Partida Rol por web

La joven humana le miraba bastante, con un ligero brillo de emoción en los ojos y pasando esa mirada por su rostro o cabello. Su experiencia en el mundo, como todo humano, debía ser bastante más corta que la suya, pero mucho más explosiva. Los humanos a veces vivían las cosas de forma frenética, incluyendo sus sentimientos. Le costó muchísimo tiempo entender esto, olvidándolo durante un tiempo y retomando el conocimiento al volver a los caminos. Siendo un ser tan exótico, entendía la curiosidad de Viera.

-Tenemos formas de protegernos, pero no podemos llevar armaduras… nos molestas e interfieren en la canalización de hechizos… Es como intentar caminar mientras alguien te está poniendo piedras en tu camino- ella sabía que le faltaba más práctica, pero eso le agradó al elfo-. Entender las propias limitaciones, es el primer paso para ampliarlas y superarlas… Agradezco tu ofrecimiento, solo espero no meterte en problemas- que alguien dependiera de ti o peor, tu depender de alguien era un sentimiento que nunca le agradaba-. Karag, como era su nombre, gustaba cantar, matar, beber, eructar y comerse el corazón de sus enemigos caídos…- Six miró su comida, pensativo-. Decía que así le enseñó su madre, una loba… Nunca le pregunté pero le gustaba contar historias.

Six se interrumpió cuando la posadera intervino discretamente. El guiño fue bastante evidente para él. Viera pareció no prestarle atención, así que el elfo hizo lo mismo, soltando un siempre.

-Muchas gracias- ¿Compartirían las habitaciones? Si tenían a un fantasma morando en una, era normal que no contaran con un amplio repertorio. Eso sin contar con que el pueblo tuvo una gran afluente de aventureros y soldados-. En fin. Creo que te debo una historia… No creo que sea una buena historia de sobremesa- cualquier historia con ese condenado enano debía ser tomada con pinzas-. En fin, conocí a Karag cuando nos unimos a una caravana, debíamos protegerla y nos permitirían alimento y cobijo. Unos Yeti de las nieves nos atacaron la primera noche. Karag se enojó porque dormirlos le pareció de cobardes, así que me limité a lanzarles bolas de ácido. El que gritaran de dolor pareció ser del agrado del enano. Luego, al finalizar la batalla, me ofreció el corazón aun sangrante del más grande, diciéndome que ahora éramos hermanos…

La figura fantasmal no dio muestras de notar mucho la presencia de los aventureros, aunque apartó un momento la mirada al escuchar primero a Luthien dirigirse a ella. Los miró lánguidamente, con indiferencia, suspiró lastimeramente, y volvió a mirar hacia la ventana.

-Oh, Donovan, regresa *sniff*... Regresa, mi amor...-

Tampoco respondió a las palabras de Ronud, al parecer decidiendo ignorarlos deliberadamente. Ya cuando fue Izmael quien habló, volvió a girarse hacia ellos. -Dejadme *sniff sniff* en paz...- Su tono no era de enfado, sino más bien de cansancio por la constante interrupción en sus lamentaciones, y una vez más fijó su mirada fuera de la ventana, repitiendo su llamado triste y lacónico.

-Regresa...*sniff* Regresa a mi...-

Sin apartar la mirada de la aparición me sitúo junto a Izmael.

- ¿Crees que en este lugar habrá un cementerio y un registro de las defunciones? Quizás a ti, como clérigo, te resulte más fácil conseguir esa información.
>> Lo digo porqué me huelo que el tal Donovan también está muerto. Quizás podamos conseguir saber algo más de todo este asunto.

Al ver que el espíritu no quería transmitirnos nada en concreto, la idea del enano era bastante acertada.

-"Sí, creo que debemos de buscar a ese tal Donovan y ver quién era y qué le sucedió. Si no, esta pobre alma no descansará en paz."

Di media vuelta y me dirigí a la puerta para salir.

-"Vayámonos. Intentaré encontrar esa información."

Ronud observó con lástima a la fantasma. Sus compañeros ya sugerían marchar de allí para averiguar quién era ese Donovan, quien probablemente fuese la pieza clave para procurar el descanso eterno de aquella pobre mujer.

-¿Quién es Donovan? -intentó preguntarle al espíritu, consciente de que la conexión entre el espíritu y aquella persona podía ser vital si querían que la fantasma descansara en paz. No estaba del todo seguro de que la mujer fuera a responderles, pero había que intentarlo.

Me quedo un instante en silencio cuando el fantasma dice aquellas palabras, si bien creo que puede ser horrible el no hallar la paz mientras se busca a su otra mitad, es un sentimiento que de alguna manera no conozco lo suficiente ya que el amor y yo como que no nos llevamos demasiado bien. No obstante mis compañeros pretenden retirarse y averiguar por ese tal Donovan, pero Ronud es quien hace una pregunta interesante. 

Así que me quedo al lado del orco un tanto expectante por la respuesta de la mujer. Posiblemente sea su esposo, un gran amor y demás cosillas, pero creo que podríamos enterarnos un poco más sobre su historia así quizás, hilar hechos y darle esa redención que ahora mismo necesita. 

—Cuéntanos tu historia, puedo quedarme aquí a escucharla. 

La picara escuchaba con atención la historia de Six, imaginando a Karag, de alguna forma lo visualizaba como Snorri pero con cabellera negra y mas gruñón, no era partidaria de hacer sufrir a los demás solo por gusto, pero sin dudarlo Karag ya era todo un personaje digno de conocer, y esperaba algún día tener la fortuna de combatir a su lado.

-¿Que ocurrió con él?, espero que no haya muerto- pregunto con cierta preocupación en su rostro, pues esperaba que continuara contándole mas de esas aventuras con el enano.

-¿Sabes?... en mi pueblo hablaban de la historia de una poderosa hechicera que vivía en lo profundo del bosque que estaba al sur, que muchos aventureros se atrevían a internarse para conocerla, pues decían que era hermosa y su piel era blanca como la luz de luna, esos aventureros jamas volvieron a pasar por el pueblo y la historia paso a convertirse en la de una criatura horrenda que se comía a los aventureros curiosos, la verdad... jamas fui a ese lugar, pero creo que algo de cierto debe tener esa historia- le comento mientras se quedaba pensativa mirando hacia un costado con su mano tocándose el mentón.

Pese a todo lo vivido durante el día, la energía de Viera parecía volver a su cuerpo, quizás por el efecto de la cerveza, que ya comenzaba a tornar un poco mas rosadas sus mejillas.

-¿Tienes familia Six? o ¿alguien que espera por ti en algún lugar?- pregunto mirándole a los ojos fijamente, Viera estaba convencida de que todos teníamos a alguien que nos esperaba e algún lugar, en su caso era su padre, un esforzado campesino que quiso lo mejor para su hija siempre y que prefirió dejarla partir junto a su espíritu aventurero a que se convirtiera en la esposa del hijo de peletero.

-Dudo mucho que haya muerto- dijo con una mueca, pues no estaba seguro de esto-. Nos separamos poco antes de llegar aquí, él partió a las estepas heladas, siguiendo un aroma- Six se encogió de hombros, haciendo que Poe se elevara y bajara en su sitio-. Si ves a un enano pelirrojo, con una cresta, barba llena de adornos y con tatuajes azules por todo el cuerpo… pues seguro es él- aunque probablemente estuviera luchando contra algo o buscando una esposa. Condenado enano, de no haber vivido cosas peores, tendría pesadillas con él. Bebió un trago de su jarra, en honor al bastardo, deseándole buena suerte.

Viera pasó a contarle una leyenda local de su pueblo, sobre una hechicera… El elfo se colocó una mano en el mentón, pensativo.

-Algunos nigromantes necesitan componentes para sus hechizos, mientras más frescos mejor- dijo arrugando el ceño-. No me extrañaría que lo fuera…- su dedo índice golpeaba distraídamente la tabla de la barra, como si quisiera atravesar la dura superficie. Reparó en que el tema le distraía, por las implicaciones que podría tener-. Aunque las historias suelen exagerarse, sobre todo si parten del desconocimiento… Pero siempre tendría cuidado, incluso de las leyendas más antiguas- a veces tenían algo de verdad y las advertencias debían ser oídas… luego uno se arrepentía por pasar de ellas. Bebió un trago más de su bebida, dejando su plato vacío a un lado. La siguiente pregunta, obvia luego de las presentaciones e intercambio de anécdotas, le hizo suspirar suavemente-. No. Nadie me espera en ningún sitio- o quizás sí, nunca se planteó volver a su poblado y comprobarlo, prefirió enfrascarse en esa búsqueda sin sentido-. ¿Y a usted?- no podía evitar la formalidad en su trato, aunque hablara de a ratos como “alguien normal-. Por cierto: ¿De dónde es oriunda?

-¿Cuidado?, claro que hay que tenerlo, después de todo las historias surgen en parte a algún hecho verdadero, no quisiera ser parte de la colección de un nigromante...tengo mucho por que vivir aun- menciono con cierto grado de diversión.

Viera negó con la cabeza como inicio de una respuesta -bueno, mi padre, en casa...- se encogió de hombros -... fuera de él nadie- respondió con sinceridad mirando a los ojos a Six, para después frotarse la nariz ante una leve picazón que estaba apunto de hacerla estornudar y no tardo mucho, se cubrió la boca y nariz con su antebrazo y estornudo dos veces, unos chillidos parecido al de un gato, dio un suspiro y volvió a frotarse la nariz, sus mejillas estaban un poquito mas rosadas que antes, pues una segunda jarra de cerveza, ya comenzaba a subirse a su cabeza.

-De una pequeña aldea al sur, muy al sur de aquí, casi olvidada por los viajeros, donde la mayoría son granjeros en las tierras de un noble, su nombre es Neglesh (*), pero es donde el cielo por las noches se ve completamente estrellado y en primavera las margaritas cubren los padros, es un buen sitio para crecer-

Sintiéndose mas en confianza, su curiosidad parecía desatarse nuevamente -¿Y usted?- pregunto con una sonrisa ladeando la cabeza y luego agrego -¿ese cráneo perteneció a alguien importante para usted?- aquella pregunta parecía algo tenebrosa y esperaba que no tuviera una trágica historia, como tampoco que Six respondiera, aunque al final algo sorprendida miro al elfo a los ojos y sus labios modularon un "ups", entendiendo que quizás había preguntado algo mas personal.

Los nigromantes, en el mejor de los casos, preferían hurgar entre cadáveres en un cementerio, sin molestar a los vivos… pero generalmente no era el caso. Más de uno era impaciente y no podía esperar a que la gente muriera de forma natural, prefiriendo apurar el proceso. Quizás, cuando fuera más fuerte, volviera a ese poblado para comprobar si esas historias fueran reales.

-¿Y no se preocupó por… la profesión que elegiste?- había dejado ya su plato vacío, jugueteando con su vaso y bebiendo con lentitud, así que podía estudiar el rostro y gestos de la joven, como si quisiera adivinar lo que decía por esas señales más que por sus palabras-. Neglesh suena como un buen lugar para vivir…- era fácil imaginar un lugar así, sumamente tranquilo y mundano, sin las preocupaciones de otras tierras-. Mi pueblo… no lo recuerdo bien, demasiado tiempo en el camino- y era verdad, aunque no por el camino o el tiempo trascurrido desde que se marchara… ¿Se había marchado? No lo recordaba con claridad, se mezclaba con cosas que nunca pasaron. Y como si eso provocara algo en Viera, preguntó por su foco para sus conjuros. De entre sus ropajes asomaba, burlón, el cráneo de aspecto siniestro, como sonriendo. Six lo sacó de donde estaba, sosteniéndolo con una mano, mirando fijamente esas cuencas vacías-. A decir verdad, si, perteneció a alguien importante para mí. Gracias a él, soy lo que soy. Me lo dio todo…- y le quitó todo.

Se cubrió los labios con el dedo índice, en señal de silencio -ssshhhh- expreso mirando de lado a lado como verificando que nadie escuchara su "secreto" -¡no lo sabe!- abrió los ojos con asombro, y es que si su padre se enterara de los andares de su hija menor, seguramente la llevaría a casa de regreso cogida por la trenza de su cabello; lo cierto es que Viera contaba su historia omitiendo algunos detalles, como por ejemplo que en realidad huyo de casa, para evitar el matrimonio con Derek el hijo del Peletero, algo que había estado evitando desde los dieciséis años y que tras dos años de buscar mil y una excusas, simplemente no podía seguir aplazando tal evento, así que apenas un par de semanas antes de la ceremonia, tomo sus cosas y huyo por la noche haciendo gala de esos movimientos felinos para que nadie la escuchara. Viera sonrió de lado de forma muy risueña al elfo.

Al ver como Six sostenía el cráneo y lo observaba, le pareció una imagen mas fascinante aun, la forma en que lo observaba como si existiera una conexión especial, como si en un dialogo silencioso se comunicaran, algo que quizás a los ojos de otro podría parecer espeluznante, para ella parecía algo cautivante, si tuviese la habilidad de plasmar en un pergamino lo que veía, seria un dibujo realmente...único.

Le gustaba lo cómodo que se sentía el elfo con esa charla, al menos eso percibía la picara y le agradaba ver como respondía a sus preguntas de forma amable, cuando quizás su aspecto podría apartar a cualquiera, para ella simplemente era la mejor compañía comparada con esa aburrida aventura de cazafantasmas.

-¿Otra jarra de cerveza?... yo invito- alzo su jarra ya vacía y grito en voz alta -SEÑORA, SEÑORA...TRAIGA DOS MAS- tras confirmar que Maeda había hecho contacto visual con ella, Viera miro al cuervo -¿tu quieres algo?- alzo su mano buscando que Poe se acercara a ella.

-¿Como conociste a Six, amiguito?- pregunto al ave, con toda la convicción de que si el ave le graznaba ella le entendería, pero para eso ya dirigía una nueva mirada a Six, con la esperanza de que el le tradujera -seguro tienes alguna historia divertida que contar de tu compañero-.

La reacción de Viera cuando mencionó la opinión de su padre respecto a su viaje por aventuras o, como ella misma dijo, el destino le trajo a esa ciudad. Incluso el elfo se vio tentado a mirar a su alrededor por si alguien le oyó. Enarcó una ceja, divertido por esa reacción, aunque intuía que había algo más detrás de todo eso. Pero no era de indagar mucho, dejando el tema ahí mismo.

Dejó el cráneo sobre la mesa, obligándose a apartar la mirada de sus cuencas, evitando ver los ojos que una vez contuvieron y tantas veces observó en la oscuridad. Tamborileó sus dedos sobre la superficie lisa del mismo, arrancando un sonido hasta agradable.

-Quien lo diría- pensó con cierta malicia, repitiendo el sonido de forma rítmica, mientras su compañera pedía más bebidas. ¿No era ya la tercera? Como le parecería descortés rechazar su ofrecimiento, dejó que rellenaran su copa, aunque en su caso estuviera bebiendo vino. La pícara volvió a estirar su mano, intentando alcanzar a Poe, quien graznó un par de veces, dejándose acariciar. Six nunca estuvo tanto tiempo con alguien, charlando, como para que su cuervo llegara a familiarizarse con esa persona-. Pues… fue con un ritual mágico. Ligué mi esencia a la suya, quedando unidos para siempre o… En fin- el cuervo picoteo los cabellos del elfo, tironeando de ellos-. Con ello convierto a Poe en una criatura mágica. No es como cualquier otro cuervo, es casi una extensión de mí. El ritual es bastante básico entre los usuarios de magia, pero me costó bastante conseguir los ingredientes para siquiera comenzar- distraídamente dirigió su mano hacia su compañero, rozando sus plumas negras-. Una semana entera preparando todo, dedicándome a cada detalle, revisando que todo estuviera en su lugar… el maldito se hizo rogar- Poe graznó de forma rara, como si fuera una risa.

El semblante de Viera cambio, un poco mas serio, indagando en sus propios pensamientos, hizo una mueca con su boca mientras su vista se fijaba en algún nudo en la madera de la mesa, se toco el mentón con un dedo, que parecía rozar su barbilla el borde de su labio inferior, concentrada.

De pronto volvió a mirar al hechicero. -¿Crees que alguien como yo pueda aprender magia?- pregunto con cierta ilusión en su mirada, pero también con un deje de preocupación, luego bajo la vista como si aquella pregunta hubiese tenido una respuesta negativa. 

Después de un instante ensimismada, volvió a sonreír -Primero debo aprender a ser mejor picara antes de intentar acercarme a la magia- pareció resignarse ante esa idea, antes no había sentido tal curiosidad, pero hablar con Six le hacia ver todo de forma diferente y mucho mas interesante.

Volvió a mirar al cuervo -Así que te hiciste de rogar...eso esta muy bien, valorarse es siempre importante, así las personas que te quieren lo hacen por un interés honesto y no solo por que si, aquel que permanece a tu lado es por te aprecia y si Six tuvo paciencia en poder convertirte en su compañero, sin duda eres muy importante para él, como el Sr. Huesos- ¿Quién era el Sr. Huesos?... pues el cráneo que lo hipnotizaba cada vez que lo miraba.

Viera rio.

Esa pregunta era bastante más normal de lo que uno podría llegar a imaginar, sobre todo cuando se veía a un usuario de magia haciendo algo increíble con un gesto. Viera prácticamente se contestó a sí misma, bajando su rostro y enmudeciendo lentamente. Su entusiasmo se vio ensombrecido por quizás algún tipo de inseguridad.

-Hay dos formas de ser un usuario mágico- comenzó Six intentado ser claro, no queriendo darle falsas esperanzas. No era una persona que hiciera eso, incluso aunque fuera un acto de bondad-. Una es tener talento natural, algún tipo de antepasado o contacto con algo sobrenatural mágico: dragones, abisales, elementales… etc. Ese es mi caso. La otra engloba a los que se preparan de forma más ardua, estudiando mucho, con un mentor y dedicando gran parte de su tiempo a eso- movió su cabeza, como replanteando lo que dijo-. En ambos casos se necesita estudiar mucho, dedicar muchas energías en investigar e informarse bien. La magia puede ser peligrosa usada descuidadamente… Pero creo que, si hay una base, se puede aprender magia. Al menos a nivel básico- nadie se convierte en archimago de la noche a la mañana, no lanzaría bolas de fuego por ahí, pero quizás algunos trucos menores pudiera aprender. La mención del cráneo le hizo sonreír-. Estoy seguro que está muy feliz- volvió levantarlo, sonriendo más abiertamente, pero no de forma amable, sino salvajemente-. Servir como foco para mi magia debe ser el sueño de toda su vida. Me ayuda a erradicar a todos los magos que usan su magia para hacer sufrir a los demás- se quedó callado-. Definitivamente Sr. Huesos es feliz.

Volvió a bajar el cráneo, golpeando un poco de más la barra con esos dientes blancuzcos, dejando una marca en la madera. Como si temiera que él se quejara, volvió a guardarlo en su sitio, a donde acudiría si necesitara hacer algún hechizo.

-Tu profesión es bastante arriesgada, son siempre los que se avanzan primero, los que se aseguran que no haya trampas o mecanismos peligrosos para los demás… eso es algo muy valiente- mejor cambiar de tema a uno más agradable para él.

Su explicación si que le daba esperanzas al punto de que los ojos de Viera brillaban con ilusión, pero ella era muy consiente de sus talentos y la magia definitivamente no era lo suyo, a menos... que por ahí tuviese un antepasado como los que menciono Six, lo que por cierto ahora volvía a crear otra interrogante sobre el hechicero, pero es que Viera siempre, siempre tenia muchas preguntas para hacer, pero se media para no ser mal educada, su abuela siempre le decía: mi niña, una señorita, siempre sabe guardar silencio, y a ella le costaba mucho, pero se media, como podía.

Viera se quedo mirando sonreír a Six, sin entender muy bien ese juego que se traía con el Sr. Huesos, su intuición algo le decía que había una historia mucho mas interesante tras esa sonrisa.

-Es culpa de la curiosidad, Six- respondió encogiéndose de hombros -es mi peor defecto...creo, aunque claro, se donde dejarme llevar, tampoco soy una loca que por curiosidad se mete en problemas, peeeero, si... la mayoría de las veces es así, además también me permite cuidar a mis compañeros...pero finalmente es todo culpa de mi curiosidad... ¿es que tiene vida propia la muy maldita!- exclamo dando un golpe a la mesa, dando un suspiro final.

-Por cierto, ¿Qué te parece la propuesta del Lord Ulbrek?, los demás han decido apoyar y ayudar uniéndose a la guardia, espero que una vez terminemos podamos seguir nuestro rumbo, la idea de permanecer anclada a un mismo sitio aun no me agrada, pero intentare ayudar en lo que pueda, Ronud y tu sin duda serán un gran aporte a la misión- 

Era difícil no dejarse llevar por su entusiasmo o inocencia ligeramente infantil, aunque no por ello la convertía en infantil. Era más bien una sensación de añoranza que no lograba situar… hasta que lo hizo. Claro, era de una época cuando todo tenía color y resultaba más agradable. Viera le recordaba eso. Curioso.

-La curiosidad es buena, en justa medida, nos permitió llegar a donde llegamos- aunque había curiosidades malsanas y pútridas que debían ser erradicadas… claro que Viera carecía de ese tipo de malicia, al menos es lo que podía ver en el brillo de sus ojos-. Sin curiosidad, no habría aventureros y definitivamente nadie habría venido a vivir a este paraje desolado- era consiente que también había otras cuestiones: huir de la ley, busca riquezas, gloria y demás. Pero el querer hacer algo diferente, era otro gran motivo-. Ulbrek es un medio para un fin. Estar en la guardia nos permitirá movernos con más libertad, aunque pueda parecer lo contrario. Estamos en guerra, una mucho más grande de la que podemos imaginar y no podemos ser neutrales. Ayudar a estos pueblos nos da más ventajas que desventajas… Eso desde el punto de vista práctico. Desde lo moral… de no haber estado allí, muchos más habrían muerto. Vi los cuerpos de los goblins hasta hallarles. Habrían asesinado a mucha gente de no ser por ustedes- Six hizo su parte, pero consideraba que el grupo hizo un gran avance por su propios medios desde antes-. Creo que podemos hacer mucho bien si permanecemos juntos- la mención del semiorco le hizo asentir-. Ronud parece un sujeto… peculiar. Es más cabal de lo que podría parecer y también es capaz de hacer lo necesario. Son cualidades valiosas.

No le molestaba que un compañero se ensuciara las manos cuando fuera necesario, pues él era capaz de mucho mas con tal de hacer lo correcto.

Mientras hablaba Six, Viera bebía un sorbo generoso de cerveza, sus palabras tenían razón, pertenecer a la guardia nos daría bastante ventaja, movernos con libertad era algo que sin duda nos serviría en algún momento, además si nuestros compañeros lograban deshacerse de ese fantasma, seguramente la reputación del grupo seria mayor, lamentaba que Izmael no se uniera, pero esperaba que no se marchara y siguiera con nosotros.

-Cierto, tu apareciste en el túnel... ¿como?, ese lugar no tenia mas que la entrada del almacén... fue por tu magia ¿cierto?, fue una fortuna que nos acompañaras, cuando llegamos había una chica pero de pronto ya no estaba, seguramente se quedo en el muelle y luego no se- 

Era verdad, el grupo estaba bastante equilibrado en habilidades y talentos, sin duda serian un hueso duro de roer para el enemigo, además habían conseguido un buen botín entre todos, al menos a Viera le serviría para seguir costeando su viaje.

-Creo que a mi me amiga le agrada mas el semiorco de lo que ella cree- comento ya con una sonrisa en los labios -Ronud es muy correcto a mi parecer, es muy amable pese a su aspecto y educado, no le tiembla la mano ante el enemigo, es un buen aliado, Izmael es fiel a su fe e incorruptible, Snorri es un loquillo divertido y sin pelos en la lengua, si estuviera aquí seguro estaríamos rivalizando en quien bebe mas cerveza, Luthien es analítica y observadora, muy educada y a veces un poco silenciosa, quizás no da una buena impresión cuando recién la conoces pero es un chica muy amable... tenemos un buen grupo Six, espero que nos mantengamos juntos por mucho tiempo- alzo su jarra ofreciéndole un brindis a su compañero, la mitad de la jarra ya le hacia parecer mas risueña y sonriente que antes.

-Por los buenos amigos y por las aventuras que vendrán...- miro a los ojos a Six -y por la buena compañía-

A pesar de las buenas intenciones de los aventureros, la fantasma continuaba ignorándolos, sin apartar su mirada de la ventana. Desde la puerta escucharon cuando el posadero carraspeó y les hizo una seña para que salieran de la habitación; una vez estuvieron fuera volvió a cerrar la puerta, negando con la cabeza.

-No vais a lograr convencerla de que diga más. Ya hemos intentado razonar con ella más de una vez, pero se niega a entender y a aceptar lo que ocurrió.- El hombre se rascó la patilla, antes de seguir. -Yo aún no había llegado cuando pasó; le compré el local a su viejo dueño cuando se fue al sur, a pasar su vejez en tierras cálidas. Se lo compré con fantasma incluído, y por supuesto, con su historia...-

Se apoyó a la pared junto a la escalera, con los brazo cruzados. -Su nombre era Viera. Estaba casada con un pescador, ese tal Donovan; hacían una bonita pareja, esas de las que sabes que llegarán a viejos si les dejan. Ella tenía este cuartito alquilado, ya que no tenían para comprarse su propio hogar. Los marinos y pescadores que conocieron a Donovan decían que era fuerte y bravo. Un día Donovan se fue al lago y no regresó. Sólo se encontraron pedazos de la barca en la costa.-

Miró hacia la puerta de la habitación donde se encontraba la fantasma. -Ella esperó. Esperó mucho tiempo por él, pero al final, en su desespero, se lanzó a través de la ventana, muriendo al acto cuando impactó contra el suelo. La hemos tratado de convencer de la muerte de Donovan, pero no quiere escuchar nada al respecto.-

-No, no fue magia. La lucha me llevó hasta el almacén, vi a una enana que se marchaba, dejando en claro que un grupo estaba luchando ahí- se encogió de hombros-. Como no podía quedarme de brazos cruzados, decidí bajar esperando poder dar una mano. Al no saber que me encontraría, intente ser sigiloso- esperaba un gran ataque, con muchos monstruos y enemigos, por lo que intentó pasar desapercibido hasta encontrarse con el grupo. Fue una suerte el que en ese momento pudieron luchar codo a codo, coordinándose con bastante acierto. El dormir al jefe enemigo fue un golpe de suerte que supieron aprovechar bien. Ninguno salió herido y eso no solía pasar siempre-. Quizás la joven que mencionas sea la enana que vi…

Habrá sentido que esa lucha no le aportaría nada bueno y decidió dar media vuelta. Las batallas no suelen ser tan gloriosas y agradables como las pintan los bardos, es normal que uno decida replantear sus prioridades.

-A mí no me parece- dijo arrugando los ojos, recordando cómo le trataba, pero no podía negar que algunos elfos tenían esa forma de hablar despectiva, como si todo lo demás estuviera hecho de mierda y siquiera acercarse fuera una tortura… Él no era así. ¿Verdad?-. ¿Les conoces hace mucho? Solo he tenido una leve impresión de ellos, pero en verdad parecen un buen grupo- seguía teniendo sus dudas sobre la amabilidad de la elf… Luthien. No cometería su mismo error. Viera debía tener razón, solo fue una mala impresión suya. No podía seguir pensando negativamente sobre cada comentario, sobre todo con respecto a su aspecto, algo que creyó ya superado. Suponía que el que alguien de su propia raza se lo dijera abrió una vieja herida.

Levantó su copa con delicadeza, haciéndola chocar contra la jarra de cerveza de Viera, aceptando el brindis. Era algo pronto para hablar de buenos amigos, pero no negaría que era una agradable perspectiva.

-Por los buenos amigos, las aventuras y la buena compañía- bebió luego un generoso trago del vino, recordando al instante por qué lo estaba bebiendo a sorbos-. Algún día encontraré una bebida decente- murmuró mirando el líquido con desagrado.

La mujer había atendido la petición de la pícara, rellenando la bebida de ambos. A medida que iban conversando, los movimientos de ambos se hacían ligeramente más torpes, aunque era más notable en el joven hechicero. A éste incluso le estaba siendo un poco más difícil mantener su concentración en la pícara, la mente desenfocándosele por momentos.

Mientras conversaban, les llegó un murmurllo desde la parte superior de las escaleras. No percibieron bien lo que decía, aunque notaron que era la voz del posadero.

-...ra Viera. Estaba... un pescador, ese tal Donovan ...ita pareja, esas de las que sabes que llegarán... Ella... uartito alquilado, ya que no tenían... hogar... conocieron a Donovan... bravo... se fue al lago y no regresó. Sólo se encontraron pedazos... Ella esperó. Esperó mucho tiemp... anzó a través de la ventana, muriendo al acto... convencer de... Donovan, pero... respecto...-