Partida Rol por web

- ¿Mi grupo sanguíneo? - Repitió la pregunta.

Al parecer aquello iba en serio. El veterinario parecía que pretendía hacerle una transfusión de sangre. En parte le aliviaba, pues parecía saber lo que estaba haciendo y en parte le aterrada, pues su vida estaba en juego y hasta ese momento no lo había acabado de ver. 

- A positivo... - Respondio. Por suerte sabía su tipo de sangre. ​​​​​​

Lo siento, soy B positivo, así que entiendo que mi sangre no es compatible con la de Artie- responde ante las preguntas del hombre.

Basil escuchó con atención como le decíais los grupos sanguíneos, con gesto preocupado. 

-Vaya, parece que no tenemos suerte. En fin, esperemos no tener problemas.

Basil empezó a trabajar con Artie, suministrándole morfina y escogiendo el instrumental que necesitaba, principalmente pinzas, y material para coser.

En cuanto abrió un poco más la herida descubrió que había importantes vasos sanguíneos justo al lado de la herida, lo que iba a dificultar enormemente retirar la bala. Así que en primer lugar procedió a limpiarla lo mejor que pudo, retirando el tejido abrasado por la bala, antes de intentar encontrar la bala y retirarla.

El proceso se desarrollaba con lentitud y Basil parecía actuar o con demasiada seguridad o incluso con indiferencia, en comparación con como os encontrabais vosotros, hechos unos manojos de nervios.

De vez en cuando, Basil se detenía y examinaba las constantes vitales de Artie, su respiración, su estado de inconsciencia, el ritmo cardíaco... antes de regresar otra vez a Artie.

En dos ocasiones tuvo que detenerse porque se produjo un sangrado importante por la herida de bala y Basil os miró preocupado.

-Está demasiado cerca de algunos vasos importantes. Va a ser complicados.

Después de limpiar la sangre, siguió otra vez con las pinzas, mientras la sangre continuaba saliendo a borbotones. 

Finalmente, después de una hora de trabajo, Basil sacó la bala entre sus pinzas.

-Aquí la tenemos -dijo, orgulloso, dejándola en una bandeja metálica que había colocado a su lado.

Acto seguido, procedió a coser la herida, por dentro y también por fuera.

-Está bien, ya he terminado. Supongo que su amigo despertará dentro un rato. Deberá tomar antibióticos durante unos cuantos días y tener cuidado si no quiere que se le abra la herida de nuevo.

Basil se acercó a lavarse las manos al fregadero.

Artie abrió los ojos. La herida seguía doliendo y esa era buena señal. Quería decir que seguía vivo. No sabía muy bien donde estaba, ni en qué hora se encontraba, pero lo importante es que estaba consciente y dentro de su estado de convalecencia, se encontraba bien. 

Trató de hablar, pero le dio un pinchazo en la espalda. ¿Que tendría que ver una cosa con la otra? No lo sabía, pero lo que si sabía era que la ciencia médica era toda una incógnita para él. Acto seguido trató de incorporarse y sufrió otro pinchazo. 

- Demasiado rápido... - Se dijo a si mismo. 

Con cuidado y no poco dolor pudo finalmente sentarse en la cama. Se mareó un poco, pero enseguida estuvo recuperado. Miró a su alrededor. Una habitación normal, de una vivienda normal de la zona. 

- ¿Hola, hay alguien? - Preguntó con un susurro caso inaudible. - Hola... - Alzó la voz hasta un tono audible, no sin dolor. 

Ofelia entró corriendo a la habitación cuando despertó Artie. Sus ojos estaban vidriosos de la emoción y lo abrazó en cuando puedo.

— Oh Artie! Estás bien! Pensábamos que no lo contabas! Eres un idiota! Casi te matan.

Al ver que su abrazo le podía provocar dolor, lo dejó acostado de nuevo y se giró hacia el resto.

— Ese lugar es demasiado peligroso, pero al menos hemos descubierto que algo raro hay ahí. Ahora estarán en sobre alerta y será imposible colarse en el lugar, quizá podamos hablar con el tipo de Scotland Yard para que esté al tanto. Hay que volver a Londres y reponerse, es demasiado peligroso seguir así. Artie necesita sanar.

El problema también está en que quizás con nuestra presencia allí decidan huir del lugar- añade Anna- ha sido una buena pista, pero lástima que se haya complicado todo como lo ha hecho. En cualquier caso, coincido con Ofelia, habría que volver a Londres para que Artie descanse y se recupere. 

- Si, quizás tengáis razón... - Les dijo con media sonrisa de lado. - Puede que hayamos ido demasiado lejos. - Frunció el ceño dolorido. - Puede que debiéramos haber parado mucho antes, pero esta claro que en esa mansión sucede algo. - Continuó con un hilo de voz. - Deberíamos informar a las autoridades y también a nuestra benefactora. - Miró a Ofelia. - ¿Podrás encárgate? 

Entonces volvió a cerrar los ojos. Estaba agotado, dolorido y necesitaba realmente descansar. Había sido una de las experiencias más traumáticas de su vida, que no de las más peligrosas, aunque si de las que había salido peor parado. Se estaba haciendo viejo. 

- Sí, será eso joder... - Pensó con gran pesar. - Los años no pasan en balde...

Ofelia asintió.

En cuando volvieran a su hotel en Londres llamaría la señorita Carlyle y le contaría los avances, aunque no fueron demasiados, pero ya había pasado tiempo y querría tener un pequeño informe de como iban las cosas.

— No te preocupes de nada, yo me encargo.

Ayudó a recostarse a Artie y luego fue a hablar con Basil.

— Estamos muy agradecidos por todo lo que ha hecho Basil, la verdad que le ha salvado la vida y no lo olvidaremos. En cuanto despierte nos iremos para no molestarle mas. No dude que ha hecho una buena obra, somos los buenos en esta historia.

Le tendió la mano para agradecerle, ahora que estaba algo mas calmada tras la operación improvisada.

Warren había caminado arriba y abajo por la habitación donde estuvieron, hecho un manojo de nervios, hasta bastante después de que el veterinario les confirmase que había terminado su trabajo. Se había deshecho en elogios para con el buen doctor (para él el hombre había salvado la vida de su amigo ya no era un veterinario, sino un doctor y de los mejores) y había expresado su gratitud aunque sin saber bien como poder pagarle por sus servicios. Incluso sacó el poco dinero que pudiera llevar encima, lo que quizás le hiciera parecer un viejo penoso.

Cuando despertó Artie, Warren dormía en la misma habitación recostado en un incómodo sillón con las piernas sobre un taburete. Tal era el cansancio que acumulaba de la tensión de la noche anterior que tardó un buen rato en despertarse con el ruido que causaban las señoritas con su parloteo. Un poco más aún tardó en darse cuenta que no era parloteo, sino una conversación con Artie. Apenas llegó a captar algunas palabras sueltas, como Londres, Scotland Yard, descansar, recuperarse.

- Sí, sí, necesitará tiempo para recuperarse, Artie. – dijo Warren con una terrible cara somnolienta. Le daba vueltas a la idea de avisar a las autoridades. No creía que fuera una buena idea. Habían matado a un hombre. Si los agentes preguntaban seguramente esos bastardos dirían que dispararon cuando estaban asaltando la casa, lo que técnicamente era falso, pero por una cuestión de minutos, pues es lo que pretendían hacer sus compañeros. No estaba seguro de que el inspector de Scotland Yard fuera a ser tan comprensivo. Por otro lado, pocas opciones más se le ocurrían para tirar de más hilos salvo ir a visitar al señor Gavignan a sacarle algunas respuestas con los puños. Pero nada de aquello era algo que debieran discutir delante de su anfitrión.

El veterinario asintió a los gestos de agradecimiento. Después de todo, no había hecho nada que fuese demasiado diferente a otras operaciones que había tenido que llevar a cabo con caballos o vacas, solo que en lugar de extraer balas, había tenido que reparar tejidos dañados por caídas o heridas diversas.

Pero todo había salido bien; aquella gente no parecía que tampoco tuviese muchas más opciones. Le dio la mano a Ofelia y miró a Artie.

-Me alegra haberles sido de utilidad. La operación ha salido muy bien, pero tendrá que reposar durante la próxima semana, al menos, tomar antibióticos y comer bien. Procure no moverse demasiado o la herida podría abrirse. Supongo que dentro de unas pocas horas, podrán moverlo para ir al coche, pero con cuidado.

Pero después, cuando iba a retirarse, cambió de opinión y se volvió hacia vosotros.

-Oigan, sin ánimo de ofender, no hay que ser muy inteligente para deducir que han intentado entrar en la mansión y se han encontrado cara a cara con los guardias. Esa gente dispara a matar y no le importa de quién se trata. Varios de mis vecinos han tenido muchos problemas con ellos. Un hombre de la ciudad viene casi cada noche y se dedican a hacer extraños rituales de los que es mejor no saber nada. Si aceptan mi consejo, deberían olvidarlo y volver a casa. Son gente muy peligrosa.

— Efectivamente... — para qué engañarle si ese tipo los había cazado al vuelo — No volveremos a este lugar, se lo aseguro  — realmente no estaba tan segura de eso, pero si volvían obviamente iba a ser con un plan completamente diferente.

Se quedó junto a Artie, cuidándolo y atendiéndolo hasta que estuviera suficientemente bien para trasladarlo al coche. También estuvo limpiando el lugar y ordenando todo el caos que habían generado con su llegada.

- Un consejo muy sensato, sí. – asintió el viejo doctor – Muy sensato, sí. – aunque no estaba seguro de que sus compañeros fueran a ser muy sensatos o, ya puestos, un poco sensatos. Tampoco de él mismo cuya idea había sido meterse directamente en el camión para ir hasta la boca del lobo.

- ¿Y la policía? – preguntó de repente como si cayera en algo – Si sus vecinos han tenido problemas y han visto cosas raras imagino que alguien habrá dado parte a la policía… - terminó la frase con tono interrogativo.

Artie permanecía ajeno a la conversación que estaba teniendo lugar. El detective estaba muy débil y realmente agotado. Había perdido mucha sangre gracias a la extraña circunstancia de que todos los allí presentes, hasta cuatro personas eran B+ y no compatibles con su propia sangre. ¿Que probabilidad había de que eso pasara? Sin duda había sido una broma del cruel destino. Fuera como fuera... Ahora podía descansar y eso estaba haciendo. 

Quizás los vecinos no quieren tener líos y, salvo que les hayan disparado no creo que hayan ido a la policía- dice Anna- cuando recupere Artie un poco de fuerzas nos marcharemos de aquí. No queremos causarle más problemas de lo que le hemos dado. 

Al nombrar a la policía, Basil sonrió con cierto deje de amargura.

-Aquí no hay policía. Este lugar es solo un conjunto de granjas aisladas sin más protección que nuestras propias armas. Cuando la finca fue ocupada, no tardamos en darnos cuenta de que era mejor no acercarse a ella. Nadie vendrá aquí si antes no vamos a la ciudad a buscarlo y once kilómetros son muchos kilómetros.

Después de mirar otra vez a Artie, para asegurarse de que estaba bien, se encaminó hacia la salida.

-Pueden quedarse aquí el tiempo que quieran. Hay algo de comida en la nevera y pueden usar el salón para descansar. Yo debo irme, así que me asearé un poco, dormiré un par de horas y me marcharé. Tengo mucho trabajo que atender. Les deseo suerte, pero sigan mi consejo. Aléjense de esta gente. 

Basil desapareció y os dejó a solas con vuestras decisiones. Artie se sentía cada vez mejor, aunque débil. Había sobrevivido, lo que ya era algo, pero tardaría bastante en volver a ser el que era. Pero lo importante era decidir qué hacer a continuación.

Asintió agradecida al veterinario.

— Estamos todos muy cansados, así que a lo mejor, si no le importa descansaremos aquí un poco antes de marcharnos, creo que será lo mejor para nuestro compañero.

Acompañó a Basil hasta la salida y le volvió a agradecer un par de veces mas todo lo que había hecho por ellos. De seguida volvió con sus compañeros.

— Bien, ahora que estamos solos. Pensemos qué queremos hacer. Se qué suena descabellado, pero ahora sabemos a lo que nos enfrentamos y si volviéramos contaríamos con la sorpresa porque.. ¿quién estaría tan loco de volver tras lo ocurrido? No se lo esperarán. Además seguro que el camión estará de vuelta... quizá sera nuestra única oportunidad para averiguar que demonios sucede ahí adentro.

Luego miró a Artie de reojo.

— Quizá lo podamos decidir mañana, cuando hayamos descansado todos un poco.

- Muchas gracias, de verdad – agradeció Warren a Basil antes de que se marchara. Aquel hombre tenía un corazón de oro. No sólo había salvado a Artie, sino que les abría su casa con toda confianza a un grupo de extraños como ellos. De oro puro, sí señor.

Cuando se quedaron a solas escuchó la idea de Ofelia.

- Ciertamente suena descabellado y no creo que sea el caso, Ofelia. Habiendo sufrido un ataque lo más probable es que tengan más guardias durante un tiempo a la espera de un nuevo intento. Sinceramente, no creo que sea nuestra mejor vía de investigación ahora mismo, pero lo cierto es que tampoco veo ninguna buena. De momento lo único seguro es que Artie necesita recuperarse antes de volver a la acción.

Lo mejor será que descansemos y mañana decidamos, pero estoy con el Doctor- dice- no estamos ahora para volver de nuevo a la mansión, no en el estado en el que se encuentra Artie. 

Artie permanecía ajeno a todo lo que se estaba diciendo. Dormía profundamente, pues el esfuerzo por sobrevivir no había sido poco. Su cuerpo necesitaba descansar en cada de Basil había encontraba un lugar idóneo para ello.

Su sueño era profundo ya entonces y hasta roncaba. Se sentía a gusto, aún con el dolor de las heridas. Por suerte el veterinario había hecho un buen trabajo y todo indicaba que se recuperaría. 

Sólo esperaba que sus compañeros escondieran el coche. ¿Y si les estaba estaban buscando? Quizás reconociesen el coche aparcado junto a la granja y les asaltaran mientras se creían a salvo ...