Partida Rol por web

Los ojos de Olenna se abren en este lugar al mismo tiempo que en donde habitan todos. Una expresión de determinación absoluta puebla su rostro y se va haciendo consciente de sí misma mientras escucha hablar a Yaiza. Su cuerpo se siente ligeramente extraño, pero bien.

—Tres de tres —murmura con calma mientras su cabeza hace un giro a uno y otro lado, habituándose al hecho de estar viva. Cruza entonces una mirada cómplice con sus compañeras—. Tres de tres. — Y esa vez no habla de legados, sino de participantes en aquella traición, de verdaderas cómplices y en último caso, asesinas. De supervivientes.

—Hola Yaiza —saluda a la arquera—. Yo también me alegro de estar. Y de que estés. —Luego pasa a mirar a también a la chica del cocodrilo, pero no usa su nombre al referirse a ella, sino otro que a la Grovehn se le hace mucho más cercano—. Hola, Mallïe —enuncia. Y esa es la primera vez en todo el tiempo que lleva en Oldland que su voz suena como una caricia.

—El hombre alimaña ha vuelto por su luz. Ella le dijo cómo volver —explica, resuelta a ponerse a trabajar cuanto antes en lo que las sacará de allí. Entonces ladea la cabeza—. ¿Cuáles son las noticias?

Escuché con paciencia sus palabras. Conocía perfectamente la sensación tan extraña de la vuelta. Era como tener que acostumbrarte a un cuerpo nuevo; algo demasiado curioso si tuviéramos en cuenta que es con el que nacemos y con el que hemos pasado más tiempo.

Miré a Smel cuando Olenna la saludó con esa voz tan característica e inusual. Sonreí ligeramente, se veía que eran una buena unión, pero finalmente volví en enfriar el rostro cuando escuché que Sarghagas había vuelto por obra y gracia de un sello.

Agaché la cabeza antes de responder -Yo estoy hablando en otro espacio alejado con Nimay, esa es una de las noticias, pues sé algunas cosas que se las he retransmitido a Smel- alcé la vista -Antes de que regresaras pensé que sería buena idea matar a Sylvia, y así lo hicimos. Dijo que si ella moría que culparía a Bethanny, y ante mi desconocimiento por ser la recién llegada de entre los muertos, creí que lo mismo sería así, pero no, tan sólo era una estrategia...pues ellas hablan por fuera, desde otro lado, y acusan abiertamente a la niña, por lo que la niña las acusa a ellas*. La mujer serpiente y del martillo tienen dudas de ambas Eves -dije mirando a nuestra compañera del cocodrilo a la par que me refería también a la pequeña del perro -lo malo es que nos encontramos ante un dilema: un sello brilló y Smel afirmó que era suyo, prediciendo así la muerte de Bethanny. Como consejo de Nimay le pedí a ésta que augurara la muerte de la Grovehn al atardecer, para evitar que resurgiera a la mujer de la serpiente y se guardara para sí misma su poder- ladeé la cara y fruncí el ceño, dejando que con la misma lentitud con la que había empezado a hablar, pudieran acabar mis palabras -pero no lo hizo y resucitó a Sylvia al amanecer, porque...¿ella fue traída por la joven Grovehn, verdad?- pasé la yema de mis dedos por el cuello, desconcertada por imaginar que aún quedara otra resurrección más -lo malo será la reacción de ambas cuando vean que la premonición no es verdad...ya que de Smel no llegan a confiar- suspiré -he pensado que tenemos que volver a matar a Sylvia por la noche, aunque ahora dudo- me dejé caer de nuevo en el suelo, como si desplomara mi cuerpo.

Levanté la cara, mirando hacia ellas, pero esta vez con una pequeña muestra de odio en mis ojos a causa del laberinto de posibilidades en el que me sentía estar como una diana.

-Para volver a atacar a Sylvia debemos tener claro que Bethanny ya no tiene poder...si no, volveremos a comenzar...por el resto, para el atardecer, todo apunta a que mirarán a Theora.

Olenna escucha con calma la explicación de Yaiza. Asiente en varias ocasiones, y cuando dice eso sobre el hombre elefante sólo dice dos palabras.

—El bosque —enuncia antes de seguir escuchando. Sin embargo su mente se queda atrás, agarrada a ese pensamiento durante unos segundos hasta que sonríe de medio lado—. ¿Puedes decirle una cosa? —pregunta—. Dile que hay algo más gracioso que su maldición. Que Sylvia ha dado vida a más semillas que no semillas —enuncia asintiendo—. Entenderá.

Tras esas palabras guarda un momento de silencio.

—Oí a Sylvia —reconoce—. Muerta oía. Muerta veía. Pero eso no está mal. Sólo se acusan entre ellas: eso es bueno. Problema es cuando muera la niña y para ellas no queden semillas, pero creo que voy a arreglar.

—La del martillo trajo a Sylvia, pero sólo puede traer una vez. Ya no puede hacer nada más que mirar al atardecer, y nosotros somos más. Sylvia me trajo a mí, y a vosotras, y eso es bueno. Es gracioso, porque ella nos ha dado la vida y nosotras se la vamos a quitar. Da pena, porque es buena y útil, pero no puede seguir haciendo eso.

—Y antes hablaban en la cabeza de la que grita. Con la que grita muerta ellas seguían en su cabeza: seguían hablando. Pero ahora sólo queda la del martillo en esa cabeza, así que sólo puede hablar sola.

—El atardecer y ella —Señala a la del cocodrilo— es fácil. Sólo tiene que decir que no la envenenará porque ella trajo a Sylvia. Que diga que confía, que eso demuestra que es buena —Se encoge de hombros—. Ya morirá.

Después de eso hace una pausa.

—Dos muertos miran al atardecer. Eso mató al negro. La de fuego y el árabe. Nosotros somos más ahora, pero los vivos tienen que ser menos para ganar todos los atardeceres. Ahora miran a quien yo digo, y eso está bien. Pero hay que asegurar.

—He dicho que hay dos semillas —enuncia Olenna después de su anterior intervención—. Así no se extrañan cuando muera la niña y sigan muriendo.

—Hay que intentar —prosigue entonces— que el de las ratas investigue a la niña. Dirá que es inocente, y nosotros que dice eso porque es la otra semilla. Es mejor que si investiga a la de fuego y el hombre elefante queda en entredicho —expone antes de mirar a Yaiza—. ¿Puedes decirle si parece bien? ¿Avisarle para que apoye idea?

—Otra idea más —añade después mirando a Yaiza—. Al amanecer puedes decir que vista al hombre rata matando. Así todo se confirma para todos, menos él.

-Sí- asentí -no me siento cómoda sabiendo que voy a matar a quien me ha traído aquí de nuevo...al igual que he declarado no atacar a Theora, pues me he decidido: no miraré a nadie al atardecer. Muchas veces le he dicho que mi arco la apoya, ahora no puedo cambiar de opinión, ni yo, ni Nimay. -les comenté, pues había hablado con él y le pasaba como a mí: se debatía entre la opción de mirar a Sarghagas o directamente no mirar.

-El hombre elefante me ha pedido que os diga que si la niña muere puede que desate de nuevo su locura y que ésta enlace a otros dos con un pacto y una unión -ladeé la cara.

-Ya se lo he comentado- sonreí -y...no me importará acusarle- dije refiriéndome a Sarghagas.

Atiendo a Yaiza, y asiento con una afectiva sonrisa - Duda resuelta - Luego recojo su mano para levantarme. Olenna regresa, parpadeo... ¡regresa! Y no sé que es Mallïe, pero me gusta – Olenna – saludo atropando manos y brazos contra mi pecho – Pensé que no volvería a verte, estaba empezando a temer que Beth-Sylvia traerían a Vyka, no sé por qué –. Aunque ya no tiene importancia, despido su ausencia con una de mis animadas sonrisas.

Tras esto escucho a Yaiza contarle cosas, escucho a Olenna responderle, y escucho mi propio suspiro de alivio cuando dice que mi posición es fácil, o al menos... más de lo que a mí me lo parece - Justo preguntaba a Yaiza que si según lo que anuncié (veneno-Bethanny-atardecer), a efectos prácticos, yo no habría hecho nada: Tan solo profetizar el mensaje de la luz – pauso y prosigo – De momento Bethanny piensa que morirá al atardecer. Ya diré algo acorde cuando llegue el momento –.

- Es 100% seguro que entre las 4 que mencioné hay una semilla (yo). Las dichosas Sylvia y Bethanny están descartadas, yo me estoy haciendo la mosquita muerta, y de ese rastro ya solo queda Theora. Yo creo que sí podemos darla por semilla - entonces miro hacia Olenna - Tiré sin miedo de este dato porque gracias a que Vyka escogió mi sello... – supongo que fue ella, irónicamente - ...podré regresar si muero. No obstante, ni para atrás me esperaba que volviésemos a ser 8 mestizos vivos – Así ya no me dan las cuentas.

- Vale, vuelvo a ver el asunto a favor - creo, y sin cosas raras de por medio no había cambiado mucho realmente. Aunque entrecierro los ojos ante mis compañeras pensando en lo ultimo que dijo la niña, como advertía Nimay - Al no haberse llevado a nadie consigo, espero que Theora haya mentido - entonces parpadeo y le pregunto a Olenna - ¿Sabes si queda alguien que no haya usado sus luces, o que pueda hacernos el lío? - a parte de Fiona y Dyehuty, o mismo Theora, claro. 

- Y no estoy segura, pero de memoria creo que en algún momento Bethanny dijo que no podría morir atacada por las semillas. O al menos, dio a entender algo muy parecido – o eso, o soy estúpida y ya me imagino cosas, haré memoria para citarlo.

Me sostengo un hombro, dedico una cálida mirada a mi cocodrilo, y me giro hacia ellas de nuevo - Estamos rozando esas puertas... - sean las puertas, sea el sello, sea el ángel, sea lo que sea - ... ¿verdad? - Hoy Sylvia. Y mañana quedan 2 para 4 - ¿De quien es el sello que falta? - parpadeo un par de veces.

Olenna había asentido a las palabras de Yaiza, preparándose ya para el atardecer, y cuando la chica del cocodrilo dijo que temía que las otras trajeran a la que gritaba simplemente había negado con la cabeza. No es hasta después del combate que responde con calma.

—Habían prometido a mí —señala—. Cuando el de las cartas avisó que me mataría, dije en la cabeza de la que grita y prometieron. —Después de eso sigue hablando—. Bueno que vuelvas si mueres —opina—. Pero mejor si no mueres.

—La niña esta hablando aquí —enuncia señalando por un momento su sien—. Ahora dice que si la miré es que soy semilla, y que tú y el elefante también. Y Sylvia, y la del martillo. Pero no creo pueda matar. Si puede hacer otras cosas, aún no he visto.

—La luz que no ha hablado es la del negro. Pero mejor que no hable aún. Es de los nuestros, pero no sabe que Yaiza también. Si su luz le enseña a matar, podría fastidiarnos —explica antes de hacer una pausa y mirar a las otras dos—. ¿Bien si dejamos a la del martillo para el final? Así la luz del negro se enciende con todos muertos.

—Creo que no han usado sus luces la del lobo, la de cara pintada y la de fuego. O han usado y no sabemos. Lo que pasaba con la del martillo era que podía resucitar a uno, y podía ser ella. Por eso decía que si la atacaban vivía. Pero lo usó con Sylvia.

Escuché la conversación de mis acompañantes sin interrumpirlas.
-Si Theora no se ha llevado a nadie ya...dudo que lo haga- fruncí el ceño ligeramente dirigiéndome a Olenna -¿desconfía de Nimay, pero no de mí? - un pequeño gesto de alegría y tristeza se apoderó de mi.
Finalmente, tras agachar la cabeza, asentí -sí, la del martillo será la última. Ella ya no tiene poder. Imagino que Bethanny podrá morir a manos de semillas- aunque ladeé el gesto, el comentario de Smel me había dejado en duda.

De nuevo la noche empezaba a cubrir las estrellas con su espesura, al igual que la sangre de vuestra victima cubriría el suelo si lo planeado saliera bien.

Vuestros planes tendría un primer nombre que sería grabado bajo el yugo de la muerte como señal de que seguía su curso, vuestro plan no se iba a acabar...

Sentir la cercanía de la noche hace reaccionar la sangre de la Grovehn de una forma más oscura que el atardecer. Su corazón bombea casi expectante y al escuchar las palabras de Yaiza asiente en un par de ocasiones, mostrándose de acuerdo en todo.

—Hoy Sylvia —propone. Entonces parece meditar un instante—. Dejad a mí. Se ha portado bien con las tres. Ha dado vida. No haré daño.

Después de eso mira a Yaiza.

—¿Puedes decirle al elefante que lo gracioso es que es el que queda del principio? Y que para ellos era hormiga, pero ahora ellos son muertos y él no.

Cuando Olenna dice que matará a Sylvia sin hacerle daño me abrazo a mi misma y lanzo una pequeña mirada de reojo hacia mi bestia, como si lo cosa no fuese con nosotros... pero sí va con nosotros ¿se nos iría de las manos haciendo pedacitos a Nói? Suspiro... - Ve tú, Olenna - elevo las cejas.

Miro a mi croco de nuevo y elevo un brazo señalando a Olenna - Quón, ve tras ella - nosotros vigilamos.

Mientras esperamos a que la noche duerma a los llamados restantes, digo – Y no me extraña lo de Theora, era lista, su perro tenia olfato. Me dio algo de lastima su despedida antes de la batalla, pero tras traicionar a Vyka, y ver como esta vivió para reprochármelo... creo que empiezo a estar curada de nudos en la garganta – alzo las manos - fueron 2 situaciones muy feas, pero... repetiría mi vida entera solo para volver a ver la sonrisilla de Oliver cuando me puse a su lado - soy sincera. Asiento mirando de lado.

- Sylvia nos consideró inocentes a las 3, bien para nosotras, pero da una patada a una piedra y salen un puñado de semillas – Mal para los demás. Oldland gana. Entrecierro los ojos – Es buena, pero un poco temeraria –  Olenna habló más con ella -yo apenas escuche su voz- pensándolo comprendo que quiera darle un muerte fácil.

- Y entiendo lo de Bethanny, debe ser la última. Sería el colmo que Oliver pudiese matar a Yaiza, por remota que sea la opción. No quiero que os vayáis ninguna de las 2, ni Nimay - aunque por posición, no puedo evitar estar infinitamente más confiada que antes - ¿Sabéis? llegué pensar que en Oldland la gente podría recibir hasta 2 poderes ajenos a sus legados o historias. El propio, el de la piedra, y el de atravesar la muerte – Encojo los hombros mirando arriba... Ains...

A esperar la noche.

Olenna con gesto rápido pero seguro sentencio la muerte de Sylvia, mientras Smel miraba hacía atras, fijándose en el sueño que aquella maldita tierra disponía entre los demás...

Justo antes de la noche Olenna escucha las palabras de la chica del cocodrilo pero no les da respuesta. Su expresión es suficiente para mostrar que está de acuerdo, aunque sus últimas palabras le resultan curiosas.

—Hemos hecho bien —enuncia en cuanto llega el día. Busca con sus ojos a las dos compañeras y asiente—. Un día más y todo acaba —afirma. Luego guarda unos instantes de silencio.

—¿Qué hacéis después?

Permanecí callada ante la repartición de tareas: la muerte y vigilia.

Escuché todo lo que decían, y una vez que la tierra volvía a vibrar colapsada de sangre, hablé -buen trabajo- musité y seguidamente miré a Olenna -se lo diré- dije refiriéndome a Nimay -él se ha llevado a Smel también al bosque, ahora somos tres. Dice que he roto con su maldición -sonreí.

El perfume a hierro comenzaba a dar toques de final y es que ciertamente estábamos a sólo un día de acabar con la tarea de Oldland. Sin embargo, aún había que acusar a Sarghagas. Teniendo en cuenta la pregunta de la Grovehn del bastón, fijé mis ojos en las dos, intermitentemente -¿digo que lo he visto? ¿al Eve?

Poco me importaba acusarle ya. Mis principios de llegada eran muy distintos a los de salida, y aunque mi lobo blanco interno luchaba por instaurar de nuevo la armonía, muchas ruinas me invadían.

A las personas no se las mide por las veces que se tropiezan, si no por las veces que se levantan.

La Grovehn, que aún no ha dicho nada en el lugar que comparten con los demás, asiente a la pregunta de Yaliza.

—Di —enuncia. Luego guarda un instante de silencio.

—¿Tú, Mallïe? —pregunta a la chica del cocodrilo—. Cuando todos muertos, ¿qué harás después?

Si, he saludado a Nimay en su bosque lluvioso – pero todavía estoy pensando en que haré cuando todos estén muertos... - regresar a los pantanos, gastar... dinero, tiempo, vida y morir - Es una buena pregunta, pues me había hecho a idea de que mi historia terminaría en Oldland. Entrecierro los ojos sin parpadear - Más fuerte que ellas...- pienso ladeando una pequeña sonrisa, pero dejando mis propias cosillas a un lado... respondo a Yaiza - Dilo - asiento - Por mi parte creo que ya mareé mucho. Le diré a Bethanny que dándola por muerta solo quería protegerla - aunque lo digo como si ya no supiera como continuar esta vil artimaña.

Me surgen 2 preguntas. Parpadeo entonces - ¿Que pasará con los muertos? - ¿Que pasará con Vyka? - ¿Que pasará cuando abramos las puertas? - miro de derecha a izquierda, a ambas y me abrazo a mis hombros ¿Se expanden los 9 círculos del infierno desde Oldland? ¿Nos darán un templo por cabeza? ¿Podré arrojar a Iagho a las fauces de Quón?. Entonces respondo a Olenna - No lo sé... Olenna – me llevo un indice a los labios en gesto pensativo por 2 o 3 segundos, y tras parpadear mirando al suelo vuelvo a fijar mis ojos en ella – ¿Nos dejarás seguir tu camino? - sea el que sea.

Olenna asiente a las primeras palabras de la chica del cocodrilo, y estas le recuerdan algo. Mira a Yaiza entonces.

—¿No dijo nada el elefante de mi último mensaje? —pregunta extrañada. Luego sigue hablando con calma.

—Ya dije a muertos que el de las ratas es culpable. Las dos miradas de muertos le deberían mirar. Ahora unos se acusan a otros, pero sobre todo a la niña y ella a Sylvia y a ti —dice a la Eve—, pero nadie hace caso a ella. Que te acuse es como decir que eres inocente.

Dicho eso ladea la cabeza, pensativa con respecto a su pregunta.

—No sé qué pasa cuando abramos puertas —reconoce—. Pero sé que si alguien puede averiguar, somos nosotras. —Está a punto de decir algo más, pero su nombre pronunciado por la chica detiene sus palabras. Su cabeza se ladea entonces con interés, aunque es evidente que la última pregunta le toma por sorpresa.

—No tengo camino —dice con seguridad—. Yo sobrevivo. Si hay que robar, robo. Si hay que matar, mato. Y si se puede descansar en una hoguera tranquila, descanso. Si quieres ese camino, ven. No sé si es camino para Mallïe, pero sólo Mallïe puede averiguar.