Partida Rol por web

El semiorco agarra su hacha de combate y mientras ora a su dios - Gorum dame el tamaño para aplastar a mis enemigos como cucarachas, aumenta de tamaño hasta medir más de dos metros y medio.

- Jojojojo, venid con papa cachorritos, dice mientras avanza hacia el combate

Vista la situación y lo arrinconado que se encuentra, SHAUN MICHAELS da un paso cruzando las defensas del Lord Calabozo y del perrete, para no encontrarse tan flanqueado. Y para asegurar su situación y que luego no sigan arrinconandole, golpea al chucho.

"Esto lo ve la PETA y me PETA a mi" piensa

Un perrito menos, pensó la joven. Shaun ya no estaba rodeado pero el bruto barbudo aun seguía siendo una gran amenaza. La hechicera se centró en Lord Calabozo. Ya no le quedaban conjuros... pero la tramposa mujer siempre tenía pequeños recursos a su alcance.

- ¡Cálmese Lord Calabozo, no hay que ponerse así! Estese quietecito - dijo con tono avieso mientras intercalaba palabras arcanas.

Disparo con mi arco sin moverme al primer objetivo mas accesible: perro o barbudo.

Una flecha sale silvando desde el arco de Sheela con destino al perro que sigue en pie. No obstante, roza el pelaje del cánido para rebotar en el suelo, sin acertar al animal, que vuelve los ojos hacía el gigantón que se aproxima. Grundar aumenta considerablemente su tamaño mientras se acerca al enemigo.

Por su parte, Anecteia consigue con otro de sus hechizos que el barbudo agresor caiga al suelo, perdiendo el tiempo y dejándolo a merced de cualquiera en este asalto. Pero es Shaun quién da un tremendo golpetazo contra el perro que descansaba dormido en el frío suelo de piedra, causándole una tremenda herida en el lomo con su espada bastarda. El cánido gruñe del dolor y se despierta, tratando de morder nuevamente al clérigo de Feronia, pero se topa con su armadura y falla.

El gigantón no pudo evitar que el perro le mordiese la pata, pero eso le dejó en una posuicion vulnerable, lo cual propició un hachazo que impactó en el cuello del perro, cortando bastante carne.

- Perrito, ven a morder este hueso, jujujuju, rie mientras ve manar la sangre con profusión de la herida del chucho

Anacteia ya no tenía más magia que dispensar. Se hallaba "vacía", habiendo lanzado todo su repertorio de hechizos durante el transcurso de su huida. Poco más le quedaba excepto el uso de las burdas y convencionales armas. Tomó por tanto su ballesta y disparó contra el perro que enfrentaba un gigantesco Grundar. Disparar contra otros enemigos resultaba arriesgado, pudiendo acertar a Shaun.

- No es que se perdería gran cosa, pero aun así resulta útil atrayendo golpes... - musitó mientras apretaba el gatillo.

Disparo otra flecha desde mi posicion estática contra un chucho. La pelea iba continuando.

De un tremendo golpetazo, y con ayuda de la flecha de la pícara, Grundar acaba estrellando los sesos del perro que le atacaba contra el suelo. Por su parte, el otro cánido muerde el polvo, al estar ya muy débil por las heridas del clérigo, a lo que se sumó el virotazo de Anacteia, que fueron demasiadas heridas y acabó muriendo, también.

En ese momento, Lord Calabozo se alzó para tomar parte en la contienda.

- ¡Sucias sabandijas! ¡Os mataré a todos por esto! - Gritó y trató de dar un testarazo a Shaun, pero el barbudo topó con la armadura del extraño clérigo.

Anacteia supo que la probabilidad de acertar a Shau con sus virotes sería muy alta.

- No puedo permitirme malgastar munición, fallando e impactando en Shaun - admitió con un suspiro de resignación. Por tanto se echó la ballesta a la espalda y avanzó hacia la reyerta. Si no podía atacar a distancia lo haría al cuerpo a cuerpo. Mientras se acercó, deslizó brazo abajo el tirante de su hombro derecho, dejándolo al descubierto y por donde asomó una pequeña cabeza dragonil, emergiendo de la piel de su espalda y observando a su objetivo.