Partida Rol por web

Hombres de Honor

Ese hombre me suena

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11/12/2020, 01:33
Salvatore Marrone

Enzo y Luigi seguían a la gresca cuando salieron de Scarpato's, y Sal iba repitiendo "ragazzi, ragazzi..." con media sonrisa y aire compungido, como disculpándose por algo. Caminaban deprisa, no lo miraban. No habían avanzado quinientos metros cuando les pidió que se detuvieran. Señaló un parlour cercano, un antro mugriento que hacía esquina. Sal lo conocía porque pillaba de camino de los casinos e hipódromos de la zona. Los hizo entrar y pidió unas copas. El barman les puso pegas para servir a Filippo porque parecía demasiado joven, lo que no dejaba de tener su gracia. Las bebidas eran inmundas. Sal tardó un momento en decidirse hablar. Seguía con lo de "ragazzi", y miraba a Filippo de reojo como buscando su apoyo. Por fin se decidió. ¿Cómo era aquello que decía ese borrachuzo irlandés con el que coincidía a veces en las carreras? Templar gaitas.

-A ver... Enzo, tómatelo con calma, ¿quieres? Sólo eso, buscando sus ojos, sosteniendo la mirada. Ambos habían intimado bastante en aquel tiempo, más que con el resto. Sal iba a ver actuar al músico de vez en cuando, y sabía que la fachada aviesa y chulesca de Enzo desaparecía cuando este se subía al escenario. Allí se convertía en quien era realmente.

-Y tú, Luigi, ¿por qué no dejas de decirle a todo el mundo lo que tiene que hacer? Acompañó las palabras con el universal gesto italiano, sacudiendo la mano con los dedos juntos hacia arriba. -Todo sería más fácil para todos... El mecánico era un buen tipo, resuelto y vivaz, pero a veces se dejaba llevar por sus impulsos.

Hizo una pausa para atusarse el pelo, respirar hondo, mirar alrededor, beber un trago. Todo aquello parecía un suplicio para él.

-Nadie os está pidiendo que seáis el padrino de los hijos del otro, sólo un poco de calma y cordialidad -continuó, bajando el tono-. ¿Estamos de acuerdo? Estamos juntos en esto, y sé que podemos hacerlo bien, pero por Dios os lo pido, un poco de calma y cordialidad. Por el bien de todos. A partir de ahora hablemos las cosas, pongámonos de acuerdo y todo irá bien para todos, estoy seguro.

Abría las manos y los miraba alternativamente mientras hablaba, con un tono razonable, conciliador. Mantenía esa actitud suya algo apocada y esa sonrisa medio estúpida, pero estaba claro que detrás había algo más. Un pensamiento lúcido, un talante decidido, una determinación por resolver la situación.

-El asunto del frutero puede salir bien. Nadie tiene por qué salir herido. Tengo una idea. Pero tenéis que dejarme hacerlo a mi manera, ¿queréis? Por favor. Ahora será más arriesgado porque sois unos bocazas -el tono era amistoso, despreocupado-, pero si somos cautos y nos mantenenos unidos hay un cómo. Confiad en mí. Yo asumo la responsabilidad.

Si Salvatore dudaba de que le hicieran caso, no lo hizo notar. Apuraron las bebidas y salieron. Ya en el frutería sonrió con amabilidad a la efusiva acogida de Alessandro, pero guardando las distancias.

-Qué hay, Alessandro. Tenemos que hablar con tu tío. Asuntos de negocios. Lo esperaremos aquí y lo veremos en la trastienda.

La sonrisa seguía en sus labios, pero las palabras no eran cálidas. Su amigo ataría cabos rápidamente acerca de la causa de su visita, y era todavía más mezquino tratar de engañarlo. Tampoco intentaría ninguna jugarreta, sabiendo a qué atenerse con la gente de Masseria. Era lo bueno de todo aquello; así eran las cosas en la sociedad italoamericana de aquel tiempo y aquel lugar y todos, víctimas y verdugos, lo sabían. Vivían y asumían en el engranaje de la fatalidad con una naturalidad espeluznante.

Notas de juego

Perdón por la pequeña vuelta atrás, pero creía adecuado postear esto y creo que no entorpece el flujo de la historia. Como veo que la dinámica de grupo está un poco espesa (ejem), pongo a Sal, un tipo de costumbre pasivo, a tomar la iniciativa en cierta manera. Huelga decirlo, pero sois absolutamente libres de hacerle caso o no en eso de "hacerlo a su manera"; si no explicito la idea de Sal es porque me parece narrativamente mucho más dramático así (evidentemente bien podéis preguntar o contradecir o hacer a Sal un corte de mangas, por ejemplo en un aparte mientras viene Genaro).

En cuanto a la Operación Banana, esperamos a que llegue el amico Genaro, no? Si no viene casi mejor, la verdad.

EDITO: Mecagoensuputamadre, se me ha borrado a puntito de terminar, lo he tenido que reescribir entero, entero, mecagoensuputamadre, os juro que era mejor en origen, mecagoensuputamadremilveces...

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11/12/2020, 17:10
Filippo Benedetti

-Va bene, Alessandro-dijo contestando con seriedad a la cálida bienvenida-.

Filippo entró con gesto serio en la tienducha. 

A estas alturas en el barrio todos y casi todos tenían que saber para quién trabajaban. Nadie se lo decía, nadie le preguntaba, pero era algo que se notaba. A pesar de su corta edad, Filippo había experimentado como la gente comenzaba a tratarlo con cierto respeto, pero sobre todo con miedo. Y lo cierto es que Filippo no acababa de sentirse cómodo con aquello. Pero para el caso, Alessandro tenía que saberlo. Y si sabía que trabajaban para Maseria, sabía porque estaban allí. 

De todos modos, tampoco era cuestión de que aquello se convirtiese en un gallinero, así que dejó que Marrone llevase la voz cantante. A ver qué idea era esa que tenía. Así que se quedó en un segundo plano, esperando.

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12/12/2020, 15:40
Enzo "La Faccina" Pagnotto

El ultimo año fue movidito. Más dinero. Muchas más oportunidades. Como un colibrí Enzo pasaba de flor en flor… Millie Pentangeli… Giovanna Escudatto… Grace O’Hara… y la banda estaba funcionando. Su debut en el Blueberry fue bien, y desde entonces tocaban cada par de semanas en un sitio distinto. Seguía quemando los burdeles y la noche con Luca, tanto los antros de la mafia, con italoamericanas e irlandesas bailando charleston, como las trastiendas clandestinas en tiendas de alimentación reconvertidas con alambiques, moonshine y de bailes negros, demasiado atrevidos para esos blancos mojigatos. Hasta se echó una novia enfermera en Brooklyn. Le gustaba coger el tren y pensar que iba a otra ciudad. Ni sabia que era músico. La acompañaba al hospital, y la cosía a preguntas sobre su trabajo en los momentos tranquilos en la cama, por la mañana. Le ha comprado un par de libros, y se empeña en que le enseñe como evitan que se desangren los ladrones de un navajazo, como se sacan balas… cosas de películas… de gánsters. La familia se dio prontito cuenta de que Enzo era escurridizo, y cada vez mas de sus encargos eran hablar. Vete a ver a este policía … dale la llave del almacén al frutero. Le resultó fácil pasar de vender su imagen, mentir a todos y a todo, a hacerlo por otros. Poco a poco, y observando a los mayores, empezó a saber como convencer a poquitos, obligar a poquitos, amenazar a poquitos, sacar el tema de una bonificación sin que nadie se sienta incomodo. Pero un día en un almacén, aparecen los jodidos federales y todo Dios salió de ahí pitando. Acabó en la parte trasera de un Ford, dando tumbos, y le dieron una pistola “¡Dispara!” Lo hizo como el culo. Joder, fue espectacular, mataron a dos y ¡salieron el periódico!. Gracias a Dios el no estaba fichado, y como si nada, pero esa experiencia le hizo darse cuenta de que tenia que aprender a disparar. Todos los sábados coge el revolver que tiene escondido y se va al rio a disparar a unas latas… ah ¿y te lo puedes creer? 6 o 7 meses después de su bronca, se encontró con Bacoli en ¡un gimnasio de boxeo! Tiene cojones, pensó al verle. El no le vio, Enzo solo pasaba por ahí a recoger unos guantes*.

Vestía todavía mejor, los zapatos y el reloj lo dejaban claro. Esos meses fue muy desprendido, demasiado, invitando a diestro y siniestro. Y seguía jugando con fuego. Se dejaron de oír rumores de sus trabajitos, robando casas de ancianos. Pero se empezaron a oír otros mas preocupantes. Estaba de buen humor el día que Charlie los llamó. Llego canturreandó. Pero si el encuentro con el mecánico fue inesperado, y tan molesto como un pelo en la sopa, le extrañó más la intervención del pobre Sal. Ojala no llegara la sangre al rio… pero quien sabe.

Enzo, tómatelo con calma, ¿quieres?… sólo un poco de calma y cordialidad… Por el bien de todos. A partir

 

Salvatore… non preoccuparti… nos lo tenemos todo dicho. Si Bacoli esta fuera de mis asuntos, yo estoy fuera de lo suyos. No lo menciono a él, no me menciona a mi, hacía gestos de un lado a otro con tranquilidad, y así todos nos tomamos unos heladitos después y nadie pierde un ojo ¿eh? Venga va… le dijo con un golpe amable en el hombro, que no hay problema.

… puede salir bien. Nadie tiene por qué salir herido… dejarme hacerlo a mi manera, ¿queréis? Por favor.

 

¿bien?  salir bien es que salga como nos han dicho, ni más, ni menos. Hizo una pausa. Sabes que te tengo respeto… llevando la mano al pecho, si quieres llevarlo, llévalo… Mientras no montéis, ninguna historia rara dijo mirando a Bacoli… no me meto. Mira, si. Es desagradable. pero… que paguen, dijo sonriendo alegremente como eso lo solucionara. No pasa nada, pagan, aprenden y amigitos. Hay que hacer lo que hay que hacer. Va… cuanto antes acabemos antes me voy al O’Donnels…  no veía el momento de tomarse un whiskey… 

Si también viene Enzo. Oye, ¿cuándo tocas? Tienes que contratarme, amigo, sabes que tengo mejor voz que ese cantante feucho que iba con tu banda. 

Enzo lo recibió calurosamente, Eeeeehhhh Aaleeexxxx, ¿como vai? Se acerco a darle un abrazo. 

 

¡Oiga, señora Santoro! ¿¡Qué no va a pedirle un autógrafo a estos artistas!? ¡Son el Quartetto di Scimmie! ¡Bah! ¿qué sabrá ella? Si es sorda.

 

Eso es. En carne y hueso chaval, le dijo haciendo un par de puños de boxeo cariñosamente mientras lo soltaba, Lo mejor que habéis escuchado en vuestra vida eh… ¿eh? ¡bah! ¡Que sabréis vosotros!... Se acercó a la señora Santoro, tocándose el pecho, y con una reverencia, A su servicio señora, y no le haga caso. De nuevo a Alessandro, Puf, hace mucho que no nos vemos ¿eh?...

Y precisamente, porque cantas mejor que el otro, es por lo que no va a contratarte Enzo, no le gusta que lo ensombrezcan.

¡ja! ¡y que lo digas! Puso el brazo en el hombro a Luigi cariñosamente, ¿Este carbón en la banda?, señalo a Alessandro con el otro bazo. ¡Ni de coña! dijo riendo abiertamente ¡me las roba a todas con ese piquito!... nah, nah, instrumental…  y ¿el cantante? el más feo, le guiño un ojo a su colega al otro lado de la barra. El contraste era brutal. Para un lado del mostrador, ese cambio súbito, como si fuera otra persona según entraron a la tienda, esa actitud con Luigi como si ahora fueran íntimos amigos. Para el otro lado de la barra, las caras de los cuatro juntas eran un poema. Enzo, con un brazo en el hombro de Luigi, seguía mirando sonrientemente a Alessandro como si fuera un verdadero colega. Indistinguible. No movió un músculo, no pareció ni mas frio ni preocupado cuando intervino Salvatore fríamente, con una sonrisa hueca que lo decía todo:

...Lo esperaremos aquí y lo veremos en la trastienda.

La Faccina miraba a Alex sonriente. Parecía genuinamente contento. Con los colegas. El contraste era incómodo. Desconcentarte.

 

Notas de juego

* macho, que casualidad... te juro que sin ver tu post, le puse al master lo mismo del gym de boxeo. :DD...

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13/12/2020, 11:45
Director

Viendo que la visita no era por placer, sino por negocios, Alessandro se puso serio y alzó una ceja para confirmar que lo entendía. Señaló con el dedo hacia la puerta de la trastienda, a través de ella pudieron ver a un hombre bajito, con bigote, entradas incipientes y delantal manchado. Les despidió recuperando su alegría habitual y volvió a terminar de llenar la bolsa de la señora que había dejado a medio despachar y continuar atendiendo la tienda.

Genaro Schilliamini alzó la vista hacia ellos cuando el grupo cruzó la puerta y su rostro, intuyendo el motivo de la visita, mutó a una forzada sonrisa de oreja a oreja acompañada por gotas de sudor que caían por su sienes. Naturalmente, Genaro sabía quiénes eran ellos y, lo más importante, para quién trabajaban.

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13/12/2020, 11:50
Genaro Schilliamini

-Por favor, pasad, pasad, muchachos. - Dijo el sonriente Genaro. El tendero cerró la puerta cuando el último de ellos entró en la trastienda y echó un vistazo al exterior, esperando que nadie se hubiera fijado demasiado en la visita del grupo.

-¿A que debo vuestra visita? - Dijo como si no supiera que venían a cobrar la cantidad adeudada del pago retrasado.

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13/12/2020, 17:46
Enzo "La Faccina" Pagnotto

Enzo miró un momento a su derecha, tocando en el hombro a Sal por un momento. Luego al frente, avanzó sonriente y abriendo los brazos, Don Genarooooo, cuanto tiempo. Le estrechó la mano que le ofrecía con fuerza, cubriendo el apretón con la mano que quedaba libre, dando unas palmaditas cariñosas. Paso de largo, dejándolo frente a sus tres amigos. Observaba las estanterías llenas de cajas de fruta, apiladas aparte, a unos metros de la zona del escritorio. Inspiró. Que bien huele aquí ¿verdad?… dijo en general. Si le contara todas las veces que le he robado una naranja de crio Don Genaro… buf… le miró de costado, girando solo un momento la cabeza, con sonrisa de pillo. 

Inspeccionaba la parte de atrás de la trastienda como si fuera una librería. Me gustaba mucho venir por aquí. Muy buena gente, si señor, no como otros. Y el olor ¿sabe usted? que no se olvida. Anduvo mirando las cajas callado mientras los demás hablaban, recordando, hasta que se finalmente se giró y quedó apoyado en el fondo de la trastienda, de cara a Don Genaro y los chicos pero sin mirarlos. Había cogido una naranja, y estaba pelándola con las manos tranquilamente, apoyando la espalda en unas cajas.

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14/12/2020, 20:18
Luigi Bacoli

Luigi tenia el semblante serio, su pitillo en la boca,  En la trastienda, saludo al duelo, el Señor Genaro.

Buenas Sr. Genaro

Y mientras esperaba que Sal iniciara su plan, que no tenia ni idea de que se trataba, pero quedó en aceptarlo, se puso a mirar la diferente fruta que había en la trastienda, o almacén del Sr. Genaro

Y la cosa ya empezó mal... Si alguien debía de saber porqué demonios andaba la cuadrilla allí, era Don Genaro, y se hizo el "despistado", o bien nos tomaba por idiotas. Lo cual arrancó un:

...pregunta inapropiada...

Aunque fue un susurro más para si mismo, que para que fuera oído por el resto, lo cual era posible. El lugar no era tan grande.

Miró de soslayo a Sal, como haciéndole entender que quizás debería intervenir?

Luego siguió con las frutas... Cogió una bolsa, puso unos cuantos plátanos y unas brevas. en su casa no podían comer fruta todas las semanas, pero tenia un dinerillo y pensó en su madre y sus hermanos.

Don Genaro, dígame que le debo de esto, que el que paga descansa... y el que cobra más.

Y saco la billetera a fin de abonar la cuenta. Y no dijo nada más. No iba a llevar la voz cantante en aquel trabajito, dejaría que otros demostraran sus virtudes.

 

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15/12/2020, 00:58
Salvatore Marrone

Alessandro los hizo pasar a la trastienda, donde su tío los recibió con una sonrisa. Sal entró con la suya, la misma que traía puesta, con su habitual aire de condolencia y disculpa. Parecía más cierto que nunca. Lo miró a los ojos.

-Señor Schilliamini...

Recorrió los estantes con la mirada mientras Enzo y Luigi hacían los comentarios introductorios de rigor. Enseguida localizó lo que buscaba: vendas y esparadrapo. Allí había de todo.

Dio un paso adelante, se plantó ante el tendero y sin más preámbulo le estampó una sonora bofetada que hizo al hombre torcer la cara y tambalearse.* Sal era más bien flojo, pero fue un golpe inopinado, seco, de los que escuecen. Seguía mirándolo a los ojos cuando le soltó la segunda de revés. Cuando habló seguía sonando educado, comprensivo, empático, casi afectuoso. Pero la sonrisa ya no estaba allí.

-Sabe perfectamente por qué estamos aquí, señor Schilliamini. Debe usted dinero a Don Giovanni Masseria. Don Giovanni se hace cargo de que su intención no es faltarle al respeto, de que las cosas a veces se complican. Usted sabe cómo son las cosas. Don Giovanni es un hombre con buen corazón, siempre se ha portado bien con usted, ¿no es así? Pero las cosas son como son. Pero ya ha tenido bastante paciencia. Sencillamente, no puede permitirlo, y usted lo sabe. Es hora de pagar, señor Schilliamini.

Caminó despacio hasta la alacena donde se encontraban los medicamentos y otros elementos de botiquín. Cogió unas vendas, unas tijeras y esparadrapo, los cogió y volvió lentamente al lado del tendero, depositándolos con delicadeza sobre la mesa, a su lado. Alargó la pausa mirando al hombre, como evaluando la situación. Como dudando un momento. Suspiró y continuó, con un tono fatalista.

-Mire... No podemos permitir que le falte usted al respeto, y tampoco le deseamos ningún mal. Créanos, señor Schilliamini. Aquí todos somos hombres como Dios manda, buenos sicilianos. Así que vamos a hablar claramente. Usted no se ha portado como debe. Fari comu u cani sutta a seggia... A su edad. Pero todavía es posible enderezar las cosas, y va a comprobar que no falta buena voluntad por nuestra parte. Le voy a decir lo que va a hacer usted. Va a darnos ahora mismo los 205,25 dólares que le debe a Don Giovanni. No nos va a poner excusas estúpidas que no vienen al caso. Luego se va a vendar dos dedos de esa mano, y le dirá a quienquiera que le pregunte lo que ha pasado: que ha tenido un accidente con un cajón y se ha roto dos dedos. ¿Lo ha entendido, señor Schilliamini?

Salvatore lo miraba a los ojos, intentando penetrar la mente del tendero; sabía que era un viejo zorro, y esperaba hacerle entender lo que se proponía, aún sin revelarlo de forma totalmente abierta.

-Sabemos que no es usted un imbécil, señor Schilliamini. Sabemos que entiende que le estamos haciendo un favor, y que nos va mucho en ello; a todos nos interesa que esto quede entre nosotros. Que hay otras formas de hacer otras cosas, pero se dará cuenta de que si no procedemos de otra manera es por el afecto que le tenemos.

Una nueva pausa, para que Schilliamini digiriera las palabras. Sal le puso la mano en el hombro, se aproximó un poco más, y se aseguró de que el hombre lo miraba con total atención.

-Ahora escúcheme bien, señor Schilliamini, y sepa que no le estoy mintiendo ni esto es una bravuconada: denos el dinero y todos saldremos a bien de esta. Si no es así, escúcheme bien, si no es así, mañana no tendrá usted una tienda en la que sentarse. Vivirá lo justo para ver arder su casa y a su familia muerta. A Alessandro, que es nuestro amigo, colgado del puente de Brooklyn con las tripas fuera. Y luego morirá usted, señor Schilliamini. Yo personalmente le cortaré los dedos, la lengua, las orejas, y se las haré tragar antes de rajarlo de arriba abajo. Le aseguro que no quiero hacerlo, señor Schilliamini. Pero también le aseguro, por el sol que nos alumbra, que lo haré.

Hablaba el Sal de siempre, con su mirada y su tono de siempre. Casi disculpándose, casi pidiendo un favor. Pero sin la sonrisa.

-Diga que me ha entendido, por favor. Que ha entendido que su negocio, la vida de su familia y la suya propia valen más de 205,25 dólares.

Notas de juego

*Es una hostia más dramática que otra cosa, sin pretensión de hacer daño rolísticamente hablando. Pero si crees que hay que tirar, dire, adelante.

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15/12/2020, 18:18
Genaro Schilliamini

La bofetada de Sal sorprendió al tendero que a poco estuvo de trastabillar y caer de espaldas. Fue ciertamente sorprendente para todos, precisamente viniendo de Sal, que habitualmente daba la apariencia de ser indolente e inofensivo. El señor Schilliamini se quedó mirando a Sal de hito en hito, con la mano temblorosa sujetándose el rostro en el lugar donde empezaba a acalorarse su piel en un tono rojizo.

Sal, sin embargo, no era todo lo cruel que podría haber sido otro de los recaudadores que Luciano podría haber enviado a la frutería del señor Schilliamini, aunque sus palabras siguientes fueron lo suficientemente desagradables como para que el tendero tragara saliva incómodo. Eso sí, Sal confió en que simular la rotura de dedos bastaría para solucionar el tema. Pero había un problema.

-Yo... no... no... - El tendero empezó a balbucear y a gimotear, y sólo la mirada inquisitiva del grupo le hizo recobrar el ánimo de recuperar la palabra. -No tengo el dinero ahora mismo, pero, pero, pero mañana lo tendré. -Añadió rápidamente. -Os lo prometo. ¡Lo giuro per mia mamma! No me hagáis daño, por favor. Sois buenos chicos, por favor, yo lo sé. Iba a pagarle a Don Giuseppe pero me... se me pasó la fecha y... luego tuve una avería en la casa. Fue un imprevisto. Yo... no quería... ¡Mañana lo tendré, lo juro! ¡Per favore! No le hagáis daño a mi familia, Alessandro es vuestro amigo. Él no tiene nada que ver en esto... Mañana tendré el dinero, lo juro. Haré lo que me digáis. Pero por favor...

Ciertamente, verle gimotear y humillarse de aquella manera era un espectáculo lamentable. El hombre se puso incluso de rodillas, cruzando ambas manos en señal de ruego y aferrándose al pantalón de Sal, casi como si fuera a besarle los zapatos.

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15/12/2020, 19:43
Filippo Benedetti

Filippo seguía detrás esperando a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos. Y la cosa no iba bien. A cada momento que pasaba se veía más claro que iban a salir de allí sin el dinero. Pero no sin que el encargo de Luciano fuese cumplido tal como había ordenado. Las palabras de Marrone no le gustaron lo más mínimo ¿Qué quería, que Schimilliani se fuera de la lengua?¿Que alguien le viese mover un dedo más de lo que sería razonable y luego le llegase a Luciano que habían intentado engañarle? Negó con la cabeza.

Estaba nervioso. La adrenalina corría por sus venas. Y también un sentimiento de culpa por lo que iba a hacer a continuación. Vincenzo Verona le había hablado de ello. Del sentimiento de culpa. Que debía luchar contra ello y que al final desaparecería. Que en esta vida había que hacer lo que había que hacer y punto. Que en eso consistía ser un hombre y que si quería ser de la familia, era la primera lección que debía aprender.

Se hizo con el primer objeto contundente que cogió a mano, que fue uno de los pesos de la báscula, uno de medio quilo y sin pensarlo dos veces, intentó macharcarle dos dedos de la mano a Schilliamini.

-Tarde pare eso, viejo. Este es el recado de Maseria. Mañana vendremos a por el dinero y lo pagarás con un 10% de recargo. 220 dólares. Más te vale tenerlo listo ¿Capici?

A pesar de que su voz pretendía ser dura y seria, cerró los ojos cuando bajó el paso sobre su mano. No quería verlo. 

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15/12/2020, 23:36
Salvatore Marrone

Sal se apresuró a levantar a Genaro del suelo, claramente incomodado. Dio unos pasos para alejarse, alisando los pantalones con las manos.

-Por favor, señor Schilliamini... Nada de excusas tontas, se lo dije...

Giró en torno al escritorio, pasándose la mano por la cara, pensando si debía creer al tendero. Abrió un par de cajones del escritorio, echando un vistazo con pocas esperanzas, y miró alrededor buscando un posible escondrijo donde el tendero pudiera esconder sus caudales. El movimiento de Filippo le pasó inadvertido. Pero el golpe y el crujido de los dedos no. Clavó los ojos muy abiertos en los dedos magullados, y luego en Filippo. Joder con el crío. Abrió los brazos incrédulo. Ya era tarde para tratar de detenerlo. Sacudió lentamente la cabeza y se encogió de hombros.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Tiro intuir, digo yo que vendrá bien en estos casos. Oculta. También Robar, no sé si Ocultar sería más apropiado, por aquello del ponerse en el lugar del otro.

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16/12/2020, 07:01
Filippo Benedetti
- Tiradas (1)

Notas de juego

¿Una pifia? Pfffff

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16/12/2020, 15:33
Luigi Bacoli

A Luigi no le agradó en absoluto que fuera su primo el que rompiera los dedos al pobre de Don Genaro... Cosa que quedó patente con la mirada que le dedicó. Si sus ojos fusilaran, su primo yacería en el suelo en ese momento... Tampoco podía hacer nada, cada uno elige su camino y Phillipo dejaba claro cual era el suyo... 

Bacoli, empezó a barrinar de que forma podría ayudar al tendero, y no obstante salir ganando... Se le ocurrió algo... y no contradecía las ordenes. Además el salía beneficiado, y nadie tenía nada que decir de sus propios negocios. Vio la oportunidad. Algunos lo catalogarían de buitre carroñero, a la espera de que la pieza desfalleciera, pero el lo vió como la única ventana con luz,  en una casa muy oscura.

Ehhh, porqué no os relajáis todos? Vamos a buscar soluciones prácticas que solucionen todo esto.

Tu idea no era mala Sal, no para Don Genaro, pero nos comprometía a todos nosotros... No me gusta lo que ha hecho mi primo, pero lo entiendo... ha ido por el camino fácil, y obviamente no ha respetado el dejar encargarte del tema, a tu manera...

Enzo piensa que cogiendo una naranja como si la tienda fuera suya, va a arreglar algo... yo creo que eso solo demuestra su talante...

Por contra aquí va mi propuesta:

Don Genaro, voy a hacerle una oferta y creo que no puede, ni debe rechazarla... Ya ve que las cosas se estan poniendo serías... Hoy solo es una advertencia y si no cumple con lo solicitado, igual las ordenes serán mas duras, contra usted, su negocio, su familia... 

No se lo voy a repetir dos veces. Voy a intentar ayudarle. Le ofrezco 125$ por su coche. Es un precio justo. Es un vehículo de segunda mano, y supongo que preferirá deshacerse de algo que no le suponga una pérdida irreparable. Además con esa suma de dinero, le será más fácil encontrar el resto; quizás con suerte tenga incluso lo que falta para llegar a la cantidad solicitada. Si fuera hoy, evitaría el recargo del 10% y tendría más tiempo para rehacerse... Recuerde que el mes que viene volverán y ha de hacer que esto funcione.

Que me dice?

Luigi estaba dispuesto a ponerse en medio de cualquiera que intentara algo más contra Don Genaro. Quería oir su respuesta. Era un negocio bueno para los dos, y no dejaría que los otros le jodieran a él. Cumplía con lo requerido por Charly y el sacaba una ganancia, por usar los sesos, en lugar de los músculos...

 

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16/12/2020, 17:53
Genaro Schilliamini

Genaro suplicaba lastimosamente en el suelo con las manos entrelazadas mientras Sal le animaba a reincoporarse y echaba un vistazo alrededor para tratar de intuir, con escaso éxito, dónde podría guardar el tendero sus dineros. Pero aquel no parecía un lugar para esconder los ahorros, pues estaba repleto de cajas de fruta que sus empleados continuamente iban sacando al exterior conforme se agotaba la mercancía en la tienda, lo cual solía ser frecuentemente. Sal, esperaba que el hombre accediera de buena fe a vendarse los dedos, pero antes de que pudiera volver a recordarle aquello, el pequeño Filippo tomó uno de los pesos de la bascula y le machacó los dedos a Genaro cuando este apoyaba la mano en una estantería. El chasquido de los dedos fue muy desagradable.

-¡AAAGGH! ¡MI MANO! ¡¡MI MANOOO!!

El aullido de Genaro Schilliamini fue feroz, las lágrimas le saltaron a los ojos y se retorció de dolor durante un buen rato. Y con razón. Los dedos se encontraban retorcidos en una posición antinatural, el hueso del dedo corazón sobresalía de mala manera, y el anular parecía haberse roto en varios sitios diferentes a juzgar por los diferentes ángulos que había tomado. La repisa de la estantería había ayudado a que los dedos se rompieran en las más diversas formas tras el impacto. Genaro Schilliamini tardaría mucho tiempo en volver a recuperar la movilidad en esa mano, si es que alguna vez volvía a recuperarla.

Cuando el tendero alzó la vista llorosa de sus dedos destrozados se encontró con que Bacoli ya llevaba un tiempo soltándole un discurso al que apenas puso atención. Finalmente comprendió que Luigi estaba ofreciéndole dinero por su coche. Puede que el mecánico lo hiciera con toda la buena intención del mundo, para ayudarle de veras, pero debido a la situación en la que se encontraba, con los dedos rotos, las amenazas de Sal y cuatro tipos en su trastienda con pinta de poder hacerle mucho más daño del que ya le habían hecho, lo tomó como una amenaza más. Algo de lo que más le valía no negarse. Así que asintió acordando malvender su coche por aquella cantidad.

-Sí, todo tuyo. -Dijo con una mueca de dolor. - Joder... Llévate lo que quieras.

Notas de juego

La tirada era para ver si le rompías los huesos limpiamente... Con esa pifia le has hecho el peor destrozo posible.

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16/12/2020, 20:17
Filippo Benedetti

A Filippo casi se le caían las lágrimas debido al daño que le acababa de ocasionar al tendero, pero por suerte, pudo mantener la compostura. 

-E...eso es-dijo Filippo-Tu mano. La próxima vez, será tu cabeza. Ya lo sabes. No se juega con Maseria.

Intentaba mantener la serenidad, pero su voz no sonaba con tanto aplomo como le hubiese gustado. Estaba nervioso y se notaba.  

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16/12/2020, 20:43
Enzo "La Faccina" Pagnotto

… plas …

Alzó los ojos un momento. Sorbía su naranja… tiuptszzzz tziiutzzz… Al confirmarse sus sospechas reaccionó asintiendo. Apretaba el morro con gesto de duda moviendo la cabeza de lado a lado. No le sorprendía ver a Sal así, ni que pensaran que podría funcionar. Trampeando, Salvatore, trampeando.

Cuando ya estaba pensando en cómo explicarle al hombrito que era mejor que decidiera él, y que no le anduvieran liando esos mojigatos * ¡BAMMMM! Un golpe seco. Filipo toma las riendas. 

-¡AAAGGH! ¡MI MANO! ¡¡MI MANOOO!!

¡JA JA!… se rio con gusto. BUM… dijo haciendo un gesto con la cabeza a un lado, como diciendo “joder”. Negaba con una sonrisa de par en par mirando al suelo. Claro que si, joder. Ese era el Filippo que conocía él. Qué carajo. Más cuajo que 10 irlandeses, y poquitas tonterías en la cabeza… il bambino ¿eh?… decía cabeceando, viendo la reacción de los otros. Ignoró los comentarios de Luigi, fascinado por su necesidad de radiar la actuación de los demás ¿Qué le importará al bueno de Don Genaro nuestros problemas?

...Ya lo sabes. No se juega con Maseria.

Al ver que estaba todo resuelto, se reincorporó y se acercó de nuevo al grupo. Miró a Sal y dijo burlonamente… a mi no me mires…  

Dio un último mordisco a la naranja antes de tirar el resto a la papelera del escritorio. Se sacó un pañuelo de la chaqueta, y secándose las manos: Don Genaro… Filippo le ha salvado la vida, créame. Los escarmientos como las mujeres eh, que además de parecer decentes, lo sean ¿verdad?. Y no se preocupe, así es usted un buen ejemplo. Eco. Se encaminó a la entrada y al lado de Filippo, le paso un brazo por el hombro. La clavícula, y al comprobar que no estaba temblando, la llevó hasta el cuello golpeándole cariñosamente ¿Tu, que? dijo de broma, conteniendo una carcajada. Bien hecho tu... bien hecho, le dijo algo más con una palmadita. Toquecito de complicidad en el pecho, jugando a pelearse, y achuchón. Sonreía con complicidad.

Bueno, se ató los botones de la chaqueta.  No le entretenemos más Don Genaro ¿no? dijo mirando a sus compañeros. Si no me fallan las cuentas, aquí, a Luigi, le van a faltar 80$ para poder cubrir su deuda. Alessandro nos lo da en la entrada ¿no es así?

Notas de juego

* tenia el post enterito escrito, no digo más xD

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16/12/2020, 21:11
Enzo "La Faccina" Pagnotto

Al juguetear con Filippo para calmarle los nervios, le dijo en voz baja -Eso son dos pelotas, Filippo. Sin excusas. Que nadie te diga lo contrario, con una palmada en la cara, guiño y gesto de reconocimiento.

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16/12/2020, 21:23
Enzo "La Faccina" Pagnotto
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

Querría tirar un intuir para ver que me da en la nariz sobre la situación de Don Genaro... cuando antes ha dicho que no tenía el dinero se ha cortado.. ha dicho... "...pero me... se me pasó la fecha..." de forma que la idea es si con la pinta de la tienda, y la actitud de Don Genaro al explicar la tardanza, donde miró y cómo, me creo o no que se le paso la fecha, o que le ha pasado algo que no nos quiere decir y que debiera encender mi sentido arácnido  (no le pongo modificador a dificultad para que se lo ajustes tu)

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16/12/2020, 22:12
Luigi Bacoli

Deja de alentar a mi primo, Enzo, mientras sea menor de edad, aun tengo algo a decir, Y en esto seré inflexible, ya se mete solo en problemas, mientras tu te dedicas a robar naranjas.

Venga Don Genaro, le llevo al Hospital. Iremos con su coche, y hablaremos más civilizadamente...que me ha mal interpretado usted... Luego le traeré de vuelta... 

Y me dará usted el dinero que falta...Andando venga, que eso tiene mala pinta...

Notas de juego

Malvender su coche? es el precio de venta lo que le estoy pagando. No mal vende. Otra cosa es que no quisiera vender, pero tiene pocas posibilidades de salvar la otra mano si no lo hace... 

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16/12/2020, 22:29
Salvatore Marrone

Sal no daba crédito a lo que veía y oía. Puso los ojos en blanco al escuchar la propuesta de Luigi. Ni siquiera reaccionó a lo que dijo Enzo. Filippo parecía impresionado por lo que acababa de hacer. Sacudió la cabeza exasperado.

-Haz lo que te salga de los cojones, Luigi. Haced todos lo que os salga de los cojones, eso es. Yo me largo. Mañana nos veremos aquí, por la mañana. Procure tener el dinero, Genaro, ¿de acuerdo?

Dio unos pasos hacia la puerta, agarró el pomo y se detuvo, pensando. Se volvió. Miró al tendero, un amasijo de dolor y miedo, sentado en el suelo agarrándose la mano. No es que se enterara de mucho a esas alturas, pero hizo un discreto gesto a los demás para que se acercarán y, dándole la espalda a Schilliamini susurró:

-No sabemos cómo reaccionará ahora este hombre, y no me apetece tener una sorpresa desagradable mañana, así que me voy a quedar de plantón ahí enfrente, en Ginno's, que no cierra en toda la noche. No vaya a ser que aquí nuestro Genaro, Alessandro o alguien decida jugarnos una mala pasada y prepararnos una emboscada avisando a la gente de Maranzano. ¿Seréis capaces de ir a contar a Lucky cómo van las cosas? Llévale la pesa, Filippo, para que vea lo bien que cumples las órdenes... Y si queréis luego podéis uniros a mí, os invitaré a café. Si no, nos vemos mañana. Ahora necesito una copa.

Dio un último vistazo alrededor, saludó con la cabeza y salió. No tuvo arrestos para mirar a Alessandro. Se fue ajustándose la corbata, cruzó la calle con aire despreocupado y echó a andar en dirección contraria; pero enseguida, bajo la cobertura de un autobús que pasaba, se dio la vuelta y se metió subrepticiamente en el dinner de Ginno. Eligió una mesa discreta con buenas vistas a la frutería que quedaba enfrente, pidió café, le añadió un chorrito de su petaca y se dispuso a vigilar, conteniendo el temblor de las manos.

Notas de juego

Si hay que tirar, Callejeo, Percibir, lo que se tercie, hazlo por mí dire.