Partida Rol por web

Asiento con la cabeza. – Continuaremos con el plan que establecimos antes de que ellos dos muriesen. Señalo el lugar donde Katalina y Alastor solian sentarse. -No debemos de precipitarnos y quizá caer sobre Yaiza nada mas resucitar sea un error. Tras un leve silencio mientras reorganizo mis ideas y pensamientos.  

-Hace no mucho me dijisteis: "¿Qué historia es la que hay que mirar?"

-Mi contestación fue sencilla... La de aquellos que se escudan en los demás sin importarles la verdad… esas son las historias que hay que mirar…

Pues bien, cambiemos las reglas del juego. Fijo mi frío semblante sobre él. Créeme que la muerte de la niña lo cambiara todo para bien o para mal… y ese factor no depende de nosotros. A veces una tiene que apostar a ciegas.

Debes de saber que tenemos aliados una es la mujer Serpiente y la otra la mujer Pantera… Cuando muera Theora os daremos los detalles... su voz sono seca y tajante.

Ahora bien. Añado seria mientras me cruzo de brazos ¿Cómo es que tu estas aquí? y como bien tu dices, espero que sea una buena historia.

Aisha se preocupó por la guardia, manteniéndose fría y calculadora... llegando a ocultaros de la mirada de Yaiza, que de nuevo espiaba sin ocultarse, dispuesta a encontrar vuestro rastros entre los demás...

Había faltado poco, pero la suerte quiso que Aisha os hiciera indemnes de miradas aquella noche, en aquel lugar...

La muerte de la pequeña había sido atareada... pero al menos había saciado vuestra sed de torturar a los demás...

Eres una buena vigía, Aisha.

Le reconozco, después de la matanza y del nuevo amanecer. Me siento mejor, más vital, pero le miro con expresión interrogativa en el rostro. Finalmente asiento lentamente, confirmando algo.

Eres buena, mereces una buena historia.

De entre mis ropas saco mi pluma carmesí.

Me gustan las historias, se aprende de ellas. Algunos son dignos de su historia, como tú, mientras que otros... no. Júpiter se mostró altivo y tronante el día de la llegada... pero pronto sus truenos se apagaron y se mostró más cercano a un charlatán y menos a un dios tronante. Le pregunté si le parecía una historia digna, pero me ignoró. Me preparé para sacarle la historia por las malas, pero la arquera me llamó más la atención en el último momento... aunque os adelantasteis y la matasteis, así que esta noche decidí adelantarme... y  casi os he hecho un favor, ya viste que son varios los que desconfían de él. Y su historia... me ha traído aquí, supongo.

Sonrío y hago una cortés reverencia al terminar la historia, un tanto resumida. Pero rápidamente vuelvo a centrarme en lo que nos atañe.

¿La muerte de la pequeña lo cambiará todo? ¿En qué sentido...? Bueno, no importa, mejor que lo cambie ahora que estamos... jodidos a que lo cambie cuando tengamos la victoria en la yema de los dedos. Pero hay cosas más importantes: tu turno de contarme sobre la mujer serpiente y la mujer pantera.

Pero me percato entonces del dolor en el otro lado... de cómo alguien trata de arrebatarle la vida.... y cómo sobrevive pese a todo. Me acerco a ella y pongo mis manos sobre sus hombros, con un cáliz cálido d preocupación muy poco habitual en mí.

¿Estás bien, Aisha?

Le pregunto, llamándola por su nombre.

Hago una reverencia  tanto al recién llegado como a Aisha.  -Compañeros, la matnaza, la tortura y la muerte que hemos causado juntos ha sido un placer, pero simplemente, ardo deseoso de ver sus reacciones tras mi confesión.-

Les sonrío amigablemente, como si fuesen mis hermanos y hermanas. -Nos vemos en el infierno~-

Aun con los huesos entumecidos y el alma dolorida por tal humillación respondo tiritando mientras me arropo con la manta de Dyehuty.

- La niña me ha cazado mi rabia hacia ella aumenta poco a poco. Al morir debió de intercambiar sus poderes con algún otro y gracias a eso me dio caza. Sonrio aunque como podéis ver tenía un as en la manga… miro fijamente al grupo, aun así las cosas no pintan muy bien… Al parecer Theora no está muy bien de la cabeza1. Creo que Oldland podría haberse aprovechado de su locura para permitir que siembre el caos. 

Poco a poco voy entrando en calor y recuperando la compostura. - Creo que vuestra actuación Daeron no ha sido de lo más apropiada deberíais haber fingido vuestra inocencia hasta el final… aunque podemos sacar provecho de ello.

Esta vez me dirijo hacia el árabe. Anoche os mentí, os di cierta información falsa, la mujer Serpiente y la mujer Pantera no son nuestros aliados… tras la muerte de la niña sabia que habría cambios para bien o para mal y acabáis de ver los resultados. Pero podían haber sido otros y por eso tome precauciones dándoos falsos nombres.

Nuestros aliados son Nimay, se hace llamar el Brujo, y Dreide… Aunque cada vez sospecho más de esa zorra nos está vendiendo a todos. Acaba de insinuar ambos somos semillas de destrucción y con un gran atino.

Y mientras la muerte y la sangre sesgaba la existencia de Aisha su esencia se disipaba de aquel lugar... como una estela que no deja rastro al irse sin más...

¡Ja! ¡JAJAJAJA! ¡JAAAJAJAJA!

Comienzo a reírme. Me paro de repente.

Estamos jodidos.

Digo, sin más, fijándome cómo se evapora nuestra compañera.

Miro a Dyehuty con una sonrisa en mi cara conforme hago un gesto de negación con la mano.

-Nonononono. A mi me van a matar otra ve dentro de poco, el que se queda aquí jodido eres tu, amigo.-

Cuánta jodida razón...

Le digo a mi compañero mientras asiento con la cabeza.

Si por cualquier casualidad consigues hablar con alguno de los otros a solas... no les digas nada de mí. Aisha desconfiaba de la loba... yo desconfío de los dos.

Le sonrío.

Con un poco de suerte, podré dedicarte un buen espectáculo antes de que me cacen...

Asiento energicamente y poso mis manos sobre los hombros de Dyehuty. -¡Así se habla, amigo! Llevas poco tiempo con nosotros, pero siento que si nos hubiéramos conocido en otra ocasión, tendríamos una buena amistad. 

Supongo que tu lista de prioridades es matar primero a Yaiza y luego a mi muy buena amiga Olenna. O al revés. Eso sería gracioso.-

Y en cuanto a la otra cosa.- hago el gesto de cerrar con cerrojo mi boca y simulo el gesto de tirar la llave. -Mis labios están cerrados. De hecho, las verdades que he dicho en este sitio de mala muerte, se pueden contar con los dedos de una mano. ¡Y te sobrarían dedos! Jejeje.  

¿Sabes? Casi estás comenzando a caerme bien.

Le digo cuando termina de hablar, mirando sus manos apoyadas en mis hombros y dedicándole mi casi eterno rostro sereno.

Quién sabe. Si el destino es justo, y divertido: sobrevivirás para reírte un día más. Pero hasta ahora ha demostrado que no lo es...

Digo con la mirada perdida hacia donde antes estaban nuestros compañeros.

Si muero y me da tiempo... diré tu nombre. Quizá puedas matar, quizá volver, quizá corromper a alguien... como sea, será mejor que nada.

Entonces me llevo un dedo al mentón, pensativo.

Creo que iré a por la mocosa otra vez. Dice que mató a su asesino... pero quizá no tenga tanta suerte. O a por la mujer serpiente: es bien sabido que la serpiente es símbolo de medicina y salud... quizá sea quien esté devolviendo a los muertos. Aunque tampoco me fio de la compañera del cocodrilo... joder: hay demasiados flancos.

Niego lentamente con la cabeza.

Pero es bastante probable que me la juegue con la mocosa. Aunque reconozco que la del bastón... me da repulsa. Mucha repulsa.

La esencia de Daeron se desdibujaba, mientras la muerte se hacía dueña de él... quedando sólo por ahora Dyehuty...

Me siento con comodidad mientras estiro las piernas.

He ganado todo este sitio para mí en menos de veinticuatro horas... joder, soy un puto genio.

Me burlo de mi propia situación, no puedo hacer sino reírme.

Gámbito hablaba con enigmas... y ese hurón. ¿Quizá le hizo algo a la mujer del bastón? Lástima que no dijese nada antes... Luego está el hombre del elefante que joder... gastar su poder cuando sabe que soy malo, se lo podría haber ahorrado, yo hablo por el otro lado y tan ancho. Seguimos con la loca de los lobos... ¿Es que siempre tengo que ser el segundo plato de ese maldito Júpiter sin truenos? Aunque desde luego... es un modo de vivir su historia.

Me burlo nuevamente de mí mismo. Entonces mi mirada se pierde en algún punto del cielo.

¿Qué hacer? Tantas malas hierbas y tan poca guadaña... si lo que estoy pensando sale bien... puede estar interesante. ¿Pero y si no, joder?

Niego con la cabeza.

Me tengo que estar volviendo loco, de tanto estrés... hasta hablo sólo. Así seguro que a la arquera no le va a costar encontrarme. Jajajaja.

Entonces me parece escuchar algo, y me giro hacia allí, recordando que quizá debería hacer guardia mientras decido... y mato.

Suspiro mientras me pongo en pie.

Nimay, Nimay, Nimay -digo, siendo una de esas raras veces que uso el nombre personal de alguien-. Cuánto trabajo me vais a dar. Tú y tu puto elefante.

Con una decisión en mente. Con la historia de una traición a la misma traición. Pero siempre leal a uno mismo. Nimay, conocido como el Brujo, debe morir.

De nuevo la noche empezaba a cubrir las estrellas con su espesura, al igual que la sangre de vuestra victima cubriría el suelo si lo planeado saliera bien.

Vuestros planes tendría un primer nombre que sería grabado bajo el yugo de la muerte como señal de que seguía su curso, vuestro plan no se iba a acabar...

Atrapaste con las artes de la muerte el cuerpo de Nimay, demostrando que un guardía también es capaz de derramar dolor. Buscaste con la mirada alguien que te mirase...

Y no encontraste a nadie que te vigilase, pero si a alguien que desde otro lado parecía compartir tus ganas por la sangre y su sabor... Una mirada roja enfundada en una oscura piel, Oliver, te miraba y se acercaba a ti...

Odio, soledad, desprecio, vanidad, ego, rencor, heridas... múltiples son las causas que os avocan a la traición de vuestra raza.

Tan sólo os queda abolir las últimas esperanzas de vuestra estirpe y esgrimir con fuerza el látigo de dominación para aferrar con fuerza el candado que cierra las puertas del infierno y destruir su sello o enclavar un nuevo rumbo sobre el que Oldland se impulsará, un nuevo destino al que sólo los más fuertes hacer frente y tendrán un puesto si demuestran su lealtad.

Por ello debéis de ejecutar uno a uno a los que os rodean y no decidan apoyaros en vuestro mandato y rebelión.

La sangre de vuestras víctimas será derramada al amanecer, pero tened cuidado, pues puede que alguien persiga vuestros movimientos buscando delataros ante el resto.

Diferentes los caminos que os trajeron a esta tierra maldita, pero solo un destino que unidos os animará a ultrajar la tierra que os dio de lado, esperando poder demostrar que los únicos que estaban equivocados eran aquellos que os abandonaron y despreciaron.

La batalla está apunto de empezar... y Oldland debe de ser regada con sangre, una vez más.

Y tras la noche... Oliver llegaba a aquel lugar... donde Dyehuty parecía habitar...

Sonrío satisfecho con mi creación. Una historia que seguro contarán las historias vendieras. Pero entonces una figura se acerca. La miro y...

Ja... jaja... ¡JAJAJA!

Comienzo a reír. Niego con la cabeza, lo que sucede me parece tan difícil de creer. Finalmente me calmo y extiendo mi mano al hombre de ébano.

Bienvenido seas al cubil de la traición, lugar de masacres y algún que otro truco sucio. Ponte cómodo, hay mucho de lo que hablar... pero antes ¿podrías decirme cómo has terminado aquí? Seguro que es una historia interesante...