Partida Rol por web

Con su espíritu cansado, Vyka le aclaró algo a la chica del bastón, algo que había olvidado.

- Así hubiera sido verdad o mentira lo que dijo, se contradijo y varias veces. Por eso dije lo que dije - y la niña llegó. Vyka no pudo evitar una sonrisa, al fin y al cabo había compartido su destino: una noche a salvo, una noche muerte. Curioso.

- Kármico - dijo mirando a la niña para luego dirigirse a Olenna - Si es cierto que Smel es la última semilla, tendría sentido por qué, a pesar de que la pequeña la amenazó, le tachó de semilla y trató de hacer que la juzgaran, decidió cazarme. Tal vez trataba de incubrirse mostrándose colaborativa con mi exterminio - y callando sus pensamientos, se puso de pie y caminó hacia Olenna. Su paso era decidido y dijo - Quisiera pedirte que le transmitas un mensaje a la chica cocodrilo - y al llegar donde Olenna, alzó su dedo y la miró directo a los ojos para decir - Te lo dije - luego, bajó la mano y sonrió - Solo eso, con el gesto si es posible - para luego volver a su puesto.

La muerte era mejor cuando se estaba en un lugar tan similar a su hogar. Solo le gustaría tener una pequeña cabaña pero no se atrevía a pedirle nada a la joven. Su madre sobreviviría pero su padre... De él no estaba tan segura.

Smel, Sylvia, Bethanny y Olenna me atacaban en este atardecer, mas cuando aparezco en los dominios del Ángel pétreo observo a Olenna.

-Os habéis equivocado conmigo mujer del bastón, no soy semilla y lo sabes...ahora entiendo mas...eres semilla y yo una amenaza, si no lo fueras no pedirías el cambio, pero mas lamento que Nimay haya mirado a Smel y la haya nombrado inocente, no es una semilla, son mas y Oldland obtendrá lo que quiere-

Es bueno saber que Deidre no ha cambiado, le sonrió, sigo apreciandola.

-Oldland aun no me habla, me dio su voz y su escudo...tres de tres...si te cambio no volveré a la vida, llevaras mas semillas, lo se y lo sabes, la muerte te cambio Olenna de eso estoy segura, de lo contrario no me habrías atacado, Nimay ni Yaiza lo hicieron, debiste abstenerte, pero decidiste actuar, es tu nuevo instinto, es lamentable que hayas sucumbido al cambio- hablaba tranquila y serena.

-Te dije que no temía morir y mi verdad es absoluta, no soy semilla y jamas lo fui- busco con la vista a Nói -Abuelo, no se que has dicho, pero me han transmitido que ya no me defendías, te pregunto, ¿alguna vez te hice daño, alguna vez te mentí?-

Mis ojos se posan en la que grita... -Ya no hay ejercito, pero las semillas florecieron como dijo el de las cartas, si no es conmigo, quizás sea con Bethanny que el manto caiga pues Oldland ya ha saciado su sed-

Me alejo un poco del grupo, mirando hacia la distancia, decidiendo que camino tomare en busca de Priya, quizás la encuentre de este lado, cumpliré mi promesa, acaricio a Wardjan y cruzamos nuestras miradas, brillan como el ámbar, sonrió y el también, nuestras respiraciones se sincronizan y damos un mismo paso, hay que buscar un nuevo sendero.

Me giro hacia Olenna -Solo un mensaje, dile a Nimay que por favor busque a mis padres y que les diga que estoy bien, cumpliré mi promesa, que él cumpla la suya, que jamas le mentí y que espero que Oldland lo deje libre pronto-

- Oye, yo nunca fui el peor de sus males - le guiñó un ojo a la niña y luego dijo - Sea cierto o no que Olenna es la última semilla, yo era la única que aún podía sobrevivir a uno de sus ataques, así que, por mí, que pase lo que deba pasar. Yo ya he perdido lo único que importaba: mis padres. Me queda el consuelo que aún está quien podía asesinarme y no ha muerto. Si es listo, actuará adecuadamente. Si no, bueno... Ya veremos qué pasa - y miró a Daeron. Él había dicho que las semillas se esparcirían. ¿Por qué lo sabía?

Olenna asiente cuando el árabe habla en varias ocasiones, pero no lo hace con sus últimas frases. Al contestar alza un poco el bastón.

—Tiene nombre —dice mientras una media sonrisa se forma en su rostro, como si aquello fuera una especie de chiste—. Olenna. —Después niega con la cabeza—. Pero tu historia no es buena idea. Fue mala idea robar a un rey, aunque sea falso. Tú dices no era digno, yo digo eso también robaste. Mal para ti.

Después de eso asiente a las palabras de la chica del lobo y observa al rey falso, consciente de que últimamente está mucho en silencio.

—Si tú no comes, como yo —dice como si fuera una amenaza—. Pero no cena sola.

Luego la Grovehn mira a la chica que grita ladeando un poco la cabeza, sin entender del todo, pero aceptando.

—Ahora digo —afirma antes de responder a las otras cosas. Primero niega con la cabeza—. La del cocodrilo no es semilla —afirma—. O no era hace poco, ahora no se sabe. De nadie se sabe.

Y finalmente vuelve a hablar a la niña. Lo hace tomándose un tiempo para sacar sus palabras de sus pulmones que con los demás no usa, dando a cada una su momneto.

—No quiero eso con cambio —dice frunciendo un poco el ceño, como si eso no tuviera sentido—. Si fuera última semilla mataría a todos los que no y listo, es fácil. Y si fuera última semilla no habrías caído tú al atardecer, te habría apoyado con Sylvia, que devuelve vida.

—Ella —dice señalando a la mujer de fuego con el bastón— dice que no se puede ser semilla y mirar en el fuego a la vez. Creo que tampoco se puede cambiar a dos y ser semilla a la vez. Si me cambias y no eres semilla, es claro quién es. Así que uso lo de la del cocodrilo para matar de mentira a la semilla, y digo a todos para que mañana vuelvas. Ese es el plan. Pero si no me cambias, está claro: eres.

Parece que ha terminado, pero aún así vuelve a hablar. Antes de hacerlo ladea la cabeza, mirándola con cierta curiosidad.

—¿Quién dices tú que es semilla?

Escuchaba voces aquí y allá, acusaciones cruzadas y mucho bla bla bla, miré a Daeron y le dije:

- Vas a repartir o que?- le dije mientras me preparaba a beber un trago; cuando terminé de tomar mi primer sorbo, observé a  Theora, me levanté y me acerqué a ella:- Hola pequeña, que lastima que llegaste aquí nuevamente, te escuché decir que puedes cambiar a los que estamos aquí?... puedes?- le pregunté intrigado.

Fiona permanecía sentada en el diván que tan amablemente le había proporcionado Olenna, fumando con acostumbrada tranquilidad.

- ¿Un águila?- se rascó la comisura de los labios como barajando esa posibilidad para encogerse de hombros, le daba un poco igual- supongo que estaría bien...- dio unos suaves toques al cigarrillo para quitarle la ceniza y observó a la niña, para después escuchar con atención al resto y finalmente dar otra calada- Eso es niña... ilustranos

- La niña puede intencambiar al morir las habilidades entre dos de nosotros... es lo que tiene estar tocado por la Locura. me encojo de hombros. -Desconozco si puede hacerlo con los muertos. Fijo mi mirada en ella durante unos instantes. A demás de ser una Cultista.

-Mi duda era con Smel, pero al decir que inocente por parte de Nimay, estoy confundida, ahora, es posible que los que hayan vuelto a la vida, lo hayan hecho como semillas, para mi lo son Smel y Sylvia, y quizás a Nimay lo hayan atraído...- comento con tristeza la ultima frase.

-Hasta ahora Oldland no se ha manifestado, pero una vez lo haga solo podre elegir a los vivos- Aun me da vueltas en la mente la frase con la que me cataloga Olenna.

-Que bien tu deducción, si te cambio no soy semilla, si no te cambio soy semilla, dejame decir que es limitado tu pensamiento, no soy semilla así de simple, mis regalos aun no me los da Oldland, asi que espero a que se manifieste, ahora por que no me los de, seguramente dirás nuevamente que soy semilla- niego con la cabeza mirando al suelo, sintiendo desilución en ella.

Aisha se refiere a mi como Cultista y de tener Locura.

-¿Sabes lo que hace un Cultista, Aisha?, por que hasta donde se, son ajenos a la traición, por lo tanto Roy, Nói y yo somos completamente inocentes, muertos o no, nuestra único deseo era permanecer juntos y hacernos compañía y jamas traicionarnos, no miento, ni lo haré jamas, y que sepa no estoy loca, así que no digas mas si no sabes nada...aunque si muy confundida-

Tras escuchar las palabras de Theora una ligera sonrisa se esboza en mis labios. –No, Cultista remarco esta última palabra  ¿Podrías iluminarnos con tu conocimiento sobre el tema? Tras una pausa Si a la Locura queréis llamarla confusión me encojo de hombros entonces sois libre de hacerlo. Guardo silencio en repuesta de la niña.

Olenna no comprende la insistencia de la mujer del búho en volver una y otra vez a las mismas e incomprensibles palabras. La observa cuando habla, pero no responde, aunque en su actitud se ve de sobra lo que piensa. A la que sí responde es a la niña.

—Dijiste que podías hacer eso al morir —señala ladeando un poco la cabeza. No habla de manera acusadora, sino más bien curiosa—. Si puedes, no has cambiado. Si no puedes, es más complicado —explica acercándose un poco. Entonces hace un gesto con la barbilla, invitándola a corregirla—. ¿Me equivoco?

Parece a punto de volver a hablar, pero con respecto a las últimas palabras de la cría hacia ella niega con la cabeza.

—Si Oldland no te los da yo no digo —enuncia, aunque parece más bien que esté comprometiéndose a eso que creyéndolo realmente—. Yo escucho. Si no te los da yo escucho lo que digas, y luego decido —asegura antes de asentir con la cabeza—. ¿Bien?

—El hombre elefante dice que no te culpa si Oldland te hizo oscura. Dice que eras muy pequeña para este sitio —expone y no tarda en hacer una pausa—. Pero yo no creo. Yo creo que has aprendido y luchado bien, mejor que muchos mayores.

Entonces la Grovehn se toma un instante más para pensar en lo que ha niña ha dicho. Frunce un poco el ceño y finalmente señala algo que se le hace evidente.

—Tú también volviste —le dice, mirándola interesada en su teoría—. ¿Tú no eres semilla, pero otros que volvieron sí?

Y cuando parece que va a quedarse callada, esperando respuesta, habla para dirigirse a la chica que grita.

—Ha ido a tu lado con el cocodrilo. Dice que no se moverá hasta que todo acabe, dice que te lo debe y dice que te lo diga. Y que el último día sólo os entendisteis en no entenderos, aunque eso no ha dicho que te diga.

Vyka escuchó las conversaciones y las acusaciones de la niña. Ya dejaba de sorprenderse, aunque seguía preguntándose si era así de niña.

Olenna parecía tener algo para cada uno y Vyka no fue la excepción. La verdad es que no esperaba respuesta ni nada de parte de la Eve y menos aquello. Normalmente le alegraría pero la redención debía ser ambas en la misma situación, no ella muerta y la otra viva. Era tontería. Quiso gritarle a la Grovehn pero recordó que ella no era una mensajera, así que guardó su ira y se dirigió a lo que Olenna había servido para ellos. Lo miró pero se abstuvo de comer, solo quería caminar unos cuantos pasos antes de responder.

- Te agradezco el mensaje y la información. Por mi parte puedes decirle que la deuda ya fue saldada con mi muerte, muerte que ella ayudó a auspiciar. Que si realmente quisiera saldarla, lo habría hecho apoyándome. Ahora estar al lado de mi cuerpo es como si estuviera al lado de mi tumba. Yo ya no estoy ahí. Así es más fácil - y se retiró.

- Yo la defendí, ella a mí me condenó - y buscó alguna bebida. Luego de encontrarla, se sirvió un pequeño sorbo y volvió a guardar silencio.

Al ver Olenna cómo la Melknhar se acerca a la cena que ella ha preparado para la del lobo y el falso rey frunce un instante el ceño.

—Puedo dar para ti —ofrece—. Eso o otra cosa, pero para ti —insiste, remarcando que lo que hay sobre la mesa es para los otros. Luego, tras escuchar sus palabras, vuelve a hablar.

—Entiendo traición —comenta mientras asiente a su petición de que transmita el mensaje—. Pero ella eligió no ser ejército por encima de ser amiga. Yo haría igual. —Guarda entonces un instante de silencio—. Nunca respondiste. Di verdad. Dos al atardecer fuera, todos dentro —expone ladeando la cabeza—. ¿Metes, o no metes?

Se siente un tanto desilusionada y se aleja - Solo algo de beber - y luego bajó la mirada.

Una pregunta difícil, un debate mental para sí misma.

- Sabía que no me dejarías llegar a esa situación y tampoco haría a Smel parte de mi ejército. Si esos tres fueran Smel, una semilla y yo, lo haría para salvar su vida. Luego buscaría la manera de liberarle. Si no fuera ella... Tal vez lo haría, tal vez la respuesta sea la misma, no lo sé. Pero ya solamente una persona queda en el cementerio, así que es una situación muy remota -.

-Dije, "es posible", Olenna, no mal interpretes mis palabras- por lo demás ignoro a la mujer del búho pues por mas que le explique lo que soy, ni ella ni los otros lo entienden y se torna agotador explicarlo mas veces.

Cierro los ojos y acaricio a Wardjan y le susurro... _{-ya no hay mas-}

-Jamas he mentido, lo siento Olenna, Oldland no me ha otorgado ningún regalo con esta muerte, no hay cambio, ni muerte, y vuelvo a afirmar que no soy semilla, así que vuelve a decirle a Nimay que no le he mentido-

Me encojo de hombros, pues ya lo he perdido todo.

-Muerta no soy ni cultista, ni loca, ni cazadora, solo soy un alma que ahora debe buscar el camino para no perderse en el olvido, me da igual si sigues creyendo y diciéndole al resto que soy semilla, quizás, si sobrevives el tiempo me de la razón, he aprendido, si, mi mente a crecido y he perdido parte de mi inocencia, junto con mi vida, pero jamas seré un alma manchada, al menos mi espíritu es puro, claro...tres de tres ahora-

La mujer asiente a las primeras palabras de la Melknhar y, con un gesto de su mano, hace aparecer en la de ella una botella de licor suave y dulce. Luego escucha las siguientes interesada.

—Situación remota, pero das la razón —dice con una media sonrisa haciendo un gesto con el bastón—. Ahora sí das, antes no. —Se encoge de hombros—. ¿Está bien, eh? Si yo pudiera hacer ejército, también haría. Haría no para dominar, pero sí para vivir. Y dices buscarías manera de liberar, pero no sabes si se puede. De la muerte se vuelve, eso sabes. ¿No es mejor morir?

Dichas esas palabras guarda un instante de silencio para dejar a la chica pensando. Luego escucha a la niña.

—No malinterpreto —aclara sin acritud—. Sé que dijiste, pero no hace falta repetir eso. Nos entendemos. Quiero saber por qué piensas que ellas sí y tú no. Si tienes razón es importante por qué. Si no tienes hablar está bien.

—Ahora digo al elefante —asiente y un instante más tarde ladea la cabeza—. Si nunca has mentido, ¿por qué todos creen que eres semilla? Hasta el elefante y Yaiza prefieren no mirar que mirar a otro.

—Puede que muerta no seas «Cultista» —dice citándola, aunque es evidente que pronuncia esa palabra con extrañeza—, ni las otras cosas, pero hay algo mejor: muerta sí eres algo. Eres chica lista. Acertaste con ella —enuncia señalando a la mujer del búho—. Yo dije fuera que moriría el asesino como si no tuvieras que escoger, y por eso ella no negó, pero las dos sabemos que acertaste. Y por eso la del martillo la remató. Acierta ahora otra vez. —dice ladeando la cabeza de nuevo—. ¿Sylvia y la del cocodrilo? ¿Segura? Si voy a decir fuera no se puede fallar.

Olenna...

Murmuro repitiendo y mirando mi arma. Entonces me río con una única pero sonora carcajada, casi incrédulo, para luego mirarla a ella, a la mujer del bastón.

Olenna...

Repito, nuevamente, con algo más de firmeza, cualquier cosa que fuese a añadir queda en el olvido. Me tumbo y miro al cielo en mi posición, dejando que los demás hablen, sólo añado.

La arquera me ha dado una oportunidad, pero no importa, como dices es mala idea. Ninguna promesa, ningún acto, ni siquiera que el fuego o el elefante miren en mí concenverá a nadie. Supongo que sólo me queda esperar a ver cómo terminan las cosas.

Escucho cómo pregunta a la niña y suspiro largamente, cerrando los ojos.

Es fácil cambiar. Lo difícil es permanecer.

Digo, al aire.

-Creo en las palabras de Theora. Ella no es semilla.- solo me limito a manifestar mi confianza en la niña como lo hice desde el momento que la conocí. Las personas podían cambiar,  elegir caminos distintos pero siempre mantendría aquella postura de creer en ella. 

Luego de mi comentario,  escucho al resto mientras le dedico una mirada al rey sin corona. Demasiado silencio para alguien con tanto poder de la palabra, sin embargo,  sostengo su mano y permanezco a su lado. 

Al escuchar la risa del árabe Olenna se une con la suya sin pensarlo demasiado. Su carcajada resuena desde su pecho extendiéndose por el lugar y para cuando termina una sonrisa un poco más amplia de lo habitual se establece en su rostro.

—Es gracioso —afirma, aunque en esta ocasión no llega a explicar por qué: es evidente que el árabe lo ha entendido. Luego aguarda unos segundos antes de volver a hablar.

—La arquera dio oportunidad —enuncia—. Pero nadie que pueda hacer volver va a creer antes que a otros. Elegiste mal en la vida, acabaste muerto. Pasa a muchos. —Ladea entonces la cabeza—. ¿Por qué no volviste a robar después de él?

Después de eso mira a la mujer del lobo y asiente. Luego sus ojos se desvían hacia el cordero que se está enfriando y finalmente señala con su bastón al falso rey.

—No aviso más —dice—. O comes, o como, pero no cena sola.

- Cenaré ahora.  -tomo asiento y espero que Alastor también lo haga,  la verdad que el sabor me recordó a mis tiempos estando viva. -Prueba si quieres. Hay mucha comida.- sugiero a Olenna para que se una conmigo. -Por cierto gracias por todo esto. Ojalá pudiera ayudarte de alguna forma Olenna. -termino por decir,  en parte lamentaba no ser de gran ayuda. 

Es evidente en el mismo momento en que la del lobo dice que va a empezar a cenar que Olenna piensa sumarse a ella. Echa una mirada al falso rey y sin llegar a sentarse toma una pieza de cordero con la mano. Con un cuchillo empieza a cortar trozos grandes y dejarlos en la fuente, y sólo cuando la mayor parte de lo que se puede aprovechar está cortado ya coge un trozo y se lo lleva a la boca. Mastica sin prisa, pero aún así se nota que es la manera de comer de alguien que ha pasado hambre en el pasado.

—Puedes ayudar —asiente Olenna tras las palabras de la Eve—. Dime tus luces. Dime tus cartas.