Que no nos veo. Bueno, a nadie. Ésa es mi duda.
Fssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss...
Qué rabia da mear en invierno contra una pared de Solaz.
sssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss...
Se te retraen los huevos de la paternidad a épocas infantiles.
ssssss... ssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss...
Y justo ahora, en este mal momento, divisan a los... ¡¿Cicatriz y Bastardo Rencoroso?! Vaya... es como si fuese...
Cosa del destino, se le corta la meada.
Fssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss...
Ahora sí, a la vejiga de Bethan se le quitan las ganas de evacuar.
ssssssssssssssssssssssssssss... Fssss... Fsssssssssss...
En nada se prepara para el combate. Ya casi está. Casi está. Casi. Un poco más. Ya. Se subió los pantalones y se bajó la cota. Y recogiendo la alabarda que había apoyado en la pared, Caratorcida recupera así el aspecto amenazante de un mercenario del Trueno feo y con los dientes amarillos y podridos. Esta vez la lucha es personal: esos dos gamberros habían asaltado carretas de provisiones hasta hartarse. Comida que hacía mucha falta en el estómago de Bethan pero que nunca llegaba al castillo. Y luego, claro, venían los racionamientos de Tanya y las caras largas.
Volvió a asomar desde el callejón y vigiló los movimientos de Sanguedor. En cuanto se pusiesen en movimiento, Bethan les seguiría a distancia.
Acción: Avanzar a caballo hacia el Oeste entre ambos edificios, junto a mi escudero, a un ritmo que puedan mantener los mercenarios que nos siguen (no necesariamente deprisa, no quiero cansarme ni cansar a mis hombres). Que Sanguedor y sus mercenarios avancen también hacia el Oeste por la calle en la que están (la de debajo)
Quiero que todos tengan órdenes de no tocar al Bastardo Rencoroso. Y si pueden, aunque haya otros enemigos, que concentren sus ataques en Cicatriz. Que lo rodeen si es posible y le golpeen todo lo que puedan. La única forma de acabar con él es cansarlo hasta que no pueda más.
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d20
Resultado: 12(+2)=14
- No os separéis de mí. - Ordenó Baltrigar a su escudero. Pese a todo lo que su familia había hecho, Baltrigar sentía cierto aprecio por aquel joven. Aun no había sido corrompido por la mala sangre de su familia. Quizá tenía salvación y un futuro prometedor. A lo mejor lo más sensato hubiera sido mantenerlo alejado de aquella batalla que Baltrigar casi consideraba perdida.
- Capitán. - Llamó al Mercenario. - Llevará a la mitad de los hombres. El resto vendrán conmigo. No es suficiente con acabar con Cicatriz... Todos los hombres de Kurst deben perecer. Que sepan quién manda en Solaz del Soldado. -
Meditó un par de segundos antes de añadir. - Que nadie toque al Bastardo Rencoroso. Ése es mío. -
Finalmente el día había llegado. No podía retrasarlo más. Sabía que tarde o temprano llegaría aquel momento. Minutos más tarde Baltrigar observó la calle prácticamente desierta a medida que su destrero avanzaba con paso tranquilo. El animal no piafó, estaba perfectamente entrenado y ni siquiera aquel tenso silencio que precedía a la tormenta de la batalla lograba alterarlo.
Sentimientos encontrados se acumulaban en el interior del caballero. Baltrigar tenía muy claro su deber. Ésta era la batalla definitiva. Había trabajado mucho y su misión estaba mucho más cerca de estar cumplida. Si perecía en aquellas calles, casi estaría hecho. Hace unas semanas no le hubiera importado morir bajo la estrella de la mañana del Caracortada. Eso cumpliría su propósito. Pero ahora, en el momento de la verdad, no estaba seguro. En el fondo quería sobrevivir, quería volver a ver a sus hijos y a su esposa. Poder dedicarles algunas palabras. Explicarles lo ocurrido y por qué había actuado como lo había hecho. Aquello no era justo. Desde el mismo momento en que su espada atravesó el pecho de Ser Hadder, incluso antes, ya sabía las dificultades a las que se enfrentaría. Pero su familia iba a estar a salvo. Así se lo habían prometido.
Le llamaban el Traidor. Había pasado de ser el Honesto a ser el Traidor en tan sólo un sólo día. Había pensado mucho en sus opciones y en el mejor de los casos eran escasas. Pero aunque sólo fuera por ver a su amada Clarissa, y a sus hijos un día más, Baltrigar sabía que debía y quería vivir.
No, Ser Baltrigar no pensaba dejarse matar. O al menos no pondría las cosas fáciles. Ya fuera Caster o mil demonios quien se le pusiera por delante. Esa noche la sangre iba a correr a raudales en Solaz del Soldado.
-Vosotros -dice Caster con voz suave hacia los desarrapados que le preceden-, a por esos de ahí delante. Si alguno piensa que es mejor volver a la taberna a emborracharse que piense que antes debe pasar por aquí, y ni ésta -murmura, agitando levemente su descomunal estrella de la mañana- ni yo, nos hemos despertado de humor hoy para cobardes.
Después señala al otro grupo de bandidos.
-Y vosotros, por la izquierda a buen paso. No tengo todo el jodido día. Recordad dos cosas: una, Kurst quiere sangre. Y dos, el traidor es mío.
-Si tenéis arcos, o algo parecido, es el momento de usarlos-dijo simplemente el bastardo como complemento a lo que ya había expresado Cicatriz. Estaba todo dicho. La sangre iba a correr por Solaz, aunque no era algo que él deseara especialmente. Pero era el momento de acabar con los malditos Lefford y apartarlos de su camino, de una vez y para siempre. Y éso incluía a todos aquellos que se pusieran en su camino.
Al menos, estaba equipado para presentar combate. Una buena armadura, un buen caballo... Y una espada. Ya era más de lo que tenía cuando se enfrentó a la muerte por primera vez, bastante más.
-Con un poco de suerte, en cuanto el enemigo esté descabezado, los mercenarios desaparecerán-meditó Haudrey, más para sí mismo que para otra persona.
Desenvaino la espada, empuño el escudo y me quedo a la espera. No me corre prisa para salir.
COMBATE ENTRE CICATRIZ Y EL TRAIDOR: PRIMER ASALTO.
- El destrero de Haudrey le da un bono de +1 en ataques a la carga.
¡¡¡COMIENZA EL SEGUNDO ASALTO!!!
http://pyromancers.com/media/view/main.swf?round_id=112089
Otra vez doble movimiento. Mi idea es meterme en el callejón para que la esquina de la casa impida cargar contra mí. ¿Sería posible o podrían cargar igualmente?
He puesto mi ficha sobre una casilla en la que parece que hay lo que podrían ser... ¿cinco cajas? Recolócame donde veas, porque por la cuadrícula no me podría poner junto a la pared sin invadir la casa.
Acción: descanso para recuperar el punto de fatiga. Tengo movimiento y tiempo de sobra.
Este asalto freno a mi caballo por completo y descanso para recuperar fatiga y dar tiempo a que la unidad de mercenarios que me siguen nos alcancen. (No pensaba que se fueran a quedar tan descolgados).
Tirada de iniciativa.
Me muevo hacia delante siguiendo a los bandidos, aunque a velocidad normal: no quiero fatigarme antes de encontrarme con alguien que va a caballo y no se fatiga.
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d20
Resultado: 19
COMBATE ENTRE CICATRIZ Y EL TRAIDOR: SEGUNDO ASALTO.
¡¡¡COMIENZA EL TERCER ASALTO!!!
No veo el movimiento de Cicatriz en el tablero (es decir, me sale aún a mi lado) y me interesa para seguirle.
Me echo a un lado* y ordeno a Hardinald que haga lo mismo mientras arengo a los mercenarios para que se dirijan a por los bandidos cruzando la plaza.
*Vamos, que me aparto y dejo pasar.
Pregunta: ¿Sanguedor se ha quedado quieto? ¡Cobarde!
Nota: esta acción está supeditada a que no vea de repente a una mole acorazada y gigante venir corriendo hacia mí... que en el mapa no lo he visto :D
- Tenía dos tableros iguales abiertos y he puesto el que no era.
Sigo a Cicatriz.
Descanso para recuperar fatiga.
COMBATE ENTRE CICATRIZ Y EL TRAIDOR: TERCER ASALTO.
¡¡¡COMIENZA EL CUARTO ASALTO!!!