación de necesidad aun la sentia, ¿Que clase de muerte era la suya?

Sinceramente desconozco respuesta, pero tenía el corazón dividido en tres,si en tres, pero el ano entero jajajaja

Una media sonrisa llena de sarcasmo se esbozó en los labios de Maybelle al escuchar las palabras del anciano borracho mientras algunas cosas empezaban a encajar en su mente. 

- Se equivoca conmigo. - Fue lo único que dijo en un principio, encogiéndose de hombros. Buscó en sus bolsillos, asegurándose de que la bolsa de tabaco seguía en su abrigo y la sacó con alivio para empezar a liarse un cigarro. Mientras sus dedos comenzaban ese gesto que realizaba de forma mecánica y pausada, su voz grave volvió a sonar de nuevo. - Aunque para empezar no comprendo de dónde se saca que sus delirios de borracho le iban a mostrar a uno de los asesinos. Y para seguir, tampoco veo por qué eso iba a hacer que fuese yo. Ha llegado mucha gente a este lugar hoy y ya no es ningún secreto que el señor Riley es uno de los forajidos que buscamos.

Se llevó el cigarro a los labios y lo prendió para dar una calada lenta. Mientras soltaba el humo añadió algo más. - Se dice que fue usted quién trató de cargarse al reverendo ayer. ¿Ha repetido su intento esta noche, McFinnigan? ¿O ha preferido cambiar de objetivo? - Enarcó una ceja significativamente. Se preguntaba cómo había llegado ella a ese lugar.

-O no. Hoy e preferido emborracharme querida, por eso he tenido ese sueño. Para poder elegir al día siguiente el objetivo correcto y no equivocarme como con el reverendo. Pero alguien a preferido eliminar a este viejo.-Saludo tocándose su sombrero.-¿Y no tendrá algo de alcohol para mi verdad querida?-No le importaba quien era o quien fuera, él ya estaba muerto y ya dijo todo lo que sabia, creerle o no creerle ya era cosa del resto.

-Pero recuerde una cosa, ¿Para que perder el tiempo mintiendo?-Aun esperaba esa copa gratis.

Al final quienes son los susodichos forajidos? 

Quería golpearlo, de verdad quería. Ya no haría diferencia porque estaba muerto pero eso la haría sentirse mejor.

- ¿Por qué insiste en mentir, Francis? Está muerto. ¿Quién era su otro amor? Y señor ebrio, si insiste en que fue ella quien asesinó, se equivoca y creo firmemente que está mintiendo -.

¿Acaso temían que alguno regresara a acusarlos? Como si fuera posible volver de la muerte en condiciones como esa - Creo que ambos están ocultando algo y acusan a Red para que lo miremos a él y no a ustedes -.
 

La petición del borracho le hizo gracia y Maybelle buscó en el bolsillo interior de su abrigo hasta sacar una petaca que debería pesar la mitad que antes de que la forastera llegase al pueblo. La sopesó con la mano y frunció el ceño extrañada al comprobar que parecía estar llena de nuevo. La abrió y acercó la nariz a su contenido: whiskey. Se encogió de hombros y se la tendió al hombre pero antes de soltarla en su mano lo miró a los ojos. - No se la termine entera. Creo que yo también voy a necesitar un par de tragos para intentar entender todo esto.

Dio una nueva calada lenta y luego exhaló el humo despacio, pensando en las palabras del anciano. - Pienso lo mismo. Llegados a este punto, no creo que sirviese de nada mentir. - Levantó la mirada para mirarlo y frunció el ceño levemente. - Pero ya le digo. Se equivoca conmigo. Por ahora no he matado a nadie en este pueblo, aunque sí le puedo decir que si el reverendo sigue vivo después de que usted lo atacase, es gracias a mí. 

Después de eso continuó fumando en silencio. De vez en cuando sus ojos volvían a pasearse por el lugar, como si la mujer no terminase de entender la situación. 

Yo trabaje con Giesie, el traicionó al grupo contandote cosas Lila, y sabes que hicimos lo nuestro con el negro y no hace ni unas horas a la caza recompensa s, si rubia a ti.., Tu     también Lila lo eras y el viejo iba por su cuenta.. quien cojones falta? 

Lo miró aún más enojada y le dijo - Se equivoca en algo más. Él solo me contó cuando ustedes decidieron traicionarlo, pero él no me había dicho nada antes. Mis sospechas eran solo mías por su comportamiento y el de Riley. Luego supe que tenía razón - se cruza de brazos y ante la pregunta del que faltaba, Lila miró a Red y sonrió.

- Supongo que por lo que dijo, tú eras su otro amor - rió algo decepcionada y luego miró a Francis nuevamente - Lo mismo sucedió con Rosalind. Yo di mi vida por Giesie, salvándola de la muerte. Supongo que lo mismo les sucedió a ustedes - luego, se pone un dedo en la boca y dice - Es un secreto, así que descúbrelo tú mismo -.

-Vaya que agradecida. Digo gracias.-Comento aquel irlandes cogiendo la petaca y dando un trago de ella.

-Bueno si usted era su protector y al parecer Francis estaba aliado con Giese, solo queda un forastero entre ellos y diré sin tapujos en esta entre El Coronel o James E. Riley.-Volvió a mojar el bigote.-Dinos Francis, ¿Quien de los dos era?-Pregunto limpiando sus morros con la manga de su sucio traje.

- Genial...- masculló, al verse en aquel lugar- Me han matado, ¿no? ¿Me han dejado la ropa puesta, al menos?- preguntó, preocupada, cuando vio que Lila se le acercaba, abrazándosele- Lila...-dijo, contenta de verla pero a la vez apesadumbrada- También está él aquí... - suspiró- Me pregunto quién habrá tenido la brillante idea de hacernos esto.

Quien falta entonces Lila?, al morid Red el Coronel y yo ... bueno he muerto en un duelo con el.. pero quien es vuestro tercer miembro?

Ante la respuesta de Rosalind, Lila se calma un poco.

- Pensé que te había salvado, lo siento - se sentía apesumbrada por lo ocurrido. De todos los que habían llegado, no quería que ella estuviera allí. Cuando la cantante menciona a "él", Lila pone una mano en su hombro tratando de reconfortarla y le sonríe amablemente.

- ¿Qué sucedió allá después de nuestra muerte para que todo se saliera de control de esta manera? -.

Francis se dirigió a ella directamente, a lo cual ella respondió con una mala mirada y luego dijo - ¿El Coronel murió? ¿Entonces por qué no está aquí? - para luego sonreír una vez más y decir - Ya se lo dije, no se lo diré. Realmente es porque no hablaría con alguien como usted -.

Lila,el Coronel salio vivo del duelo,yo a ver...., tu estaras mas acostumbrada al tema espiritual pero esto es nuevo para mi, creia hasta hace poco que negros e indios no teniais alma,solo erais animales para mi,estando aqui, viendo que estamos juntos por igual los blancos,negros,indios,irlandeses y mujeres,aqui veo que toda mi vida he estado errado, he dado tando dolor a desconocidos y ellos eran iguales que yo, bajo su mugre,piojos y taparrabos ,bajo esa piel hay una personita como yo..., Lila lo siento.

Lila se estaba hartando, quería golpearlo, cortarlo con su hacha y matarlo pero ya estaba muerto. ¡Ya estaba muerto!

Apretó sus puños y respiró profundamente tratando de calmarse y ante el último comentario, solo dijo - Pídale a su dios respuestas. Tal vez, esta vez usted sepa escucharlo -.

Visto lo visto Lila mi Dios es el tuyo Lila, Lila te dire una cosa Lila.
No nos hundamos en el valle de la desesperación. Aun así, aunque vemos delante las dificultades de hoy y mañana, amigos míos, os digo hoy: todavía tengo un sueño. Es un sueño profundamente enraizado en el sueño americano. Tengo un sueño: que un día esta nación se pondrá en pie y realizará el verdadero significado de su credo: “Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas: que todos los hombres han sido creados iguales”. Tengo un sueño: que un día sobre las colinas rojas de Georgia los hijos de quienes fueron esclavos y los hijos de quienes fueron propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la fraternidad. Tengo un sueño: que un día incluso el estado de Mississippi, un estado sofocante por el calor de la injusticia, sofocante por el calor de la opresión, se transformará en un oasis de libertad y justicia. Tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel sino por su reputación. Tengo un sueño hoy. Tengo un sueño: que un día allá abajo en Alabama, con sus racistas despiadados, con su gobernador que tiene los labios goteando con las palabras de interposición y anulación, que un día, justo allí en Alabama niños negros y niñas negras podrán darse la mano con niños blancos y niñas blancas, como hermanas y hermanos. Tengo un sueño hoy. Tengo un sueño: que un día todo valle será alzado y toda colina y montaña será bajada, los lugares escarpados se harán llanos y los lugares tortuosos se enderezarán y la gloria del Señor se mostrará y toda la carne juntamente la verá. Ésta es nuestra esperanza. Ésta es la fe con la que yo vuelvo al Sur. Con esta fe seremos capaces de cortar de la montaña de desesperación una piedra de esperanza. Con esta fe seremos capaces de transformar las chirriantes disonancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir a la cárcel juntos, de ponernos de pie juntos por la libertad, sabiendo que un día seremos libres. Éste será el día, éste será el día en el que todos los hijos de Dios podrán cantar con un nuevo significado “Tierra mía, es a ti, dulce tierra de libertad, a ti te canto. Tierra donde mi padre ha muerto, tierra del orgullo del peregrino, desde cada ladera suene la libertad”. 

Bienvenidos los nuevos.

La muerte, es solo el principio. 

Aplaudí, con aplausos solemnes y pausados, las palabras de Francis. - Aun no me creo que haya podido decir algo así. Será cierto que la muerte cambia a las personas... - pero luego pensé. - ¡Joder si las cambian!

No me creí que Francis Prescott dijera aquello sin acabar con un mal chiste. Pero era un discurso digno de una inspiración poco mundana. Adelantado a su tiempo diría yo. Si estuviera vivo, vertería una lágrima.

Gracias Red, lastima la brevedad de tu amistad, bueno al menos que nos reencarnemos estaremos mucho aqui,asi que bueno.. me da fuego Red?