Partida Rol por web

Ya empezaba a hacerse tarde, así que, se levantó tranquilamente de su asiento, - Voy a ver cómo va el tema del arma. A los que no os vea a la vuelta os deseo que paséis una placentera noche. - concluyó diciendo con una sonrisa en los labios divertido por el giro que había tomado la conversación aquella noche.

Acto seguido hizo un gesto a Ocaso que le siguió, abandonando juntos la posada. 

Las voces de Thokk y Envy eran claramente audibles, posiblemente medio pueblo, si es que no entero, se estaba enterando de ella, no obstante no detuvo su paso y se dirigió a la herrería, aunque sí que tuvo que hacer una indicación al lobo, que por un momento se detuvo al escuchar la voz de la mujer-lobo.

¿Que como se lo que siente? Ella me lo dijo.. No se acuerda... - penso Thokk, mientras miraba alrededor. - Fue aqui mismo... Me hice ilusiones, fue un error.  No temas que no abandonare al grupo, podremos vernos por la mañana. Ahora sin embargo necesito descansar y pensar. Buenas noches pequeña.

Viendo en lo que la cena estaba desembocando, pago mi cena, me la termino con cierta prisa y me retiro a dormir. No tengo ganas de verme inmiscuido en las disputas de Envy, Quenya y compañía, con lo que doy gracias por que el tema no vaya conmigo.

-Buenas noches.-Digo al subir a mi habitación.-Que descanséis. 

Envy ya sentía que esta discusión había terminado y no porque Thokk se lo dijese. Ella había lanzado la carga emocional que llevaba adentro, esperando alguna reacción, la única que había encontrado en un momento en el rostro del semi ogro fue sorpresa en un momento. Pero luego había vuelto a esa aura pantanosa de pena que era insoportable. En especial porque ella mas de una vez la había sentido en situaciones diferente.
Ella solo asintió a lo que el decía. Y apenas murmuro un –Ok, adiós…- Y caminando junto a el sin palabra de intercambio lo acompaño a la carpa. Ella en ningún momento se había visto en necesidad de alquilar una habitación desde que su secreto fuese revelado y sumado a que Thokk prefería estar afuera. Con lo cual ellos se convertían en la primera línea de vigías fuera de la taberna. No sabia si el le pediría que se fuese. Pero no tenia tampoco otro lugar al que ir. Con lo cual solo se quito sus dos bolsas del cinto, su cimitarra en su funda colgada a su espalda. Y luego su raídas ropas que había encontrado. Eran horriblemente descoloridas y rotas. Pero por lo que le duraba la ropa a ella en estos tiempos no le importaba. Ya buscaría algo más bonito que romper luego. Luego de esto cambio de piel como si nada a la de una loba y dando una vuelta aplastando el suelo se acostó con su cabeza entre sus patas traseras junto a la carpa y detrás de sus cosas.

Tras comprobar que la herrería estaba cerrada no le quedaba otra que volverse a descansar, así que volvió a la posada, se despidió de los compañeros que todavía estuvieran despiertos y se fue a dormir.

Igual que sucedió la noche anterior y mientras estabais debatiendo vuestras acciones y lo que pensabais hacer al día siguiente una nube de murciélagos revoloteó la taberna varias veces. Sin duda aquello era bastante preocupante, pero por fortuna nada más relevante sucedió.

Así que a la mañana siguiente todos los aventureros despertaron algo más nerviosos de lo habitual. Las cosas empezaban a complicarse y había varios flancos en el camino para resolver aquel misterio. 

Por un lado estaban las extrañas palabras de Madame Eva, aquella que auguraban un futuro nefasto para los aventureros. 

Por otra parte estaba el hecho de que los licántropos del bosque protegían a la guardiana del bosque que a su vez custodiaba el filo de luz que sería necesaria para derrotar a Strahd.

En otro orden de cosas estaba, Strahd, que no se entendía la razón por la que les había engañado para atraerles hasta allí, pero sin duda sería recomendable hacerles una visita, al menos para encontrar el manuscrito que les ayudase a vencerle.

Había muchas cosas en las que pensar, y el grupo no estaba precisamente en un buen momento y no se encontraba tan unificado como debía ser.

Los sucesos de aquel nuevo día estaban por descubrir, lo que nadie podía saber, ni tan siquiera Madame Eva es cuál sería el destino de los aventureros.

Fuera cual fuera, en aquella taberna en la plaza mayor del pueblo de Barovia amanecía entre brumas un día tan oscuro como todos con la excepción de que esta vez soplaba un aire mucho más gélido que de costumbre.

Igor se levantó temprano como era su costumbre y se acercó a desayunar. Saludó a todos aquellos que estuvieran por allí en ese momento y en silencio tomó su desayuno compartiendo parte de él con Ocaso. 

Luego, sin tomar parte en conversación alguna, salió de la taberna para dirigirse de nuevo a la herrería. 

El veterano guerrero no durmió bien aquella noche, ni siquiera el cansancio acumulado de tanta caminata había conseguido despejar aquellos oscuros sueños que le atormentaban desde su desgracia.

Se levantó cuando el sol comenzaba a salir. Un pinchazo le recorrió la espalda. Aquellos viejos huesos no aguantarían mucho. Un día más.- pensó mientras soltaba un ligero quejido de dolor.

Consiguió ponerse de pie y estirar bien la espalda y con un pequeño chasquido consiguió colocar todo en su sitio. Un suspiro de alivio escapó de sus labios.

Después pasó a la laboriosa tarea de colocarse la armadura, que le llevó un buen rato a pesar de su larga experiencia. 

Al final consiguió bajar las escaleras y pedir u buen desayuno caliente. No sabía porqué pero tenía la impresión de que aquella comida iba a ser la última y por lo más sagrado que pensaba disfrutarla.

Saludó a los que allí estaban y esperó a que Alese guiara sus pasos

Un nuevo dia   se levanta en esta tierra  maldita  e incluso  la  luz del sol  no parece suficiente  para  eliminar la ocuridad malsana  que  parece reinar  incluso de dia  .Me alejo de la ventana   y medito un rato  antes de bajar  a compartir  el  desayuno con los demas  .Saludos  compañeros .Digo a los presentes  antes de sentarme y compartir un desayuno frugal  de  leche  , agua , pan y miel .

En mis sueños no supe adivinar ni lo más mínimo, qué o quién era el que me hacía estar tan mal, tan ida...lo veía todo muy negro...

Me desperecé y tras quitarme las legañas, bajé a tomarme algo caliente, pues la noche había sido fría...

Mi decisión sobre qué haría a continuación ya estaba tomada, solo quedaba esperar a que el resto bajase, se reuniese y partiéramos hacia nuestro maldito destino...

Saludé a fisteus...

Urik se despertó sobresaltado como si algo hubiera pasado esa noche que le hubiera quitado algo o que le hubiera marcado. El caballero del cuervo se sentó al lado de la cama y se pasó la mano por su sudorosa frente. Tras unos momentos de reflexión se levantó por fin. Luego sin hacer ruido se vistió, salió de la habitación y bajó al salón.

Allí se encontraba varios de sus comañeros a los que saludó.- Muy buenos días tengáis todos- les dijo.

Luego pidió algo de desayunar al posadero y se acercó a la mesa de Irina para compartir el desayuno con ella. Como bien había recodado cuando hizo memoria sentado en la cama esa misma mañana, había prometido a Irina que la acompañaría a hablar con madame Eva y así se lo hizo saber.

- ¿Puedo sentarme con vos?- preguntó educadamente.- Quiero que sepáis que os acompañaré ha hablar con Madame Eva como prometí que haría, si ese es vuestro parecer- le dijo.

-Buenos días.-Digo bajando junto a los demás.-Por decir algo. Hace un frio endemoniado ahi fuera, ¿no?

Naturalmente - respondí a Urik, mientras me terminaba una taza de leche caliente.

Espero que sepamos llevar a buen puerto todo esto...por nuestro bien, claro está. No quiero imaginarme si alguno de los grupos fracasase, qué podría suceder.

Y que lo digas Leo, -dijo Thokk mientras entraba a por un buen desayuno frotandose las manos. - buenos dias chicos. -Saludo cordialmente a sus compañeros. Despues se sento un poco alejado y se quedo mirando a la mesa con la cabeza apoyada en sus manos, habia pasado mala noche. La disusion de ayer le habia mantenido despierto toda la noche, tenia los ojos rojos e hinchados y de vez en cuando bostezaba haciendo retumbar las paredes de la taberna. Que ganas tengo de acabar con esa bruja... Puede que ayer escapase pero hoy no tendra tanta suerte.

A pesar de que mis sueños no habían sido los mejores, me desperté con una gran sonrisa. Me estiré y salí de la cama. Hoy brillaba de una manera especial. Me vestí y bajé con el resto de mis compañeros a desayunar.

Vi a Don Urik hablando con Irina y me acerqué hasta él. Le di un azote en el culo al tiempo que me acercaba a su oído.

Hola grandullón... Y qué grandullón dije quitandole el asiento

Alese se levantó con calma y se dirigió a desayunar, la noche le había hecho aceptar que el grupo volvería a separarse de nuevo, contra su propio criterio, y una vez aceptado en su cabeza bullían intentos de encontrar un buen curso de acontecimientos.

Finalmente tuvo que renunciar, no veía ningún curso bueno, excepto el de pegarle un bocado a aquel pan tostado y a su vaso de infusión de hierbas caliente con miel.

Como de costumbre, tan pronto como el dios sol decide iluminar nuestros corazones con su presencia, dedico un rato a mis oraciones con él, orando para pedir que de nuevo mañana vuelva a iluminar a la pobre gente de esta aldea para bañarlos con su calor y su protección.

Cuando termino de dedicar las primeras horas del alba a Pelor, salgo a la sala principal de la taberna.

-Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes. - Digo como frase inicial en mi aparición - Buenos días, espero que Pelor haya otorgado su bendición a todos los que podemos resolver los problemas de este pueblo.