Partida Rol por web

El bosque se abre alrededor de una gran colina, un espolón de roca desnuda que brota de la tierra. Cerca del punto más alto del otero podréis ver una ennegrecida torre de piedra quebradiza, las ruinas de alguna construcción antiquísima.

Nubes de tormenta se arremolinan en el cielo sobre vuestras cabezas.

El santuario de la Montaña es el más antiguo de los tres santuarios salvajes, y su historia la más retorcida. Este lugar ya tenía cierta aura profana antes de la llegada de Strahd, cuando un malvado culto llevaba a cabo sus viles sacrificios en las noches sin luna. Santa Ecaterina creyó que había santificado el lugar cuando decidió construir un monasterio en su cumbre, y durante algún  tiempo tras la destrucción de la torre y la muerte de la santa, el pueblo de Barovia consideró la colina Lysaga como un lugar sagrado.

No obstante, a medida que más y más peregrinos encontraban un macabro final en la colina, la veneración de mis antepasados fue desapareciendo.

Las emociones del día anterior y el duelo por sus compañeros Iluminadores han manteindo a Ashlyn en vela durante toda la noche. Al alba, justo después de terminar sus oraciones, la paladín cae rendida por completo, como si la luz de Pelor hubiese logrado atravesar la maldad que les rodea, y el propio dios Sol hubiese infundido un sueño reparador en su servidora.

Se despierta apenas media hora después, completamente recuperada y con la dura herida que la muerte de sus compañeros ha causado algo más cicatrizada. Coloca su armadura y recoge sus armas aprisa, consciente de que el resto del grupo ya estará despierto, y llega a la estancia principal de la posada justo cuando estos se disponen a salir.

-Disculpad mi tardanza, esto es indigno de mí. Dejadme coger algo de comida para el camino y estaré con vosotros.

Pide al posadero un pedazo de queso y un mendrugo de pan y recupera su posición en primera línea, junto al resto de combatientes cuerpo a cuerpo.

-Debemos acabar con esas bestias salvajes y recuperar la espada, ¿no es así?- Ashlyn está deseosa de atacar a los licántropos, aunque el resto enseguida le ponen sobre aviso del cambio de planes, ante lo que ella simplemente asiente, mostrando su conformidad a la decisión del grupo. Los licántropos habrán de esperar.

Caminaba con el espadón desenfundado, con andares sigilosos, o lo más posible. Pero, ante una comitiva tan grande, lo raro es que no les hubieran visto desde la distancia y ya les estuviesen esperando.

Ashlyn, te confundes. Hoy no es el día de los licántropos. Hemos venido a por la última bruja contesté a la religiosa. Estaba claro que la muerte de sus dos compañeros la habían dejado tonta, o al menos más de lo que ya era.

¿Conoces la estructura del templo, Irina? Me da que nos tocará luchar allí y no quiero verme sorprendida.

Irina miró directamente a los ojos de Quenya y negó repetidanemten. Desde bien pequeños, cuando nuestros padres nos llevaban de paseo por estas tierras, y veníamos a hacer un pic nic cerca del monasterior, jugábamos por aquí. Pero desde que la zona se volvió tan oscura y terrible, jamás regresamos. De aquello hace tantos años, que no recuerdo absolutamente nada de ello.

Lo lamento, Quenya, siento no seros de más ayuda.

Urik siguió a Irina atento de lo que pudiera acontecer. Estaba preparado y desaba que todo acabase, pero sabía que esto solo era un paso. Aunque paso a paso las cosas se solucionaban.

 El caballero del cuervo miró las ruinas del antiguo templo en lo alto de la colina. Mäs arriba las nubes teñil el cielo con funestos presagios. Urik apretó los dientes al descubrir el espectaculo que se urdía en la cumbre.

- Bonito espectáculo.  Mejor démonos prisa pues parece que las anfitrionas nos esperan. Dama Irina si hace el favor de guiarnos- pidió el caballero a la mujer pues conocìa el lugar. Aun así no le gustaba la idea de que Irina fuese la primera, así que le siguió a su lado por si acaso.

Poco acostumbrado como estoy a trabajar con más gente, avanzo incómodo junto al dinosaurio que me acompaña. Ambos, bestia y hombre, avanzamos el uno junto al otro confiando en que en caso de que un elemento hostil aparezca y a uno no le de tiempo a reaccionar, el otro podrá hacerlo.

Luchar contra licántropos nunca ha sido plato de buen gusto para mi, prefiero luchar contra criaturas desprovistas de vida, tanto muertos vivientes como aberraciones mágicas que intentan emular, fallidamente, a la vida. Igual me ocurre con las brujas, una bruja no deja de ser una maga, mientras no haya caído en las artes nigrománticas, preferiría abatir de un flechazo a un zombie que a ella, pero supongo que si es necesario hacer esto para conseguir limpiar el pueblo de la amenaza de la no muerte, merece la pena el sacrificio.

— Dino, ve con cuidado— le indico a mi compañero antes e que se aleje un poco para asegurarse de que los alrededores están limpios de enemigos, y cuando vuelve junto a mi recibe una pequeña rata como recompensa, animal que devora sin ningún cuidado haciendo crujir sus huesecillos entre sus fauces.

En esta ocasión Igor junto con Ocaso, no tomó la delantera, pues desconocía exactamente hacia adonde se dirigían, así que dejó que fuera Irina la que les guiara, disfrutando de la historia del lugar que esta les contaba, que a pesar de ser funesta, no dejaba de ser interesante.

Como su nuevo compañero de viaje, Ravyn, se mantuvo alerta durante el trayecto, pues le desagradaba la idea de verse sorprendidos, bastantes eran las criaturas del mal con las que se habían granjeado enemistad y con las que no lo habían hecho pronto lo harían si se cruzaban en su camino. 

El aspecto de la torre del antiguo monasterio se veía impresionante desde abajo, más si cabe bajo el amenazante cielo y parecía evidente que su objetivo era alcanzarla, pues en ella o en las ruinas que la rodeaban debía morar la bruja que buscaban, que desde tan buena atalaya debía estar al tanto de su llegada.

- No caminemos todos juntos, separémonos un poco ahora que hay espacio, no vaya a ser que nos reciban con una bola de fuego o algo peor. - señaló poniendo en práctica su propio consejo mientras seguía avanzando hacia la torre.

Me separo siguiendo los consejos de Igor  mientras observo la torre y los restos ...Increíble ,estas ruinas  emanan maldad incluso en el pozo de maldad que es Barovia .Comento con desagrado  antes de agarrar con fuerza el símbolo sagrado y musitar una oración .Al terminar lo guardo dentro de la túnica y sacudiendo el polvo de la ropa digo en voz alta .Bien,vista la ubicación de esta torre supongo   que ya sabrán de nuestra llegada  así que adelante .

Alese hizo caso a su compañero y se separó del grupo, quedándose en retaguardia.

Thokk caminaba en último lugar, con ritmo tranquilo y sin perder de vista a la chica lobo ni a Don Urik. Iba en silencio con su enorme hacha sobre el hombro y pensando en las cosas que habían pasado los últimos días. Llevaba dos días durmiendo solo en la tienda de campaña pero durmiendo era un eufemismo. Tenía unas ligeras ojeras que podían pasar desapercibidas por lo arriba que estaban sus ojos y el oscuro color de su piel.

Estaba seguro de que tan solo el agotamiento de los días de combate hacían que consiguiese dormir algo. El día de descanso en la taberna le había venido bien, había descansado, había comido y había bebido demasiado pero nada de eso cansaba el cuerpo y Thokk no podía decir que había descansado bien. Su cabeza era un hervidero de pensamientos y sentimientos enfrentados pero intentaba disimular todo lo bien que podía, caminaba detrás de los demás siempre en silencio y buscando no llamar la atención. Su caracter se había vuelto un poco serio y había dejado de lado las bromas y las frases con sorna, ya ni siquiera participaba en las discusiones entre iluminados y los demás. 

Cuando los exploradores recomendaron separarse un poco, Thokk se limitó a pararse en el sitio y dejar que los demás se alejasen avanzando. Agitó la cabeza como queriendo centrarse en lo que tenían delante para que nadie saliese herido, acabar cuanto antes con las penurias de aquellas gentes y poder largarse dejando a toda aquella gente atrás.

El veterano se detuvo y se le escapó un quejido. Aquella caminata no le había sentado nada bien a su espalda y cada paso la armadura iba pesando cada vez más.

Miró la torre, allá en lo alto y a punto estuvo de darse la vuelta.

No podía estar en un sitio llano, no. Malditas sean las brujas, los licántropos y todos los demás bichos vivientes.

No tuvo que separarse de los demás. Ya lo habían hecho por él así que sin moverse era el que más separado estaba.

Con un gruñido.... Bien, acabemos con esto de una vez. A ver si por una vez somos capaces de tener algo parecido a una formación y a una estrategia y no vamos cada uno por nuestra cuenta. A ver si os entra en la cabeza que juntos somos fuertes, débiles por separado.

Envy estaba bien, no sabia como tomar su estado de animo, no era que estaba feliz, pero no era triste, y su grupo aun se mantenia unido. Claro que de momento tambien estaba pensando un poco en como iria el combate ahora.

Habia mejorado ciertamente en el combate ella, aunque su magia era debil, aunque muchas veces util. Con lo cual invocando los conocimientos dados a ella por... vaya a saber que, pudo mencionar las palabras pertinentes y los movimientos de mano justos para invocar una armadura sobre ella que por un momento se vio como una armadura traslucida gris con un casco de lobo que cubria su cabeza, para luego desaparecer totalmente, quedando solo su proteccion.

Luego se dejo estar en un lugar hasta que Thokk quedo junto a ella, y le miro, ya que en los ultimos dias no habian estado muy cercanos ni podido hablar mucho. -¿Que tal te encuentras? Dejame ayudarte un poco con algo de proteccion- Le dijo mencionando la intencion de lanzar un conjuro sobre el.

Justo al comenzar el ascenso el caballero del cuervo hizo honor a su apellido caballeresco y llamó a su fiel compañero córvido.

- ¡Hurn, venid a mí, amigo mío!

Al momento un leve destello apareció en el cielo y a los pocos segundos se distinguió la figura del enorme cuervó. Planeando fue a posarse sobre el anterazo de Urik, anunciando su llegada con un par de graznidos dirigidosala cumbre a laque se dirigían.

- Es un placer vorver a veros. Tengo una nueva misión que daros. Volad sobre la cumbre y espiad a las brujas que allí moran. Advertidnos de todo peligro, pero no intervengáis, no quiero perders, pues lo más seguro es que tengáis que ayudadnos más tarde, en la lid que se avecina. Parte pues, Hurn.

Tras esto Hurn salió volando y poco a poco ascendió hasta más arriba que las ruinas para otear lo que allí acontecía.

Thokk se detuvo con el tiempo justo para evitar tropezar con Envy. Parpadeó mientras pensaba en que momento habría llegado a su lado para luego mirarle durante un largo instante a los ojos mientras se encogía de hombros. Con la mano que tenía libre, Thokk ser golpeó que hizo un ligero ruído metálico. Apartó un poco los harapos que llevaba cubriéndole el pecho dejando al descubierto una cota de mallas. 

A primera vista no era nada del otro mundo, cualquiera poco observador vería poco más que una vieja y sucia armadura de una calidad un algo mejor que las que se ven en la calle. Pero cuando prestabas más atención, podían apreciarse motivos elfos y, si quitabas la suciedad de las manchas de sangre y el polvo del camino podías darte cuenta de que no estaba hecha de hierro o acero. Era una pieza prácticamente única, no tanto por estar hecha de mithril o por haber sido hecha por un herrero elfo sino por su tamaño. Si era difícil encontrar una armadura así entre los humanos, era aún más difícil encontrar algo así forjada para un semiogro. 

Thokk la había llevado puesta todo el tiempo, gracias a la suciedad y a que había oculta bajo los harapos que llevaba como ropa ninguno de los presentes se había parado a mirar con más atención. - No lo necesito pequeña, aunque tal vez ella si que necesite que tu magia la proteja. - dijo el semiogro volviendo a colocar sus harapos de forma que ocultasen la armadura mientras señalaba con la cabeza a la joven sacerdotisa. 

Aceleré el paso y me mantuve cerca de la primera línea de ataque. Observé cómo se movían los demás. Seguramente Urik defendiera a Irina, pero en esos momentos Alese parecía ser la más vulnerable... Así que, sin esconder mis intenciones, me desplacé hasta quedarme con ella, caminando unos pasos por delante.

Envy mira atentamente la armadura que llevaba puesta el semi ogro, y abre un poco su boca en sorpresa, para luego sonreir. -Siempre traes un as bajo la manga ¿Verdad?-

Luego miro a donde le señalaba a Alese, y asintio. -Si, tienes razon, ahora vuelvo contigo- Y fue hasta la sacerdotisa, para ofrecerle su pequeña ayuda. 

-Alese, permiteme darte una mano con eso de no morir- Le dijo en broma, preparando para lanzar su conjuro sobre ella una ves le diera el visto bueno

La torra abrasada no es más que el cascarón de un edificio; sólo tres porciones de su alto muro exterior siguen alcanzando a duras penas los 5 metros de altura. Dentro de su perímetro, muros más bajos de unos 10' de alto, delinean las habitaciones de un antiguo edificio, aunque montones de escombros ocupan la mayor parte del espacio.