Partida Rol por web

Allison asintió entusiasmada ante la idea de Merida sobre vivir aventuras en forma animal. Debía ser emocionante pero claro, no era tan sencillo. O al menos, no dejaban que fuera así.
-Pero Hellen, no logro entenderlo, ¿por qué actúan de ese modo? ¿Por qué recurren a unos métodos tan horribles? La verdad es que es una pena, me encantaría poder transformarme en un zorrito o algo así...- comentó poniéndose ligeramente de morros. Pero a pesar de ello, asintió comprendiendo el punto de vista de Hellen. -Bueno, entonces hagámoslo como dices, no quisiera meterte en un lío por mi culpa. Mmm, no siento nada, creo. Aunque me zumba el oído un poco, ¿eso es bueno?- preguntó esperanzada tras ser sometida al Legeremens de Hellen.

Nada. ¡Con lo sencillo que había sido para Slyterin! Y sin embargo, a mi le resultaba imposible.

- No creo que tenga nada que ver.

Tranquilizo a Allison aunque prestando más atención a mi varita. Tenía la sensación de que no funcionaba correctamente, aunque tampoco podía culparla, porque estaba segura que yo misma había cambiado a lo largo de mi primer año de colegio.

- Me temo que el hechizo tiene algún truco. - admito al final -Tendremos que seguir practicando con el resto hasta descubrirlo.

Sugiero y les entrego las pociones.

- Os acomparé fuera, no quiero que acabéis en las cloacas.

Les indico pensando en aprovechar lo que quedaba de día en arreglar el lugar. Había mucho que hacer con todas esa agua y estatuas antes de poder enseñar el lugar.

Apenas terminé la charla con Jane, me vine directa para terminar de arreglar las estatuas, paredes, suelos, techos y todo lo que viera que necesitara un retoque, aún demasiado y sin embargo, nada comparado con lo de las tuberías. Y es que eso había sido un horror. Drenar, reparar, drenar, reparar, drenar, reparar. Menos mal que ya había acabado aquella parte.

Sin embargo, después de tres semanas liada con las reparaciones de la cámara, estaba empezando a cansarme, Necesitaba cambiar de aires, por así decirlo, porque en lugar de dejar la cámara me fui hasta la habitación de Salazar y sentándome en el escritorio empecé a pasar las páginas del libro de pociones. En verdad no buscaba nada en especial, pero los acontecimientos me hicieron pararme nuevamente en el veritaserum.

- El encantamiento Confundus o una poción del silencio.

Murmuré casi para mis adentros pese a estar segura de que nadie podía oírme en este lugar. Seguía teniendo esas dos opciones, así como el Palalingua para enfrentarme a ella, pero antes debía dominarlas, algo que no aún lograba por lo que rápidamente busqué la poción del silencio para ver que materiales necesitaba para crearla. Ya iba siendo hora de hacer algo al respecto, por lo que una vez anoté los ingredientes, cerré el libro y procedí a llamar a una de las serpientes de la sala, a la que pronto advertí lo que iba a pasar.

- Necesito practicar algunos hechizos y necesito un objetivo vivo para ellos. Son bastante inocuos, así que no te preocupes.

Le indiqué con la varita preparada, aunque no llegué a esperar que se mostrara predispuesta a ello o intentara escapar.

- ¡Confundus!

Pronuncié el conjuro sin que la varita llegara a realizarlo, lo que no significaba que fuera a terminar ahí mis esfuerzos.

- A ver Hellen, es un hechizo que consiste en confundir al objetivo - lógico por lo que para comprenderlo debía ser consciente que todo cambiaba, no únicamente las direcciones - Arriba es abajo, izquierda es derecha, si es no, ven es vete... - repito una y otra vez intentando comprender el conjuro antes de volver a intentarlo - ¡Confundus!

Pronuncié sintiendo cómo algo de magia fluía a través de la varita levemente y decidida a pelear me forcé a aumentar ese riachuelo hasta acabar convirtiéndolo en un auténtico río que diera forma al conjuro que terminó golpeando a la serpiente, la cual quedó en verdad confundida y empezó a dar vueltas en círculo al intentar escapar. Resultaba muy cómico y sintiendo algo de lástima por ella decidí permitirle escapar, después de intentar el segundo de los hechizos.

- ¡Palalingua!

Pronuncié permaneciendo atenta por si también era incapaz de sacar la lengua antes de liberarla por completo con un "Finite Incantatem" y una sonrisa en la cara al verla escapar.

- ¡Gracias!

Me despedí de ella a pesar de todo. Tendría que traerle algo de carne la próxima ocasión.

Apenas terminé de comer regresé a la cámara y con cada viaje, el traslador demostraba lo útil que resultaba, pues ya no usaba el camino a través del baño Mirtle. Únicamente debía evitar ser observada para desaparecer y terminar en la cámara, algo bastante sencillo pues sólo debía volver una esquina, entrar a un aula o cualquier otra habitación y ¡puf!, estaba en la cámara.

Una vez allí, entregué varios trozos de pollo a las serpientes, a modo de disculpa por los hechizos practicados durante la mañana, y después volví al trabajo. Empezaría por terminar de reparar las columnas, paredes y techos, después continuaría con las estatuas y escaleras. Pan comido después de tanto tiempo.

- ¡Reparo! ¡Reparo! ¡Reparo!

Iba declarando con cada sección hasta que sentí como el uso tan continúo del hechizo terminaba agotándome y advirtiéndome que mi tiempo se acababa. No podía olvidarme que debía llegar a clase de astronomía.

Tras coger la insignia, todos son succionados por un vórtice para luego caer al suelo de forma estrepitosa.

Se encuentran justo al medio de una larga pasarela flanqueada por dos espejaos de agua y siete rostros gigantes de salazar Slytherin esculpidos en mármol.

Alrededor de ustedes hay unas 10 serpientes que los observan con curiosidad.

Tras tanto tiempo, la Cámara de los Secretos había recuperado su antiguo esplendor. No quedaba ni rastro de la batalla de Potter contra el basilisco más allá del pulcro esqueleto del mismo que ahora lucía espectacular como si hubieran pulido sus huesos antes de colocarlo a los pies de la estatua más grande. Sin embargo, una vez llegamos no pierdo el tiempo en enseñarles el lugar.

Lo primero era asegurarnos de que todo seguía en orden en este lugar, por lo que me inmediatamente me agaché para que las serpientes pudieran reconocerme y acercarse antes de ponerme a hablar con la primera de ellas, o al menos eso daba la impresión.

- Hay problemas en el castillo, ¿la cámara sigue siendo segura?

Pregunto a la primera que se acerca.

El viaje por el vórtice no fue algo nuevo para mi, pero sí el lugar en el que terminamos. Las serpientes no estaban entre mis animales favoritos, junto a los sapos, podía catalogarlos como bichos verdes de los que huiría sin dudar si no tuviera otra elección. Así que me cruzó un escalofrío cuando vi a Hellen acercarse a ellas, pero después de todo, como había dicho Slytherin, ella era su heredera y la serpiente era el símbolo de su casa. 

Agarrada a Kat aguardé expectante a ver qué ocurría, manteniéndome lo más lejos posible.

Sentì un extraño jalòn en el ombligo pero no soltè las manos de los demàs. Y en un segundo estaba en...

Me revolvì en un escalofrìo al ver las estatuas. Nunca tuve miedo de las serpientes, pero segùn mi papà ese basilisco fue hecho para perseguir hijos de muggles. Parte de mi nunca confiarà en un Slytherin: esa casa le hizo la vida insoportable. ¡Y ni hablar de la guerra! pero Hellen habia hablado con una determinaciòn que parecìa real.

Seguìa preocupada por Janelle. En cuanto vi que Hellen iba a... trago saliva... hablar con las serpientes... me acerquè a ellas. No tuve tiempo de revisarla en la biblioteca por la prisa de todo. Artemis estaba dèbil por cansancio, segùn lo que pude notar. Rowena Ravenclaw le ayudò, pero en como se mueve noto que aun le duele.

- ¿Puedo ver tu brazo? - le pregunto en un susurro. No todo el mundo sabe que mi mamà es enfermera y se extraña de que sepa como tratar un corte o hacer un torniquete.

Al momento de tocar ese traslador todo fue vértigo para Kat en adelante, durante ese viaje sólo lo pudo definir a como se siente una prenda de ropa en la lavadora. Ya que aterrizaron Kat se levantó tambaleante, se quito su largo cabello de enfrente y pensó-Parece que me pase con el ciclo de secado.-Soltando una risilla traviesa por este comentario interno para si misma.

Luego de este buen momento Kat puso atención a donde se encontraban, era un lugar tétrico y macabro, rodeado de tepocatas, alimañas y víboras prietas, diez de ellas. Esos animales no le asustaban mucho ya que le habían enseñado en el Zoológico que no eran del todo malas, hasta le pusieron una en el cuello para una demostración. A pesar de todo si le asustaban las víboras en tal cantidad y lo demostrada pegándose a Jane que la abrazaba con la misma fuerza con la que ella lo hacia.

Todo en orden. - contesta la serpiente.

- Es posible que hay demonios sueltos por el castillo y creemos que hay alumnos bajo su influencia, o directamente organizandolo todo. No dejéis entrar a nadie que no venga conmigo, ni si quiera aunque también hable pársel.

Termino de hablar con el ofidio y después dejo que se marche soltando un suspiro de alivio.

- Parecen que aún no han penetrado en la cámara. - les informo y acto seguido saco un libro de mi mochila, el cual pronto reconocen como el diario que tanto acostumbraba a leer en mis ratos libres - Artemis, Daphne, Mérida y Kat, sería prudente que vigiléis. Imagino qué Salazar querrá vernos al resto.

Les explico abriendo el diario y quedando a la espera de que el resto de adalides se acercaran.

Tras el accidentado viaje me siento algo aturdido y para colmo estamos rodeados de serpientes, lo que no resulta nada agradable para mi.

Chicos necesito tomar una pequeña siesta antes de seguir. - digo mientras intento acomodarme en el suelo bastante incómodo por las serpientes.

Freddy se sorprendió, no tanto por el viaje en traslador sino por el destino. Cuando vio a todas las serpientes rodeandoles se emociono, "!Guau¡, cuantas hay" pensó para si mientras miraba atónito como Hellen hablaba con ellas. Ojala pudiera aprender a hacerlo.

Pero no era el momento de preguntarle, debían actuar rápido. Le dijo a Artemis que descansara y se acerco a su compañera tal como pedía, esperando a que sucediera algo más sorprendente. De nuevo volvía a ser el Freddy de siempre.

El viaje aunque algo movidito como siempre, termina llegando a su destino. Allison respiró aliviada al ver que todos habían llegado a salvo, y se quedó mirando con curiosidad a Helen mientras se acercaba para hablar con las serpientes. Era todo un espectáculo para la niña, que observaba junto al resto para no molestar.

Cuando Helen regresó, Allison escuchó con atención que la cámara aún era segura. Menos mal... Y esperemos que no entren nunca. Luego, al ver como su amiga sacaba un diario. Espera, ¿ha dicho vernos? Aquello de ser elegido, ya empezaba a hacerle menos gracia porque tendría que separarse de Mérida, pero esperaba que pudieran reunirse todos juntos pronto.

Sin hacer esperar se acercó hasta Helen, arrugando la nariz un instante, pero se recompuso, no era momento para pensar de ese modo, tenían que movilizarse deprisa. - Bueno... Entonces, cuando quieras Helen. No perdamos mucho tiempo. - dijo mientras esperaba seguir sus instrucciones, y sonrió al ver que Artemis decidía echar una cabezadita, no le culpaba, debía estar agotadísimo tras todo lo sucedido. - Tened mucho cuidado. - añadió, mientras asentía con la cabeza.