Partida Rol por web

Ofelia asintió a sus compañeros, sin duda era mas sensato. Se había dejado llevar por un espíritu aventuresco desatado y completamente irracional.

— Entonces marchémonos cuanto antes mejor. Cuando Artie despierte, tener todo listo para irnos, no vaya a ser que nos topemos con el camión de vuelta.

En cuanto descansasteis un poco, sobre todo Artie, os pusisteis en marcha para regresar a Londres. El viaje era largo, ya lo habíais comprobado, pero al menos ahora no teníais ninguna prisa y tampoco debíais seguir a nadie. Eso era precisamente lo que necesitabais en esos momentos, y no el ajetreo de moveros a toda velocidad por las carreteras.

Ahora lo que teníais que hacer era regresar a vuestro hotel a descansar. Bueno, no era un hotel, pero sí lo más parecido. La pensión Montigny al menos estaba limpia, aunque no podía decirse lo mismo de vuestra anfitriona, la señora Montigny, que además había mirado de manera "curiosa" al señor Bedford antes de marcharos, como mostrara un especial interés en él.

Cuando llegasteis y detuvisteis el coche, estabais bastante descansados y Artie tenía mejor cara. No debía hacer esfuerzos, pero parecía que se estaba recuperando bien. 

Quizás fuese porque os encontrabais de nuevo rodeados de aquella extraña seguridad que os proporcionaba la gran urbe, en comparación con lo que habíais vivido en el campo, alejados de cualquier atisbo de protección y leyes, y del peligro que había podido suponeros perder la vida. Al final, había sido un viaje totalmente nefasto, del cual no habíais conseguido nada.

Así que delante de vosotros estaba la pensión y era el momento de decidir definitivamente qué hacíais, si descansabais, ibais a Scotland Yard, o visitabais cualquier otro lugar del cual pudieseis obtener algo que no fuesen disparos.

Artie pasó la mayor parte del viaje de regreso a Londres durmiendo y apoyando la cara contra la ventanilla y también pasó entregado a Morfeo, la mayor parte de las primeras horas en la pensión Montigny. En uno de los pocos momentos lúcidos que tuvo, decidió sacar de nuevo a colación, el tema sobre lo que debían hacer a continuación.

- Sabíamos desde el primer momento en el que nos metimos en este asunto, que íbamos a tratar con gente peligrosa. - Dijo con una voz que mostraba menos signos de dolor. - Pero lo que pasó en la mansión fue realmente crítico. Casi perdemos la vida, al menos yo, pero todos estuvimos en el mismo peligro. - Se detuvo pensativo a la par que preocupado. - Creo que debemos acudir a Scotland Yard, aunque quizás... - Repiqueteó los dedos contra la tabla de la mesa. - Quizás antes deberíamos agotar la última pista, el tipo ese de la fundación... - Miró uno por uno los rostros de sus compañeros. - ¿Que opináis? - Y sin dejar tiempo de respuesta. - Y por supuesto, encontrar a Carter... ¿Dónde se debe haber metido? Deberíamos haberle dejado una nota o algo...

A pesar del descanso y las horas en coche, Warren seguía visiblemente afectado por lo ocurrido. Ni siquiera cuando se enfrentaron contra los muertos vivientes en aquel sótano de Nueva York habían estado tan cerca de perder a un compañero. Era una experiencia que le recordaba su fragilidad y lo cercana que estaba la muerte en todo este asunto.

- Carter… - no lo habían visto desde que se separan antes de seguir la pista de la Pirámide Azul y esa loca persecución en coche – estará en la pensión, ¿no? – o eso quería esperar, eso deseaba.

- Sí, podríamos tirar de ese hilo o de la tienda de especias, que también estaba compinchado. Quizás ese individuo, el de la tienda de especias, sea una figura menos prominente y por lo tanto más fácil de abordar. O tal vez podríamos intentar colarnos en su tienda por la noche…

Vayamos primero a contactar con Carter- dice Anna. La mujer, estando ya "en casa" se encontraba mas relajada, y no era para menos. El asalto a aquella mansión podría haber acabado mucho peor de lo que de por si había sido- y luego yo iría directamente a hablar con Scotland Yark. 

Sentía que necesitaba un buen y largo descanso. Cuando adquirió la pistola pensó que nunca la usaría y ahora se sentía una pistolera de los westerns.

— Pensándolo bien, tampoco tenemos nada claro para plantarle un caso al tipo de Scotland Yard y me da que quizá perdamos la bala con todo eso. De la misma manera que enviarle un reporte a la Srta. Carlyle, siento que estamos cerca pero que aún no hemos avanzado suficiente. Quizá lo que dice el Doctor tenga sentido, la tienda de especias parece el eslabón mas débil de todo el entramado..

- Si... - Se mantuvo pensativo. - Encontrar a Carter y luego podríamos pasar por la tienda de especies, aunque... - Miró a Warren y a Ofelia. - ¿Qué pretendemos con ello? - Les preguntó. - ¿Cogeremos de la pechera al dependiente y lo zarandearemos hasta que confiese?

- ¿Quizás algo menos directo? – sugirió Warren dubitativo – Colarnos cuando no haya nadie. Tal vez encontremos alguna pista dentro, alguna conexión.  

Mientras habláis, decidiendo lo que era mejor hacer y también cuál iba a ser vuestro siguiente paso, lo que incluía encontrar a Carter, que debía estar esperando vuestro regreso, vosotras os disteis cuenta de que había aparcado a cierta distancia de donde estabais un vehículo que os resultaba familiar.

Ahora que lo pensabais, os parecía haberlo visto visto siguiendoos a través de la carretera, quizás no desde la granja del veterinario, pero en algún punto de aquella carretera que os permitió salir de aquel lugar tan apartado.

El coche permanecía con el motor apagado y creíais distinguir dos figuras en el interior del mismo.

No quiero alarmar a nadie- dijo Anna- y espero que no miréis todos a la vez, pero aparcado cerca hay un coche que creo que nos ha estado siguiendo a través de la carretera, aunque no recuerdo exactamente en que momento. 

Desde aquí no logro distinguirlo bien, pero creo que hay dos personas en su interior.

- Puede que sólo sea casualidad. - Dijo sin esperanza alguna el bueno de Artie. - ¿No? - Sonrió. - No, no lo creo. - Miró a Anna sin retirar la sonrisa pero alzando una ceja algo incrédulo. - Si te diste cuenta de que nos seguían, ¿por qué no lo dijiste antes? - Meneó la cabeza. - Es igual... Es lo que hay. - Pensó unos instantes. - Warren, ¿por qué no va a preguntar a la recepción por si Carter a ha dejado alguna nota o algo? Deberíamos reencontranos con él... - Alzó la mirada hacia Ofelia. - ¿Puede afompañarle? O también podríamos dar una vuelta a la manzana a ver si nos siguen... ¿Qué opináis?

No le di mayor importancia hasta que lo acabo de ver que se encuentra ahí parado- responde Anna- puede ser una coincidencia o no, pero prefiero comentarlo por si acaso. Espero que quede en nada y solo sea una casualidad.

Si algo bastaba para que Warren se alarmara era decirle que no se alarmara. Era como pedir no pensar en un elefante rosa. Por suerte logró contener un pequeño respingo, pero no el girar la cabeza.

- RKI7 UAG – murmuró para sí, pero también para los demás. Estaba claro que se refería a la matrícula del coche – Tomad nota y no entréis en la pensión, no delatéis nuestro destino. – les indicó pensando a toda velocidad a pesar de los nervios. – Pasemos de largo y acuteemos como si nos dirigiéramos a otro sitio, que hemos dejado aquí el coche por precaución para no dejarlo al lado de nuestro hogar. Carter tendrá que esperar un poco más.- lo contrario sería ponerlo a él y a ellos mismos en peligro. En más peligro.

Se puso a andar en otra dirección que no fuera a la pensión.

- Si nos siguen un par de calles más allá me acercaré a ellos de frente. La mejor forma de ahuyentar a alguien que se trata de ocultar es revelar su posición. El primer instinto cuando uno se siente descubierto es huir. Como nos pasó a nosotros en la mansión. – compartió sus intenciones antes de llevarlas a cabo.

Ofelia empezaba a estar cada vez mas acostumbrada a aquellas situaciones, aunque aún notaba su corazón empezar a latir mas rápido pero ya no tenía ataques de pánico tan grandes. Ni miró, siguió andando con disimulo junto a sus compañeros.

— Si nos siguen es que hemos hecho algo bien, hemos dado en una tecla ¿pero cual? Supongo que serán los de la mansión, pero quizá del Sr. Gavignan o incluso del loco de las pinturas ¿quién sabe?

Siguiendo aquel plan improvisado, todos os bajasteis del coche y comenzasteis a caminar, aunque Artie no estaba en condiciones de moverse demasiado y en cuanto puso los pies en el suelo, se dio cuenta de que iba a necesitar tener mucho cuidado. No obstante, no iba a dejar solos a sus compañeros, así que ayudándose de ellos, se unió a la pequeña excursión que habíais decidido tener para comprobar lo que sucedía con vuestros improvisados "amigos".

Al pasar de largo, no pareció suceder nada durante unos momentos, pero no tardó demasiado en abrirse la puerta del acompañante y salir uno de los hombres que estaban dentro y seguiros a cierta distancia. Tenía aspecto árabe, lo que parecía no ser casualidad, teniendo en cuenta todo lo que rodeada cuanto estabais investigando. 

Seguisteis andando unos metros más, momento en el cual llegasteis a un cruce. A vuestra izquierda había un largo callejón que terminaba dando la vuelta a la manzana, aunque empezaba a ser difícil de distinguir a causa de una niebla bastante densa que parecía estar descendiendo sobre aquella parte de la ciudad.

- Parece que suerte efecto. - Les dijo Artie con un murmullo y evidente dolor. - Creo que deberíamos tratar de despistarle, rodearle y atraparle. Luego tendremos una agradable charla con él. ¿Os parece? - Les preguntó. - Nos metemos en el callejón y aprovechando la niebla dos de nosotros nos escondemos entre contendores o en algún portal. Warren y usted, Ofelia. Anna y yo seguimos avanzando y cuando el árabe pase a vuestro lado os abalanzáis sobre él. ¿Bien?

Ofelia asintió y metió la mano en su bolso para sacar su revolver que lo enseñó a sus compañeros y luego disimuladamente se echó a un lado del callejón para meterse entre unos soportales que le iban a cubrir. Al pasar aquel tipo por ahí su intención era encañonarle para que les respondiera unas preguntas.

— Bien, pasemos a la acción — dijo en cuando se quedó oculta.

- Mejor escóndete tú, viejo amigo. Ya sabes que a mí esas cosas no se me dan bien. – le recordó amable poniéndole una mano en el hombro – Deja que yo haga de cebo para ellos. – le dijo tocando el cuchillo africano que llevaba consigo.

Anna se dispuso a cumplir su cometido, siguiendo el camino mientras dos de sus compañeros se ocultaban para intentar emboscar al hombre que les seguía.

- Está bien. - Confirmó la sugerencia de su viejo amigo. - Tened cuidado. - Les pidió a Warren y Anna. Entonces miró a Ofelia y simplemente asintió con la cabeza confirmando que estaba lista para la acción.

Acto seguido buscó un portal donde esconderse a la espera de que el árabe pasara por su lado para saltar sobre éste e inmovilizarle.