Partida Rol por web

Mientras volvéis a la vida encontráis ante vuestros ojos un nuevo lugar, como si vuestra alma estuviera ligada a varios lugares a la vez.

Pero en este lugar no sois libres, pues vuestras manos se encadenan ante grilletes imposibles de desentrampar. Como una celda de ladrillo viejo, envuelta entre laberintos es el lugar donde vuestra alma ahora parece descansar.

La niebla cubre los suelos y vuestros pasos, mientras las cadenas se aferran a miles de ojales sobre las paredes que os deja paso libre sobre el lugar.

Todo parece oscuro salvo la zona central donde se encuentra sombre un lecho de piedra sentada Zyllah… Una piedra a la que se unen vuestras cadenas.

Ella ahora es la dueña de vuestra alma y de vuestra voluntad. Le debéis verdad y lealtad, pues en sus manos esta vuestra vida, y la posibilidad de haceros caer a pesar de que con ello una parte de su alma se pierda también.

Al llegar al lugar pareces perdido, hasta encontrar la piedra central, donde Zyllah descansa esperando verte llegar… al igual que su látigo espada, sus cadenas se aferran a tu piel, haciéndote su prisionera, y su compañía en este viejo y olvidado lugar…

Yormund, aquí tienes a tu Domina… Zyllah aquí esta tu lacayo, unido a tu alma contra viento y marea, como parte de una misma piedra, heridas que se juntan en una misma raíz…

Abrí los ojos lentamente, con una sonrisa satisfecha en los labios. Antes de buscarlo con la mirada ya sabía que había funcionado y él estaba allí. Cuando nuestros ojos se cruzaron, los míos se afilaron levemente. Sabía que no podría confiarme con él. No por nada llevaba toda la vida conviviendo con mi madre y Nyx. Conocía a los felinos y Yormund también era uno de ellos. - Gato, gato... - Era astuto. Por eso lo había elegido. Pero cien ojos no serían suficientes con él, sería necesario dejar las bases claras desde el principio.

- Estas son las reglas. - Empecé, a modo de saludo, levantándome y hablando con seguridad, mientras con un movimiento rápido de la muñeca recogía a Irad y lo guardaba en su funda. Clavé mis ojos grises en los suyos y puse suavemente un dedo sobre sus labios, indicándole que debía guardar silencio ahora. - La primera y más importante: Aquí mando yo. En realidad fuera también. Pero por ahora eso lo guardaremos en secreto. Tu vida está ligada a la mía. Si me pasa algo, también te pasará a ti. Pero no creas que eso te da poder sobre mí, pues no funciona a la inversa. No al menos, mientras esas cadenas estén vacías. - Maticé, señalando los grilletes que se encontraban en el suelo a su lado, sin nadie ocupándolos. - Y las tengo reservadas, así que por ahora se van a quedar así.

- La siguiente. No harás nada que pueda perjudicarme. Directa o indirectamente. - Esbocé una sonrisa de medio lado antes de puntualizar. - A no ser que yo te lo pida. Si tienes dudas sobre si algo puede perjudicarme, me preguntarás antes de hacerlo. Para empezar, si te preguntan dirás ahí fuera que has vuelto por ti mismo, como hizo Zagam. No quiero que se sepa de mi poder, ni que estás encadenado a mí. Al menos por ahora. Y quiero que disimules, finge que sigues siendo como siempre, pero sin revelar nada que no hayas revelado antes. Quiero conocer antes que nadie la información que puedas tener.

- Me avisarás si crees que me estoy equivocando. No me considero infalible ni mucho menos. Quiero otro punto de vista de las cosas. Que me hables con total sinceridad. Quiero que me rebatas y me discutas siempre que lo creas necesario. Por supuesto, eso lo harás solamente aquí, a menos que te pida que lo hagas fuera. La última palabra será siempre mía, pero quiero conocer todas tus opiniones.

- Sigamos. Quiero saberlo todo sobre ti. Me contarás todo lo que has descubierto hasta ahora, todo lo que descubras en el futuro, tu pasado, qué haces en Oldland y todas tus sospechas. Si he decidido darte otra oportunidad precisamente a ti ha sido por tres motivos.

Alcé tres dedos de la mano derecha y los fui cerrando mientras enumeraba. - El primero. Tu cerebro. Eres observador, como yo. Y me gusta tu imaginación, le dará otro enfoque a mi forma de ver las cosas. El mayor de tus errores es que no sabes distinguir entre teoría e hipótesis. Pero no importa. Cualquier idea, por disparatada que parezca, puede ser la clave. Así que quiero que me cuentes todas tus ocurrencias locas. Desde el primer día pensé que tú y yo podríamos trabajar bien juntos. Espero no haberme equivocado con ello. - Cerré el dedo anular sin dejar de hablar. - El segundo. Tu poder. Estoy cansada de esperar. He decidido tomarme la justicia por mi mano. Tu versatilidad es muy interesante y con ella podremos matar dos pájaros de un tiro. Además así me aseguraré de que no lo usas conmigo. - Cerré el corazón, dejando tan sólo el índice extendido. - El tercero... - Una pequeña sonrisa maliciosa se esbozó en mis labios. - La curiosidad. Hay varias cosas en ti que me intrigan desde el primer día. Lo primero fue tu gata. Mi bisabuela también tenía un gato. Mi madre tenía una pantera. Quiero saber si tienes algo que ver con ellas, si somos familia. Y a qué te referías cuando hablaste de mantener el misterio. ¿Por qué tú serías una buena opción para proteger el sello?

Suspiré mientras cerraba el último dedo y me quedaba mirándolo durante un par de segundos. - Si me sirves bien, te liberaré cuando todo termine y podrás seguir tu vida con normalidad. Si pones de tu parte y facilitas esta relación, no tendré inconvenientes en que trabajemos juntos y te contaré también lo que sé y lo que descubra. Responderé tus preguntas. Si no... - Mis ojos se entrecerraron antes de que continuase hablando, con un tono más duro que antes. - Bueno, te basta con saber que no tendré reparos en obligarte a cumplir mis órdenes, quieras o no. O con desligarte de mí provocando tu muerte si debo llegar a ese extremo. Así que diría que te interesa que nos llevemos bien. 

- Lo último que tienes que saber por ahora es que no estamos trabajando solos. Contamos también con otras dos personas, te diré quiénes cuando llegue el momento. Por lo que a mí respecta, todos los demás me importan poco. Sean traidores o no, me da igual que mueran si eso sirve a mis objetivos. El sello debe prevalecer y eso es lo único que me importa. 

Me acomodé sobre la piedra de nuevo, mientras hacía un gesto con la mano hacia Yormund, suavizando mi tono y mi expresión.  - Adelante, es tu turno. Creo que tienes muchas cosas que contarme.

-No puedo decir que me guste ser dominado eternamente pero el Bondage y los juegos de sumisión me parecen divertidos, durante un tiempo. Eso respecto a tu primera norma.

Miro alrededor de la extraña estancia.

-No me importa guardar tu secreto, pero si quieres que siga siendo el de siempre, implica que voy a seguir siendo desagradable, algo que no es directamente perjudicial. Por ahora no se mucho de lo que ha ocurrido recientemente a parte de que habéis matado a Alice, bueno Alexia lo ha hecho, de forma totalmente gratuita.

Tiro un par de veces de la cadena haciendo que tintineen los eslabones, mientras escucho a la joven. Después me acerco la mano al cuello y me abanico.

-Uuuuo jo jo jo jo, si sigues así me vas a hacer sonrojarme, querida.- Después le dedico una sonrisa con todos los dientes, muchos.-Bien, que sé. Empecemos por el primer día. Aunque todos teníamos historias personales para venir, independientemente de cuales fueran, las niñas pudieron infundirnos a algunos la esencia de su ambición: Venganza, soledad, como quieras llamarlo. Cualquiera puede ser culpable, incluso tus más allegados. Todo aquel cuyo Título no quede comprobado por Alexia o a quien no tengas cogido por los huevos,es una amenaza. Los títulos son las esencias con las que se nos infundió al llegar. Alice, era la protectora, y la primera noche se protegió a sí misma, ella era el misterioso guardián y por eso sobrevivió. Segundo, la muerte provee de otro don, otro título, quién se supo que era inocente no tiene por que seguir siéndolo. Eso hace que todos los resucitados sean sospechosos.- Camino hasta sentarme a su lado en la piedra.- El objetivo de los traidores es que todos pasemos por la cena que se está sirviendo en la antecámara de la muerte, un espacio similar a este. Así que querida, creo que te queda poco tiempo para encontrar a los traidores que quedan. Uno de ellos es Annie a ciencia cierta. ¿Hasta aquí?

Escuché con atención sus palabras, pero antes de que siguiera, levanté una mano. - Quiero que sigas siendo desagradable. Pero yo te diré con quién serlo. Tengo una pequeña lista de gente a la que quiero que hostigues como tú sabes hacerlo... Pero, espera. Me gustaría que diferenciaras a partir de ahora las cosas que sabes con total seguridad de las cosas que crees. - Dije, remarcando ambos verbos. - ¿Sabes que ese es el objetivo de los traidores? ¿O lo crees? Si lo sabes... ¿Cómo y por qué? - Tras decir esto, hice una pausa.

- Si al volver se puede haber cambiado de bando, Alexia no tendría por qué ser inocente ni una referencia, ¿no es así? Pero continúa. Cuéntame tu historia, ¿por qué has venido aquí? ¿Sigues teniendo el poder de cambiar de piel? ¿O tú también has cambiado? - Le hice un gesto con la mano para que continuase.

-Creo, que es el objetivo de los traidores. Antes solo tenía dos indicios, la pauta de los asesinatos y que no remataran a los revividos y el tatuaje. Al morir, vi una estancia con tumbas, epitafios, estaban numerados del cero al ventiuno. No todos estaban activos, creo que se corresponden a los arcanos mayores del tarot y el número de semidemonios que hemos sido convocados. Antes de que yo eligiera cuál quería activar, la marca se...actualizó. Así que el tatuaje responde a los nombres de los muertos, mientras que los epitafios conceden dones post- mortem. Ese es mi tercer indicio. Asimismo, Vanna me ha confirmado que el estado de los traidores es... temporal, ella podría volver a la vida, no como uno de ellos, si no con el don de quién le diera el golpe de gracia, yo. Eso es lo que me hace pensar, que hasta los traidores tienen que ser sacrificados en algún momento y es el último indicio que tengo para asumir que el objetivo de los traidores, o de las niñas, es que todos muramos al menos una vez.

-Alexia podría no ser inocente ni una referencia válida, eso es cierto. Pero también creo con bastante seguridad, de que el don obtenido después de morir requiere de condiciones para que se active, yo aún no he recibido el que se supone que he activado. Aún puedo cambiar de piel una vez más, pero eso me privaría de la habilidad de vigilar por las noches, y si consumo el alma de un traidor, me inundaría de las ansias homicidas que tienen y preferiría no hacerlo. 

Asentí ante sus palabras. - Es una hipótesis, es posible. Pero no es seguro y no vamos a darlo por hecho. En cambio, sí vamos a empezar por el principio y no nos vamos a creer ni una palabra que haya salido de labios de Vanna, Poron o el resto de ellos. Porque si son traidores, no creo que tengan muchos problemas para mentir. 

- Das también por hecho lo de los nombres y no deberías. Quizá son números, o quizá son palabras que revelan nuestra esencia. En cualquier caso, sirven para identificarnos, con eso estoy de acuerdo contigo. 

Arrugué la nariz antes de volver a hablar. - En la anterior batalla no llegaron a morir todos, así que no tenemos una referencia en cuanto a eso. Por si acaso, intentaremos que no suceda. De todas formas, lo que sí te puedo aclarar es que el poder que activas con tu muerte no es necesariamente para ti. Probablemente activaste el de otro. Tampoco es necesario morir para que se despierte en ti ese poder extra, si otro activa el tuyo cuando muere. Avísame si te sucede. Además, creo que el de Alexia ya se activó, pues al volver lo primero que hizo fue acabar con Alice sin mediar palabra ni darle oportunidad de defenderse. Sencillamente tendríamos que saber hasta qué punto la ha cambiado eso.

- Con Nil paseando y los traidores tan cercados como están ahora mismo, creo que hay cosas más útiles que podremos hacer contigo que vigilar por las noches. Y no te negaré que una de las posibilidades que barajo es que suplantes a uno de ellos, a Andrew. - Me encogí de hombros levemente. - Yo puedo contener tus ansias homicidas, no debes preocuparte por eso. Mientras estés a mi lado mis cadenas serán más fuertes que ellas. Y como bien has dicho... Tenemos prisa. Continúa. Sacia mi curiosidad. ¿Quién eres y qué haces aquí? - Terminé, con un ligero brillo en los ojos.

-¿Que te asegura que Nil sigue siendo el mismo y que no está vendiendo a sus compañeros? Mi vigilancia tampoco ha sido infalible, pero me parece extraño que sólo haya tenido efecto las mismas veces que yo. Creo que cuando tome su don, sencillamente siguió diciendo que Vanna era culpable para mantener la apariencia de que vigila por las noches, que a día de hoy carece de dicho poder.

Tomo aire, hablar de mi... 

-Soy un vagabundo, un depredador, un niño fugado. Nací aquí, después de la primera batalla. Era un niño más del pueblo hasta que me salieron las garras y jugando maté a un niño mortal, accidentalmente. Desde entonces recibí unas clases rápidas sobre que era y como sobrevivir, he estado conociendo mundo. Preguntas que si podríamos ser familia...podría ser tu tatarabuelo, querida, pero el consumo de almas te mantiene joven. Hace como dos semanas, noté como todo lo que estaba vivo y podía moverse se alejaba de un lugar, como una piedra que al caer al agua la mueve en ondas. En el aire estaba el regusto del lugar del que hacía trescientos años estaba huyendo, Oldland. Supongo que a todos los chiquillos les llega el momento de volver al hogar y recibir su castigo.

-Antes preguntaste que porqué creía que sería mejor guardián que tú... Te falta maldad. Eres fría, calculadora, inteligente, lo tienes casi todo. Pero... ¿Harías daño a Eko, por ejemplo, sin tener pruebas de que lado está, sólo para proteger el sello? Sólo el guardian puede estar aquí...¿Podrás vivir sin tu madre?, ¿Sin tu padre?, ¿Sin...él? El destino no existe, querida, sólo existen las cosas que hacemos, y las que no.

Asentí, ligeramente decepcionada. Había esperado otra cosa de la expectación provocada por su historia. - No necesito maldad para hacer lo que debo hacer. Seré cruel si debo serlo y no lo seré si no. De todas formas, de nuevo das cosas por hecho. La anterior no fue la primera batalla, tan sólo fue la última. Hubo otras antes de esa. Y nadie ha dicho nunca que sólo pueda haber una persona aquí. Si me preguntas a mí, creo que antes este sitio estaba mucho mejor protegido, con varios guardianes. Pero la decadencia llega a todas partes y finalmente sólo quedó mi linaje para hacerlo.

Me encogí de hombros. - En cualquier caso es sólo una hipótesis, no voy a darlo por hecho. Pero sí, puedo vivir sin mi madre, sin mi padre, sin Eko y sin lo que haga falta. No espero que lo comprendas, pero no es una elección. Es simplemente que no podría estar en otro lugar. Tú has sentido esa llamada hace... ¿días, semanas, meses? Yo la siento desde que nací, incluso desde antes de comprender lo que era. Este es mi lugar. Pero no importa, no necesito que lo comprendas. Si deseas quedarte conmigo aquí como mi lacayo cuando todo termine, en lugar de ser liberado, podremos hablarlo tranquilamente entonces.

- Sobre Nil... Cuando no estabas él descubrió a Andrew. Yo ya sabía lo que Andrew guardaba en su interior desde antes de que se despertase esa parte oscura en él. Él va por libre, no trabaja con los otros traidores... Pero su objetivo es el mismo. Así que no tendría sentido que Nil lo supiese si no mantuviese su poder. Sin embargo, Andrew miente. Creo que fue él quien mató a Megan. Así que no está del bando que pretende vender, es mucho más peligroso por lo tanto que los otros, ya que se ha ganado la confianza de varios. Pero hay cosas que no encajan en su historia, ha mentido y no tendría por qué hacerlo si no tuviese nada que esconder. - Mi mirada se afiló antes de continuar hablando y mis ojos se clavaron en los suyos. - Por cierto, sé quién te mató a ti y por qué y no quiero que vuelvas a sacar ese tema delante de todos. Ya hablaremos de ello tú y yo más adelante si llega el caso. 

Me enderecé un poco, cruzando las piernas a lo indio por delante de mí. - Creo que la mejor opción sería que tú suplantaras a Andrew y volcaras sus ansias en alguno de los otros traidores. Annie, Liam, Ira... Un dos por uno, vaya. - Hice una pausa y ladeé un poco la cabeza. - Aunque acepto sugerencias si tienes otras ideas. Cuéntame qué descubriste cada noche. ¿Sólo has visto a Vanna y Annie? 

- Si, tras la primera noche pude ver a Vanna, por eso accedí a matarla junto a los demás. La última antes de ser asesinado, vi a Annie. Si Andrew tiene ese papel, y se lo arrebato... ¿Podré salir de aquí con vida cuando los demás traidores mueran?

Pequeña e inocente joya...No las tenía todas conmigo respecto a su poder.

-En mi lista de sospechosos solo quedan Lennish y Liam, teniendo en cuenta que annie es culpable sí o sí. Creo que Ira tiene el papel de Vidente.

- Sí, podrás salir. - Respondí sin dudar, recordando la historia de Verona y Azhariel. - Ya ha sucedido antes. 

Después me encogí de hombros ante sus palabras. - Sé con total seguridad que ese papel lo tuvo Syd y ahora lo tiene Gabriel. Creo que Ira tiene la capacidad de proteger a los traidores en las votaciones. Cuantos menos traidores queden... Más peligrosa se volverá. Cuéntame esa teoría por la cual creías que si Poron era culpable ella era inocente y viceversa. También creo que Lennish es quien controla la mente de uno durante las votaciones para cambiar su voto.

Mi mirada se ensombreció durante un instante. - Están siendo demasiado evidentes, todo está siendo demasiado fácil. Y se han visto pocos poderes extra salir a la luz. Me huele a chamusquina, algo se está cociendo en las sombras, estoy segura. Además, Tetsuo está muy raro, no me gusta nada. Me gustaría que pensaras sobre esto y me dieras tu opinión. Creo que las cosas están cambiando.

-JAJAJAJA. Ahora mismo te enseño por qué Tetsuo está cambiado.

- Espera. - Dije con voz tan fría como la mirada que le dediqué. - No me gustan las sorpresas. Te he dicho que me consultes antes de hacer nada, y sólo te he pedido que pienses sobre ello. No quiero que me muestres nada. También te he dicho que me informes antes de compartir lo que sabes en público delante de todos. Las reglas están bastante claras y me debes obediencia.

Sentado a su lado, enredé mis dedos en la cadena que nos ataba.

-¿Qué vas a hacer? ¿Matarme?- Aún no sabía nada la pobre niña. Tiro de la cadena haciendo que ella se acerque a mí.- Todas las cadenas tienen dos extremos, dices que mi muerte no te reportará perjuicio. Pero lo cierto es que tu bando perdería fuerza en las votaciones, eso si te perjudica. Además, una vez muerto, no tendría motivos para guardar tus secretos y tendría un pedacito de tu alma conmigo para entretenerme...- Acaricio la linea de su rostro.- Ahora déjame hacer, no es nada que te vaya a perjudicar.- Me rió divertido ante la situación.- Deberías recordar que los gatos, no tiene dueño.

Observé cómo Yormund tiraba de la cadena y el grillete resonaba contra la piedra sobre la que estaba sentada. ¿El pobre iluso pensaba que lo encadenaría a mí misma para que pudiese manejarme? Mi mirada se ensombreció mientras me ponía en pie sobre la piedra y la bruma que recorría el lugar empezó a arremolinarse alrededor de Yormund hasta espesarse, introduciéndose por sus fosas nasales y por su boca, impidiéndolo respirar y asfixiándolo lentamente.

- No necesito matarte para obligarte a cumplir mi voluntad. Puedo imponerme sobre ti cuando quiera. - Dije, con una voz profunda y cortante, completamente diferente de la voz suave que solía salir de mis labios. - Prefiero que nos llevemos bien, pero no lo necesito, así que ya puedes ir bajando los humos, porque este gatito sí que tiene dueña. 

Le mantuve la mirada con ojos gélidos durante un instante, disfrutando de sus movimientos al faltarle el aire. Finalmente, hice un leve movimiento de cabeza y la niebla se disipó, permitiéndole de nuevo introducir aire en los pulmones. - Quizá la próxima vez se lo haga a Naica delante de ti. - Dije, mientras volvía a sentarme en la piedra. - Te lo he dicho. Aquí mando yo. Cuanto antes te lo metas en la cabeza, mejor para ti.

-Volviendo al otro tema.- Comento con tono de fastidio y cara de pan.- Selee era la traidora independiente, ¿Estas segura de que Andrew tiene el mismo...Título?

Relajé mi postura al ver que había aceptado la muestra de poder. Suponía que tendría que hacerlo en algún momento, pero la verdad es que había sido más pronto de lo que esperaba. 

- No es exactamente lo mismo. - Expliqué, frunciendo el ceño. - Pero el problema de ambos parece surgir del mismo lugar: el maldito Valfar. Seele ya vino con ese... problema, esa manía por consumir las almas de otros. Por lo que he averiguado, Andrew no llegó aquí con ese don... Título, como tú lo llamas. Sin embargo, Azhariel siempre fue débil, necesita apoyarse en otros para poder afrontar las situaciones complicadas. Y posó todas sus esperanzas en Eko. Cuando éste murió, cayó en la desesperación. Ahora está cegado y busca venganza. Por lo que le hicieron a Valfar en su día y por lo que le pasó a Eko ayer. Está completamente desquiciado, pero no es ninguna novedad, lo ha estado siempre. El problema es que ahora además está descontrolado y gracias a la máscara del apacible Andrew se ha ganado muchas simpatías.

- Ha mentido diciendo que lleva varias noches levantándose y sin atacar a nadie. Su primera noche como asesino fue anoche. Y casualmente murieron Alexia y Megan, además de ti. Pero muchos han decidido creer en él y confiar en que matará a los traidores por las noches. 

Me encogí de hombros. - Por eso creo que será más fácil que tú acabes con él, además de que de nuevo, sería lo más rápido y no tenemos mucho tiempo.

Al escuchar las palabras que Gabriel le dirigía a Liam en el otro lugar elevé una ceja, distrayendo mi mirada un instante. - Vaya, entonces no era Ira, era él. Me pregunto entonces qué secreto esconde ella. - Mis ojos se posaron en Yormund de nuevo. - Tenemos tres traidores confirmados. Annie, Liam y Andrew. Quizá si te encargas de Andrew nos daría tiempo a hacer un doblete con lo suyo y mataríamos dos pájaros de un tiro. Y nunca mejor dicho.