Partida Rol por web

-Déjalo ya, Bacoli-dijo Filippo haciendo un gesto despectivo con la mano-creo que no soy el único de los presentes que está hasta las narices de escucharte hablar de las cosas que no hiciste. Es bueno saber que quedarte fuera esperando y dejarnos todo lo demás es colaborar. Vigilarás, y luego nos vendrás de nuevo a protestar por las cosas que no hiciste. Perfecto. Gracias.

Bufó antes de seguir.

-Ahora  a lo práctico. Si paga, creo que no hay nada que discutir. Recogemos el dinero y listo. Si no paga...es cierto que Luciano dijo que debíamos ser más agresivos, pero no especificó nada. En cualquier caso...bueno...entiendo que Schimilliani debe llevar un escarmiento, pero si el escarmiento hace que deje de pagar para siempre, esto tampoco será bueno para Maseria. En fin...si hay que pegarle una paliza, se le pega. Nos llevamos el coche, la caja y la mercancía más valiosa que tenga y podamos transportar. No descarto que Alessandro nos quiera plantar cara y no me extrañaría que nos estuviera esperando con algunos amigos. Si es así, la cosa se podría poner fea, así que habrá que estar atentos.

Parece que no estais contentos con nada. Si tomo decisiones porque las tomo y si no lo hago porqué no lo hago, podéis iros donde yo me se. Va fan culo tutti e tre.

Y el gesto con corte de mangas, fue notorio.

Yo ya he venido listo y preparado para todo, y todo es todo. Si alguien se me mete en medio, me lo llevo por delante.

Vamos a "jugar fuerte". Apostamos a que alguien saldrá muerto?

La cara de Luigi, denotaba gran tensión. Aquello estaba cogiendo una velocidad de vértigo, y de alguna manera la velocidad y el riesgo era algo que el mecánico amaba y temía por igual. Posiblemente ninguno de los 3 presentes recordaba haber visto así nunca a Bacoli.

Sal miraba la mesa y movía el dedo sobre un poco de azúcar que había caído. Se fue poniendo progresivamente serio mientras Luigi hablaba, y dejó de jugar con el dedo. Palidecía por momentos. Tras su último exabrupto no pudo contenerse y dio una violenta palmada sobre la mesa, clavando en el mecánico una mirada encendida.

-¡CÁLLATE DE UNA PUTA VEZ, LUIGI!

El ruido y la voz sobresaltaron a algunos y un par de cabezas se giraron hacia ellos. Marrone miró de reojo y se colocó el nudo de la corbata, incómodo. Al parecer los nervios de Bacoli no eran los únicos a flor de piel en el grupo, y la noche sin pegar ojo no ayudaba.

-Cállate de una puta vez... -masculló entre dientes. -Vaffanculo? Vaffanculo te e la tua razza... Perdona, Filippo -alzó una mano hacia el joven, recordando el parentesco -, pero tu primo es gilipollas.

Una saliva espumosa se le agolpaba en la comisura de los labios y la mirada se había enfriado, pero no había perdido dureza. -Ya nos ha quedado claro a todos que te vas a limitar a coger el coche, así que si no tienes nada más que aportar, deja de faltar el respeto a los demás y cierra la maldita boca.

Respiraba con cierta agitación, tenso, disgustado. Miró de reojo a los otros dos, tratando de evaluar si la cosa quedaría allí o alguno tenía intención de responder a la airada pataleta de aquel botarate de otra manera. Trató de tranquilizarse, cerrando los ojos y presionándose el entrecejo.

-Vamos a ir aclarando las cosas. Primero, si tiene la pasta, Dios lo quiera, tan amigos. Si no, qué, ¿paliza o cuchillada? ¿A mediodía? Y... ¿qué estáis dispuestos a hacer?

Lo esperaba, claro. Mientras Bacoli se calentaba y el pequeño de los Pagnotto se recostaba en la silla observando, repantigando ¿qué haces tú aquí? ¿qué cojones harás aquí?. A medio discurso se aburrió, empezó a peinarse y a recoger sus cosas, pero algo gracioso le sacó una sonrisa. Lo miró mientras apagaba el cigarro ¿la liga de los mayores? ¡JA! tu eres un cachondo. Cerró los ojos mirando al techo y retorciendo el cuello. Soltó un pequeño gemido. No había dormido bien. Miraba por la ventana, mientras le soltaban otra sarta de gilipolleces sin pies ni cabeza. Chiflado. Se volvió cuando Bacoli les dejo claro que, a pesar de toda la verborrea, el más grande, fuertote, el de las amenazas, el epitome de un macho italoamericano sudado, no hacía sino desentenderse. Otra vez. Dejaba el cuerpo a cuerpo a chaval y al enclenque, que todos sabíamos no tenían ni media ostia, y se iba a cuidar un coche del que no tenía ni las llaves. Lo miró con desprecio, con el ceño fundido como si algo repúgnate se acercara reptando por la mesa. Cuando finalmente Bacoli dejo una amenaza en el aire, el asco tornó en curiosidad, una sonrisa cálida y finalmente, nada, inexpresión. Demasiado para Sal que saltó por los aires. Enzo miró de reojo al resto del restaurante, y otra vez a Bacoli un par de segundos. Lo veía rabioso, fuera de si. Le producía curiosidad. Le parecía interesante. Divertido.

Se dirigió a Filippo y a Sal, poniendo una mano en el hombre de este último.

- El hombretón se queda protegiendo el coche. Santa Madonna. Negaba incrédulo, carcajeándose - Y nosotros a bailar con la más fea. ¡No está tan mal!. Les dijo. Sonreía con complicidad quitándole hierro al lo que se traían entre manos. - Son las más agradecidas. - ¿A medio día, al cierre para ir a comer? OK. Sale la gente, y por ejemplo, Filippo y yo al despacho con Genaro. Al entrar, hay que chequear la puerta trasera, le dijo a Filippo, está al fondo, donde las cajas verdes. Lo primero las llaves del coche, después, nos ayudan a cargar la caja y lo que haya de valor. Y al final, os pediría que me dejarais... mmm explicar la situación primero y ¿el escarmiento?, el que queráis. Algo visible, sorbió la nariz, incomodo. - Quizá veo más la tunda Sal. Marcarle a alguien la cara… torció el gesto. De ahí no vuelve nadie igual. Lo verían todos sus clientes, todos los días, todos los años. Lo hemos hablado dijo asintiendo a Sal. Si se lleva a alguien al limite, es mejor que sea para no volver.

- Lo de las llaves y darles tiempo para pensar veo que no lo veis claro. Y Sal, el seminarista, dijo en referencia a Bacoli, tiene razón con Alex ¿sabes disparar?¿tienes revolver?... porque lo más probable es que salte todo por los aires y él y vete a saber quien más, nos quieran dar por culo. No me tomes a mal, le dijo con una sonrisa, pero a guantazo limpio, Alessandro te parte la cara. ¿preferís distribuirse de otra manera?

- Bacoli. Habló de pasada guardando la pitillera y haciendo un gesto a Rosie para que viniera a cobrarle las toritas - Tú procura que tu locura no nos ponga en peligro, porque… contaba un billete y varias monedas de 5c, concienzudamente… si lo hace, yo mismo te abro la puta cabeza. 

He tirado aquí para ver si intuía la motivación de Luigi, porque esa contradicción de aceptar trabajar para la mafia pero que le parezca mal todo lo que hace... suena ya demasiado rara creo. Es decir, no es como si no supiera que los mafiosos son criminales. Pero !la he cagado doblemente! se me ha olvidado ponerla de oculta como hice en la de Charlie, y en vez de dificultad puse 75 en modificador. Disculpas... en fin, use Intuir, pero no sé si sera lo mejor. Tiro otra oculta. Aunque no es muy justo... ya ver si me dices algo, correcto o incorrecto, o es un fracaso y no lo vuelvo a intentar hasta más adelante.

El asunto es que Enzo tiene que estar empezando a madurarse que es lo que pasa con Luigi, y a ver si no hay algo raro e.g. que sea un informante encubierto, tenga alguna razón de carácter familiar... eeeh no se.

Lo estoy deseando, Enzo. Dame una excusa valiente. Llevo un año esperando a ver como manejabas al grupo, y no has hecho nada, ahh si perdona, comer una puta naranja y dejar que mi primo tomara la iniciativa, acusarme a mi de dar ordenes, y lamerle el culo a Charly... en resumen ponértelo todo bien para salir beneficiado, a costa de nosotros si hace falta. Nada personal, supongo... Eso si, sin Julia. Si te veo venir, te vuelo la sesera, asi que tu verás, claro que tu puedes dispararle a uno por la espalda, como un valiente...

Si me buscas me encuentras. Y al resto os digo lo mismo. Aquí no hay ni familia ni amigos. Esto es trabajo.

Ahora dejadme en paz. No creo que tengamos nada mas que decirnos.

Pedir el dinero, 210 dolares de mierda, si los tiene nos largamos. Si no los tiene, caja, coche, escarmiento y control del sobrino, no parece complicado.

Si le destrozamos la tienda, o le dejamos para el arrastre, perfecto, ya no tendrá forma de conseguir el dinero y habrá que matarle. Ciegos malditos hijos de puta...

Bacoli, se levantó y se fue a otra mesa, llevaba su paquete bien cogido. Se pidió un capuccino, y se quedó vigilante. 

-Bueno, ya está bien-dijo Filippo bufando de nuevo-Llegados a este punto creo que es evidente que mi querido primo no va a ser otra cosa más que un peligro. Le conozco y sé que ahora mismo tan solo está esperando el momento de "demostrarnos" que nos equivocamos, aunque sea poniéndonos a todos en riesgo. Ni siquiera ha sido capaz de negarlo. Por eso quiere mantenerse al margen, para luego no tener que responder por nada y poder echarnos la culpa de todo otra vez. Así que por lo que a mí respecta, se queda fuera del trabajo. Tenemos tiempo de acudir a Luciano para que nos proporcione un "músculo" que lo sustituya.

Se encogió de hombros.

-Total, nunca quisiste formar parte de esto. Solo querías engañar al resto para que pareciera que lo hacías. Tarde o temprano, acabaría siendo un problema. Así que es mejor resolverlo ya y que te vuelvas a tu taller, que es lo que estás deseando.

Muy bien, podéis ir corriendo a ver a Charly, a que os busque a alguien. Eso me importa poco, pero tu no me vas a dejar fuera. Ya te lo dije y lo repito.

El peligro sois vosotros, no yo. Recuerdas quien sacó la primera arma hace un añito? Una navaja... si llegan a llevar pistolas no estaríamos aquí. 

Sal extendía la mano hacia Filippo e iba a pedir calma cuando Luigi se le anticipó,* con el tono chulesco que comenzaba a ser habitual en el mecánico. Marrone lo miró con incredulidad y cierta tristeza.

-Desde luego no lo pones fácil, Luigi. Le quitas la afición a cualquiera. "El peligro sois vosotros", todos lo hacemos todo mal menos tú... Desde que se te dijo que dejaras de dar órdenes que nadie te había pedido ni dado autoridad para dar, has estado enfurruñado y culpando a todo el mundo de... no se sabe de qué, porque todavía no ha habido ninguna cagada. Por favor, déjalo ya, te lo suplico... -terminó uniendo las manos abiertas, como si realmente estuviera suplicando a una imagen sagrada.

Se giró hacia Filippo: -Esperemos a hacer el trabajo, ¿de acuerdo, Filippo? Ir a Lucky con esta historia no es bueno para nadie -dijo, en tono suave y conciliador. -Cuando todo termine, los cuatro tomaremos una decisión, si os parece bien, pero ahora todos estamos metidos en esto.

-¿Os parece? Los miró a todos, y no era una pregunta retórica. -Quiero tenerlo claro antes de continuar. Y cerrar este maldito tema de una vez, hacer lo que haya que hacer y a otra cosa. ¿Os parece o no?

-No, no me parece-dijo Filippo-¿Pero es que no lo veis? Si no deja de desvariar. Ahora que si hace un año...yo no soy el que era hace un año. Y tú tampoco. No señor, yo no estoy dispuesto a jugármela con él. Por mi parte la decisión está tomada. Y a poco que fuese coherente con lo que dice, él tampoco debería tener interés en participar. 
 

Como de costumbre, Bacoli hizo un amago de tener la última palabra y marcharse, pero le pudo la obsesión de montar el número. Después de otra ronda de amenazas cada vez más explícitas no pudo menos que quedarse a la vera de los demás. Que curioso. Un hombre tan rudo y tan feo ¿por qué le gustaría tanta exhibición? ¿porqué la inseguridad? Enzo escuchó una nueva tanda de locuras y acusaciones malsanas con gesto escéptico. Asentía como se hace con un abuelo senil. - Tú haz lo que tengas que hacer mecánico. Ya te he dicho lo que haré yo. No era el primer perro rabioso que le ladraba pero ya se estaba cansando de tanto sainete. Bacoli no quería estar aquí, pero no quería estar en otro lado. No quería hablar, pero tenía muchas cosas que decir. Estaba rumiando, guardando bilis. Y lo peor era que seguro que en su casa era un tipo encantador, educado, con quien daba gusto trabajar en un coche. Seguro que lo quería todo el gremio. Pero estaba como unas castañuelas. O esta vida criminal no le iba bien, y por lo que fuera, por mala suerte quizá, odiaba al encanto de Enzo de una forma muy poco practica. Era une pena, pero el hecho de que esperara una oportunidad para volarle la tapa de los sesos no era algo que pudiera dejarse pasar fácilmente. Este payaso nos ve como criminales… y él trabaja para el más despiadado de la ciudad ¿Cómo habrá sobrevivido este año? ¿Repartiendo comida en la beneficencia? seguro. Un punto sin retorno. ¿Como lo había puesto el propio Bacoli hacia dos segundos? que si las cosas seguían así “¿apostamos a que alguien acabará muerto?”.

Al oír a su primo mandarlo a la mierda, Bacoli replicó alzando la voz de una mesa a otra.

- Por supuesto Luigi, lo que quieras… respondió Enzo alzando un brazo con el gesto del OK con el pulgar. Asentía y apretaba los labios para asegurarle no verbalmente que “si, si, usted no se preocupe, lo tenemos perfectamente en cuenta”. Su tono indicaba gran preocupación - ¿No te ibas ya? ¿que no teníamos nada que hablar o algo así? dijo cansado, con la paciencia del propio Pio XI. Se volvió a los otros con la mirada más dura. Sal intentaba contemporizar y salvar el día. Parecía que pensaba que todavía se podía trabajar con Luigi, por lo menos hoy. Pero Filippo dejó claro que su decisión era firme. - Mira Sal. Se ha cruzado un limite ¿o no? El hombre está ido, y está claro que trabajar con él, a parte de un coñazo, es peligroso. Hoy se puede montar la de Dios con Alex. Si quieres tener a este pirado con una pistola a tu espalda y las llaves del coche, no estás pensando con claridad. Suspiró. Es verdad, hablar con Charlie no es bueno... es una cagada. ¿Que elección tengo? No puedo trabajar con el mecánico, así que para mí va a ser inevitable hablar con Lucky. Ahora o luego. Hizo una pausa. ¿tomar una decision los cuatro luego? sonrió ¿en serio piensas eso, hablarlo tranquilamente con Bacoli? Te mandaría a tomar por culo. Lo sabes.

- En fin, es suficiente. Eramos amigos, vamos a dejarlo ahí, puso una mano en el hombro de Sal, sonriendo tristemente. Cogió el abrigo. - Para que quede claro. Estoy con Filippo. No quiero a Luigi en este trabajo, ni en ninguno. Pero está conmigo que no mea y además, los dos discutimos delante de Lucky, Frank y Vito. Si ahora soy yo quien les explica la situación, tienes razón Sal, pensarán que es cosa mía. Así que lo dejo en vuestras manos. Es lo mejor. Hablar con Charlie es una cagada, pero a veces el mundo es una mierda. Se abrochó el abrigo y se puso el sombrero. Se puede pedir que venga Luca en su lugar, o que no venga nadie, tanto me da. Y si tú  prefieres no hablar con él… le dijo a Sal, no pasa nada. Tu cuenta conmigo para lo que quieras le dijo a Filippo. Si no, vendré aquí a las 14, pasará lo que Dios quiera y veremos si Luigi tiene razón y no salimos todos vivos. Ahora voy a pasar por la pensión, antes de que las cosas pasen a mayores y nos arrepintamos. Si queréis… o si quieres, dijo en dirección a Filippo sin saber si querría quedarse o no, ir donde Lucky, podéis pasar a por mi cuando sea. Si no, nos vemos a las 14h. Le revolvió el pelo a Filippo, y lo miró un momento con tristeza. – Ya lo siento chaval. Se levantó.

De camino a la salida casi parecía que lo lamentaba, al fin y al cabo hubo un tiempo en que admiraba la actitud de ese tipo. Era un buen hom... ehh... bueno quizá a su manera. Todo podría haber sido de otra forma, pero no tenía solución y no por eso le guardaba más rencor. - Mejor... no nos encontramos por la calle ¿eh?, que si te veo caminando a mi espalda en Mulberry St vamos a tener un malentendido muy feo.

¡Arrivederci! con la intención de coger la puerta y se marcharse.

-Espera, Enzo -dijo Sal al músico.

Reflexionó unos segundos, miró a Luigi un momento, suspiró y se encogió de hombros.

-Pues está todo dicho. La verdad es... En fin. Sigo pensando que podríamos resolverlo de otra manera, tal vez hacerlo los tres y luego explicar las cosas a Lucky a toro pasado, pero no creo que Luigi esté por la labor, eh? 

Volvidó a mirar al mecánico como quien mira a un condenado, o a una máquina que no quiere funcionar.

-Vayamos a ver a Luciano, pero vamos todos. No tienes por qué abrir la boca, Enzo, pero así quedará todo más claro. Cuando digo todos, digo los cuatro. Es mucho pedir?

Los miró por turno, y sin esperar más apuró el café, hizo una señal para pedir la cuenta y se puso el abrigo.

-Hala, vámonos.

Mira Sal, yo no tengo nada que ir a decirle a Luciano. ¿De verdad me estás diciendo que os acompañe para ver como me ponéis verde?. Va a ser que no. Para eso no me necesitáis, está claro que no me necesitáis para nada, o quizás sí, para que haga de saco de músculos tonto y sin cerebro... No me placcie.

Está tonto o es tonto?. De verdad espera que vaya a ver a Luciano para oir sus mentiras contra mi?. No me lo puedo creer.

En una cosa tenéis razón, no os debí dar ni ordenes ni consejos, ni nada de nada. Y no volveré a hacerlo, por la cuenta que me tiene. He visto que os gusta más el estilo del chaval. Que algo no encaja, pues no hace falta hablarlo, se actúa y luego ya veremos. Como ayer. 

Voy a hacer el trabajo con o sin vosotros y después de cumplir veremos que opinan los jefes. Podéis quedaros o iros, es vuestro problema. Me fío lo mismo yo de vosotros que vosotros de mi, vosotros sois tres y yo uno.

Adio!!!

-Pues para hacer tú solo el trabajo, vas a tener que hacer algo más que quedarte fuera mirando para el coche. En fin...te dejo que sigas desvariando-dijo Filippo encogiéndose de hombros-Nosotros vamos a hablar con Luciano. Y no se trata de poner verde a nadie, pero está claro que no vales para esto. Tú mismo lo has reconocido. Ayer se cumplió el encargo de Luciano. Esto es todo y no pienso discutirlo ni una vez más. Ni eso, ni las consecuencias que tendría no haberlo hecho. 

Filippo se levantó de la mesa y se puso en camino sin preocuparse de escuchar la "última palabra" de Bacoli. 

En la puerta... a punto de salir... y librarse de toda esta pantomima, pero no.

No se acababa el sainete. Oyó como Sal le llamaba intentando contemporizar y suspiró. Se dio la vuelta en la puerta mirándolos de lejos. - Dime dijo en tono más neutro, empezaba a perder la paciencia. El intento de su amigo el bookie estaba destinado a fallar. Mientras uno recogía las cosas, Luigi le hacia saber que de explicarse a las claras con Charlie tururú. Tras una vuelta mortal argumental, aterrizó de pie: ahora haría el trabajo y lo haría solo. No era una sorpresa. Por lo poco que entendía Enzo, Bacoli quería y no quería trabajar para Lucky, volarle y no volarle la perola, ser bueno con los buenos y malo con los malos, feo pero atractivo, serio pero hablador, cerebro y músculo cuando le “piacce”. ¿quien dice que los esbirros del criminal más despiadado de Nueva York no pueden tienen crisis existenciales? Hasta ahí podíamos llegar. Ahab contra el mundo. En el fondo le entendía ¿y quién no? pero las cosas habían ido demasiado lejos para un par de criminales corrientes y molientes, o por lo menos uno, Enzo, que se centraba en las cosas que se puede tocar. Si seguía así, tendría que tomarse un tónico para la acidez.

Filippo llego a la entrada y Sal, se acercaba. Como veas, si queréis que vaya, voy, pero ya he explicado que esto es cosa vuestra. le dijo mientras salían al fresco.

Caminaban en silencio por Mulberry Street, reconcentrando el malestar, frunciendo en el entrecejo y escupiendo de un lado a otro.

- No entiendo qué cojones… el tipo no ha sido siempre así. Esto es business ¿cómo demonios ha trabajado este año? ¿Qué ha estado haciendo? ¿ganchillo?. Dijo explicándose. ¿no estará hablando con la policía? le dijo a su primo valorándolo un segundo. O se ha metido en problemas con alguien… o … o … nah… tza…  negó con la cabeza rindiéndose a la pura evidencia. No habia grandes explicaciones detras - No me hagáis caso. Siempre ha sido así, joder. Con todo esto… se le acabó de aflojar la maquinaria. Dijo haciéndose un gesto con el índice a la sien. Volvió a concentrarse en los mostradores de las tiendas que pasaban. No estaban habladores, ni de muy buen humor.  - Estoy cansado de hablar de Luigi, dijo para nadie, como reflexión.

-Luigi nunca quiso formar parte de esto-dijo Filippo-¿Sabes lo que me dijo ayer por la tarde? Que solo quería protegernos ¿lo puedes creer? Y le creo. En su cabeza es así.

Filippo miró hacia atrás, como si temiera que su primo le estuviese escuchando.

-Es un buen tipo ¿sabes? Ese es el problema. Que es demasiado bueno para la mierda que tenemos que hacer. A él le llega con preocuparse de su taller, ganar un puñado de dólares que le lleguen para malcomer y pagar las facturas, mientras los demás se ríen de él y le llaman muerto de hambre. Su problema es que se cree demasiado listo ¿Que qué ha estado haciendo este año? Hacer que trabajaba para Maseria, pero sin hacer nada. Lo mismo que hizo ayer y que pretende hacer hoy. Pero un día lo van a pillar.

...a ver, a mí no me gustó machacarle la mano a Schimilliani; es del barrio, lo conocemos de toda la vida. Pero tampoco seamos hipócritas. Quien acepta el dinero de Maseria, sabe de dónde viene. Sabe cómo se lo ha ganado y sabe las consecuencias de no devolverlo, así que tampoco es un santurrón. Si no fuésemos nosotros, sería otro el que lo hiciese y de seguro, con muchos menos miramientos. Lo que no tiene sentido es intentar engañar a Luciano. Se acabaría dando cuenta. Joder, se la habrán intentado colar 1000 veces. Y entonces podríamos prepararnos.

Siguió caminando al encuentro de Luciano. 

-En fin..a ver cómo se toma esto. Pero es que no sé cómo manejar esta situación.

Sal se guardó sus opiniones acerca de Bacoli, limitándose a menear la cabeza tristemente. Sólo comentó que a lo mejor el tendero no había pedido dinero a los Masseria y se trataba de protección, pero no podía asegurarlo.

-Tranquilo Filippo, se lo explicaremos como podamos... Pero se quedó pensando en ello y añadió: -Enzo dice que no intervendrá, y tú te las comes todas últimamente... Si quieres se lo digo yo. Ahora, que quizá queráis ponerlo en claro antes. Para mí, simplemente la situación se ha vuelto insostenible con Luigi y queremos apartarlo. Si nos proporciona otro hombre estupendo, si no lo asumiremos y punto. Estamos de acuerdo?

Ya se acercaban a la guarida de Lucky...

-Como sea, hay que pagar las deudas-contestó Filippo encogiéndose de hombros-En cualquier caso, me parece bien si hablas tú. Y respecto a Bacoli, sí. No hay porque dar más detalles si Luciano no los pide. Si lo hace, os pido que tampoco le echéis mucha mierda encima. En realidad el problema con él es que no vale para esto. Vamos.

…ya… Enzo asentía visiblemente a la explicación de Filippo. En realidad, tenía sentido. Un buen hombre, acostumbrado a tener en el taller las herramientas ordenadas, las cosas bajo control y la boca caliente. Intentaba juntar dos placas tectónicas, y eso no hay quien lo haga. - Ese tipo de problemas... se complican. 

... Si lo hace, os pido que tampoco le echéis mucha mierda encima...

Claro, le dijo al pequeño de los Bacoli. - Descuida, lo personal es una tema. El business, otro. Toco el brazo de Marrone, lo miro y asintió silenciosamente. Su mirada era de agradecimiento y confirmaba que estaba de acuerdo con lo que había puesto sobre la mesa - Si Lucky quiere mi version, o quieres que hable. Sin problema.

Estaban casi ahí. Al ver el rotulo de Scarpato's al otro lado de la calle, su mente paso a preguntarse dónde estaría esa tal Natalia y el bueno de Aldo. Sonrió mentalmente.