Partida Rol por web

Un suspiro quedo es todo cuanto expreso Togo-sama. Sus ojos se desviaron a los de Chomei, mientras cerraba el abanico y lo apoyaba en su mejilla derecha. Chomei le devolvio el gesto, y se aparto, yendo a por Kashira-sama.

-Vamos. El se encargara. +murmuro en tono quedo, retirandose contigo por la puerta lateral, como si volviera a su habitacion. No obstante, una vez estuvieron afuera empezo a girar en torno al edificio central, desandando sin saberlo el mismo camino que ustedes hace pocos minutos.+ Esto es un problema sin duda. Quien mas lo ha visto?+pregunto entre dientes mientras caminaban.

Setsuko acompañó a su maestro y caminando tras suyo como hablándole al oído le comentó:

Bayushi-san, Daidoji-san quien iba con su criada Suzue,  Kuni-san, y yo... vimos la escena tras hablar de la extraña ausencia del Ide y de su comportamiento inapropiado con la criada, fuimos a sus aposentos para hablarle y ... bueno, he pedido que no toquen nada, para que cuando ustedes lleguen tengan una idea exacta de lo que encontramos.

El sensei Bayushi y la Shosuro regresan muy pronto, apurando el paso, por el mismo camino que el grupo siguiera desde el lateral. Togo-sama no se ve feliz.

La mirada que dirige a la escena es severa. Se ha respetado el pedido de la Shosuro, y nadie ha entrado al cuarto, ni tocado nada. Con ojos escutadores, el Escorpion examina la escena, esquivando la sangre de un ligero salto, para meterse en el cuarto. Usa uno de los apagados candelabros para mover un poco las pertenencias del difunto, y finalmente, con algun esfuerzo, darle vuelta sin tocarlo.

Su aspecto de frente es mucho menos agradable del que nunca tuviera en vida. Tiene la cara abierta en una expresion agonica, y una gran herida que corre desde el hombro izquierdo hasta el vientre. Todo entremedio ha sido abierto y expuesto, tanto huesos como entrañas. El golpe sin duda fue brutal.

-Esto no tiene gran misterio.+murmura+ Una katana o arma de hoja muy grande. ¿Estas de acuerdo, Kuni-san?

 Por el cielo santo. alcanzó a decir La joven Setsuko antes de caer, pues al ver la dantesca escena palidece,  - afortunadamente no entró a la habitación porque hubiera caído al lado del difunto- su peso se triplica y un vacío que desde el estomago nace y como un torbellino sube por la cabeza hace que se nuble su visión y que su delicado cuerpo como una hoja en otoño caiga  al suelo del corredor. 

La visión consiguió perturbar a Junichiro, a pesar de que no era el primer cadáver que veía. Pero se esperaba algo de poca importancia, un corte en la garganta o una puñalada en el pecho, no semejante muestra de salvajismo. Sin duda había sido un golpe poderoso, dado por alguien con fuerza. Sintió como se le revolvía el estómago y apartó la vista de la escena.

Durante su entrenamiento, Higetora había visto de manera clínica varios restos y entrañas de diversas y apestosas criaturas siervas de Jigoku. Sin embargo, fuera del ambiente aséptico del laboratorio de su viejo sensei, las entrañas quedaban fuera de lugar. Frunció el ceño, incómodo sin saber bien por qué, y ligeramente molesto ante su propia incomodidad.

Intentó centrarse en la parte clínica, sin mucho éxito. No era lo mismo sin una mesa adecuada, herramientas adecuadas, iluminación adecuada, y la guía de su sensei. Aún así, se aventuró a hablar.

-Creo que esta en lo cierto, si.

En eso llega Kashira-sama, acompañado de Doji-sama y un par de bushis. Estos se quedan atras para que nadie se aproxime, mientras los dos notables se adelantan a ver la escena. El daimyo da muestra de su temple al observar impasible, pero Doji se lleva la mano a la boca y aparta la vista de inmediato.

Terrible...+es cuanto comenta Kashira-sama+... esto es... no tengo palabras. Togo-dono, ...

-No necesita decir nada. Lo entiendo. Otra vez, parece algo hecho simplemente con la intencion de perjudicaros, y nada mas.

Se yergue, dejando el candil a un lado.

-Como con el desafortunado Iuchi-kun, no hay señales evidentes. El agresor uso un arma larga. El tamaño de la herida, y la ausencia de huellas cercanas al cuerpo, indican que mantenia su distancia cuando descargo el golpe mortal. Tambien que fue rapido. He observado que los guardias estan muy cerca, sin embargo ninguno esta aqui ahora. No debieron de oir nada. Tampoco falta nada en las pertenencias de Ide-san, a menos a simple vista...

Mira entonces a los jovenes.

-Alguno tiene otra cosa que acotar?

Había encabezado la comitiva en busca  de las personas faltantes, sus pasos eran más rápidos que el resto a pesar del ajustado kimono que no daba chance a muy largas zancadas, aunque sus pequeños pies tampoco  estaban diseñados para movimientos bruscos y rápidos, sino para el vaivén sublime, cual pétalo de cerezo a merced del viento, pero estos mismos pasos fueron menos seguros a medida que se acercaba al cuarto de aquel hombre, tragó saliva y por el soslayo del ojo buscó la aprobación de su amo, o algún gesto en él que le indicara que se detuviera,pero al no recibirlo, se arma de valor, soltando un suspiro ahogado, y avanzó hasta esa puerta donde antes ya había entrado en medio de gran aflicción.  Sin embargo se detendría de golpe al ver aquella marca de sangre en la puerta corredera, sus ojos se abrieron enormemente y contuvo el aliento, de sus labios carnosos no salió gritito alguno, sino una indicación vacilante de su mano trémula.

Aquel gesto fue el inicio de otro evento de sangre, ella se quedó más atrás, dejando que el resto de los superiores entraran y observaran la escena dantesca en la que se había convertido esa habitación, Suzue dio unos pasos hacia atrás, y quedó con la espalda pegada a la pared, y se deslizó ligeramente por esta, sus piernas habían fallado y su cuerpo se dobló. La mano de la joven se colocó sobre su pecho y oscuros recuerdos llegaron a ella, por unos segundos pensó que encontrarían en esa habitación bandidos como los que se la llevaron, y eso le quitó el aliento, sin embargo no fue así, la habitación estaba abandonada y el aliento de la muerte llegó hasta donde la jovecita, acariciando sus mejillas, como  si reconociera lo que le pertenece...

Desde su posición vería la mano de aquel hombre, sobre un charco que por la oscuridad era negro, pero la luz de la luna que se colaba por la ventana de corredera se reflejaba sobre la lisa superficie acuosa de su vida derramada. Tragó saliva y no supo si acercarse, por su cabeza ideas pasaron, y claro, no quedó ajena esa idea, no podía ser, sin embargo...

Debía hablar con él, a solas, con suma urgencia. Suzue recobró el aliento y la postura correcta de su cuerpo, sin despegarse de la pared, respirando con profundidad, casi sintiendo el aroma metálico de la sangre mezclado con un aroma más ocre, seguramente de las vísceras abiertas de par en par, como escuchó murmurar adentro.

Junichiro estaba perdido. No sabía que pensar. ¿Estaban intentando sabotear a los Gorrión, o es que alguien tenía algo en contra de los Unicornio?

Otra idea se formó en su mente. Las víctimas, hasta ahora, habían estado todas relacionadas con Suzue, y tal vez fuesen a por él ahora. Pero tampoco tenía mucho sentido. Aparte de él, el Iuchi y el Bayushi, nadie más conocía a la joven, y no se le ocurría ningún motivo para que alguien fuese matando a los que tenían relación con ella. Era una idea descartable.

Y no obstante seguía teniendo dudas.

Mordió  su labio inferior, sus dientes blancos perfilaron la carnecita de su boca, mientras sus ojos se abrían mucho, estaba tensa, a pesar de haber recuperado la postura formal de siempre, ahora estaba realmente tensa puesto que en su cabeza diversas ideas iban y venían de un lado al otro, los nexos que vinculaban ya a ambas muertes se iban haciendo evidentes y apuntaban en dos direcciones, que no necesariamente se excluían, pero ¿por qué?, ese era el asunto ¿cual era a razón?, pero si su idea era cierta, su actual protector podría estar en peligro. El corazón de la jovencita se aceleró y sin darse cuenta ya estaba en el dintel de la puerta, apoyada, y con su mano  en el aire, intentando llamar la atención de su amo, solo necesitaba que se girara hacia ella para poder conversar si él lo deseaba claro. 

Sólo había un problema, que la nueva posición que Suzue había tomado le permitía ver por completo el cadáver de aquel hombre, pero sólo pudo ver su cara desencajada, y la piel blanca como un tazón de eche, y debió la mirada hacia un costado, respiró dos veces, y miró de nuevo aquel cuerpo, la posición de este,  la cara cualquier cosa que indicara si había sido un ataque sorpresa o, por el contrario, había existido lucha. Suzue se separó del dintel de la puerta y observó los detalles, ¿habría lucha? ¿por donde entró el asesino?. Tragó saliva y pensó en que haría, primero la ventana para examinarla, en busca de alguna pista, luego observaría el cuerpo abierto,  buscando en sus gestos o posición muestras de haber logrado defenderse. El asesino pudo ser una sombra en la noche, o... por el contrario, un conocido... Un problema sólo había había, existía mucha gente en esa habitación, y ninguno de ellos casi podría escuchar sus peticiones. Pero por desgracia no podía entrar, los bushis estaban en el camino.

- No se que más añadir; estoy tan desconcertado como vos. Samas, si me disculpan...

No quería seguir allí, así que se dio media vuelta y se encontró de frente con Suzue; parecía que la joven quería hablar con él. Le hizo un gesto para que le siguiera, y se alejó de aquella escena truculenta.

- Supongo que esto elimina al Ide de la lista de sospechosos... -murmuró
 

No hay huellas dentro del cuarto, por lo que ves. Los tatamis desde luego no dejan registro de marcas, y donde la sangre mancha esta limpio. Es logica la conclusion de Bayushi-sama, de que fue con algun arma grande y larga, algo que el atacante no tuvo que aproximarse. 

Por otro lado,notas que la puerta esta algo mal. Parece no encajar bien en las lineas de la madera, como si no fuera correcta. Eso fue la causa de que Daidoji-sama tuviera algun problema para abrirla, ya que nada la trababa desde dentro.

Deseaba poder acercarse más, pero no podía, la joven se encogió de hombros, preocupada, y notaría la seña de su amo, ella apenas asintió ligeramente pero algo llamó su atención, la puerta, no estaba completamente encajada o algo extraño tenía,  buscó por eso la mirada de su amo, y espero que se acercara a ella, mientras la joven se agachaba buscando algo en la puerta, en los bordes  de la corredera o algo que explicara la razón por el que esa puerta no encajaba.

- mi... mi señor...- habló en un susurro apenas y le indicó la puerta, era mejor que él descubriera lo que fuera que estaba en esa puerta, y se puso de pie, para darle paso a su amo para que examinara ese sitio.

Se giró cuando oyó a Suzue dirigirse a él

- ¿Ocurre algo?

Parecía que la heimin había visto algo en la puerta, aunque no podía figurarse el que, así que la examinó con atención

Se agachó junto a él, y le susurró muy suavemente, lo más cerca de él, intentando que el resto no escuchara, para que no la sacaran de ahí o no tomaran en cuenta lo que fuera que había en esa puerta- mi.. señor, mirad... la puerta parece no encajar como corresponde, por eso no pudo abrirla, mire...  - le señalaba la puerta, y luego la juntura de la puerta con el carril de madera donde estaba encajada.