Partida Rol por web

Os encontráis ante las puertas del castillo Alvel. Hogar de los guerreros de la Llave-Espada. En este lugar se juró proteger Kingdom Hearts de manos indeseadas, así como los secretos que guarda. Es un mundo en equilibrio, pues el balance entre luz y oscuridad es perfecto.

Sabeis porque os encontrais aquí. En cierto momento de vuestra vida, una extraña arma llegó a vosotros en situaciones adversas. No sabeis porque, pero la invocasteis. Fue entonces cuando un hombre os encontró y os llevó a este mundo, diciendoos que al llegar lo entenderiais todo. Hasta entonces, no conociais nada del mundo exterior. 

Ese hombre, Ryurka, fué quien os trajo a todos aquí. Y quien se comprometió a explicaros porqué os encontrabais en una situación tan extraña. Por las apariencias, sabeis que todos vosotros sois de mundos diferentes. Era increible, pero necesario, el estar preparados para la explicación que no tenia pinta de ser... Fácil.

-Hum.... Estoy seguro que tendreis muchas preguntas. Pero vamos a ahorrarnos las molestias. Soy Ryurka, maestro del dominio de la Llave-Espada, un arma pensada para defender la luz. 

Extiende su mano derecha hacia delante y, sin esfuerzo, invoca un arma similar a la que teneis vosotros. Era una espada bastante grande, con el pomo azul y de hoja plateada. En su extremo, tenia unos alambres en forma de "llave" y una cadena en el pomo, con un llavero al final. La forma del llavero era un emblema un tanto peculiar, el cual también llevaba tatuado en el hombro derecho.

-Esto que acabo de invocar... Se parece a lo que vosotros invocasteis, verdad? Esto es una llave-espada. Y si estais aqui, es para enseñaros a como utilizarla. Vuestro destino ha sido sellado, desde el mismo momento en que esta arma os reconoció como portadores.

Ryurka clava su espada en el suelo. Poniendo ambas manos sobre la empuñadura, mira a los chicos.

-Hum... Veo jovenes capaces y prometedores... Escuchadme bien. Todo lo que conociais hasta ahora era solo algo muy pequeño en comparación con lo que existe. Os entrenareis para aprender a dominar vuestros poderes, y así hacer frente a la oscuridad de vuestro corazon. Pues la oscuridad, yace en todos nosotros... Y sucumbir a ella, supondria el final de vuestro ser. Pero no os preocupeis, para eso estais aquí.

-La Llave-Espada de Ryurka se desvanece en rayos de luz. Señalando el castillo que esta detras de él.

-Bienvenidos al castillo Alvel, hogar de los guerreros de la Llave-Espada.  Vereis que es una academia para novatos, así que habran mas muchachos como vosotros.

Kyura ya entendía parte de lo que les explicaba aquel hombre que se hacía llamar Ryurka. O más bien era seguramente el Maestro Ryurka.

Asentía en silencio mientras comprobaba que a su alrededor nadie era conocido. Como el que le encotró le había contado allí donde iba encontraría más gente de otros mundos.

Le costó de entender al principio que esto fuera posible, pues había crecido en un ambiente en el que solo se creía en que la raza humana era la única que prosperaba. Pero después de todo lo que pasó, tuvo que asumir que era así. Recordó por unos instantes lo que había ocurrido, siendo el tiempo suficiente para que un destello de tristeza cubriera sus ojos y tentara a sus sentimientos a exponerse. Pero esta posibilidad fué rechazada automáticamente por la mente dominada por el autocontrol de Hayato.

En cierto modo aquello de que hubiera varios mundos no era malo, ¿no? Ya que el suyo nunca había sido el ideal pues estaba sembrado por la guerra y que ahora probablemente había dejado de existir (y con ella toda la gente que lo habitaba...) esta realidad era bastante alagüeña, pues necesitaba donde vivir a partir de ese momento. Y el mundo en el que estaban ahora era idóneo.

Miró a su alrededor y jóvenes menores que él se encontraban a su alrededor. Parecía ser que también eran elegidos de la llave-espada. Una niña, mucho más pequeña que el resto, fue la que más llamó su atención y la miró con curiosidad. ¿Tan jóven y había sido elegida por aquella... consciencia superior?

De todas formas, no parecían ser los únicos llamados a ser aprendizes de aquel poder supremo o lo que fuera. Ser portador no era tan especial como creyó al principio.

Frente al grupo, una impresionante academia se alzaba con todo su esplendor. Cientos de alumnos la poblarían y todos serían como ellos. No eran "elegidos", sino uno más que se unía a aquel grupo. Aunque tampoco iba a quejarse. Al menos él seguía vivo, no como sus congeneres, que ahora...

Adelantó unos pasos y se dirigió al hombre que se plantaba ante ellos con semblante serio y decidido.

- ¿Y entonces qué debemos hacer ahora, Ryurka-sensei? - Le preguntó en su lengua natal, el japonés. Como el hombre había hablado en esa lengua suponía que los demás portadores entendían el idioma. Se preguntaba como sería esto posible... Ah, y había olvidado presentarse. - Mi nombre es cabo Kyura Hayato, escuadrón tercero de infantería de Tokyo.

Lo primero que sentí al llegar al nuevo mundo es que un resplandor me cegaba completamente haciendome daño en los ojos, suelto un grito involuntario a la vez que me tapaba los ojos para acostumbrarme a la inmensa cantidad de luz.Cuando veo que me acostumbro voy abriendolos lentamente veo que me encuentro en un paraje bastante iluminado  y verde, aunque era un verde diferente al que conocia, bueno, todos los colores eran diferentes eran como mas....vivos.... le resultaba extraño.

Observo a a los otros chicos y chicas que hay cerca mio, algunos son mas mayores que yo y otros mas jovenes, el hombre llamado Ryurka nos explica mas o menos el funcionamiento del arma que hice aparecer y lo que era y finalmente señala la academia donde estudiariamos, suelto un gemido, odiaba la escuela solo significaba una cosa, normas,normas y mas normas...!oh y examenes¡

Noto que todavia me sangra algunos de los cortes que tengo, aunque la verdad, estaba cubierto de ellos asi que uno mas que uno menos  poco importaba, ya cuando pudiese  me lavaria las heridas.

Al fin habíamos llegado al lugar donde Ryurka indico que se nos entrenaría. Debo admitir que estaba contenta, emocionada y quizá rallando la histeria, yo, una portadora de Keyblade, no sabía lo que significaba, pero sinceramente el arma ya había dado la talla en una ocasión, y quizá en el futuro y con la debida preparación volvería a hacerlo. “Quien sabe”, sinceramente yo no, y por lo que había hablado con Kora por el camino ella tampoco.

Llevaba años estudiando la magia y sintiéndome un poco tonta por no ser capaz de usarla y ahora pasaba esto, me sentía como si llevase toda la vida jugando con cerillas y lamentándome por no saber usarlas y de repente descubriese lo que era un lanzallamas.

Mi vista pasó por la gente reunida, habia cuatro chicos, probablemente con el mismo poder que nosotras, aunque, quien lo sabía a ciencia cierta en estos momentos, y tan solo dos chicas, a entender, mi prima Kora y yo, tal vez fuese por algo que las dos mujeres perteneciamos al mismo planeta, o tal vez no se, era por algo mas oscuro, o luminoso, o… “mejor no hacer conjeturas por ahora”

Bueno, yo me llamo Faile, y como Kyura ha comentado, me gustaría saber que tenemos que hacer ahora, es decir, bueno, ¿como controlamos la oscuridad y desarrollamos el poder y todo eso? ¿Cuándo empezamos? ¿Viviremos aquí? – La verdad es que tenía millones de preguntas, pero era mejor hacer solo una o dos y ya llevaba cuatro antes de conseguir callarme.

Bueno.- terminé volviendome hacia el resto e inclinandome en ademan de disculpa. Encantada…

Me dispuse al lado de las otras cinco personas y frente a Ryurka, no sabia que estaba haciendo allí, era un mundo nuevo, siempre había soñado en ello, en viajar por los mundos descubriendo y haciendo nuevos amigos. Allí estaba, al lado de aquellas personas, que estaban en gran potencia de ser grandes amigos míos, eso me entusiasmó y sonreí de oreja a oreja.

Pero volvamos al principio, que estaba haciendo allí? Que había pasado? No recordaba nada... todo era borroso, recordaba estar con alguien, que en ese preciso instante era para mí desconocido pero algo me decía que había sido una persona muy importante en mi vida, recuerdo unas sombras, negras y muy rápidas rodeándonos y como una enorme luz brotó de mi interior al ver a mi compañero en peligro, entonces algo apareció en mis manos. Era por eso que estaba allí? Que era aquella espada en forma de llave? Para que sirve? 

Escucho el pequeño discurso del hombre, me había respondido algunas de mi preguntas más necesarias, ahora faltaba volver a tener mis recuerdos, sin ellos una persona se siente vacía, ojala nadie lo sufra nunca, era como si mi alma no pudiera conectar con mi yo pasado, era extraño y complicado de entender.

Después del discurso hablaron algunos de mis "compañeros" iniciando una presentación de cada uno, por lo que me dispuse ha hacerla yo también, pero mi terca estupidez y timidez casi no me dejó pronunciar palabra:

- Ho...Ho...Hola, yo... me llamo...Escazi, e-e-encantado de conoceros-los colores suben por mis mejillas- se-seremos grandes a-amigos-muestro mi más sutil sonrisa.

-Oh, no jovencitos... Esto no es tan facil como os creeis. Primero, que podamos hablar todos la misma lengua, no deja de recordarnos que los mundos estan conectados. Aunque no creo que deba ser eso una preocupación en un momento como este. Segundo, controlar la oscuridad? No me hagas reir muchacha. Eso no puede controlarse. La luz y la oscuridad son eternas. Una no puede convivir sin la otra, bien eso es cierto. Pero debe haber un equilibrio entre las fuerzas. Un corazón fuerte, es un corazon en equilibrio. 

Ryurka se queda mirando a los jovenes.

-Veo que algunos tienen mas mano con el trato que otros... -En especial, fija su mirada en los jovenes que aun no se dignaban a presentarse.

-Bien, no todo el mundo arranca con la misma fuerza... Os advierto, que seais elegidos puede ser un don, pero también una maldicion. No todo el mundo puede sobrellevar la carga que supone esta llave... Pero eso me encargaré yo de juzgarlo. Quizas aun tengais muchas preguntas que hacerme...

- El equilibrio es la clave, entonces... - Murmuró para si mismo. Ni la luz ni la oscuridad eran buenos caminos. Creía entenderlo. Creía...

Asintió al hombre cuando él explicaba todo lo que debían saber. Miró a los demás chicos con aprobación, parecían buenas personas, incluidos aquellos que no habían hablado aún, y se dio cuenta de que uno estaba herido. Lo miró y luego se dirigió al Maestro, que seguía plantado ante ellos.

- Ryurka-sensei, antes que nada... uno de los portadores está herido. Parecen heridas leves pero deberían de ser tratadas. Si infectan será mucho peor. - Le preocupaba el estado del chico, aunque su gesto seguía siendo frío. Además no hablaba y temía que estuviera afectado por lo sucedido y no hubiera aceptado aún lo que pasaba.

¿Quizás en su mundo había pasado lo mismo que en el suyo?

Oigo cada uno de las palabras que dice el viejo, sin embargo hay algunos puntos en los que no estoy de acuerdo pero no iba a expresarlo en voz alta ya me las apañaria yo solo, como siempre, salto de nuevo cuando uno de los chicos que se ha presentado dice que estoy  herido y que necesito que me curen las heridas.

--- No necesito atención medica, ya sé curaran solas- mascullo entre dientes quitandoles importancia..

En esos momentos, tras escuchar la explicación del hombre que les entrenará, lo único que pasa por su cabeza es volverse fuerte. Vigilante en cada segundo, cuando ve que alguno de los allí presentes le mira, fuerza una sonrisa semi-sesgada. Al oír las ultimas palabras de Ryurka solo una pregunta se le ocurrió.

-Soy Juris, ¿Cuando empezaremos a entrenar?

-Entrenar? Primero tendreis que demostrarme de lo que sois capaces...

-Hace aparecer su llave espada y la coge al vuelo.

-Vamos a comprobar si realmente teneis el derecho de estar aquí. -Se pone en una posicion de combate algo extraña, con la espada encima del hombro y ladeando su cuerpo.

-Atacadme los 6 a la vez. Quiero ver vuestras habilidades. Os advierto que no suelo contenerme... Por mucho tiempo.

Sonrio, si el viejo queria luchar, asi seria

Perdona si me equivoco es mi primera tirada ^^

Estaba muy asustada a la vez que expectante, deseaba estar allí y sabía que de algún modo debía estar sin embargo intentaba articular palabras sin éxito, la voz se limitaba a crearse en mi cabeza pero no se desplazaba.

Me agarre al jersey de mi prima en busca de seguridad y no la solté hasta que el viejo hizo aparecer una llave gigante del mismo modo que había aparecido en mi mano el día del experimento fallido.

Miré a mi prima y su confianza me inspiro, él quería que le atacáramos y a mí me sobraba la energía.