Partida Rol por web

Oyes una voz en tu cabeza.

-Kenjoou, debes volver a la sede de la organización inmediatamente, tengo algo importante que mostrarte. No hagas preguntas y ven hacia Deep Drive, la ciudad del Mundo Inexistente. Aprisa, no queda tiempo!

--- Ja, a sido sencillo, esa mierda de mole de oscuridad no podia conmigo para nada- digo con aire de suficiencia y sonrio, tenia algunas heridas pero eran meros rasguños comparados con otras heridas mas graves, me giro hacia los demas cuando veo como una de las chicas a caido incosciente y en vez de socorrerla me quedo mirandola levantando una ceja- ¿en serio se ha cansado ya? Vaya birria, sí esta cansada por esto no vale la pena que siga viva sí tiene que enfrentarse a esas cosas de nuevo...

Tras un momento para recobrar el aliento, Kenjoou se levanta y dirigiéndose al grup les dice: Bueno, ahora que hemos acabado con la sombra es hora de que os lleve a la torre de mi maestro Yen Sid... De repente se queda callada con la mirada perdida, y cuando vuelve en si pone una cara de preocupacion que es dificil de ignorar.
Me temo que vais a tener que continuar vuestro viaje solos. Recordad, id a la torre de Yen Sid, alli estaréis seguros Acto seguido invoca un portal oscuro y se marcha, rezando por que nos les pase nada mas y consigan llegar sanos y salvos a la torre

Noche Eterna. Un nombre perfecto. Una definición perfecta de soledad, de vacío, de crudeza.

La llave espada se desvanece en una oscura espiral de sombras que mis ojos observan sin reaccionar. El grito del monstruo todavía resuena en mis oídos, como si viniera de muy lejos. La luz del amanecer no alcanza el lugar donde me encuentro, si es que todavía puede decirse que estoy en algún lugar real. Oigo cómo la desconocida de pelo plateado pronuncia sonidos, pero soy incapaz de identificarlos.

Simplemente, siento que me desvanezco, mientras mis fuerzas me abandonan, perdiéndome en la oscuridad.

Con un ruido seco, mi cuerpo se precipita nuevamente hacia el suelo, sin ninguna conciencia que lo sostenga.

-¿Estoy... muerta?- No, no es posible. Mi propio pensamiento ya es una prueba de mi propia existencia... ¿o no lo es?

No hay nada a mi alrededor, solo sombras, solo vacío. -Mi cuerpo... existe- Existe, pero en un lugar incierto, que ni siquiera sé si es real o solo una alucinación de mi mente enfebrecida. Siento miedo, pero no hay forma de esconderse, no hay forma de ocultarse en ese vacío absoluto.

¿Cómo medir el tiempo en un lugar así? No sé si transcurren horas o segundos desde mi despertar hasta que una voz desconocida interrumpe la corriente de pensamientos deshilachados que cruzan mi mente como fragmentos de humo.

-¿Princesa?- Nada ni nadie hace acto de presencia, ni como hablante ni como receptor de las palabras. -¿Se refiere... a mí? ¿Yo tengo... miedo?

Sí, estoy aterrada. Tengo miedo de descubrir la verdad, y de no descubrirla nunca. Miedo de estar sola, y miedo del resto del mundo. Comienzo a temblar y caigo al suelo, cubriéndome el rostro con los brazos y tapándome los oídos. Y aun así, soy incapaz de aislarme de las insidiosas afirmaciones de esa voz que llega hasta mí desde ninguna parte.

-Pero yo ni siquiera sé... cuál es mi naturaleza- ¿Puede ser acaso esta nada? ¿Esta oscuridad? ¿Esta infinita explanada de negrura? ¿O por el contrario es algo totalmente diferente? Me muerdo los labios, mientras lucho contra un irrefrenable deseo de chillar. Quiero que esa voz se calle, pero tengo miedo de quedarme sola en este lugar.

-Yo... no sé... lo que temo- las palabras suben a mis labios para ser pronunciadas en un susurro apenas consciente -Ni siquiera... sé... quién soy- contraigo mi cuerpo todavía más, tratando de hacerme pequeña e insignificante. Tratando de protegerme de un miedo primigenio que soy incapaz de definir. -Solo quiero... dormir... en paz.

No me digno ni siquiera en mirar a Yume, sino que me dirijo hacia Kenjoou  la miro mientras se desvanece por el portal.

---Otra que nos abandona, en fin...- digo mientras vuelvo a mirar a Ansem y le digo sin tapujos- ¿ Tu eres el dueño de la ciudad? Ya podrias recompensarnos por acabar con eso para que no destruya la ciudad, ademas, he de decir que vuestras carceles son una birria, ha sido bastante sencillo escaparme del lugar en el que estaba encerrado

Ansem se sorprende por las palabras del chico, mas no le quita razon por ello.

-En primer lugar, te pido disculpas por el torpe trato de mis subordinados, muchacho. Y en segundo, no tengo mucho mas que ofrecerte que las gracias por proteger el lugar. Pero tengo algo que podria ayudaros a todos a descubrir un poco mas que es lo que esta pasando. 

Ansem se acerca a Rin, y le da un papel con unos números escritos en el.

-Estas son las coordenadas de un lugar en el plano interdimensional. ¿Sorprendidos de que lo sepa? Nada es lo que parece jovenes, mis estudios me han llevado a comprender cosas que ningu8n humano corriente podria. Sea como fuere, digamos que alli reside un viejo conocido, del cual podreis confiar mas que ningun otro, y sobretodo, es la persona mas indicada para guiaros en esta cruzada, pues me temo que no puedo daros mas ayuda que esta...

Una vez mas, agradeceros lo que habeis hecho. Vergel Radiante, y un servidor, no lo olvidaran. Por cierto, necesitais descanso, asi que os prepararé una cómoda estancia en la posada que se encuentra a la vuelta de la plaza. Y para cuando esa chica de negro se recupere, decidle que Yen Sid tiene la respuesta. Ella sabra a que me refiero y lo entenderá en su momento...

Dilan, es hora de irnos.

Sin decir nada mas, Ansem se retira. Dilan le acompaña, aun sorprendido de la fuerza de esos extraños jovenes. 

Amanecía, el sol empezaba a asomarse, dando paso a la luz matinal que tanta esperanza brindaba a los corazones de la gente. Aun y asi, vosotros seguiais estando exhaustos, y aun teniais el problema de Yume, la cual seguia inconsciente. y Kenjoou recien os habia dejado a solas. Muy a vuestro pesar, decidiis que no es buen momento de partir, y os trasladais a la primera posada que encontrais, cargando con Yume.

Llegas sin mucho problema a Deep Drive, la ciudad en la penumbra del mundo inexistente, aun sin saber que buscas. A pesar de que la voz que te llamaba te resultaba familiar, desconocias las razones, y eso te hacia sospechar. 

Acabas llegando al corazón de la ciudad, una plaza en medio de todo, con un gran rascacielos en el centro. No ves a nadie en la plaza, pero aun sin saber muy bien porque, decides mirar en lo alto del rascacielos. Allí arriba, ves a alguien con la túnica negra característica de la organización, pero está usando la capucha, asi que no puedes distinguir quien de sus miembros es. Asi mismo, tu también decides bajarte la capucha e invocar a tu llave-espada, por lo que pudiera pasar. 

Oyes unos pasos que se aproximan hacia ti, pero no ves a nada ni a nadie. El miedo sigue apoderandose de ti, pero solo hasta que le ves. Un chico con el pelo negro, ojos amarillentos muy intensos que parecen intentar penetrar en tu mente, y una sonrisa que te proporciona una extraña confianza ante el. Aun no entiendes del todo porque, pero poco a poco el miedo va desapareciendo, y es como si una parte de ti se tranquilizara por la presencia del joven, quien te tiende la mano.

-Se puede saber que es lo que hace aquí tirada, princesa? Se va a ensuciar... -el joven te muestra una gran sonrisa.

Cuando miras a tu alrededor, muy sorprendida, te das cuenta de que sigue habiendo esa oscuridad, pero que los dos os encontrais sobre una extraña arena blanca, la cual forma un trozo de tierra, cual isla flotante, con un pequeño sendero que lleva hacia una gran puerta blanca.

Kenjoou espera unos momentos para ver si el desconocido decide actuar primero, pero, pasados unos segundos, se da cuenta que va a tener que ser ella la que de el primer paso, por lo que, pese al cansancio que siente, kenjoou avanza hacia el rascacielos y comienza a subir hacia la azotea de este tan rápido como sus piernas se lo permiten, al mismo tiemp oque un escalofrío recorre su espalda, pues no cree que en su estado actual pueda luchar si la situacion lo requiere

---Pues la verdad es que no, pero bueno, espero que no se repita eso- digo con cierto aire de suficiencia mientras cojo el papel y leo las coordenadas, cuando se va el viejo desvanezco la llave espada y me guardo el papel- Bah, estoy cansado y paso de ir de un lugar a otro, así que venga Juris, carga con la chica y vamonos....

Sin girarme para ofrecerme ayuda voy a la posada que nos han asignado, una vez dentro, subo a mi habitación a descansar despues de un largo combate...

Alzo la cabeza con incomprensión al oír los pasos -Esos iris son... dorados...- Casi sin darme cuenta, llevo una mano hacia mi ojo derecho, consciente de su similitud con los del desconocido que se acerca. Como en tantas otras ocasiones, no sabría decir si le conozco o no, porque no recuerdo nada en absoluto. Y sin embargo, su presencia es levemente reconfortante. Por lo menos ya no estoy sola, condenada a la oscuridad y al vacío...

Porque tampoco el vacío se sigue presentando como tal. Descubro que hay suelo bajo mis pies, y una puerta a lo lejos. -No... lo entiendo. ¿Qué clase de... lugar... es este? ¿Por qué... me está sonriendo?- Observo la curvatura de sus labios con una mezcla de incomprensión y sorpresa, antes de decidirme a apoyarme en la mano que me tiende e incorporarme.

-¿Princesa?- la palabra surge casi con un tartamudeo -¿Quién... eres? ¿Qué es... todo esto?- miro a mi alrededor, dejando escapar el contacto lo más pronto posible, antes de añadir casi susurrando. -¿Sabes... quién soy?

El encapuchado observa como subes hasta la azotea. Se da cuenta de tus jadeos, y sabe por tu aspecto que has luchado recientemente.

-Asi que, has venido. No tienes buen aspecto... -Suelta a modo de mofa. -Aquí es donde empezó todo... Lo recuerdas?

El silencio se hace, pero a los escasos segundos, vuelve a desvanecerse.

-Claro, se me habia olvidado de que los incorporeos no podemos sentir... Pero si recordar. Aun puedo verlo como si fuera ayer, y no puedo explicar el porque puedo recordarlo... Mi época como humano. Las sensaciones, el sentir alivio, tranquilidad, dolor... Amor... No he olvidado nada. Que me dices de ti? Lo recuerdaS?

El chico es pálido como la blanca arena que pisabas. Aun a tu lado, te coje con suavidad la mano que se tocaba el ojo derecho.

-Si, princesa. Mis ojos son los mismos que el vuestro. ¿Os sorprende? -Sonrie y te suelta la mano.

-Claro que se quien sois. Y vos también, al igual que sabeis quien soy yo... Pero vos misma os encerrais en este mundo, sin querer afrontar vuestro destino. Estamos inmersos en vuestros pensamientos, en vuestra mente. Esto no es sino un reflejo de la voluntad de la que careceis ahora mismo. Vuestra mente esta hecha picadillo, y vos sois la unica responsable de eso...

El chico parece calmarse después de hablar.

-Pero no debeis preocuparos. Os juré lealtad eterna y que os protegeria, pasara lo que pasara. Y eso hare. Es por eso que estoy aquí, encerrado en vuestros recuerdos yacientes y fragmentados... 

El chico de repente desaparece de tu lado. Cuando decides buscarlo, notas que algo te esta tocando la espalda. Es el chico, que ahora estaba apoyado espalda contra espalda, de nuevo junto a ti.

-Kuro. Podeis llamarme asi, mi princesa.

Intentando ganar algo de tiempo para así poder recuperar fuerzas, Kenjoou decide darle conversación al encapuchado: Claro que lo recuerdo... como olvidar todo lo que una vez fui... aunque ya no quede gran cosa. De todas maneras, para que me has llamado, ¿solo para mantener una charla sobre nuestros sentimientos? Tengo cosas que hacer y me estas haciendo perder el tiempo...

Al acabar el combate Kora dejó caer su llave-espada, siguendola con una rodilla y dejando que por primera vez el dolor de las heridas tomara toda su consciencia por unos segundos, los que Yume le permitió antes de desplomarse.

Las palabras de Rin se perdieron en la noche, el horror por ver otra baja pasar ante sus ojos hizo que Kora se repusiera y saliese corriendo a socorrer a Yume, su marcha fue torpe y terminó cayendo de rodillas al lado de la chica a la que, por algún extraño motivo, sus manos no se atrevieron a tocar y permanecieron a escasos milímetros decidiéndose si acariciarla, zarandearla o simplemente ayudarla a levantarse. Todo parecía inútil.

No fue hasta que Ansem les dio, por fin, algún tipo de información que podían seguir para comprender que se cocía detrás de toda la pudredumbre de los maestros, los hombres con capuchas y la chica de los cabellos plateados, asi como la extraña ignorancia de su pasado de la chica que tenía a su lado.

Y por primera vez, escuchó a Rin y dejó que Juris cargara a la joven mientras ella se retiraba para recoger los objetos que habían aparecido del cuerpo deshecho de las sombras.

El encapuchado se rie, mofandose de tu comentario.

-Ya me gustaria que asi fuera. Si te has olvidado hasta de mi, dudo mucho que te acuerdes de tu pasado, Kenjoou... O deberia decir, Luhn. La verdad, es que me ha costado encontrarte... No me esperaba que tu incorporeo fuera una mujer... Eso me lo ha puesto mas dificil. Pero, al fin, he dado contigo.

El individuo se acerca poco a poco a ti, caminando despacio.

-Vamos, es la hora de despertar de este sueño.

Aunque el isntinto le dice que debe huir de ahi, Kenjoou no se mueve, pues las palabras de ese hombre han despertado su curiosidad
¿Quien....quien es Lunh? pregunta, al mismo tiempo que deja caer su llave espada

El encapuchado se acerca mas, hasta llegar a situarse justo delante de ti. La capucha aun le tapa el rostro por completo, pero su mera presencia te incomoda. El te tiende la mano, en pos de que se la agarres.

-Ven conmigo, quiero mostrarte algo.

Ignorando ya completamente su instinto, Kenjoou extiende su mano y agarra la del encapuchado, con la esperanza de encontrar las respuestas para todas las cosas que le ha dicho