Partida Rol por web

Tras bajar de la tarima, Nazarus se dirige hacia la zona de asientos. Una vez allí se queda mirando a C y acto seguido pulveriza a su oso con un movimiento que no alcanzáis a ver.

-Los objetos con apego emocional no están permitidos.- dice con tono duro. Extiende una mano, agarrándole por el cuello- Y cuando pido que mis cadetes cumplan una orden, aunque esta sea educada, espero una actuación rápida, eficaz y sin vacilación.- le espeta irritado trabando un directo contacto ocular. Se reúne con la Escuadra y suelta a C sin delicadeza alguna.- Ahora acompañadme, se supone que debo enseñaros las distintas dependencias de la Academia. 

Os dirige a un largo pasillo liso, en el que hay 5 puertas, todas alineadas en la misma pared.

-Estas serán vuestras nuevas habitaciones- dice con tono un poco menos irritado que antes- Creo que las habitaciones individuales serán más cómodas para vosotros, teniendo en cuenta la timidez de algunos. En ellas podréis encontrar todo lo que necesitéis, salvo la comida. Para nutriros tendréis que acudir al Comedor. Allí podréis estudiar a las otras escuadras y a los cadetes de Quinto curso, que se os unirán en unas semanas.- Os comenta mientras reanuda la marcha- En esa zona encontraréis además los bancos de trabajo, la zona de practicas comunes y vuestras puntuaciones, tanto individuales como las de la escuadra.- dice mientras llega a una habitación con largas mesas y una gran pantalla holográfica en mitad del aire, que se parece al comedor que acaba de describir.

En la pantalla podéis ver 6 pequeñas aves de fuego encerradas en una especie de jaula bajo el nombre de Cralegya. No os cuesta daros cuenta de que Nazarus hace una mueca mientras alza la mano y envía media docena de pequeños pájaros verdes que quedan encerrados en una jaula idéntica pero con Rossencraft en su identificador. 

-Estos son los Puntos de Victoria. Con ellos podréis conseguir más recursos, desde clases privadas con un profesor, información sobre otra escuadra a ventajas tácticas durante un enfrentamiento o acceso a planos especializados para los talleres. Estos puntos los obtendréis cumpliendo misiones, siendo hábiles en las clases y derrotando a otras escuadras- dice enfatizando este ultimo punto- Nuestra casa valora la victoria, la inteligencia y la táctica, así que confío en que mi elección de cadetes no haya sido desafortunada. Continuemos

Tras un pequeño paseo, llegáis a una sala con multitud de puertas y con una mujer de pelo azul eléctrico encerrada en un cilindro de cristal y conectada a una compleja maquinaria por un montón de cables. Nazarus se detiene un momento y la mira

-Esta es Eleonora, la Dama principal de esta parte de la Academia. Espero que entendáis lo que significa eso y sepáis explotarlo.- mientras cambia su mirada de la mujer a vosotros

Finalmente llegáis a una habitación cúbica de unos 100 metros de lado en la que encontráis un campo de escombros.

-Aquí es donde demostraréis vuestra valía, ¿Alguna pregunta antes de proceder a La Disputa?- dice

Durante un momento pensó en preguntarle a Nazarus si era necesario presentarse de esa forma, ya que el resto de sus compañeros lo estaban haciendo. Fue a abrir la boca cuando destrozó el oso de C casi con mirarlo. ¿A que venía ese odio por un objeto blandito?. Cuando Nazarus echó a andar se preocupó de que C fuera con ellos, si se quedaba añorando su peluche se quedaría atrás durante el primer día, y eso no era bueno.
Su mente siguió divagando y pronto se fue olvidando de la aparente dureza de aquel patriarca, su mundo acababa de expandirse, había mucho más, incluso un sitio para trabajar y para dormir diferentes.
Cuando llegaron a Eleonora se quedó boquiabierto, en los archivos había oído hablar de las Damas, su capacidad para coordinar y recordar era algo fuera de este mundo... y podrían tener una a su disposición, y a lo mejor hasta era más amable que Nazarus

Por fin llegaron a una habitación que casi parecía abierta, no eran los campos y ciudades de los hologramas, pero era lo más grande que había visto en persona.
El patriarca lanzó una pregunta, se le pasaron por la cabeza miles de preguntas que seguramente causarían su ira, pensó en dejar hablar a Eco, que parecía que se le daba bien pero entonces empezó a analizar el término disputa, tal y como lo coonocía. -"Disputa, escuadras, casas ¿vamos a tener combates reales? ¿Ahora mismo?"- pensó, siguió enlazando términos pero la visión de los escombros le terminó por absorber-¿Cuándo empezamos?- preguntó, su cara era un poema, se debatía entre la sorpresa y la misma excitación animal que mostraba antes, se había dado cuenta de que quizás el mismo se estuviera liando con tanta información, y de que en realidad se encontraba con ganas de perderse en aquella gran sala y gritar que era el rey de la colina encima de los escombros.

Eco se forzó a sí mismo a no dar un respingo cuando Nazarus, el poderoso Patriarca, desintegró el muñeco de peluche de un instante. Pero... si apenas lo había mirado. ¿Qué acababa de suceder en aquel lugar? 

Lejos de encontrarse seguro bajo la protección de un hombre tan imponente, Eco se sintió enormemente perturbado. Tragó saliva y aspiró aire fuertemente, tratando de serenarse mientras su rostro luchaba por dibujar una expresión de miedo o, como mínimo, incomodidad. Pero no quería parecer débil frente a Nazarus.

Sintió una mezcla de lástima y aprecio por su compañero más pequeño, que había sido víctima de la seriedad militar del patriarca. Al haberse presentado todos los demás, descartó posibilidades y supuso que debía tratarse del tal "C". Todavía no quería hacer suposiciones, disponía de muy poca información, por lo que trató de aparentar una formal indiferencia y mantuvo su posición firme.

Anduvo junto a Nazarus y sus otros compañeros en el trayecto donde les enseñó el lugar de sus nuevas habitaciones y las dependencias comunes de aquella academia. Observó con atención todo lo que le fue enseñado, y si tuvo una duda se la guardó para cuando el Patriarca les diese permiso para preguntar. Había estudiado un poco las jerarquías militares, y creía firmemente que ante un superior uno debía esperar a que le diesen permiso para hacer las cosas, o si no solicitarlo humildemente. 

No tardaron en llegar a la sala más grande que Eco había visto en su vida. Reprimiendo los impulsos de salir corriendo, agitando los brazos y saltando, se quedó en su sitio mientras Nazarus acababa de hablar. 

Todavía no quería hacer suposiciones, disponía de muy poca información, por lo que trató de aparentar una formal indiferencia y mantuvo su posición firme. Y entonces llegó, el turno de preguntas. 

Por pura cortesía esperó unos segundos, por si sus compañeros tenían algo que decir. Tras compartir Leonardo sus inquietudes con el resto, se sumó a la ronda de preguntas. 

- Patriarca - leve asentimiento con la cabeza, denotando que reconocía su autoridad - Tengo dudas sobre el tema de los Puntos de Victoria - un carraspeo, se preparó para mostrar sus inquietudes - Éstos parecían estar representados, en el panel, por pájaros enjaulados. Con el nombre de nuestra casa había 6. Para mejor desempeño de nuestras funciones como escuadra, me veo obligado a preguntarle. ¿Esos pájaros representan, pues, 6 puntos? ¿O quizá representan los miembros de la casa? Al principio me lo planteé, pero dado que somos 5 y había 6 pájaros me sobraba uno. Lo cual me lleva a la siguiente pregunta - parecía como si aquel niño hubiese estado pensando de nuevo en qué debía decir, era sorprendente su capacidad para ordenar sus pensamientos y construir discursos más elaborados de lo que se esperaría de un niño de su edad, pero ellos pertenecían a la Jurgand. No se podía esperar de ellos lo que se esperaba de niños normales - Como miembros de la escuadra de Rossencraft, ¿obtenemos los puntos como escuadra o de manera individual? En el caso de que se obtengan de manera personal, ¿estos puntos son personales e intransferibles? Porque cabría la posibilidad de que los cadetes se dieran puntos entre ellos, o que los comerciaran. 

Hizo una pausa, no quería parecer pesado pero se veía obligado a preguntar todo lo que le rondaba por la cabeza.

- De la misma manera, entiendo que estamos enfrentados a las otras escuadras, así que deberemos ocultarles nuestra información, y tratar nosotros de descubrir más de los demás al mismo tiempo. Asimismo me sumo a la inquietud de mi compañero, el cadete Leonardo, sobre la naturaleza de eso que ha mencionado: "La Disputa". 

Se mantuvo de nuevo firme, tratando de sostenerle la mirada al colosal hombre que los había traído hasta allí. En ese mismo momento, Eco se sentía como una pobre presa que trataba de negociar con su depredador. El aplastante peso del aura de Nazarus todavía alteraba al cadete, que hacía todo lo posible por mostrarse sereno. 

Pero una gota de sudor surcó su frente, hasta posarse sobre su ceja izquierda. 

Después de que un osito que se encontraba en unos de los asientos fuera volatilizado por el Patriarca de la casa Rossencraft, alguien que se encontraba cerca de allí fue agarrado por la pechera, reprendido y soltado en el suelo sin ningún cuidado. Aquel que se iba a encargar de ellos a partir de ahora parecía no ser, para nada, la figura maternal que encarnaba la Matriarca de Cralegya. Toda aquella escena le hizo rememorar a los hologramas de las guerras que había visto en su cubículo meses atrás... Aquella dureza y falta de tacto para con el sujeto le daban escalofríos, no quería tener un solo problema con el Patriarca, puesto que si fue capaz de hacer eso con un niño que no había hecho nada, ¿Qué haría cuando fallaran o hicieran algo indebido durante el entrenamiento?. Prefirió no pensar más en aquello, e intentar mantenerse sereno y seguir a Nazarus a donde quiera que fuera, y atender lo mejor posible para no llevarse una reprimenda como la que acababa de observar.

Comenzaron la andadura en la visita a las instalaciones, un pasillo con 5 habitaciones serían a partir de ahora el lugar donde pasaría la noche, sus antiguos cubículos pasarían a ser historia...

Con lo bien que estaba yo allí, adiós a la tranquilidad.- Pensó para sí mismo -. Aunque tal vez este cambio me sirva para bien, seguro que trabajando en equipo mis habilidades serán de utilidad y así creceré más a nivel personal y así...- en aquel momento dejó a medias el pensamiento que lo invadía y dirigió su mente hacia uno que acababa de surgir en aquel momento -. Supongo que dará igual el crecimiento personal y la utilidad... no me queda otra opción.- Tras darse cuenta de aquello sus ánimos decayeron durante unos minutos hasta que llegaron a una enorme sala con mesas y una enorme pantalla con lo que parecían pájaros.

¿Puntuaciones?, ¿personales y de escuadra? Aquello parecía más un concurso que una academia, aunque si había sido así desde siempre no habría más remedio que adaptarse y seguir adelante. Esperaba sinceramente que sus compañeros fueran tanto o más competentes que él para que así pudieran ganar puntos fácilmente y poder avanzar y superar a las otras escuadras, aunque probablemente no sería fácil.

Continuaron con la visita hasta llegar a una sala con un montón de puertas y una mujer encerrada en un cilindro de cristal y conectada por cables. ¿Estaría ahí por propia voluntad? Ella sí que estaba encerrada... en aquel momento el pequeño pensó que no tenía derecho a quejarse, si ella estaba ahí sería por algo, y si era tan importante como Nazarus decía tendrían que hacer todo lo posible por usarla de la forma correcta.

Acto seguido continuaron hasta un campo bastante grande... ¿Disputa? ¿En aquel momento? No les habían dado tiempo a adaptarse y ya les ponían pruebas, el pequeño comenzó a estirar mientras sus compañeros dirigían sus preguntas hacia el Patriarca...

Vaya con el tal Eco... parece ser un cerebrito, espero que sea tan bueno como parece.- pensó el joven mientras hacía crujir su anquilosada espalda, hacía una semana que no hacía más que vaguear... tenía mucho que ejercitar.

Nada más que añadir a lo preguntado por mi compañero, señor.- Si había sido capaz de volatilizar el osito de aquel pequeño solo por no presentarse, ¿que podría hacerle a él?, mejor contestarle, pensó.

Tras presentarse Pan descubrió al osito sentado en la silla... cerró fuerte los ojos, agitó la cabeza y los volvió a abrir, pero ahí seguía el osito... que compañero tan... raro... que... blandito y esponjoso... y se había quedado dormido en la silla, o tal vez tendría mucho miedo para levantarse... Pan también lo tenía.

Una sombra pasó a su lado sacándolo e sus ensoñaciones, era el patriarca que se acerco al osito, seguro que a despertarlo...

La boca de Pan se desencajó mientras los restos del oso se diseminaban por el lugar. Las piernas le flaquearon, la vista se le nubló... pero volvió a enfocarse cuando el patriarca sacó de la nada a un... un... ¿niño? y lo agarró por el cuello. Un pitido estalló en el oído del Pan, que lo ensordeció por momentos.

Tras la vuelta del patriarca trató de quedarse muy quieto y seguir al grupo, aunque no dejaba de mirar fugazmente al niño que acababa de aparecer.

Mientras duraba la visita por la academia, Pan trataba de adaptarse a caminar en línea recta, a las paredes tan lejanas, a esas puertas tan desagradables... Mientras caminaba seguía lanzándole miradas fugaces al niño salido de la nada (si es que no ha vuelto a desaparecer). Cuando finalizaron las complejas explicaciones del patriarca Pan se quedó muy callado deseando que el patriarca desapareciera repentinamente.

A Pan no le gusta... muchas cosas

El cadete estaba sumido en una situación confusa, estaba aterrado en su escondite tras haberse dado cuenta de que realmente tenía que ocupar un lugar entre todos aquellos niños que se reunían bajo los tres colosos. Como agravante se encontraba el hecho de que el patriarca que le inspiraba menos confianza era el que había pronunciado su letra, con lo que el tiempo que le tomó afrontar la situación se extendió hasta el punto en que ya era demasiado tarde.

Como salidos de la nada, tanto Nazarus como los cadetes que le seguían, se habían desplazado hasta la zona en la que se ocultaba. El sujeto “C” estaba situado de espaldas al asiento de manera que dejó de visualizar la escena durante un momento en lo que se mentalizaba de lo que ocurría, por lo que le fue completamente imposible no sorprenderse cuando volvió la cabeza de nuevo.

En cuanto se percató de su cercana presencia tiró fuerte de su capucha encogiéndose en el suelo con la esperanza de que pasara desapercibido, pero no tuvo esa suerte. Trató de echar un discreto vistazo  a través de un pequeño hueco entre la tela con los ojos a la altura del suelo, lo único que vio fue un enorme par de botas y una pequeña lluvia de material desconocido que había comenzado a descender tras escucharse algún tejido rasgarse.

Tras la curiosa escena, algo cálido le prendió del cuello con fuerza impidiéndole respirar con normalidad, alzándole por el aire hasta situarle en una posición completamente vulnerable a la vista de todos. La única respuesta por su parte fue echarse las manos al cuello de forma instintiva, pero al descubrir lo que ocurría, el resto de su cuerpo se quedó completamente lánguido colgando del poderoso brazo de Nazarus.

Tras la reprimenda, su mirada deparó primero en el asiento, donde yacían las cenizas del juguete esparcidas de una forma que sólo se podría definir como brutal. En segundo lugar, eclipsando completamente el hecho anterior a un acontecimiento carente de importancia y tras ser consciente del dolor provocado por el golpe al ser arrojado sin delicadeza alguna, deparó en el montón de miradas que se posaban en su persona.

Ojos, uno, dos, tres, cuatro, cinco, no podía contarlos. Todos parpadeaban y se movían sin control en sus cuencas, sus gestos faciales, el lenguaje corporal que denotaba la tensión que sufrían tras ver a lo que acababa de exponerse y en sus miradas podía verse gritando el miedo y la condescendencia con que todas aquellas pupilas se aferraban a su existencia.

Era evidente que aquella situación le resultaba incómoda hasta un punto en que podría considerarse un problema psicológico sin ninguna duda. Mirando en todas direcciones, la criatura lastimera gimió y se echó las manos a la cabeza para tirar de la capucha tratando de esconderse dentro, arrastrándose rápidamente a gatas hasta ocultarse de la vista de las otras dos escuadras tras uno de los asientos ovales cercanos.

En un instante, la presencia de aquel pequeño al que llamaban por lo que pudiera ser un código o inicial, “C”, se desvaneció cual holograma.

Tardó un par de segundos en recuperar la cadencia normal de su respiración, pero ésta vez no volvería a quedarse atrás. Seguía al patriarca de cerca por uno de los flancos de la hilera de cadetes a una distancia segura, separado del grupo atendiendo a todo lo que se decía, manteniéndose en una posición discreta en silencio.

Nazarus escuchó cuidadosamente las preguntas de los cadetes.

-Las otras escuadras serán vuestras principales enemigas durante este curso, Las clases apenas sirven para ganar puntos de victoria. Y si, las aves representan los puntos de victoria, obviamente- dijo tras haber escuchado todas las preguntas- Y son para toda la escuadra, por lo que debéis pensar cuidadosamente en que gastarlos. No obstante, para evitar discusiones, solo el líder o Domine puede decir cuando se gastan o no. Para eso es la Disputa, para decidir el Domine de la escuadra.- dijo a los cadetes- Este enfrentamiento tendrá lugar ahora mismo, y en él, lucharéis entre vosotros. El ultimo que quede en pie, tendrá el honor de dirigir a la escuadra. Confío en que os esforzaréis al máximo. Vuestras armas aparecerán cuando comience la lucha. 

El cadete escuchó con atención las dudas de sus compañeros, así como las contestaciones del patriarca desde una anodina retaguardia, donde sentía más seguridad.

En cuanto expuso el objetivo inmediato la cría, alerta, comenzó a analizar tanto el campo de batalla como la actitud y lenguaje corporal de sus ahora contrincantes. El liderazgo no estaba dentro de sus aspiraciones, pero a parte de lo que su sentido común le gritaba sobre decepcionar al patriarca, nunca tuvo buen perder, de todas formas siempre preferiría una prueba objetiva de este tipo a cualquier situación que implicara socializar.

Aquello era... emocionante. No habían pasado ni unos minutos desde que salieron de sus cubículos y ya estaban preparándose para un combate real, entre ellos, además el ganador sería el líder. A pesar de esto Nazarus ahora le resultó un poco menos agresivo que en su primera impresión.

Sin mediar más palabra dejó caer el guardapolvo y echó a andar en la gigantesca habitación, con una sonrisa en la boca, cuando encontró un puesto que le pareció adecuado se puso en una guardia relajada, con con los brazos junto a las caderas y la espalda recta, esperando que le lanzaran o se materializaran sus armas. Minetras lo hacía tuvo tiempo de pensar, ¿a que se refería con líder?, si era la cabeza representante no había problema, pero y si se refería al que dirigiría, igual esta no era la mejor forma de decidirlo entonces, si eran una escuadra deberían acordarlo para no tener tensiones. Se le ocurrió una manera de preguntarlo sin provocar al Patriarca, desde su posición dijo en voz alta, sin abandonar su guardia -¿Cuales son las funciones del Domine aparte de usar los puntos?-

A Pan le abandona todo el aire de sus pulmones, y en sus esfuerzos por volver a llenarlos, su rostro se torna levemente azul.

¿Combatir entre nosotros eh? No será fácil pero haré lo que sea posible.- El joven sonrió de medio lado mientras entraba en aquella enorme sala, ahora solo quedaba el pitido de salida...

Aunque la perspectiva de combatir ahora mismo contra los propios miembros de su escuadra se le antojaba complicada, Eco tuvo que aceptar que era un proceso necesario para escoger al que sería el líder del grupo. Si el método para escogerlo era ese, suponía que Nazarus esperaba que el líder fuese el más fuerte o el más astuto. 

Mientras caminaba un poco por la sala, para ponerse en una posición relativamente alejada de sus compañeros, observó el terreno y trató de elaborar un plan de ataque. 

- Estoy listo - afirmó nada más llegar. En su cabeza ya había formado varios planes e imaginado algunas situaciones. Sin embargo, la falta de información sobre las capacidades de sus compañeros le resultaba una gran desventaja.

-¡Venga! !A luchar!- bramó el Patriarca

En ese momento os dáis cuenta de que C no se encuentra en la sala, en algún momento del paseo por las dependencias de la Academia, se os perdió de vista

-PNJOTIZADO-

Jake estaba todavía en shock, así que se retiró prundentemente unos pasos hacia átras, dejando que sus compañeros comiencen el combate.

En ese momento Eco echaba de menos tener a mano las armas con las que se había entrenado. Ya tenía algún plan, pero primero quería medir la fuerza de sus oponentes. C había desaparecido, Jake estaba en shock, y Pan parecía tener algún que otro problema por el color de su cara. Todos ellos podían ser oponentes formidables, pero ahora Eco debía hacer frente a lo evidente. 

Se lanzó hacia Leonardo y, con un rápido movimiento, trató de propinarle una patada a media altura. 

Empezó el combate, la cosa empezó tranquilamente, parecía iba a tantearse. Al final Eco rompió el hielo y se lanzó a por él. Leonardo decidió no contenerse. Tras prever con éxito el ataque de su rival intentó dejarlo fuera de combate.

Perfecto. Eco anotó mentalmente todos los detalles que pudo mientras maniobraba en el aire, fallido su ataque, para apartarse de la trayectoria del contraataque de Leonardo. Iba a su cabeza, muy inteligente, pero tenía sus recursos. Dado que la habilidad de Leonardo era muy superior a la suya, sencillamente trataría de minimizar daños. Con que no le dejase inconsciente tenía suficiente.

El ataque lo tocó, pero no fue más duro que un puñetazo común. Eco flexionó las piernas y se apartó de Leonardo un pequeño salto. 

- Tú podrías luchar en el frente perfectamente - comentó el niño.