Partida Rol por web

Era un depredador, libre, solitario, tomaba lo que quería cuando quería. ¡Claro que estaba del lado de los humanos! Si no fuera así me quedaría sin presas. ¿Cómo iba alguien con mi naturaleza querer tener por encima de sí a un depredador? ¿Porqué creían que me doblegaría a la voluntad de otros? Por que eran estúpidos y tercos, como demostraban por momentos. Las palabras del par de comediantes de salón me estaban sacando de quicio, notaba la bestia en mi interior rugiendo salvaje. 

Cojo aire y lo suelto lentamente.

-¿Este lugar le devuelve los recuerdos?...¡Que excusa tan conveniente! ¿No? No me creo ni una palabra de vuestro número, es tan artificial que apesta de lejos. ¿Quien se acercaría a alguien como tú? Alguien que no se atreve a enfrentarse a las fuerzas que son superiores a las suyas, alguien que se doblegaría porque prefiere sobrevivir lamiendo culos a morir luchando.- Sonrío a Gabriel exhibiendo unos colmillos algo más grandes que antes y unas pupilas que se habían afilado.- Alguien que no se ha molestado en contar cuantos metros te puedes mover cada vez que usas tu poder ni el tiempo que tardas en disponer de él de nuevo. Nada es perfecto, ni tan siquiera tu habilidad.

Noto la mirada de Lennish, y no tengo problema en sostenérsela.

-Si, soy un ser salvaje y sigo mi naturaleza impulsiva y mis instintos. Pero no me vendo ante ninguna oferta, ni me inclino ante ningún poder. Podéis seguir sospechando de mí si queréis, pero voy a seguir diciendo lo que pienso.

Vuelvo a mirar a la albina.

-No te debo ningún respeto, puta, y si salimos de aquí con vida ambos... te cazaré y te provocaré un sufrimiento que jamás olvidarás. Después, terminaré matándote. Pero mientras estemos aquí, tú y el telepredicador seréis mis objetivos. Ninguna de vuestras acciones o actos me hará cambiar de opinión. Sin importar vuestro bando, me asqueáis demasiado para desaprovechar cualquier oportunidad que se me presente para clavar estas...- Las garras hasta ahora retraídas se despliegan. Largas, curvas, plateadas como la luna, no tenían nada que envidiar a ninguna de las armas de los herederos del tercero.- ... en vuestras vísceras. 

Guardo las garras que se retraen dentro de las yemas de los dedos. Después me hago un ovillo, Naica ocupa el espacio entre mi pecho y mis muslos antes de empezar a ronronear. 

-Lo de la rubia puede ser una excusa cojonuda y una forma de aumentar la paranoia, o una verdad muy peligrosa. Si no recuerdo mal la albina se convierte en fantasma. Lo vi cuando nos acercábamos a la ciudad. Poder manipular a otros así, si es una cuestión de habilidades ¿No? Se que alguien dijo que no era un criterio válido, pero será el que siga utilizando, cuando mate a esos dos. 

¿Empezaba la batalla? Ira solo se retiró hacia atrás, pegando su cuerpo lentamente a la fría piedra. Con la misma calma cruzó los brazos sobre el pecho mientras sus ojos se clavaban sobre aquel que ella había votado (Tetsuo), observó cómo sacaba la katana y eso la mantuvo en alerta, tanto que se despegó un poco de la misma pared que soportaba su peso ¿Iba a atacar a Lennish?Por un momento un instinto de protección apareció, pero no tardó apenas en desaparecer, ella siempre había estado sola, siempre había caminado acompañada nada más de su arma entonces ¿Qué hacía? Aquella no era su batalla, debía controlarse, quedarse quieta... Fue por eso que volvió a dejar caer el cuerpo de manera brusca, haciendo que su arma chinchinease. Sus blanquecinos y finos dedos se deslizaron hasta los bordes de la chaqueta, para después subir la cremallera. Era cierto que la ropa se había secado, pero cuando llegaba la noche aquel lugar se volvía frío y su cuerpo lo notaba.

Sin apenas parpadear siguió cada movimiento de los que participaban en aquella encarnizada batalla. De vez en cuando hacía suaves gestos, pero apenas se dejaban notar. Cuando el último golpe de Poron dio final a la lucha, ella no pudo evitar retirar la mirada hacia otro lado cerrando los ojos lentamente.-Tenía que haber sido una muerte rápida... No se merecía eso, ninguno se merece esto ¿Qué estamos haciendo?.-Se preguntó a si misma en un susurro. Con lentitud apartó un largo mechón del rostro, colocándolo tras la oreja Nunca debió girar la cabeza hacia el cadaver de su hermano pues lo que se encontró fue completamente macabro. La misma mano se la llevó hacia los labios ocultando una mueca de asco, rápida giró la cabeza hacia otro lado mientras respiraba de manera lenta y profunda, sentía su estómago extraño, nunca antes le había pasado. Y habían sido muchas las barbaridades a las que se había visto expuesta. Pero ninguna cómo aquella, era repugnante.

"Esto tiene que ser un sueño... Demasiados los sucesos que reviven mi pasado.."Lentamente se separó de la pared, para acercarse nada más unos pasos a los demás. Allí escuchó las distintas conversaciones, ella solo se limitó a escuchar atentamente, quedándose con cada palabra, con cada movimiento o gesto ¿Ahora pedían un por qué de los votos? ¡Ellos habían decidido aquello! Rodó los ojos levemente, dejándolos unos instantes en blanco, para después buscar a su "elegido" en esta ronda. Ni siquiera sabía que decir o cómo decirlo. Se llevó la mano hacia el cabello acomodándolo con suavidad, hundiendo los dedos en las hebras color fuego.-No es nada personal... Tetsuo, mi voto fue tuyo cómo podía haber sido de otro. Tenía que votar y el tiempo se agotaba. Mentiría si dijese que lo hice por tal cosa... Tan solo di un nombre.-Le aclaró. No tenía por qué, pero supuse que se merecía una explicación. 

Con suavidad sacó su arma para colocarla por delante de su cuerpo, apoyada en sus piernas, tras eso e sentó y colocó la Segadora de Almas pegada a su cuerpo. En nada regresarían esas condenadas niñas y los sumiría en ese profundo sueño del cual no podrían escapar. Mientras estaba acomodándose sintió algo que le llamó realmente la atención ¿Manipulada? Buscó con la vista a la mujer que había hablado para después fruncir el ceño, no participó pero si se mantuvo a la escucha para ver que era lo que había ocurrido ¿Y quién había sido? Sin duda tenía que ser un miembro del Legado Melkhan pues eran los únicos que poseían esos "poderes".

Ivhone estaba convencida de que aquellas conversaciones no llegarían a ningún puerto. Todos estaban nerviosos y ansiosos por saber qué pensaban los unos de los otros. La joven apartó la mirada de la de Gabriel, aliviada porque éste no hubiera querido saber más... No se le daba bien hablar sobre sí misma, había pasado tanto tiempo sola, que no estaba acostumbrada a relacionarse y le costaba mantener una conversación.

Se acercó al ventanal donde Shia había estado tejiendo su tela de araña y cogiéndola con mucho cuidado, la colocó allí... Tras eso, apoyó la mejilla en el frío cristal y se quedó observándola, en silencio... 

Había escuchado a Gabriel hablar sobre la soledad... Tienen suerte de haberse encontrado... Pensó y se sorprendió de su propio pensamiento. Ella en ningún momento se planteó que el cariño que parecían estar cogiendo, él y la mujer fantasma, fuera sospechoso... Ahora les acusaban de ello e Ivhone estaba confundida. ¿Cuánto hubiera dado porque Ithan la hubiera mirado de aquella manera...? Cerró los ojos mientras los recuerdos volvían nuevamente a su mente. Ella había hecho todo lo posible para que él la amara... Pero él sólo veía su condición de semidemonio y la odió por ello. 

Un suspiro salió de sus labios y volvió a abrir los párpados. Escuchó a Alice y se volvió, pestañeando repetidas veces... Se había quedado tan abstraída, y eran tantos los que hablaban, se recriminaban y discutían, que no había prestado atención a la voz de Annie. En aquel momento fue consciente de sus palabras y dirigió su mirada de avellana hacia ella...

- Entonces... ¿Tú no querías atacarle...? - Le preguntó y sus labios se torcieron en una mueca. De fondo el chico gato amenazaba a la extraña pareja que habían formado los dos Melknhar. Instintivamente, Ivhone se arrebujó en la chaqueta que él le había prestado... Parece tener dos caras... Por una parte se comporta de forma amable y por otra... Un escalofrío recorrió su espalda...

-Dices que no te importa en que bando estemos, que únicamente quieres matarnos. Eso convierte en inútil tu presencia aquí. -Sonrío a Yormund con total tranquilidad. -Jugaré a tu juego.

Sin contener una mueca ante la respuesta de la mujer, Eko se aleja caminando, examinando una vez más la sala. Detiene su mirada más de una vez en las niñas. No era que se comieran el corazón del chico lo que le desagradaba de ellas, sino esa forma que tenían de convertirles en sus juguetes, como si ni siquiera fueran dueños de sus propias vidas.

Durante un momento se planteó que esto no tuviese un final, que cuando un bando ganase ellas simplemente terminasen con los vencedores, si no les gustaban los supervivientes. Quizá esta no era como las otras batallas de las que había oído hablar. Quizá ese par de engendros les había engañado.

- Por mi parte no es necesario. - Responde a Tetsuo cuando pasa junto a él, aún un poco decepcionado por no haberle visto luchar.

Al llegar cerca de Lennish Eko se sienta en el suelo, cruzando las piernas, sin dar la espalda a los dos engendros. Si hacían cualquier movimiento, quería darse cuenta desde el primer momento.

- Si no hubiera sido él, habría sido otro. - Dice sin mirar a la chica. - Créeme, está bien así.

Después de dar mis explicaciones permanecí en silencio, escuchando a todos los demás. Observando sus pequeños gestos y las lealtades que parecían irse formando a toda velocidad. Los intercambios entre Seele, Yormund y Gabriel me resultaban de lo más interesante. Y no pude evitar alzar una ceja, con un gesto que cualquiera que hubiera conocido a mi madre reconocería, cuando Seele mencionó que ella no estaba desesperada. - Pues para no estarlo, bien que salta a la mínima... - Susurré sin dirigirme a nadie en particular, más para mí misma que otra cosa. Solamente un detalle más que se sumaba a mi lista, cada vez más llena de ellos. 

La respuesta que dio Gabriel a las palabras de Andrew me resultó bastante insatisfactoria y no era difícil percibirlo en mi mirada. Sin embargo, no añadí nada más al tema. El discurso de Yormund me pareció bastante acertado al principio, pero cuando empezó a decir que le daba igual el bando en el que estuvieran, que los atacaría fuese como fuese perdió todo mi interés. Era una pena, ese chico parecía capaz de pensar con la cabeza en ocasiones, pero al final siempre acababa diciendo alguna tontería y perdiendo toda la credibilidad.

La conversación sobre la manipulación de Annie me llamó la atención. Recordaba un poder así en el relato de la batalla anterior. Lo habían usado sobre Azhariel una y otra vez y finalmente, cuando ya no pudieron usarlo con ellos, lo usaron con mi madre... Negué con la cabeza en dirección a esa mujer. - Quien haya sido no lo va a reconocer tan fácilmente. A nadie le gusta que manipulen su voluntad y esa persona probablemente sería atacada por inocentes o traidores por igual. Pero... Eso nos da esperanza pues esa capacidad se le reveló a alguien en la batalla anterior. Si otras también se repiten, tendremos una oportunidad. 

- Entonces... Osake wa nomitai desu.- Río un poco, respondiendo al comentario de Eko, mientras daba un pequeño paseo por el lugar, pensativo, pero sonriente. Todo esto de buscar sospechosos no le agradaba mucho en realidad, era incómodo, pero necesario. Claro que no dudaba en alzar su katana en contra de quién considerase necesario, pero el versé forzado a hacerlo, en estas circunstancias, era complicado. Finalmente todo se trataba de sobrevivir.

Se acercó al cuerpo de Zagam, y se puso de cuclillas frente a él. Ladeo la cabeza, como intentando comprender algo. Recordó la leyenda que contaba su abuelo, y se preguntó sobre las leyendas que de aquí surgirían, si es que lograban salir de aquí. Una mueca se dibujo en su rostro al pensar que probablemente no existiera ninguna historia que nombrara a Zagam, independiente de si fuera o no un traidor -algo que aún faltaría por saberse-, y si algún día se contarían historias del nipón. Luego volvió a ponerse de píe, caminando hacía Megan.

- Ra historia vorverá a repetirse. Ros traidores vorverán a caer. Y nosotros prevareceremos. - Dirigió una fugaz mirada a las niñas demonio, corta, pero llena de determinación y fe en que sus planes se verían truncados. No iban a salir del averno.

- Mi abuero decía que para ra victoria se tuvo que confiar en extraños unidos por un mismo proposito. Yo mismo he eregido confiar.- Se detuvo junto a Megan, y posó la mano en su hombro. También dirigió su mirada a Eko, Nil, y Andrew, a los últimos dos, aunque aún no hubiese hablado con ellos, su confianza se basaba en la admiración por ser protagonistas de la leyenda que guió sus pasos a Oldland, y los dos primeros, por su actitud hacía el oriental.- Pero... - Soltó el hombro de Megan, llevando su mirar al frente, al resto de los semidemonios, reflejando la misma determinación que hace un rato.- Si en argún momento tengo motivos para sospechar, o creer en la curpabiridad de arguno de ellos, sepan que no dudare en levantar mi espada en contra suya. Yo mismo cortare sus cabezas - Dijo esto ultimo, mirando a la chica hija de Grovehn que tenía dos espadas a su espalda, habiendo imitado sus palabras.- sin dudar en ello.- 

Marceline escuchó las palabras de Syd, mientras este fumaba su cigarillo, y se encogió de hombros cuando terminó sin más - Que así sea pues - dijo, antes de darse una vuelta y lanzar un breve suspiro. Fionna parecía animada por el resultado de su conversación, y Marceline le clavó una mirada de desaprobación. Sabía que a ella no le gustaba, pero podía haberse ido a darse una vuelta mientras tanto. Pero sin ningún placer culpable en el que distraerse, centró la atención en las otras discusiones.

Gatito, ¿no tendrás tu también alguien dentro de ti? Porque tanta bipolaridad injustificada, no puede ser buena para tu salud - le dijo a Yormund, preguntándose cuantos cambios de actitud le quedaban aún por mostrar hasta las siguientes votaciones.

Levanto la cabeza lo justo para mirar a la chica del halcón.

-Ya te he dicho que sigo mis instintos, no todo el mundo me provoca los mismos. Esos dos me huelen a algo tan sucio y podrido como las niñas demoníacas, eso es todo.

Vuelvo a dejar caer la cabeza sobre mis brazos, buscando postura.

Andrew aprieta el puño, cabreado. Están intentando salvarse inculpando al eslabón más débil.

-Puede que sus formas no sean las correctas, pero Yormund tiene razón. Algo en esos dos huele muy mal. Actuáis con superioridad, como si fuerais mejor que cualquiera de nosotros y no me gusta un pelo. Y esa relación que habéis empezado? Por favor, eso no es amor ni es nada. Dices que ella es capaz de aceptarte sin juzgarte y lo dices basándote en... un día? Ja! Aquí hay más gente que no te ha juzgado y no tienes esa relación con ellos. Bueno, yo te digo que tengas cuidado, vuestras caricias son calculadas, pero no sé por la parte de quien. No me fío de ninguno de los dos.

Se gira hacia Seele.

-Y tú acusas a Yormund de intentar hacer lo que a mi vista has hecho tú. Antes de las votaciones intentaste centrar la atención de todos en Eko, Zyllah, Nil y en mí para apartarla de Gabriel. Ahora lo haces con otras parejas que ni se acercan a la extraña relación que tenéis vosotros... Eso me da que pensar Seele.

Sus ojos se pierden durante unos segundos en la cristalera y asiente. Vale, cuéntaselo tú.

La ira de Andrew desaparece repentinamente para dar lugar a una expresión de tristeza y nostalgia. Recuerda ese sentimiento que sentía cada día en las votaciones, las ganas que le entraban por ver la sangre de Valfar fluir y lo mal que se sentía cuando todo acababa.

-Annie, cuando yo estuve aquí un semidemonio poseía ese poder. Lo aprovechó para ponerme contra Valfar en todas las acusaciones. Un odio hacia él se apoderaba de mí todos los días al anochecer. Ese odio parece real en ese momento, pero cuando los efectos se pasan... te das cuenta de lo que has hecho o de lo que has estado a punto de hacer. No es agradable y no me parece bien... Pero Nybras me contó que las intenciones del semidemonio no eran malas, sino que su juicio era el que estaba mal. Sea como sea, yo aplaudí su muerte cuando murió y sigo haciéndolo. Espero que esta vez sea diferente y su criterio sea mejor.

Andrew toma asiento y vuelve su vista a la pulsera con las inscripciones. Valfar...

Las palabras de Eko me sacaron de mi concentración en las diferentes conversaciones que surgieron en torno a Seele, Gabriel, Yormund y Annie.

Miré a Eko y solo pude dirigirle una mirada de agradecimiento y sonreirle. Su presencia me hacía sentir segura, este chico transmitía una tranquilidad y un dominio de la situación que me hacía sentir que no todo estaba tan al límite.

Seguí mirando a Yormund, su mirada hacía mí me dejó fría..había decisión en sus ojos y..podría decir que venganza:

- Que estés tan decidido a actuar...no deberías hablar con ese odio, resulta extraña esa relación...pero tu reacción también lo es-dije corroborando las palabras de Marceline- hay que saber controlarse, yo tampoco me fío de ellos...

Las palabras de Andrew-Azahariel traían algo más de claridad a lo que estaba sucediendo, era de agradecer tenerle entre nosotros...

Me acerco a Andrew para escuchar sus explicaciones, y después respondo con calma.

-¿Crees que un día para alguien capaz de controlar el tiempo es igual que un día para vosotros? -Niego con la cabeza. -Aquí hay gente que no me haz juzgado, pero tampoco se han acercado a mí ni tan siquiera para mantener un diálogo. Tú mismo sólo viniste a mí para que te diera la pulsera, y después sólo has vuelto a mirarme para tratar de matarme. La única que ha sido amistosa conmigo ha sido Seele, desconozco sus motivos, pero no pensaba rechazarla simplemente por vuestra desconfianza. Dime una cosa... ¿También desconfiaron de la relación de Valfar y Azhariel?

Me alejo del muchacho, podía entender que ni siquiera se mostrara agradecido por haberle dado esa pulsera que tanto decía significar para él, pero no podía entender tantas dudas repentinas, más cuando él mismo vivía de cerca una historia de amor tan irracional como la de Seele y la mía. 

Aparezco frente a Annie, a poca distancia de la muchacha, pero no tan reducida como para que ésta le resultase violenta. Había peleado junto a ella frente a Zagam, y sin duda si alguien tenía la capacidad de controlar la voluntad de los demás ese si que era un poder realmente peligroso.

-A quien pensabas atacar en lugar de Zagam. Tu verdadero objetivo. Eso quizá esclarezca las cosas.

Me mantuve en silencio escuchando aquellas conversaciones tan particulares. Demasiado tiempo callado sin nada que decir, y nuevamente la impaciencia me dominaba. Todo el mundo tenía algo que decir, ya sean excusas, acusaciones, malas palabras, teorías, opiniones sobre lo situación un tanto desesperada en la que nos habíamos visto implicados.

Observé a aquella que dice no haber querido participar, luego las palabras del escudero, solo había un punto que había que aclarar. Así que me dirigí a ella (Annie) para comentarlo con mi "etiqueta" tan característica, o para eser exactos, la carencia de ella.

- Entonces, ¿lo votastes o no? - Le pregunté insistentemente en búsqueda de una respuesta, si uno de los presentes tenía la capacidad de obligar a otro en convertirse en el verdugo del objetivo de sus sospechas, ya o me sorprendería nada lo que pasara. 

No podía asumir nada, y desconfiar de todos. Cualquier podría mentir para parecer inocente, e incluso una víctima así provocar que el resto bajaran la guardia. Además, era pronto para sacar conclusiones precipitadas pese a que habían asuntos que de por sí llamaban la atención, la cercanía entre unos y otros, el supuesto amor de Gabriel y Seele o eso decían ellos, la posesión de Valfar sobre Andrew, y el comportamiento tan dispar en la misma situación que mostraban algunos.

Con paso firme y seguro me acerque al hermano portado del escudo, una distancia peligrosamente cerca, mis ojos verdes se clavaban en los suyos, pero no era una mirada juiciosa, si no llena de curiosidad. Así que una vez delante inicié una especie de interrogatorio.

- Dime rubito, tengo curiosidad sobre algo. El tal Azhariel ha dejado claro sus motivos para venir hasta aquí, pero lo que me llama la atención son los tuyos, ¿por qué te dejastes que él te poseyera? ¿Querías ayudarle o algo por el estilo? No hace falta que me contestes si no quieres, no pienso obligarte, es solo curiosidad.

Arqueé una ceja esperando su respuesta no dudando que sea al menos interesante. Tenía más gente con quien intercambiar palabras, pero por ahora, con los dos mencionados, tenía de sobra por el momento. 

Poco a poco las conversaciones se van volviendo para nada cordiales, cargadas de propias verdades relativas sin querer admitir que lo que realmente sienten no es rencor por las miradas reprobatorias, sino lo que sienten es miedo, como es lógico. Yo también tengo miedo. No soy la alegría de la huerta pero no por eso tengo intención de marcharme de este mundo de manera tan siniestra y cruel.

- Podemos hacer bien poco para cambiar nuestra situación, pero aun así, debemos de intentarlo. Sé que va a ser duro, porque no sabemos nada de nadie, bien podríamos estar de la mano del enemigo sin saberlo. Otra cosa a tener en cuenta es… que deberíamos tratar de controlar los egos y el genio, hay demasiado semidemonio junto y eso podría provocar algún que otro mal roce...

Tuerzo el gesto al decir esto último. Es obvio que ya han saltado chispas pero, no sé si son conscientes o no, van retirando sus velos lentamente. Con suerte pronto veremos las verdaderas caras de los presentes, es inevitable. Una frase mal enfocada, una palabra que no se quería decir, un quiero y no puedo… Solo hay que saber observar.

A pesar de que ahora “toca” dormirse, me niego a adoptar una posición de echarme la siesta. Si son esas alimañas carroñeras las que nos duermen, quiero verlas venir. Quizás exista alguna manera de ahuyentarlas. ¡Somos más! ¿Por qué no nos temen? Está claro, tras el combate contra Zagam, que ya podemos utilizar nuestros poderes.

… ¿O ya no?

La discusión termina por provocar que retroceda unos pasos intentando asimilar todo lo que sucede a la vez y cuando finalmente lo consigo alzo la voz.

-Te señalé por que eres el que más se parece al único asesino de semidemonios que he conocido, Tetsuo, pero no sé si eres tú o no, sólo la opción que me pareció más probable.

Declaro sinceramente. Avanzo hasta ponerme al lado de Yormund y comenzar a estirar los músculos y las muñecas, preparándome para lo que esté por venir.

-¿Por qué no exponemos un poco nuestros poderes? Tal vez así se nos ocurra algo: los de Melknhar explicar nuestras capacidades, los de Eve hablarnos de su rasgo y los de Grovehn explicarnos las capacidades de sus armas.

Puede que mi pregunta suene un poco tonta o mi propuesta infantil, pero es lo único que soy capaz de pensar ahora mismo.

-En cuanto al que cambia las voluntades, es posible que fuese algún otro de los que terminó con Zagam, ahora bien, si es aliado o no, no lo sé... pero no me gusta.

Desde mi posicion, cerca de la pared, observaba los intercambios y acusaciones. El centro de la conversacion estaba entre Yormund, Gabriel, Seele y Andrew mientras los demás y, lo que es peor, "ellas", esas malditas niñas, observaban. Cansada de escucharles intervine.

- Todos os equivocais- dije acercandome al grupo.- Con estas acusaciones les dais a ellas, y a los traidores, más poder para manipularnos a todos.

- Yormund, ¿qué crees que ganas acusando directamente a Gabriel y a Seele? No sé si eres traidor o inocente, pero cuando nos durmamos habrá otro herido. ¿Qué pasará si ese alguien es Gabriel o Seele?- le dije mirandole directamente.- Serás el siguiente elegido de forma automática seas o no culpable. Tampoco sé si ellos son traidores pero, ¿no se te ocurre pensar que tal vez podrían dañarse a sí mismos para incluparte si lo fueran?

- Gabriel, dices que nadie se ha acercado a ti pero, ¿te has acercado tú a alguien excepto a Seele? Cuando llegué os ofrecí mi ayuda con Cameron y la unica que me respondio fue Seele, das a entender que teniamos prejuicios hacia ti pero, al menos por mi parte, no es cierto. Nunca antes había conocido a nadie de los otros legados y, aún así, las dos personas con quien mejor he congeniado no son precisamente de mi mismo legado.

No me hacía ninguna gracia tener que expresarme así, pero sentía que era necesario aclarar las cosas o, como decía Jane, acabariamos matandonos unos a otros sin necesidad de que los engendros tuvieran que hacer nada. Se lo poniamos más fácil.

- En cuanto a la pulsera... tú Andrew, y sabes que me caes bien, pediste la pulsera con bastante poca educación. Es cierto, que era Azhariel quien hablaba y que sus sentimientos son muy fuertes, pero dio la impresión de que eras agresivo. Tú, Gabriel, dejaste claro cual es la base de tu poder y lo utilizaste... para qué, ¿para demostrar superioridad? ¿para dejar claro que te puedes defender? para mi lo que realmente demostraste fue soberbia. No te extrañe que Andrew no te lo agradezca.

Me di la vuelta para mirarles a todos. - Nos han dado más tiempo despiertos, podrían habernos dejado inconscientes tras la muerte de Zagam y dar su siguiente paso, pero no lo han hecho, ¿para qué?... para esto, para enfrentarnos y saber a por quién ir ahora para hacer más daño.- respiré hondo antes de finalizar.

- En mi opinión, y no digo que la queraís, deberíamos conseguir información de los que ya han pasado por esto- digo mirando a Andrew-Azhariel y a Nil- o de los que tienen información directa- añado mirando a Eko y Zyllah.- Intentar estar preparados para lo que pueda venir es mejor que perder el tiempo conrecriminaciones. Luego, que cada uno la procese como prefiera. Estoy, de acuerdo con Vanna, si nadie tiene nada que ocultar, explicar cual es el poder de cada uno puede ayudar.

Abro los ojos como platos tras la exposición de Alexia y me da la razón. Suelto una risa de satisfacción ante el echo, y de la propia sorpresa, de modo que decido adelantarme.

-El yin y el yang es mi poder. Identificarlo y separarlo, aunque estoy en los primeros pasos tan solo. Si alguien lo desea puedo hacerle una demostración de lo que quiero decir.

El tono de mi voz indica la emoción de poder llegar a demostrarlo.

Abrió los ojos de forma exagerada al escuchar a Vanna. Miró a todos lados, preguntándose si la mujer iba en serio o no, y sus deseos de mostrar su poder hacía ver que así era.

- Etto... No sé si estoy en un error, pero... Mi abuero me dijo que ros Merk-Merku...nar? eran los "sabios" entre ros tres legados. - Giró su mirar a Vanna, y rió un poco, antes de añadir.- Básicamente... ¿me votas por mi coror de pier, ojos rasgados y cabello negro? - Sonrió divertido, apenas creyéndose sus motivos.- Parece un motivo que te acabas de inventar, pero... ra mayoría de ros Gurovehn hemos asesinados a otros semidemonios, er instinto de ra rucha esta en nuestra sangre.-   

Respiró, antes de proceder, y evitar que Vanna se siguiera humillando a si misma con sus acciones, no es que la considerara traidora, pero si bastante torpe.

- Saber que animar, o que arma, manejamos no nos servirá de nada, tampoco saber que poder tiene cada uno... pues estoy seguro que muchos sabrán usar sus capacidades de formas que soro ellos se imaginan.- Suspiró, volviendo su mirada a Megan nuevamente.- No estamos haciendo ras preguntas correctas.

Escuché las palabras de Yormund y asentí con la cabeza. A mí también me olía mal la parejita feliz. Y comprendía al muchacho cuando decía que se trataba de su instinto. Sin embargo, ante las palabras de Andrew lo miré con una pizca de admiración. Él había estado en la batalla anterior, había sobrevivido a ella, y estaba diciendo algo parecido a lo que yo pensaba. Una pequeña sonrisa surgió en mis labios al darme cuenta de que quizá no iba tan desencaminada.

Cuando Gabriel habló del vínculo que les unía a él y Seele no pude evitar un pequeño resoplido. - Oh... El amor... La excusa perfecta para todo. - Musité tenue y burlonamente para mí misma.

Alcé la mirada y la paseé por los que habían estado discutiendo el tema. - Lo que yo me pregunto es cuál de los dos está encubriendo al otro. O si es un interés mutuo. - Dije, sencillamente en voz alta. No me interesaban todos los rollos románticos tras los que quisieran disfrazar el tema.

Entonces Vanna y Alexia propusieron hablar de los poderes de cada uno y me dirigí en primer lugar a la hija de Eve, al ver que me miraba. - Puedes preguntarme lo que quieras y si está en mi mano, te responderé. Aunque creo que deberíamos centrarnos más en el presente que en las batallas anteriores, pues esto es distinto a lo que me contaron. 

Una sombra cruzó mis ojos entonces y llevé mi mano a mi frente mientras parpadeaba varias veces. Busqué durante un momento a Eko con la mirada, antes de volver a centrarme en la conversación.

Me giré hacia Vanna para hablarle con voz suave. Me parecía verla muy perdida con su condición y me producía una cierta lástima. - Los poderes que aquí se desatan no tienen nada que ver con las capacidades que tuviéramos antes de entrar. No nos servirá de mucho conocer las de los otros... Pero pareces ansiosa por hacer tu demostración y a mí al menos me produce curiosidad tu poder, ¿por qué no nos lo enseñas? - Pregunté, terminando con una sonrisa de ánimo.