Cuerpo físico... Movimiento... Cansancio... Un montón de ideas se mezclan en la cabeza de Saki, pero una la avergüenza en gran medida, una idea que no quiere reconocer en ese momento. Esta emocionada, excitada, ella... Realmente se ha divertido. Mira al chico y a Tsukihime intentando contener una sonrisa. Ha sido tan simple... Hasta hace un momento no quería creerlo y solo habían hecho falta un par de segundo para que acabara así. Ya ni siquiera quería pensar en como había ocurrido, tendría tiempo de preocuparse por ello después.
El rubor comenzaba a subir por sus mejillas, y el pensamiento de seguir allí la atormentaba. Por suerte las palabras de Tsukihime dieron punto y final a sus emociones en ese momento.
- ¿Podemos? - La idea volvió a pasarle por cabeza. - No estarás pensando acompañarme a casa, ¿Verdad?
Saki aún jadeaba, pero no había sudor. Parecía un cansancio más psicológico que físico.
- Claro. Qué esperas, ¿que me quede a dormir en la calle? - Tsukihime hace que no con la mano - Si lo que te preocupa es que puedan verme, tranquila. Si quieres, solo seré visible para ti. Si lo que te preocupa es que no quepamos en la cama puedo dormir en el suelo. O encima tuyo.
Después de la última frase, guiña un ojo a Saki.
¿En serio? ¿Como iba a responder a eso? La situación no podía ser más subrealista... ¿Pero que podía hacer para impedírselo? Más le valía no estar enemistada con ese ser. Antes sabía que tenía una velocidad y fuerza física sobrehumanas, pero ahora había visto algo mucho más peligroso, ahora sabía que podía controlar su cuerpo cuando quisiera... Más valía no hacerla enfadar. Hay muchos formas de vengarse de una persona que no implica dañar el cuerpo de la misma. Tenía suficientes problemas... aunque parecía que la cuenta de los mismos no iba a dejar de subir. Al menos esperaba que lo de que no la verían lo dijera en serio...
Saki mira a Tsukihime, con la esperanza de que cambia de idea, pero sabe que va a ser inútil... Después se gira hacía el chico. Ahora siente haber sido tan escéptica... pero aún así... Aún no tenía claro que representaba que era su arcano. Lo que se involucraban con el mismo podían sentir lo que él sentía, pero como espectadores... El terreno volvió a estar en perfectas condiciones.
- Yo... creo que deberíamos quedar otro día para hablar. Sin la necesidad de volver a repetir esto. - Saki se lo pensó un momento y después añadió. - El sábado iré a ver a Mei, yo creo que ya sabes donde vive. - Por algún motivo a Saki le divirtió hacer este comentario, esperando a que el chico se volviese a sonrojar.
Después de despedirse se dirigió a casa, con Tsukihime detrás suyo. La única esperanza que tenía ya era poder disimular que no la veía a todas horas.
Antes de despedirse, el chico dio a Saki su tarjeta de contacto. Una tarjeta de color beige con las letras en relieve, donde ponía:
D-Five
Mata dragones
575 656 741
Si los dragones eran reales o no, o incluso si Tsukihime era real o no, aún podía suponer una duda. Lo que no era una duda era que esa tarjeta de contacto era de verdad, y tenía el número de teléfono de D-Five. Eso era un friki, y lo demás tonterías.
Saki llega a su casa con Tsukihime al lado temiendo que preguntaran algo como "¿Quién es esta chica, Saki?", pero no hay dicha pregunta. Solamente su madre le anuncia que se debe lavar las manos porque iban a cenar ya.
En el baño, Tsukihime le dice que la espera en su cuarto.
Efectivamente, al terminar de cenar, Saki sube y ahí está Tsukihime.
La noche termina sin más sorpresas. Tsukihime no molesta a la hora de dormir y parece que nadie la ha visto.
Esa noche, Saki descansa especialmente bien.