Partida Rol por web

HLdCn: El Legado de Caín - Oldland : Diarios Perdidos – I

Un Alto en el Camino

Cargando editor
05/04/2016, 02:49
Olenna D

Las pupilas de Olenna se mantienen fijas en el hombre elefante mientras habla. Almacena algunas de las cosas que dice en el suelo de su memoria sin analizarlas demasiado, pero otras la ponen a pensar de manera inmediata.

—¿Moksha? —pregunta cuando el hombre dice esa palabra extraña. Sin embargo lejos de interrumpir más sigue escuchando. Lo mira mientras camina, y ladea su cabeza cuando dice eso de que en Oldland la rueda se ha detenido.

—Es malo —dice en respuesta a ese asunto, aunque es evidente que ni siquiera entiende por qué. Para Olenna aquello es antinatural, sí, e imprevisible y difícil, pero no necesariamente malo. Malo sería quedar sola y viva y que la barrera no cayese. Eso sí sería malo. Que una rueda se atasque, por más que sea la de la vida, como mucho puede ser ligeramente molesto.

Y con la intervención final del hombre ella permanece unos segundos en silencio. Parece valorar la idea de no responder, de ignorarle sin más. Y si esa misma pregunta se la hubiera hecho donde se encuentran todos, fuera de su cabeza, probablemente lo habría hecho. Sin embargo en ese lugar la mujer se siente más segura.

—Creía una cosa —enuncia—. Que los muertos quedaban muertos. Pero los muertos vuelven, y los muertos matan. —Olenna no entra a explicar cosas como que las piedras hablan, o la tierra tiene su propia voz, pues ni siquiera piensa que tenga relación con lo que están hablando. Es claro además que ella es mucho más práctica que el hombre elefante. En lugar de hablar eso, por tanto, en ese momento hace un gesto alzando un poco el bastón, como señalándolo sin llegar a hacerlo—. Ahora queda esto.

Cargando editor
05/04/2016, 06:17
Smel

Tras vistazos y respuesta me siento echando las piernas a un lado.

Entre que Nimay empieza a rodearnos con su elefante para hablar de la rueda de la vida con Olenna, llevo mis ojos hasta Alastor. Pestañeo. Ahí está... en su sofá: El rey de la decepción en este teatro. Otro pestañeo me lleva hasta Katalina... a quien considero corrompió la imagen del senpai Nói -de las ruinas-, y luego busco a Aisha, la muy fría Aisha... - ¿En que pilló la niña a Aisha? - pregunto.

Entonces vuelvo la mirada a Olenna para responder, ya acomodada en el suelo - Estás aquí, y estás allí. Sé donde estoy, pero para situarme del todo tendría como una docena de preguntas que no sabría ni formular - Elevo una ceja dejando la otra a medio camino - Lo de los nombres lo comenté tras hacer un conteo, creo, si es que no coincidió con la fiesta de gusanitos -FasadClaro que los sellos también podrían ser palabras y no nombres, o ni tan siquiera palabras - y solo sellos... niego un poco liada con todo este asunto - No encendí el mío, sigo con lo puesto. Y sé cual escogí, pero no estoy segura de a quién pertenece - aclaro. Tengo dudas... aunque ella misma verá que no es el mio en las marcas, al otro lado.

Luego me dirijo a Nimay - Al principio pensaba que eras un asesino. Ahora no. - Paso el pelo tras un oreja - ¿Que sucedía con el hombre del desierto? - pregunto - ¿Puedo saber?-.

Con esto mi mente se extravía un poco hasta los vivos - ¿Vyka está a salvo dentro de ese circulo? La verdad es que ayer me dormí con esa pregunta en mente - miro hacia Olenna una vez mas - Si se enfada por mi ausencia anunciale que estoy calmada. Deseo que ella sea una ficha positiva en todo esto. – En el otro lado se verán las escamitas de mi cuerpo inerte y aquí no tengo corazón, pero voy a pensar que nada es eterno.

Cargando editor
05/04/2016, 12:44
Nimay Radhav

Nimay asintió cuando Olenna dijo que quello es malo, porque así es como lo creía. La rueda debía girar, no detenerse en un lugar. Después se permitió esbozar una pequeña sonrisa cuando la chica levantó el palo como si fuese un tótem al que adorar. 

Escuchó las preguntas de Smel y cuando se dirigió a él, asintió con la cabeza.

—Ah... El ladrón de historias —dijo entonces—. La rueda me habló de él. Muchos cambios ha sufrido desde que llegó a este lugar buscando en la arena de la piedra una historia de la que apropiarse. Escogió mal. O bien, según cómo se mire. Creo que robó la historia de Alastor, porque es lo que me encaja en tiempos. Entonces el odio se inflamó en él. Pero luego cambió de nuevo y ahora es sólo un aprendiz. 

Se encogió de hombros, hizo una pausa y miró a Olenna.

—Creo que ayer sólo tú me escuchaste. Tampoco quise insistir para no dar pistas, pero Sylvia es importante. —Las dos miradas oscuras buscaron a Daeron de reojo. —No voy a decir aquí lo que la rueda me dijo de ella porque tú lo has dicho: los muertos matan. Dile a Theora que no desconfíe de ella. Y cuida de las dos. 

Cargando editor
05/04/2016, 13:13
08 Muerto - Aisha

Me senté cerca del grupo para contemplar el macabro espectáculo. Dos hombres entran y uno sale... Y así fue de nuevo, el ciclo se repetía. Esta vez fueron el hombre elefante y la mujer cocodrilo, extraña pareja. Y esta vez fue el hombre rata quien abandono la ratonera.

Tras escuchar a unos y a otros irrumpo mi silencio para contesta a Smel. – Empiezas fuerte muchacha. tras un silencio Si no tienes ni idea, entonces… ¿por qué acusas? Si este lugar miro a mi alrededor tiene algo especial es ver como saca lo peor de cada uno... Es muy fácil acusar señalo con el dedo a Smel a otros y escudarse en falsas amistades para salvar tu vida de un posible linchamiento... O bien, llamar la atención hacia otros, para que se lo lleven los que atacan por la noche. Señalo a Daeron.

-Respecto a tu pregunta Smel. Mirada fría. La niña no me ha pillado en nada, pero dejemos ese tema, ya estoy cansada… Quizá Nimay tenga razón en sus palabras acerca de la Rueda de la Vida en Oldland. Guardo silencio. Pues esta va adoptando un macabro patrón al caer la noche y al amanecer… dos muertes y una resurrección. Aquella noche fui yo quien murió… aunque intente evitarlo aprieto mis puños dio igual… el destino quiso que esa noche muriese y los vivos me tacharon de traidora.

- Por cierto, bienvenidos!! aquí, al menos, una puede descansar tranquila.

Cargando editor
05/04/2016, 13:41
Olenna D

Olenna escucha la primera pregunta de la chica del cocodrilo y se dispone a contestar. Pero al ver que son otros los que hablan primero guarda silencio, decidiendo aprender de sus respuestas. Pone atención a todo lo que dice el hombre elefante, pues parece tener mucho más escondido en su garganta que algunos de los presentes. Y más cerebro. No protesta al no recibir respuesta a la pregunta formulada, sino que sigue escuchando. A las primeras palabras, las que rodean al árabe, no dice nada, pero son evidentes tanto su escepticismo como que las guarda para pensar en ellas más tarde. Y es con las siguientes, cuando el hombre se dirige directamente a ella, cuando asiente.

—Es importante —asiente. Luego, con la petición de que cuide a esas dos personas no llega a dejar que su garganta prometa nada. La fuerza de las promesas ata demasiado, y no tiene la seguridad de poder cumplirla. Se toma un instante para pensar entonces, y su ceño se frunce durante un momento, aunque no llega a explicar por qué—. Sólo lo digo si hace falta —comenta—. Decirlo por decir llama la atención de los que escuchan.

—El árabe —introduce entonces, dispuesta a preguntar algo más—. ¿Sabes seguro que no es semilla, o crees que con el cambio no lo es?

Tras esas palabras escucha a la mujer del búho, pero no llega a responderle nada. No, al menos, de momento. En lugar de eso se dispone a dar las respuestas aplazadas a la otra chica.

—Las luces dijeron a la niña que podría cazar antes de que la cazaran —expone—. La cazó a ella, porque ella es asesina. —Esboza entonces una sonrisa—. Te digo dos cosas —enuncia mirando directamente a los ojos a la chica—. Es la única que dice que Oldland no le ha dado nada, sólo las luces. Y es la única que pide que no diga aquí nada de lo que dicen los vivos de ella. —Entonces hace una pausa, asumiendo que con esa explicación será suficiente. Entonces vuelve a asentir—. Son nombres. Roy se encendió primero, lo dijo aquí, y su nombre es corto. El viejo también se encendió, también lo dijo aquí, y también es corto. Son nombres. Cuando se encienda el que escogiste escucharé la piedra y te diré de quién es —promete.

Después, al darle vueltas a un par de cosas más, Olenna sigue hablando a la chica del cocodrilo, aunque hace un gesto hacia el del elefante.

—¿Por qué ya no piensas que es asesino? —pregunta con curiosidad. Sus ojos brillan por un instante y esboza una sonrisa, como si tras sus dientes guardara un secreto.

—Ahora digo a la que grita. No sé si está a salvo en el círculo, pero tampoco lo está fuera.

Y una vez que ha terminado de responder a las cosas pendientes la Grovehn se dirige a la mujer del búho.

—¿Patrón? —pregunta de manera retórica—. Es la primera noche con dos muertes. El de las cartas y tú moristeis de día. Os mataron por asesinos. El destino no quiso que murieses de noche, como dices. Moriste de día. Una vez tu funda de hielo, otra tú.

Cargando editor
05/04/2016, 14:35
08 Muerto - Aisha

¿Me pregunto donde ha aprendido Olenna modales? lo suyo ya roza el cansinismo. -Lo primero Olenna , tú no eres Smel, asi que por favor no  te metas en conversación ajena.

- Lo segundo, he dicho al caer la noche y al amanecer suspiro y el amanecer es parte del día.

- Las piedras al morir, se encienden, si eso es cierto… los efectos sobre cada cual  me encojo de hombros pues lo desconozco. Yo hablo de mi y no del resto señalo a todos. Al parecer este lugar ejerce una extraña influencia para hablar y acusar a los demás sin conocimiento… Y por último, no quiero saber nada de los de arriba señalo al cielo pero gracias a ti Olenna es imposible…  A sí que haz el favor, vuelvo a repetírtelo, te pediría que respetases la voluntad de los muertos. Suspiro cansada ¿Cada vez que alguien muera vamos a tener que repetir esto?

 

Cargando editor
05/04/2016, 15:48
Nimay Radhav

Nimay asintió con conformidad por el silencio que Olenna anunciaba que guardaría. Después pestañeó al mismo tiempo que Haathee lo hacía y finalmente una pequeña sonrisa se esbozó en sus labios. 

—No sé si has sido tú, o si he sido yo —anunció, mirando a Smel—. Pero mi sello se ha encendido con un don de Brahma. Parece que aunque detenida, la rueda sigue moviéndose.

Después miró a Olenna y asintió con la cabeza con seguridad.

—Lo sé. El hombre del desierto ha cambiado ya dos veces su camino. De usurpador a asesino, de asesino a aprendiz. —Luego negó levemente con la cabeza. —Me temo que Theora no comprende su locura. ¿Pero quién podría hacerlo? Si fuese comprensible no sería locura. 

Cargando editor
06/04/2016, 03:30
Olenna D

La mirada que Olenna dedica a la mujer del búho dice lo que sus palabras callan: que todo lo que sale por su boca le parece absurdo. Así como antes había decidido responder esta vez opta por no hacerlo, pero está claro que no da valor a prácticamente ninguna de sus palabras, como si todas fueran o demasiado evidentes o demasiado falsas.

Sin embargo cuando acto seguido habla el hombre del elefante ella le observa y escucha con una chispa diferente en su gesto.

—Las luces me han hablado también —asegura. Su voz suena ligeramente grave, pero no hay tensión en ella, sino que parece más como si acabase de comprender algo que anidase en lo más hondo de su estómago—. Al que haya sido, gracias.

Después de eso asiente a las siguientes palabras del Eve, y lo hace con seriedad. Sin embargo no tarda en lanzar una pregunta que nada tiene que ver con estas.

—¿Qué te han dicho las luces?

Cargando editor
06/04/2016, 05:02
Smel

Primero atiendo a las palabras de Nimay sobre el hombre del desierto, pero cuando Aisha me casca que entro muy fuerte elevo las cejas - ¿Yo? - miro hacia atrás fingiendo confusión ¿Pero yo?. En poco también asiento a las palabras de Olenna sobre la enfadada chica del búho, quien vuelve a intervenir más enfadada aún... o eso parece - Los tienes contentos – digo dibujando sonrisa que muestra mis cuidados dientes de lado.

Primero me oriento hacia Aisha - No entro fuerte - me pongo mas seria - Entro con lo que yo logré sacar en limpio, en público. La plaza está muy desangelada en segundas opiniones. Y hasta donde se advierte... vosotros – Alastor, Katalina y Aisha - ...sois semillas en cuarentena – El chico de las cartas por descontado para perpetua. – Si quieres dejo el tema, pero si no fueras una semilla tampoco creo que te ayude inmolarte de esta manera - aunque le hablo como si fuese una semilla, evidentemente.

Luego me giro hacia Olenna y arrugo la nariz para hacer un inciso en su primera cosa – Yo también vine con lo puesto. Y es una de esas preguntas que no sabría formular. Cuando Nói dijo que tendríamos que sentirnos diferentes (algo así) lo que me sentí fue extrañada con su nota. A mí Oldland tampoco me obsequió con nada. Es decir, lo mio era mio – aseguro. A su segunda cosa tan solo me queda romperme los sesos o esperar que ella misma me ofrezca el nombre-resultado. Así que asiento con gratitud a la espera.

A por qué pienso que Nimay no es un asesino respondo fácil, elevo una mano explicativa – Entre poco más, porque en la plaza tan solo lo veía rezar, cuidar a Theora y aparcar a Haathee en las hierbas. Hasta ayer, que contradijo a Dyetuty con Sylivia -tampoco creí mucho en la historia del hombre del desierto, aunque no sabia nada de Sylvia- lo cual rebobinando asocié al circulo de Vyka, y/o pronta acusación a Alastor, si es ambos supiesen lo mismo (Nimay-Vyka-Sylvia) - respondo. -¿Porque sonríes así? - sonrío con ella. Pero al final, cuando me indica que Vyka tampoco está muy a salvo fuera del circulo... aprieto los labios y miro a un lado. 

¿Que dicen las luces? - Ahora me quedo en ascuas con la pétrea sopa de letras mientras hablan. Y yo sí quiero saber que pasa arriba - ¿Que pasa, pues? - pregunto – ¿Se está metiendo Deidre con Vyka? - Recojo mis manos hacia el pecho, echándome hacia atrás hasta que mi espalda vuelve a encontrarse con mi cocodrilo reposando.

Cargando editor
06/04/2016, 11:20
08 Muerto - Aisha

Escucho a Smel algo más calmada mientras ladeo la cabeza negando sus palabras. –Bien, simple cuestión matemática según tu y hasta donde adviertes... nosotros. Levanto mi mano para mostrarle tres de mis dedos. – Alastor, Katalina y yo... somos semillas en cuarentena muestro un cuarto dedo que junto a Daeron suman cuatro. Sonrio Pues bien, creo que esta pesadilla ya habría acabado de ser cierto.

Tras un silencio.  A no ser que la mitad de los que entramos a este lugar fuésemos semillas, cosa que dudo, o la cruda realidad... y es que habéis errado a la hora de matar, sentenciar y ajusticiar.

Cargando editor
06/04/2016, 12:01
07 Muerto - Alastor Grovehn

- Sigo recibiendo acusaciones sin conocer el motivo. Curioso. Más curioso aún que aunque fuera lo que decís, que no es el caso, habría matado a menos gente que los "inocentes". La realidad es que soy de los pocos en esta ciudad que tiene todavía las manos limpias.

Me enconjo de hombros reclinado en mi asiento. - No es que importe tampoco, se que no acerca de eso de lo que trata esto. Simplemente me gusta exponer los hechos adecuadamente. Pero los hechos pesan menos que las palabraas de según quien...

Cargando editor
06/04/2016, 14:17
Nimay Radhav

—Las luces hablan de venganza y justicia. De vida y de muerte. De cambio —respondió el hombre a Smel, cruzando los brazos de nuevo—. Comprenderás cuando llegue tu momento. 

Después miró a Olenna y ladeó un poco el rostro.

—Me han dicho que nada es para siempre —dijo, esbozando una pequeña sonrisa antes de devolverle la pregunta—. ¿Y a ti qué te han dicho?

Cargando editor
06/04/2016, 21:51
Smel

Sumáis 4, Aisha. El caso es que Oldland parece una bóveda de semillas. En principio yo pensé en 2 bandos, simple, bien contra mal. Pero entre unas cosas y otras parece que ese numero ya solo es un meta de salida– como me advirtieron cuando pregunté. Separo las manos y las vuelvo a juntar - Yo no sé si estabais asociados los 4 que estáis aquí, aunque supongo que todos no -.

Luego recibo las palabras de Nimay sobre las luces, y asiento. Me abrazo a una rodilla – Habrá que esperar un poco más -.

Cargando editor
06/04/2016, 22:05
Olenna D

Tras su última intervención Olenna permanece pendiente de la respuesta del hombre elefante, pero antes de que esta llegue lo hacen las palabras de la chica del cocodrilo. La Grovehn escucha con gesto pausado, y cuando la Eve se dirige a ella asiente con seguridad.

—Lo mío es mío —responde ella a su vez, con un tono que no deja lugar a dudas: ha entendido a qué se refiere—. Pero es mío y distinto aquí. —Entonces se encoge de hombros antes de zanjar el tema—. Cada uno, cada uno.

Después de eso asiste a la explicación de la chica acerca de por qué confiar en el hombre elefante.

—Cuidar y rezar está bien —asiente—. Pero el elefante también puede ser hormiga. —Entonces le dedica a él una mirada—. Yo no confío ni desconfío. Si hay que matar está bien, pero hay otros antes.

—Sonrío porque tú dices que confías, pero otro aquí dijo que no —explica entonces, volviendo a dibujar la misma sonrisa—. Más bien, alguien dijo que él y la mujer globo —Hace un gesto hacia la susodicha— tienen un secreto. Pero no explicó más, y dice que no lo explicará ahora porque ya no importa. —Entonces se encoge de hombros y vuelve a hablar con tono seco—. Quizá miente. Quizá miente él —enuncia señalando con la barbilla al hombre elefante—. Sano es no creer a ninguno. Pero él —Vuelve a señalar al Eve— dice cosas ciertas, y el otro no se sabe.

Tras esas palabras aplaza durante un instante su pregunta de las luces al escuchar hablar a la mujer del búho. La mira por un instante, y de no ser por sus últimas palabras no llegaría a dar respuesta.

—Sabes cuántos son —dice con seguridad, como si sólo señalase lo evidente—. Nosotros no. —Entonces hace una pausa y se dispone a decir algo más—. Otra cosa. El árabe dice que fue semilla. Él te acusa directamente. Dice que fue semilla, y que tú ya eras, y que le dijiste mentiras por desconfiar. —Es en ese momento cuando se dirige al falso rey—. También dice que te mató para robar tu historia y por eso se volvió semilla —enuncia antes de ladear la cabeza—. Los hechos pesan, pero los hechos no se saben —le recuerda—. Los asesinos atacan cuando está oscuro. Unos decían cobardía, yo dije supervivencia. Seguimos muriendo, así que supervivencia.

Es después de dirigirse a ese falso rey cuando Olenna pone atención a las palabras del hombre elefante. Asiente a las primeras en dirección a la chica del cocodrilo con un gesto tosco, y al escuchar lo que a él le han dicho vuelve a asentir.

—Al viejo le dijeron lo mismo y ahora tiene un erizo —explica, como si el animal fuera más importante que el hecho de volver a la vida—. A la niña le dijeron que cazase antes de que la cazaran. A Roy que podía cambiar el odio de unos a otros. —entonces sus ojos brillan un poco más, y por un momento su expresión se vuelve más relajada—. A mí me han traído un recuerdo, y a alguien a mi lado. Alguien que estaba aquí —dice señalando su corazón, y acto seguido su dedo pasa a posarse en su bastón— ahora está también aquí.

Y es entonces, cuando ha terminado de hablar, cuando permanece un par de segundos en silencio. Lo hace meciéndose lentamente, como si ese fuera un momento del que disfrutar. Pero no tarda en volver a hablar trayendo lo que deben ser noticias de fuera.

—El hombre alimaña ya no acusa a la niña, dice que se equivocó —expone—. O era mentiroso, o es cobarde. O las dos. El negro pregunta a la del martillo por qué quiere matar Grovehn, pero ella responde sin contestar, prometiendo una oportunidad al árabe. La niña te canta una canción y te toca con la mano, y el perro toca al elefante con la pata —relata mirando por un instante al hombre elefante antes de pasar al rey falso—. La del lobo sólo llora —termina, y al hacerlo hace un gesto indicando que eso responde también a la pregunta de la chica del cocodrilo, aunque aún así le dirige a ella unas últimas palabras—. Tu amiga aún no ha hablado. Todos callan mucho, pero deben hablar en el círculo.

Tras esas palabras vuelve a dirigirse al hombre elefante.

—Creo que volverás mañana.

Y con eso parece concluir su intervención. Sin embargo lo último que dice la chica del cocodrilo hace que la mire a ella por un momento y le hable de manera hosca.

—Si quieres algo, di.

Cargando editor
06/04/2016, 22:16
09 Muerto - Daeron Markov

Me rasco la cabeza mientras fumo, bastante relajado, casi tirado cómodamente en el suelo, sonriendo entre el humo. -No te olvides del detalle, Olenna. Para ganar los poderes de otros legados no solo hay que morir y volver del velo. Hay que haber derramado sangre inocente... Y dices que el viejo ahora tiene un erizo. Cuanto menos, es interesante, ya que no era de los míos.-

Continuo estirándome con un semblante cómodo y relajado. -Sigo sin entender el por qué le dais tantas vueltas al tema. Estando muerto no importa nada ya, así que disfrutad, o si no, me lo acabaré todo yo solo... Pero bueno, si os quereis seguir molestando con ello, sabed que cuando morí por primera vez, lo que yo escogí fue "El Mundo". No está mal.-

Cargando editor
07/04/2016, 04:50
Nimay Radhav

Nimay esbozó una pequeña sonrisa cuando Olenna mencionó de nuevo aquello de la hormiga. Le parecía muy lejano el momento en que esas palabras se habían convertido en el primer chiste que la chica le había explicado, antes de que el suelo se moviera y la sangre empezase a caer. 

Sin embargo, la chica del palo siguió hablando y el ceño del hombre se frunció con sus siguientes palabras, al mismo tiempo que el elefante se movía inquieto tras él. No la interrumpió, pero cuando mencionó a la mujer flotante, los dos pares de ojos oscuros buscaron a Katalina con cierta curiosidad, prestándole atención por primera vez desde que habían llegado a ese lugar. Esperó hasta que Olenna terminó de hablar para hacerlo él. 

—No tengo ningún secreto con esa mujer —dijo entonces, con voz firme, descruzando los brazos para levantar tres dedos—. Lo que tengo es lo que sé. Tres noches desde que la sangre empezó a derramarse. Theora. Sylvia. Dyehuty. Quizá quien te lo dijo es quien quiere ocultar secretos inventando otros. —Se encogió de hombros bajando los dedos. —Pero supongo que te diría lo mismo si sí lo tuviera, así que haces bien en dudar. Al final... —Hizo una pausa y se permitió una sonrisa de medio lado al citar las propias palabras de la chica del palo. —«Creer o no creer es cosa de uno».

Después escuchó sus palabras sobre lo que las luces le habían dicho sin llegar a comprenderla, pero contemplándola con un brillo curioso en la mirada. Y con las explicaciones sobre lo que sucedía fuera, bajó la mirada haciendo una mueca con la boca. Asintió levemente a esa posibilidad de volver al día siguiente, pero cuando habló lo hizo todavía pensando en lo anterior que Olenna había dicho.

—Dile a Theora que estoy bien. Y que haré todo lo posible por regresar para cumplir lo que le dije y llevarla junto a sus padres. Que no pierda nunca la esperanza.

Con esas palabras se quedó silencioso y con aire meditabundo empezó a moverse, sincronizado por completo con el elefante. Se alejó un par de pasos de la hoguera antes de empezar a dar una vuelta completa alrededor. No quería sumergirse en el frío de la muerte que el bosque albergaba, pero con la imagen de la niña y el perro se le habían pasado las ganas de socializar. 

Un par de minutos después buscó la mirada de Olenna desde donde estaba y, sin llegar a detener ese paseo, le preguntó algo más.

—¿Quién vendrá a visitarnos al atardecer?

Cargando editor
07/04/2016, 13:58
Olenna D

Los ojos de la mujer se detienen un instante en el chico de las cartas cuando este habla. Sus pupilas le observan sin prisa, y por si su rostro no fuera lo suficientemente claro no tarda en poner en palabras lo que piensa.

—Sigues inventando —enuncia—. Sin sentido, sólo cosas que se te ocurren salen de tu boca. Todos los que han vuelto tienen cosas. Erizo, cadenas, canción, viento. Todos.

Y tras esas palabras pasa a ignorar lo siguiente que dice, puesto que la credibilidad del chico está tan mermada que sus palabras ya no tienen valor. Luego mira al hombre elefante, asintiendo a sus palabras para demostrar que las ha entendido, pero no convencida del todo. Aún así las completa con una suya.

—Quizá —aprueba, y vuelve a asentir cuando, más tarde, él dice lo de que creer es cosa de cada uno.

—Ahora digo —asegura antes de hacer un gesto con la barbilla—. Creo que por eso volverás mañana. Las promesas son fuertes. La gente quiere ayudar a que se cumplan. Y la niña sufre. Apoya a la mujer lobo sólo para no quedarse sola.

Luego, cuando él hace esa pregunta ella niega con la cabeza.

—Creo que nadie —dice—. El árabe dice casi «soy semilla», pero nadie escucha. Pero también dice que si atacamos, sobrevive. La mujer lobo sólo llora, pero no son lágrimas de verdad. Y si atacamos creo que también sobrevive. Atardecer sin muerte puede ser buena o mala noticia.

—Fuera han explicado que alguien interfiere con poderes. Que hace que cosas que parecen verdad sean mentira.

Cargando editor
07/04/2016, 19:33
04 Expulsado - Katalina Brandr

"Me gustaria tener algo con èl..." respondio con una sonrisa divertida. "Asi al menos arruinaria esa familia inventada por la niña para parecer inocente." comento antes de negar con la cabeza. "Tambien porque es bastante guapo." dijo tirandole un guiño al hombre elefante.

"Asi que el hombre rata retrocedio. Mira vos que cosas.Supongo que fue por la falta de apoyo contra la niña o tal vez por otra razon mas preocupante....para los vivos al menos." comento mirando a la mujer del baston pensando en su respuesta anterior. "¿Porque nos llaman semillas?"

"Que anda haciendo Noi con todo esto?" pregunto de repente a la mujer del palo. "Mandale un beso de mi parte." dijo divertida.

Cargando editor
07/04/2016, 20:23
Smel

Todavía estoy pensando y ordenando según que dichos o menciones sobre los hechos, cuando tras el pequeño resumen... Olenna me pregunta si quiero algo. No lo sé.... Lloros, mentiras, confusión... pero sé lo que no quiero. Miro al fuego entre los muertos, aunque esto... y vuelvo a mirar al rededor, no me parece la verdadera muerte, si no una antesala de la misma... al menos hasta la resolución de esta ceremonia. La mente de Olenna hace de canal, pero la verdadera luz debe ser allí a donde han llegado el podrido, o incluso el hombre del panda, un lugar para el verdadero adiós.

Entretanto escucho a Daeron, también los secretos de Nimay, a Olenna anunciar un posible atardecer sin muerte, entre más, y a Katalina.

Katalina ¿Como terminaste al lado de Nói? - le pregunto a esta última.

- Cuando Vyka señaló a Alastor le dijiste que guardaba mucha sabiduría. ¿Por qué fue? - le pregunto curiosa a Nimay. Después, me dirijo a Aisha – Ya no es solo la niña. Ahora son la niña y el hombre del desierto – achico los hombros –Que, bueno... se ve que Dyehuty al final se hizo un lío con sus historias. Y él solo – niego un poco. Este me caía bien...

Por un momento elevo las cejas mirando al suelo - ¿Un peine? - pido tímidamente a Olenna tras alzar la vista. Aquí las tarjetas no sirven, si supiese que iba a dar algo mas que un paseo por unas ruinas embrujadas hubiese traído maletas.

 

Cargando editor
08/04/2016, 03:10
Olenna D

Las palabras de la mujer globo captan la mirada de Olenna. La observa durante un par de segundos, y aunque no parece que la juzgue por hablar de tener algo con el hombre elefante más bien parece no comprenderlo. Aún así mira al mencionado por un instante y una sonrisa se dibuja en su rostro.

—Puedo haceros cama —ofrece, y su sonrisa no tiene que ver directamente con la oferta que está haciendo, o con lo que eso implica, sino con lo segura que considera la negativa que la mujer recibirá llegado el caso, como ya le ha pasado antes.

Después asiente cuando ella habla del hombre alimaña, y a su pregunta no tarda en contestar.

—Decían que erais semillas de destrucción —explica—. Abrir puertas de infierno. Destruir el mundo. —Hace una pausa, como si ese fuera todo el resumen necesario y sólo hubiera una conclusión—. Semillas.

Y luego, con sus preguntas sobre el oriental, ella responde con normalidad, entendiendo que a pesar de sus diferencias con la mujer eso es casi su función y cometido.

—El viejo no dice nada —explica—. Sólo dice que los secretos que sabe ya no sirven, porque cosas han cambiado o gente ha muerto. Que aunque los dijera no creerían, y no sería de ayuda, así que calla. Y calla de verdad, porque hace cosas pero en silencio —concluye antes de asentir de nuevo a lo del beso.

Tras concluir con la mujer flotante Olenna escucha a la chica del cocodrilo. No dice nada en respuesta a sus palabras, pero cuando hace esa petición ella le sostiene la mirada. Hace entonces un gesto de la mano libre y en el regazo de la propia Eve toma forma un peine de color negro, de algo más de un palmo de largo.

—Un peine —repite. Luego mira a los presentes.

—La gente está hablando ahora. Han callado mucho, pero se acerca el atardecer y de repente todos hablan. El negro protesta por ser ignorado, y la del martillo responde enfadada que no tiene que contarle su historia. El árabe dice que vayamos a por él, que lo que pase demuestra que es inocente o no demuestra nada, y que sobrevive. Y que a lo mejor muere otro, que sería la del lobo. Muchos van a hacer caso. —Entonces hace una pausa agarrando con fuerza su bastón—. Yo voy a hacer caso.

—La niña dice que desconfía de él, y de la de fuego, por cambiados, y hace lista de gente en que confía. Si queréis saber nombres, os digo, pero no tiene mucha idea. Mezcla y mezcla. Dice que a la loba le da un voto de confianza por cariño. No entiende nada. La que grita dice que debería haber muerto ella, no tú —expone mirando un instante a la del cocodrilo—, y que mirará a Deidre al atardecer hasta que admita que ella no mintió al acusarla. Pero eso sería estúpido.

—La chica de la cara pintada habla más que nunca de repente, pero no dice nada, sólo que desconfíe nadie de ella, por favor. Y la cría pregunta a la del lobo que qué sabe hacer. Ella dice que sigue rastro de traidores para protegerlos, pero que así los identifica. Que no es mala.