Partida Rol por web

De pronto todo empieza a encajar en tu cabeza, pero de una manera que parece más fruto de una noche de "setas" que no de la lógica.

Te das cuenta de lo que está haciendo Estel, porque tú acabas de verlo también: las ondas de la superficie del oasis son repetitivas de una manera anómala: como si estuvieras viendo un gif animado en una secuencia interminable. Y también percibes otra cosa: el sol no se ha movido un centímetro desde que habéis llegado a la terraza. Luce estático en el cielo limpio.

No es que no haya movimiento, lo hay, pero del viento, de las ramas, de las olas. Lo que ocurre es que es un movimiento cíclico de corto intervalo. Definitivamente, algo chungo está pasando.

La llamada da paso a la cara de Mel, sofocada por el esfuerzo.

-¡Voy, ya voy! Vamos de camino, en seguida llegamos. No te preocupes, estoy con la chica que me has enviado, y venimos corriendo.

Se escucha una voz femenina, que con marcado acento árabe le grita:

-¡Va! ¡Va! Deja ya, apaga. Está allí, ¡tienes que correr...!

El comunicador, puesto en modo cámara, muestra como Melyssa está corriendo detrás.... de la muchacha nubia de antes. Lo está haciendo por un lugar que no habéis visto del interior del Hotel (puesto que así lo indica la señal del gps que Mike está controlando), un lugar extraño, unos pasadizos de pared rocosa, iluminados con antorchas.

La comunicación se interrumpe cortada por la propia Mel, que apaga el comunicador de un manotazo nervioso.

Mientras, la señal del gps de Mel ha llegado a un punto en el corazón del SandCastle, y allí se detiene.

La evidencia se comenzaba a materializar. Todo era tan extraño... tan antinatural... La actitud de Estel no había quedado sepultada por la video llamada de Mike a su hermana. Por lo menos no para Nathan que no le quitaba ojo a la fotógrafa. Allí, apostado junto a Omar le dedicó a éste una mirada significativa sobre su amiga. Él la conocía y, si al bailarín le chocaba esa actitud distante y misteriosa, a éste más aún.

Por otro lado la pantalla del intercomunicador escupía una escena de un surrealismo imposible. ¿Dónde estaba Mel? La escena parecía sacada de otro lugar... más ignoto y misterioso... oscuro. De otro tiempo... lejano. Pero en todo caso del otro lado del mundo en referencia a aquel magnífico oásis de paz, lujos y cómoda occidentalización. Y lo más chirriante era que la misma "camarera" que había supuesto una disrupción al conjunto del grupo era la que guiaba a Mel... ¿a dónde?

- Me quedo sin chilaba, ya verás. Mucho me temo que nos van a joder nuestra tarde en el bazar... - musitó Nathan a voz media dejando claro que aquello no tenía ninguna buena pinta. - Si es una broma empieza a no tener ni puta gracia... y si no lo es... - la respuesta a su pregunta murió en sus labios ante la posibilidad real de que, efectivamente, no fuera ninguna broma.

Mike pensó que Mel estaría acercándose con Fadil, probable cómplice de toda aquella broma pero cuando su hermana mencionó a una chica que el le había enviado se extrañó y cuando resultó ser la misma chica del servicio que se había encarado con Sam supo que algo raro estaba pasando. Si la broma iba destinada a emparanoiarlo tenía que admitir que lo estaban consiguiendo. Sin embargo el gps de su hermana no solo no se acercaba a ellos si no que se había estado alejando todo el rato.

-Mel, yo no te envié a nad... ¡Mel! ¡No! ¡Para! ¡Nosotros no estamos ahí, vas en otra dirección!

La comunicación se cortó de repente y Mike dudaba que su hermana lo hubiera escuchado. ¿Donde la llevaban? Las imágenes mostraban una parte del interior del hotel que Mike no había visto nunca y que no cuadraba con el estilo de hotel lujoso que Mike había visto. Los pasadizos de piedras, las antorchas... todo aquello le recordaba a películas y también le recordó las historias que su padre les había contado, su intento de secuestro, el tiroteo, los muertos y todas aquellas cosas raras.

-¿Alguien entiende lo que está pasando? -Preguntó Mike preocupado, aquella muchacha no le había dado buena espina y ahora mucho menos. La preocupación por su hermana fue mayor que la curiosidad que sentía. Miró la pantalla del comunicador y la señal del gps de su hermana, hasta ahora no podía decir que hubiera funcionado muy bien pero era lo único que tenía.- ¡Da igual! ¡Voy a buscar a Mel y aclarar todo esto!

Sin esperar más salió corriendo en dirección del hotel alternando la vista entre la señal y la realidad para no tropezarse. Si todo eso era una broma podrían reírse de él todo lo que quisieran pero tenía que hacer algo con aquella mala sensación y si le pasaba algo a su hermana nunca se lo perdonaría

-Yo que tú me quedaría tranquilamente aquí, esperando. No necesitamos a dos personas perdidas, ni ponernos histéricos. Al menos de momento no -dijo al tiempo que encendía un cigarrillo del paquete que Estel le había pasado-. Además, en el caso de Mel, está siendo guiada y hasta donde puedo imaginar, creo que no conoces el lugar en el que se encuentra ni cómo acceder a él.

Una larga calada, un chasquido de fastidio y una bocanada de humo fueron el preludio de sus siguientes palabras.

-Estel, ¿qué está ocurriendo? -no había tenido tiempo ni oportunidad de curiosear la fotografías de Estel mientras esta, como una rapaz sobre su presa, se curvaba sobre el visor de la cámara para observarlas en detalle. No obstante, eran toda una vida juntos, una guerra en común y una relación que ni la sangre podría hacer más estrecha. El taco vomitado por su amiga no había despertado sus alarmas, pero su actitud posterior, sí. Se acercó a ella y acuclillándose a su espalda la cogió por los hombros-. Dime que no tiene que ver con nuestros padres, que solo es algo como la histeria colectiva, que Suiza no pasó.

Estel sacó la mano del agua y la sacudió, su mirada gris seguía fija en las ondas hipnóticas. Se sacó el cigarrillo de los labios y una bocanada de humo salió de ellos mientras su lengua chasqueaba. En ese momento sintió las manos de Omar en sus hombros y un suave suspiro salió de su boca. Extendió un dedo, señalando hacia el sol y se dejó caer ligeramente hacia atrás, apoyando su espalda en su pecho.

- Mira el sol. En todo el rato que llevamos aquí no se ha movido. No sé si tiene algo que ver con lo que pasó, ni con nuestros padres, pero es como si el tiempo no estuviera pasando - . Acercó la mano que sujetaba la cámara y con la otra empezó a pasar las fotografías que tanto habían llamado su atención. - Me he dado cuenta al repasarlas. Fíjate en las sombras, en todas ellas son las mismas. Mira - . Pasó las que le había hecho a la muchacha nativa, las del grupo, las que le sacó a Loty y dos o tres en las que salía él hablando con Nathan. - Observa estas palmeras, las sombras que proyectan son exactamente las mismas. Y fíjate en el agua - Su mirada se clavó nuevamente en las suaves ondas. - Observa la cadencia que tienen. Parecen estar atadas por un bucle. Como en un gif, se va repitiendo una y otra vez la misma cadencia. No es normal - . Terminó diciendo y separándose ligeramente de él se volvió, mirándole a los ojos con una expresión que iba de la fascinación al temor. 

- No lo sé, Mike. Es sólo un decir, pero ya sabes que Mel siempre se lo pasa en grande -Se encogió de hombros y comenzó a centrarse en la 'broma'. No parecía el estilo de Mel, o no al menos algo de su propia cosecha. Desde que se encontraron a la chica nubia la sensación de que algo raro estaba pasando se incrementó considerablemente.

Todo aquello, desde que desempolvaron la vieja historia de Ben, se asemejaba a un Cubo de Rubik. A la vista difícil, pero siempre terminaba encajando. Esa picazón de que algo muy extraño estaba sucediendo, encajándose, se asentaba incómodamente en la boca del estómago. Por acto reflejo se llevó la mano ahí, a ese punto donde los nervios se acumulan.

- Mike... -susurró-. Yo...

Se quedo mirándolo como si quisiera decir algo pero no le llegaran las palabras. Un algo. Una sensación que auguraba algo malo.

- ¿De qué me suena esa muchacha? -dijo para sí mientras la inquietud la carcomía y dejó la taza de café sobre la mesa y los pastelitos dejaron de parecer deliciosos quedándose olvidados.

Luego todo fue confuso al recibir el mensaje de su amiga, muy extraño. Extraño pero al compás de lo que sentía mientras permanecía muy quieta. 

- Como un Cubo de Rubik -Posó su mirada en Mike mientras se levantaba despacio.

Lottie posó su mano sobre el brazo de un Mike que se estaba poniendo nervioso por momentos-Tranquilo, ya verás como todo se aclara. Ya veo venir la discusión que os vais a marcar tu y Mel cuando ella esté a tiro-le dijo bromeando, intentando quitarle hierro a la espera de que Mel contestara la llamada que su hermano ya le había lanzado por el comunicador.

Levantó la vista y miró acusadora a su propio hermano-Sean, no me he equivocado. Tengo muy claro que esta es la terraza en la que habíamos quedado. No intentes echarme la culpa de esta situación-se volvió hacia Mike, preocupada porque él pensara que ella tenía algo que ver en todo aquello, cuando la realidad era que estaba tanto o casi más nerviosa que el mismo Mike. La sensación que le había dejado la visita de la muchacha se había trasformado en parte dando paso a algo que nunca había sentido y que no sabía definir exactamente. Una mezcla de nerviosismo y expectación a partes iguales que empezaban a oler a algo que no le estaba gustando nada, pero en la que no quería ni pensar. Así que se concentró en la parte del nerviosismo mientras miraba la pantalla del comunicador de Mike-Y, a ver, Sean ¿qué te pasa con el paisaje? Ya, sé que el sol te deslumbra, pero lo único que tienes que aprender es que tantas copas no te sientan demasiado bien y aún no estás completamente recuperado de anoche. Dile a Oli que te deje las gafas de sol y... ¡Eh! ¡El comunicador!

Charlotte estaba preparada para cualquier cosa, menos para lo que vio-¿A donde va Mel corriendo y...? –y allí murió su frase. Se quedó en silencio mirando la pantalla del aparato hasta que este se apagó a un golpe de Mel. Un escalofrío la recorrió de arriba abajo-Es el interior...donde estuvieron hablando con Umayma... está en el interior del Castillo... con la chica... –susurró, casi sin respiración. Se llevó la mano al pecho, le faltaba el aire. Aquello no le estaba gustando y respondió a la pregunta de Mike automáticamente-Esta debajo del Castillo... bueno... del hotel, pero ¡Mike! ¡Mike! ¡Espera!-intento agarrarlo cuando este echó a correr, pero solo alcanzó a rozar su camiseta que se le escurrió con facilidad de los dedos, al partir el americano en carrera.

Se volvió entonces buscando a Sean-¡Ni se te ocurra! Por favor,¿vale?-le pidió totalmente seria a su hermano, intentando que no tuviera la idea de correr tras Mike, levantando sus dos manos a la altura del pecho de su hermano-¡Mike!¡Mike!¡Espera un segundo! ¡Omar tiene razón y creo que lo mejor es no separarnos y buscar juntos a Melisa!-le gritó a Mike, sabiendo que aún no se había alejado tanto.

Y tras Sean observó a Estel y Omar. Algo habían visto. Y no le estaba gustando nada la expresión de su amiga.

-¡Miiiiiike! ¡Espeeeeeeraaaa!

No quería que Mike se separara de ellos, no quería separarse de Estel y Omar hasta ver que es lo que habían descubierto y, sobre todo, no quería perder de vista a su hermano hasta que todo aquello se aclarara. Y estaba totalmente de acuerdo con Nathan. Si aquello era una broma, quien quiera que fuera la mente pensante se las tendría que ver con ella cuando diera la cara. Sobre aquel tema no se hacían bromas. Y, si no lo era...

No, no quería pensar en esa posibilidad aún... Aún no.

Mike echó a correr, alternando la mirada entre el gps, que se había quedado estático en un punto en el centro del cerro de roca caliza que era el SandCastle, y el camino abierto que tenía por delante.

Estel y Omar estaban junto al lago, hablando de las sombras y el agua, mirando las fotos que ella había tomado, y que, al parecer, añadían misterio más que aclaraban la situación. Omar había hablado de Suiza. Y de sus padres. Algo estaba ocurriendo, algo que no querían que se repitiera.

Lottie intentó detener al americano, pero la camiseta se le escurrió de entre los dedos, y sólo pudo detener a Sean, que se había puesto en pie con la intención de seguirlo. Escuchó a Omar. Ella sabía muy bien de esa historia que en su día había conocido entera, de labios de su madre, y que había creído, por fantástica que fuera.

Sam se levantó lentamente, incrédula e incómoda, y Nathan y Oliver siguieron en su sitio, el primero más o menos trastornado, el segundo más o menos desconectado.

Pero en cada uno de ellos una idea se había instalado en el fondo de su mente. O quizá un recuerdo. Sus padres. Todos y cada uno de ellos tenían allí un pasado de pesadilla, de alucinación onírica. En común.

Todos, excepto Sam. Entonces.... ¿Qué hacía ella allí...?

En una de las veces que Mike miró el gps, y por tanto apartó los ojos del recorrido que tenía por delante, se topó de bruces con Fadil.

No se había alejado lo suficiente de la terraza como para que el resto no pudieran verlo, y también oír el encontronazo, así como las palabras del egipcio.

-Augh! Caramba, Mike, mira por dónde andas. ¿A dónde vas con tanta prisa, amigo mío...?

La mirada de Fadil iba de Mike a los demás, abarcando la terraza y los escalones que llevaban al agua del oasis, allí donde Estel y Omar seguían acuclillados. Sus ojos claros brillaban, punzantes, y sus ropas, una simple y blanca chilaba árabe adornada con un pañuelo de tono crudo, refulgían a la luz del sol.

El encontronazo fue doblemente desafortunado, no solo había cortado su carrera hacia donde fuera que estaba Melissa con aquella muchacha sino que además se trataba de Fadil, el responsable de que todos estuvieran allí y al que culparía si a su hermana le pasaba algo. Los gritos de sus amigos no hicieron que se detuviera, cuando se trataba de su hermana Mike no ponía nada por delante a pesar de que se pasaban casi todo el tiempo discutiendo por cualquier cosa. Lo miró a los ojos serio, ni siquiera hizo un esfuerzo por sonreír, y lo cogió de la muñeca.

-Ven. -Dijo autoritario y tirando de él de vuelta hacia la terraza.- Acabo de hablar con Melissa, habíamos quedado aquí todos y ella no aparecía y una chica egipcia del servicio bastante malencarada que estuvo importunando a Sam antes, la estaba llevando por unos túneles extraños con antorchas y oscuros y... -Mike llegó junto a Fadil con el resto y se acercó a la orilla donde estaban Estel y Omar, seguro que la fotógrafa había hecho una foto de la muchacha, lo fotografiaba todo.- Estel, ¿Tienes alguna fotografía de la chica que vino antes? Seguro que Fadil la conoce, no se que está haciendo pero no me gusta y desde luego le estaba mintiendo a mi hermana.

Mike miraba de vez en cuando la señal del gps de Melissa, hacía un rato que no se movía, quizás lo estaba esperando dentro del hotel y seguramente Fadil conocía cada rincón del mismo.

De repente se pusieron todos muy nerviosos y... ¡Joder! Pues a mi me pusieron nervioso también. Pero es que debo reconocer que en aquel momento ya no me hacía gracia lo que estaba pasando. La coñita de que la hermana de Mike había pillado y estaba en la habitación de algún tipo (probablemente Fadil) ya no tenía ni puta gracia, y todo suponiendo que realmente fuese cierto, cosa de la que ya no estaba ni seguro.

"Qué movida, tronco..." - pensé, mientras veía cómo Mike salía corriendo como pollo sin cabeza.

Aquella extraña sensación de que algo iba mal... jodidamente mal. La sensación de estar metido, sin comerlo ni beberlo, en una puta historia de misterio y terror. Y lo peor era que era plenamente consciente de que aquello no podía ser producto de las drogas, llevaba demasiado tiempo limpio como para estar alucinando, a menos, claro está que nos hubieran puesto algo en el café o en la comida... Pero supuse que me habría dado cuenta ¿no?

- Nat... ¿Qué cojones pasa? - dije entre dientes, sin dejar de sonreír para disimular un poco.

Entonces me dio por mirarle y vi que tenía el mismo careto que seguramente tenía yo, como mirarse en un espejo, vaya. El caso es que todo aquello que me pasaba por la cabeza a mi me parecía que ocurría tranquilamente, mientras el mundo a mi alrededor seguía su curso... pero resulta que no, que allí no había pasado más que unos instantes de tiempo y casi nadie se había llegado a mover. Total, que vi cómo Mike se chocaba con Fadil (una aparición oportuna, sí).

" Al menos ha conseguido que se pare" - pensé mientras me levantaba.

Me acerqué rápido a Mike. Es verdad que parecía que su hermana podía estar en peligro pero ¡Joder! de nada sirve ir por ahí corriendo a lo loco. Hacía falta calmarse un poco (joder, me sorprendió estar pensando de forma racional) y pensar.

- ¡Hey, Hey, Hey! Take it easy, man - le dije a Mike, antes de que volviera a salir corriendo.- Oye tío, ya sé que esto es muy raro y que es tu hermana y todo eso... pero tío, no puedes salir corriendo por ahí sin un plan o sólo conseguirás asustar a la gente del hotel. Mira tío, yo si estás tranqui te acompaño, seguimos la señal gps de tu comunicador y lo que quieras... Pero tienes que estar tranqui ¿Me lo prometes, tronco?

¡Menuda hermana mayor! Lejos de tranquilizar a Sean, le estaba poniendo más nervioso. Y la historia de los túneles oscuros aún más. No es que necesitase mucho para empezar a montarse sus películas. Empujó el centro de sus gafas de sol deslizándolas por el puente de la nariz hasta el ceño. Pensaba. ¿Cómo diantres terminaba el cómic Cibercafé a la Deriva? Sean no es un chico propenso a razonar. En la cancha de baloncesto se guía por reacciones. En los videojuegos las fases se pasan explorando hasta el final de fase, bajando una palanca y entrando en una cinemática...

¡Vale! ¡Voy a intentar algo!

Desobedeciendo a su hermana, entro en el hotel. Pero lejos de adentrarse, recorrió con la mirada las paredes del interior. ¡Ahí estaba! Torció hacia un lateral y se quitó la camiseta. Cualquier excusa es buena para enseñar carnaza; y además, como había mencionado antes, había ido al gimnasio. Eso sí, todo el moreno de sus vacaciones en Madagascar había palidecido del susto, y lucía un blanco nuclear en la piel... salvo por las pecas de los hombros.

Vamos a ver qué es lo que pasa...-se dijo para sí, enroscándose la camiseta alrededor del brazo.

Con el codo mullido, Sean golpeó el cristal tras el que se encontraba un botón de alarma contra incendios. El cristal se quebró, y el mismo impulso hizo presión en la placa.

A ver qué tan interesante es la cinemática que le sigue.

Hizo un repaso de las consecuencias mentales. En Cibercafé a la Deriva no tenían electricidad, al menos al principio. Quizás la alarma no sonase. Quizás sí, y lo interesante sería saber si pueden interactuar con el otro lado, y hacer que los clientes evacúen haciendo sonar la alarma en su lado del espejo pulsando en esta dimensión.

Si todos estuviesen en el mundo real, sonaría, y los clientes saldrían de sus habitaciones y llenarían los pasillos para la evacuación... entonces Lottie debería pedir disculpas por las acciones de su hermano pequeño, porque ella es la responsable y vergonzosa, y ya es la segunda vez que no impide a su hermano montar un espectáculo (la primera vez fue anoche, cuando Sean se tiró vestido a la piscina).

Sean acababa de montar un verdadero número. Salir corriendo, entrar en el Hotel.... cosa que no era tan fácil, porque la terraza que daba al oasis no estaba precisamente a tocar con la zona principal. Y, justo tras esa carrera, sacarse la camiseta y con ella romper el cristal de protección de la alarma anti-incendios. A Fadil no le dio tiempo de reaccionar de ningún modo.

Simplemente siguió al pelirrojo, no sin haber gritado al resto:

-¡¿Pero qué...?! ¡Vamos! ¿Qué haces Sean? ¡Venid todos!

Y a Lottie, señalándola con el dedo, los ojos acusadores:

-¡Páralo! ¿Es tu hermano, no? ¡Joder!

La alarma empezó a sonar, estridente, cadenciosa. El trayecto les había llevado, casualmente, más cerca de la señal del gps de Mike, la que rastreaba a Melyssa. Fadil, sin embargo, había priorizado. La sirena escandalosa tendría que ser cortada...

Mike asintió ante las palabras de Oliver y soltó la muñeca de Fadil, tenía razón, debían tranquilizarse y pensar con calma, se había dejado llevar por todas aquellas viejas historias y por las cosas que se había imaginado que podían pasar en un país como Egipto en el que casi habían matado a su padre dos veces.

-Tienes razón Oliver. Puede que todo sea una gran confusión y que la chica nos vio aquí y al ver a mi hermana en otra terraza quiso traerla por un atajo y se han parado en el baño o algo. Pero acepto tu compañía, la verdad es que estaré más tranquilo cuando encontremos a Mel, además este gps hoy no para de hacer cosas raras, hace un rato señalaba que Mel estaba justo aquí en esta terraza, creí que había sido Sam gastándome una broma, quizás solo funciona mal, puede que haya estado demasiado al sol o... yo que se. -Se giró hacia Charlotte algo avergonzado.- Perdona por lo de antes, aunque estemos todo el día discutiendo cuando pienso que le puede pasar algo a mi hermana me vuelvo un poco loco, debí haceros caso.

Entonces, más rápido de lo que lo había hecho Mike y sin ningún Fadil de por medio Sean salió corriendo. Mike supuso que no era casualidad que la alarma de incendios comenzara a sonar instantes después de la entrada del pelirrojo al hotel. No le gustó que Fadil increpara a Charlotte, ella no tenía la culpa de lo que el tarado de Sean acababa de hacer no se sabía porqué, probablemente aún estaba bajo el efecto del alcohol o de vete tu a saber qué que habría tomado la noche anterior.

-¡Tranquilo Fadil, ella no tiene la culpa! Yo me encargo de la alarma, pero traer a Sean aquí antes de que se le ocurra otra de sus ideas. -En otras circunstancias se hubiera reído de la ocurrencia y hubiera disfrutado del fastidio de Fadil, pero estaba demasiado agobiado como para hacerlo. Ahora la señal de Mel estaba muy cerca pero el egipcio no les llevaría hasta ella si no desconectaban la alarma. Por fortuna Sam le había dado acceso a parte del sistema informático, creía que lo suficiente para entrar en las emergencias y desconectar la alarma.- Sam estoy entrando en el sistema del hotel, creo que puedo desactivar esto, si no es toda tuya.

Si él no lo conseguía para Sam sería pan comido y en cuanto lo solucionaran buscarían a Mel con calma.

Cuando escuchó a sus espaldas la exclamación de Mike, lo primero que pensó Charlotte es que este había aterrizado en el suelo en algún lugar entre la terraza y el hotel. Pero no que hubiera chocado contra Fadil. Al volverse, Mike ya avanzaba hacia ellos, agarrando de la mano a Fadil y pidiéndole explicaciones.

Por lo menos él ha conseguido parar a Mike... Pensó mientras que se volvía hacia su hermano y le lanzaba una sonrisa cómplice. Por una vez le había hecho caso. Solo de pensar que lo perdía de vista ahora, con todo lo que estaba pasando y esa sensación aleteándole en el estómago... Ufffff

Mike y Fadil pasaron a su lado como un huracán, la mirada de Mike centrada en algo más allá de ella. Los siguió con la mirada, sin saber muy bien qué es lo que pretendía Mike, pero asintió para ella cuando le pidió a Estel las fotos. Claro que tiene fotos, estás hablando con una profesional y un rostro como ese no le iba a pasar desapercibido-Ven Sean, vamos a acercarnos a ver qué opina Fadil de todo esto. Tal vez él nos lleve directos a donde esta Mel y podamos aclarar qué es lo que está ocurriendo para poder quedarnos tranquil..… ¡Sean!
Antes de que pudiera reaccionar, su hermano ya estaba corriendo hacia el hotel. Se volvió para verlo correr como si le fuera la vida en ello. ¿Qué ha pasado? ¿Qué me he perdido? Se volvió para mirar al resto, pero nadie se movía, todo parecía estar igual que un instante antes. Salvo que, de pronto, Fadil se encaró con ella antes de echar a correr tras su hermano. Aquella reacción tan inesperada de su anfitrión le pilló totalmente desprevenida, más que nada por la brusquedad con la que le habló, y por su mirada. Nunca le había hablado así nadie que no fuera su padre y, siempre, por una buena razón. Y hacía ya años de aquello. Echó a correr, escuchando como a sus espaldas Mike la defendía ante un Fadil que corría unos pasos por delante de ella hacia el hotel siguiendo los pasos de Sean.

Un sonido, que era inconfundiblemente una alarma, comenzó a sonar en el hotel. Lottie lo escuchó en la lejanía, porque solo era capaz de escuchar con claridad el sonido de su corazón, forzado a correr aquella distancia a toda carrera, y su respiración entrecortada. Tenía que llegar hasta Sean antes que Fadil. Algo le decía que tenía que hacerlo. Pero entraron casi los dos a la vez en el hotel y, con una mirada rápida, localizó a Sean. Vio que se había quitado la camiseta, que la llevaba anudada en el brazo y entonces escuchó el ruido de la alarma que le retumbó en los oídos a plena potencia. Y vio el pulsador de alarma roto en la pared. Y todo encajó.

Se dirigió corriendo hacia Sean, poniéndose entre ella y el pulsador. Y, contra todo pronóstico, lo agarró cariñosamente de los dos brazos, apartándolo un poco del pulsador y poniéndolo de espaldas a Fadil-Sean, ya... ya está, ¿vale? Ven... –dijo tranquilizadoramente, mirándolo a los ojos, sin saber que pensar de todo aquello y buscando una respuesta lógica a aquella actuación de su hermano pequeño, hablándole en voz baja, sin darse cuenta de que con todo el ruido de la alarma lo más probable era que Sean no la escuchara. No entendía por qué había tenido que entrar allí y activar la alarma. Pero, fuera lo que fuera, no tenía ganas de regañarle. Aquella actuación había sido tan extraña para ella que estaba bloqueada, y preocupada. Tenía la voz y la mirada de Fadil grabada a fuego y lo que no quería era provocar también algún desplante o mala contestación de su hermano si le recriminaba su actuación. Además, por mucho que se chincharan en público, no le quería regañar a Sean delante de Fadil. Estaba mirándolos a los dos unos pasos más allá, y no le daría ese placer.

Sintió algo húmedo en su mano, allí donde agarraba el brazo de su hermano liado en la camiseta. Al mirar, ahogó una exclamación y, lentamente, le deslió la camiseta del brazo para descubrir un corte, no muy profundo ni grande, pero que sangraba más de lo que a Lottie le gustaba. Se aseguró de que no había ningún cristal en la camiseta y volvió a liar el brazo con ella, apretando un poco-No…no es nada, ahora lo curamos…-le dijo elevando la voz para que la escuchara por encima de todo aquel escándalo.

Empezó a percibir cosas a su alrededor. Como su corazón volvía a tener su ritmo normal y conseguía respirar sin esfuerzo, como el resto del grupo entraban en la habitación, como Mike hablaba con Sam y parecían hacer algo en un ordenador, como ella tenía la cara como un tomate y evitaba mirar a nadie del grupo, sobre todo a Fadil. Se centró en liar bien la camiseta como si le fuera la vida en ello, y en su hermano-¿Me vas a decir porque has hecho esto?-le preguntó suavemente, sin rastro de acusación en su voz.

Antes de pedir disculpas a Fadil por el destrozo y los inconvenientes, quería saber las razones de su hermano para todo aquel alboroto.

¡¿Eh?! ¡¿Qué?!-Sean trataba de elevar su voz por encima de la sirena.

Cruzó miradas con Fadil, en un intento de sondear si estaba igual de perdido y confuso que él. ¿Acaso podría no estar en el ajo? La KGB, la CIA, el MI5, el Carrefour... Primero nos ocultan la existencia de extraterrestres, y ahora esto. Están todos confabulados. ¿Qué sabían los Dunne de Fadil, si ese era su verdadero nombre? Quizás fuese un agente del servicio secreto francés, de ascendencia argelina; quizás un traficante de armas, que tras una redada haya aceptado desempeñar un papel en esta gran farsa para evitar ir a prisión; quizás no es más que un pobre infeliz al que pusieron un maletín lleno de dinero delante de las narices, para montar un hotel y comprar suficiente droga para que todos los VIPs de anoche acudieran a la fiesta.

¡La gente! ¡Los clientes, los empleados! ¡¿Dónde están todos?! ¡¿Por qué no aparecen para evacuar el hotel?!

Sean hizo un aspaviento con el brazo que no estaba siendo atendido por Lottie, presentando un hall vacío. Constatándolo. Dándose a entender. Aún en aquel momento, seguía torciendo la cabeza y mirando a todas partes, esperando que asomara una oleada de clientes confusos buscando la salida del edificio. Algo que le demostrara que aquella anomalía que vió en la terraza solo era producto de su resaca y de un sol caprichoso con los reflejos en la arena. Estaba tan nervioso que la herida en el codo ni siquiera le dolía.

Mike seguía tecleando frenético en la diminuta terminal que suponía su propio comunicador. Parecía que nunca iba a conseguir su objetivo, e iba lanzando miradas a Sam, de vez en cuando, ella sí tenía total acceso al sistema del Hotel.

Pero súbitamente el informático lo consiguió, la alarma dejó de aullar. El silencio entonces cayó sobre ellos de un modo mucho más evidente y sólido. Apagada la sirena que había atronado hasta un segundo antes, nada se escuchó. Sólo el eco de la frase de Sean, y su significado, patente, horadando sus mentes: "¡La gente! ¡Los clientes, los empleados! ¡¿Dónde están todos?! ¡¿Por qué no aparecen para evacuar el hotel?!"

Fadil boqueó un par de veces, sin responder, mirando a su alrededor, como perdido...

Todo se estaba volviendo demasiado caótico, aunque si tenían que remover cielo y tierra para encontrar a Mel que así fuera. Fadil apareció como si nada sucediera; Sean salió corriendo para encender la alarma de incendio; Oliver se contagió de la euforia; y Mike...

- Esto ya es demasiado extraño.

Cogió su bolso de mano de la mesa y se dirigió a Fadil.

- Llévanos a donde se encuentra esos pasadizos, o lo que sean -Le señaló con su índice acusador-. Que no aparezcan los clientes y empleados es... Es... Me da igual. Quiero encontrar a Mel. Mel, ¿me oyes? Lo sabía, estaba claro. Te lo dije, lo dije. Toda esta reunión, el pasado... -Alzó brevemente los brazos desesperada-. Y de repente todos coinciden aquí. ¡¿Aquí?! Sin traba alguna. Tenemos que encontrar a Mel, Mike -Se centró en su amigo-. Creo que no voy a parar de hablar. Tenemos que movernos porque ésto... -Arqueó un brazo para abarcar el complejo-. Ésto está mal.

Se quitó las gafas de sol guardándolas en el estuche y luego al bolso. Poco más cabía en su cartera de mano, a la que sacó la correa y se la cruzó para estar más cómoda.

- Vamos, ¿sí?

No había enfado o desesperación, tan sólo la necesidad de ponerse en marcha. Así se lo hacía ver a Mike con su actitud. Puede que no fuera la más valiente, pero habían tocado a una de sus personas favoritas.

Mike suspiró aliviado cuando por fin pudo parar la alarma de incendios que Sean había activado por algún motivo, tenía algunas teorías al respecto de eso pero no quiso decir nada para no preocupar a su hermana.

Demasiadas drogas ayer, seguro que le entró algún tipo de paranoia.

Por desgracia Sean se había hecho daño, no parecía mucho pero sangraba, se acercó a comprobar que era tan solo un corte con el cristal de seguridad y nada más.

-¿Estás bien Sean? -Mike echó un vistazo a la herida y tranquilizó a Charlotte.- No te preocupes es solamente un corte, buscaremos un botiquín y le vendaremos. -El corte no era lo peor, Sean no paraba de gritar en mitad del hall, por fortuna estaban solos, lo que si que resultaba algo raro.- ¿La gente? Igual ya están fuera... En la foto que me envió Mel había mucha gente, puede que ya hayan salido todos.

Mike miró a su alrededor, no le convencía demasiado su propia explicación pero era la única que podía encajar con aquello, no podía haber desaparecido todo el mundo de repente, seguramente había algún evento fuera donde había estado esperándolos Mel y la mayoría estaría allí, los pocos que estaban dentro aún seguirían durmiendo o no les habría dado tiempo a bajar en el tiempo que la alarma había estado activa. Solucionado ese problema Mel seguía siendo su prioridad.

-Sí Sam, vamos a encontrarla ahora, tranquila. Al final lo de poneros un gps resultó buena idea, no podrás negarlo. -En cierta medida que Samantha estuviera tan nerviosa le ayudaba a tranquilizarse al verse obligado a ser positivo con ella.- Fadil, llévanos a este punto del hotel, mira mi comunicador y sigue ese rastro, allí está mi hermana. -Se volvió hacia el resto.- ¿Venís también?

Con Sean tan alterado y herido no sabía si quizás preferían buscar un botiquín y curarle la herida antes de seguir deambulando por el hotel, a fin de cuentas en unos minutos encontrarían a Mel, volverían y se reirían de todo aquello.