Partida Rol por web

Al sentir el tintineo de la granada de luz y notar de que se trataba me cubrí los ojos, preguntándome para mis adentros quien podía ser tan desquiciado como para hacer algo así, pero al escuchar el coche deportivo me di una idea.

Al abrir los ojos escuché la voz de ella, de todas las personas que esperaba encontrarme no estaba precisamente como primera en la lista y a pesar de que sospechaba que podía confiar en ella, tenía mis dudas.

De todos modos ahora era el auto o la vida, por lo cual de un salto me metí en el asiento de acompañante, esperando que los demás fueran igual de rápidos...

Dentro de la mente fría de Wasp, todo lo que estaba pasando pasando y como estaba pasando, era una mierda, una gran mierda, es decir, ¿cómo los habían detectado? ¿ y que hacía ahí el mismo hombre que los había contratado?. No es que sintiera rabia, pero sentía que era una verdadera mierda, estaba esperando un trabajo de inteligencia, hacer que el equipo de asalto entrara sin ser detectados y sacarlos sin bajas, pero estaba ahí, a punta de armas y viendo que sus vidas serían terminadas ese día...

Hasta que la luz se hizo, literalmente....

Waps cerró los ojos cuando reconoció el dispositivo que fue lanzado,  y se puso de pie apenas escuchó la voz de aquella mujer, a la que conocía, o más bien, su reputación. Waps, afirmó su computadora, y saltó al auto, ocupando uno de los asiento de atrás, la chica de contextura infantil y menuda, corría bastante rápido.

Black crow se caracterizaba entre otras cosas por salir de los lugares con vida... Daba igual si tenía que seguir con aquel grupo: Su principal objetivo era la supervivencia. La granada de luz les dio tiempo suficiente para montarse en el vehículo, movimientos que realizó de manera automática y sin pensar en las consecuencias. Su corazón latía fuertemente mientras entraba, aunque tomó la pistola, firmemente, abrió la ventana y esperó un fuego cruzado que responder para ganar un poco mas de tiempo..

-No se quien eres, pero sácanos de aquí.

No entendía muy bien lo que estaba pasando en ese momento. Robert nos exigía explicaciones a punta de pistola. Explicaciones de algo que no tenía claro cómo había pasado. Pero no tuve tiempo de decir lo que Edna, desde el comunicador, nos dijo, cuando escuché el golpeteo de algo metálico. 

El sonido de una granada golpeando la tierra es algo que no se olvida fácilmente. Preparada para lo peor, cubrí mi cabeza con mis brazos en un último esfuerzo por protegerme para cuando el artilugio explotara. No obstante, esperaba que la explosión fuera más... ruidosa.

La escena se llenó de luz y, desubicada, bajé los brazos tratando de buscar una explicación. La respuesta no se hizo de esperar. El sonido de un coche frenando bruscamente; una voz y mis compañeros subiendo al vehículo. No tardé mucho en unirme a ellos y colocarme en el asiento contiguo al que ocupaba Wasp. 

- ¡Vamos, vamos, vamos! - apremié a quien fuera la conductora del coche; la luz de la granada estaría ya a punto de extinguirse.

Cuando todos estaban a punto de recuperar la vista, Calamity Jane apretó el acelerador con fuerza y antes de que el primer disparo saliera de uno de los fusiles automáticos de los mafiosos ellos ya habían salido del cordón que les rodeaba.

Los disparos volvieron a suceder pero apenas duraron un par de segundos, tras los cuales la joven rubia giró por una calle para perderse en la oscuridad de Los Ángeles. Aun así Jane tuvo tiempo a soltar una carcajada divertida, como si disfrutara mucho aquel espectáculo tan retorcido y miró primero a Benedict de reojo y luego al resto del grupo por el espejo retrovisor.

- ¿Qué ha sido eso? ¿Qué habéis hecho para cabrear a Salvatore Moretti? ¡Sois geniales! - rió una vez más, continuando a gran velocidad hasta las afueras; había que reconocer que conducía endiabladamente bien - Estaba por las cercanías y escuché el jaleo, así que me acerqué a ver qué estaba pasando... ¡No imaginaba que esta noche me tocaría el premio gordo! -

¿Acaso les había seguido?

Arrugó el ceño, molesta aún, y abrió su computadora para revisar los datos que le habían llegado sobre la misión, por si algo se les había pasado, pero nada, todo era como o habían leído, como debían actuar. Apretó sus dientes, y soltó un suspiro.

- viejo miserable, nos usó - exclamó  y se encogió de hombros, miró al hombre a su lado de reojo, y luego la pantalla, ellos habían seguido las instrucciones, todas, por eso no estaba de humor para responderle a la mujer.

- ¿qué hacías en las cercanías?- la interpela con un tono de voz más calmado.

-No...no creo que sea eso, su furia era real, se le notaba en los ojos, al igual que su preocupación en el tono de voz, lo mismo que en la de Edna-

Me quedé callado en silencio mientras repasaba la información que había en el sobre.

-Esto debe ser cosa de ese libro, deben de saber que íbamos a hacer y de esa forma no solo se prepararon sino que pasaron hombres de Moretti a Luchese, los soldados rasos aún no prueban su lealtad a la familia, por lo que no es demasiado descabellado pensar que se pueden corromper y cambiar de capa...-

Me toqué el comunicador de la oreja a fin de contactar con Edna.

-Escuchaste todo lo que dije verdad? Que tan descabellada suena esa teoría?-

Me rasco la cabeza con ansia. Cierro los ojos con fuerza tratando de reprimir mi ira; la paciencia no era una de mis virtudes.

- ¿Ninguno tiene la más remota idea de lo que ha pasado? - pregunto con tono cansado, con los ojos aún cerrados. - ¿Ni siquiera Edna? - aprovecho a que el hombre de la katana parece comunicarse con ella para alzar mi voz y que nuestra interlocutora pudiera enterarse también.

- Hemos seguido todas las instrucciones que venían en el maldito sobre, y nos encontramos con que hay dos camiones blindados esperando alegremente en la puerta de Luchesse para darnos una amable bienvenida. Luego nos llevan por un camino lleno de rosas y margaritas, para encontrarnos con más jodidos furgones blindados. Y resulta que los camiones ni siquiera son de Luchesse, sino que son de Moretti. ¡Hay que joderse! El viejo que nos manda a esta puta misión suicida es el mismo que nos da caza y captura.

Compruebo la carga de mi pistola mientras digo todo esto, para mantener así mis manos ocupadas en algo que no sea destrozarme el cuero cabelludo.

- Es decir, que Luchesse no sabía que estábamos allí. Los hombres que nos dispararon no eran de Luchesse.

Dirijo mi mirada al ordenador de la chica, que tiene puesto en la pantalla los datos del sobre que nos entregó Moretti.

- Aquí tiene que haber algún error. No nos hemos equivocado de dirección... No nos habremos equivocado de persona ¿verdad?

Acomodo mi espalda en el asiento trasero y resoplo, levantando el flequillo que cubre mi frente.

La voz de Edna seguía estando nerviosa y agobiada: aquella mujer era una genio de la actuación o estaba igual de jodida que ellos, mientras balbuceaba un poco al responder a Benedict.

- Sí... sí, estoy escuchando... Creo que el libro no puede ser tan concreto, pero no se puede descartar tu teoría... Quizás... quizás Pamela tenga razón. Salvatore no nos dijo la dirección ni la persona a quien debíamos buscar... ¿y si alguien cambió el sobre sin que él se diera cuenta? - su voz cobró fuerzas mientras se daba cuenta del error: nisiquiera había sido culpa del equipo. - Maldita sea. Debe haber ocurrido algo parecido a lo que has dicho, Benedict, pero a menor escala. Quizás Robert ya sepa algo de ésto... pero no los detalles. Uno de sus hombres habrá aprovechado un momento para cambiar el sobre y llevar a los mercenarios de Moretti contra sus propios hombres. -

Todos pudieron escuchar un ruido sordo y algunas cosas de metal tintineando, como quien golpea una mesa. - ¡Joder! No deberíamos habernos ido de allí sin mostrarle el sobre a Salvatore. Ahora... tenemos que hacer algo. -

- ¿Así que os habéis metido en la boca del lobo? ¡Jajajaja! - comentó la rubia al escuchar las palabras de Wasp y del italiano. No escuchaba por el comunicador como ellos, pero podía hacerse una idea si les había estado siguiendo. - Si la habéis cagado y volvéis ahora a pedir disculpas os convertirán en queso Gruyère. Si fuera vosotros seguiría la misión por mi cuenta para demostrarle al viejo que realmente estoy de su lado. -

Poco a poco comenzaban a salir de la ciudad y tomó una salida que acompañaba a un gran cartel, anunciando un autocine nocturno. Calamity Jane hizo un gesto hacia dicho cartel, esbozando una media sonrisa. - Nadie irá ahí a buscaros. -

- Tiene razón... si intentamos dar explicaciones ahora nos matarán. Debemos demostrarle a Salvatore que estamos con él si no queremos tener a dos familias de la mafia detrás de nosotros. Si elaboramos otro plan para entrar en la mansión por nuestra cuenta quizás consigamos de nuevo el favor de los Moretti. -

Escuché atentamente las palabras de Edna y de la ex militar, todo lo que decían tenía coherencia y lo que yo pensé no era del todo descabellado.

Pero no sabían tanto sino la cabeza de Edna estaría despegada de su cuello hace tiempo, ni siquiera la habrían dejado llegar a la reunión.

Note el gesto de Jane hacia el auto cine.

-Esta bien- le dije antes de volverla a mirar- y tu de que lado estas?- la pregunta fue sincera aunque no me esperaba una repsuesta igual, bien podría haberme estado siguiendo solo para ver donde y con quien me metía.

Volví a tocar el comunicador para hablar con la esposa de Luchesse.

-Escucha Edna, como dijiste no tenemos más opción que seguir con la misión, pero para volver a ganar el factor sorpresa te necesitamos a ti, tu tienes que guiarnos por tu mansión y ser nuestros ojos y oídos mientras estemos fuera, capisce?-

La rubia sonrió ante la pregunta de Benedict. - Yo siempre estoy del lado de Jane Maxwell, Ben. Pero no te negaré que me gustaría darle su merecido a cierta persona. - confesó sin añadir nada más. Lanzó una mirada de reojo al italiano y por el tiempo que éste había pasado con ella supo que le estaba diciendo que no podía hablar más por algún motivo, al menos allí -

Edna por su parte respondió con celeridad por el intercomunicador. - Sí, sí... claro. Quizás debamos pensar un enfrentamiento más táctico y seguro que más complicado, pero no necesitaremos a nadie más que a nosotros mismos, si todo va bien. -

El cambio de los sobres podía significar que existían espías en la casa de Moretti, la cabeza de la avispa dio vueltas en muchas posibles opciones, pero todas caían en un sólo y crucial problema, ¿cuanta información en realidad manejaba Luchesse?. No debía ser tanto, de lo contrario, Edna estaría ya descansando junto a los peses, pues una traición en los bajos fondos se castiga lo más rápido posible, sin dar lugar a planes anexos. Wasp suspiró profundamente y se quedó con la cabeza apoyada en su mano, escuchando la conversación, sobre todo el tono de Edna y la propuesta de Di Angelo sobre infiltrarnos.

Se mordisqueó su labio inferior mientras comenzó a  buscar en la red publicaciones recientes de Luchesse, eventos o algún aviso en donde estuviera buscando personal para su casa, los mafiosos les gusta mucho crear la ilusión de poder y no dudan mucho en hace gala de su opulencia, más si pueden relacionarse con políticos y grandes autoridades.

Wasp no tardó mucho en encontrar que Robert Luchesse había lanzado una oferta de trabajo para 'especialistas en seguridad' y 'ingenieros sociales' que sabía por experiencia que se trataba de simples espías. No tenía mucho más, pero estaba claro que Robert había movido ficha recientemente y seguro que había sido en casa de los Moretti.

Encontró algo interesante, pero nada en realidad de utilidad, como para poder hacer entrar al grupo, pero ese mensaje respondía el cómo supieron sobre el operativo.

- hay espías... - dice divertida- Edna, intenta averiguar sobre aquello, tu marido no solo tiene el libro como recurso - sigue tecleando, buscando la manera de entrar en la mansión, y comienza a vulnerar los dispositivos de seguridad de la computadora de  Luchesse.

- S...sí. Creo que puedo saber quienes fueron las últimas personas que cobraron algún dinero de mi marido. Necesitaré un rato para ello, os mantendré informados... -

Jane aparcó finalmente el coche en el susodicho autocine, apagando las luces y dejandoles con el sonido de fondo de una cutre película de terror que no daba miedo alguno. Allí apenas habían 3 o 4 coches más y todos estaban bastante lejos de ellos, con lo cual tenían una sensación de incómoda seguridad.

La rubia se giró en el asiento, mirando al equipo ahora algo más seria que antes. - La cosa está muy movida. No sois los únicos que vais por el libro, eso ya lo sabéis, pero a lo que me refiero es que todas esas personas ya se han puesto en movimiento. Tengo fuentes de que la misma Iglesia ha mandado a unos cuantos hombres de Deus Irae a buscar el libro por su cuenta. Esa gente es un puto grano en el culo... y me gustaría estar cerca de gente como vosotros para no verme muerta en algún callejón apestoso. El futuro me da igual, con lo cual podéis quedaros el libro si me dejáis a mi todo lo demás. - directa al grano, como bien hablaba de ella su fama

-Que es todo lo demás?- le pregunté a Jane mientras buscaba mis cigarrillos en el saco pero no los tenía, seguramente se me habían caído durante la persecución y huida...

-Por mi esta bien, es mejor tenerte cerca que lejos y es bueno poder contar con que alguien en quien confíes cuide tu espalda, además te debo una por haberme salvado recién-

Me quedé en silencio y me apoyé contra el respaldo del auto, suspirando y cerrando los ojos buscando despejar tantos pensamientos de mi cabeza, aunque el hecho de que la misma iglesia estuviera en el asunto ya era algo extra de que preocuparse...

Wasp infló sus mofletes por un segundo, y luego rodó los ojos,la rubia parecía realmente muy enterada de la misión que tenían, del libro y de las "demás cosas", la chica se inclinó y apoyó su cabeza en la puerta del auto, tecleando aún, buscando una manera de meter al grupo a la casa Luchesse, incluso habla del "Libro", sin que nadie más lo haya mencionado, pero seguramente el tema de un libro "mágico", ya era noticias en todo el bajo mundo.

Siguió tecleando hasta que encontró la manera de entrar en la computadora de Luchesse, ahora debía bajar su firewall, mientras el resto decidía que hacer y como repartirse el botín, Wasp intentaba primero detener la fuga de información, y segundo, ver como "improvisar la nueva entrada".