Partida Rol por web

Vuestro siguiente destino era un mundo fuera de lo normal. No pertenecía ni al reino de la luz ni al reino de la oscuridad. Se trataba de Villa Crepúsculo, una ciudad que vivía en el eterno sol del ocaso. 

Pudisteis abrir un portal dimensional sin problemas y la travesía fue mas amena de lo que esperabais. Tras salir por el otro extremo del sendero, lo primero que veis es una gran plaza, rodeada de edificios. Nada de especial. Era una ciudad normal y corriente. Gente vestida como vosotros, quizás menos formales, a gusto de todos.

Había unos raíles por el suelo de la plazoleta que indicaba que por allí circulaba algún tipo de vehículo. Mas para vuestra sorpresa, os encontráis que un tranvía venia de cara hacia vosotros. Estabais justo en medio de las vias. El maquinista hace parar el tranvia en seco, con la casualidad de vuestro lado. Había llegado a su parada, la estación de ferrocarriles de Villa Crepúsculo, la cual estaba siendo anunciada por el mismo maquinista.

Os fijáis en el edificio mas emblemático, un gran campanario situado en un extremo de la plazoleta. Cuando la gente del tranvía baja y se dirige hacia las puertas de dicha construcción, poco tardáis en deducir de que es la estación de trenes de la ciudad.

Ansem os había dicho que para llegar a la torre del hechicero era necesario coger un tren que os llevaría hacia allí. Por tanto, vais hacia la estación.

Una vez dentro, tras preguntar y mirar horarios, no veis ningún tren que lleve a ninguna torre, es mas, la gente de por allí parecía que no sabia de que torre hablabais.

El nuevo mundo parecia claramente apacible y bastante normal, la verdad es que se agradecia el ocaso que estaban teniendo en aquellos momentos ya que vergel Radiante habia sido un mundo demasiado "luminoso" para mi gusto, pero bueno, estaban en aquel mundo por aquel que segun le habian contado " tenia todas las respuestas a sus preguntas" ese tal Yen Sid, así que nos pusimos de acuerdo en ir a la torre para hablar con él.

Para mi frustación, al parecer el viaje no iba a ser tan sencillo, la gente del lugar se empeñaba en decir que no habia ningun tren ni ninguna torre hasta el punto que habia estado amenazando con quien preguntaba, sin exito en absoluto.

--- Esto es una broma de mal gusto, ese Viejo de Ansem nos a timado bien aquí no hay ninguna torre ni nadie llamado Yen Sid- digo malhumorado mientras me toqueteo la bufanda que adquirí en el anterior mundo del muchacho pelirojo- Estoy por irme de vuelta a Vergel y darle una paliza por mentiroso...

Escupiendo insultos cada vez mas imaginativos ( es curioso el extenso vocabulario y la bonita imaginación que tenia para esas cosas...) me interno un poco mas en la estación  para despejarme y dar una vuelta.

-Es bonito- Es un pensamiento extraño. O, como mínimo, era uno al que no estoy acostumbrada. Sin embargo, es cierto que hay algo emotivo en ese mundo. Los colores rojizos del cielo, el ambiente apacible y cálido... todo parece aunarse para conferir a ese lugar una apariencia dulce que resuena en el interior de mi pecho como no lo había hecho nada hasta ahora. De alguna forma, me siento bien aquí.

Sin embargo, es a Yen Sid a quien tenemos que buscar. Hemos venido con un objetivo definido. El puede ayudarme... o ayudarnos, ayudarnos a todos. ¿Pero cómo encontrarle? ¿Cómo se encuentra a una persona que nadie conoce? Rin protesta y lanza insultos. Yo simplemente puedo mirar las vías del tren donde, de alguna manera, se estrellan mis esperanzas de encontrar mi pasado. ¿Y ahora qué?

Al cabo de unos segundos, me vuelvo hacia Kora y pregunto simplemente -¿Y qué hacemos... ahora?

- Encontrarle. - responde Kora con naturalidad, incluso con un tinte divertido en su voz a juego con la ligera sonrisa infantil que no podía evitar mantener en los labios. - Seguir con el plan.

Dedicó una mirada al horizonte, hacia los puntos más alejados de dentro la estación, a un lado y a otro, buscando sin realmente mirar, como si por arte de magia ese gesto pudiese aligerar el regreso de Rin.

- Protestará mucho, pero no creo que realmente desconfíe de la palabra de Ansem. - siguió su linea de pensamientos en voz alta.

Luego miró a Faile por el rabillo del ojo, acentuando su sonrisa, tornándola algo pilla - Tendremos que pensar como un mago: Inspeccionar paredes, relojes, librerías ... - Dejó la enumeración a medio hacer para repetir su búsqueda insistente del regreso de Rin, esta vez incluso se subió sobre las puntas de sus dedos - ... callejones, sobretodo callejones cerrados.

La emoción del juego de la búsqueda del tesoro, de resolver el puzzle del mago que ella misma había determinado que existía, por un momento incluso borró todo mal recuerdo físico y emocional del horror que les había acompañado los últimos días.

- ¡Tu! - se giró con un ímpetu mal controlado hacia el nuevo - Has dicho que era tu maestro. Yen Sid. -puntualizó- ¿No sabes dónde está, o, más concretamente, cómo llegar?

Al llegar a Villa Crepúsculo me invade un sentimiento de nostalgia y felicidad, mientras miro alrededor y veo los edificios en los que solía comprar materiales, el tranvía en el que me montaba para dar una vuelta, los niños jugando por la plaza... parecía que en ese mundo nada cambiase nunca.

Mi ensoñación se ve interrumpida por el chico moreno, que de repente empieza a soltar insultos al aire, y, justo cuando voy a preguntarle a la chicha que tengo al lado que si sabe que le pasa a ese, esta se vuelve bruscamente hacia mi y me pregunta sobre Yen Sid y como llegar a la torre:
Jejeje, tranquila, a la torre de mi maestro se llega mediante un tren especial que sale de la estación. Por suerte esta muy cerca, asi que si nos ponemos en marcha, calculo que llegaremos a ella en un satiamén
Empiezo a andar en direccion a la estación, cuando me giro hacia la muchacha y la digo: - Por cierto, puedes llamarme Lunh, al mismo tiempo que esbozo una sonrisa sincera y amistosa.

AL llegar a este nuevo mundo y verlo todo tan tranquilo, no puedo evitar el ponerme nostalgico. Habia pasado ya mucho tiempo desde que dejé mi hogar, mi mundo... No me habia casi ni dado cuenta de todo lo que habia pasado en estos últimos meses.

Me golpeo la cara con ambas manos para espabilarme. miro a mi alrededor para contemplar lo que parecia ser una plaza. El rojo atardecer se cernía sobre nosotros. Era posible que oscureciera pronto, eso en caso de que el sol se moviera en algún momento.

-Bien, será mejor ponernos en marcha. Lunh dices que te llamas? Yo soy Juris. Y ellos son Kora, Yume, Faile y... -Miro algo a desgana a mi "supuesto" compañero, quien ya estaba haciendo niñerias de nuevo. -Él es Rin.

Lo miro de nuevo, me resulta extrañamente familiar...

-Oye, no nos habremos conocido en algún otro momento? Me resultas familiar... Como si hubieramos luchado codo con codo...

Era una sensación extraña. No le conozco, pero me resulta conocido...

Lunh os indicó el camino hacia la estación. Estaba justo delante vuestro, pero no se os hubiera pasado por la cabeza el hecho de ir en tren hasta la torre del hechicero.  Cuando entrais en la estación, uno de los trabajadores, posiblemente un revisor por su vestimenta, insta en que los pasajeros deben subir al tren con premura.

Podíais ver varios trenes estacionados en las vias, algunos preparando motores y otros en reposo, y la gente de aquí para allá, sin querer perderlos. Aunque habia uno en concreto que destacaba del resto.

Era un tren azul, con motivos en forma de estrella y una extraña locomotora que simulaba el gorro de un curioso mago, acabado en punta y lleno de motivos lunares. Para vuestra incomprension, nadie se fijaba o estaba esperando a ese tren, más bien las personas actuaban como si no estuviera allí.

Lunh os indica el camino hacia el tren, tal y como recordaba de cuando iba de visita a casa de su mentor. Al situaros delante del mismo, este abre sus puertas, dejandoos entrar en su interior. Parecia como si estuviera esperando vuestra llegada, pues al poco de subiros todos, las puertas se cerraron y el tren empezó su viaje.

Unas cuantas horas habian trascurrido de viaje, aunque si fuera por la posición del sol, aún en su ocaso, no lo habriais imaginado. Es entonces cuando un repentino cambio de paisaje os llama a todos la atención menos a Lunh, quien ya se esperaba lo que iba a suceder. De repente, todo cuanto veis se torna oscuro, como un cielo estrellado iluminado por los planetas y la luna.

Era dificil de creer lo que contemplais al asomaros por las ventanas. El tren recorría unas vías espectrales a través del basto cielo nocturno, sin ver ni un pedacito de tierra en ningún lugar. Solo nubes de colores que iban moviendose a un ritmo lento y brillos lejanos que os recordaban totalmente a una noche estrellada.

Al poco es cuando lo podíais ver en la lejania. una alta torre erguida en medio de un pedacito de isla flotando en el inmenso cielo. El tren se dirijía hacia allí directo como si de una flecha se tratara, a una velocidad de vértigo, pero curiosamente no notabais el efecto de tal velocidad dentro del vagón, es más, si no fuera porque desde la ventana podía apreciarse dicha velocidad, os parecería que estabais parados.

El tren llega hasta la isleta flotante, y al repostar abre sus puertas, lentamente. Al fin os encontrabais ante los aposentos del gran maestro.

---Menudo tren...- digo a modo de respuesta mientras entro en el lugar y me siento en uno de los asientos que hay con vistas a las afueras, cuando entramos todos el tren comienza a ir hacia un lugar indefinido, la misteriosa guarido del maestro de Lunh, le observo durante unos intentes de reojo para que no se  note, habiamos cambiado mucho de integrantes en el equipo y comenzaba asentirse un poco cansado de ver tantas " caritas amigables" .

Subitamente, el paisaje cambia mostrando un lugar completamente distinto, una única torre se alzaba en mitad de la nada sobre un cielo estrellado, he de admitir que es bonito el lugar, sencillo y discreto ante todo; cuando me doy cuenta que estoy mirando la torre con la cara de sombro cual crio, sacudo para tener mi expresión de siempre.

---Pues ya hemos llegado, ya era hora- digo saliendo del tren y caminando hacia la torre- Venga, andando, no tengo todo el dia. 

Kora siguió a Lunh torpemente, despistándose más de una vez a pesar de ser un camino bastante recto, sin embargo, tuvo de volver a dar con el grupo tres o cuatro veces. Su paso se había tornado más rápido del normal y habitual y aquello la hacía adelantarse sin darse cuenta, por ello, finalmente decidió agarrarse a la espalda del jersey de su prima y caminar tras sus pasos aunque la urgencia que se había apoderado de ella la desquiciara.

Y, sin embargo, al llegar al tren sus pies se pararon en seco, su mano perdió fuerza volviendo a caer al lado de su cuerpo y su cabeza empezó a alzarse para llevar su vista hasta la punta del gorro que adornaba el tren. Boquiabierta y con la mirada fija en ese sombrero de mago empezó a caminar hacia el interior del tren hasta que su instinto le exigió mirar al frente.

Una vez en el interior del tren, exploró todo lo que se cruzaba en su campo de visión, corrió arriba y abajo frenética, extrayendo energía de la nada. Adoraba los trenes y jamás había entendido porqué en su mundo eran tan poco frecuentes, y, en cambio, los barcos abundaban.

Cambió de sitio varias veces, observando el exterior, creando artificialmente la puesta y la salida del sol estirando y encogiendo su cuello, pasando de una ventana a otra. Disfrutó el viaje como si jamás hubiese abandonado su mundo.

Y, sin embargo, cuando el tren se adentro en el espacio su nueva realidad volvió a golpearle en los morros y su sonrisa se apagó, aunque aquel lugar le parecía lo más bello que hubiese visto jamás.

Apartó la mirada para posarla en Lunh, abrió y cerró los labios un par de veces queriendo preguntar si ya habían llegado pero no consiguió articular palabra, y aquella situación, nueva para ella, se clavó como una espina, diminuta pero perpetua, en su corazón. Casi como si se tratara de un acto reflejo ante el estimulo de sentimientos encontrados, dejó que su mirada pasara de largo del chico nuevo y buscase a Rin.

Necesitó parpadear un par de veces para asegurarse de lo que estaba viendo “¿sonríe?” se preguntó aun escéptica de lo que sus ojos le transmitían “¿Rin?”. Y no fue hasta que el chico habló que Kora cayó en la cuenta de que había dejado de respirar. Agitó su cabeza, alargó sus piernas y saltó del asiento.

- Sí, vayamos pasando. Tengo muchísisma curiosidad por conocer a tu maestro, Lunh. ¿Cómo es? – preguntó apretando el paso para ponerse a su lado. Y una vez recuperó el paso tendió su mano a Yume, estirándola tras su espalda, esperando que entendiera ese gesto.

Como de costumbre, el viaje pasa sin ningún problema o sorpresa, lo que me permite concentrarme en mis nuevos compañeros. Puedo ver en ellos el nerviosismo y la sorpresa que yo también experimente la primera vez que hice el viaje. Sin embargo, a pesar de estas observaciones, una parte de mi cerebro se prepara para la conversación con el maestro Yen-Sid, pues tengo varias preguntas que necesitan respuesta.

Al llegar a la torre, dejo que el grupo salga primero del tren, para así darles tiempo a que echen un vistazo alrededor, pero, al oír al muchacho que llaman Rin no puedo contener el impulso: Eh, asegúrate de comportarte con mas respeto delante de Yen-Sid, no quiero oír como le insultas o te metes con el

Mientras cierro la puerta del tren, oigo como una de las chicas me pregunta que como es el maestro, me quedo un rato pensando, intentando pensar una definición que le haga justicia. ¿Que como es.... mmm? Mi experiencia me ha demostrado que es una persona muy compasiva, pero con la suficiente determinación para hacer las cosas que sean necesarias para mantener la oscuridad a raya. También, y considero que es lo mas importante, es una de las personas mas sabias que he conocido en mis viajes.

Avanzamos un poco, y llegamos a la gran puerta, cuando me paro un momento, y, girándome, les digo: Hasta que lleguemos a la sala del maestro, lo mejor será que no nos separemos, estas escaleras, cuando quieren, pueden ser un verdadero dolor de muelas A continuación, abro la puerta y entro en la torre que considero mi hogar.

Os adentrasteis siguiendo las indicaciones de Lunh, quien con gusto y facilidad os guio a traves de la gran torre del hechicero. Nos os pareció un gran lugar a simple vista, pero todo cambió cuando vuestros pasos os llevaron hacia las escaleras traicioneras.

Estas escaleras, mas que cualquier otro objeto inerte del lugar, sin duda alguna, estaban vivas. Se movian a voluntad propia, y cambiaban de forma y estructura. Tal es así que podian verse los innumerables caminos que formaban dentro de aquel enorme espacio.

Entonces os percatasteis todos. Era enorme. Habia muchisimo espacio, tanto como para que pudiera construirse un pueblo entero. Y al mirar hacia arriba, el oscuro cielo estrellado se abria paso ante las columnatas de piedra que ascendian sin final.

Seguisteis subiendo y subiendo por aquel espacio tan grande. Atravesando portales que os llevaban a otro lado de las escaleras, subiendo del reves, en vertical, en diagonal... Era facilisimo perderse por allí sin poder encontrar el acceso a la cúpula de la torre, en donde residia el hechicero. Pero Lunh, el muchacho sabia por donde ir y por donde pisar, y sin problema alguno, os guió hasta lo más alto de los aposentos del hechicero.

Al llegar allí, la puerta que guardaba el despacho de Yen sid pareció abrirse sola, dejandoos entrar. Fue entonces cuando le visteis. Un hombre mayor, con una tunica azul y un sombrero picudo con motivos estelares, así como una gran barba gris que le llegaba hasta el estomago. Sentado en su trono, delante de una simple mesa de madera, con un gran libro abierto y mirando hacia la entrada, como si esperara a que entrarais.

El anciano os ve al entrar, haciendoos gestos con la mano para indicaros que no os detuvierais en la entrada.

-Ah... Lunh, veo que vas en buena compañia. Los jóvenes aprendices de Ryurka... Pasad, estaba esperando vuestra llegada.

Cuando entrais todos en el despacho, el mago hace un movimiento simple y tranquilo con la mano, y acto seguido, la puerta se cierra con suavidad. Después de eso se queda mirando por un momento a Yume fijamente.

-Vuestro camino no ha sido facil, puede verse en vuestros ojos. No creo que hagan falta las presentaciones. Escucharé con mucho gusto todo lo que veniis a decir.

-Tren... nubes... torre... escaleras...- ¿Es solo extraño para mí, o acaso ellos están también sorprendidos? El mundo del atardecer rojizo se desvanece sin ninguna explicación, para enviarnos a esa extraña isla flotante en medio de un vasto cielo de estrellas. El edificio que se alza en medio es alto y curvado, como si fuera a caerse de un momento a otro... y sin embargo se mantiene en pie. -Es frío...

Casi en un gesto automático, tomo la mano de Kora y la sigo sus pasos como si fuera un perro atado por una correa. Mi mente permanece en blanco en ese lugar, muda, sin que ningún recuerdo sea atraído por ese paisaje desolado. Por unos segundos, desearía poder volver al otro lugar, y quedarme dormida bajo los rayos del Crepúsculo, pero la chica gatuna tira de mí hacia delante, casi sin darse cuenta.

Y una vez que hemos ascendido por las escaleras, que se quebraban, ascendiendo y descendiendo como pensamientos esquivos, llegamos a la presencia del Maestro Yen Sid, cuyos ojos se clavan en los míos, que casi ni parpadean. -¿Qué puedes leer en ellos?... ¿Qué hay en ellos... de mí?- Deseo abrir la boca para preguntarle, pero su presencia me impone demasiado, y me obliga a cerrar mis labios como si temiera que mis escasos recuerdos escaparan por mi boca.

Lentamente, casi sin darme cuenta, mi mirada se desliza hacia el suelo hasta quedarse clavada en las puntas de mis pies, escapando de la visión de ese hombre desconocido que, por alguna razón, me atemoriza, como si fuera demasiado grande. Y simplemente, permanezco inmóvil, esperando que sean mis compañeros los que hablen por sus propios problemas.

La andada hacia el despacho del hechicero fue un autentico infiernos, las escaleras eran un lio y parece ser que hacian lo que le venian en gana, lo cual era excelente para defenderse de los enemigos pero a mi me irritaba sobremanera, así que cunado llegé ante Yen Sid no estaba de humor

---Muy bien mi tiempo es valioso y el tuyo tambien viejo,asi desembucha ¿quienes son los tipos de negro que mataron a Rasheltex?¿Y quien es el tipo de la máscara?¿que era lo que iba a contarnos Rasheltex que no pudo hacerlo en ciudad de Paso?- digo con brusquedad

Como una hilera de polluelos y un ganso rebelde avanzamos por las escaleras, siguiendo de cerca a la único que conocía ese lugar de antemano, y que, gracias a ello no perdimos milenios en ese laberinto de escaleras.

Kora había cerrado con suavidad sus dedos sobre la mano de Yume, encajando a la perfección, con tanta naturalidad que parecía que sus manos hubiesen sido esculpidas para agarrase, e incluso olvidó que ella se encontraba al otro extremo de su brazo, moviéndose como si se trata de una prolongación de sí misma.

Quizás por ello se sorprendió cuando la mirada del maestro se clavó a su lado, y se sobresaltó apartando su cuerpo de algo que no había percibido. Al girar su cabeza acompañando la mirada del maestro se sonrojó al descubrir a Yume y se mosqueó consigo misma por haber olvidado la importancia de esa visita para la chica de la bufanda roja.

Una vez más Rin focalizó la atención de Kora, y seguramente la de todos los presentes, con sus impertinencias y abruptos haceres. 

- Gracias por recibirnos Maestro...Mago -dudó -Yen Sid. - enlazó a Rin con la esperanza de amortiguar su carta de presentación - Lo que Rin quiere decir es que muchos nos han señalado el camino hasta aquí. Y muchos han parecido impedirlo. - apretó la mano de Yume animándola a destensarse, recordándole que no estaba sola.

No repitió, ni siquiera para adornarlas, las palabras de Rin. Volviendo a sentir como su corazón se recogía en un puño al oír el nombre de Rasheltex.

Instintivamente ante el dolor guardó su mano libre en el bolsillo de su chaqueta gatuna.

Yen sid se sorprende ante la peculiaridad que tiene el joven para expresar sus sentimientos, pero hace amago de su imposición para calmarlo. Alza las dos manos al aire,  y haciendo movimientos verticales, dando a entender que se calmara. Al ver que los animos habían menguado su ferocidad, el maestro empieza a hablar.

- Sé bien que ahora mismo estais desorientados, Rin Okumura. Pero me temo que aún no tengo todas las respuestas...

Se mesa su frondosa barba gris y cierra los ojos, pensativo, aunque acto seguido se pone a ha bn lar de nnuevo,  mirando a los muchachos.

-El equilibrio entre la luz y la oscuridad se ve perturbado por una extraña fuerza que se opone a los principios de los mundos. Sigo muy de cerca los devenires de la luz y de la oscuridad, y puedo notar un desequilibrio hacia la oscuridad.  Alguien o algo lo ha provocado... Aquellos a los que mencionais, los seres vestidos con túnicas negras como la misma noche, y encapuchados sin rostro visible son algo especiales. Los incorporeos son, pero no existen. Carecen de sentimientos, así como de corazón,  y buscaran la manera de conseguir uno, aunque deban arrebatarselo a alguien a la fuerza... Sin embargo, son seres incompletos. Tu mismo, Lunh, deberias de guardar los recuerdos de cuando fuistes aquella mujer en la que te volviste al perder tu corazón,  Kenjoou.

En cuanto al joven enmascarado... No puedo decir con exactitud que sea lo mismo... El es un engendro nacido de la más profunda negatividad del corazón... No es alguien al que debais subestimar... Ni el maestro Xehanort le pudo hacer frente... Algo que me parece insolito, pues hablamos del maestro más poderoso activo actualmente. Rasheltex... Ha sido una gran perdida... 

El hechicero hace una pausa en sus palabras, esperando a que asimileis la información. 

-¡NO! - gritó Kora apretando con fuerza ambos puños, cerrando uno hasta clavar sus uñas en su palma, deshaciendo el contacto con Yume al apretar el otro y sentir su mano en el interior.

El mago había dado mucha información, y, sin embargo, Kora solo parecía haber escuchado lo último, aquello que no había asimilado y que su corazón se negaba ha hacerlo - ¡Mentira! - explotó con lágrimas en los ojos en la pataleta propia de la niña que era y ya no era a la vez.

Su cuerpo empezó a temblar y sus pies sintieron la necesidad de salir corriendo, quebrada por aquella extirpación de la esperanza sin anestesia ni bisturí.

Corrió hasta la puerta y frente a ella palpó su dibujo histéricamente buscando como abrirla.
- No... No es verdad... Te encontraré...te encontraré... - murmuró con un hilo de voz entre sollozos luchando por mantenerse en pie a pesar de que sus rodillas flaqueaban.

Se queda mirando a Kora,  con su cara habitual.

-Parece que Ryurka no tuvo tiempo a adiestraros por completo... Un ser nunca desaparece por completo, joven Kora. Rasheltex... No puedo percibir su presencia, pero tampoco ha muerto. Su corazón se ha desvanecido, y seguramente haya ido a Kingdom Hearts... O lo tengan cautivo aquellos a los que os enfrentareis. Cuando un corazón abandona su cuerpo y se va al reino de los corazones, nace un sincorazon. Oscuridad en su estado mas puro. Pero también se abandona el cascaron que antes fuera el cuerpo, vacio. Este mismo se convierte en un incorporeo. Si el sincorazon y el incorporeo de una persona son destruidos por una llave espada, el ser original volverá al lugar donde se separó. Si ese es el caso, podremos recuperar al maestro Rasheltex y acabar con los enemigos de la luz. El equilibrio debe restaurarse, y para ello necesitamos a todos los maestros de la llave espada.

Hace una pausa para dejar que la chica se tranquilice, y continua.

-Como elegidos de la llave espada, es vuestro deber reestablecer ese equilibrio. Debeis encontrar al maestro Xehanort, acabar con el sincorazon y el incorporeo de Rasheltex, y reunirlos aquí.  Yo me encargaré de comunicarles las nuevas a Ryurka y Eraqus, así como a sus pupilos. Contareis con su ayuda para arreglar esto.