Partida Rol por web

Observé horrorizada y con impotencia como aquellos adefesios intentaban asfixiar a Eko. Todo sucede demasiado rápido. La otra monstruita intercede para detener a la niña cangrejo y se marchan no sin antes dejar algo bien claro: volverán.

El chico parece estar bien, pero esto es de locos. ¿En dónde estamos? Si hubiera alguna manera de quitarnos estas cadenas... Quizás...

- Disculpadme una pregunta, pero... ¿los que tenéis armas podéis hacerme un favor? Intentad romper los grilletes, la cadena o... -sigo con la mirada el recorrido de la cadena hasta la pared- el soporte. Quizás podamos deshacernos de estas cadenas.

Aunque no estoy muy segura de qué iba a servir. No parece existir demasiadas salidas, pero de haberla, podríamos intentar escapar y encontrar la manera de salir de este lugar. Una oportunidad, es lo único que necesitamos.

Un compañero del mismo legado que el mío vaticina que deberemos de sacrificar a uno de nosotros. Le observo con cierta confusión en mi semblante.

- ¿De eso va su juego? ¿Somos su circo romano? ... -resoplo, hastiada. No me gusta nada este juego.

Noto como alguien más se acerca a Eko, "Maldita sea, me he aprendido su nombre", pero no me preocupaba mucho de quien fuera, nadie atacaría a nadie en ésta situación. Parecía que no ganábamos para sustos, porque el telepredicador se había puesto en plan niña de "poltergeist" y...joder...se le daba bien. 

-¿Sacrificar a alguien? ¿Estás loco? solo las alimentarías más y les facilitarías su objetivo. Debe haber una puerta o algo, que nos permita investigar más allá de estas paredes. Quieren que juguemos con ellas, y no juegas con tu presa si no sabes que sus posibilidades de victoria son ínfimas. Pero si no tienen ninguna, no tiene gracia. No debemos matar a nadie, dejad que sus agentes hagan el primer movimiento, y así se delatarán.  

En cuanto la asfixia se adueña de él, Eko no separa sus ojos de la niña. Su mirada está cargada de odio y de desprecio. Sin embargo, cae de rodillas, y por propia supervivencia baja el arma, apoyándola en el suelo y llevando ambas manos a su garganta.

Las palabras de la macabra niña llegan a sus oídos, pero no es capaz de responder... Y se queda ahí, apoyando las rodillas y las palmas en el suelo y tosiendo. La arena en su garganta y en su boca le deja sin respiración, y aún cuando las niñas se han ido se siente ahogarse. Poco a poco se hace un ovillo, sin llegar a tomar aire para poder toser de nuevo. Y, durante un instante, tiene miedo.

Cuando vuelve a alzar la mirada sus ojos están rojos y su orgullo herido. Sin embargo prefiere no decir nada todavía. Ya se lo pagarán más adelante.

Mira alrededor, sin saber qué encontrará en los ojos de los demás, y le sorprende encontrarse al Lince cubriéndole de esa manera.

- La vía diplomática... - dice, esbozando una sonrisa forzada, aún recuperándose. - Esa sí que ha sido buena. - Luego se queda unos segundos callado, tratando de ganar de nuevo el control de su propia respiración. Cada bocanada de aire era molesta, forzosa. - Gracias. - Murmura entonces mirándole a los ojos. - Un gesto inútil, pero de agradecer. - Dijo, comenzando ahora sí a toser de nuevo. No toma la mano de él, pero va sentándose poco a poco.

Cuando consigue recuperarse de ese último ataque, escupiendo más y más arena, asiente ante la pregunta de Zyllah. No le gustaba que precisamente ella le socorriera, pero su reacción había sido rápida y su preocupación era justificada. Se guardó la pulla sobre su poca capacidad para acertar al engendro. No tenía mucho sentido, y en la situación actual lo menos que podía hacer era tratar de ser amable. - Sí, estoy bien. Gracias a ti también. - Dijo entre dientes, pero con una mirada sincera. - ¿Tú cómo estás? - Se adelantó a preguntar, tratando de quitar importancia al hecho de haberle hecho esa concesión.

-Reforzar el sello... ¿cómo puedo ayudar?

Pregunto, dándole algo de credibilidad a la teoría de Yormund. Sentada observo a los demás y mis manos comienzan a acariciar mis brazos, demostrando algo el nerviosismo que trato de controlar. No tardo mucho en ponerme en pie y fijarme que Eko también se encuentra bien y, aunque no le conozco mucho, me alegra, parece un borde dispuesto a ayudar y eso siempre es bueno. Y de reojo termino en Gabriel.

-Sacrificar ¿por qué?

Si era, al menos, su verdad, me gustaría saber el motivo pero la idea de matarnos parece una auténtica locura.

-¿Por qué?. No parece la pregunta apropiada. No existe un sólo por qué. Tú tendrás tu por qué, que será distinto al de cada uno de nosotros. Pero inevitablemente el resultado será el mismo, un nombre, un sacrificio. 

Mantengo la mirada fija en Vanna, puede que no lo comprendiera, o quizá su lado más humano se negaba a aceptar tal afirmación. 

-No hay de qué. Que viniera sabiendo que algunos moriríamos no quiere decir que quiera acelerar el proceso. Nadie me ha hecho nada como para que quiera que muera, ni siquiera tú.-le dedico una sonrisa antes de apartarme.

Al oír la voz de Vanna y ver su reacción, mientras Eko estaba con su amiga me acerco a ella, y la rodeo con mis brazos.

-Todo irá bien.- susurro en su oído.- Tío, te estas pasando y no me mola nada tu actitud de Nietze de resaca, así que guárdate tus ganas de hacer que otros maten por ti ¿Vale? A no ser... que estés con ellas.

Después me dirijo a los demás

-Sólo es una suposición, pero si los semidemonios nos alimentamos de humanos, sin contar con el linaje del primogénito, y ellas se alimentan de semidemonios, asumo que son demonios y no meras...¿Como has dicho?...Almas errantes. Además por lo que han dicho, creo que el sello, directamente, ya no existe como tal. Alice, Poron y yo sabíamos donde estaba. Está claro que tenemos que movernos juntos, así que si a nadie se le ocurre nada mejor, busquemos una salida y vayamos para allí, a comprobarlo. ¿Algún plan mejor?.

-Nietzsche -Corrijo con tono lapidario. Ellos verán... Tarde o temprano.

Escucho las palabras de Gabriel, recordando el pasado.

- Es cierto... así fue como comenzó todo...- pienso en voz alta, cuando estoy en eso veo como Eko desenfunda su arma en contra de una de las criaturas, pero comienza a ser asfixiado por el poder de una de ellas... luego de algunos segundos las niñas se van, dejando a Eko jadeando y tratando de recuperar la respiración.

- Eko... por favor tranquilidad....- luego de terminar de poner vendas a Alice- me levanto nuevamente y continúo- si bien es cierto que éste lugar ha cambiado... el objetivo de que estemos aquí es el mismo, una vez nos equivocamos al pensar que  los enemigos de nuestro mundo estaban esperándonos... nuestros enemigos entraron con nosotros y saben que la muerte de nosotros es la clave para destruir el sello que le impide a Baal entrar a éste mundo- me vuelvo a Eko- Despreocupate por ahora de esas niñas, nuestros enemigos estan atados con cadenas junto a nosotros aparentando incluso preocuparse por Alice...- termino diciendo y me agacho nuevamente a revisar a Alice

Sigo observando al resto, pacientemente. Por lo visto, debo de tener el mismo poder que la chica etérea.

- Se me ocurre un plan mejor, sí. Quitarnos las cadenas antes -comento al chico gato. No ha sido en tono de burla ni de molestia, sino en el mismo tono que alguien te recuerda algo que has olvidado.

Al menos es el único que piensa que podemos tener una oportunidad. El que más parecía que no se tomaba esto en serio parece que al final es el que puede mover al grupo entero.

No me pasan desapercibidas las palabras de Nil, que parece otro veterano en esto. Me pregunto quién volvería al infierno habiendo conseguido sobrevivir ya una vez y por qué...

Respiré más tranquila al ver que Eko se encontraba bien y asentí con la cabeza a su pregunta. - Estoy bien. - Sin añadir nada más me levanté y me alejé varios pasos, antes de que nadie pudiera pensar que me preocupaba por él más de lo necesario.

Trataba de ordenar mis ideas mientras el hombre que no se despegaba de la mujer espectral parecía ser poseído o algo similar. Pero mi capacidad de sorpresa empezaba a disminuir a ojos vista después de todo lo visto en las últimas veinticuatro horas. Me acerqué a Megan, intentando no mirar las heridas de Alice que se encontraba a su lado, para no incomodarla. - Yo no estuve en la anterior batalla, pero puedo contarte la historia. - Empecé, con la voz neutra, recitando una historia escuchada miles de veces. - Veintiún semidemonios sintieron la llamada y se reunieron en la catedral. Allí la anterior guardiana, Michelle Braxton, les explicó las reglas antes de morir. El Templo de Baal esconde la puerta al infierno, sellada desde tiempos inmemoriales. Ni siquiera la anterior fue la única batalla. Hubo otras antes, igual que habría otras después. Ellos debían evitar que el sello se rompiese abriendo la puerta. Pero había traidores entre ellos, semidemonios que habían sido seducidos por las fuerzas que deseaban salir del infierno y que se reunían por las noches para matar a los que deseaban impedirlo. Durante el día elegían entre todos a uno para ser ajusticiado. - Suspiro, mirando a mi alrededor. - El sello fue salvado y todos los traidores muertos... Pero muchas fuerzas se despertaron en este lugar. El Último Legado. Todos los legados unidos en uno solo... Algunos salieron de aquí perteneciendo a los tres legados, mi madre entre ellos. 

Hice una pausa entonces, frotándome la frente y mirando a mi alrededor de nuevo, soltando el discurso más largo que me habían escuchado hasta ahora y que probablemente me escucharían en mucho tiempo. - Pero Eko tiene razón, esto es totalmente diferente a aquello y las historias del pasado no nos van a servir de mucho. Creo que ni siquiera es real fuera de nuestras mentes... Si quieres saber mi opinión, creo que estamos dentro de una ilusión. Pero esto no quiere decir que sea inocua, creo que corremos el mismo riesgo que si fuese real. Y creo que el sello se ha roto... O que se está rompiendo al menos. Quizá nos encontramos en un punto intermedio entre la catedral y el infierno. Pero en todo caso... creo que estamos en un equilibrio precario. La guardiana ha muerto y alguien ha tenido que ser quien la matase. 

Señalé entonces a Gabriel con la cabeza. - No sé qué le está pasando a ese, pero Raven era el cuervo de Azhariel, fueron atacados la primera noche en la batalla anterior. Y creo que tiene razón. En este lugar hay muchas fuerzas en constante lucha y no todas son buenas, pero sí que son capaces de atraernos. Supongo que algunos de vosotros habréis sentido una llamada para venir... Pero si hay algo que debemos aprender del pasado es que no todas las llamadas de entonces fueron para salvaguardar el sello. También muchos fueron atraídos para romperlo. Que estemos juntos en esta sala no quiere decir que todos tengamos buenas intenciones.

Miré entonces a Yormund. - No sé si son demonios completos, la corrupción puede afectarnos también a nosotros convirtiéndonos en verdaderos monstruos si dejamos de lado nuestra humanidad... - En mi mente resonó un nombre - Escoria - al decir estas palabras. - Pero en todo caso sólo he visto un poder como el que ostentan esas niñas en los semidemonios que salieron de aquí con el Último Legado.

Me giré hacia Jane e hice una mueca con la boca. - Creo que sí, que somos su circo... - Sin añadir nada más empuñé a Irad y golpeé varias veces con su hoja la cadena que unía el grillete a mi tobillo, sin obtener ningún resultado, para encogerme después de hombros en dirección a Jane. No iba a ser tan fácil liberarnos de esas ataduras. 

El sonido de unos grilletes agitandose, comenzo a unirse a las voces de quienes hablaban, las manos palidas de Seele movian el grillete que apresaba su pie, manteniendola atada...a sus miedos, a sus pesadillas, a este lugar...que no recordaba como llego...su respiracion agitada, era muestra fisica de su desesperación, no se atrevía a mira a los demas...no reconocia a nadie...jamas habia despertado enjaulada de esta forma...jamas habia despertado con el miedo que sentia ahora...

Se giro buscando algo o a alguien que pudiera ayudarle...no podia hablar, su garganta ahogada en un nudo que apenas la dejaba respirar...imagenes de sus pesadillas...la desesperaban, cadenas que se arrastaban alrededor de ella y que ahora se materializaban en ese grillete...

Ni con cambiar su cuerpo pudo liberarse de aquella atadura...observo a Alice y al verla tan dañada su miedo aumento...cuerpo no pudo mas...se encogió en su rincón y sus lagrimas brotaron sin control...tenia miedo...¿que era este sitio? ¿por que estaba aca? ¿quien la trajo a este lugar?...por primera vez sintio odio por si misma, por no poder recordar, por dejar que su mente la privara de recuerdos...por dejarla vacia...

Andrew se despierta aún encadenado y desubicado. Mira alrededor y no es capaz de identificar el sitio. Se levanta, preocupado por aquel característico olor a sangre que tan bien conoce, pero aliviado a la vez por seguir con vida. Ya conoce la historia de Azhariel y sabe cuando atacan los asesinos, cuando todos dormían. Hasta entonces había permanecido positivo pero ver a Alice de aquella forma hizo que todos sus buenos pensamientos se desvaneciesen. Se dirige a ayudarla, pero en el último se detiene. Cuando me pasó a mí no dejé que nadie se me acercase. Se muerde el labio, dudando, pero decide hacer caso. Busca con la mirada a Alexia, a Poron y a Eko. Exhala aire, aliviado al comprobar que los dos primeros ambos están en buen estado.

Pero al ver a Eko se le abren los ojos. Parece estar siendo ahogado por una de las tétricas niñas. Se gira hacia la niña, con la intención de proteger al hijo de su amigo, pero ella se desvanece de la misma. Andrew corre hacia Eko y se arrodilla junto a él. -Estás bien?

Cuando escucha a Nil y se asegura de que Eko se encuentra bien, se gira hacia el Melknhar y. asiente La mirada del joven Grovehn cambia por una más triste, más apática... y más sabia. El gesto de alivio se borra para dar lugar a un semblante abatido.-Hola, Jared, qué te trae otra vez por aquí?-Le dice en un tono neutro, apático, casi sin fuerzas. Vuelve a mirar a Alice y sin torcer el rostro se dirige a ella.-Eso mismo que te ha pasado a ti me pasó a mí hace muchos años. Me destrozaron, me dejaron al borde le muerte. Dos veces. Tanto a Raven, mi cuervo, como a mí. La primera vez me protegió Valfar y la segunda vez le protegí yo a él... 

Sus ojos brillan al recordar el dolor sufrido tras aquellos ataques y al recordar al agonizante Raven.-Pero tú has conseguido rechazarlos sola. Espero que haya sido así, en serio. No te deseo pasar por lo que tuve que pasar yo. El amor no tiene cabida en este lugar. Parece que la historia se va a repetir. Misma historia, diferentes matices.

Se gira de pronto hacia Gabriel. Frunce el ceño. Esas palabras... Esas palabras ya las había escuchado antes.-Tú, dónde has oído eso?-Le pregunta de forma algo brusca.

Tras la impresión inicial, y tras percatarse de que la chica aún vivía, Annie miró alrededor, preocupada, y en cierta medida, asustada. La idea de estar atrapada en ese lugar le resultaba cuanto menos desagradable y desesperante. Atrapada, con extraños, y con la posibilidad de convertirse en carroña.

- Creo que estoy con el gatito. No entiendo por qué deberíamos matar a nadie, y no sé vosotros, pero yo no os conozco lo suficiente como para poner la mano en el fuego por alguno de los presentes, ni tampoco como para pensar que pudiera querer algo tan horrible como lo que decís. A saber qué provocamos si empezamos a dejarnos llevar por eso... A saber qué hacen esas dos criaturillas- dijo, mentando a las dos niñas- No sé, ¿no hay ninguna forma de saber quiénes son esos supuestos traidores antes de ponernos a señalar a diestro y siniestro?

Despertó, pero la luz del lugar le cegó unos instantes. Cerró los ojos unos instantes, para luego lentamente dejar entrar la luz a ellos. Al ponerse de píe e intentar caminar, vio que su píe se aferraba a un grillete y una cadena, que no limitaba sus movimientos, pero que de seguro les atrapaba en ese lugar.

Luego una enorme sucesión de hechos inundaron su mente y sus pensamientos: El ataque a Alice, los relatos de Zyllah, el ataque de Eko y su asfixia, las palabras de cada uno. 

Era demasiada información para procesar, por lo que retrocedió y se apoyo en una de las vidrieras*, y se llevó la mano a la boca, mordiéndose el pulgar. Estaban en peligro, y había que buscar una solución a todo esto. Alice parecía ser fuerte, no se explicaba de que otra forma podría haber sobrevivido. Pensando con claridad, solo existían tres opciones, pero era arriesgado mencionar sus ideas ahora. Se mantuvo en silencio, pensando, mientras esperaba las palabras de la afectada, sin duda ella podría ayudarles a aclarar que es lo que le había pasado.

Megan observa la reacción de Eko con algo de miedo pues no sabe lo que esas dos niñas pueden hacer pero luego su interrogante es respondido. Ella permanecía al lado de Alice, así que no consideraba del todo correcto ir a socorrerlo y dejarla sola, pero lo observa hasta saber que se encuentra bien.

Luego mira el cambio de Andrew y puede indentificar el cambio en su conducta. Era extraño pero en un mundo de semidemonios, todo podía darse. Luego, observa la reacción de Seele y se sorprende. ¿Qué le sucede? ¿Estará bien? Todas y cada una de las personas allí presentes eran peculiares en su misma forma de actuar y cada una tenía algo especial.

Cuando Azhariel cuenta algo de su historia y Zyllah también, Megan pone toda la atención a los detalles para no olvidar nada y dice para sí misma - Entonces sí es un grupo - suena preocupada.

Mira a todos y busca en sus ojos alguna señal que le indique la naturaleza de sus corazones pero se siente algo frustrada pues sabe que eso no es posible, todos cuyo corazón esté corrompido, deben saber ocultarse bien. Mira a Gabriel y asiente con sus palabras - Estoy de acuerdo con Gabriel. Debemos escoger, pues los traidores no tendrán piedad de nosotros, así que no tenemos por qué tenerla nosotros con ellos - sonaba enojada y mira a Alice - Ella se ha salvado de milagro y no podemos depender de milagros otra noche - su tono era firme y decidido. Ella siempre se había dedicado a impartir justicia y ahora, era el momento crucial.

Lo último que recordaba era cómo sacado de un juego de terror, después solo oscuridad. En su mente se repetían una y otra vez las mismas imágenes. Sucesos inquietantes que volvieron el sueño de la pelirroja un sin vivir. Un grito desgarrador despertó en Ira el pánico ¿Acaso esos sueños eran realidad? Abrió los ojos de golpe, mirando en la dirección del sonido, lo que vio no fue algo que esperase, ni le gustase. El cuerpo magullado y torturado de Alice la hizo palidecer aún más, lentamente sintió cómo su corazón iba bombeado cada vez más deprisa, dando la impresión de que saldría de su pecho. Esa escena le avivó por completo un pasado que ella había enterrado, intentó levantarse y alejarse de allí, pero no pudo. Al ver que algo la mantenía sujeta por el tobillo abrió los ojos llena de pánico, sus manos temblorosas bajaron hacia el grillete, mientras intentaba abrirlo y liberarse.-No por favor... Otra vez no...-La mujer que hasta ahora había aparentado ser insensible ante los sucesos, ahora mostraba la cara más temida e insegura.

Ella no quería saber nada de nadie, solo intentaba soltarse. Sus ojos estaban bañados en lágrimas de miedo, mientras sus manos arañaban el frío hierro.-No me encerrarán de nuevo... No me torturarán... ¡Soltarme.. Por favor!...-Las primeras lágrimas cayeron por las pálidas mejillas de la joven mujer, de forma silenciosa, mientras suplicaba en susurros ser liberada. Su rostro de muñeca de porcelana ahora estaba marcado por el miedo y horror de verse otra vez en esa situación. Lentamente apartó las manos, dejándolas posadas sobre las piernas, aunque una de ellas subió hasta la mejilla limpiando las lágrimas que resbalaban sin descanso por su blanquecina cara.

Sus ojos asustados viajaban de un lado a otro. Primero se posaron allá donde estaban esas dos endiabladas niñas, por un momento el miedo dejó paso a la rabia, estaba segura de que ellas tenían algo que ver... Y rezaba para no soltarse, porque cómo lo hiciera iría a por ellas sin piedad o miedo. Pero ese miedo volvió a ensombrecer la mirada de la mujer cuando sus ojos se percataron de lo que ocurría allí. Nuevamente miró en silencio a la malherida Alice, lentamente recogió las piernas contra el pecho y las abrazó con sus brazos, protegiéndose. Su pequeña niña  -Segadora de Almas- Tintineó, pero eso no la hizo sentir segura, en su mente aparecían las escenas de su pasado, ese pasado que tanto había querido olvidar durante ese tiempo. Y por un momento pudo sentir el dolor de Alice en su propio cuerpo, pues ella había sufrido eso y mucho más. Lentamente escondió el rostro en las rodillas, mientras se abrazaba con fuerza, intentando recuperar la compostura, pero era incapaz, estaba asustada.

Todo parecía estar pasando muy deprisa... El chico de la pistola la desenfundó con la intención de disparar a uno de los engendros. Pero de repente empezó a ahogarse, teniendo que dejar el arma y luchar por su vida. Ivhone se encogió, no sabía qué hacer....

Los engendros desaparecieron y la joven se derrumbó sobre sí misma. Empezó a temblar y se tapó los oídos, intentando alejar todas aquellas voces. 

Pero entonces, el "novio" de la fantasma empezó a hablar. Ivhone apartó las manos y le escuchó fascinada... ¿Cómo lo ha hecho...? Se volvió al escuchar a la joven que había estado el día anterior encabezando aquella extraña procesión... Hablaban del pasado, de lo que allí había ocurrido y ella se había mofado. No se había creído ni una palabras, pero, ahora... Ahora sé que hay algo de verdad... 

- Pero... - Su voz empezó a salir con hilo tembloroso. Se volvió a mirar a Zyllah, ya que ella parecía ser la que tenía más conocimientos. O al menos la que hablaba más claro... - ¿Qué... Qué pasará si sacrificamos a un inocente...? - Tragó saliva y su rostro palideció. Entonces sus ojos castaños se volvieron hacia Megan... - Tienes razón... No debemos tener piedad... - Lanzó una fugaz mirada hacia el cuerpo de Alice y un escalofrío recorrió su espalda. - Pero... ¿Cómo sabremos a quién votar...? Nuestra ignorancia puede hacer que sacrifiquemos a gente inocente... - 

Abrí los ojos, desconcertado de lo que ocurrió, al intentar incorporarme noté una cadena que me ataba, una cadena de metal oscuro. Me sentí indignado y furioso, realmente furioso ante aquel trato. Aún empuñaba a mi fiel Drachen en mi mano derecho, así que con toda mi rabia golpeé a la maldita cadena, una vez tras otra, golpes fuertes y repetidos mientras lanzaba una gran lista de improperios en mi lengua nativa.

Después de unos varios intentos y con gotas de sudor empapando mi frente, la cadena no cedió, permaneció incluso intacta. No sabía de qué material estaban hechas pero era realmente resistente. Frustrado y visiblemente cabreado, desistí, pese a que no me agradara tenía que continuar atado como un maldito perro, como una mascota.

De mis labios se escapó un bufido revelando así mi estado de humor, aunque presupongo que podía ser una reacción evidente, a nadie le gustaba estar encerrados.

La chica del pelo rosa cuyo nombre no conseguí recordar, parecía estar gravemente herida, desconocía que le había pasado, y lo más importante, la identidad del responsable. Pero no podía hacer nada por ella, además, había otra hermana del legado preocupándose del estado, y fue a ella a quién me dirigí.

-Oye tú, ¿te encargas de ella? La amabilidad no es lo mío y es ahora lo que necesita.-  Casi parecía más una orden que una petición. Lo que si estaba seguro es que yo no era el más indicado para ayudarla, no sabía como, y menos dedicándole unas dulces palabras que ni siquiera aparecían en mi diccionario y mucho menos las sentía.

Y otra vez aparecieron, aquellas siniestras e insolentes mocosas, iba a reprocharles su recibimiento  cuando actuaron en contra de él, casi asfixiándole. Esta vez sí sentí miedo, especialmente impotencia.  Fue una suerte para él que le dejaran con vida.

-¿Estás bien?- le pregunté sin acercarme un poco dudoso, ya tenía a su amiga Zyllah, y al irritable chico gato como para encima estar yo también encima de él. Tengo que admitir que solamente lo hice porque él se preocupó por mí, nada más.

Con tanta conversación me desorienté, no sabía que estaban discutiendo, pero solo entendí sacrificios y votaciones, algo nada agradable. Demasiados sinsentidos para mí. Las palabras de Zyllah, aquel momento de “brillantez” por parte de Gabriel, aquel hombre barbudo que tenía la habilidad de manipular el fuego también parecía recordar. El desconocimiento por parte de la mayoría. Era más de lo que podía asimilar así de primeras.

-¿Qué o quién son esas y qué está pasando? ¿y por qué tenemos que votar? ¿Votar para qué? – Pregunto a cualquiera que parecía tener una remota idea de lo que sucedía de forma inquisitiva y en tono de urgencia, casi exigente, ante las supuestas niñas y los sacrificios, dos temas que me interesaban bastante, ya que deduje que estaba atrapado en alguna especie de trama que se escapaba de mi comprensión

Nada más recobrar la consciencia me aseguré que los que estaban a mi lado estaban bien..Eko, Zyllah, Megan,Liam,  Tetsuo, pero no fue así.

Todo sucedió tan deprisa...Alice, las niñas...el intento de asfixia de Eko y sus palabras, la historia de Zyllah y sobre todo la aportación de Gabriel, hicieron que muchos de los presentes alzaran la voz preguntándose porqué...porque tenían que llegar a eso, a matar a alguno de los presentes sin saber muy bien si eran los "traidores", tanta información me obligaba a pensar..a sopesar mis palabras antes de hablar. Tenía miedo, ver a Eko en esa situación...

Todos somos vulnerables ante ellas...y ante los llamados traidores, ni siquiera podemos movernos..ni utilizar nuestras armas -miré con cierto pesar mi arco y mis flechas-

Mientras intentaba analizar todo aquello, observé los grilletes que nos unían..y algo hizo desviar mi atención. Ira empezó a sollozar y a pedir no pasar por lo mismo. Me acerqué a ella como pude:

- ¿Qué te ocurre?¿Porqué dices eso?¿Estuviste aquí también?- dije mirándola con cierta tristeza en mis ojos-

Cuando Syd abrio los ojos en este nuevo lugar, se apuro a comprovar la situacion comprometida en la que se encontraba. Pero luego de eso quedo callado escuchando la informacion que transmitian los hijos de anteriores semidemonios que estuvieron en este lugar y los mismos smidemonios que habian vuelto.

Tambien escucho los planes que en su mayori parecian simples, pero igual hizo el intento con su arma sobre las cadenas antes de concluir que er un esfuerzo inutil. Lo siguiente que hizo fue moverse por el salon para ver el limite que ofrecian las cadenas a su movilidad. Debemos liberarnos primero... comento mirando al gato que parecia haber olvidado ese detalle. Como podemos movernos juntos si hay supuestamente traidores entre nosotros?

Mientras esperaba su respuestas observo al resto lleno de miedo y no pudo si no sentirse fuera de lugar con su actitud fria. En su cabeza aparecia la idea de fingir miedo, aunque nunca fue alguien demasiado bueno en actuar las emosiones que eran normales en las demas personas.