The Crossroads recibía nuevamente a Melinoe, pero esta vez no como una viajera, sino como una derrotada. Las sombras se arremolinaban a su alrededor, expectantes, susurros de almas inquietas llenaban el aire. Sus pasos resonaban pesados, su cuerpo resentía la batalla. Había caído. Habían caído. En el centro del cruce, la esperaba Hécate. Su presencia, aunque imponente como siempre, parecía aún más oscura, más silenciosa.
-Eris me ha vencido. -Las palabras de Melinoe fueron ásperas, casi como si le costara admitirlo.- Ácaro trabajaba para Chaos. Fue el único que logró llegar hasta el final… y ahora Eris lo respalda por sus actos.
Sus palabras eran un veneno amargo, una verdad que pesaba sobre todos.
Hecate permaneció en silencio por un instante, observando a Melinoe con una mirada que parecía traspasar el velo entre mundos. Su silueta se alzaba entre las sombras de The Crossroads, con el fulgor de sus antorchas proyectando luces vacilantes en la penumbra. Finalmente, habló, con una voz que era calma y tempestad al mismo tiempo.
-Entonces, la Discordia ha encontrado a su nuevo elegido. No debería sorprenderme… Chaos siempre ha sabido mover sus piezas en el tablero.
Caminó lentamente alrededor de Melinoe, su capa de sombras agitándose como si tuviera vida propia.
-Ácaro tomó su camino y aceptó su destino. Que Eris lo apoye solo confirma que su sendero ha sido trazado con traición y ambición. Pero dime, Melinoe… ¿realmente fue solo su voluntad lo que lo llevó hasta allí? ¿O nosotros mismos le dimos la oportunidad de llegar tan lejos?
Sus ojos brillaron con un fulgor enigmático, más allá de la ira o el lamento. Hecate suspiró, alzando una mano para que las sombras a su alrededor se aquietaran.
-El daño ya está hecho. No podemos cambiar el pasado… pero sí decidir qué hacer con lo que queda. Dime, hija de Hades, ¿cómo piensas moverte ahora que el Chaos ha revelado su verdadero rostro?
Melinoe se mantuvo firme, con la mirada encendida por una determinación que no se había apagado pese a la derrota. Su cuerpo aún llevaba las marcas del enfrentamiento, pero su espíritu ardía con la promesa de volver a intentarlo.
-No ha terminado. Volveré a intentarlo. No importa cuántas veces caiga, volveré a levantarme.
Su voz resonó en The Crossroads, impregnada de convicción.
-Derrotaré a Chronos. Liberaré a las sombras que han sido paralizadas. Romperé las cadenas de mi familia y llevaré la lucha hasta el Olimpo, donde aún resisten el asedio.
Apretó los puños con fuerza.
-Si Eris se interpone, la venceré. Si Chaos intenta detenerme, lo enfrentaré. No importa quién se cruce en mi camino… haré lo que sea necesario para restaurar el equilibrio.
¡Muerte a Chronos!